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Energía Eólica I
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Energía Eólica I
1. INTRODUCCIÓN A LA ENERGÍA EÓLICA.............................................................. 03
1.1. LA ENERGÍA EÓLICA........................................................................................ 03
1.2. HISTORIA DE LA ENERGÍA EÓLICA................................................................... 05
1.3. APLICACIONES DE LA ENERGÍA EÓLICA.......................................................... 13
1.3.1. PRODUCCIÓN DE ELECTRICIDAD EN GRANDES PARQUES EÓLICOS......... 13
1.3.2. PRODUCCIÓN DE ELECTRICIDAD EN INSTALACIONES AISLADAS............. 15
1.3.3. BOMBEO DE AGUA................................................................................. 16
1.3.4. CENTRALES HÍBRIDAS DE BOMBEO, HIDROELÉCTRICO-EÓLICAS.............. 17
1.3.5. OTRAS FORMAS DE ALMACENAMIENTO DE LA ENERGÍA EÓLICA........... 19
1.3.6. DESALACIÓN MEDIANTE AEROGENERADORES MARINOS........................ 22
1.3.7. ALMACENAMIENTO DE ENERGÍA EN BATERÍAS DE VEHÍCULOS
ELÉCTRICOS....................................................................................................... 24
1.3.8. OTRAS APLICACIONES............................................................................. 25
1.4. RESUMEN........................................................................................................ 25
2. RECURSO EÓLICO................................................................................................. 27
2.1. CIRCULACIÓN GENERAL DE LA ATMÓSFERA................................................... 27
2.2. COMPORTAMIENTO LOCAL DEL VIENTO......................................................... 29
2.2.1. BRISAS DE MONTAÑA Y BRISAS MARINAS............................................... 29
2.2.2. VARIACIÓN DEL VIENTO CON LA ALTURA................................................ 30
2.2.3. VARIACIONES TEMPORALES DEL VIENTO................................................. 32
2.3. CLASIFICACIÓN DEL VIENTO........................................................................... 33
2.4. EL RECURSO EÓLICO EN NUESTRO PLANETA................................................... 34
2.5. EL VIENTO EN ESPAÑA.................................................................................... 36
2.6. MEDIDA DEL RECURSO EÓLICO...................................................................... 38
2.7. PREDICCIÓN DEL VIENTO................................................................................ 44
2.8. RESUMEN........................................................................................................ 53
3. FUNDAMENTOS DE AEROGENERADORES.......................................................... 54
3.1. CLASIFICACIÓN DE AEROGENERADORES........................................................ 54
3.1.1. AEROGENERADORES DE EJE HORIZONTAL............................................... 54
3.1.2. AEROGENERADORES DE EJE VERTICAL.................................................... 55
3.2. ESTRUCTURA DE UN AEROGENERADOR......................................................... 60
3.2.1. CIMENTACIÓN DE UN AEROGENERADOR................................................ 61
3.2.2 TORRE...................................................................................................... 62
3.2.3. GÓNDOLA............................................................................................... 64
3.2.4. ROTOR..................................................................................................... 65
3.2.5. EL GENERADOR....................................................................................... 69
3.3. ENERGÍA CAPTADA POR UN AEROGENERADOR. COEFICIENTE DE POTENCIA.. 75
3.3.1. POTENCIA REAL CAPTADA POR UN AEROGENERADOR........................... 78
3.4. VARIACIÓN DEL COEFICIENTE DE POTENCIA CON LA VELOCIDAD. EL LÍMITE
DE BETZ................................................................................................................. 80
3.4.1. VELOCIDAD ESPECÍFICA Y COEFICIENTE DE POTENCIA............................ 80
3.5. RENDIMIENTO DE CONVERSIÓN DE UNA TURBINA EÓLICA............................. 81
3.6. LA CURVA DE POTENCIA DE UN AEROGENERADOR........................................ 82
3.7. EL FACTOR DE CARGA.................................................................................... 86
3.8. RESUMEN........................................................................................................ 88
Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Energía Eólica I

1. Introducción a la energía eólica


“El aprovechamiento de la energía cinética de masas de aire en
movimiento, de la fuerza del viento, es casi tan antiguo como la
propia civilización. Así, la energía eólica se ha aprovechado desde
hace milenios, para impulsar barcos en la navegación, para bom-
bear agua o moler grano.”

1.1. La energía eólica


La energía eólica aprovecha la energía cinética de masas de aire en movimiento, es decir,
de la fuerza del viento. Esa energía se emplea para impulsar barcos en su desplazamiento
a través de ríos, lagos o mares, bombear agua, moler grano o, en su aplicación más desa-
rrollada en la actualidad, producir energía eléctrica.

Para el aprovechamiento de la energía del viento, se han desarrollado numerosos inge-


nios mecánicos a lo largo de la historia, todos con la característica común de tener una
superficie de captación (en forma de vela, pala, aspa, etc.) y un eje (que puede ser de giro,
este es el caso de los molinos de viento o los aerogeneradores) sobre el que se acopla el
receptor último de la energía.

La energía eólica pertenece al grupo de las llamadas energías renovables. Estas son
un conjunto de tecnologías de producción de energía que aprovechan recursos natu-
rales inagotables. Por ejemplo, la energía solar –en sus diferentes formatos (solar fotovol-
taica, térmica o termoeléctrica)–, la de la biomasa, la de las olas y las mareas, la hidroeléc-
trica... Todas ellas aprovechan recursos como la luz solar, restos vegetales y orgánicos,
cultivos como cereales u oleaginosas, la energía mecánica del mar o de cursos de agua...

Las energías renovables fueron la base de la actividad del hombre en épocas remotas.
Así, la leña para quemar o los saltos de agua en los molinos son antiquísimas formas de
aprovechamiento energético. Con la llegada del carbón y el petróleo, en las sucesivas
revoluciones industriales, muchas de estas tecnologías dejaron de recibir el interés que
siempre tuvieron, al menos en los países industrializados. Sin embargo, el actual contexto
energético y medioambiental, con el trasfondo del posible agotamiento de los combusti-
bles fósiles y del cambio climático, ha hecho que el mundo desarrollado vuelva su mirada
a las renovables.

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No cabe duda de que estas tecnologías tienen numerosas ventajas, entre ellas:

• Son tecnologías respetuosas con el medio ambiente, que no contribuyen a la


emisión de gases de efecto invernadero (GEI), ni agresivos con la capa de ozono o
con los bosques y otros espacios naturales. Tampoco generan residuos peligrosos,
en forma de restos de combustible, vertidos, o materiales radiactivos nocivos para
la salud humana.

• La fuente de energía es autóctona, es decir, son fuentes de energía accesible y


localizadas en la zona, por lo que no son necesarios combustibles procedentes del
exterior para garantizar el suministro energético de una determinada zona.

• El recurso energético es inagotable, sin limitaciones esenciales en la fuente de


energía que supongan límites a su futura utilización.

Estas tres características de las energías renovables en general y de la eólica en particular


garantizan la sostenibilidad de la fuente, es decir, la continuidad de la tecnología a largo
plazo. Por el contrario, las energías no respetuosas con el medio ambiente o que depen-
den de combustibles con escasas reservas en la naturaleza tienen los días contados. Así
ocurre con las energías convencionales, que utilizan petróleo y sus derivados o carbón,
y también con la energía nuclear. Además, estas tecnologías no cumplen el requisito de
utilizar combustibles autóctonos, sino que están basadas en recursos muy concentrados
en determinadas áreas geográficas. Esta característica, inevitablemente, conduce a situa-
ciones de tensión entre países que acaban por generar conflictos en ocasiones.

La eólica es una fuente de energía disponible en prácticamente cualquier lugar del mun-
do, con suficiente intensidad como para ser una fuente de suministro masivo. Además, la
tecnología eólica puede desarrollarse en cualquier lugar, puesto que no presenta dificul-
tades técnicas extremas que la hagan inaccesible.

Por otro lado, la tecnología de pequeños y medianos aerogeneradores que abarcan des-
de 400 Wp hasta 2.500 Wp son una opción cada vez más desarrollada para generar electri-
cidad en núcleos o aplicaciones aisladas. Se emplean de manera única o en combinación
con paneles fotovoltaicos. Con estos equipos se logra electrificación en zonas de imposi-
ble acceso con la línea convencional, utilizando recursos locales.

Los detractores de la energía eólica suelen aludir al impacto paisajístico y medioambien-


tal de esta tecnología, al mayor coste de la energía producida en comparación con el de
aquella suministrada por otras fuentes, como las centrales de ciclo térmico de gas o las
nucleares, y a la irregularidad de la generación eólica debido a la aleatoriedad del viento.

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1.2. Historia de la energía eólica


El viento es un formidable recurso natural aprovechado como fuente de energía desde
hace miles de años. El movimiento de masas de aire calentadas por el Sol se ha utilizado,
tradicionalmente, para impulsar barcos de vela en desplazamientos en ríos y mares de
todo el mundo; de hecho, los egipcios utilizaban el viento con esta finalidad hace casi
siete mil años.

Figura 1. La navegación a vela en barcos impulsados por el viento fue uti-


lizada desde la antigüedad por las diferentes culturas.

Fuente: http://centros5.pntic.mec.es

Sin embargo, no fue hasta el siglo VII antes de Cristo cuando aparecieron los primeros
molinos de viento. Fue en Asia Menor y en China, donde estos ingenios mecánicos eran
utilizados para bombear agua y así poder regar grandes extensiones de terreno, aumen-
tando el rendimiento de la agricultura. Se trataba de rudimentarias máquinas hechas de
madera y tela, con el eje de giro en posición vertical, que sobrevivieron durante largo
tiempo a pesar de su reducida eficiencia.

En el siglo XIII de nuestra era aparecieron los primeros molinos de eje horizontal en Eu-
ropa, que también se utilizaron para bombeo. Existen documentos alemanes de la época
que constatan su existencia. También fueron utilizados en Holanda, en el siglo XV, y el
propio Leonardo da Vinci da fe de su utilización en algunos grabados de sus manuscritos
de aquella época. Posteriormente, su utilización para producir harina a partir de cereales,
base de la alimentación de numerosas culturas desde siempre, hizo que se generalizaran.

En España, los molinos de viento tuvieron una gran aceptación a partir del siglo XVI.
En particular, la utilización de la energía del viento para moler grano tuvo gran acepta-
ción en zonas como la llanura manchega y también en el Mediterráneo, Andalucía, el País
Vasco, Galicia y Castilla. En La Mancha, todavía hoy, la visión de los molinos evoca la
imagen del caballero hidalgo Don Quijote, proporcionando una bella estampa alrededor
de la cual ha aparecido una actividad turística de primer orden.

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Figura 2. Molino de viento en la llanura manchega. Hoy, cuando ya no cumplen la función para la
que fueron concebidos, son una importante atracción turística. Fuente: www.madridejos.net

La extensión de la energía eólica a gran escala no tuvo lugar hasta el siglo XIX en Es-
tados Unidos, donde se fabricaron más de seis millones de molinos para bombeo de agua.
Estos se utilizaron masivamente para el suministro de agua procedente de pozos durante
la colonización del lejano Oeste americano.

Las primeras turbinas eólicas o aerogeneradores son los modernos molinos de viento
utilizados para producir corriente eléctrica. Las primeras turbinas eólicas parecieron a
finales del siglo XIX en Dinamarca. El profesor Poul Lacour desarrolló en aquel país un
molino capaz de generar 25 kW de potencia, con un diámetro de 25 m. Así, las bases para
la energía eólica, tal cual se conoce en la actualidad, quedaban sentadas.

Figura 3. Molino de bombeo, utilizado masivamente en EUA durante la colonización del lejano Oeste. Los
molinos de bombeo son los dispositivos eólicos fabricados en mayor número a lo largo de la historia.

Fuente: www.arrakis.nl/reports/pr-98-02-1-def(sp).pdf

A lo largo de las primeras décadas del siglo XX la teoría aerodinámica sufre un impor-
tante desarrollo. Los diferentes estudios se centran en profundizar en el conocimiento de
las fuerzas que aparecen en las palas de las turbinas eólicas. Estas teorías son desarrolla-
das fundamentalmente por investigadores en el campo de la aeronáutica procedentes de
Rusia, Alemania y Francia.

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Figura 4. Aerogeneradores europeos del siglo XIX, antecesores de la moderna tecnología eólica.

Fuente: http://www.poullacour.dk

Entre los logros más relevantes de esta época destaca el trabajo del alemán Betz, quien
demostró que el rendimiento de un aerogenerador aumenta con la velocidad de rotación
y que existe un valor límite para dicho rendimiento –el denominado límite de Betz–, por
debajo del 60%.

Figura 5. Pequeño aerogenerador para aplicaciones aisladas de la red eléctrica.

Fuente: J. Bornay.

La tecnología de los ingenios mecánicos utilizados para el aprovechamiento eólico se


beneficia de los resultados de todos estos trabajos. Por ejemplo, ya en la década 1920,
las palas de los aerogeneradores fueron diseñadas utilizando los perfiles aerodinámicos
desarrollados para las alas de aviones comerciales. Tras la I Guerra Mundial transcurre
un periodo de cierto auge para la eólica. Se produce en esta época la generalización de la
electricidad como fuente de energía, que coincide con la aparición de ciertas dificultades
para las importaciones de petróleo como consecuencia de las tensiones políticas. Ade-
más, el avance tecnológico sigue su cauce, tanto en el desarrollo de pequeños aerogene-
radores para zonas aisladas de la red eléctrica como en el de las grandes turbinas eólicas
para la producción masiva de electricidad.

Los años que siguen hasta el fin de la II Guerra Mundial no fueron especialmente pro-
picios para la energía eólica. En esta época, el éxito del petróleo como fuente emergente
se impuso a las particularidades de la eólica, que presentaba la desventaja de depender
de la aleatoriedad del recurso eólico (sin viento no hay electricidad) y a la dificultad de
almacenamiento de esta energía.

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Figura 6. Aerogenerador bipala para suministro de electricidad.

Fuente: www.nrel.gov

Varias décadas después, con la primera crisis del petróleo de 1973 (provocada por el
embargo de los países productores tras la guerra árabe-israelí del Yom Kippur), la energía
eólica recibe un nuevo impulso ante la necesidad de desarrollar nuevas fuentes de ener-
gía que permitieran reducir las importaciones de crudo, disminuyendo la dependencia
energética de los productores de la OPEP (Asociación de Países Productores de Petróleo,
el cártel que con su embargo desató la crisis económica mundial en aquel entonces). Fru-
to del esfuerzo investigador realizado en esta época, surge una nueva generación de aero-
generadores comerciales, más grandes, más eficientes y que permiten un abaratamiento
significativo de la energía eléctrica.

Este periodo de altos precios del petróleo se extiende hasta mediados de los años ochenta.
Fue precisamente en esa época cuando arranca la nueva industria eólica en España.
Así, la primera turbina eólica con tecnología moderna que se instaló en nuestro país
fue un prototipo situado en Tarifa (1981). Tenía una potencia de 100 kW.

Figura 7. Prototipo de aerogenerador instalado en Tarifa en 1981. Primer aerogenerador instalado en España.

Fuente: http://www.tarifaweb.com/aljaranda/num33/art5.htm (I. Sena).

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Ya en 1987 comenzó el desarrollo de los parques eólicos, instalaciones conectadas a la


red eléctrica con fines comerciales. Los primeros se instalaron en Gerona y Tenerife. La
evolución de la potencia instalada fue muy lenta hasta principios de los años noventa. Es
entonces cuando, gracias a la introducción de medidas de apoyo en el plan energético
nacional, se produce el despegue de la tecnología en el país.

Desde entonces, y tras muchos años de intenso desarrollo, tanto en los aspectos tecno-
lógicos como de mercado, y de la mano de legislaciones específicas para impulsar las
energías renovables como herramienta para paliar el cambio climático y para garantizar
la creciente demanda de energía, la energía eólica sigue su imparable penetración en
los mercados de todo el mundo. En la actualidad, la eólica es la más desarrollada de las
energías renovables y constituye una fuente de generación eléctrica de primer nivel en
muchos países del mundo. Y es que mucho ha cambiado la civilización desde los prime-
ros usos del viento.

La evolución de los aerogeneradores modernos se ha manifestado, además de en otros


aspectos técnicos, en el imparable aumento de su tamaño, que se traduce en una mayor
potencia captada. Si hasta finales de la década de 1980 la mayoría de las máquinas ron-
daban los 100 kW, a comienzos de 1990, el tamaño medio ya superaba los 200 kW. Desde
entonces, el crecimiento de las turbinas eólicas ha continuado su escalada ascendente
hasta el punto de que el tamaño medio de los equipos instalados en 2011 en España
rondaba entre los 1800 kW y 2000 kW.

Ejemplos aerogeneradores 2010-2015:

• SeaTitan 10 MW. Diseñada por los ingenieros de la empresa estadounidense


AMSC. Esta turbina eólica es actualmente la más grande del mundo.

• Sway ST10. Esta turbina eólica marina, diseñada por los ingenieros de la compañía
noruega Sway, es el segundo aerogenerador más grande del mundo. Dispone de
una potencia de 10 MW, un diámetro de rotor de 164 m, una velocidad nominal de
2 rpm y una longitud de palas de 67 m. La turbina fue desarrollada entre 2005 y
2012 con una inversión total de 20 millones de euros, siendo compatible tanto para
instalaciones fijas como flotantes.

• Areva 8 MW. Presentada por primera vez en noviembre de 2013 por los ingenieros
de la compañía francesa Areva, su nueva turbina eólica de 8 MW se posiciona
como la tercera más grande del mundo por capacidad nominal. Las tres palas de la
turbina cuentan con un diámetro de rotor de 180 m y una caja de cambios híbrida
de velocidad media, capaces de producir hasta 8 MW de potencia con una veloci-
dad de viento media de 12 m/s..

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Figura 8. Aerogenerador conectado a la red eléctrica en un parque eólico español. En la actua-


lidad el 20,4% de la electricidad consumida en el país proviene de la producción eólica.

Fuente: archivo propio

A principios de 2021 el mayor aerogenerador instalado en un parque eólico terrestre espa-


ñol es el GE137 de 3,33MW, con un diámetro de rotor de 137 metros y una altura desde el
generador hasta la punta de la pala de 199,9 metros.

Actualmente además de la tendencia a diseñar aerogeneradores más altos y con un tama-


ño mayor de palas, que suelen ir destinados a instalaciones offshore, también se encuen-
tran en desarrollo otros aerogeneradores cuya tecnología va más allá, por ejemplo:

Aerogeneradores sin palas. Vortex Bladeless.

Este tipo de aerogeneradores sin palas prometen producir electricidad a través del fenó-
meno de aparición de vórtices llamado Vortex Shedding. Actualmente, por su potencia,
están diseñados para el uso residencial.

Por ejemplo el modelo Vortex Tacoma (2,75 metros y 100W)

Hace ya más de una década que los parques eólicos encontraron un nuevo hábitat en el
mar, en las instalaciones offshore. Allí, la disponibilidad de viento es significativamente
mayor que en tierra, con la ventaja adicional de que el recurso eólico suele ser más cons-
tante, con menos variaciones estacionales. Además, en los países más avanzados, la eólica
terrestre empieza a notar cierta saturación en cuanto a la disponibilidad de los mejores
asentamientos mientras que el inmenso potencial marino está casi sin explotar.

