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Suplemento del diario

Año IX - Nº 94 Huánuco, sábado 15 de octubre de 2022

Patricia de Souza

Memoria de chica, de Annie Ernaux


D
esde hace muchos años Annie Ernaux (Lilebonne, 1940) viene entonando clases: esa madre que hablaba en dialecto francés y que ya no
una música distinta en el panorama literario francés, una música popular, se reconoce en las expresiones rebuscadas de la hija. Todo este
curiosamente de estilo clásico, pese a sus expresiones coloquiales, su francés “de tiempo ha sido necesario, toda esta escritura, para que la autora
la calle” que marca su estilo. Sus libros, son también parte de esa “memoria silenciosa” pueda autorizarse a “ser ella misma” y acepte un día que sus libros
de una parte de la sociedad francesa, campesina, católica y rural. Annie Ernaux no es son leídos por muchas mujeres que también “están rodeadas
una escritora burguesa, sus libros, son el testimonio de alguien que logró, a través de por hombres dispuestos a lanzarles la primera piedra” (Memoria
ese fenómeno francés que fue los “treinta gloriosos” (el mayor crecimiento económico de chica). Como ella escribe en esta memoria intensa: “Ella no
desde 1945 hasta mediados de los años 70 del siglo XX), salir de la austeridad mortal tiene un yo determinado, sino varios que pasan de un libro al
de un pueblo del norte a la gran ciudad, hacer estudios superiores, llegar a escribir de otro”. Construcción de subjetividad en la historia, de un yo que
forma certera para “vengar a su raza”. se apoya en un lenguaje frío, en el detalle clínico que muchas de
Como escribió Pierre Bourdieux, mujeres que rompen con “la sus lectoras le reprochan, un francés casi quirúrgico. He leído
dominación masculina”. Para entender a la Francia de esos muchas veces los reproches que le hacen sus lectoras por esa
años, para modelar una forma de subjetividad femenina, frialdad con la que habla de sus padres o de su infancia.
ella escribe la historia de una mujer que se piensa a O la vergüenza que es un sentimiento recurrente, no
través de ese gran Otro que es el hombre, que padece cambiar algunos patrones femeninos, estar orgullosa de
la dominación hasta el punto de la obsesión, incapaz haber llegado a ser “alguien” en el panorama literario
de verse como una entidad completa, buscándose francés. Pero es más complejo que eso, es haber
en modelos de mujeres libres, perdiéndose en ese construido su propio modelo de mujer, una historia
laberinto. Era imprescindible “escribir como un de mujer con rostro, una suerte de antropología
cuchillo”, para que llegue a ocupar un espacio en la de clase media-baja, o sociología literaria, como
«república de las letras», donde, hay que decirlo, ella quisiera llamarla. No es la Memoria de una
obtener el reconocimiento es acceder al joven burguesa, es la memoria fragmentada,
mundo de la aristocracia literaria, abandonar con destellos brillantes, de una joven rural
el silencio y dar voz a una clase oprimida, por que ha completado una parte del panorama
invisible. Tal vez de ahí se entienda la fobia de la realidad en Francia. Es la exploradora
que muchos escritores sienten por Annie de esa joven rural que se convirtió en Otra,
Ernaux, ella es la antítesis de Simone de con capacidad de decir cosas tantas veces
Beauvoir, no hay Sartre y no hay burguesía, disimuladas por otras mujeres tras una mueca,
hay una mujer que revela detalles de su un silencio, traicionando sus orígenes. O detrás
infancia en Ivetot, casas pequeñas, sin ducha, de la tercera persona, porque ella, Ernaux,
con baños en el jardín, un silo, en el mejor busca que la identifiquen en primera persona, a
de los casos. Una joven que se pasea un día con su pobre padre en terno (como suele la vista de todo el mundo, con nombre propio.
vestirse la gente de campo cuando sale de paseo) por Biarritz y que siente vergüenza El adjetivo “popular”, no quita nada a la calidad de sus libros.
por no llevar ropa de baño para bajar a la playa. La poesía está también en “la cultura popular” desdeñada por
“Recibir la vida como una cachetada”, es el epígrafe de Lautréamont que cita la las clases dominantes y consideradas de mal gusto. Ella, las
autora en su último libro Memoria de chica (Cabaret Voltaire, 2016). Memoria de esa ennoblece y deliberadamente las coloca en el centro de sus
niña, luego adolescente, y más tarde mujer, ahora con 75 años, que hace el esfuerzo ficciones invirtiendo las categorías, lo que es “de mal gusto”,
de recordar, de poner palabras ahí donde no hay texto, de recrear los hechos más cobra rango literario, esa es su pequeña revolución. Y se lo
traumáticos, el aborto (La ocupación, 2002), Los años (2008, época de Mitterrand) o agradecemos. Música, maneras, reminiscencias populares, fotos
La plaza (1983), sobre el padre y la vergüenza de clase, por citar algunos de sus libros un poco veladas, como las vacaciones pagadas, los campamentos
más conocidos. En Francia el origen es un estigma, una “vergüenza social” que no se de verano, etc. Es cierto, como ella dice, ninguno de los escritores
despega de la persona que la padece, por eso, su conciencia de clase la lleva a recorrer franceses (ni Sagan, ni Robbe-Grillet, tampoco Duras o Beauvoir)
esos espacios que para otros escritores son un terreno ajeno. Ni Duras, ni Beauvoir, ni han escrito sobre los supermercados, ni sobre el RER (tren de
Colette, han hablado desde una clase inferior a la clase media alta, ni con tanto detalle, cercanías), menos han vivido en un pueblo olvidado en los altos
ni con tanta obsesión. de una tienda como la de los padres de Ernaux, pues no, no hay
La madre de Ernaux es el espejo más importante, y así como Beauvoir escribirá Una ese registro, como tampoco hay el de una mujer que decidió que
muerte suave, Ernaux dedicará un libro a su madre enferma de Alzheimer, No he salido ella no solo era escritora sino una memoria viva, que tenía la
de la noche. Ahí describe la frustración de no poder comunicarse con ella, a quien ve obligación de escribir como lo hace, con pasión, con impudor, con
como un ave escapada de un corral, y con la que se instalará una especie de guerra de todo el cuerpo.
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Patricia de Souza (Ayacucho, Perú, 1964 – Nueva Aquitania, Francia, 2019) fue escritora, ensayista y profesora peruana. Autora, entre otros libros, de novelas, como Cuando llegue la noche (1995), El último cuerpo
de Úrsula (2000) y Vergüenza (2009).
El artículo que reproducimos fue publicado en Las Críticas, en 2016.
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César Vallejo

