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Cuzco,4 oficial y legalmente Cusco5 (en quechua sureño: Qusqu o Qosqo, pronunciado

[ˈqo̝s.qɔ] "ombligo del mundo"), es una ciudad del sureste del Perú ubicada en la
vertiente oriental de la cordillera de los Andes, en la cuenca del río Huatanay, afluente
del Vilcanota. Es la capital del departamento del Cusco y, además, según está declarado
en la Constitución peruana, es la «capital histórica» del país.

La ciudad, según el INEI, es la séptima más poblada de Perú, y albergaba, en 2017, una
población de 437 538 habitantes.1

Antiguamente fue capital del Imperio inca y una de las ciudades más importantes del
virreinato del Perú. Durante la época virreinal, bajo la soberanía de la corona española,
se construyeron diversas iglesias, universidades, palacios y plazas barrocas y
neoclásicas. Estas construcciones son los atractivos que hacen que la ciudad sea el
principal destino turístico del país. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en
1972 y Patrimonio de la Humanidad en 1983 por la Unesco. Y suele ser denominada,
debido a la gran cantidad de monumentos que posee, la «Roma de América».6

Toponimia

Portal de carrizos en la Plaza de Armas.

Iluminación nocturna de la ciudad.

La forma original del topónimo, tal fue encontrado en quechua cuzqueño de la época de
la conquista del Imperio Inca, debe haber sido, como en el quechua cuzqueño actual,
/qusqu/ ['qos.qɔ]7. Se estima que el topónimo tuvo un origen aimaraico, de la frase
qusqu wanka ('peñón de la lechuza') a partir de la leyenda de los hermanos Ayar,7 donde
Ayar Auca ocupa el sitio del Cuzco volando con sus propias alas para posarse sobre un
peñón de la zona y convertirse en una marca de ocupación litificada:

"¡Ve allá volando (porque dicen le habían nacido unas alas), y sentándote allí toma
posesión en el mismo asiento donde parece aquel mojón, porque nosotros iremos luego
a poblar y vivir". Ayar Auca, oídas las palabras de su hermano, levantóse sobre sus alas
y fue al dicho lugar que Manco Capac le mandaba, y sentándose allí se convirtió en
piedra y quedó hecho mojón de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama
cozco, de donde le quedó el nombre del Cuzco al tal sitio hasta hoy
Juan Díez de Betanzos8

Betanzos cita cómo el nombre Qosqo fue perdiendo trascendencia:


“...al cual pueblo [de hasta treinta casas pequeñas pajizas y ruines] llamaban los
moradores de él, desde su antigüedad, Cozco, y lo que quiere decir este nombre Cozco
no lo saben declarar, más que ansí se nombraba antiguamente”.

Una etimología diferente fue propuesta por el Inca Garcilaso de la Vega, quien afirma
que:

Pusieron por punto o centro [del Tahuantinsuyu] la ciudad del Cozco, que en la lengua
particular de los Incas quiere dezir ombligo de la tierra: llamáronla con buena
semejança ombligo, porque todo el Perú es largo y angosto como un cuerpo humano, y
aquella ciudad está casi en medio
Comentarios Reales de los Incas, Libro II, Cap. XI9

Esta versión se ha mitificado en el folclore de la región10. Existen hilos comunes con las
ideas del mito del Ónfalos de Delfos, al igual que con las del dominico Diego Durán en
Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, esta vez para el
topónimo de México.

Historia de la lectura exacta: Qosqo

La primera imagen del Cuzco en Europa. Felipe


Guamán Poma de Ayala. Primer nueva corónica y buen gobierno.

Qosqo fue el axis mundi para el Imperio Inka. No obstante, la forma original en el
lenguaje español del topónimo es ⟨Cuzco⟩, que corresponde a la forma en que los
conquistadores entendieron ['qos.qɔ], entendiendo la uvular oclusiva [q] como la velar
castellana /k/ (representado con la letra ⟨c⟩), [o] como /u/ castellana (⟨u⟩) y [ɔ] como /o̞/
castellana (⟨o⟩);11 de la misma manera que escribieron ⟨México⟩ ['me.ʃi.ko]. La escritura
con zeta ⟨z⟩ de Cuzco corresponde plenamente al estado de las sibilantes, tanto en
castellano como en quechua cuzqueño de la época antigua, y a una sólida ortografía
castellana para el mismo periodo, de tal forma que se escribía con ⟨z⟩ porque se
pronunciaba [s] y no con el sonido apical [ş] que se tiene en español de España el
grafema ⟨s⟩:

