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“Vieja amiga oscuridad, otra vez quisiera hablar…porque una visión arrastrándose suavemente dejó sus semillas mientras estaba
durmiendo,… cuando mis ojos fueron apuñalados por el flash de la luz de neón, que resquebraja la noche y acaricia los sonidos del
silencio… Y en la luz desnuda vi diez mil personas, quizás más; gente hablando sin poder hablar, gente oyendo sin poder oir…
'Tontos,' dije, 'no saben que el silencio es como el crecimiento de un cáncer. Escuchen mis palabras que podría enseñarles, tomen
mis brazos que podrían alcanzarlos.
Pero mis palabras como silenciosas gotas de lluvia cayeron, e hicieron eco en los pozos del silencio.”
A modo de introducción
Se planteó en la oportunidad de la entrada en vigencia del nuevo Código
Orgánico Procesal Penal (Copp) que, éste implicaría una transformación radical de
nuestro proceso penal y lo nivelaría con las tendencias procesales modernas y con los
principios del Estado de Derecho, de acuerdo a lo expresado por Rogelio Pérez
Perdomo (1998). Sin embargo, en la práctica jurídica del presente existe una alta
preocupación sobre la posibilidad real de que el Sistema de Administración de Justicia
haya podido adaptarse fácilmente al nuevo código. En ésta presunción se retoma la
filosofía Socrática del Magistrado Federico S. Fuenmayor Gallo, en la idea del
pensamiento complejo –en nuestro caso no abarca tal complejidad-, pero sí se
circunscribe con palabras del autor citado -“con el cometido de brindar una visión… del
tema planteado y el mayor espacio posible a la autonomía del pensamiento y a la crítica
constructiva, de abrir nuevos frentes de análisis y, más allá, de estimular la aplicación
de un método que le aporte mayor eficacia al Derecho en sus múltiples dimensiones,
que le permita ganar terreno frente a la avasallante realidad del resto de fenómenos
sociales que ordinaria y, hasta cierto punto inexorablemente, andan a velocidades muy
superiores a las que lleva la legislación, la jurisprudencia y la doctrina, circunstancia que
lo aproximaría al logro cada vez más vigoroso de sus fines.”- en la búsqueda de
plantear interrogantes al lector para intentar conseguir las fortalezas que puedan
subsanar las debilidades que en la actualidad presenta el Copp en su aspecto referido a
la equidad de justicia.
“Ahora bien, lo más grave no es la preconstitucionalidad del Código, sino que los
redactores elaboraron unas normas divorciadas absolutamente de la realidad
venezolana, para ofrecer como resultado una copia del sistema alemán, que
incorporó a nuestro sistema una figura como el escabinado, ajena totalmente a
nuestras costumbres…omissis…
Antes debo explicitar los propósitos de los proyectistas del Copp y dentro de
estos fijar la equidad de justicia como motivo de la presente propuesta, planteando las
interrogantes que más nos acerquen a la posibilidad de ilustrarnos en la espera del
logro de tan anhelado propósito.
“Vale mencionar que el Estado de justicia, al que nos referimos, involucra a una
verdadera justicia posible y realizable bajo la premisa de los derechos de la
persona como valor supremo del ordenamiento jurídico, aspecto que obliga a las
instituciones y a sus funcionarios, no sólo a respetar efectivamente tales
derechos, sino a procurar y concretar en términos materiales la referida justicia”
La literatura muestra que la justicia negociada cuenta con el favor de los jueces,
los fiscales y los abogados que intervienen como defensores. Las razones son obvias:
los liberan de tener que sentarse por horas a oír declaraciones de testigos y expertos,
examinar documentos y otras pruebas y comprometerse en preguntas, objeciones y
todos los incidentes del juicio. Por ello fiscales y defensores tienden a llegar
rápidamente a una negociación, especialmente cuando el cliente no es rico. Los jueces
tienden a sentirse felices cuando notan tal acuerdo para hacer muchas objeciones o
preguntas. Las investigaciones que se han hecho con los procesados como sujetos
muestran la otra cara: los procesados sienten que han tenido que declararse culpables
de delitos que creen no han cometido o en los cuales no creen que tienen una
responsabilidad importante. La imagen que tienen del sistema es la de una verdadera
maquinaria que aplasta a la persona pequeña.
Rogelio Pérez (1998) refiere que “esto ha dado lugar a polémicas y conflictos.
Cuando Baldwin y McConville concluyeron el informe que fue publicado luego como
Negotiated justice (1977), y se puso de manifiesto la presión que recibían los
procesados para admitir los hechos y lo infelices que se sentían luego por haber
confesado delitos que no habían cometido, hubo una verdadera batalla. La
investigación había sido financiada por el Home Office y muy pronto el Ministro recibió
una carta del Presidente del Colegio de Abogados de Birmigham para que impidiera la
publicación. El Ministro envió la carta a las autoridades académicas, quienes decidieron
que era un libro riguroso e importante que debía publicarse. El Vice-Chancellor escribió
Universidad Bicentenaria de Aragua, extensión El Vigía Estado Bolivariano de Mérida. Maestría en Derecho Penal y Criminología
Unidad Curricular: Administración de Justicia – Argimiro Carrero
“Equidad en la administración de Justicia en Venezuela, Vista a Partir de los Cambios contenidos en el Código Orgánico Procesal
Penal 2012”. Trabajo inspirado en la filosofía Socrática del Magistrado Federico Sebastián Fuenmayor Gallo
el prólogo. La polémica posterior fue tan grande que los autores demandaron por
difamación a la directiva del colegio de abogados y ¡ganaron el pleito! (Baldwin y
McConville, 1979). “
El autor arriba citado opina que “…los casos en los cuales los procesados se
declararán culpables superarán en mucho los que irán a juicio, pero dada la
incertidumbre de nuestros datos es difícil traducir esto en cifras. Pero este aspecto
funcional tiene costos importantes. No hay que ser muy sagaz para adelantar que los
procesados que se declaren culpables creyéndose inocentes o que resulten
condenados no se sentirán muy contentos con el nuevo procedimiento. Sin embargo, el
efecto en la población general puede ser crítico. Puedo imaginar ya los casos en los
cuales personas que han cometido un crimen que la comunidad rechaza con intensidad,
termine castigado con una pena que se considera muy ligera pues negoció el
declararse culpable. O que una persona que se declaró culpable de algún delito y le
tocó una condena suspendida cometa un crimen odioso.
A modo de conclusión
BIBLIOGRAFÍA
GONZÁLEZ Amado, Iván. 1984. "Nivel social y proceso penal". Derecho penal y
criminología, No. 22. El Código Orgánico Procesal Penal y el funcionamiento de la
administración de justicia 43.