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El 13 de agosto de 1521, hace justo ahora 500 años, la ciudad indígena de México-Tenochtitlan -
hoy Ciudad de México- fue capturada luego de un estado de sitio y batallas encarnizadas que se
prolongaron durante tres meses.
Era la conquista de México, la cual fue protagonizada por miles de guerreros con rostro y color de
piel familiar para los mexicas que gobernaban aquella imponente urbe.
“Lo que los une es un enemigo común, los de México-Tenochtitlan”, dice a BBC Mundo el
historiador Miguel Pastrana, un investigador sobre el periodo indígena-colonial de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cortés fue el gran articulador de una alianza que los indígenas en ese momento, subraya Pastrana,
entendieron de otra manera. Entonces desconocían que desembocaría en el poder hispano en
América.
“Hasta la caída de Tenochtitlan, los indígenas ven a los españoles como un grupo más de tantos.
No concibieron la magnitud del cambio que se avecinaba. No son del todo conscientes de las
implicaciones de la presencia española”, advierte el investigador.
Eso ha dejado a pueblos mexicanos con origen indígena, como Tlaxcala, bajo el estigma de
“traición”.
Pero una revisión fiel de los hechos muestra que lo ocurrido hace 500 años no fue ni una gesta
épica de los hispanos ni una traición indígena, sino el producto de una alianza muy pragmática.