estamos aquí, una vez más, ante dos tipos de sibilantes: una dorsal, representada por <ç,
c(e, i), z>, y otra, equivalente a la apical española, registrada con <s,ss>. Pues bien, que
el dialecto cuzqueño haya tenido dos sibilantes es algo que no sorprende ni menos
escandaliza a quien conozca las variedades centrales y norteñas de la lengua. [...] De
manera que, así como la variedad jaujina distingue dos sibilantes: /s/ dorsal y /š/ palatal,
así también el cuzqueño del siglo XVII diferenciaba dos de ellas, sólo que, en el
presente caso, no es fácil dar con el equivalente de la segunda de las citadas. ¿Habría
sido ésta una palatal /š/ como la jaujina? No lo parece, desde el momento en que el
mismo Gonçález Holguín se adelanta en advertirnos, en las páginas iniciales de su obra,
que en la variedad cuzqueña “no ay vso” de la letra <X> (“Al lector”, op. cit), y, como
se sabe, esta grafía representaba por entonces a la sibilante palatal [š]. Por consiguiente,
descartando dicha posibilidad, no es aventurado sostener que la naturaleza de la
articulación de la segunda sibilante cuzqueña debió estar muy próxima a la de la apical
castellana. [...] De todo ello ahora resulta perfectamente comprensible por qué, para
registrar el nombre de la capital imperial, se echó mano, no de la <s> sino de la <z>,
pues entonces, como ahora mismo, el topónimo se pronunciaba [qosqo] y no [qoşqo].
Rodolfo Cerrón-Palomino.12

Los primeros cronistas apuntaron el nombre de la ciudad casi invariablemente como


<Cuzco> o <Cozco>, que en la ortografía española del siglo XVI, en pleno proceso de
reajuste de las consonantes sibilantes, mejor se aproximaba al sonido de Qusqu
[ˈqo̝s.qo]. Así, podemos encontrar Cuzco en las Reales Cédulas de Carlos I, en las
crónicas de Francisco de Jerez (1534), en distintos documentos de la Gaceta de Madrid
y en los mapas del siglo XIX (desde 1815) y XX (hasta por lo menos 1976). De esta
forma, la lectura exacta pasa a los demás idiomas europeos, perdurando hasta ahora
como la forma más usada fuera del Perú.4 La grafía <Cusco>, sin embargo, sí es
consignada en varios documentos coloniales para su lectura pública, aunque es muy
poco común entre los textos cultos. Puede encontrarse en los mapas que ilustran los
anexos Perú en los mapas históricos y ciudad de Pisco en los mapas históricos de los
siglos XVII, XVIII y XIX hasta 1814, adicionalmente al mapa de 1597 que ilustra este
artículo (en latín).

La forma gráfica de <Cuzco> se mantuvo como predominante hasta el siglo XX. A


inicios del siglo XX, intelectuales locales y limeños, muchos de ellos influidos por el
indigenismo, como Rafael Larco Herrera, Luis Eduardo Valcárcel, Horacio Urteaga y
Carlos Alberto Romero131415 escribieron textos importantes con la grafía <Cusco> para
su lectura exacta. En la misma ciudad del Cuzco, por propuesta del Instituto Americano
de Arte, con apoyo de la Academia Mayor de la Lengua Quechua, el 12 de marzo de
1971 la Municipalidad emitió una ordenanza donde cambió la forma oficial del
ayuntamiento de <Cuzco> a <Cusco>, proscribiendo la forma española16. En 1986, el
ministro de Educación de turno, por petición formal del burgomaestre cuzqueño,
promulgó una Resolución Ministerial oficializando esta grafía de <Cusco> a nivel del
gobierno central para su lectura exacta.17 Este cambio produjo naturalmente que en los
textos oficiales de educación pública se prefiriera la nueva escritura que la versión
española. Posteriormente, el 23 de junio de 1990, el Consejo Municipal del Cusco
aprobó un nuevo dispositivo, el acuerdo municipal n.° 078, por el cual se dispuso:
"Instituir el uso del nombre <Qosqo>, en sustitución del vocablo Cusco, en todos los
documentos del Gobierno Municipal del Cusco" para, en última instancia, restaurar la
práctica de leer con exactitud el nombre de la antigua ciudad capital

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