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Por ello las instalaciones offshore son una clara apuesta para la producción eólica a gran
escala ya que además de no tener obstáculos para la captación del viento tampoco hay
obstáculos para incrementar el tamaño de los aerogeneradores, siendo éstos de mayor
tamaño que los terrestres.

También se están desarrollando proyectos de aprovechamiento eólico en muelles,


puertos y espigones. Estos lugares, generalmente bastante industrializados y con alta
demanda de electricidad, reúnen condiciones similares a los emplazamientos offshore y
su instalación y mantenimiento resulta mucho más económico.

Ejemplo:

La turbina que muestra la figura, con un rotor de 128 m de diámetro y una altura total de
154 m, generaría la energía necesaria para abastecer a 7.500 hogares al año.

Figura 9. Turbina.

Fuente: Gamesa.

Situada en el puerto de Arinaga, en las Islas Canarias (Océano Atlántico), es un emplaza-


miento complejo con vientos altos, que son muy favorables para la producción eólica, no
siendo una instalación offshore propiamente, ya que no se encuentra mar adentro, pero es
un proyecto que servirá para obtener datos de vientos, producciones y desgastes de las
máquinas, abriendo las puertas a futuros proyectos offshore en nuestro país.

La pala de este aerogenerador G128–5.0 MW, cuyo rotor mide 128 m, se fabricó en la pe-
nínsula y fue trasladada hasta Canarias en barco. Es de las más largas fabricadas en Es-
paña y una de las más grandes del mundo: 62,5 m y 15 toneladas de peso. El transporte
de las palas hasta el puerto de Bilbao ha supuesto un ambicioso reto técnico solo posible
mediante el traslado nocturno por carretera desde la fábrica hasta el puerto, situado a 200
km de distancia.

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Figura 10. Primer aerogenerador marino instalado en España, G128-5.0 MW en el muelle de Arinaga.

Fuente: Gamesa.

Asimismo, la nacelle y el resto de componentes de este aerogenerador se embarcaron


desde el puerto de Bilbao rumbo a Arinaga (el término nacelle proviene de las barquillas
de los globos aerostáticos y hace referencia al elemento que se sitúa en la parte superior
de la torre y sobre el que giran las palas). La nacelle está formada por una estructura metá-
lica que sirve de soportes para el conjunto de elementos que se sitúan en su interior y por
paneles de fibra de vidrio que protegen a los equipos de las condiciones climatológicas
adversas (lluvia, nieve, polvo, sol, etc.). El personal de mantenimiento accede a la nacelle a
través de la torre mientras que las herramientas, materiales y equipos se elevan mediante
un polipasto.

La nacelle de G128-5.0 MW offshore mide 12,5 m de largo y 4 m de alto, y pesa aproxima-


damente 72 toneladas. Todos los componentes de esta turbina se han transportado en
un único buque, de 11.000 toneladas de carga y 157 m de eslora, optimizando así tanto la
operativa y medios logísticos como la planificación del proyecto.

En el año 2021 el mayor aerogenerador construido se trata del Haliade-x de General Elec-
tric con 259 m de altura destinado a instalaciones tipo offshore.

Los primeros aerogeneradores marinos Haliade-X 13 MW serán instalados a partir de


2023 en el Parque Eólico británico Dogger Bank donde se instalarán 190 unidades. Ade-
más se instalarán unidades en otros parques eólicos marinos como Skipjack (120 MW) y
Ocean Wind (1.100 MW).

Dato importante

Actualmente, la potencia eólica en tierra firme instalada en España está próxima a


alcanzar el nivel que actualmente permite el estado de la tecnología.

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Figura 11. Prototipo de Haliade-X, General Electric.

Fuente: www.energiasrenovables.com

En la misma línea la empresa Siemens Gamesa anunció la construcción de aerogenerado-


res offshore de 14MW y una superficie de barrido de 39.000m2, cuya fabricación en serie
dará comienzo a partir del año 2024.

En la actualidad, la eólica es la más desarrollada de las energías renovables y constituye


una fuente de generación eléctrica de primer nivel en muchos países del mundo. Y es que
mucho ha cambiado la civilización desde los primeros usos del viento.

1.3. Aplicaciones de la energía eólica


Se describen a continuación algunas de las aplicaciones más comunes de la energía eó-
lica, en particular aquellas que han alcanzado un mayor grado de desarrollo. Algunas ya
han sido citadas anteriormente.

1.3.1. Producción de electricidad en grandes parques eólicos


La producción de electricidad en grandes parques eólicos (que son agrupaciones de aero-
generadores que comparten infraestructuras –como líneas de evacuación, subestaciones
de transformación, o accesos y gestión–, seguridad, mantenimiento, trámites administra-
tivos, etc.) es la aplicación más desarrollada de esta tecnología. La también llamada “gran
eólica” compite en precio, calidad de la electricidad producida y muchos otros aspectos
con las llamadas tecnologías convencionales. En particular, con las grandes centrales tér-
micas de carbón, gas natural o fuel y con las centrales nucleares e hidráulicas.

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Figura 12. Moderno parque eólico conectado a la red eléctrica en España.

Fuente: Juan Carlos Encinas.

En los parques eólicos actuales, los aerogeneradores transforman la energía cinética de


las masas de aire en energía eléctrica, que es vertida a las redes de suministro para su
transporte y distribución a los puntos de consumo.

El proceso de generación de la corriente eléctrica es bastante sencillo: el viento mueve


las palas de los aerogeneradores y estas, a su vez, mueven un generador para producir
electricidad. Este mecanismo es similar al de las ruedas de una bicicleta cuando mueven
una dinamo (elemento que hace de generador eléctrico en este ejemplo) para alimentar el
pequeño faro que permite al ciclista ver al anochecer.

De hecho, cualquier artilugio mecánico que genere movimiento puede en última instan-
cia usarse para, utilizando los elementos auxiliares adecuados, producir electricidad. Este
principio es el utilizado también en las centrales hidroeléctricas, donde es la fuerza de un
salto de agua la que produce el movimiento del generador, y también en las centrales tér-
micas convencionales e incluso en las nucleares. En el caso de las dos últimas tecnologías,
el movimiento proviene del vapor a presión generado a partir del combustible (ya sea de
origen fósil o uranio), que constituye la fuente de calor para todo el proceso.

Como ocurre con otras fuentes renovables, la eólica tiene la particularidad de que la elec-
tricidad se produce de manera intermitente, solo en los momentos en que el viento sopla
con suficiente fuerza. Puesto que el consumo se puede producir en cualquier momento,
y dado que la energía eléctrica no se puede almacenar en grandes cantidades de manera
eficiente, la energía eólica necesita de otras fuentes que garanticen el suministro en au-
sencia de viento.

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1.3.2. Producción de electricidad en instalaciones aisladas

Figura 13. Sistema de suministro de electricidad en una instalación aislada. Compues-


to por un pequeño aerogenerador y un sistema solar fotovoltaico complementario.

Fuente: J. Bornay.

Otra de las aplicaciones de la energía eólica que tiene bastante aceptación es la de la ali-
mentación de sistemas aislados. Se utiliza para suministrar electricidad en viviendas no
conectadas a las redes eléctricas, lo cual puede ser una solución recomendable en el caso
de que estén situadas en zonas alejadas de los centros de población. También es posible
utilizar aerogeneradores aislados para alimentar granjas, sistemas de telecomunicación
(por ejemplo, repetidores de radio y televisión o instalaciones de telefonía), estaciones
meteorológicas u otras instalaciones alejadas de la red.

Los sistemas eólicos aislados son instalaciones pequeñas, en las que el aerogenerador tie-
ne una potencia inferior a los 100 kW. De hecho, en la gran mayoría de los casos se trata de
sistemas de menos de 10 kW, suficiente para alimentar una gran variedad de aplicaciones.

Para garantizar el suministro de energía en todo momento (24 horas al día, 365 días al
año), incluso en situaciones de poco viento, es necesario utilizar sistemas de almacena-
miento de electricidad. El más habitual en estas instalaciones es el de acumulación en ba-
terías, que pueden almacenar energía eléctrica para garantizar el suministro durante días.

En estos sistemas es bastante habitual incluir un panel solar para complementar la pro-
ducción de electricidad, lo cual confiere mayor estabilidad a la instalación. Esto es posible
porque las baterías pueden ser recargadas en días soleados, incluso aunque no haya vien-
to, y viceversa.

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Los sistemas aislados pueden ser rentables en muchas ocasiones, dado que el coste de
extender las líneas de distribución en zonas muy alejadas puede llegar a ser muy elevado.
Por ello, estas soluciones no son solo una alternativa, sino que también pueden conllevar
un ahorro de costes.

Una de las aplicaciones más relevantes de la llamada “pequeña eólica” es el abastecimien-


to de pequeñas poblaciones en países subdesarrollados, en lo que se denomina “electri-
ficación rural”. Y es que se estima que en todo el mundo hay 2.000 millones de personas
sin acceso a la electricidad, en áreas en las que la única solución posible para el abasteci-
miento energético son los sistemas aislados (dado que no existen mercados establecidos
en las zonas rurales del tercer mundo, ni se cumplen en dichas zonas los criterios de ren-
tabilidad que rigen las operaciones de las multinacionales de la energía).

En estas instalaciones no son necesarias grandes potencias, puesto que las necesidades
básicas en comunidades aisladas de países subdesarrollados pueden ser cubiertas con
muy pocos medios: instalaciones básicas de iluminación, pequeños refrigeradores, bom-
beo de agua en pozos y, a lo sumo, algún equipo de televisión o radio.

Figura 14. Sistema de suministro de electricidad en una comunidad aislada, en Tanzania.

Fuente: J. Bornay.

1.3.3. Bombeo de agua


Los sistemas de bombeo de agua también han tenido bastante aceptación históricamente,
debido a su elevada eficacia y robustez. En estas instalaciones, el objetivo es extraer agua
de un pozo subterráneo y almacenarla en un depósito para su utilización en diversas apli-
caciones: riego de cultivos en la agricultura, suministro de agua de consumo en viviendas
o granjas aisladas, etc.

Los sistemas de bombeo pueden utilizar bombas mecánicas o eléctricas. En el primer


caso no existe una conversión de energía mecánica a eléctrica, como en los aerogenerado-
res convencionales, si no que es la propia energía mecánica la que se utiliza directamente
para accionar la bomba. Existen diferentes configuraciones, como las bombas de pistón,
de tornillo helicoidal o centrífugas.

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En el caso de las bombas eléctricas, la turbina eólica se utiliza para alimentar a esta, como
en las aplicaciones de suministro de electricidad convencionales. Esta configuración tie-
ne la ventaja de que el molino se puede situar en el mejor emplazamiento posible desde el
punto de vista de la disponibilidad de viento, que no tiene que coincidir necesariamente
con la ubicación del pozo, donde se encuentra la bomba. De esta manera, el funciona-
miento del conjunto es más eficiente.

Una de las características más destacables del bombeo eólico es que no necesitan de me-
dios auxiliares de almacenamiento de energía, puesto que el agua se almacena en los mo-
mentos en que hay viento, pudiéndose utilizar en cualquier momento en que se necesite.

1.3.4. Centrales híbridas de bombeo, hidroeléctrico-eólicas


Existe una solución más convencional para el almacenamiento eléctrico, utilizada des-
de hace años, que es la de las centrales hidroeléctricas de bombeo. Estas instalaciones
constan de dos embalses para el almacenamiento de agua, uno situado en una zona más
elevada que el otro. El agua del embalse superior se utiliza para producir electricidad en
los momentos de gran demanda, como en una presa convencional. El embalse inferior
acumula el agua procedente del primero. Esta agua puede ser devuelta al embalse supe-
rior, mediante una tubería que comunica ambos depósitos, utilizando para una bomba
eléctrica. Esto se realiza en los momentos de baja demanda energética, en los que se utili-
za el exceso de electricidad para mover la bomba.

Este sistema es especialmente indicado para la generación eólica, puesto que garantiza
el suministro de energía en todo momento, independientemente de la aleatoriedad del
viento. Además, todo el proceso está libre de emisiones contaminantes, tanto en la parte
hidroeléctrica como en la eólica.

El ejemplo más significativo de sistema híbrido eólico–hidráulico es el proyecto de la isla


de El Hierro (“hierro eólico”), que pretende garantizar con esta solución el 100% del abas-
tecimiento de energía de la pequeña isla del archipiélago canario.

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Figura 15. Central hidroeléctrica de bombeo, compuesta de dos embalses situados a diferente altura. El em-
balse inferior se utiliza para bombear agua en las horas valle, a partir del exceso de producción eólica.

Fuente: www.unesa.es

El proyecto hidroeólico integra un parque eólico, un grupo de bombeo y una central hi-
droeléctrica. El parque eólico es capaz de suministrar energía eléctrica directamente a
la red y, simultáneamente, alimentar a un grupo de bombeo que embalsa agua en un
depósito elevado, como sistema de almacenamiento energético. La central hidroeléctrica
aprovecha la energía potencial almacenada, garantizando el suministro eléctrico y la es-
tabilidad de la red.

Figura 16. Esquema explicativo del proyecto.

Fuente: Gorona del Viento El Hierro, SA.

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1.3.5. Otras formas de almacenamiento de la energía eólica


Actualmente, la potencia eólica en tierra firme instalada en España está próxima a alcan-
zar el nivel que actualmente permite el estado de la tecnología. Los emplazamientos ade-
cuados para el aprovechamiento del recurso eólico de nuestro territorio están casi todos
ya en explotación, por lo tanto, el margen para la mejora en la eficiencia de la producción
eléctrica está enfocado a la sustitución de máquinas obsoletas por otras de mayor tama-
ño y a la mejora en las pérdidas por transporte y gestión de la electricidad en el propio
parque.

Sin embargo, desde hace algunos años se están desarrollando proyectos para mejorar
la eficiencia global del parque aprovechando las paradas o desconexiones a las que se
tienen que someter algunos aerogeneradores cuando, a pesar de contar en ese momen-
to con viento favorable, la red no puede absorber la producción. Este fenómeno ocurre
con relativa frecuencia puesto que la energía eléctrica no puede almacenarse y, si no es
consumida en alguna parte de la red, no puede seguir inyectándose en ella. No obstante
si, en ese momento de desconexión de la red, se aprovechara el potencial generador de
electricidad para generar algún medio de acumulación que pudiera verterse a red en otros
momentos de mayor demanda o mejores precios, la eficiencia global del parque mejoraría
sustancialmente.

En este sentido, la obtención de hidrógeno por electrolisis es una propuesta muy ren-
table que ya se está aplicando en algunos parques eólicos.

La obtención de hidrógeno a partir de agua implica la aplicación de electricidad (gene-


rada en el propio parque) y una serie de aditivos que persiguen el desdoblamiento de la
molécula de H2O en hidrógeno y oxígeno. El oxígeno es liberado directamente a la atmós-
fera mientras que el hidrógeno pasa a un proceso de compresión para licuarlo y poder
manejarlo con menores volúmenes de almacenamiento.

Ejemplos

En el parque eólico de demostración situado en Sotavento (Galicia) de la empresa Gas


Natural, ya lleva algún tiempo (desde 2005) realizando trabajos de obtención, presuriza-
do y almacenamiento de hidrógeno. Por otro lado, Gamesa está llevando a cabo proyectos
similares en alguno de sus parques eólicos, conscientes de que la parada de los aeroge-
neradores por falta de demanda es un gran lastre en la eficiencia de obtención de energía
eléctrica a partir del recurso eólico.

Otro ejemplo de la aplicación del excedente puntual de producción de un parque eólico


es el proyecto de la empresa E.ON en la localidad alemana de Falkenhagen, denominado
P2G. En esta comarca, es frecuente que los parques eólicos generen habitualmente más
energía eléctrica de la que la red puede absorber.

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Se producen 160 m3 de hidrógeno por electrolisis de agua en tan solo tres horas y se
inyectan al sistema de distribución de gas natural de la localidad para ser aprovechado
posteriormente en generación de calor para calefacción o agua caliente sanitaria.

Actualmente la tecnología Power to Gas (P2G o PtG) que es capaz de transformar


energía eléctrica en hidrógeno para su posterior almacenamiento, o incluso transfor-
marlo en otros fluidos portadores de energía está en pleno auge anunciándose pro-
yectos de modo exponencial.

Además del almacenamiento de hidrógeno, existen otras formas de almacenamiento de la


energía del viento en la actualidad. Cabe destacar la utilización de volantes de inercia, en
los que el almacenamiento se produce en forma de energía mecánica.

Los volantes de inercia (o flywheels) son mecanismos giratorios en los que el principal
componente es un cilindro de gran masa que puede girar a velocidades altísimas (supe-
riores a 20.000 revoluciones por minuto, RPM). El volante es movido por un motor eléc-
trico, que lo hace rotar accionado por la electricidad suministrada por un aerogenerador.

De esta manera, la energía eléctrica se almacena en forma de energía mecánica de rota-


ción en el volante.

Cuando la demanda de energía en la red aumenta, la velocidad de giro del volante se


utiliza para mover un generador eléctrico, que inyecta corriente eléctrica en la red, contri-
buyendo al suministro justo cuando es necesario.

Figura 17. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en volantes de inercia desarrollado Beacon Power.

Fuente: www.beaconpower.com

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Existen sistemas de almacenamiento basados en volantes de inercia de hasta 20 MW


de potencia. Tienen algunas ventajas frente a otros sistemas de almacenamiento,
como las baterías. Así, son equipos menos voluminosos, que no requieren apenas
mantenimiento, y son muy robustos y duraderos (los fabricantes aseguran que pue-
den funcionar más de 20 años sin síntomas de degradación).

Otras dos soluciones innovadoras son las del almacenamiento de energía eólica en for-
ma de frío, en refrigeradores, y la compresión de aire en grutas.

En el primer caso, la idea consiste en sincronizar la producción de frío a gran escala (en
cámaras frigoríficas de industrias o en frigoríficos en hogares) con los momentos de baja
demanda energética, en las horas valle (durante las noches). De esta manera, el exceso de
producción eólica iría en última instancia a parar a la alimentación de todos estos equi-
pos. Durante el día, cuando la demanda de electricidad aumenta, se desconectarían los
refrigeradores, disminuyendo el consumo.

Se estima que, de esta manera, se podrían ahorrar cantidades ingentes de electricidad. Por
ejemplo, reduciendo la temperatura de todos los grandes refrigeradores en países indus-
trializados en solo 1º C durante la noche y permitiendo que la temperatura suba también
un grado apagando las cámaras durante el día. El efecto de la red eléctrica haría que todas
las cámaras frigoríficas funcionaran como grandes baterías.

En los sistemas de almacenamiento por aire comprimido se utiliza la electricidad eólica


producida en las horas de bajo consumo para comprimir aire, almacenándolo en depósi-
tos subterráneos (como en domos salinos profundos), a centenares de metros bajo tierra
y a presiones de hasta 70 bares. En las horas punta, cuando la demanda de electricidad
es alta, se libera el aire comprimido del domo de manera controlada, dejándolo circular a
través de una turbina, que a su vez mueve un generador y produce electricidad.