XXVI XXXVI

Tahona estuosa de aquellos bizcochos Pugnamos ensartarnos por un ojo de aguja,


pura yema infantil innumerable, madre. enfrentados a las ganadas.
Amoniácase casi el cuarto ángulo del círculo.
Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente ¡Hembra se continúa el macho, a raíz
Mal plañidas, madre: tus mendigos. de probables senos, y precisamente
Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto a raíz de cuanto no florecer!
y yo arrastrando todavía ¿Por ahí estás, Venus de Milo?
una trenza por cada letra del abecedario. Tú manqueas apenas pululando
entrañada en los brazos plenarios
En la sala de arriba nos repartías de la existencia,
de mañana, de tarde, de dual estiba, de esta existencia que todaviiza
aquellas ricas hostias de tiempo, para perenne imperfección
que ahora nos sobrasen Venus de Milo, cuyo cercenado, increado
cáscaras de relojes en flexión de las 24 brazo revuélvese y trata de encodarse
en punto parados. a través de verdeantes guijarros gagos,
ortivos nautilos, aunes que gatean
Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo recién, vísperas inmortales.
quedaría, en qué retoño capilar, Laceadora de inminencias, laceadora
cierta migaja que hoy se me ata al cuello del paréntesis.
y no quiere pasar. Hoy que hasta
tus puros huesos estarán harina Rehusad, y vosotros, a posar las plantas
que no habrá en qué amasar en la seguridad dupla de la Armonía.
¡tierna dulcera de amor, Rehusad la simetría a buen seguro.
hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar Intervenid en el conflicto
cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo de puntas que se disputan
que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tanto! en la más torionda de las justas
En las cerradas manos recién nacidas. el salto por el ojo de la aguja!

Tal la tierra oirá en tu silenciar, Tal siento ahora al meñique


cómo nos van cobrando todos demás en la siniestra. Lo veo y creo
el alquiler del mundo donde nos dejas no debe serme, o por lo menos que está
y el valor de aquel pan inacabable. en sitio donde no debe.
Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotros Y me inspira rabia y me azarea
pequeños entonces, como tú verías, y no hay cómo salir de él, sino haciendo
no se lo podíamos haber arrebatado la cuenta de que hoy es jueves.
a nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di, mamá? ¡Ceded al nuevo impar
potente de orfandad!

