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Recensión de Socorro Fonseca, Alicia Correa, María Ignacia Pineda, Francisco

Lemus (2011). «Habilidades para la comunicación oral eficiente», en Comunicación


Oral y Escrita, pp.42-61.
Analizaremos el capítulo 4 «Habilidades para la comunicación oral eficiente» de
Socorro Fonseca, Alicia Correa, María Ignacia Pineda, Francisco Lemus, en
«Comunicación Oral y Escrita» (2011). El capítulo plantea la necesidad de desarrollar una
comunicación oral eficiente que permita generar cambios en los oyentes y transmitir ideas
de forma coherente y adecuada, con base en ello, el tema se desarrollará en nueve apartados
que intentan aclarar la temática: la comunicación, medio innato y aprendido – que
promueve la unión directa entre lo visual, vocal y verbal – [p. 42].
De acuerdo con, Hybels y Weaver. (como se citó en Fonseca, S, et. al) la
comunicación es el medio de conexión que tienen las personas para transmitir o
intercambiar determinados mensajes. Es decir, cuando se da una comunicación, se
establece una unión entre emisor y receptor con el fin de dar, recibir o intercambiar ideas,
información o algún significado. De igual forma el autor nos aclara que, la comunicación
es el medio eficaz que permite al hombre dominar su entorno e influir en quien le escucha,
sin embargo, para que esto suceda se debe desarrollar habilidades que permitan ser un
comunicador competitivo y eficiente; y para lograr esto el orador debe tener la capacidad
de adaptarse a diferentes situaciones y comunicarse de tal forma que sus receptores acepten
y asimilen sus ideales.
Según Fonseca, S, et. al. (2011) la comunicación caracteriza por tener dos tipos de
habilidades: las innatas y las aprendidas, pues asegura que, todo orador tiene una manera
propia de expresarse y que esta se ve complementada con habilidades que el hombre
adquiere o aprende del medio y de quienes lo rodea. Dicho de otro modo, las personas
nacen con cualidades que permiten su comunicación como la voz sonora, el carácter
honesto, la firmeza y simpatía para transmitir un mensaje, pero del medio aprende otras
habilidades verbales y no verbales que mejoran a las anteriores, es decir, del entorno
aprende a hablar con entonación y fluidez, a coordinar los movimientos con las palabras, a
expresar gestos y miradas que aseguran no solo el traspaso de los pensamientos,
sentimientos o ideas, sino, una comunicación efectiva y enriquecedora, que beneficia tanto
al hablante como a quien escucha.
Así mismo, Fonseca, S, et. al. (2011) rescata de los estudios de Albert Mehrabian,
uno de los principales expertos en la comunicación interpersonal, su primer postulado,
puesto que, en el se menciona que «para lograr una comunicación eficiente debe darse la
unión entre los elementos visuales, vocales y verbales» (Mehrabian, A. 1998: p.42), con lo
cual, el autor está totalmente de acuerdo, ya que, según su criterio en la comunicación si
intervienen tanto las habilidades verbales como las no verbales y asegura que estas guardan
relación entre sí, pues no puede existir la una sin la otra, puesto que, por un lado los
elementos visuales producen el primer impacto para la aceptación o rechazo de la
interacción, por otro los sonidos de la voz son los que refuerzan o modifican la primera
impresión formada por los elementos visuales y por último son las ideas, convertidas en
palabras, las que completan la evaluación de aprobación o rechazo hacia el mensaje o el
comunicador.
Para Kendon, y Scheflen. (como se citó en Fonseca, S, et. al) la comunicación
eficiente es la capacidad de transmitir un mensaje claro en el menor tiempo posible pero
que genera cambios en los oyentes, es decir, este tipo de comunicación busca que la persona
que emite el mensaje lo realice de forma precisa y directa, pues esto permite que la persona
que recibe el mensaje procese la información, la entienda en tiempo real y a su vez, de una
retroalimentación sobre lo ya transmitido. Hoy en día muchos comunicadores carecen de
este tipo de comunicación, puesto que, no tienen la capacidad de enviar, recibir, reelaborar
y emitir información, ideas, opiniones y actitudes.
Por otro lado, para que el hablante sea un comunicador eficiente debe mantener
contacto visual con sus escuchas, reflejar energía, adoptar posturas que denoten confianza
y dominio del tema, realizar movimientos que acompañan a la palabra y que apoyan la