Ejemplo

Un proyecto basado en esta idea, que es una adaptación de métodos ya utilizados para
almacenar gas natural, ha sido propuesto por una compañía norteamericana denominada
ISEP (Iowa Stored Energy Park). ISEP propone almacenar el exceso de producción eólica
de los Estados de Iowa, Minnesota y Dakota en acuíferos, que alojarían el aire comprimi-
do. Dicho aire, inyectado a gran presión a través de un tubo a una profundidad de 1.000
m, desplazaría parte del agua del acuífero. La compañía norteamericana estima que la
capacidad de los acuíferos considerados en el proyecto podría disponer de hasta 270 MW
en potencia suplementaria almacenada.

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Figura 18. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en forma de aire com-


primido inyectado a alta presión en acuíferos (ISEP).

Fuente: www.isepa.com

Ejemplo

El proyecto Remora de Segula Technologies asegura el almacenamiento de energía eléc-


trica offshore mediante aire comprimido como principal recurso de almacenamiento.

Este sistema es específico para los parques eólicos offshore y se basa en el exceso de
energía producida en tanques instalados en el suelo marino. El objetivo es transformar
energía eléctrica en aire comprimido y viceversa según las necesidades energéticas de
cada momento.

1.3.6. Desalación mediante aerogeneradores marinos


La energía eólica puede utilizarse en la desalación del agua del mar para el suministro
de agua potable en zonas áridas, afectadas por sequías en periodos prolongados; en par-
ticular, en zonas del mediterráneo en España, en Levante y en Andalucía, principalmente.
Esta solución puede cobrar una relevancia extraordinaria en las próximas décadas, dado
que todas las previsiones apuntan a que una de las consecuencias del cambio climático es
acentuar este tipo de sequías, al aparecer con mayor frecuencia e intensidad.

Figura 19. Plataforma desaladora.

Fuente: MTORRES.

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La desalación mediante energía eólica puede realizarse en plataformas instaladas en el


mar, a una distancia de la costa de hasta 5 km. Se trata de enormes estructuras asentadas
sobre flotadores anclados al fondo marino, en aguas de no más de 80 m de profundidad.
Sobre la plataforma se asienta un gran aerogenerador, que puede funcionar en dos modos
diferentes: produciendo electricidad, como en un parque eólico convencional, o desalan-
do agua mediante un proceso exclusivamente mecánico denominado ósmosis inversa, sin
una conversión previa a energía eléctrica. El producto de ambos procesos es evacuado a
tierra, la electricidad mediante cables submarinos y a través de tuberías submarinas en el
caso del agua desalada.

En efecto, la energía mecánica del viento capturada por las hélices del aerogenerador pue-
de aplicarse directamente para bombear agua del mar a alta presión contra una membra-
na de ósmosis inversa, que retiene las sales del agua marina en una de sus caras, dejando
pasar el agua dulce hacia la otra. Al evitar la transformación en electricidad, el rendimien-
to de todo el proceso es más elevado, dado que la conversión del movimiento de rotación
del aerogenerador a movimiento del agua bombeada es mucho más alta, lo que se traduce
en que la rentabilidad de la planta es mayor.

Además, la desalación eólica tiene la ventaja de que permite aprovechar mejor el recurso
energético esencialmente aleatorio, como el viento. El doble funcionamiento de las pla-
taformas permite desalar agua cuando menos necesaria es la energía eléctrica en la red y
producir electricidad en las puntas de demanda, en las horas centrales del día.

Ejemplo.

El proyecto más emblemático sobre desalación eólica es el ideado por la compañía espa-
ñola MTORRES. Dicho proyecto contemplaba la utilización de grandes aerogenerado-
res, con diámetro de rotor de 40 m y altura de torre de 60 m, en plataformas de 40 m de
diámetro. Los aerogeneradores, que han sido diseñados especialmente para soportar los
temporales de mar abierto, tendrían una potencia de 2,5 MW y, con el viento disponible
en el mar, podrían funcionar unas 2.500 h/año.

Se estima que la capacidad de desalación de estas plataformas sería de unos

2 hm3/año, con los que sería posible abastecer a una población de unos 30.000 habitantes
durante un año.

Según MTORRES, el coste del agua desalada en sus plataformas puede ser entre un 30 y
un 40 % menor que el de los sistemas más avanzados de ósmosis inversa.

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Figura 20. Esquema de la plataforma de desalación eólica.

Fuente: MTORRES.

Las plataformas flotantes pueden situarse en zonas de aguas especialmente favorables


para la desalación, por su baja turbidez, con la ventaja de que la vida media de las mem-
branas y el rendimiento de las plantas aumenta. La elección del enclave también puede
tener en cuenta el régimen habitual de movimiento de las aguas de la zona (biodina-
mismo) para favorecer la dispersión natural de la sal obtenida (salmueras), con lo que se
minimizaría el impacto ambiental.

1.3.7. Almacenamiento de energía en baterías de vehículos eléctricos


Otro modo de aprovechamiento de la energía eólica es la recarga de vehículos eléctricos
a través de estaciones de carga en las que normalmente se emplean sistemas híbridos, por
ejemplo con eólica y fotovoltaica, como puede apreciarse en la siguiente imagen:

Figura 21. Instalación de paneles y aerogenerador para carga de vehículos eléctricos.

Fuente: Carlos Romón.

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1.3.8. Otras aplicaciones


Además de las aplicaciones mencionadas, existen otras con menor aceptación que las
mencionadas, llamadas aplicaciones térmicas de la energía eólica, como por ejemplo la
obtención de energía en forma de calor (energía térmica) a partir de la energía mecánica
del viento. Esto es posible a través del calentamiento de agua provocado por el rozamien-
to mecánico de un artilugio accionado directamente por el propio molino. También se
puede obtener calor mediante la compresión de un fluido refrigerante en lo que se deno-
mina “bomba de calor”, mecanismo similar al utilizado en aplicaciones de frío industrial
y refrigeración.

Estas aplicaciones pueden ser interesantes en granjas, en explotaciones agrícolas y gana-


deras, por ejemplo para el secado o la refrigeración del producto de las cosechas, o para la
refrigeración del propio ganado. Y también en factorías aisladas de la red eléctrica, para el
acondicionamiento y refrigeración de almacenes, el calentamiento de agua, etc.

1.4. Resumen
El aprovechamiento de la energía cinética de masas de aire en movimiento, de la fuerza
del viento, es casi tan antiguo como la propia civilización. Así, la energía eólica se ha
aprovechado desde hace milenios, para impulsar barcos en la navegación, para bombear
agua o moler grano. En su aplicación más desarrollada actualmente, de la producción de
energía eléctrica en instalaciones conectadas a la red, la eólica se ha convertido en una
fuente de suministro masivo en muchos países del mundo.

En España, los molinos de viento se han utilizado durante siglos para moler grano y pro-
ducir harina, en particular en amplias zonas de las dos Castillas, el Mediterráneo, Anda-
lucía, etc. La energía eólica, como tecnología renovable que es, utiliza un recurso natural
inagotable, el viento. Además, es una tecnología limpia, que no genera gases contaminan-
tes, ni residuos peligrosos.

La energía eólica es una fuente de energía autóctona, disponible en prácticamente cual-


quier lugar del planeta con suficiente intensidad como para garantizar una parte impor-
tante de las necesidades energéticas.

Dato importante

Aunque, en la actualidad, solo las pequeñas instalaciones aisladas utilizan alma-


cenamiento de energía, existen soluciones para garantizar el suministro en los mo-
mentos en que no hay viento. Así, en pequeños sistemas, es posible utilizar baterías
para almacenar la electricidad.

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Algunas de las principales aplicaciones de la energía eólica son las grandes centrales
conectadas a la red (los parques eólicos), los pequeños sistemas aislados de suministro
eléctrico, el bombeo de agua para el abastecimiento en zonas aisladas o para la agricultu-
ra y la desalación eólica.

Aunque, en la actualidad, solo las pequeñas instalaciones aisladas utilizan almacenamien-


to de energía, existen soluciones para garantizar el suministro en los momentos en que
no hay viento. Así, en pequeños sistemas, es posible utilizar baterías para almacenar la
electricidad. En sistemas medianos y grandes, los volantes de inercia o las instalaciones
hidroeléctricas de bombeo son una interesante solución utilizada. A medio y largo plazo,
además del empleo de hidrógeno, otras alternativas, como el almacenamiento en forma
de frío a gran escala, en batería de vehículos eléctricos o de aire comprimido en grandes
depósitos subterráneos, podrían convertirse en realidad.

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2. Recurso eólico
“Cuando se ponen en contacto dos cuerpos que tienen distintas
temperaturas, se produce una transferencia de calor desde el cuer-
po de mayor temperatura al de menor temperatura.”

2.1. Circulación general de la atmósfera

Figura 1. Diagrama de la circulación general de la atmósfera, en el que se


muestran las tres zonas de vientos preferentes en cada hemisferio: alisios
del noreste en latitudes bajas, vientos del oeste en medias y vientos
polares en latitudes elevadas.
Fuente: http://www.newmediastudio.org

La figura muestra un diagrama sobre los movimientos preferentes de masas de aire en


nuestro planeta. Se pueden ver tres zonas claramente diferenciadas para cada hemisferio,
cada una de ellas con una dirección preferente para el viento. Son las llamadas Celda de
Hadley, Celda polar y Celda de Ferrel. A continuación se describe brevemente cada una
de estas zonas.

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Celda de Hadley. Es la zona que va entre el ecuador y los 30º de latitud en cada hemis-
ferio. En dicha zona, el comportamiento es el descrito anteriormente en el modelo más
sencillo de circulación. El viento dominante proviene del noreste (a estos vientos se les
denomina “alisios del noreste”) y es consecuencia del movimiento en altura del aire ca-
liente que va del ecuador hacia los polos. Estas masas de aire se enfrían al tomar altura
y acaban por descender en latitudes más elevadas. Por ello, vuelven en superficie hacia
el ecuador (esta es la corriente principal percibida en la celda), absorbidas por las bajas
presiones provocadas por el aire caliente ascendente.

La componente este del viento en la Celda de Hadley está provocada por la influencia de
la rotación terrestre, en particular de la fuerza de Coriolis, que desvía el viento hacia su
derecha (en el sentido del avance del viento) en el hemisferio norte y hacia su izquierda
en el hemisferio sur. La influencia de este efecto es mucho mayor en latitudes elevadas.

Celda polar. Cerca de los polos, el comportamiento también responde al esperado según
el modelo sencillo: el aire frío (más pesado) se desplaza en superficie hacia el ecuador,
sustituyendo a las masas de aire caliente que avanzan en altura hacia los polos. La rota-
ción de la Tierra le confiere una componente este en ambos hemisferios, como en la Celda
de Hadley.

Esta celda se extiende desde los polos hasta los 60º de latitud en ambos hemisferios y en
ella los vientos dominantes se denominan “vientos polares del este”.

Celda de Ferrel. Ocupa las latitudes entre los 30º y los 60º en cada hemisferio. En esta
zona, los vientos dominantes provienen del suroeste en el hemisferio norte y del noroeste
en el sur (son los llamados “ponientes”). Están causados por el movimiento del aire en
superficie hacia la zona de bajas presiones dejada por el aire que asciende hacia los polos
desde los 60º de latitud. La componente oeste se debe a la acción de la fuerza de Coriolis,
que desvía al viento hacia su derecha.

Además de las tres zonas citadas, existen otras dos áreas atmosféricas, que están caracte-
rizadas por el escaso viento. Se trata de la Zona de Convergencia Intertropical, cerca del
ecuador y de la zona cercana a la latitud 30º, en ambos hemisferios. En la primera tienen
lugar las denominadas “Calmas Ecuatoriales”, mientras que en la segunda se producen
las “Calmas de Ross”.

La circulación general de la atmósfera plasmada en los párrafos anteriores se ve profun-


damente modificada por la presencia de las masas continentales (figura siguiente). Las
diferentes porciones de tierra tienen en general características térmicas muy diferentes,
determinadas por las condiciones particulares de la orografía: altura, composición del
suelo, presencia de grandes masas de agua, etc. Por ello, en distancias relativamente gran-
des, no es raro observar comportamientos del viento alejados de lo esperado de acuerdo
con el modelo presentado anteriormente.

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Figura 2. La presencia de las masas continentales tiene una notable influencia


en la circulación general de la atmósfera. Cada zona geográfica puede tener
características diferentes en cuanto a su masa térmica, perfil de rugosidad, etc.
Fuente: René Garreaud (http://dgf.uchile.cl/rene/).

2.2. Comportamiento local del viento


La circulación general de la atmósfera descrita en el apartado anterior da lugar a lo que se
conoce como los “vientos geostróficos”. Estos vientos no están apenas influenciados por
el rozamiento con la superficie terrestre o por la presencia de obstáculos. En general, se
considera que el viento geostrófico se percibe por encima de los 1.000 m de altitud; por
ello, solo es posible medirlo utilizando sondas atmosféricas a bordo de globos.

Sin embargo, en el caso de la energía eólica, los dispositivos de aprovechamiento del


viento (aerogeneradores) están situados muy cerca del suelo, con el rotor a una al-
tura de, a lo sumo, 120 m. En esta zona, el viento sufre la acción del rozamiento, por
lo que se ve frenado. Además, en función de las características de la orografía, la
influencia de los obstáculos (como cerros, hondonadas, etc.) puede ser considerable.
También puede modificar de manera significativa la velocidad y la dirección del vien-
to la presencia de edificios en zonas urbanas.

2.2.1. Brisas de montaña y brisas marinas


Otros fenómenos característicos con una influencia notable en el viento a nivel local son
las brisas de montaña y las brisas marinas.

En el primer caso, se trata del movimiento de masas de aire que aparecen en las cercanías
de grandes montañas (figura siguiente). Son consecuencia del calentamiento desigual de
las laderas en función de la altura. Las brisas de montaña fluyen desde las cumbres hacia
los valles durante las noches y desde las partes bajas hacia las altas durante el día. Por las
noches, el aire de lo alto de la montaña se enfría antes, por la menor inercia térmica de las
cumbres con respecto a la parte baja. El aire fresco baja por la ladera hacia los valles, dan-
do lugar a la brisa nocturna. Por el contrario, durante el día, es el aire cálido de los valles
el que asciende por la ladera hacia lo alto de la montaña, empujado por el viento fresco
que cae hacia la zona de los valles.

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Con respecto a las brisas marinas, el fenómeno se debe al calentamiento diferencial que
se produce en el mar y en la tierra, debido al comportamiento térmico diferente de ambos
medios.

Durante el día, la brisa sopla desde el mar hacia la orilla, debido al mayor calentamiento
del medio terrestre con respecto al agua de mar (hay que recordar que el calor específico
del agua es muy elevado, lo que significa que una masa del líquido tiene mucha inercia
térmica, es decir, responde muy lentamente ante variaciones de temperatura ambiente).
Por ello, el aire cálido de la orilla asciende y es sustituido por el aire fresco procedente
del mar.

Figura 3. Brisas de ladera en las montañas, consecuencia


del calentamiento desigual en función de la altura.
Fuente: www.windpower.org
Por la noche, la tierra se enfría antes que el mar por su menor inercia térmica, por lo que
el flujo de las brisas se invierte, es el aire cálido en contacto con el agua el desplazado por
el fresco procedente de la orilla. Así, la brisa nocturna tiene dirección de la costa hacia el
mar.

2.2.2. Variación del viento con la altura


Por debajo del nivel del viento geostrófico, la influencia del rozamiento con el suelo en la
velocidad se hace patente. Por ello, dicha velocidad no se mantiene constante, a medida
que nos vamos acercando al suelo, el viento es frenado por efecto del rozamiento con el
mismo.

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La variación del viento con la altura se puede calcular de manera aproximada me-
diante diversos métodos analíticos. En este sentido, es habitual utilizar una aproxi-
mación exponencial para estimar el aumento de la velocidad con la altura, de acuerdo
con la fórmula: Vy = Vo (Y / Yo)α.

Donde V es la velocidad del viento a la altura y, e y0 una altura de referencia a la que la


velocidad es conocida, V0. α es el llamado “coeficiente de rugosidad”, exponente que
depende fuertemente de la orografía. Sus valores varían típicamente entre 0,1 y 0,4,
siendo mayor cuanto más compleja es la orografía (tabla siguiente).

Así, en terrenos poco accidentados, α adquiere valores alrededor de 0,1, lo que en térmi-
nos de la velocidad del viento significa que la variación con la altura es muy reducida. En
zonas muy escarpadas, o con muchos obstáculos (por ejemplo, en ciudades), α puede al-
canzar valores cercanos a 0,4 (es decir, la velocidad del viento varía mucho con la altura).

Terreno llano con hielo o hierba 0,1 - 0,12


Terreno llano (mar) 0,14
Terreno poco accidentado 0,13 - 0,16
Zonas rústicas 0,2
Terreno accidentado, bosques 0,2 - 0,26
Terreno muy accidentado y ciudades 0,25 - 0,4

Tabla 1. Variación del coeficiente de rugosidad,


α, con las características del terreno.
Fuente: elaboración propia.
La figura siguiente muestra la variación de la velocidad del viento con la altura para un
coeficiente de rugosidad de 0,2. La curva reproduce la ley exponencial anteriormente des-
crita.

Cuando se realiza una campaña de medidas de viento en un determinado emplazamiento,


lo ideal sería realizar la medida de velocidad a la altura a la que se van a colocar las turbi-
nas eólicas, pero esto no es siempre posible. Sin embargo, sí es posible medir a una altura
normalizada extrapolar a la altura de la turbina utilizando la aproximación exponencial.

La variación del viento con la altura tiene una gran influencia en el funcionamiento de un
sistema eólico, dado que la producción de energía es mayor a mayor altura. Por ello, desde
un punto de vista meramente energético, los aerogeneradores han ser de tan grandes
como sea posible. Sin embargo, los aerogeneradores grandes son más caros y también lo
es la propia instalación y el transporte. Por lo tanto, el coste final de toda la instalación
también será mayor. En consecuencia, en el diseño de una instalación eólica es funda-
mental optimizar el sistema, encontrando el mejor compromiso entre elevada producción
y bajos coste.

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Figura 4. Variación de la velocidad con la altura, según la


ley exponencial, para un coeficiente de rugosidad de 0,2.
Fuente: elaboración propia

2.2.3. Variaciones temporales del viento


El viento sufre también variaciones temporales importantes, que dan lugar a una de sus
características fundamentales: su gran aleatoriedad. Estas variaciones pueden producir-
se en intervalos más o menos largos de tiempo (variaciones diarias, mensuales, estaciona-
les, anuales…), o también pueden ocurrir en forma de variaciones bruscas. Este es el caso
de las turbulencias, que son oscilaciones del viento alrededor de los valores medios, que
tienen un carácter impredecible y desordenado.

Con respecto a las variaciones a largo plazo, cabe destacar las debidas a la estaciona-
lidad. Y es que el recurso eólico disponible oscila a lo largo del año, con la sucesión de
las estaciones. En general, los periodos de tiempo estable, como el verano, son menos
propicios para la generación eólica. Por el contrario, los meses de invierno suelen ser más
ventosos. Esto se puede ver para el caso de España en la figura siguiente, que muestra la
generación eólica del país en los diferentes meses de 2008-2013.

