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EL ARTE CALIGRÁFICO DE AL-ÁNDALUS EN LOS TECHOS PINTADOS

MEDIEVALES DE LA CORONA DE ARAGÓN: GRADOS DE ASIMILACIÓN.


Dra. María del Mar Valls Fusté
Hablamos de una propuesta secundaria cuya intención es hacer más atractivo el arte
caligráfico árabe. Aquellas inscripciones árabes que tienen un sentido ornamental que
podemos observar en las techumbres aragonesas, hay que entenderlas desde un punto de
cultura visual. Un ejemplo de ello es la techumbre de armadura de par y nudillo de la catedral
de Teruel, donde se inicia la oración del Ave María.
Nos propone todo un recorrido por diversas techumbres de distintos territorios para
desmontar algunos tópicos y volver a valorizar y revisar la interpretación. Nos muestran ese
choque cultural, político y religioso entre cristianos y musulmanes. Las formas migran y se
transforman y acaban formando parte de una cultura.
Las palabras en las techumbres deberían tratarse como un repertorio a modo de herramienta,
y a pesar de que la estructura es muy amplia, la decoración epigráfica no ocupa mucho
espacio, aunque en los Estados Unidos encontramos ejemplos de gran notoriedad.
En la sala de L'Escrivania de la Casa de la Ciudad del Ayuntamiento de Barcelona (1401),
vemos que en sus vigas, concretamente en las caras inferiores, se alude a la figura de Cristo
como “El Salvador”. Cuando nos encontramos con inscripciones en árabe , nos encontramos
con un estudio de lagunas formativas en los estudios de historia del arte , ya que no estamos
acostumbrados a trabajar con este material. El gran Gonzalo Borrás adevertía que se trata de
una decoración sin sentido, resultado del gusto del arte islamista.
Los techos pintados se introducen en el mundo del arte a través de láminas con una intensidad
cromática que se aleja de la realidad actual. A finales del siglo XIX comienzan a aparecer los
primeros descubrimientos y observamos los estudios de Bartolomé Ferrán, quien publica en
1898 una serie de artículos bajo el nombre de “Techos artísticos”, una serie de volúmenes.
A lo largo del siglo XV, la decoración cúfica se expande por la península. En los Jardines de
Alfabia en Mallorca por ejemplo, nos encontramos con una techumbre franco-piramidal
donde en las partes inferiores de la armadura hay una serie de bandas que crean esa serie de
pseudo letra , generando cadenas y prolongandose hacia arriba. Otros ejemplos de
techumbres con pseudo inscripciones en Mallorca es el techo de Can Pontivic.
También podemos ver otras pseudo letras pero con formas más arquitectónicas y
acompañadas por elementos vegetales. Un ejemplo es el Palacio Marques de Gio, donde los
ápices de las letras se van inclinando y conjugándose entre ellas y creando una serie de arcos.
Hasta la época nazarí no se va a dar ese momento de desarrollo y esplendor de la singular
fisonomía de la decoración epigráfica. Como en el techo de Can Pontivic, donde en los arcos
vemos otra vez la intención de crear ese arco polilobulado mediante la inserción de palabras
o fragmentos de la fórmula de inspiración coránica que alude a la soberanía de Dios.
Paralelamente a esto vemos las características que trascienden para crear una cierta tendencia
inspirada en el arte islámico. En las techumbres conservadas en la Corona de Aragón, los
valores estéticos del arte árabe se utilizan como reflejo de la sociedad. En el techo de los
Azlor (1280) vemos el símbolo de la sirena con esa Nicolasa mostrando una falta de virtud,
esto se relaciona con la fe islámica. Junto con otras imágenes se convergen activando un
sentido moral de la imagen social.
En 1356 en la Sacristía de la Catedral de Tarragona vemos una serie de trazas cúficas y
motivos caligráficos como señal de identidad. Vemos en un friso franqueando el blasón a un
musulmán y a un judío. El judío va vestido con el sayo azul, en cambio el musulmán está
bailando de forma más exagerada y con trazos cúbicos. Los musulmanes empiezan a
radicalizarse como el color de la piel, la nariz ancha… y esto lo vemos reflejado en este
personaje. También se les asocia al maligno, trasladándose a la imaginería del s. XIII y XIV.
Se emplea el aspecto físico para agrandar la brecha cultural y religiosa.
Establecidos estos antecedentes y viendo como la imagen cuenta con una serie de códigos
visuales muy conocido, en Sotacoro (catedral d eTarragona) la decoración epigráfica en árabe
también sirve para identificar al personaje como musulmán. En esta catedral vemos a dos
personajes femeninos musulmanas que poseen a su alrededor, concretamente en el velo la
decoración epigráfica. En este caso no es en un sentido despectivo, sino que muestran cómo
la cultura árabe está incluida en la teatralidad de la época.
Como conclusión interpretamos el empleo de la escritura árabe en estos entornos. No se trata
de algo exótico, sino de algo que forma parte de la realidad del territorio, un legado visible
que no desaparece del arte. Al final quizás las decoraciones caligráficas árabes no fueran
comprensibles a nivel léxico, pero sí que comprendían su significado (las palabras también
son imágenes).

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