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ESTRUCTURA
Son elementos técnicos propios del actor pero también en una situación conflictiva de la
vida personal que se analice se encuentran estos elementos.
Hay un sujeto en un entorno con sus circunstancias dadas, que realiza una serie de
acciones para lograr su objetivo, que entra en conflicto con un objetivo opuesto. Del desarrollo
de esa acción surge el texto y la historia.
Posee dos tipos de textos perceptibles a primera vista, y que lo diferencian de otras
formas literarias. Por un lado, un texto primario que son los diálogos, que van
precedidos por el nombre del personaje que pronuncia esas palabras y el guión de
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diálogo. Generalmente, como en la vida, los personajes ocultan mucho del objetivo que
persiguen en sus palabras además de cargar con las circunstancias dadas, y a esta
conjunción de elementos que subyacen al texto se le llama subtexto, y se nota en la
forma de decirlo y en las acciones más que en lo que se dice. Por otro lado, un texto
secundario que son las acotaciones, que se escriben generalmente en cursiva y entre
paréntesis. Nos indican características del lugar y tiempo de la obra, y de los personajes,
como así también acciones y modos de llevarlas a cabo. En el cine nos indican también
la locación, y características de la luz de acuerdo al momento del día y si es un interior o
un exterior.
Para analizar este elemento se podría recurrir a las siguientes preguntas: ¿Qué
ocurre sintéticamente en la introducción, desarrollo y desenlace de la obra? Y para
dirigir a los actores analizar de acuerdo a las circunstancias dadas ¿Qué subyace a lo
que se dice, qué hay en el subtexto?
Al comienzo hay que valorizar las acciones autónomas, es decir acciones que el
personaje haría en la situación si no mediara el conflicto. También están las acciones
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posibles en la escena, es decir pensables con anterioridad. Si durante la improvisación
surgen otras acciones, no deben ser desechadas y deben ser analizadas.
La acción para que sea orgánica debe mostrar armonía en las tres áreas de la
conducta, que J. Bleger enuncia como: mente, cuerpo y mundo externo, es decir pensar,
sentir y hacer como el personaje. Es la acción la que transforma al actor en personaje.
También debe ser transformadora porque debe buscar influir sobre el aquí y ahora, es
decir sobre el entorno y las circunstancias dadas, para lograr el objetivo propuesto. Las
palabras también son acciones, pero son las más débiles de las acciones, ya que al tener
que pasar por el filtro del intelecto se vuelve más indirecta su efectividad y como ya se
dijo muchas cosas se callan por pudor, por vergüenza, por miedo o porque no están
dadas las circunstancias, aunque como ya se sabe se manifiestan en el subtexto. De
todas maneras para ser consideradas acciones deben buscar transformar.
No hay que absolutizar los conflictos porque todo conflicto es, además de dos
fuerzas opuestas, su unidad. Comprende los “para qués” de su oponente, valora sus
dificultades y riesgos, valora su oponente, porque todo conflicto interpersonal en el
teatro genera un conflicto intrapersonal. Esta internalización de los conflictos
interpersonales eleva la conducta a un nivel social.
Hay un entorno natural que es el escenario, que siempre fue un lugar cargado de
significación socialmente aceptada. En el escenario hay un doble carácter: por un lado la
realidad física del mismo y por otro la realidad convencional que representa.
Sujeto y sus vínculos: Se denomina sujeto al que lleva adelante las acciones
pertinentes para lograr su objetivo, en este entorno con sus circunstancias dadas,
para transformar este aquí y ahora. Los dos niveles de existencia, el real existente y
el representado, lo real y lo imaginario, propios de toda obra de arte, en la actuación se
dan en la persona del actor. Es a la vez materia creadora e instrumento. Es sujeto de la
acción, y en el caso del teatro se da la dualidad en el sujeto, ya que el actor y el
personaje coexisten en la misma persona. Esta dualidad posibilita a la persona la
participación de sus emociones y su cuerpo pero en las circunstancias y situación del
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personaje. La situación de ficción del personaje actúa como continente, porque contiene
pero también permite desplegar las propias emociones y en ellas conocer y reconocer
una porción del propio mundo interno. Esta situación posibilita conocerse y
comprenderse mucho mejor en una especie de laboratorio de la vida, sin consecuencias
reales, ya que, como toda ficción, la situación representada no tiene causas ni
consecuencias reales, si no inventadas por la pluma de algún autor.
Respecto a este punto es importante tener en cuenta desde el comienzo las
características planteadas por el autor, como podría ser el sexo, la edad, el nombre y
alguna otra característica, pero así como en la vida esta información no basta para
conocer a una persona, el trabajo del actor consiste en descubrir el resto de la
información en la medida en que profundice mediante la acción el conocimiento de su
personaje. La creación del personaje parte de la realidad del actor en sus
comportamientos físicos, hacia la corporización del personaje. Al comienzo los
personajes son meros aglutinamientos de “quieros”, de objetivos a conseguir. Bastará al
principio con que yo actor asuma en las condiciones de la escena, los “quieros” del
personaje y me ponga en marcha en procura de su realización. El actor al hacer lo que
hace el personaje se irá transformando en él. Soy yo actor quien debo hacer, el hacer es
voluntario y conciente, esto y para lograr tal o cual finalidad transformadora.
El sujeto del método es radicalmente activo, adopta primero un rol o función dentro
de la estructura, se va haciendo a partir del actor en la misma medida en que surge la
estructura compleja y el personaje. Esto sería la propia conducta del actor en las
circunstancias dadas de la ficción.
Sin embargo, aquí conviene analizar que tanto como en la vida no existen seres que
sobrevivan sin la cooperación y participación de otros, también los personajes existen
en relación a otros y aquí conviene analizar el sistema vincular de los personajes.
Primero vale aclarar que los vínculos se establecen en función de las necesidades que
uno satisface en la relación con los otros, por supuesto estos vínculos primarios van
madurando a lo largo de la vida, pero prevalece esta primera relación con los padres,
que se traduce en cómo se relaciona el sujeto con los demás en su trabajo, relaciones de
pareja, amistades, etc. Pero aquí lo importante es descubrir que en los personajes no hay
sólo una relación como podría ser padre-hijo, jefe-empleado, esposo-esposa, si no que
además hay una inflexión particular de esa relación, por ejemplo padre abandónico,
ausente, poco afectivo, e hijo inmaduro, desobediente, no demuestra sentimientos, etc.,
y preguntarse qué necesidad satisface ese padre en ese hijo y viceversa.