En el caso de las turbulencias, aunque su influencia en la producción de energía a largo


plazo no es importante, sí pueden tener cierta relevancia en otros aspectos, como en la
seguridad o en la durabilidad de los sistemas eólicos. Por ejemplo, los cambios bruscos
de viento pueden provocar fuertes cargas sobre los aerogeneradores, que provocan fatiga
mecánica en los materiales, poniendo a prueba su resistencia estructural. Además, pue-
den dar lugar a problemas en los sistemas de control y orientación y oscilaciones momen-
táneas en la potencia eléctrica producida.

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2.3. Clasificación del viento


Existen diferentes criterios a la hora de clasificar el viento en cuanto a su velocidad. La
más tradicional es la denominada escala Beaufort, que fue introducida por el almirante
inglés del mismo nombre a principios del siglo XIX. Aunque en origen se utilizó fun-
damentalmente en la navegación marítima, posteriormente su uso se extendió a otros
ámbitos como la meteorología.

En dicha escala (tabla página siguiente) se establecen 17 categorías, también denomina-


dos “grados”, ordenadas de menor a mayor velocidad del viento. En la tabla se muestran
los intervalos de velocidad mínimo y máximo para cada categoría, en unidades de m/s,
km/h y nudos (un nudo es una milla náutica por hora).

Para cada grado es habitual añadir una descripción de los efectos que el viento podría te-
ner tanto en tierra como en el mar. En la tabla se ha incluido el efecto típico en tierra. Así,
por ejemplo, un viento grado 5 se podría reconocer observando los árboles pequeños, ya
que para esta velocidad estos empiezan a moverse; mientras un viento fuerza 10 se puede
reconocer porque puede llegar a arrancar árboles y a causar daños en edificios.

Grado Nombre v(m/s) v(km/h) v(nudos) Efecto en tierra


0 Calma 0 0,2 0 1 0 0,4 Calma
1 Ventolina 0,3 1,5 1 5 1 3 El humo sigue el viento, la veleta no
2 Suave 1,6 3,3 6 12 3 6 La veleta se orienta
3 Leve 3,4 5,4 12 19 7 10 Las hojas se mueven
4 Moderado 5,6 7,9 20 28 11 15 Las ramas más finas se mueven

5 Regular 8 10,7 29 39 16 21 Empiezan a moverse árboles pequeños

6 Fuerte 10,8 13,8 39 50 21 27 Se mueven las ramas grandes

7 Muy fuerte 13,9 17,1 50 62 27 33 Se mueven los árboles más grandes

8 Temporal 17,2 20,7 62 75 33 40 Se rompen las ramas de los árboles


Temporal
9 20,8 24,4 75 88 40 47 Se levantan los tejados
fuerte
Temporal
10 24,5 28,4 88 102 48 55 Arranca árboles, daños en edificios
muy fuerte

11 Tempestad 28,5 32,6 103 117 55 63 Daños graves a los edificios y destrozos
12 Huracán 32,7 36,9 118 133 64 72 Daños muy graves
13 37 41,4 133 149 72 80 Daños muy graves
14 41,5 46,1 149 166 81 90 Daños muy graves
15 46,2 50,9 166 183 90 99 Daños gravísimos
16 51 56 184 202 99 109 Daños gravísimos
17 Ciclón 56,1 61,2 202 220 109 119 Daños gravísimos

Tabla 2. Escala Beaufort de intensidades de viento, utilizada tradicionalmente


para clasificar los vientos en función de su velocidad.
Fuente: elaboración propia.

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Nudo m/s km/h


Nudo 1 0,514 1,852
m/s 1,946 1 3,600
km/h 0,540 0,278 1

Tabla 3. Equivalencia entre diferentes unidades


utilizadas habitualmente para medir el viento.
Fuente: elaboración propia.

Existe otra escala que se utiliza con mayor frecuencia que la Beaufort en el campo de la
energía eólica. Dicha escala clasifica los vientos en siete clases, en orden creciente en
cuanto a su velocidad. En la tabla se han incluido las velocidades mínima y máxima, en
m/s, a tres alturas diferentes, 10 m, 50 m y 80 m. La variación de la altura que se ha supues-
to en esta clasificación es exponencial, según la ley presentada anteriormente, y con un
coeficiente de rugosidad de un séptimo (α= 1/7).

v (m/s)
Clase 10 m 50 m 80 m
1 0 4,4 0 5,6 0 5,9
2 4,4 5,1 5,6 6,4 5,9 6,9
3 5,1 5,6 6,4 7,0 6,9 7,5
4 5,6 6 7,0 7,5 7,5 8,1
5 6 6,4 7,5 8,0 8,1 8,6
6 6,4 7 8,0 8,8 8,6 9,4
7 >7 >8,8 >9,4

Tabla 4. Clasificación del viento en clases, de acuerdo


con su velocidad media (en m/s) a tres alturas diferentes.
Fuente: elaboración propia.

2.4. El recurso eólico en nuestro planeta


En los últimos años se han desarrollado estudios muy exhaustivos sobre la disponibili-
dad de recurso eólico en nuestro planeta. Entre estos, destaca el de Archer y Jacobson,
de 2005, en el que se cuantifica el potencial eólico a nivel global. Los investigadores de
la Universidad de Stanford concluyen que sería posible obtener hasta 72 TW de potencia
en parques eólicos, cantidad equivalente a 35 veces el consumo mundial de electricidad.

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Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Energía Eólica I

Una de las principales aportaciones de Archer y Jacobson es su Atlas del viento, en el


que determinan la velocidad del viento en las diferentes áreas geográficas de la Tierra,
mediante medidas a diferentes alturas. Sobre la base de los resultados del trabajo se pue-
de decir que la mayor disponibilidad de viento se da en América del Norte, que tiene el
mayor número de estaciones de medida con vientos clase 3 o superior (según los propios
autores, para que la producción eólica sea rentable, son necesarias velocidades superiores
a 6,9 m/s a 80 m de altura, es decir, clase 3 o superior). En particular, en la zona de los
grandes lagos y a lo largo de las costas Este y Oeste del país.

La Antártida tiene también un potencial inmenso (aunque difícilmente aprovechable,


dado que el continente helado tiene un elevado grado de protección por sus especiales
características, que lo protege frente a la gran mayoría de las actividades humanas), sien-
do el área con el mayor porcentaje de estaciones aprovechables para la producción eólica,
un 60%.

Por lo que respecta a Europa, figura en la lista de lugares con mayor potencial eólico. En
particular, el norte del continente, con Escandinavia y Reino Unido a la cabeza, siendo las
costas del Mar del Norte un lugar privilegiado.

Otras zonas con gran potencial son el extremo sur de Suramérica y la isla de Tasmania,
en Australia.

Con respecto a la disponibilidad de viento en los mares y océanos de nuestro planeta,


Archer y Jacobson concluyen que la media global de velocidad a 10 m de altura en estas
áreas es de 6,64 m/s (lo que se corresponde con la clase 6), frente a los 3,28 m/s (clase 1)
de media sobre las grandes masas de tierra. Es decir, en promedio, los valores medidos
sobre el mar son dos veces mayores que en tierra, lo que justifica las grandes expectativas
creadas alrededor de la eólica offshore de cara a los próximos años. Las medidas a 80 m
confirman el enorme potencial del viento en el mar, ya que a esa altura la media de velo-
cidad es de 8,6 m/s, frente a 4,54 m/s medidos tierra adentro.

Recientemente se ha creado el Global wind Atlas al que se puede acceder desde el si-
guiente enlace gracias a la colaboración de la Universidad Técnica de Dinamarca y el
Banco Mundial:

https://globalwindatlas.info/

La utilidad principal de este Atlas Mundial del Viento es la evaluación preliminar del
recurso antes de la instalación de las estaciones de medición meteorológica en el sitio.
También sirve como una herramienta útil para que los gobiernos comprendan mejor su
potencial de recursos eólicos a nivel provincial y local.

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2.5. El viento en españa


España no está situada en las zonas de mayor potencial eólico del continente europeo,
mostradas en la sección anterior, que se hallan en Reino Unido y Escandinava. Aun así,
los recursos eólicos son muy importantes, como también lo es el aprovechamiento que se
hace de ellos, que permite que España esté situada, según datos de 2014, en el cuarto lugar
del mundo en el ranking de potencia eólica instalada.

La latitud de nuestro país (entre 36 y 43º norte, con la parte central de la península ibérica
a unos 40º) hace que se encuentre en la zona de la Celda de Ferrel, donde predominan
los vientos del oeste. Sin embargo, la complejidad orográfica de la península modifica
sustancialmente el esquema general de la circulación, como es de esperar en un país tan
montañoso (España es el segundo país más montañoso de Europa, superado por Suiza).

Las principales causas de tipo orográfico que producen modificaciones en la circulación


general en España son los encauzamientos y el llamado “efecto esquina”. En el primer
caso, se trata de caminos preferentes para la circulación del viento provocado por la pre-
sencia de barreras laterales, que marcan la senda a seguir por las corrientes de aire. Son
frecuentes los encauzamientos del viento entre cadenas montañosas, en depresiones
existentes en cauces de grandes ríos y también en los estrechos, brazos de mar que divi-
den grandes masas de tierra.

Figura 5. Distribución del potencial del viento en España.


Las zonas más oscuras, en el noroeste del país (Galicia)
el Valle del Ebro y en la zona este de Castilla La Mancha
(provincia de Albacete) se corresponden con aquellas
con mayor velocidad del viento en promedio.
Fuente: Risoe National Laboratory – Vector Graphics.

Con respecto al efecto esquina, se trata de la concentración del viento en franjas de terre-
no que forman salientes en el mar, en áreas literalmente asomadas a grandes masas de
agua. Por ejemplo, se observa en pequeñas penínsulas y en cabos.

36
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En la Península Ibérica, algunas de las zonas con mayor potencial eólico vienen definidas
precisamente por estas características orográficas. Así, los encauzamientos existentes en
el Valle del Ebro y en el Estrecho de Gibraltar y el efecto esquina que se produce en el no-
roeste de España, en Galicia, y en el sur de Portugal, en el cabo de San Vicente, configuran
las áreas preferenciales para el aprovechamiento eólico.

Una zona singular del país, debido a su alejada situación geográfica con respecto a la pe-
nínsula es la de las Islas Canarias. Este archipiélago está ubicado entre los 26º y los 29º de
latitud norte; por lo tanto, se encuadra en la zona de vientos alisios del nordeste. Debido a
esta situación y a causa de su particular orografía, se puede decir que el potencial eólico
de las Islas Canarias es alto, de los mayores de toda España.

Para terminar, mencionar que la presencia del viento en las zonas privilegiadas, como el
Valle del Ebro, La Mancha, el Estrecho o el Cantábrico, ha influenciado de manera signifi-
cativa a las diferentes culturas presentes en estas áreas, hasta el punto que existen deno-
minaciones de los diferentes vientos en estas zonas (y también en otras de la geografía
española), utilizados tradicionalmente con cierta profusión. Así, en el Ebro, se habla del
Cierzo; en el cantábrico, de Galerna y en el Estrecho de Levante, que son algunos de los
nombres más característicos de entre los utilizados para los vientos del país.

Figura 6. Denominaciones para los diferentes vientos


en España, utilizados de manera tradicional.

Dato importante

El viento es una fuente de energía con un comportamiento esencialmente aleatorio.


En este sentido, se puede decir que la aleatoriedad del viento es mucho mayor que
la de otras energías renovables, como la solar.

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2.6. Medida del recurso eólico


La potencia que puede suministrar un aerogenerador depende especialmente de la ve-
locidad del viento. Esta característica se manifiesta en que pequeñas variaciones en la
intensidad del viento provocan importantes cambios en la potencia generada por los ae-
rogeneradores. Por ello, una medida precisa de la velocidad del viento es fundamental
para estimar el potencial eólico de un determinado lugar.

Por esto, antes de emprender un proyecto de instalación de un parque eólico, se hace im-
prescindible realizar una campaña de medidas del recurso disponible en la zona. Dicha
campaña ha de durar al menos un año y se debe realizar en el propio emplazamiento.

Además, es importante desarrollar también una campaña de medidas a largo plazo, du-
rante por lo menos 15 años. Esta campaña puede utilizar datos de una estación de referen-
cia cercana, por ejemplo del Instituto Nacional de Meteorología. Su objetivo es descartar
que la campaña de medidas realizada en el propio parque no sea representativa del viento
en la zona, dada la enorme variabilidad para el recurso eólico.

Medida de la velocidad del viento: anemómetro y veleta. La dirección del viento se


puede medir con un dispositivo denominado veleta. El componente fundamental de una
veleta es un elemento móvil que puede girar libremente alrededor de un eje. Sometido a
la acción del viento, el elemento se orienta en la dirección de este.

Figura 7. Imagen de una veleta, el dispositivo que


permite determinar la dirección del viento
en un determinado momento.
Fuente: www.windpower.org
Es posible registrar los datos medidos en un determinado intervalo de tiempo para la
dirección del viento, lo que se realiza mediante un transductor. Este elemento se encarga
de transformar la información de la posición de la veleta en una señal eléctrica, que puede
registrarse de una manera sencilla.

38
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Un tipo de transductor relativamente sencillo estaría compuesto por un potenciómetro


(resistencia eléctrica cuyo valor nominal se puede variar al girar un vástago integrado en
el cuerpo del dispositivo) unido de manera solidaria al eje de la veleta. Si el potenciómetro
es alimentado con un valor determinado de tensión, la salida de este variará en función
del valor de resistencia del potenciómetro, valor que está directamente ligado con la po-
sición de la veleta.

Para medir la velocidad del viento en un determinado emplazamiento, se utiliza un dis-


positivo denominado anemómetro. Está compuesto de varios elementos capaces de in-
terceptar el viento y que pueden girar alrededor de un eje, de manera que la velocidad de
giro del dispositivo es proporcional a la intensidad del viento. Uno de los tipos de anemó-
metros más comunes es el de cazoleta.

Al igual que en el caso de la veleta, para registrar los datos medidos de la velocidad del
viento, se transforma dicha información en una señal eléctrica. Esto se puede realizar
utilizando un generador eléctrico acoplado directamente al eje de giro del anemómetro.

Figura 8. Anemómetro de cazoleta, dispositivo


que permite medir la velocidad del viento.
Fuente: archivo propio.

El generador suministra una corriente alterna cuya amplitud y frecuencia son proporcio-
nales a la velocidad de giro de su rotor, que a su vez es proporcional a la velocidad del
viento.

Los datos de las medidas de velocidad y dirección del viento se deben registrar durante
largos periodos de tiempo, al menos durante la campaña de medidas. Por ello, es necesa-
rio habilitar un sistema de almacenamiento de dichos datos. Esto se puede realizar utili-
zando sistemas del tipo “datalogger”, que se sitúan en la base de la torre meteorológica,
donde se ubican también los equipos de medida: veleta, anemómetro, etc.

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Las torres meteorológicas suelen incorporar otros dispositivos de medida con el fin de
almacenar la mayor cantidad de información posible sobre el comportamiento de la at-
mósfera en la zona. Así, es muy común registrar también parámetros como la humedad
ambiental, la presión atmosférica o la intensidad de la radiación solar. Estos datos sirven
como entrada para los modelos de predicción del viento, con los que es posible estimar
con antelación la energía generada por un determinado parque eólico.

Figura 9. Imagen de una torre meteorológica,


en lo alto de la cual se ubican los dispositivos de
medida: anemómetro, veleta, termómetro, etc.
Fuente: http://www2.uah.es/gifa/fotorre5.htm

La ubicación de la torre meteorológica en el emplazamiento en estudio es fundamental.


En particular, la elección de la altura de medida debe realizarse de manera cuidadosa,
dada la importante variación de la velocidad del viento con este parámetro. A ser posible,
la torre debe estar a una altura próxima a la del rotor de los aerogeneradores a instalar. Si
esto no fuera posible, debería elegirse una altura no menor de dos tercios del valor real,
aunque, si no hubiera más remedio, siempre es posible utilizar un valor de referencia (tí-
picamente de 10 m) y posteriormente estimar la velocidad a la altura deseada mediante
extrapolación. Esto último permite también comparar de una manera homogénea el vien-
to medido en diferentes localizaciones.

Ejemplo.

Se pretende estimar el recurso eólico en un determinado emplazamiento con la idea de


construir un parque eólico. Los aerogeneradores que probablemente se utilizarían en el
parque tienen el rotor a 60 m de altura.

En la campaña de medidas, no es posible ubicar la torre meteorológica a dicha altura. Por


ello, se decide ubicarla a una altura de 2/3.

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La orografía en la zona es muy accidentada por tratarse de terreno montañoso. Si la ve-


locidad medida en la torre meteorológica es de 7 m/s, ¿cuál es la velocidad teórica del
viento a la altura del rotor de los hipotéticos aerogeneradores?

Solución. Dado que la orografía es muy accidentada, el coeficiente de rugosidad alcanza-


rá valores entre 0,25 y 0,4, según la tabla anterior. La altura de la torre, y0, será de 2/3 la del
rotor, que es 60 m, es decir, y0= 40 m. Aplicando la ley de variación exponencial:

Vmin = 7 (60 / 40)0,25 = 7,75 m/s

Vmax = 7 (60 / 40)0,40 = 8,23 m/s

Es decir, de acuerdo con la aproximación exponencial, el viento a la altura del rotor alcan-
zará velocidades de entre 7,75 m/s y 8,23 m/s. Si se conociera con precisión el coeficiente
de rugosidad de la zona se podría determinar con mayor exactitud la velocidad.

Caracterización del viento mediante la observación de su influencia en su entorno. En


ocasiones, es posible obtener mucha información de las características del viento en una
zona observando la influencia de este en el entorno. Especialmente, en áreas con vientos
intensos y persistentes, donde sus efectos pueden modificar significativamente las carac-
terísticas de la orografía y del manto vegetal existente.

Por ejemplo, en lugares con fuertes vientos, es posible que estos provoquen cambios per-
manentes en las plantas. Este efecto es especialmente interesante en árboles, en los que
pueden llegar a aparecer deformaciones en el tronco, ramas u hojas, que es posible corre-
lacionar con la velocidad del viento. Así, los árboles presentarán cierta inclinación en la
dirección predominante, que será tanto más acusada cuanto más intenso sea el recurso
eólico en la zona.

El viento también puede cambiar significativamente la forma del terreno. Por ejemplo, en
desiertos y otras zonas arenosas, la forma de las dunas y su orientación pueden ser indi-
cativas de las características del viento.

Procesado de la información del viento. Los datos obtenidos durante la campaña de me-
didas han de ser procesados para poder extraer toda la información. Dichos datos son la
base para estimar la producción eléctrica del hipotético parque eólico y, a partir de ellos,
su viabilidad y, en su caso, su potencial de rentabilidad.

Una herramienta muy valiosa para presentar la información medida es la llamada “rosa
de los vientos”. Se trata de una representación gráfica de los datos de la velocidad del
viento en cada dirección del espacio. Es habitual mostrar, por un lado, la velocidad media
y, por otro, la probabilidad de que el viento sople en cada dirección en el emplazamiento
en cuestión. En este último caso, se representa el porcentaje de tiempo (o frecuencia) en
el que el viento sopla en cada dirección.

