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La novela “La casa de los conejos” presenta la historia de una niña y sus padres

montoneros perseguidos en la última dictadura militar de la Argentina. Considero que lo


más valioso de este relato es justamente la perspectiva y las valoraciones que tiene la
narradora, protagonista de 7 años que cuenta los sucesos de aquella época en primera
persona:

 “De pronto el sol brilla más fuerte. El pelo rojo sobre la cabeza de ésta que ha
venido a buscarme relumbra como el fuego. Qué estruendo, es ensordecedor. Una
vez más, vuelvo a fruncir los párpados, tan fuerte como puedo, mucho más fuerte
que antes. Inútil.
Desde ahora, lo sé, la luz no estará de mi lado.
Mi abuelo se va y nosotras salimos en sentido contrario, lejos de la calesita y de la
plaza llena de sol”
 “Del altillo secreto que hay en el cielorraso no voy a decir nada, prometido, Ni a los
hombres que pueden venir y hacer preguntas, ni siquiera a los abuelos.
Mi padre y mi madre esconden ahí arriba periódicos y armas, pero yo no debo decir
nada.”
 “Algunos pasos más y ahí estoy, presa de una descompostura y de un escalofrío que
trato de contener. Es la náusea, tan sorpresiva como poderosa. Mi estómago se
convulsiona violentamente, pero consigo sin embargo dar unos pasos más hasta
aferrarme a una de las mangas azules del uniforme de mi padre. Llegada junto a él,
le vomito en la oreja”
 “Nunca la había visto antes, pero le sonreí y ella respondió a mi sonrisa. Estaba
probablemente en una situación semejante a la mía. Pero en todo caso, sólo su
mirada me bastó para comprender que ella vivía también en el miedo. Y el miedo
sería el mismo después, yo lo sabía, y por todo el tiempo que aquello durara, pero
cómo me conformaba ver aquella otra niña. Fue como si aquel día, entre las dos,
durante un tramo del camino, hubiéramos cargado juntas con el peso del miedo.
Por supuesto, nos pareció entonces un poco menos pesado”.

En estos fragmentos extraídos, se puede notar la madurez intelectual de la narradora y


cómo era consciente de la situación compleja que atravesaban sus padres, comprendía la
causa que los unía al grupo montoneros y se predisponía a colaborar con lo que ella podía
hacer. Tenía convicciones fuertes, era valiente frente a muchas situaciones límites (como
la requisa que hacían los militares de todas las casas) pero a veces se mostraba vulnerable
y con miedo, esto puede identificarse claramente en el último fragmento destacado,
cuando intercambia una mirada con otra niña y comprende que las dos pasaban por la
misma situación, por un momento sintió haber compartido el peso del miedo y se sintió
aliviada. En la entrevista que le hacen a la autora ella hace mención a esta escena de la
novela cuando la entrevistadora le pregunta si conoció a otros niños que pasaron lo
mismo.
Una frase que dice la autora es: “aprendí a callar”, esto me conmovió mucho y me pareció
que de ese silencio se habla mucho en la historia, un silencio que años más tarde pudo
romper al publicar esta novela.

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