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Corrupción pública y lavado de activos.

A propósito de la inoportunidad
político-criminal del artículo 346.3
del Código Penal*
Ms.C. Dayan Gabriel López Rojas**

Sumario
1. Contexto y punto de partida
2. Lavado de activos y corrupción pública
3. Los actos de blanqueo «asociados a la corrupción». Alcance de la
agravación típica prevista en el art. 346.3 del CP
3.1. El blanqueo del producto de la corrupción. Su inadecuación al
tipo agravado
3.2. Supuestos en los que se acude a la corrupción para blanquear:
¿blanqueo agravado o concurso de delitos?
4. A modo de conclusión

1. Contexto y punto de partida


En el mes de junio del año 2011, el Grupo de Acción Financiera In-
ternacional sobre el Blanqueo de Capitales (GAFI) incluyó a Cuba en
la lista negra de países no cooperadores, bajo el argumento de que el
marco legal interno en materia de prevención y represión del lavado de
activos no se adecuaba a los estándares fijados en sus Cuarenta Reco-
mendaciones (40R)1.

* El presente trabajo es resultado de las acciones desarrolladas en el marco del


Grupo de Investigación “El Derecho frente a los nuevos cambios sociales”, del
Departamento de Derecho de la Universidad de Matanzas, Cuba; y se inscribe
dentro del Proyecto de Investigación I+D+i “Corrupción y delincuencia económi-
ca. Estrategias preventivas y reactivas en el contexto de actualización del modelo
socioeconómico cubano” (Ref. PAP-CITMA 7751).
** Profesor Auxiliar de Derecho Penal de la Universidad de Matanzas, Cuba. dayan.
lopez@umcc.cu, dglopezrojas@gmail.com
1
El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) es un organismo interguberna-
mental que desarrolla y promueve políticas para proteger el sistema financiero

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Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

Este acontecimiento revistió serias implicaciones económicas para el


país, especialmente en lo relacionado con el comercio internacional, y
en mérito a ello se adoptó un plan de medidas tendentes a revertir tal
situación, con especial énfasis en la reordenación legal2. Así, el legislador

mundial contra el blanqueo de dinero, la financiación del terrorismo y la financia-


ción de la proliferación de armas de destrucción masiva. Sus Cuarenta Recomenda-
ciones (40R) –aprobadas en el mes de mayo de 1990 y reformadas por última vez
en 2007– están inspiradas por una vocación de aplicación universal, y aunque
carecen de eficacia vinculante constituyen el núcleo duro de los esfuerzos anti-
blanqueo de capitales. Además de las aludidas recomendaciones, las normas del
GAFI incluyen las Notas Interpretativas de estas –de muchísimo valor en tanto ma-
nifestaciones de interpretación auténtica– y el Glosario, contentivo de las definicio-
nes aplicables. Desde el año 2000, el GAFI ha implementado un sistema de listas
en las que ubica a los países que presentan deficiencias en su sistema antilavado,
y a fin de que éstos adopten los estándares previstos en las 40R puede adoptar
respecto a ellos un grupo de medidas de naturaleza económica que suponen una
verdadera coacción (Cfr, Recomendación 19 y su correspondiente nota interpre-
tativa). De hecho, las 40R poseen en la práctica mayor influjo sobre la legislación
interna de los Estados que los propios convenios internacionales.
2
Vid, Decreto-Ley No. 317, de 7 de diciembre de 2013, “De la prevención y detec-
ción de operaciones en el enfrentamiento al lavado de activos, al financiamiento
al terrorismo, a la proliferación de armas y al movimiento de capitales ilícitos”;
Decreto No. 322, de 30 de diciembre de 2013, “De la Dirección General de In-
vestigación de Operaciones Financieras, sus Funciones y Estructura”; Resolución
No. 51, de 15 de mayo de 2013, dictada por el Ministro Presidente del Banco
Central de Cuba, sobre las “Normas generales para la detección y prevención
de operaciones en el enfrentamiento al lavado de activos, al financiamiento al
terrorismo y del movimiento de capitales ilícitos”; Resolución No. 1, de 17 de
enero de 2014, dictada por el Ministro del Interior, que establece la participación
del Ministerio del Interior en la prevención y detección de operaciones en el en-
frentamiento al lavado de activos, al financiamiento al terrorismo, la proliferación
de armas y al movimiento de capitales ilícitos; Resolución No. 29, de 21 de abril
de 2014, dictada por el Fiscal general de la República de Cuba, en cuya virtud se
regulan las relaciones entre la Fiscalía General de la República con la Dirección
General de Investigación de Operaciones Financieras del Banco Central de Cuba
y la participación en el Comité Coordinador para la prevención y enfrentamiento,
así como el control y tramitación de los procesos penales que se radiquen por
hechos vinculados al lavado de activos, terrorismo, financiamiento al terrorismo
o la proliferación de armas; Resolución No. 183, de 11 de junio de 2014, dictada
por el Jefe de la Aduana General de la República, en cuya virtud se regula el flujo
normativo entre el Departamento de Análisis de la Dirección de Enfrentamiento
de la Aduana General de la República y la Dirección General de Investigación de
Operaciones Financieras del Banco Central de Cuba; Resolución No. 175, de 4 de
agosto de 2014, dictada por la Ministra de Justicia, en cuya virtud se impone a
los abogados, notarios y consultores jurídicos reportar operaciones sospechosas
relativas al lavado de dinero, financiamiento al terrorismo, proliferación de armas