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Figura 10. Efecto de los vientos persistentes


sobre la orografía en zonas arenosas.
Fuente: http://www.ecol-son.unam.mx

Ejemplo.

En las siguientes figuras se muestran las representaciones de frecuencia y de velocidad,


en un diagrama de ocho rumbos (se incluyen los datos de ocho direcciones diferentes).

Figuras 11 y 12. Rosa de los vientos de frecuencias, de ocho


rumbos.
Fuente: archivo propio.

Se puede ver como la dirección más probable en ese emplazamiento es la noreste, ya que
en dicha dirección el viento sopla el 35 % del tiempo. La dirección de máxima velocidad
media, 12,2 m/s, coincide con la que se da más frecuentemente, la noreste. En ambos casos
se incluyen los datos utilizados para la elaboración de la figura, en forma de tabla.

Dirección N NE E SE S SW W NW

Frecuencia 0,20 0,35 0,10 0,10 0,10 0,07 0,05 0,03

Tabla 5. Dirección y frecuencia del viento.


Fuente: archivo propio.

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Otra representación muy habitual de los datos obtenidos durante la campaña de medidas
es la de distribución de velocidades del viento en el emplazamiento, también conocida
como distribución Weibull. En ella se representa el número de horas al año (o porcen-
taje de horas anuales) para cada velocidad en un gráfico de barras. Esta gráfica permite
estimar la energía suministrada por un determinado aerogenerador a partir de las carac-
terísticas del mismo.

Para obtener las frecuencias o tiempos para esta gráfica, se utiliza el polinomio de Wei-
bull:

Donde:

P - porcentaje o frecuencia en la que el viento soplará a una determinada velocidad de


estudio (v).

C - parámetro de escala en (m/s) aporta una idea de la altura de la gráfica.

k - parámetro adimensional que indica el desplazamiento de la curva a la izquierda (múl-


tiples días con velocidades bajas) o a la derecha (días de vientos altos).

Como en el caso de la rosa de los vientos, se incluyen también todos los datos en forma
tabular. Y es que las representaciones tabulares son muy útiles porque permiten recupe-
rar los datos numéricos para hacer tratamientos estadísticos diferentes, en función de las
necesidades.

Velocidad (m/s) Horas


1 51
2 87
3 11
4 1248,2
5 1215,1
6 1074,2
7 873,4
8 65
9 461,6
10 302,6
11 185,7
12 10
13 57
14 29
15 14
16 6
17 2
18 1
Total 8.760

Tabla 6. Distribución de velocidades de un determinado emplazamiento, en forma ta-


bular. Para cada velocidad se muestra el número de horas de funcionamiento al año.
Fuente: elaboración propia.

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En la figura anterior se muestra el número de horas de funcionamiento al año para cada


velocidad, en forma de tabla y en forma de gráfico de barras. Se observa como la velocidad
más probable en este emplazamiento es de 4 m/s, ya que el viento sopla unas 1.250 horas
de media al año a esa velocidad. La siguiente velocidad más probable es de 5 m/s, a la que
el viento sopla algo más de 1.200 horas al año.

2.7. Predicción del viento


El viento es una fuente de energía con un comportamiento esencialmente aleatorio. En
este sentido, se puede decir que la aleatoriedad del viento es mucho mayor que la de otras
energías renovables, como la solar. Así, las variaciones de recurso eólico en dos lugares
relativamente cercanos (que pueden tener una disponibilidad de luz solar semejante) pue-
den ser muy importantes debido a la presencia de obstáculos, a la diferente orientación, a
las características del terreno, etc.

Desde el punto de vista de la producción eléctrica, la aleatoriedad del viento se mani-


fiesta en que no es posible elegir el momento en que un parque eólico inyecta electri-
cidad a la red, ni tampoco aumentar o disminuir la potencia generada.

La producción eólica tiene lugar cuando existe viento y la energía generada depende de
la intensidad del viento en ese momento.

Estas características del recurso eólico tienen una influencia considerable en los sistemas
eléctricos, especialmente en aquellos con una gran potencia instalada en parques eólicos
(este es el caso de países como Dinamarca, España o Alemania). Dado que la electricidad
no puede almacenarse a gran escala, la producción de todas las fuentes de suministro (las
centrales) debe igualar en cada momento a la demanda, evitando así cortes de suministro
o excesos de producción (que se perderían).

Esto se consigue utilizando centrales de reserva, que se mantienen funcionando a poca


potencia, la mínima indispensable para poder empezar a producir de manera inmediata,
reaccionando ante posibles incrementos de la demanda o ante una caída en la producción
(provocada, por ejemplo, por la menor producción de los parques eólicos debido a la dis-
minución en la intensidad del viento).

La aleatoriedad en la producción eólica ha sido la causa de que en algunos países se haya


limitado la autorización para conectar nuevos parques a las redes eléctricas, frenando así
el desarrollo de esta tecnología. Hay que recordar que, en países como España, la venta de
la energía producida por fuentes renovables está garantizada por ley, por lo que una vez
conectado un parque, el operador de la red está obligado a dar salida a la electricidad ge-
nerada (siempre dentro de los límites marcados por la legislación en cuanto a seguridad
y calidad de la red).

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Una manera de minimizar estos inconvenientes de la energía eólica es estimar por ade-
lantado la disponibilidad de viento e informar a los gestores de la red de la producción
prevista. Así, el gestor puede cuantificar con mayor precisión las necesidades en centrales
de reserva, minimizando la potencia extra perdida (y, por lo tanto, el gasto de combus-
tible, en el caso de las centrales térmicas o nucleares) en espera de fluctuaciones en la
demanda, y reduciendo los costes totales del sistema.

En España, el gestor de la red es la compañía Red Eléctrica de España (REE), que es la en-
cargada de garantizar en todo momento que la generación eléctrica sea igual a la deman-
da. REE informa en tiempo real de la demanda de energía a través de su página web, en la
que también es posible ver la estimación que la propia compañía realiza por adelantado
sobre la potencia eléctrica necesaria a lo largo de cada día.

Figura 13. Curva de demanda de electricidad que REE proporciona en tiempo real a través de su
página web.
Fuente: https://demanda.ree.es/visiona/peninsula/demanda/total (Febrero 2021).

La imagen muestra la previsión de demanda real, prevista y programada así como la pro-
cedencia de generación eléctrica. En este caso a las 10 de la mañana el porcentaje de
demanda que se cubría con energía eólica era de un 24,12%.

La necesidad de predecir la disponibilidad de viento es tanto mayor cuanto mayor


es la potencia eólica integrada en una determinada red eléctrica. En sistemas como
el español, en el que la eólica suministra una parte importante del consumo total, son
necesarias predicciones fiables con un horizonte temporal de más de un día, con el fin de
permitir que las centrales con tiempos de arranque lento estén disponibles cuando sean
requeridas.

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Por ello, el marco legal español en materia de energía contempla esta problemática. En
particular, el RD 436/2004, que establecía el régimen jurídico y económico de la produc-
ción de electricidad en régimen especial, en el que se incluyen las energías renovables.

Ya desde la publicación del RD 436/2004 (derogado mediante el RD 661/2007 y luego por


el RDL 6/2009) obligaba a los parques eólicos de más de 10 MW de potencia a estimar su
producción con 30 horas de antelación, informando al gestor del sistema de dicha previ-
sión. Las instalaciones que no cumplan la previsión de producción, dentro de un margen
de error del 20%, son penalizadas económicamente en la venta de la electricidad, perci-
biendo menos ingresos que aquellas que cumplan la estimación realizada.

La normativa actual, dista mucho de estos dos reales decretos, llegando a retirar las pri-
mas con efectos retroactivos. A continuación se lista la normativa que desde entonces ha
afectado directamente a la energía eólica:

• Corrección de errores del RD 661/2007, de 25 de mayo, por el que se regula la acti-


vidad de producción de energía eléctrica en régimen especial.

• RD 1028/2007, de 20 de julio, por el que se establece el procedimiento adminis-


trativo para la tramitación de las solicitudes de autorización de instalaciones de
generación eléctrica en el mar territorial.

• Orden ITC 3860/2007, de 28 de diciembre, por la que se revisan las tarifas eléctri-
cas a partir de 1 de enero de 2008.

• Orden IET/3586/2011, de 30 de diciembre, por la que se establecen los peajes de


acceso a partir de 1 de enero de 2012 y las tarifas y primas de las instalaciones del
régimen especial.

• RDL 1/2012, de 27 de enero, por el que se procede a la suspensión de los procedi-


mientos de preasignación de retribución y a la supresión de los incentivos eco-
nómicos para nuevas instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de
cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos.

• RDL 13/2012, de 30 de marzo, por el que se transponen directivas en materia de


mercados interiores de electricidad y gas y en materia de comunicaciones electró-
nicas, y por el que se adoptan medidas para la corrección de las desviaciones por
desajustes entre los costes e ingresos de los sectores eléctrico y gasista.

• RDL 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad presupuesta-


ria y de fomento de la competitividad.

• RDL 2/2013, de 1 de febrero, de medidas urgentes en el sistema eléctrico y en el


sector financiero.

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• Orden IET/221/2013, de 14 de febrero, por la que se establecen los peajes de acceso


a partir de 1 de enero de 2013 y las tarifas y primas de las instalaciones del régimen
especial.

• RDL 9/2013, de 12 de julio, por el que se adoptan medidas urgentes para garantizar
la estabilidad financiera del sistema eléctrico.

• Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del sector eléctrico.

• Orden IET/346/2014, de 7 de marzo, por la que se modifica la Orden IET/2013/2013,


de 31 de octubre, por la que se regula el mecanismo competitivo de asignación del
servicio de gestión de la demanda de interrumpibilidad.

• RD 413/2014, de 6 de junio, por el que se regula la actividad de producción de ener-


gía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables, cogeneración y residuos.

• Orden IET/1045/2014, de 16 de junio, por la que se aprueban los parámetros retri-


butivos de las instalaciones tipo aplicables a determinadas instalaciones de pro-
ducción de energía eléctrica a partir de fuentes de EERR, cogeneración y residuos

• Orden IET/1459/2014, de 1 de agosto, por la que se aprueban parámetros retributi-


vos y establece mecanismo asignación régimen retributivo específico para nuevas
instalaciones eólicas y fotovoltaicas en sistemas eléctricos no peninsulares.

• Orden IET/2444/2014, de 19 de diciembre, por la que se determinan los peajes de


acceso de energía eléctrica para 2015.

• Resolución 18 diciembre 2015, de la Secretaría de Estado de Energía, por la que


se establecen los criterios para participar en los servicios de ajuste del sistema
y se aprueban procedimientos de pruebas y operación para su adaptación al RD
413/2014.

• Real Decreto 1074/2015, de 27 de noviembre, por el que se modifican distintas dis-


posiciones en el sector eléctrico.

• Resolución de 30 de noviembre de 2015, por la que se convoca la subasta para la


asignación del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de produc-
ción de energía eléctrica a partir de biomasa y de instalaciones eólicas.

• Corrección de errores de la Orden IET/2212/2015, de 23 de octubre.

• Orden IET/2212/2015, de 23 de octubre, por la que se regula el procedimiento de


asignación del régimen retributivo específico en la convocatoria para nuevas insta-
laciones de producción de energía eléctrica a partir de biomasa y eólica.

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• RD 947/2015, de 16 de octubre, por el que se establece convocatoria para el otor-


gamiento del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción
de energía eléctrica a partir de biomasa y eólica en el sistema eléctrico peninsular.

• Orden IET/2209/2015, de 21 octubre, por la que se publica el Acuerdo del Consejo


de Ministros de 16 octubre 2015, por el que se aprueba el documento de Planifica-
ción Energética.

• Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se regulan las condiciones ad-
ministrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía
eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo.

• Orden IET/1953/2015,de 24 de septiembre, por la que se modifica la Orden


IET/1459/2014, de 1 de agosto, por la que se aprueban los parámetros retributivos
para nuevas instalaciones eólicas y fotovoltaicas en los sistemas eléctricos no pe-
ninsulares.

• Real Decreto 738/2015, de 31 de julio, por el que se regula la actividad de produc-


ción de energía eléctrica y el procedimiento de despacho en los sistemas eléctricos
de los territorios no peninsulares.

• Resolución 18 de enero 2016 por la que se resuelve la subasta para la asignación


del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción de energía
eléctrica a partir de biomasa y eólica.

• Resolución 30 junio 2017, de Secretaría Estado Energía, que convoca subasta para
asignación régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción
eléctrica a partir de fuentes renovables, al amparo de lo dispuesto en RD 650/2017.

• Orden ETU/615/2017, 27 junio, que determina procedimiento de asignación del


régimen retributivo específico, los parámetros retributivos correspondientes, y
demás aspectos que serán de aplicación para el cupo de 3.000 MW de potencia
instalada.

• RD 650/2017, 16 junio, que establece cupo 3.000 MW potencia instalada, de nuevas


instalaciones de producción eléctrica a partir de fuentes renovables en el sistema
eléctrico peninsular, al que se podrá otorgar el régimen retributivo específico.

Dato importante

La energía suministrada por un aerogenerador es proporcional al cubo de la velo-


cidad del viento, por lo que pequeños errores en la estimación de este parámetro
producen errores significativos en el cálculo de la electricidad generada.

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• Resolución de 10 de abril de 2017 por la que se establecen el procedimiento y las


reglas de la subasta para la asignación del régimen retributivo específico.

• Resolución de 10 de abril de 2017 por la que se convoca subasta para la asignación


del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción de energía
eléctrica a partir de fuentes de energía renovables.

• Orden 315/2017 por la que se regula el procedimiento de asignación del régimen


retributivo específico en la convocatoria para nuevas instalaciones de producción
de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, convocada al amparo del RD 35.

• RD 359/2017, de 31 de marzo, por el que se establece una convocatoria para el otor-


gamiento del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción
de energía eléctrica a partir de fuentes renovables en el sistema eléctrico.

• Orden ETU/130/2017, de 17 de febrero, por la que se actualizan los parámetros re-


tributivos de las instalaciones tipo aplicables a determinadas instalaciones de pro-
ducción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables.

• Orden TEC/1380/2018, de 20 de diciembre, por la que se establecen las bases regu-


ladoras para la concesión de ayudas a la inversión en instalaciones de producción
de energía eléctrica con tecnologías eólica y fotovoltaica situadas en los territorios
no peninsulares cofinanciadas con Fondos Comunitarios FEDER.

• Real Decreto-ley 15/2018, de 5 de octubre, de medidas urgentes para la transición


energética y la protección de los consumidores.

• Real Decreto-ley 17/2019, de 22 de noviembre, por el que se adoptan medidas ur-


gentes para la necesaria adaptación de parámetros retributivos que afectan al sis-
tema eléctrico y por el que se da respuesta al proceso de cese de actividad de cen-
trales térmicas de generación.

• Real Decreto 960/2020, de 3 de noviembre, por el que se regula el régimen econó-


mico de energías renovables para instalaciones de producción de energía eléctrica.

• Orden TED/766/2020, de 3 de agosto, por la que se establecen las bases regula-


doras para la concesión, en régimen de concurrencia competitiva, de ayudas a la
inversión en instalaciones de generación de energía eléctrica con fuentes de ener-
gía renovable, susceptibles de ser cofinanciadas con fondos de la Unión Europea.

• Real Decreto 647/2020, de 7 de julio, por el que se regulan aspectos necesarios para
la implementación de los códigos de red de conexión de determinadas instalacio-
nes eléctricas.

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Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Energía Eólica I

• Real Decreto-ley 23/2020, de 23 de junio, por el que se aprueban medidas en mate-


ria de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica.

• Orden TED/171/2020, de 24 de febrero, por la que se actualizan los parámetros


retributivos de las instalaciones tipo aplicables a determinadas instalaciones de
producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables, coge-
neración y residuos, a efectos de su aplicación al periodo regulatorio que tiene su
inicio el 1 de enero de 2020.

Toda la normativa mencionada ha dado como resultado una subida exponencial de los
precios de los peajes eléctricos.

Próximamente se publicará la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética en


España, cuyo objetivo será establecer un marco general de actuación para el impulso de la
política de lucha contra el cambio climático con una vocación transversal, al contemplar
principios programáticos, medidas concretas de actuación y medidas que presentan un
carácter horizontal, afectando a numerosos sectores de la economía de nuestro país, cuyo
proyecto de Ley se puede consultar en el siguiente enlace:

https://www.miteco.gob.es/es/prensa/proyectodeleydecambioclimaticoytransicionener-
getica_tcm30-509256.pdf

La predicción del recurso eólico disponible en una determinada zona parte de las previ-
siones meteorológicas publicadas por diversos organismos, como es el caso de la Agencia
Estatal de Meteorología en España. Datos como la velocidad y dirección del viento, la
temperatura, la presión atmosférica, la humedad relativa..., que están ampliamente dispo-
nibles, son procesados mediante sofisticados modelos físicos y estadísticos. Puesto que
el viento tiene importantes variaciones locales, causadas por la orografía particular de la
zona, es necesario añadir al modelo los datos climáticos históricos del parque en cuestión.
Con los resultados de la predicción del viento, es posible evaluar la producción eléctrica
de un parque eólico, a partir de los datos de las instalaciones del propio parque (en parti-
cular, de las características de los aerogeneradores).

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Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Energía Eólica I

Figura 14. Previsión de viento suministrada por la Agencia Nacional de


Meteorología a partir de sus modelos climáticos y estadísticos.
Fuente: www.aemet.es

De esta manera, el funcionamiento de la energía eólica se acerca al de las centrales con-


vencionales, dado que es posible adelantar con cierta precisión la producción futura.

En este sentido, los mejores resultados de los modelos se obtienen para horizontes tem-
porales de entre una y cinco horas, si bien las predicciones son bastante fiables con una
antelación de entre 24 y 48 horas.

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Figura 15. Velocidad del viento, suministrada en tiempo real por diversos organismos.
Fuente: http://www.wunderground.com
La previsión del viento no es una disciplina nueva, ha sido aplicada anteriormente en
diversos campos, como en la aviación, en la navegación marítima, en el sector turístico
o en el ámbito del deporte. En los últimos años, debido a la espectacular penetración de
la eólica, los modelos de predicción han sido depurados, alcanzando grados de exactitud
desconocidos hasta entonces.

Y es que la predicción eólica requiere unos niveles de precisión mucho mayores que en el
resto de campos citados. La energía suministrada por un aerogenerador es proporcional
al cubo de la velocidad del viento, por lo que pequeños errores en la estimación de este
parámetro producen errores significativos en el cálculo de la electricidad generada.

Además de las ventajas citadas de la predicción eólica (ahorro de costes del sistema, au-
mento de la penetración de la eólica al facilitar la gestión del suministro y la seguridad
de este), los propietarios de parques eólicos encuentran otra importante ventaja que com-
pensa con creces la complejidad añadida por los propios sistemas de predicción. Esta
otra ventaja es la posibilidad de realizar el mantenimiento de los aerogeneradores y del
resto de sistemas eléctricos de los parques justo en momentos de baja intensidad del
viento, que pueden ser conocidos con suficiente antelación. De esta manera, se reducen
significativamente las pérdidas energéticas (y también económicas) en estos intervalos
de mantenimiento.

