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Los muros de contención por gravedad actúan por acción de su propio peso
oponiendo resistencia a las fuerzas actuantes (empujes del suelo), es decir, por
esfuerzos normales al plano de su sección. Su diseño y construcción son sencillos
puesto que son estructuras másicas que no requieren refuerzo. Por consiguiente son
menos susceptibles a los agentes químicos.
Los muros de semi-gravedad son algo más esbeltos que los anteriores y soportan
pequeños esfuerzos de tracción que resisten con una baja cuantía de refuerzo y que en
general pueden resultar más económicos que los muros de gravedad para alturas
hasta de 4 m.
Rotura por flexión: Las roturas por flexión pueden aparecer tanto en el muro
como en la punta de la base o el talón. Como las cuantías en muros suelen ser
bajas, los síntomas de pre-rotura sólo son visibles en la cara de tracción, que en
todos los casos está oculta, por lo cual no se notan los síntomas de aviso.
Rotura por esfuerzo cortante: Como los esfuerzos por flexión, estos esfuerzos
pueden llevar a roturas en varias zonas del muro, tanto en el alzado como en el
tacón, la punta y el talón.
Rotura por fallo de traslapo: Este caso obedece al amarre del refuerzo entre la
base y el muro, donde el traslapo entre la armadura de la zapata debe anclarse
con la zona del muro de contención. La sección crítica es la de arranque de la
armadura de tracción del alzado, donde la longitud de traslapo debe estudiarse
detenidamente.