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cubano se vio compelido por la «necesidad de atemperar la legislación


penal a los compromisos internacionales asumidos por nuestro Estado
y Gobierno en la lucha contra el terrorismo y el lavado de activos»3, y
de la mano del Decreto-Ley No. 316, de 7 de diciembre de 2013 “Modi-
ficativo del Código Penal y de la Ley contra Actos de Terrorismo” (en lo
adelante, DL 316/2013), introdujo una modificación sustancial al delito
de lavado de dinero, de escasísima incidencia práctica con anterioridad
a la comentada reforma4.

y otras relacionadas de similar gravedad que conozcan por razón del ejercicio
de las atribuciones y obligaciones; Instrucciones No. 26 y 26 BIS, de la Superin-
tendente del Banco Central de Cuba, de 20 de mayo y 26 de noviembre de 2013,
respectivamente, sobre las “Normas específicas para la detección y prevención de
operaciones en el enfrentamiento al lavado de activos, al financiamiento al terro-
rismo y del movimiento de capitales ilícitos”; Acuerdo No. 1603, de 14 de abril
de 2014, adoptado por la Junta Directiva de la Organización Nacional de Bufetes
Colectivos, en cuya virtud se aprobó el “Procedimiento para la identificación de
las vulnerabilidades que puedan manifestarse en la prevención del lavado de acti-
vos, el financiamiento al terrorismo, la proliferación de armas y otras relacionadas
de similar gravedad, durante la intervención de los letrados pertenecientes a la
Organización Nacional de Bufetes Colectivos en las actividades que autoriza la
ley, así como el reporte de las operaciones sospechosas”.
3
Así se declara en el primer Por Cuanto del Decreto-Ley No. 316 “Modificativo
del Código Penal y de la Ley contra Actos de Terrorismo”, de 7 de diciembre de
2013, Gaceta Oficial de la República de Cuba, Edición Extraordinaria, No. 44, de 19 de
diciembre de 2013.
4
Sin antecedentes en los distintos cuerpos legales que han regido los destinos del
Derecho penal cubano, el delito de «Lavado de Dinero» fue introducido en el
CP por la Ley No. 87 de 16 de febrero de 1999 (Vid, Gaceta Oficial de la República
de Cuba, Extraordinaria, No. 1, de 15 de marzo de 1999), y de acuerdo al Informe
de Evaluación Mutua de la República de Cuba, publicado por el Grupo de Acción
Financiera de Latinoamérica (GAFILAT) con motivo de la evaluación a que fue
sometida Cuba entre los días 1 y 12 de septiembre de 2014, hasta esa fecha sólo
se habían enjuiciado en el país dos casos de lavado de dinero desde la inclusión
de esta tipicidad delictiva en el CP.: el “Caso Pelegrino” (Vid, Sentencia No. 596,
de 6 de diciembre de 2007, dictada por la Sala Primera de lo Penal del Tribunal
Provincial Popular de Ciudad de La Habana), y el “Caso Mariposa” (Vid, Senten-
cia No. 158, de 5 de agosto de 2011, dictada por la Sala Segunda de lo Penal del
Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana). Cfr, GAFILAT, Informe
de Evaluación Mutua de la República de Cuba, Aprobado en el marco del XXXI Ple-
no de Representantes del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFI-
LAT), desarrollado entre los días 9 y 10 de julio de 2015 en San José, Costa Rica,
pp. 52 y 53. Disponible en: http://gafilat.org.iplan-unix-03.toservers.com/
UserFiles//Biblioteca/Evaluaciones/IEM%204ta%20Ronda/IEM%20CUBA%20
TEXTO%20FINALf.pdf, consultado el 06/11/ 2015, a las 11.00.

