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Partidarios del depuesto presidente peruano Pedro Castillo, celebran una manifestación contra la
recién juramentada presidenta Dina Boluarte, en la ciudad andina de Puno, Perú, el 8 de diciembre de
2022.JUAN CARLOS CISNEROS - AFP
LIMA.- Cinco días después del golpe que desestabilizó al país, el clima social seguía
este domingo revuelto de extremo a extremo en Perú. La represión a la protesta social
dejó hoy el primer muerto. Y justo cuando la flamante presidenta, Dina Boluarte, quiere
poner paños fríos, su antecesor volvió a patear el tablero, con la denuncia desde el
calabozo donde se encuentra de un “plan maquiavélico”.
A través de una carta publicada por el congresista Guillermo Bermejo, Castillo dijo que
varias personas lo “obligaron a sacarse una muestra” de sangre el viernes y que lo
volvieron a hacer el sábado.
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Pedro Castillo ante la fiscal de Perú, Patricia Benavides Vargas, luego de haber quedado detenido
“En la tarde de ayer un grupo de médicos camuflados y una fiscal sin rostro me
obligaron a sacarme una muestra sin mi consentimiento, igualmente el día de hoy,
volvieron con lo mismo por haberme negado, por seguridad y mi integridad”, denunció el
dirigente recluso.
El viernes se había hecho público que un equipo médico lo visitaría para tomarle
muestras y hacer una prueba toxicológica. Y según la versión del doctor Francisco
Brizuela, presidente del Instituto de Medicina Legal, nadie forzó a Castillo a hacerse el
examen, hubiera o no hubiera un fiscal sin rostro.
El testimonio de Castillo aroja algo más de luz sobre los entretelones de la decisión del
golpe. En su carta dice que no descarta que la fiscal general, Patricia Benavides, el
Congreso de la República (en pleno) y la presidenta Boluarte estén dirigiendo “este plan
maquiavélico”, sin dar mayores explicaciones.
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En esta foto difundida por la Presidencia peruana, la nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, habla
con la prensa en Lima, el 8 de diciembre de 2022, un día después de ser investida por el Congreso
como la primera mujer presidenta de Perú tras la destitución de Pedro CastilloMELINA MEJIA -
Peruvian Presidency
Mientras Castillo contaba su propia versión de Atrapado sin salida, el clásico donde
Jack Nicholson se enfrenta en un centro psiquiátrico a la malvada jefa de guardia,
Boluarte tenía sus propios asuntos que resolver. Luego de designar, el sábado, un
gabinete técnico que fuera aceptable para todo el arco político, la emergencia social la
viene corriendo con una velocidad que no esperaba.
Ella misma debió cambiar de discurso, en dos días, al pasar de declararse presidenta
“hasta el 2026″, es decir, hasta el final del período presidencial en curso, a mostrarse
proclive a adelantar las elecciones, una capitulación en un clima de malestar con la
dirigencia política.
Las protestas van de norte a sur. No confían en Boluarte y quieren “que se vayan
todos”, la conocida expresión que trasciende fronteras. Miles de personas se
movilizan por calles de Cajamarca, Arequipa, Tacna, Andahuaylas, Huancayo, Cusco y
Puno. Gremios agrarios y organizaciones campesinas anunciaron un “paro indefinido”.
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Los violentos prendieron fuego dos almacenes del aeropuerto, que las autoridades
debieron cerrar debido al tumulto. Horas más tarde las autoridades anunciaron que
se había registrado una muerte durante los incidentes.
“Lamentamos el deceso de una persona y hacemos llegar nuestro pesar a los deudos
por este hecho”,dijo la Policía Nacional de Perú en un comunicado. ”La institución policial
hace un llamado a la ciudadanía a mantener el orden y la calma, aspectos que conducen
al desarrollo del país e invoca a la población a realizar sus reclamos de forma pacifica”,
agrega el comunicado.
Partidarios del depuesto presidente peruano Pedro Castillo, celebran una manifestación contra la
recién juramentada presidenta Dina Boluarte, en la ciudad andina de Puno, Perú, el 8 de diciembre de
2022.JUAN CARLOS CISNEROS - AFP
Fuera de esos excesos hay una gran cantidad de protestas pacíficas, aunque a veces
con muy poco cambian las cosas, y pasan de la calma a la bronca o viceversa en
un segundo. Incluso se habla de “treguas” en los cortes y marchas.
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“Hay partes del país donde ni siquiera llegan los congresistas, no cumplen lo que
prometen. En la selva, en la sierra, en la costa lo estamos pasando mal. Hay niños
que se mueren de hambre, colegios sin sillas ni carpetas. No llega nada, y si llega, de los
20 que prometen llegan diez. Lo demás se lo quedan ellos”, dice Teresa, una
manifestante limeña de 36 años con una bandera de Perú que le cae sobre la espalda.
Simpatizantes del ex presidente peruano Pedro Castillo protestan exigiendo su liberación y nuevas
elecciones en Lima el 9 de diciembre de 2022.ERNESTO BENAVIDES - AFP
Teresa está desde temprano en la Plaza San Martín, la base de las protestas en la
capital, y al pie de la estatua del prócer. “Estamos cansados, estamos hartos, ahora
es el momento, tenemos que estar juntos”, insiste.
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