La democracia liberal es una forma de gobierno que consiste en una democracia
representativa en la que la capacidad de los representantes electos para la toma de decisiones políticas está sujeta al Estado de derecho y normalmente es moderada por una constitución que la regula en la protección de los derechos y las libertades individuales y colectivas, y establece esa constitución restricciones tanto a los dirigentes demócratas como a la ejecución de las voluntades de una determinada mayoría social dentro de esa democracia liberal.
Las democracias liberales actuales suelen tener las siguientes características:
Sufragio universal, concediendo a todos los ciudadanos adultos el derecho al voto sin tener en cuenta su etnia, sexo o riqueza. El voto es libre, directo y secreto, en cumplimiento a lo que dictamina la Constitución. Las elecciones deben ser regulares, libres y justas. Cada cierto tiempo los gobiernos deben llamar a elecciones a fin de que el pueblo pueda escoger a sus representantes. El pluralismo político se suele definir como la presencia de varios partidos políticos, por lo tanto el proceso político es competitivo. Toda Constitución democrática liberal define el carácter democrático del Estado. Incluye las leyes supremas de un Estado que fijan los límites de las personas y los poderes del estado que deben obedecerse. La tradición política americana enfatiza la separación de poderes, la judicatura independiente y un sistema de observación y control entre los distintos poderes.
Derechos y libertades Los criterios más frecuentes para distinguir las democracias liberales toman la forma de derechos y libertades específicos. Los más claros ejemplos son:
Derecho a la libertad y a la integridad de la persona.
Libertad contra la esclavitud. Libertad de movimiento por el país. Igualdad ante la ley y derecho al debido proceso bajo el Estado de Derecho. Libertad de expresión. Libertad de prensa y acceso a fuentes alternativas de información. Libertad de reunión y asociación Libertad de enseñanza. Libertad de culto. Independencia judicial. Derecho a la propiedad privada y a la compraventa, uno de los puntos más controvertidos.
Los totalitarismos, o regímenes totalitarios: Pueden ser vistos como la contraparte de
la democracia debido a que ejerce un control poderoso sobre la gente a quien gobierna, restringiendo seriamente la libertad. Mientras la democracia defiende la diversidad, el debate y la confrontación de ideas, el totalitarismo conculca todas estas oportunidades. Las características de los totalitarismos son: El sistema de partido único: Esta es la característica básica de los estados totalitarios. El único partido permitido es la espina vertebral del régimen, a través de él se predica constantemente la ideología dominante a la sociedad y se controla a la población. El partido está dirigido por una minoría, una elite dirigente, que es la que marca las directrices a seguir. En la cúspide del mismo está el líder cuya autoridad es incontestada y al que se obedece de forma ciega a través de una férrea disciplina. Ideología oficial: El papel del partido único no se reduce a la conquista del poder y la conservación de éste, otro fin importante es la creación de organizaciones paralelas para encuadrar a todos los sectores de la población (movimientos juveniles, asociaciones de mujeres, organizaciones laborales y deportivas, etc ) y así aumentar el control sobre los ciudadanos. Todos los aspectos de la vida son controlados y monopolizados por el partido. La vida social al margen de las organizaciones permitidas es imposible. Monopolio de los medios de comunicación: Los medios de comunicación son imprescindibles para dar a conocer los mensajes que los gobiernos totalitarios desean transmitir al pueblo, pues el líder totalitario busca formar una imagen positiva de sí mismo y de su ideología política. Esto lo logra a través de la propaganda política constante y repetitiva. Sistema policial basado en el terror: La policía de los estados totalitarios suele ser extremadamente represiva contra quienes tienen formas de pensar diferentes al gobierno. En muchas ocasiones usan el terror, la violencia y hasta el asesinato para lograr sus objetivos. En estos sistemas suelen desaparecer opositores políticos y periodistas que no comparten la ideología gubernamental.
Son ejemplos de regímenes totalitarios los siguientes:
El régimen fascista de Benito Mussolini en la Italia de la Segunda Guerra
Mundial. El régimen nazi de Adolfo Hitler en el III Reich Alemán durante la Segunda Guerra Mundial. El régimen comunista soviético encabezado por Josef Stalin en la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El régimen maoísta de Pol Pot y los Jemeres Rojos en la Camboya (renombrada Campuchea Democrática) entre 1975 y 1979. El régimen norcoreano dirigido desde 2011 por Kim Jong-un (1984), bajo la figura de Líder Supremo y Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea del Norte.
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