La política peruana hecha obra teatral
del absurdo
Autor: Ramirez Borda, Renzo Mauricio
Nuevamente el Perú se encuentra
sumergido en una crisis muy aguda, la cual
ya se columbraba por la larga lista de
equivocadas decisiones tomadas por el
exmandatario Pedro Castillo. Desde luego
que no toda la culpa recae en el
expresidente, esto involucra tanto al Poder
Legislativo como al Poder Judicial y así
como también a otras instituciones
públicas que se han abocado a acrecentar
este conflicto. Decía una vez, el Nobel
Mario Vargas Llosa, que los estados a
comparación de la vida de un mortal, no
tienen un límite de decrepitud; es decir,
que al comenzar un declive o una
regresión, los estados podrían ser peores
que el día anterior, mientras que el hombre
finaliza con su perecer.
Desafortunadamente, aquellas palabras se
han corroborado una vez más con el Perú.
Y esto está desembocando en un
descontento e insatisfacción desbordantes
para la población. Pareciera que el futuro
es ajeno y esto no tiene vuelta de página.
En este contexto de desasosiego y
conflictiva
realidad, se
considera que la
pseudopolítica
ha capturado
orquestadamente
al Estado y ha
propuesto una guerra de desgaste ante la
primera esencia del quehacer político. Esto
se ha llevado a cabo mediante el ataque
frontal a tres bastiones del sistema político
peruano.
En primer lugar, la inexistencia de partidos
políticos con sustento y de gran baluarte
ocasiona la aparición de reyezuelos
fundadores de agrupaciones “políticas”
efímeras. En una república de gobierno
representativo, la construcción y el
afianzamiento de partidos políticos es
medular, ya que el ciudadano tiene la
facultad de decidir su alineación política
para luego defenderla agrupadamente y a
partir de ello, poder forjar una sociedad
mediante las deliberaciones con sus
similares. No obstante, el panorama actual
evidencia un sistema de feudos llamados
“partidos políticos” que adoctrinan y
deciden qué se hace o no dentro de sus
agrupaciones, esto último es
completamente contraproducente para una
democracia incipiente como la nuestra, ya
que la relación
representantes-representados se convierte
en la regencia absoluta de los líderes
políticos. A este propósito, Sartori (1998)
señalaba que “el sistema electoral y el
sistema de partidos son, pues, variables
importantes en lo que concierne al hecho
de favorecer u obstaculizar la
personalización de la política….” (p. 109),
por lo que todo esto desemboca en la
división del pueblo y en un proselitismo
vehemente.
Por otro lado, los mecanismos de
participación política y la opinión pública
subyacen en el olvido. Si solo se restringe
la participación política de los ciudadanos
al voto quinquenal, la democracia se
desvirtualiza indefectiblemente. Esto
debido a que este sistema político requiere indiferencia con la realidad permiten las controversiales y creación de contenidos
de la confluencia de diversos pareceres alevosías y las triquiñuelas de los agentes que celebran lo paupérrimo. Las nuevas
mediante los verdaderos debates entre los políticos imperantes. La democracia se prácticas culturales del “demos” han
representantes políticos. A su vez, la encuentra compuesta de muchas piezas que logrado desviar del sendero que impulsa a
opinión pública, entendida como la “doxa” cumplen un papel determinado para la acción, en su reemplazo, se apuesta o
de toda democracia debe emerger desde la salvaguardarla. La más destacada de entre prefiere el entretenimiento banal y la
sólidez de sus argumentos y su respectiva ellas es el “demos”, actor crucial del atención a temas secundarios de la
orientación. En palabras de Sartori (2015) devenir de una democracia, ya que es el realidad.
resaltando la incidencia de la opinión
pública en la democracia: En suma, esta maniobra está asediando
Por tanto, todo el edificio de la todos los cimientos de la democracia
democracia se apoya en la opinión peruana. Ante una situación tan aguda y
pública y en una opinión que surja paroxismal, es imperativo que todos los
del seno de los públicos que la peruanos actúen con responsabilidad y
expresan. Lo que significa que las exijan el respeto irrestricto a los valores
opiniones en el público tienen que democráticos establecidos a las
ser también opiniones del público, núcleo duro de este sistema político. autoridades como a los representantes de
opiniones que en alguna forma o Últimamente esta se encuentra inmersa en los partidos políticos. Esta situación no
medida el público se forma por sí otros lares y desconoce los problemas puede continuar. El desgobierno nunca
solo. (p. 31) reales del país. En esta Era digital, la será la solución, en contraposición se tiene
Entonces la formación de esta no tiene que regresión ha calado profundamente, así como la panace a la filosofía política,
ser alterada externamente. De darse el también lo llegan a expresar aquel sendero que permitirá interconectar
caso, esta perdería su naturaleza y se Gallardo-Paúls y Enguix (2016) señalando los proyectos individuales y la mejora
convertiría en la difusión de ideas las variopintas formas de desorientación e substantiva del Perú.
impropias entre el pueblo. infantilización del demos, esto lo llevan a
También se tiene al asentamiento de un cabo mediante la difusión de información
“demos-populum” y su profunda falsa, publicación de noticias
Gallardo-Paúls, B., & Enguix Oliver, S. (2016). Pseudopolítica: el discurso político en las redes sociales.
https://roderic.uv.es/handle/10550/66756
Sartori, G. (1998). Homo videns: la sociedad teledirigida. Taurus.
https://www.redmovimientos.mx/2016/wp-content/uploads/2016/10/Homo-Videns.pdf
Sartori, G. (2015). La democracia en treinta lecciones. Debolsillo
 Referencias:

Gallardo-Paúls, B., & Enguix Oliver, S. (2016). Pseudopolítica: el discurso político en las redes sociales. Editorial Universidad de Valencia
https://roderic.uv.es/handle/10550/66756
Sartori, G. (1998). Homo videns: la sociedad teledirigida. Taurus.
https://www.redmovimientos.mx/2016/wp-content/uploads/2016/10/Homo-Videns.pdf
Sartori, G. (2015). La democracia en treinta lecciones. Debolsillo