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los valores fundamentales representados por el país —la igualdad de oportunidades, el

acceso igualitario a la justicia, la sensación de que el sistema es justo— se han visto


deteriorados. Los lazos de sacrificios compartidos que mantienen unido a un país en
tiempo de guerra se ven socavados cuando los ricos obtienen una rebaja fiscal a la vez que
tenemos unas fuerzas armadas «voluntarias» compuestas desproporcionadamente por
individuos pobres cuyas perspectivas de empleo alternativas parecen desalentadoras; y
luego, cuando en lugar de recompensarlos, como hicimos con quienes sirvieron en las
fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial con la Ley de Derechos de los
Soldados, los obligamos a regresar una y otra vez al campo de batalla, hasta el extremo de
que casi la mitad de quienes regresaron estaban afectados por una o más discapacidades.
Para empeorar las cosas todavía más, posteriormente infradotamos (o, para ser precisos,
lo hizo la administración de Bush) los hospitales de veteranos a los que acuden

Planteamiento de posibles soluciones :

tendremos que cambiar nuestra forma de administrar las áreas urbanas. Tenemos que
ofrecer mejores transportes públicos, un sistema de enseñanza que fomente un mínimo
de igualdad de oportunidades y un sistema de «gobernanza» metropolitano que trabaje
no solo para el 1 por ciento, y ni siquiera para el 20 por ciento dotado de mayores
ingresos, sino para todos los ciudadanos.

Y a nivel nacional necesitamos políticas —inversión en la enseñanza, formación e


infraestructuras— que suavicen la transición de Estados Unidos hacia el alejamiento de la
dependencia de la industria en materia de empleo.
Un país obtiene un IDH más alto cuando la esperanza de vida es mayor, el nivel
de educación es mayor y el ingreso nacional bruto INB (PPA) per cápita es mayor.
Fue desarrollado por el economista pakistaní Mahbub ul Haq.1

El Informe sobre desarrollo humano de 2010 introdujo un índice de desarrollo


humano ajustado por desigualdad (IHDI). Si bien el IDH simple sigue siendo útil,
PNUD afirma que «el IHDI es el nivel real de desarrollo humano (que representa
la desigualdad), mientras que el IDH puede verse como un índice de desarrollo
humano 'potencial' (o el nivel máximo de IDH) que podría lograrse si no hubiera
desigualdad.»2 

El índice se basa en el enfoque de desarrollo humano, desarrollado por Mahbub ul


Haq, a menudo enmarcado en términos de si las personas pueden «ser» y «hacer»
cosas deseables en su vida. Los ejemplos incluyen estar bien alimentado, protegido,
sano y haciendo cosas como trabajar, educarse, votar y participar en la vida
comunitaria. La libertad de elección es fundamental: alguien que elige tener hambre
(como durante un ayuno religioso) es diferente de alguien que tiene hambre porque no
puede permitirse comprar comida o porque el país está en una hambruna.3 

El índice no tiene en cuenta varios factores, como la riqueza neta per cápita o la
relativa calidad de los productos en un país. Esta situación tiende a bajar la
clasificación de algunos de los países más avanzados, como los miembros del G7 y
otros.

2- Índice de Desarrollo Humano (IDH)

El IDH es una medida sintética utilizada para evaluar el progreso a largo plazo en tres dimensiones básicas
del desarrollo humano: una vida larga y saludable, el acceso al conocimiento y un nivel de vida digno. El
indicador utilizado para medir una vida larga y saludable es la esperanza de vida. El nivel de conocimiento se
mide a través de la media de los años de escolaridad entre la población adulta, es decir, el promedio de años
de escolarización recibida a lo largo de la vida por las personas de 25 años o más; y el acceso al aprendizaje y
el conocimiento, mediante los años esperados de escolaridad de los niños en edad de comenzar la escuela, que
es el número total de años de escolaridad que puede esperar recibir un niño de esa edad si los patrones
vigentes de las tasas de matriculación por edad se mantienen a lo largo de la vida del niño. El nivel de vida se
mide a través del ingreso nacional bruto (INB) per cápita, expresado en dólares internacionales de 2017
convertidos utilizando las tasas de conversión de la paridad de poder adquisitivo (PPA). Para obtener
información más detallada, véase la nota técnica 1.

Con el fin de garantizar la máxima comparabilidad posible entre países, el IDH se basa principalmente en
datos internacionales de la División de Población de las Naciones Unidas (datos sobre esperanza de vida), el
Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(datos referentes al promedio de años de escolaridad y al número de años esperados de escolaridad) y el
Banco Mundial (datos del INB per cápita). Como se indica en la introducción, los valores y clasificaciones del
IDH presentados en el informe de este año no son comparables con los de informes anteriores debido a las
revisiones realizadas en los diferentes indicadores que lo componen. Para posibilitar la evaluación del
progreso en los IDH, el Informe de Desarrollo Humano 2020 incluye un nuevo cálculo de los IDH
correspondientes al período de 1990 a 2019 utilizando series de datos coherentes.

1. Salud: medida según la esperanza de vida al nacer.


2. Educación: medida por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta
combinada de matriculación en educación primaria, secundaria y superior, así
como los años de duración de la educación obligatoria.
3. Riqueza: medida por el PBI per cápita PPA en dólares internacionales.

Países mejor calificados


 Noruega (0,957)
 Irlanda (0.955)
 Suiza (0.955)
 China (0.949)
 Islandia (0.949)
Países con peores IDH
 Burundi (0.433)
 Sudan del sur (0.433)
 Chad (0.398)
 República Centroafricana (0.397)
 Niger (0.394)

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