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Poemas tomados de Trilce
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Tres Historias de Cardich


Juan Alberto Osorio

E
n estos tiempos de primacía de la narrativa, muchos son los poetas que recalaron bellas del que será primero rechazado, y luego aceptado por
en sus predios. Por el contrario, difícil encontrar narradores que se hayan tornado una acción temeraria que lleva a cabo. Desde el inicio asiste
poetas. Así, es pertinente hablar de la narrativa de los poetas. El caso de Samuel al nacimiento del amor por una joven y que alimentará
Cardich es diferente: se trata de uno de los escasos escritores peruanos que alterna, hasta el delirio. Al cabo de varios años, logra leves avances
con eficacia, las escrituras poética y narrativa. Repitiendo, y no parodiando, a ciertos en sus propósitos amorosos, lo que sugieren el logro de la
españoles del siglo XVI, de quienes se decía que tomaban “ora la pluma, ora la espada”, felicidad a largo plazo o tal vez de manera súbita. Todas
diríase que Cardich toma ora el verso, ora la prosa narrativa. Y así, en ese orden, ya las acciones parecen ubicarse en el nivel escatológico, en
van cuatro libros editados: Hora de silencio (poesía, 1986), Malos tiempos (cuentos, 1987), ese “recurso edénico” que es una especie de paraíso, en el
De claro a oscuro (poesía, 1995) y Tres historias de amor (cuentos, 1996). Este último fue que también es discriminado y escarnecido. Desde esta
reeditado por la Editorial El albatros en 2002. perspectiva, el viaje emprendido y la
No sabemos si en esta segunda edición, el autor introduce algunas llegada a este extraño lugar, adquieren
variantes textuales. De ser así, ello obligaría otra significación, junto a la soledad, al
a una aproximación intertextual; pero aislamiento deliberado del personaje, y
en este comentario, obviamos tal la marginalidad consiguiente. Desiste
posibilidad. El libro reúne tres relatos: de su retorno a su ciudad (realidad) y
“El hombre que lo arreglaba todo”, “Nati prefiere quedarse en ese lugar (ilusión),
y los gorriones” e “Historia de un feo que alimentando el obsesivo amor por esa
se fue a morir en un pueblo de bellos”. El muchacha, hermosa en grado sumo, que
primero toma parcialmente los recursos lo deslumbró. Los linderos entre vigilia y
del relato oral, y es la historia de un hombre sueño, son traspuestos con naturalidad,
que recorre, incansable y sin rumbo fijo, tanto para continuarse, como para
pequeños poblados de la sierra. Permanece confundirse.
en cada lugar el tiempo justo para realizar Estos relatos muestran a un narrador
reparaciones de todo tipo, y marcharse que maneja con naturalidad su
en su caballo esmirriado. Nadie conoce discurso, además de una sensibilidad y
su nombre, ni sabe nada de él, tampoco el una visión casi poéticas, y expresadas
porqué de sus servicios gratuitos, por los con sentimiento auténtico. Existen en
que sólo acepta un plato de alimentos o un los relatos elementos comunes, como
rincón donde pernoctar. Tampoco se sabe lo el desconocimiento de la vida anterior
que lleva en su maleta, pues nunca la abre. Al de los personajes, de los que apenas
final, es invitado a visitar un pueblo en el que se desliza una que otra referencia; la
es rechazado, y donde abre su maleta, y de ella soledad que posee a los protagonistas;
emergen dos marionetas, que representan a él el viaje incierto o sin término que
y su caballo. Ante niños absortos representa su marca sus vidas; la búsqueda o el
