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“Quien diga que la justicia es igual para todos no sabe de qué habla”. Esa fue la afirmación del
magistrado del Tribunal Supremo Joaquín Giménez, quien tiene las ideas claras y pocas
pilosidades en la lengua, en una entrevista ofrecida hace diez días al diario asturiano La Nueva
España. La contundencia y claridad de los diagnósticos del magistrado merecen ser
reproducidos. No tiene desperdicio pues las preguntas de la entrevistadora (Mercedes Gallego)
son directas pero las respuestas no se quedan atrás en términos de claridad y contundencia. Por
esta entrevista desfilan las obligaciones de todo juez, el caso Gürtel, Garzón, los talones de
Aquiles de la justicia penal, lo que hay tras el telón de las deliberaciones penales, la polémica de
las tasas judiciales, la impunidad de las mentiras de los políticos,etc.
–¿Y lo consiguen?
–Hacemos lo posible para que no lo consigan. Aquí nos conocemos todos y cada uno tiene su
ideología, pero sabemos que se trata de poner la conciencia al servicio de unos valores, los de la
ley, aunque molesten a aquellos con los que pueda haber una cierta afinidad ideológica.
–Atrévase.
–Bueno, yo creo que es peor la de los más importantes, la de las grandes redes de corrupción, de
blanqueo, donde pueden estar nombres e instituciones que son muy respetables.
Pues bien, el punto de equilibrio entre ambas opiniones nos lo ofrece Carlos Rueda Beltrán,
fiscal jefe de Jaén:
“No hay igualdad en la justicia allí donde la clase de juicio que afronta un hombre
depende de la cantidad de dinero que tiene” (Hugo Black)
Pero confieso que la que mas me impactó es esta frase de Reginal Heber Smith, abogado
pionero en reclamar asistencia jurídica gratuita para los pobres en la primera década del siglo
XX:
«Sin igualdad de acceso a la ley, el sistema no sólo roba a los pobres de su única
protección, sino que coloca en las manos de sus opresores, el arma más poderosa y
despiadada jamás creado.»
Y es que no está de más reflexionar sobre la igualdad ante la Justicia a la vista del efecto
disuasorio de las tasas judiciales o del criterio del vencimiento en el ámbito contencioso-
administrativo.
ME GUSTA ESTO:
ACERCA DE JR CHAVES
Humanista, jurista y amigo de sus amigos.
delajusticia.com/
1.
03/06/2013
Gracias, Sevach.
La palabra «leyenda» en»Igualdad ante la ley no es solo una leyenda en la fachada del
edificio de la Corte Suprema, sino quizás el ideal más inspirado de nuestra sociedad»
estoy por interpretarlo en otro sentido. No en el de inscripción, sino el de conseja o
cuento mitológico.
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2.
Alvaro
03/06/2013
Al menos la Justicia administrativa no es igual para las partes pues la Administración
giza de posición privilegiada ( via administrativa, presunciones de autoridad, prueba
testifical por interrogatorio escrito, ejecución cuando le da la gana, etc). Y no se diga
que está «adaptado» a la singularidad del poder publico, pues en el mundo del
common law- EEUU, Reino Unido, etc- la igualdad no es absoluta pero derecho y fyero
jurisdiccional no son tan «especiales».
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3.
sed Lex
03/06/2013
Personalmente prefiero la entrevista a José María Mena por Jordi Evole sobre este
tema. Es mucho más realista y a poco que se conozca real. Incluso en el tema de que
“los jueces no se venden, se regalan…” o en lo referente al juez Garzón.
Muy recomendable la entrevista (13 minutos sin desperdicio):
En esta entrevista, no me gustan varias cosas y entre ellas lo de “el sistema judicial es
la última ciudadela del Estado democrático, el último reducto de confianza”. Y es que
en esto los jueces están muy pagados de sí mismos, como aquel presidente de TSJ de
comunidad autónoma próxima por el sur que decía que el aumento de asuntos era una
medida de la confianza que la gente tenía en la Justicia. No hay que confundir la
confianza (que según un amigo mío y aunque no venga a cuento ‘mata al hombre y
4.
yeyutus
06/06/2013
Como siempre buenísimo post.
Aprovechando la ocasión.
Alguien algún día me tiene que explicar porque existe la presunción de veracidad, y en
todo caso ésta presunción sólo es aplicable a los agentes de la autoridad.
Sin embargo algunos magistrados, en el orden social y contencioso administrativo, se
la aplican a la ADMINISTRACIÓN, cuando no hay nada más mentiroso y falso que la
administración.
Por qué la administración no paga tasas?, por qué la administración tiene unos
privilegios que no tienen el resto de justiciables. La verdadera justicia que yo entiendo,
es la que dos partes en justa lid se enfrentan y un juez de acuerdo a la ley dicta
sentencia, pero no vale que una de las partes tenga privilegios frente a la otra y
actualmente ocurre y cada vez más.
El día que entienda esto, será el mismo día que entienda por qué sus Señoras los
Diputados tienen asignación en vez de salario y tributación diferente del Irpf que el
resto, o será el día que entienda que ellos tienen un sistema diferente en años de
cotización para alcanzar la jubilación, o que cobren dietas de desplazamiento per se,
sin que las hagan, o muchos otros privilegios que NO TIENEN SENTIDO hoy en día.
La Revolución Francesa, acabó con los «privilegios» de la nobleza, – no con la nobleza
que aún sigue ahí y no molestan– el problema es que los nuevos nobles (ahora
llamados políticos) vuelven a tener privilegios.
uff, hoy tenía día revolucionario.
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5.
andres291
29/07/2013
Creo que yo debo disentir del señor magistrado del Tribunal Supremo entrevistado en
algunos puntos. No creo que el Juez deba hacer «su» justicia, como da a entender,
sino que debe hacer la justicia que marca la ley. La principal función de todo juez es
aplicar la ley, no hacer lo que él considera más justo.
Esa es la única garantía que tenemos de que la ley se aplique a todos por igual, que
todos los jueces apliquen la ley por igual a todos aunque ello genere una injusticia
moral. Las normas las crean los políticos y ellos son los responsables de si una norma
es justa o es injusta, se tiende a matar al mensajero en vez de al emisor.
Y yo creo que muchos jueces, en algunas ocasiones, toman decisiones que se apartan
de lo que marca la ley o la propia jurisprudencia, cuando no hay más remedio que
interpretar una norma ambigua, de forma poco justificada o totalmente injustificada.
Todo jurista sabe que un Juez puede fallar en un sentido o en otro y siempre hallará la
motivación que justifique su decisión, da igual que vaya en contra del sentido común,
no creo que exista ningún jurista que no conozca ningún caso de decisión judicial que
le parezca totalmente contraria a la ley o a los resultados derivados de la práctica de la
prueba y que el Juez se haya sacado de la manga algún tipo de justificación de dudosa
validez para motivar la sentencia.
Esto se agrava cuando se trata de juzgar a personas de poder, especialmente político,
aquí abundan decisiones sorprendentes fundamentadas en razones que mucha gente
pone en duda. Pero sucede que hasta hay ocasiones en las que los propios
magistrados que han dictado la sentencia tienen su voto particular y difieren de la
opinión del resto, si esto se traslada a los legos en Derecho todavía cabe más
disparidad de opiniones.