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2.8. Resumen
En esta unidad se han mostrado los fundamentos físicos del viento como recurso natural
aprovechable para obtener energía.

En este sentido, la circulación general de la atmósfera permite explicar con cierta preci-
sión el comportamiento del viento a gran escala, lo que se denomina el viento geostrófico.
La influencia del calentamiento desigual de la Tierra debido a la diferente insolación en
diferentes latitudes y la fuerza de Coriolis (cuyo origen está en el movimiento de rotación
del planeta) determinan las grandes zonas de viento a gran escala, en las que predominan
los vientos polares del este (cerca de los polos), los vientos del oeste (en latitudes medias)
y los alisios (a bajas latitudes).

Las variaciones locales del viento modifican los efectos de la circulación a gran escala
para dar lugar al recurso eólico que observamos en la superficie terrestre, que es el que se
puede aprovechar en los parques eólicos. Entre estas variaciones locales, cabe destacar
por su notable influencia el rozamiento con la superficie terrestre o la influencia de facto-
res orográficos, como la presencia de cadenas montañosas o de grandes masas de agua
(origen de las brisas de montaña y de la costa).

Las áreas geográficas del planeta con mayor potencial eólico están situadas en Norteamé-
rica, en el norte del continente europeo, en el sur de Iberoamérica y en Australia. Así ha
sido constatado en los mapas de recurso eólico realizados hasta la fecha.

En España, a pesar de que no está ubicada en las áreas con mayores recursos, existe un
importante potencial para el aprovechamiento eólico. Especialmente, en el noroeste de la
península (Galicia), en el Valle del Ebro, en La Mancha y en las Islas Canarias.

A la hora de evaluar la viabilidad de un parque eólico, es necesario estimar por adelantado


la disponibilidad de recurso eólico en el emplazamiento en estudio. Esto se realiza me-
diante una campaña de medidas. La campaña se ha de realizar durante al menos un año y
en ella se han de registrar los datos medidos de velocidad y dirección del viento, presión
atmosférica, temperatura, humedad y otros parámetros meteorológicos.

Una vez recopilados los datos de la campaña, es necesario procesarlos, para lo que existen
herramientas muy útiles, como la rosa de los vientos de frecuencias y de velocidades y
la distribución de velocidades a lo largo del año. Además, los métodos de extrapolación
permiten determinar con cierta precisión la variación del viento con la altura.

La predicción del viento es una disciplina que permite estimar la disponibilidad de ener-
gía en parques eólicos con cierta antelación. La predicción eólica es fundamental para
mejorar la gestión de los parques eólicos, aumentar la penetración de esta tecnología y
reducir los costes del sistema eléctrico.

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3. Fundamentos de aerogeneradores
“Los diferentes aerogeneradores comercializados por la industria
eólica pueden clasificarse en dos grandes grupos, de acuerdo a su
configuración a la hora de interceptar el viento. Así, se habla de
aerogeneradores de eje vertical (la turbina Darrieus y la Savonius)
y los de eje horizontal (los grandes aerogeneradores de los parques
eólicos actuales o los molinos americanos de bombeo).”

3.1. Clasificación de aerogeneradores


Es habitual clasificar los aerogeneradores en función de su disposición a la hora de in-
terceptar el viento. En particular, según la posición del eje de rotación del dispositivo. En
este sentido, existen aerogeneradores comerciales con el eje en posición horizontal y con
el eje en posición vertical. A continuación, se describen ambas configuraciones.

3.1.1. Aerogeneradores de eje horizontal


Definición. En los aerogeneradores de eje horizontal, el rotor gira en un plano perpendi-
cular a la dirección del viento, con el eje de giro paralelo al suelo. La gran mayoría de los
aerogeneradores modernos utilizan esta configuración; en particular, las grandes máqui-
nas de los parques eólicos son de eje horizontal.

Clasificación. Los aerogeneradores de eje horizontal pueden clasificarse en función de


varios criterios:

• Número de palas: pudiendo ser aerogeneradores (de eje horizontal) monopala, bi-
pala, tripala, etc.,

• Orientación con respecto al viento: aerogeneradores (de eje horizontal) a barloven-


to o a sotavento.

• Tipo de torre: aerogeneradores (de eje horizontal) con torre de hormigón, de celo-
sía o torres de acero tubular.

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Ventajas. Estas máquinas tienen la ventaja de que se pueden ubicar a gran altura, sin más
que aumentando la longitud de la torre. Esto permite capturar el viento a mayor veloci-
dad. Además, la superficie interceptada por el rotor es mayor para la misma longitud de
pala que en un aerogenerador de eje vertical.

Otra de las ventajas de esta configuración es precisamente la mayor capacidad de girar


a elevadas velocidades, lo cual es bastante ventajoso para el diseño del sistema de multi-
plicación.

Estos aerogeneradores también tienen mayor rendimiento (transforman mayor cantidad


de energía mecánica del viento en electricidad).

3.1.2. Aerogeneradores de eje vertical


Definición. En los aerogeneradores de eje vertical, el eje de giro está situado perpendicu-
lar al suelo (por lo tanto, también perpendicular a la dirección del viento a interceptar).
Estos aerogeneradores no tienen gran aceptación en la actualidad.

Clasificación. Los aerogeneradores de eje vertical suelen clasificarse en tipo Savonius,


tipo Giromill o tipo Darrieus, los cuales veremos a continuación.

Ventajas. Estas máquinas son más sencillas que las de eje horizontal debido a que no
necesitan sistema de orientación. Y es que, por la propia simetría del rotor, siempre están
en disposición de interceptar el viento; por ello, pueden prescindir de mecanismos de
seguimiento del viento, necesarios en los aerogeneradores de eje horizontal. Otra ventaja
de los rotores con eje vertical es que se instalan cerca del suelo, lo que permite que las
labores mantenimiento sean más sencillas.

Aerogeneradores Darrieus y Savonius.

Existen fundamentalmente dos configuraciones comerciales dentro de esta categoría: los


aerogeneradores Darrieus y las máquinas Savonius.

Las máquinas Darrieus fueron inventadas en 1931 por el francés del mismo nombre y des-
de entonces se han comercializado en diferentes tamaños. Suelen estar formadas por dos
o tres palas, diseñadas con una característica forma de C. Las palas están unidas en sus
dos extremos, formando una estructura fácilmente identificable.

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Figura 1. Aerogenerador Darrieus de dos palas. Se observa el eje si-


tuado en posición vertical, lo que permite eliminar el sistema de orien-
tación.
Fuente: http://www.bellera.org

Los aerogeneradores Darrieus tienen el inconveniente de que no pueden empezar a girar


desde parado (es decir, no arrancan automáticamente bajo la acción del viento). Para ello,
necesitan de una ayuda inicial, que puede conseguirse mediante un motor accionado por
la corriente de la red eléctrica (de hecho, el propio generador del aerogenerador puede
realizar esta función, operando de manera inversa a la de producción de electricidad).

La velocidad de giro de las máquinas Darrieus es mayor que la de las Savonius. Pese a
esto, no alcanzan los niveles de los aerogeneradores de eje horizontal. Lo mismo ocurre
con el rendimiento, que es mayor en las máquinas de eje horizontal.

Los aerogeneradores Savonius fueron inventados por un científico finlandés de idéntico


apellido, en 1920. Están formados por dos semicilindros de igual diámetro enfrentados,
con su eje paralelo al eje vertical de giro.

Figura 2. Aerogenerador Savonius sujetado por cables.


Fuente: www.solener.com

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Con respecto a las máquinas Darrieus, tienen la ventaja de no necesitar dispositivos adi-
cionales de arranque (el propio viento los hace girar desde parado). Por el contrario, su
velocidad de giro es menor y también lo es el rendimiento de conversión.

Tanto los aerogeneradores Darrieus como los Savonius tienen la ventaja de que, al estar el
eje de giro en posición vertical y el rotor cercano al suelo, algunos de los sistemas más im-
portantes, como el generador eléctrico y el multiplicador, pueden situarse en el suelo. Por
ello, no es necesario subir a la parte alta de la máquina en las tareas de mantenimiento.

Por el contrario, ambas configuraciones tienen la desventaja de que la parte inferior del
rotor está situada cerca del suelo, donde la velocidad del viento disminuye considerable-
mente, por lo que la captación de energía en esta zona es menor.

Algunos aerogeneradores con posición vertical pueden necesitar de cables tensores para
sujetar la estructura, lo que también es una desventaja con respecto a los aerogeneradores
horizontales montados sobre torre.

Otros aerogeneradores de eje vertical. Giromill y Windside.

Otro tipo de aerogeneradores con eje vertical son los que tienen rotor Giromill, patenta-
dos por G.J.M. Darrieus. Estos consisten en palas verticales unidas al eje por unos brazos
horizontales que pueden salir por los extremos del aspa e incluso desde su parte central.
Las palas verticales cambian su orientación a medida que se produce el giro del rotor para
un mayor aprovechamiento de la fuerza del viento.

Figura 3. Aerogenerador con rotor Giromil.


Fuente: Soliclima.

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Los aerogeneradores con rotor Windside tienen un sistema muy similar al rotor Savonius;
en vez de la estructura cilíndrica para aprovechamiento del viento, consiste en un perfil
alabeado con torsión que asciende por el eje vertical. La principal diferencia frente a otros
sistemas de eje vertical es el aprovechamiento del concepto aerodinámico, que le acerca
a las eficiencias de los aerogeneradores de eje horizontal.

Tienen ciertas ventajas, ya que no hay riesgo de sobrepasar velocidades peligrosas para la
máquina y son relativamente lentas. No necesitan orientarse al viento puesto que pueden
actuar en cualquier dirección y son muy aptas para trabajos mecánicos que requieren
lentitud y fuerza, como moler o bombear.

Posicionando las turbinas de forma que se las haga girar en sentidos opuestos entre sí
hace que las eficiencias se incrementen debido a que los sentidos de giro opuestos hacen
que disminuya el rozamiento de la turbina y les permite girar más rápido.

Esta tecnología podría llegar a producir de 21 W a 47 W por metro cuadrado instalado,


mientras que las turbinas convencionales de eje horizontal solo obtienen unos 2/4 W por
metro cuadrado. Pese a todo, falta mucho camino para llegar a ser utilizados en grandes
parques eólicos.

Un punto negativo o poco desarrollado es la disposición de las palas eje horizontal frente
al viento, permitiendo que el generador mantenga un par constante si el viento permane-
ce constante, mientras que las palas de eje vertical tienen dos pulsos de par, dependiendo
de si la pala está en posición de barlovento o sotavento (siempre habrá una enfrentada
al viento de cara y otra de espaldas por la configuración de las palas en aerogeneradores
verticales). Estos pulsos de par pueden aumentar la fatiga en el eje del rotor, por lo que se
ha de investigar esta problemática.

Figura 4. Aerogenerador doméstico de eje


vertical/rotor Savonius helicoidal WS-4 RANGE.
Fuente: Windside.

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Otro reto es el diseño de los frenos, los aerogeneradores más antiguos de eje vertical no
tenían un sistema de frenado aerodinámico, se basaban únicamente en un sistema de
frenado mecánico, que es más difícil de mantener y menos fiable que los frenos aerodiná-
micos utilizados en los parques actuales de eje horizontal.

Los aerogeneradores de eje horizontal utilizan el pitchbar o punta de pala, que impide
que el viento pueda mover la turbina en una o dos rotaciones sin perjuicio para el rotor.
Los nuevos diseños de aerogeneradores de eje vertical tendrán que trabajar este apartado
hasta conseguir frenos igual de fiables y eficientes que los de eje horizontal.

En España, la mayoría de este tipo de aerogeneradores se usan para instalaciones rurales


ya que emiten poco ruido y son fáciles de instalar, o para proyectos concretos.

Caso de éxito

En el Club Náutico de Porto Novo, Galicia, está instalado un aerogenerador de eje vertical
de 4 kW conectado a red y que ilumina todo el puerto marítimo de Porto Novo y como
abastecimiento eléctrico de los barcos. La instalación está situada concretamente sobre el
paseo marítimo, a escasos centímetros del mar, soportando las exigentes condiciones de
salinidad y atmosféricas del entorno.

Figura 5. Modelo Kliux Geo 4K de eje vertical.


Fuente: Kliux.

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La tecnología de pequeños aerogeneradores de eje vertical también está representada


por una empresa española, la riojana Kliux. Su producto estrella es el modelo GEO1800,
que combina los modelos de eje vertical de arrastre y sustentación en un solo rotor. Posee
ocho álabes con dos tipos de perfiles denominados alfa y beta. Los alfa reciben, conducen
y retienen el viento mayor tiempo. Los beta recogen los vientos salientes del alfa favore-
ciendo el giro del rotor y realizan la función de sustentación.

Este tipo de aerogeneradores presenta como ventajas: está siempre orientado al viento,
aprovecha todo tipo de vientos (racheados, direccionales, turbulentos, etc.), posee bajo
par de arranque (normalmente arrancan con vientos de 13,5 m/s), baja velocidad de giro
del rotor (no suele pasar de 60 rpm), su diseño autolimita la velocidad de giro, por lo que
no necesita sistema de frenado, hace muy poco ruido…

3.2. Estructura de un aerogenerador


En los siguientes párrafos se describirán de manera general los diferentes elementos que
componen un aerogenerador. A lo largo de la unidad se hará alguna referencia a otros dis-
positivos de captación del viento, como las aerobombas utilizadas para almacenar agua.

La descripción realizada se corresponde con aerogeneradores de eje horizontal que es la


opción utilizada en la gran mayoría de las aplicaciones. Estos se componen por una gran
torre, un rotor con varias palas, una góndola, elementos mecánicos y eléctricos (multipli-
cadora, sistema de orientación, sistemas de control, sistemas de frenado de emergencia,
generador, transformador, circuitos de acondicionamiento de potencia, etc.) y otros siste-
mas auxiliares.

Figura 6. Aerogenerador en el que se han señalado la cimentación (1), la torre (2),


la góndola(3), el rotor formado por tres palas (4), el buje (5) y el transformador (6).
Fuente: www.world-wind-energy.info

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El objetivo fundamental de todos estos componentes es el de transformar la energía ciné-


tica del viento en energía eléctrica.

A continuación se describen algunos de estos elementos de manera general. Para los


sistemas eléctricos, de control y de regulación se realizará una descripción más detallada
en sucesivas unidades.

3.2.1. Cimentación de un aerogenerador


La cimentación de un aerogenerador es la encargada de fijar al suelo toda la estructura,
soportando el peso de la torre y del resto de los elementos.

Figura 7. Cimentación de un gran aerogenerador.


Fuente: http://www.world-wind-energy.info

Figura 8. Encofrado de hierro y de los espárragos que sujetarán la torre


del aerogenerador. Fuente: Tronchon.

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En el caso de grandes máquinas, los cimientos son estructuras enormes que requieren de
una obra civil muy considerable (de hecho, la obra civil de un parque eólico es la respon-
sable de casi el 10 % del coste total del proyecto). La figura de la página siguiente muestra
la cimentación de un aerogenerador de gran tamaño.

Los cimientos de los aerogeneradores están hechos de una base de hormigón armado que
se fija al piso enterrándola. En ocasiones, se añaden pilares a la propia base para mejorar
la sujeción, sobre todo en el caso de terrenos poco consistentes.

3.2.2 Torre
La torre es el principal elemento de sujeción del aerogenerador. Sirve de base para la gón-
dola y para el rotor, que se sitúan en la parte más alta. Da estabilidad a todo el sistema,
sujeto a importantes cargas de viento. Por ello, y también debido al enorme peso que han
de soportar (en grandes aerogeneradores, el rotor y la góndola pesan cientos de tonela-
das), la resistencia de la torre debe ser altísima.

El tamaño de las torres ha de ser suficiente como para que el rotor esté situado a una altu-
ra adecuada, de manera que la captación del viento sea eficaz. De hecho, la intensidad del
viento aumenta con la altura. En el caso de los aerogeneradores de última generación, con
potencias de 5 MW o más, la longitud de la torre puede superar los 180 m, lo que equivale
a la altura de un edificio de más de 40 plantas.

Un ejemplo es el SeaTitan, diseñado por la empresa estadounidense AMSCSe. Se trata


del generador eólico más grande del mundo hasta la fecha. Tiene un diámetro de ro-
tor de 190 m y una altura de torre de 125 m, lo que equivaldría a un edificio de más de
40 pisos y con una potencia de 10 MW.

El material más empleado para la fabricación de las torres de aerogeneradores es el ace-


ro. Con acero se construyen los dos tipos más habituales de torres, las tubulares y las de
celosía. También existen algunos aerogeneradores con torres de hormigón o incluso de
aluminio, con mucha menos aceptación que las citadas.

Las torres tubulares son las utilizadas en los modernos aerogeneradores de gran poten-
cia, para su integración en grandes parques eólicos. De hecho, este elemento es el res-
ponsable de entre el 15 y el 20% del coste del aerogenerador, por lo que tiene un enorme
impacto en la viabilidad de un parque eólico.

Las torres tubulares están compuestas de secciones de acero en forma de cono, con diá-
metro decreciente en la dirección ascendente. Esta geometría las hace más resistentes y
además permite minimizar el gasto en material.

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Cada una de las secciones mide varias decenas de metros (entre 20 y 30). Se unen median-
te grandes pernos hasta alcanzar la altura deseada. Esta operación se realiza en el propio
parque eólico, durante la instalación de los aerogeneradores.

La separación de la torre en secciones facilita el transporte desde las instalaciones del


fabricante hasta el parque ya que, de otro modo, sería prácticamente imposible llevar las
torres completas (de hasta 100 m de altura) por las vías de circulación y los propios acce-
sos a los parques, que en muchas ocasiones son pistas forestales en lugares de orografía
complicada.

El transporte de las secciones (y también de las palas) se lleva a cabo con grandes precau-
ciones, en gigantescos vehículos especiales, para evitar la posibilidad de accidentes o la
existencia de zonas en las que toda la comitiva pueda quedar atrapada por la estrechez del
camino (puentes, viaductos, etc.).

Figura 9. Sección de una torre de aerogenerador en un transporte especial.


Fuente: Repowering Solutions.

Las torres tubulares suelen servir para alojar en su interior algunos de los elementos au-
xiliares de los aerogeneradores, como el sistema de control o el transformador (dichos
sistemas serán descritos posteriormente). Además, son la vía de acceso para los operarios
que han de acceder a la góndola, en labores de mantenimiento. En este sentido, las torres
tubulares son más seguras que las de celosía, puesto que el acceso se realiza por el inte-
rior de la torre, mediante una escalera o, en el caso de los grandes aerogeneradores, en un
ascensor.

Con respecto a las torres de celosía, se trata de estructuras formadas por secciones de
acero soldadas o atornilladas, en forma de enrejado, con la altura y forma adecuada al
aerogenerador. Estas torres son muy conocidas puesto que se utilizan también para sus-
tentar las líneas de alta tensión.

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La principal ventaja de las torres de celosía es que son más baratas que las tubulares, para
la misma resistencia. Esto es debido a que se fabrican con mucha menos cantidad de ma-
teria prima: el acero. Su principal desventaja es el mayor impacto visual y es que la presen-
cia de estas enormes estructuras es bastante impopular. Precisamente esta es la causa de
que apenas se utilicen torres de celosía en los grandes aerogeneradores multimegavatio
de los modernos parques eólicos.

