Está en la página 1de 5

Primer Misterio Glorioso: La Resurrección del Señor

Evangelio de San Mateo 28, 26: «Y he aquí que se produjo un gran terremoto,
pues un ángel del Señor descendió del Cielo y, acercándose, removió la piedra y
se sentó sobre ella. Llenos de miedo, los guardias se aterrorizaron y se quedaron
como muertos. El ángel tomó la palabra y dijo a las mujeres: No temáis vosotras;
ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, porque ha resucitado,
como había dicho». Palabra de Dios

Señor muchas veces te busco y no logro encontrarte, porque quizás sin darme
cuenta te he buscado en los lugares equivocados. Mi Fe se recubre de miedos
que no me permiten verte, que no me permiten entender que has resucitado y que
estas entre nosotros. Sé, que me envías Ángeles con mensajes que muchas
veces no entiendo, porque mis sentidos se distraen fácilmente con las angustias
de este mundo. El tiempo pasa Señor, y me siento como una máquina de
producción de insumos para mi hogar y me olvido de disfrutar de todas las
bendiciones que Tú Señor ya me has regalado, mis hijos, un hogar y una hermosa
familia, pero hoy te pido perdón por ello.

Señor dame la gracia para entender tus mensajes, el coraje para superar los
miedos y la humildad para que aunque no pueda verte, mi Fe se fortalezca con la
alegría de saber que estarás conmigo “hasta el final de los tiempos”. Amen

Padre nuestro que estas en el Cielo…


Segundo Misterio Glorioso: La Ascensión del Señor

Evangelio según San Lucas 24, 50-52: «Los sacó hasta cerca de Betania y
levantando sus manos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó
de ellos y se elevaba al Cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con
gran gozo». Palabra de Dios
Cuando el Señor se eleva al Cielo y se separa de la tierra, nos muestra que existe
un mundo espiritual al cual estamos todos invitados, porque El, al marcharse, nos
abre el camino al Cielo. Sabemos que nos creó libres para tomar nuestras propias
decisiones y para elegir el camino que deseemos tomar. En este Evangelio Jesús
bendice a los Apóstoles y se retira, pero nos deja Sus enseñanzas y testimonios a
través de ellos, quienes llenos del Espíritu de amor, del Santo Espíritu de Dios,
nos permitieron también conocer a Jesús. Y nosotros que hacemos? Aprendemos
de las enseñanzas de Jesús y compartimos el gozo de llevarlo en nuestras vidas?

Señor, Tu nos mostraste el camino que debemos elegir y a través del gozo de los
Apóstoles hemos podido conocerte; enséñanos a creer en el camino al Cielo, que
es el camino a la Santidad. Regálanos Tu humildad para compartir a los demás el
testimonio de tenerte en nuestras vidas.

Señor, bendice a los Padres e Hijos que están aquí presentes y también al resto
de todas las fraternidades del mundo, para que como pastores Atletas de Cristo,
podamos llevar Tu Palabra y el testimonio de nuestra fe, a quienes tanto te
necesitan. Amen

Padre nuestro que estas en el Cielo…


Tercer Misterio Glorioso: La Venida del Espíritu Santo

Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-4: «Al cumplirse el día de


Pentecostés estaban los discípulos juntos en un lugar y se produjo de repente un
ruido venido del Cielo, como de un viento impetuoso, que llenó toda la casa donde
se encontraban. Aparecieron unas lenguas de fuego, que se posaron sobre cada
uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en
lenguas extranjeras según el Espíritu Santo les inspiraba». Palabra de Dios

Los Apóstoles quedaron desconcertados ante la partida de Jesús y no sabían que


hacer. Quien mejor que la Madre de Jesús podía guiarlos y ayudarlos a entender
los mensajes de Dios, pues sabemos que la Virgen María ya había recibido la
fuerza del Espíritu Santo para engendrar al Hijo de Dios en su vientre y en aquel
día de Pentecostés ya había vivido y experimentado los misterios que Dios le
revelara día a día, pero ella, humilde, obediente y sencilla fue aceptando la
voluntad de Dios y en su silencio se hizo un instrumento importante en el Plan de
Dios.

