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DAR POSADA AL PEREGRINO

Los seres humanos soñamos con la historia de cada día y con el deseo de la
justicia y la dignidad, y los cristianos nos alentamos con la esperanza de la vida
eterna que nos ha sido prometida en Jesucristo. Aguardamos la plenitud del Reino,
pero lo hacemos en activo, trabajando cada día en la normalidad, con el deseo de
que sea bendita normalidad. En esta tensión nos adentramos cuando
vislumbramos que todos estamos llamados a compartir la casa del Padre Dios en el
futuro, a la vez que descubrimos que este mundo presente está falto de
misericordia en todos los que en su peregrinar no encuentran un hospedaje digno,
una casa para vivir con dignidad. Por eso queremos hacer resonar en nuestro
corazón una de las obras de misericordia: “Dar posada al peregrino”

Todos somos peregrinos en la historia, nacemos y peregrinamos hacia un destino


incierto. Mientras vamos de camino todos necesitamos sentirnos alojados y nos da
miedo vivir en la intemperie, desalojados, sin techo, ser transeúntes sin referencia
de hogar y de calor humano y familiar.

Desde la imagen de Dios, que se nos muestra en Jesús como pobre, perseguido,
peregrino, transeúnte, desalojado, estamos llamados a “dar posada al peregrino”,
a acoger al que está desalojado, desahuciado, en la calle, a la intemperie. “La
‘buena acogida’ comprende desde la hospitalidad a la comprensión, la valorización
necesaria para el recíproco reconocimiento; destierra los prejuicios y busca una
convivencia en armonía.

R/Escúchanos Señor

–Señor te pedimos por todos los inmigrantes y sus familias y a nosotros ayúdanos
a tener corazón para tenderles la mano.

-Señor que podamos mantenernos cercanos a aquellas personas que pierden sus
viviendas, que al menos en este trance no sientan que la comunidad los ignora.

-Que podamos Abrir las puertas con facilidad de todos los espacios, personales y
comunitarios, que pueden acoger a los hermanos que se ven afligidos por el
sufrimiento de abandonar sus casas.

Oremos:

Dios Padre de todos, que en tu gran amor y misericordia nos has querido dar a tu
propio Hijo, para amarnos hasta el extremo y darnos tu Espíritu para que habite
en nuestros cuerpos como un templo suyo. Tú que habitas en nuestro interior y
que quieres que te abramos las puertas de nuestra vida, siendo nuestro creador,
te has hecho criatura y te has mostrado débil y pequeño en un nacimiento lleno de
intemperie, de pobreza y desalojo. 

Miramos nuestro mundo y su dolor en millones de hermanos que son deshabitados


y desalojados, que viven en el margen y a la intemperie, solos y a pie de la
historia y del mundo. Los vemos con tu corazón y comenzamos a entender tu
mensaje, ellos son nuestros hermanos y en ellos te revelas tú para con nosotros.
Los has elegido para venir a habitar en nuestros corazones y en nuestras casas,
sabemos que cada vez que nos acercamos y nos hacemos prójimos de ellos, te
acogemos a Ti y te adentras en nosotros para darnos tu vida y tu gracia.
Ayúdanos a entender que cuando ejercemos la hospitalidad favoreciendo a los que
no tienen hogar ni calor estamos adentrándonos en tu enseñanza y tú estás
naciendo en nosotros y en nuestros corazones.

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