Figura 10. Aerogenerador bipala instalado sobre torre de celosía.


Fuente: http://platea.pntic.mec.es/~jdelucas/centraleolica.htm

Existe otra posibilidad a la hora de construir las torres, que se utiliza en ocasiones en
aerogeneradores de pequeño tamaño. Se trata de las torres de mástil, que son sujetadas
por cables (o vientos) de acero, que dan estabilidad al aerogenerador e impiden que este
pueda moverse en exceso en situaciones de mucho viento.

Aunque esta configuración es muy ligera y barata, tiene la desventaja de que la presencia
de los cables dificulta el acceso a los alrededores del aerogenerador, especialmente si ha
de hacerse en algún tipo de vehículo. Esto no es inhabitual en granjas agrícolas, donde
las torres de mástil no son muy apropiadas. Otra desventaja de esta opción es la menor
seguridad, puesto que la rotura de uno de los cables (ya sea por un accidente fortuito o por
un acto malintencionado) puede provocar la caída del aerogenerador.

3.2.3. Góndola
Es el elemento que actúa como lugar de alojamiento de los sistemas eléctricos y mecáni-
cos citados, protegiéndolos de la intemperie (de la entrada de lluvia, polvo, etc.) y de la
entrada de aves u otros animales. Está situada en lo alto de la torre, a decenas de metros
del suelo. Adosada a ella, se encuentran el buje y el rotor. En lo alto de la góndola se suelen
ubicar elementos de medida del viento, como anemómetro, veleta, etc.

64
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Con el objeto de permitir que la góndola pueda girar, situando el rotor perpendicular al
viento, se utilizan rodamientos que la conectan a la torre. Para realizar el giro, se utilizan
motores eléctricos, que proporcionan la fuerza suficiente para este propósito.

Figura 11. Sección tipo de góndola de un aerogenerador.


Fuente: https://electrotec.pe/blog/SeminarioEnergiaEolica

3.2.4. Rotor
El rotor es el actor principal a la hora de interceptar el viento, captando la energía de su
movimiento. Transforma esta energía en energía mecánica, que es aplicada al llamado
“eje lento” de la máquina (denominación justificada en posteriores secciones).

Figura 12. Aerogenerador moderno. Se pueden observar la base de las palas del rotor.
Fuente: http://www.ojodigital.com/foro

65
Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Energía Eólica I

El rotor está formado por varias palas unidas a una gran pieza central denominada buje.
Este conecta el rotor al eje de giro, que a su vez está conectado con el resto de elementos
mecánicos.

Las palas se fabrican con materiales que aúnan características como gran resistencia,
flexibilidad y reducido peso. Los más utilizados en modernos aerogeneradores son la fibra
de vidrio y las resinas de poliéster. En zonas con mayor responsabilidad estructural, se
utiliza la fibra de carbono. Para unir diferentes capas en la pala se utilizan compuestos de
tipo epoxi.

En aerogeneradores pequeños, es posible utilizar otros materiales para las palas, como
aluminio y algunas aleaciones de acero. Sin embargo, si el tamaño es grande, estos mate-
riales no son apropiados, dado que son más pesados y menos resistentes que los sintéti-
cos.

La gran mayoría de los aerogeneradores modernos utilizan rotores de tres palas. También
existen aerogeneradores con una, dos y cuatro palas (los primeros se denominan “monóp-
teros” o “monopalas”). Los rotores con un número mayor de palas tienen un mayor rendi-
miento. Sin embargo, el aumento del rendimiento a partir de tres palas es insignificante.

Por el contrario, un número reducido de palas en el rotor permite mayor velocidad de


giro en el eje del mismo (de ahí que a estos aerogeneradores se les denomine “turbi-
nas rápidas”). Las velocidades elevadas tienen la ventaja de que los sistemas eléctricos
y mecánicos del aerogenerador (en particular, el generador eléctrico y el multiplicador)
pueden ser más pequeños y baratos. Desde este punto de vista, sería interesante utilizar
aerogeneradores de dos palas. Sin embargo, esta configuración es bastante más inestable
que la de tres, la más habitual, en la que el mayor equilibrio de pesos en el rotor permite
reducir las oscilaciones indeseadas, evitando el consiguiente estrés mecánico en todos
los elementos acoplados al eje. Además, los aerogeneradores de una o dos palas son más
ruidosos, lo cual limita su rango de aplicabilidad a zonas en las que el impacto acústico
no sea un inconveniente para las personas o animales de alrededor.

En las turbinas utilizadas para aplicaciones de bombeo de agua (conocidas popularmente


como molinos americanos), el rotor puede tener entre 12 y 24 palas. Estos dispositivos gi-
ran a baja velocidad (por ello se denominan “turbinas lentas”), por lo que su rendimiento
es bastante reducido. Sin embargo, tienen la ventaja de poder aprovechar vientos débiles,
una característica esencial para esta aplicación, dado que las necesidades de bombeo pue-
den producirse en áreas que no tengan un gran potencial eólico.

Un aspecto fundamental a la hora de diseñar un aerogenerador es la elección del diá-


metro del rotor. Rotores más grandes permiten captar más energía del viento, lo que se
traduce en que la potencia del aerogenerador es mayor. Por ello, el aumento en la potencia
de los aerogeneradores modernos experimentado en los últimos años ha conducido a
rotores realmente grandes.

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Figura 13. Transporte por carretera de la pala de un aerogenerador


moderno, de grandes dimensiones.
Fuente: Carlos Romón.

Figura 14. Molino multipala para bombeo de agua.


Fuente: Carlos Romón.

Figura 15. Relación entre el diámetro del rotor (m) y la potencia de un aerogenerador (kW). Los valores
presentados son aproximados, el valor real para una máquina comercial particular depende de la tecno-
logía empleada por el fabricante.

Fuente: www.windpoweer.org

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Lógicamente, tiene que existir una correlación entre el diámetro del rotor y la altura de
la torre, rotores más grandes demandan torres más altas. Como regla general, la altura de
la torre suele medir aproximadamente la longitud del diámetro del rotor.

En este sentido hay una carrera entre fabricantes para construir los aerogeneradores con
mayor altura del mercado con el claro objetivo de captar una mayor cantidad de energía
del viento.

Figura 16. Tendencia de evolución del tamaño de la pala para turbinas de ae-
rogeneradores offshore.
Fuente: www.interempresas.net

El sistema de orientación. Para captar la energía del viento con la máxima eficacia, los
aerogeneradores de eje horizontal han de situarse en dirección perpendicular a la direc-
ción de este (recuérdese que los aerogeneradores de eje vertical, por su propia simetría,
están siempre en disposición de capturar el viento).

Esto se consigue mediante sistemas hidráulicos, en los que un motor mueve la góndola
del aerogenerador accionado por un autómata. Este recibe la información de la dirección
del viento a partir de una veleta situada en la parte superior de la góndola y procesa la in-
formación, decidiendo la secuencia de movimientos que conduce al rotor al lugar óptimo.

En la mayoría de las grandes máquinas modernas, el rotor se sitúa a barlovento, es decir,


con las palas mirando hacía la dirección del viento. También existen aerogeneradores en
los que la orientación es a sotavento, con el viento incidiendo por la parte posterior del
rotor. Esta configuración es menos eficaz desde el punto de vista aerodinámico, debido
a la influencia de la sombra de la propia torre del aerogenerador, que se interpone en el
camino del viento en la parte baja del rotor.

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En pequeños aerogeneradores, la orientación se realiza por medios pasivos, sin los sofis-
ticados sistemas hidráulicos y de control empleados en las grandes máquinas. El meca-
nismo de orientación es similar al de una veleta, que sigue el viento sometida a su acción
directa.

3.2.5. El generador
El principal componente de las instalaciones eléctricas de los aerogeneradores es el ge-
nerador. Este sistema es el encargado de transformar la energía mecánica del rotor en
electricidad. En este apartado solo se describen algunas nociones de generadores, más
adelante se describirán con más de detalle.

El principio de funcionamiento de un generador eléctrico consiste en hacer girar un con-


ductor o conjunto de conductores enrollados (o bobinas) en un campo magnético, que
puede ser provocado por un imán permanente o por un electroimán. Cuando esto ocurre,
en las bobinas del generador aparece una tensión inducida o fuerza electromotriz que, al
ser aplicada a un circuito externo, hace que fluya una corriente eléctrica por este. Estos
fenómenos de inducción son ampliamente conocidos por los estudiosos del electromag-
netismo desde hace más de un siglo.

En los aerogeneradores de pequeño tamaño, los que se utilizan en aplicaciones aisladas


con necesidades reducidas de potencia, se utilizan generadores de corriente continua. La
salida de estos se utiliza para cargar baterías, que garantizan el suministro en ausencia
de viento. Con este fin, existen máquinas que integran dinamos de corriente continua, si
bien esta opción es cada vez menos empleada. En su lugar, es más habitual utilizar gene-
radores de alterna conectados a rectificadores de estado sólido, que realizan la conversión
a corriente continua (AC-DC).

Figura 17. Pequeño aerogenerador de 400 Wp


soportado en mástil con tensores.
Fuente: Carlos Romón.

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Por el contrario, la mayoría de los generadores de las grandes máquinas eólicas suminis-
tran tensión alterna trifásica a 50 Hz de frecuencia, como corresponde a la red eléctrica es-
pañola. La tensión de salida más habitual es de 690 V de valor eficaz. En las máquinas de
última generación, la tendencia es a aumentar la tensión hasta los 1000 V. De esta manera,
la corriente de salida es menor (a igualdad de potencia, dado que potencia es el producto
de tensión por corriente), lo que permite reducir las pérdidas óhmicas en los conductores.

En algunas máquinas eólicas, a la salida del generador se utilizan los denominados cir-
cuitos convertidores electrónicos. La función de estos es acondicionar la energía eléctrica
suministrada para adaptarla a los requisitos de la red eléctrica. Por ejemplo, en generado-
res cuya frecuencia de salida depende de la velocidad de giro del rotor, es necesario fijar la
frecuencia al valor de la red, 50 Hz. Los circuitos de acondicionamiento de potencia tam-
bién tienen otras funcionalidades importantes, como modificar el factor de potencia o me-
jorar la respuesta de la máquina ante huecos de tensión (caída brusca en la tensión de una
o más fases, por debajo del límite del 90%, con duración entre 10 m/s y varios segundos).

Figura 18 Imagen de un generador eléctrico de la


compañía norteamericana General Electric.
Fuente: www.ge.com

Figura 19. Componentes principales de un aerogenerador.


Fuente: Carlos Romón.

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Los generadores tienen una velocidad máxima y mínima de giro del rotor en la que pue-
den funcionar, inyectando la electricidad generada a la red. Por debajo de determinada
velocidad, cuando el viento sopla con poca intensidad, el generador se desconecta. Cuan-
do el viento sopla con demasiada fuerza, es necesario proteger los sistemas eléctricos y
mecánicos del aerogenerador, por lo que también se produce la desconexión. Estas opera-
ciones de conexión y desconexión se realizan mediante circuitos específicos de potencia,
capaces de manejar con seguridad grandes sobrevoltajes y picos de corriente.

La altísima potencia suministrada por los modernos aerogeneradores provoca que el ge-
nerador eléctrico tenga que trabajar a temperaturas considerables. Para reducir la tempe-
ratura de trabajo, es necesario incluir un sistema de refrigeración. Dicho sistema puede
utilizar aire como fluido de refrigeración o, en algunos modelos, puede emplear agua.

En los aerogeneradores refrigerados por aire, el generador se ubica en un conducto en


el cual se introduce una corriente desde el exterior mediante un gran ventilador. Los ge-
neradores refrigerados por agua emplean un radiador para extraer de la góndola el calor
portado por el líquido refrigerante. Esta opción tiene la ventaja de ser más compacta y
permite que el generador tenga un mayor rendimiento eléctrico, dada la mayor eficacia en
la refrigeración. Además, también se reduce el ruido de circulación del aire en la góndola.

Con el fin de evitar la entrada de polvo u otro tipo de suciedad que pueda dañar el equipo,
los generadores suelen ir muy protegidos, encapsulados en una carcasa estanca.

Figura 20. Transformador de la marca Zetrak.


Fuente: www.zetrak.com.mx

El transformador. El transformador no es un componente que pertenezca al propio ae-


rogenerador. Sin embargo, se ha incluido aquí porque, en los aerogeneradores modernos,
suele estar ubicado en la base de la torre. También puede estar situado al lado de la torre,
en una caseta exterior.

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Este componente se encarga de elevar la tensión del generador (de 690 o 1.000 V) hasta
valores entre 20.000 y 30.000 V (20 – 30 kV), para su evacuación en media tensión. La
tendencia actual, al menos en grandes máquinas, es a voltajes de salida más altos. De esta
manera, como ya se comentó anteriormente, se reducen las pérdidas óhmicas, al trabajar
a menor corriente.

La multiplicadora. El papel de la multiplicadora consiste en adaptar la velocidad de giro


del rotor, de apenas unas pocas revoluciones por minuto (entre 17 y 48 rpm, a lo sumo,
para aerogeneradores entre 300 kW y 2 MW), a la elevada velocidad de giro del generador
(1.000-1.500 rpm). Esto se consigue con una caja de cambios (o de engranajes), con rela-
ciones de multiplicación típicas entre 1:31 y 1:88.

La salida de la multiplicadora está conectada al llamado eje rápido, el que transmite la


potencia mecánica al generador. La conexión se realiza mediante un elemento de trans-
misión de giro, o acoplamiento, que permite cierto grado de movimiento relativo entre el
multiplicador y el generador.

La multiplicadora suele ir montada sobre elementos amortiguadores elásticos, que elimi-


nan la transmisión de ruidos y vibraciones hacia la estructura.

Figura 21. Caja multiplicadora de tipo


planetario de la compañía alemana Flender.
Fuente: http://www.flender.com

Como en cualquier sistema mecánico de transmisión, en la multiplicadora existen pér-


didas, la energía a la salida de esta (en el eje rápido) es menor que a la entrada (en el eje
lento). Sin embargo, se puede decir que la eficiencia global en este proceso es muy alta,
con valores típicos entre el 95 y el 98%.

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Figura 22. Acoplamiento entre la multiplicadora


y el eje rápido, de la compañía alemana Flender.
Fuente: http://www.flender.com
Existen aerogeneradores que incorporan generadores de baja velocidad, que pueden re-
cibir directamente las bajas velocidades de giro del eje lento. Dichos generadores están
construidos con un elevado número de polos, lo que les permite suministrar corriente
alterna a 50 Hz (la frecuencia de la red en España) a pocas revoluciones por minuto. Esta
configuración tiene la ventaja de que no necesita caja multiplicadora, con el consiguiente
ahorro en la complejidad del equipo (que conlleva una mayor robustez), en su manteni-
miento (las partes mecánicas requieren de aceites lubricantes para evitar el desgaste de
los diferentes engranajes) y en el coste. Además, también disminuye el peso del aerogene-
rador, y aumenta su rendimiento, al eliminar las pérdidas de la caja multiplicadora. Entre
las desventajas de esta configuración, cabe destacar el mayor volumen de los generadores
multipolo en comparación con los generadores convencionales de alta velocidad.

El freno mecánico. El sistema de frenado mecánico cumple una doble función. Por un
lado, debe asegurar la detención total del giro del rotor y que este permanezca parado (en
posición de parking) en las ocasiones en las que los operarios del parque deban acceder
a la máquina (por ejemplo, en las labores de mantenimiento). Por otro lado, el freno ha de
ser capaz de realizar paradas de emergencia en el aerogenerador en situaciones de peli-
gro, debido a un exceso de viento, por ejemplo.

Figura 23. Frenos de disco de un aerogenerador.


Fuente: www.windmission.dk/workshop/BonusTurbine.pdf

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Los aerogeneradores modernos utilizan sistemas de freno de disco. Estos constan de un


disco de acero unido al eje del rotor, que puede ser frenado mediante la acción de unas
grandes pinzas de freno. El disco puede estar adosado al eje lento, en el lado del rotor, o
al rápido, del lado del generador. Normalmente se elige esta última opción, dado que la
mayor velocidad de giro permite que el frenado se pueda realizar aplicando un par menor.

Figura 24. Aerofreno de una de las palas de un aerogenerador, en posición de frenado.


Fuente: www.windmission.dk/workshop/BonusTurbine.pdf

El mecanismo de frenado es de fricción mecánica, por mero rozamiento. Esto hace que en
el disco y en las pinzas se alcancen temperaturas elevadísimas, que pueden alcanzar los
700º C. Por ello, los materiales de estos componentes han de diseñarse para soportar estas
durísimas condiciones. Con este fin, se utilizan en la fabricación aleaciones especiales de
metales con excelentes propiedades térmicas y de resistencia mecánica.

El sistema de frenado de las grandes máquinas está pensado para funcionar a prueba de
fallos. Esta configuración asegura que, si hay algún problema mecánico que haga que la
presión hidráulica en el sistema disminuya, los frenos actúen automáticamente, parando
el aerogenerador y, en consecuencia, garantizando su seguridad.

Los aerogeneradores modernos disponen de mecanismos aerodinámicos de frenado, ba-


sados en la variación del ángulo de incidencia de la pala sobre el viento (aerogeneradores
de paso variable). Así, es posible situar las palas en una posición desfavorable para la
penetración aerodinámica, con el consiguiente frenado del rotor. En los aerogeneradores
más avanzados, es posible variar la posición de cada pala independientemente, mediante
tres actuadores diferentes. De esta manera, el frenado aerodinámico es muy eficiente,
llegando incluso a poder parar del todo el rotor. En este caso, el freno mecánico solo se
utiliza para anclar el aerogenerador, en posición de parking.

Los aerogeneradores con sistemas aerodinámicos menos sofisticados, en los que la posi-
ción de las palas con respecto al viento es fija (los aerogeneradores de paso fijo), disponen
de los llamados “aerofrenos”. Se trata de unas pequeñas palas retráctiles que se sitúan en
los extremos del rotor. Estas tienen una capacidad de giro de 90º, de tal manera que pue-
den situarse en oposición al sentido de giro de la pala.

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Cuando la máquina empieza a funcionar, un motor hidráulico hace que los aerofrenos se
alineen con las palas. Si se da la orden de parada, el sistema hidráulico hace que el aero-
freno se coloque perpendicular a la dirección de giro, produciéndose una disminución de
velocidad en el rotor. Este frenado permite reducir considerablemente la fuerza a aplicar
a los discos del freno mecánico, disminuyendo el estrés aplicado al eje de transmisión y
aumentando la durabilidad y fiabilidad de estos sistemas.

3.3. Energía captada por un aerogenerador. Coeficiente de potencia

Figura 25. Esquema simplificado de un aerogenerador


interceptando una corriente de aire de velocidad v.
El diámetro del rotor es D y el área barrida A. La
distancia recorrida por el viento en un tiempo t es L=v•t.
Fuente: elaboración propia.

La potencia máxima que cualquier aerogenerador puede captar a partir de la energía me-
cánica del viento puede estimarse mediante un sencillo cálculo. Se considera para ello
una máquina con rotor de diámetro D y área barrida A, situada de manera perpendicular
a una corriente de aire que se mueve a velocidad v.