breve historia en ese pueblo, que concluye con asomo de pasajes idílicos; vidas que
su salida del mismo. En ese punto, la historia indagan algo, a veces de modo febril,
coincide con esa otra que se cuenta dentro de pero que casi siempre terminan
ella. Y así, se marcha como vino, este hombre cerrándose en sí mismas.
que arreglaba todo, pero al parecer no podía En Tres historias de amor los
arreglarse a sí mismo. discursos narrativos discurren
“Nati y los gorriones” es la tierna historia con fluidez, precisión, activando
de una mujer de cincuenta años, que ama un campo sugestivo. Los títulos,
desmesuradamente a los gorriones. Vive en como elementos paratextuales,
soledad y frecuenta sólo a estas aves, a las que establecen una isotopía semántica,
alimenta y comprende mejor que nadie. De ellos que el texto confirma. Pero no es
conoció la gratitud, como del gorrión que ella llamó allí que radica su riqueza, sino en la capacidad de generar
Tico, que un día encontrara herido, y una vez curado y dejado libre, retornó para otros niveles de lectura; allí los personajes parecen huir de
acompañarla varios años. Una fuerte voluntad realista anima al narrador-personaje, algo impreciso o de sí mismos, y al mismo tiempo buscar
que es además el propio autor. Desde que trabó amistad con Nati, penetra en su universo algo que finalmente no encuentran. Sin embargo, en los
poblado de ternura casi infantil y de gorriones. El ruido de las motosierras que derriban tres relatos hay una armonía con esfuerzo establecida, una
la morada de los gorriones y provocan su éxodo, como el del motor del vehículo que armonía extraña, pero armonía al fin, y al quebrarse revela
transporta a Nati, quebrantan un orden, alteran una armonía con paciencia establecida. una riqueza mayor que permanecía encerrada.
Pero más allá de ello, adquieren niveles simbólicos interesantes. Los gorriones se marchan, La soledad asoma en estos tres relatos. También los
Nati también: en ambos casos, queda la promesa del retorno incierto. Los tapices que animales (caballo, gorriones) y las flores. Su presencia es
Nati tejió, con esmero y demora, adquieren finalmente otro valor. Ya no serán los pisos tal que llegan a asumir importantes roles actanciales. La
de maceta, sino sargas que historian su vida ausente. En este relato, como en otros, se sensación de fracaso también tiene su recorrido, pero
establece la fijación temporal; es por lo mismo, el espacio, y sobre todo las acciones, los queda la vida soñada, en un amor de distinta índole en
elementos que activarán la ficcionalidad. cada caso, pero también asoman elementos fabulosos, que
“Historia de un feo que fue a morirse en un pueblo de bellos” es una historia que trata cumplen importante función, en oposición a la dura, magra
de un hombre joven, calificado como feo, aunque sin precisar sus rasgos. Hastiado por y hasta adversa realidad.
la rutina diaria entre el trabajo, la pensión y su habitación de hombre solo, desea viajar. Cardich es un narrador que con facilidad maneja estos
Lo hace, aprovechando los días de vacaciones, y es bajado en una estación desierta y y otros recursos de la diéresis y creo que con adecuados
nocturna. Al amanecer, descubre maravillado un lugar idílico, habitado por personas recursos técnicos, confirmando la calidad que se le conoce.
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Fuente: Revista Arteidea n.° 27
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Adolfo Bioy Casares