intencionalidad de su mensaje, de igual forma, al hablar tendrá que articular las palabras
correctamente, controlar la velocidad con la expresa las ideas, así como modular la voz y
dar variedad de matices, tonos, ritmos, pausas y volumen a la misma, pues esto lograra que,
el mensaje sea más vivo y a su vez impedirá el aburrimiento de los escuchas; por último
deberá emplear un lenguaje idóneo que se adapte a la situación y a lo que se quiere
comunicar, de esa forma se reflejará el nivel de conocimientos, inteligencia y dominio del
vocabulario (Fonseca, S, et. al. 2011).
Hay que recalcar que, de acuerdo Egg y Aguilar. (citados en Fonseca, S, et. al) el
hablante a más de expresar el mensaje de forma directa sin utilizar ideas secundarias deberá
manejar de forma correcta los objetos a su alrededor, aprovechar su entorno y con lo que
tiene crear un ambiente llamativo y de interés para el oyente, pues esto permitirá generar
en el receptor los cambios positivos o reacciones que se desean. Es decir, para llegar a ser
un comunicador competitivo y eficaz es necesario aprender a manejar los elementos
visuales, vocales, verbales y tener dominio del entorno que nos rodea.
De acuerdo a lo ya mencionado puedo decir que, concuerdo con el ideal de los
autores, la comunicación es el medio principal por dónde los seres humanos entregamos y
recibimos los mejores bienes que poseemos «los ideales y pensamientos», sin embargo,
aunque el hombre este destinado por naturaleza a comunicarse debe cultivar y desarrollar
la misma hasta que la domine en su totalidad, ya que, cuando domina y adapta la forma de
comunicarse, logra que el mensaje viaje sin entrecortarse, en una sola vía y con ello el
receptor lo puede entender sin confusión y asimilarlo. Dicho de otro modo, comunicarse
eficientemente permite al ser humano codificar de manera coherente y precisa los
mensajes, expresando lo que quiere, siente o piensa, es decir, le hace consciente de cómo
debe manejar su lenguaje verbal y no verbal para obtener la respuesta que espera en el
receptor.
Cabe mencionar que, la comunicación efectiva no solo permite que el objetivo de
los mensajes transmitidos se cumpla satisfactoriamente para obtener un diálogo exitoso;
sino, logra crear un espacio de confianza donde se puede escuchar y ser escuchados; y esto
a su vez hace que tanto el emisor como el receptor intercambien respuestas (feedback) que
enriquecen el proceso comunicativo. La comunicación eficiente también facilita la
adquisición de conocimiento, agudeza verbal y mejora la concentración; y con ello el
hablante hará caso omiso a las distracciones que traten de interferir en su proceso
comunicativo, de igual forma, la comunicación oral eficiente permite al hombre desarrollar
un amplio vocabulario, una mayor capacidad de comprensión y una elevada capacidad de
raciocinio.
En un mundo donde la comunicación es imprescindible y se encuentra en todos
lados, el hombre debe saber comunicarse correctamente, es decir, tiene que expresar sus
ideas, comentarios o conocimientos de manera competente y eficiente. Cabe mencionar
que, para ser un buen comunicador, no sólo basta con hacer contacto visual, realizar gestos
y movimientos, el comunicador eficiente va más allá de ello, ya que, por medio de la mirada
y la voz refleja entusiasmo, naturalidad y convicción de ideas; genera seguridad a los
demás, denota verdad e inspira confianza, haciendo que el receptor de credibilidad al
mensaje. Para terminar, se describe la siguiente idea del autor Huyghe. (1998), ya que,
explica en pocas palabras la importancia de la comunicación oral eficiente para el hombre
«la comunicación oral eficiente es la clave para la existencia, desarrollo y supervivencia
del ser humano, y quien no logra dominarla corre el riesgo de vivir en el abandono y la
ignorancia» [p. 32].

Bibliografía:
Antuñano, I. y Valenzuela, J. (2012). Lingüística Cognitiva. (1st ed.). Editorial Anthropos.
Egg y Aguilar. (1986). Como hablar bien en público. (1st ed.) Editorial Hermes.

Huyghe, R. (1998). Importancia de la comunicación oral. Editorial UNAE.

Mehrabian, A. (1998). Communication Without Words. Editorial Tirant lo Blanch.

Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M., y Lemus. F. (2011). Comunicación Oral y Escrita.
Editorial Pearson Educación.

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