La energía que lleva la masa de aire en movimiento se puede calcular a partir de la expre-
sión para la energía cinética:

Donde m es la masa del aire interceptado por el aerogenerador. Dicha masa puede ser
calculada a partir de la densidad del aire, ρ, y del volumen total, V:

m = ρ·V

75
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El volumen de aire que cruza el área del rotor en un tiempo t será igual al contenido en el
cilindro limitado por la longitud recorrida por el viento (L) y la propia área de diámetro D:

V = A·L = A·v·t

Ya que la longitud L es igual al producto velocidad por tiempo (v·t).

Sustituyendo las dos últimas ecuaciones en la expresión para la energía cinética, el resul-
tado al que se llega es:

La ecuación anterior muestra la energía total de la masa de aire interceptada por el aero-
generador en un tiempo determinado. La potencia de dicha corriente de aire se obtiene
de manera inmediata sin más que derivar la anterior expresión con respecto al tiempo (ya
que potencia es energía por unidad de tiempo):

Esta última expresión pone de manifiesto que, para captar la mayor cantidad de ener-
gía del aire, el rotor de un aerogenerador ha de ser tan grande como sea posible. Por
supuesto, esta apreciación está sujeta a los límites impuestos por las consideraciones
tecnológicas, de diseño, seguridad y económicas.

Figura 26. Potencia por unidad de área (en W/m2) portada


por una masa de aire en función de la velocidad.
Fuente: elaboración propia.

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Además, queda justificada la afirmación realizada en apartados anteriores sobre la fuerte


variación de la potencia del viento con la velocidad. La primera depende de la tercera
potencia de la velocidad (v3), lo que significa que pequeñas variaciones en v provocan
cambios significativos en p. De ahí que sea fundamental medir con precisión la dispo-
nibilidad de recurso eólico para evitar errores importantes en la estimación de la energía
producida por un parque eólico.

Por otro lado, la potencia p también depende de la densidad el aire, ρ, que a su vez puede
variar a lo largo del año, en función de las condiciones atmosféricas (presión, temperatu-
ra, humedad, etc.). Estas variaciones pueden ser del orden del 10% al 15% (ρ suele oscilar
entre 1,33 kg/m3 en invierno y 1,15 kg/m3 en verano, con un valor medio en torno a 1,23 kg/
m3). Por ello, la influencia de estos cambios de densidad puede resultar significativa a
la hora de estimar la potencia suministrada por un aerogenerador.

Ejemplo

En este ejemplo veremos cómo varía la potencia con distintos parámetros.

• En primer lugar veremos cómo es la dependencia de la potencia con respecto a


la velocidad teniendo en cuenta la fórmula de cómo varía la medición del viento
con distintas alturas que hemos visto en el texto: Vy = Vo (Y / Yo)α. En este caso
las variables serán la potencia y la velocidad, manteniendo el resto de parámetros
constantes:

Aplicando la fórmula general para dos potencias distintas, P1 y P2, obtenidas por
distintas velocidades v1 y v2 tendríamos las siguientes expresiones:

Dividimos ambas expresiones obteniendo:

77
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• Ahora comprobaremos la relación entre la potencia y el diámetro del rotor. En este


caso las variables serán P y D. Tendremos dos potencias P1 y P2 debido a dos diá-
metros diferentes D1 y D2, manteniéndose constantes el resto de parámetros de la
ecuación.

Dividiendo ambas expresiones se obtiene:

Por lo que se comprueba finalmente que la potencia es proporcional al cuadrado


del diámetro.

3.3.1. Potencia real captada por un aerogenerador


La potencia calculada con la expresión anterior se corresponde con la que lleva toda la
masa de aire interceptada por el aerogenerador. Lógicamente, la máquina nunca podrá
extraer toda la energía del viento, debido a las pérdidas en el proceso de conversión. Por
ejemplo, en el cálculo no se ha tenido en cuenta el rozamiento aerodinámico del aeroge-
nerador con el viento.

Estas pérdidas se pueden cuantificar mediante el llamado “coeficiente de potencia” del


aerogenerador, que caracteriza su rendimiento aerodinámico. Este se define como el co-
ciente entre la potencia mecánica en el eje del rotor (la que efectivamente ha interceptado
la máquina) y la potencia portada por el viento:

O, de otra manera, la potencia mecánica en el eje del rotor se calcula como:

78
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Donde:

Protor – potencia del aire captada por el aerogenerador.

Cp – coeficiente de potencia.

ρ – densidad del aire.

A – área de barrido de las palas.

V – velocidad del viento.

Ejemplo. Una turbina eólica tiene un diámetro de rotor de 50 m y una altura de buje de 60
m. En un instante determinado, la velocidad del viento a 10 m es de 6 m/s. Sabiendo que
el coeficiente de potencia de la máquina es de 0,3 y que está situada en una zona caracte-
rizada por un coeficiente de rugosidad de 0,1, calcule:

• La potencia de la masa de viento que atraviesa el rotor.

• La potencia captada por el aerogenerador.

Solución. Para calcular la potencia portada por la corriente de aire a 60 m (la altura del
rotor), es necesario estimar la velocidad del viento a esa altura a partir del dato conocido
a 10 m: V60 = 6 (60 / 10)0,1 = 7,2 m/s.

La potencia del viento se calcula como:

Donde se ha tomado un valor de 1.23 kg/m3 para la densidad del aire y se ha tenido en
cuenta que, para un diámetro de rotor de 50 m, el área barrida por este es de 1963 m2. La
potencia captada por el rotor será:

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3.4. Variación del coeficiente de potencia con la velocidad. El límite de betz


En la práctica, Cp apenas supera el valor de 0,5, a lo sumo, en cualquier aerogenerador. De
hecho, existe un límite físico máximo para Cp impuesto por las leyes fundamentales de
la mecánica de fluidos. Dicho límite, denominado límite de Betz, es del 59,26%. Este valor
máximo fue calculado teóricamente en 1919 por el físico alemán Albert Betz.

El valor real de Cp en un aerogenerador depende del diseño aerodinámico de la pala, del


número de palas del rotor, de la estructura de este (si es de eje horizontal o vertical) y del
sistema de control de la máquina. Además, el coeficiente de potencia varía con la veloci-
dad de rotación del aerogenerador.

3.4.1. Velocidad específica y coeficiente de potencia


Se define la velocidad específica en una pala de un rotor como el cociente entre la veloci-
dad lineal en el extremo de la pala y la velocidad del viento:

Donde w es la velocidad angular del rotor (en radianes por segundo, rad/s) y r es el radio
del rotor, r=D/2. λ también se denomina velocidad de la punta de pala (en inglés Tip
Speed Ratio, TSR).

La figura muestra la variación del coeficiente de potencia con la velocidad específica, λ,


para diferentes configuraciones de aerogeneradores: de eje vertical (Savonius y Darrieus),
molino americano multipala y de eje horizontal con 1, 2 y 3 palas. Además, se muestra en
la gráfica el límite de Betz del 59,26% y la curva teórica para un hipotético aerogenerador
con infinitas palas.

Figura 27. Variación del coeficiente de potencia, Cp, con la velocidad


específica de giro, λ, para diferentes tipos de aerogeneradores.
Fuente: www.srcf.ucam.org/mtms/seminars/Curran_Crawford.pdf

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En la figura aprecia que, en todos los casos, el coeficiente de potencia alcanza un valor
máximo con la velocidad. A partir de este valor máximo u óptimo, el rendimiento decre-
ce.

Además, tanto los aerogeneradores de eje vertical como los molinos multipala america-
nos tienen un rendimiento significativamente menor que las turbinas rápidas. Con res-
pecto a estas últimas, la figura muestra que el coeficiente de potencia aumenta con el
número de palas, como era de esperar. Sin embargo, este aumento es bastante limitado,
sobre todo a partir de tres palas. Esto se puede ver con mayor precisión en la figura, que
muestra Cp en función de λ para las configuraciones de una, dos, tres y cuatro palas. Y
es que los rotores de cuatro apenas aumentan las prestaciones de los de tres, mientras
que ambas configuraciones sí mejoran significativamente las prestaciones de la de dos y,
sobre todo, de una pala.

3.5. Rendimiento de conversión de una turbina eólica


Cada una de las diferentes etapas que componen los sistemas mecánicos y eléctricos de
un aerogenerador tiene su propio rendimiento de conversión energético. Es decir, en cada
una de ellas parte de la energía recibida se pierde, por lo que la energía suministrada a la
siguiente etapa se ve reducida.

El desglose de la eficiencia de transmisión de los diferentes bloques (el rotor, la multipli-


cadora, el generador, el cableado, el convertidor electrónico y el transformador) se mues-
tra en la figura. En la misma figura, se puede observar como el elemento más ineficiente
es el rotor. Es decir, son las pérdidas aerodinámicas y de rozamiento en este elemento
las que dominan sobre el resto. Los demás bloques son bastante eficientes, con pérdidas
menores del 10% en todo caso.

Figura 28. Variación del coeficiente de potencia frente


al parámetro λ para rotores de 1,2, 3 y 4 palas.
Fuente: J.L. Rodríguez, Amenedo, S. Arnalte Gómez, J.C. Burgos Díaz.
Sistemas eólicos de producción de energía eléctrica (www.ingepower.com).

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Es importante destacar que los números presentados se corresponden con los valores en
condiciones óptimas de funcionamiento. Así, en el caso del rotor, el coeficiente de poten-
cia varía mucho con velocidad específica (λ), pudiendo disminuir significativamente con
respecto al valor mostrado en la figura.

La eficiencia global del aerogenerador se calcula como el producto de todas las eficiencias
de transmisión. En el caso óptimo presentado, el valor resultante es del 46%.

Figura 29. Desglose del rendimiento máximo de conversión energética de las diferentes etapas de un aer
ogenerador. El producto de todos los factores de pérdidas resulta en una eficiencia global en torno al 46%.
Fuente: J.L. Rodríguez, Amenedo, S. Arnalte Gómez, J.C. Burgos Díaz. Sistemas eólicos de producción de
energía eléctrica (www.ingepower.com).

3.6. La curva de potencia de un aerogenerador


La curva de potencia de un aerogenerador representa la potencia suministrada por la má-
quina para cada velocidad del viento. Estas curvas son suministradas por los fabricantes
de turbinas eólicas en las hojas de características o catálogos.

Para obtener la curva de potencia, los fabricantes han de realizar una caracterización muy
exhaustiva del funcionamiento en campo del equipo. Para ello, miden de manera simultá-
nea la potencia suministrada y la velocidad del viento. Para esta última medida, se utilizan
anemómetros situados a la altura del buje del aerogenerador. La posición del sensor ha de
ser elegida de manera muy cuidadosa para evitar que las estelas y turbulencias provoca-
das por el rotor perturben la medida.

Las medidas han de realizarse con gran rigor y precisión, dada la gran influencia de la
velocidad del viento en la energía contenida en este.

Además, hay que tener en cuenta que la potencia del generador fluctuará con la tempera-
tura y la presión atmosférica (dado que la densidad del aire varía con estos parámetros).

Incluso en el caso de que el fabricante realice la caracterización del equipo con todo rigor,
es habitual considerar que las curvas de potencia pueden tener un margen de error del
10%. A continuación veremos un ejemplo.

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Ejemplo:

La figura siguiente muestra la curva de potencia suministrada por el fabricante español


Gamesa para su modelo G90-2.0 MW. Los datos numéricos para dicha curva se presentan
en la tabla. La potencia anunciada por el fabricante para esta máquina, 2 MW, es la poten-
cia a plena carga, en condiciones óptimas de viento. Sin embargo, existe un amplio rango
de velocidades para las que la potencia suministrada es significativamente menor. Esta
zona de la curva se denomina de funcionamiento a carga parcial.

En la curva también se puede observar como la velocidad de conexión del aerogenerador


es de 3 m/s y la de desconexión de 21 m/s. Todo aerogenerador tiene unos márgenes de
funcionamiento, limitados por la disponibilidad de recurso eólico suficiente para la gene-
ración eléctrica y por los requisitos de seguridad del propio equipo.

Figura 30. Curva de potencia de un aerogenerador modelo Gamesa G90-2.0 MW.


Fuente: Gamesa.

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Velocidad (m/s) Potencia (kW)

3 21,3
4 84,9
5 197,3
6 363,8
7 594,9
8 900,8
9 1274,4
10 1633,0
11 1863,0
12 1960,4
13 1990,4
14 1997,9
15 1999,6
16 1999,9
17 2000,0
21 2000,0

Tabla 1. Curva de potencia del aerogenerador Gamesa G90-2.0 MW en formato tabular.


Fuente: Gamesa.

A partir de la curva de potencia y de los datos medidos de velocidad del viento en un


determinado emplazamiento, es posible estimar la producción anual de energía de un
aerogenerador. Para ello, se multiplica la potencia suministrada por el aerogenerador a
cada velocidad por las horas al año que el viento sopla a esa velocidad, en promedio,como
se muestra en el siguiente ejemplo.

Ejemplo.

La tabla muestra los datos medidos de velocidad del viento en un determinado empla-
zamiento, en horas promedio al año. Además, incluye la potencia de un aerogenerador a
cada velocidad. Calcular la producción anual.

Multiplicando cada potencia por las horas de viento al año se obtiene la producción anual
a cada velocidad (en kWh). Sumando las producciones se obtiene la energía total sumi-
nistrada por el aerogenerador al año.

84
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Producción
Velocidad (m/s) Potencia (kW) Horas
(kWh)
1 0,0 515,1 0,0
2 0,0 801,3 0,0
3 21,3 958,7 20.420,3
4 84,9 1.049,9 89.136,5
5 197,3 1.210,2 238.772,5
6 363,8 1.368,9 498.005,8
7 594,9 1.029,8 612.628,0
8 900,8 659,4 593.987,5
9 1274,4 458,2 583.930,1
10 1633,0 299,9 489.736,7
11 1863,0 190,1 354.156,3
12 1960,4 104,9 205.646,0
13 1990,4 60,3 120.021,1
14 1997,9 30,1 60.136,8
15 1999,6 13,9 27.794,4
16 1999,9 6,8 13.599,3
17 2000,0 1,6 3.200,0
18 2000,0 0,9 1.800,0

Tabla 2. Curva de potencia de un aerogenerador, y distribución de velocidades de viento


en un determinado emplazamiento. El producto de ambas magnitudes proporciona la producción
al año para cada velocidad y con la suma de las producciones se obtiene la energía total
suministrada por el aerogenerador.
Fuente: Gamesa

En este caso, se estima que la máquina puede suministrar casi cuatro millones de
kWh al año (3.912.971,4 kWh).

Es importante destacar que este método para estimar la producción anual es muy
aproximado, debido a las incertidumbres comentadas de la medida de la curva de
potencia y de la velocidad del viento. Por ello, solo debe considerarse como una pri-
mera aproximación al valor real. Estimaciones más precisas necesitan de modelos de
cálculo más sofisticados, como los empleados en los sistemas de predicción eólica
descritos anteriormente.

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3.7. El factor de carga


Una forma de cuantificar la producción anual de un aerogenerador en una localización
concreta es el denominado factor de carga o de capacidad. Esta magnitud se utiliza para
caracterizar la productividad de las diferentes tecnologías energéticas (no solo de la eóli-
ca). Este se define como la producción anual de energía dividida por la potencia nominal
del aerogenerador. Se mide en kWh/kW o simplemente en horas:

Precisamente, el significado del factor de carga es el de las horas equivalentes de funcio-


namiento a máxima potencia del aerogenerador al cabo de un año.

El factor de carga también se puede definir en periodos de tiempo diferentes a un año


(factor de carga estacional, por ejemplo, en el que se muestra la producción en una deter-
minada época del año, un trimestre, por ejemplo).

El factor de carga también se suele expresar en porcentaje. Así, es necesario dividir las
horas efectivas de funcionamiento por las 8.760 h que tiene un año:

En la práctica, el factor de carga o capacidad suele alcanzar valores entre el 15% y el


30 %.

Figura 31. Evolución de la generación Eólica en España y tasa de variación anual (%)
de los parques eólicos españoles 2004-2019

Fuente: Asociación Empresarial Eólica (AEE). Anuario 2020.


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Figura 32. Evolución mensual de la generación eólica y tasa de variación en el año 2019.
Fuente: Asociación Empresarial Eólica (AEE) Anuario 2020.

Ejemplo.

Calcular el factor de carga, en horas y en porcentaje para el aerogenerador de la tabla


del ejemplo anterior.

Dividiendo la producción total al año por la potencia nominal de la máquina obtenemos


el factor de carga en horas:

Si se dividen las horas de funcionamiento efectivo por las 8.760 h que tiene un año:

Esto significa que el aerogenerador funciona, de promedio, aproximadamente la cuarta


parte del tiempo (algo menos) entregando su potencia nominal en el emplazamiento en
cuestión.

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3.8. Resumen
Los diferentes aerogeneradores comercializados por la industria eólica pueden clasificar-
se en dos grandes grupos, de acuerdo a su configuración a la hora de interceptar el viento.
Así, se habla de aerogeneradores de eje vertical (la turbina Darrieus y la Savonius) y
los aerogeneradores de eje horizontal (los grandes aerogeneradores de los parques
eólicos actuales o los molinos americanos de bombeo).

Los primeros son máquinas más simples, que no necesitan sistemas de orientación, pero
también son menos eficientes. Los segundos pueden girar a gran velocidad, son más efi-
cientes y pueden situarse a gran altura, con tamaños de rotor enormes, lo que permite que
tengan potencias realmente elevadas, de hasta 6 MW en la actualidad.

Los modernos aerogeneradores de eje horizontal están compuestos por una gran torre, un
rotor con tres palas, una góndola, elementos mecánicos y eléctricos (multiplicadora, siste-
ma de orientación, sistemas de protección frente a vientos huracanados, generador, trans-
formador, circuitos de acondicionamiento de potencia...) y otros elementos auxiliares.

Las torres de estos gigantes superan los 70 m de altura y sus rotores tienen más de 80 m
de diámetro. Utilizan generadores de corriente alterna trifásica a 50 Hz, con tensiones de
690 V o 1.000 V. El transformador eleva estas tensiones hasta los valores de evacuación
en media tensión, entre 20 kV y 30 kV.

El rendimiento global de conversión de un aerogenerador es el producto de la eficiencia


de transmisión de cada una de las etapas descritas. Los valores máximos alcanzables, en
condiciones óptimas de funcionamiento, superan el 40 %. Las pérdidas están dominadas
por el rendimiento del rotor, del 50% a lo sumo. De hecho, existe un valor máximo alcan-
zable del 59%, impuesto por el límite de Betz.

Los fabricantes de máquinas eólicas caracterizan su rendimiento mediante la curva de


potencia. En esta, representan la potencia suministrada por el aerogenerador para cada
velocidad del viento. A partir de la curva y de los datos de viento de un determinado
emplazamiento, es posible cuantificar de manera aproximada la producción anual del ae-
rogenerador.

Otra manera de expresar la productividad del generador es el factor de carga, que se cal-
cula como el cociente entre la energía anual producida y su potencia nominal. Representa
las horas equivalentes que el aerogenerador funciona a plena potencia a lo largo del año
y se puede expresar también en tanto por ciento.

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