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Y es que tal hazaña fue obra de un ejército 99% indígena. El otro 1% era un
contingente de hispanos, esclavos africanos e indígenas caribeños encabezados
por un hombre, el español Hernán Cortés. "Lo que los une es un enemigo común,
los de México-Tenochtitlan", dice a BBC Mundo el historiador Miguel Pastrana, un
investigador sobre el periodo indígena-colonial de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Cortés fue el gran articulador de una alianza que
los indígenas en ese momento, subraya Pastrana, entendieron de otra manera.
Entonces desconocían que desembocaría en el poder hispano en América.
"Hasta la caída de Tenochtitlan, los indígenas ven a los españoles como un grupo
más de tantos. No concibieron la magnitud del cambio que se avecinaba. No
son del todo conscientes de las implicaciones de la presencia española", advierte
el investigador.
Eso ha dejado a pueblos mexicanos con origen indígena, como Tlaxcala, bajo el
estigma de "traición".
Pero una revisión fiel de los hechos muestra que lo ocurrido hace 500 años no fue
ni una gesta épica de los hispanos ni una traición indígena, sino el producto de
una alianza muy pragmática.
Los indígenas no eran un pueblo único Una cosa hay que tener clara para
comprender lo que ocurrió, explican los historiadores: los pueblos indígenas de
la región eran muchos y cada uno actuaba conforme a sus propios intereses.
Había señoríos, los atépetl, cada uno de las cuales tenía su propio gobernante
(tlatoani), su pueblo y su territorio.
La más poderosa era la Triple Alianza, conformada por los señoríos de México-
Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba, que controlaban a decenas de pueblos de los
alrededores, en algún momento más de 50.
Los señoríos bajo su dominio debían pagar tributo y servirles de apoyo militar,
administrativo y hasta religioso, explica Pastrana.
"Hay muchos pueblos que estaban resentidos con los mexicas por la política
expansionista y las reformas de Moctezuma", el gobernante de la Triple Alianza.
Los hispanos habían tenido un primer encuentro con Moctezuma en 1519, pero en
junio del año siguiente fueron expulsados de la ciudad tras el enfrentamiento de la
"Noche Triste".
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Cortés y sus tropas a manos de los mexicas
Entonces vino una recomposición de fuerzas que dio fin al dominio mexica un año
después.
Cortés se dio cuenta de que debía regresar con una gran alianza indígena para
avanzar sobre un objetivo común: la poderosa Triple Alianza.
"Lo que los une es un enemigo común, los tenochcas, y la mutua necesidad",
enfatiza Pastrana.
También cortaron el agua potable, haciendo que lentamente cayeran las bajas -
calculadas en decenas de miles- y la moral de la ciudad mexica.
Los mexicas tuvieron algunas victorias en las que capturaron españoles a los
que les dieron muerte y colocaron sus cabezas en sitios notorios para
intimidar a los enemigos, según el relato del cronista Bernardino de Sahagún.
La caída de Cuahtémoc y la Triple Alianza
Cansados del lento avance, y las bajas producto de las pequeñas batallas que
ganaban los mexicas, las huestes de Cortés exigieron un ataque final.
Aun dubitativo, el líder del ejército hispano-indígena optó entonces por una
ofensiva devastadora y desmoralizante contra el enemigo.
Pero los historiadores señalan por qué es erróneo pensar que había una causa
indígena que fue traicionada.
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de México
"No había una idea de 'lo indígena' como tal. Esa idea es producto de la conquista,
no es anterior a ella", explica Pastrana. "Definitivamente no se puede hablar de
una traición porque no eran pueblos amigos. No eran grupos que tuvieran una
alianza pacífica, una relación de iguales. Tenían una serie de conflictos. No puede
hablarse en ningún sentido de traición", sostiene el historiador.