El caso de los viejitos voladores


U
n diputado, que en estos años viajó con fre- como si se hubieran parado en San Benito, me contestaran: “¿Todavía no lo sabe? Es una de las glo-
cuencia al extranjero, pidió a la cámara que rias de nuestra literatura”.
nombrara una comisión investigadora. El le- Fui a la Sociedad de Escritores donde un socio joven confirmó en lo esencial la información. En
gislador había advertido, primero sin alegría, por úl- realidad, me preguntó:
timo con alarma, que en aviones de diversas líneas —¿Usted es arqueólogo?
cruzaba el espacio en todas direcciones, de modo casi —No, ¿por qué?
continuo, un puñado de hombres muy viejos, poco —¿No me diga que es escritor?
menos que moribundos. A uno de ellos, que vio en un —Tampoco.
vuelo de mayo, de nuevo lo encontró en uno de junio. —Entonces no lo entiendo. Para el común de los mortales, el señor del que me habla tiene un
Según el diputado, lo reconoció “porque el destino lo interés puramente arqueológico. Para los escritores, él y algunos otros como él, son algo muy real y,
quiso”. sobre todo, muy molesto.
En efecto, al anciano se lo veía tan —Me parece que usted no le tiene simpatía.
desmejorado que parecía otro, más pá- —¿Cómo tener simpatía por un obstáculo? El señor en cues-
lido, más débil, más decrépito. Esta cir- tión no es más que un obstáculo. Un obstáculo insalvable para
cunstancia llevó al diputado a entre- todo escritor joven. Si llevamos un cuento, un poema, un ensayo
ver una hipótesis que daba respuesta a cualquier periódico, nos postergan indefinidamente, porque to-
a sus preguntas. dos los espacios están ocupados por colaboraciones de ese indivi-
Detrás de tan misterioso tráfico aé- duo o de individuos como él. A ningún joven le dan premios o le
reo, ¿no habría una organización para hacen reportajes, porque todos los premios y todos los reportajes
el robo y la venta de órganos de viejos? son para el señor o similares.
Parece increíble, pero también es in- Resolví visitar al viejo. No fue fácil. En su casa, invariable-
creíble que exista para el robo y la ven- mente, me decían que no estaba. Un día me preguntaron para
ta de órganos de jóvenes. ¿Los órganos qué deseaba hablar con él. “Quisiera preguntarle algo”, contesté.
de los jóvenes resultan más atractivos, “Acabáramos”, dijeron y me comunicaron con el viejo. Este repi-
más convenientes? De acuerdo: pero tió la pregunta de si yo era periodista. Le dije que no. “¿Está segu-
las dificultades para conseguirlos han ro?” preguntó.
de ser mayores. En el caso de los viejos “Segurísimo” dije. Me citó ese mismo día en su casa.
podrá contarse, en alguna medida, con —Quisiera preguntarle, si usted me lo permite, ¿por qué viaja
la complicidad de la familia. tanto?
En efecto, hoy todo viejo plantea —¿Usted es médico? —me preguntó—. Sí, viajo demasiado y sé
dos alternativas: la molestia o el geriá- que me hace mal, doctor.
trico. Una invitación al viaje procura, —¿Por qué viaja? ¿Porque le han prometido operaciones que
por regla general, la aceptación inmediata, sin averi- le devolverán la salud?
guaciones previas. A caballo regalado no se le mira —¿De qué operaciones me está hablando?
la boca. —Operaciones quirúrgicas.
La comisión bicameral, para peor, resultó dema- —¿Cómo se le ocurre? Viajaría para salvarme de que me las hicieran.
siado numerosa para actuar con la agilidad y eficacia —Entonces, ¿por qué viaja?
sugeridas. El diputado, que no daba el brazo a torcer, —Porque me dan premios.
consiguió que la comisión delegara su cometido a un —Ya un escritor joven me dijo que usted acapara todos los premios.
investigador profesional. Fue así como El caso de los —Sí. Una prueba de la falta de originalidad de la gente. Uno le da un premio y todos sienten que
viejos voladores llegó a esta oficina. ellos también tienen que darle un premio.
Lo primero que hice fue preguntar al diputado en —¿No piensa que es una injusticia con los jóvenes?
aviones de qué líneas viajó en mayo y en junio. —Si los premios se los dieran a los que escriben bien, sería una injusticia premiar a los jóvenes,
“En Aerolíneas y en Líneas Aéreas Portuguesas” porque no saben escribir. Pero no me premian porque escriba bien, sino porque otros me premiaron.
me contestó. Me presenté en ambas compañías, re- —La situación debe de ser muy dolorosa para los jóvenes.
querí las listas de pasajeros y no tardé en identificar —Dolorosa, ¿por qué? Cuando nos premian, pasamos unos días sonseando vanidosamente. Nos
al viejo en cuestión. Tenía que ser una de las dos per- cansamos. Por un tiempo considerable no escribimos. Si los jóvenes tuvieran un poco de sentido de la
sonas que figuraban en ambas listas; la otra era el di- oportunidad, llevarían en nuestra ausencia sus colaboraciones a los periódicos y por malas que sean
putado. tendrían siquiera una remota posibilidad de que se las aceptaran. Eso no es todo. Con estos premios
Proseguí las investigaciones, con resultados poco el trabajo se nos atrasa y no llevamos en fecha el libro al editor. Otro claro que el joven despabilado
estimulantes al principio (la contestación variaba puede aprovechar para colocar su mamotreto. Y todavía guardo en la manga otro regalo para los
entre “Ni idea” y “El hombre me suena”), pero final- jóvenes, pero mejor no hablar, para que la impaciencia no los carcoma.
mente un adolescente me dijo “Es una de las glorias —A mí puede decirme cualquier cosa.
de nuestra literatura”. No sé cómo uno se mete de in- —Bueno, se lo digo: ya me dieron cinco o seis premios. Si continúan con este ritmo ¿usted cree que
vestigador: es tan raro todo. Bastó que yo recibiera la voy a sobrevivir? Desde ya le participo que no. ¿Usted sabe cómo le sacan la frisa al premiado? Creo
respuesta del menor, para que todos los interrogados, que no me quedan fuerzas para aguantar otro premio.

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Valentín
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Jr. Hermilio Valdizán Nº 1047 -Huánuco

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