En ocasiones nos sentimos desconcertados y no sabemos qué hacer. Te pedimos


Señor que la fuerza del Espíritu Santo nos acompañe y nos inspire siempre a
hablar el lenguaje del amor, así como lo hizo María, Tu amada y preciosa Madre.
Amen.

Padre nuestro que estas en el Cielo…


Cuarto Misterio Glorioso: La Asunción de la Santísima Virgen

Libros de los Cantares 3,6; 8,5. E Isaías 61, 10. «Quién es ésta que sube del
desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como
aroma de incienso y mirra?». «Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi
Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de
triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus
joyas». Palabra de Dios
La Santísima Virgen es asunta al Cielo, es decir es llevada en cuerpo y alma al
Reino Celestial. Podemos imaginar el amor que Jesús pudo sentir hacia su madre,
su relación íntima con Ella, pues compartieron juntos el mismo techo por 30 años.
Podemos imaginar a Jesús desde pequeño dando sus primeros pasos y detrás de
Él estaba su madre, ensenándolo y cuidándolo. Sus primeras comidas fueron
preparadas por su madre, sus primeras palabras fueron enseñadas por su madre,
un cuidado perfecto para un Ser perfecto. Su madre siempre lo siguió, hasta verlo
sufrir y morir en la Cruz, allí estaba Ella, rendida a sus pies, con un dolor inmenso,
pero aceptando la Voluntad de Dios en el Plan de Salvación.

Ya concluida la misión de María en la Tierra, Jesús vino por ella y la lleva junto a
El y desde allí, Ella nos sigue amando y cuidando a todos, sus hijitos, como suele
referirse hacia nosotros.

Señor, que podamos lograr imitarte, pero que también tengamos la humildad para
comenzar imitando a tu Madre, el ser que sabemos llevas en Tu corazón, y quien
conmueve Tu Voluntad porque Ella “la llena de gracia” fue quien estuvo más cerca
de Ti en todo momento. Tú mismo nos revelaste en la Cruz que a través de Ella
podemos llegar hasta Ti. Amen

Padre nuestro que estas en el Cielo…


Quinto Misterio Glorioso: La Coronación de María Santísima

Libro del Apocalipsis 11, 19 y 12, 1 «En ese momento se abrió en el cielo el
Santuario de Dios: dentro del Santuario uno podía ver el Arca de la Alianza de
Dios».

«Apareció en el Cielo una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y una corona
de doce estrellas sobre su cabeza». Palabra de Dios

El Arca de la Alianza, que Juan en su visión del Santuario en los cielos, se refiere
a María, que está presente ahí corporalmente. El santuario representa el vientre
que realmente engendro a Dios-Hijo y es María quien alimentándole, enseñándole
y amándole, le da vida. María es Reina de los Cielos, por ser su hijo quien está
“destinado a gobernar todas las naciones con cetro de hierro.”, como continua en
el versículo 5 de este mismo Evangelio. María, templo viviente de Jesús, su propia
madre amorosa, en quien Dios quiso poner su morada entre nosotros en Cuerpo y
Alma; por eso será venerada “por todas las generaciones”.

Desde la Cruz, Jesús honró a su Madre y la reconoció como madre nuestra. Sea
la Virgen María un signo de admiración, reverencia y respeto para todos nosotros.
María, la más humilde y sencilla, “bendita entre las mujeres”. Fue Ella quien
recibió la corona más bella, la corona que no se marchita, la corona de la Vida
Eterna, y sentada junto a su Hijo nos bendice, nos cuida, ruega por nosotros y nos
lleva hacia Él.

Madre Santa, te pedimos intercedas por todos nosotros para que al final de
nuestras vidas podamos alcanzar también la corona que no se marchita y seas tu
misma quien nos enseñe el camino para llegar a Tu Hijo, el camino de la salvación
y de la Vida Eterna. Amen

Padre nuestro que estas en el Cielo…

También podría gustarte