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Efectivamente, Cuba es signataria y ha ratificado los principales ins-


trumentos internacionales relacionados con la prevención y el enfren-
tamiento al lavado de activos, y en mérito a ello venía obligada a ar-
monizar su legislación interna con las directrices trazadas por dichas
iniciativas5. No obstante, la modificación que se introdujo a esta figura
por el DL 316/2013 denota una excesiva fidelidad al esquema punitivo
delineado a nivel supranacional.
El grado de coacción internacional que recayó sobre Cuba a resultas
de su inclusión en la lista negra auspiciada por el GAFI6 conllevó a que
la reforma del delito en comento se asumiera de modo apresurado, sin el
respaldo de investigaciones criminológicas previas ni de opiniones cien-
tíficas que orientaran al legislador, que debió haber procurado armoni-
zar las demandas supranacionales con las peculiaridades del contexto
socioeconómico cubano y, especialmente, con el empleo de una técnica
legislativa rigurosa, a fin de evitar una disfuncional recepción de las nor-
mas sobre blanqueo recogidas en los instrumentos internacionales.
El DL 316/2013 anunció la “perfección” de la figura prevista en el
art. 346 del CP, y aunque algunos méritos cabe atribuir a la redacción
típica ahora vigente, lo cierto es que el renovado diseño normativo ex-
hibe mayores incoherencias que su predecesor en lo relacionado con el
respeto de los más elementales principios político-criminales que deben
informar la actividad legislativa penal en un Estado de Derecho7. Así, el

5
Cuba es signataria de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988 (Convención de Viena) desde el 7
de abril de 1989, y la ratificó el 12 de junio de 1996; de la Convención de las Naciones
Unidas contra la Delincuencia organizada Transnacional del año 2000 (Convención
de Palermo) desde el 13 de diciembre del año 2000, que ratificó el 7 de febrero de
2007; y de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción del año 2003
(Convención de Mérida) desde el 9 de diciembre de 2005, cuya ratificación se
firmó el 9 de febrero de 2007.
6
Vid, López Rojas, Dayan Gabriel, “Problemas político-criminales en la configura-
ción del delito de lavado de activos en el Código Penal cubano (I)”, en prensa. So-
bre los efectos coactivos que produce la inclusión de un país dentro del grupo de
las naciones o territorios que no cooperan en la prevención y enfrentamiento del
lavado de activos, véase, Winter Etcheberry, Jaime, “La regulación internacional
del lavado de activos y el financiamiento del terrorismo”, en: Ambos, Kai, Caro
Coria, Dino C. y Malarino, Ezequiel (Coords.), Lavado de activos y compliance.
Perspectiva internacional y Derecho comparado, Lima: Jurista Editores E.I.R.L., 2015,
pp. 127-128.
7
Un análisis sobre los principales aciertos y desaciertos de la reforma introducida
al art. 346 del CP por el DL-316/2013 puede verse en López Rojas, Dayan Gabriel,
Problemas…op. cit.

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producto devenido de la reforma muestra desaciertos en una doble di-


mensión: a los problemas propios de la regulación internacional –tra-
suntados al ordenamiento cubano como consecuencia de una recepción
operada bajo las analizadas circunstancias– se añaden los deslices come-
tidos por un legislador que, evidenciando escaso celo técnico-legislativo
en ciertos aspectos, ha sobrepasado los compromisos internacionales.
Pero el análisis de las múltiples disfunciones político-criminales del
tipo de lavado de activos en el CP cubano desborda el objeto del pre-
sente trabajo. Estas reflexiones, que buscan contribuir a una mejor apli-
cación del Derecho penal, tienen un ámbito más reducido: se centrarán
en los problemas interpretativos que plantea una de las aristas del tipo
agravado de blanqueo (art. 346.3 del CP), introducido por la reforma de
2013, esto es, en la ampliación punitiva que tiene lugar cuando los actos
de lavado «se asocien» a la corrupción.
Comoquiera que los tribunales cubanos no se han pronunciado aún
sobre esta figura derivada8, intentaré anticiparme y escudriñar el funda-
mento legítimo de la agravación y sus posibilidades aplicativas tomando
en cuenta los problemas concursales que plantea con aquellas figuras que
sancionan comportamientos corruptos; todo ello a fin de sugerir una pro-
puesta de interpretación sobre el alcance de esta modalidad típica en sin-
tonía con los principios de legalidad, non bis in idem y proporcionalidad.

2. Lavado de activos y corrupción pública


El lavado de activos –también denominado blanqueo de dinero o ca-
pitales, reciclaje, legitimación, legalización, reconversión, etc.– se define
como aquel “proceso o conjunto de operaciones mediante el cual los bie-
nes o el dinero resultantes de actividades delictivas, ocultando tal proce-
dencia, se integran en el sistema económico y financiero”9.

8
NA: Un repaso por la jurisprudencia cubana permite concluir que aún no se han
juzgado en el país hechos de lavado de activos que involucren a funcionarios pú-
blicos actuando en contubernio con los blanqueadores. En la causa No. 122/2011
de la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de La Habana
(“Caso Mariposa”), se juzgó a la Gerente de la Sucursal Playa del Banco Inter-
nacional de Comercio SA.; pero se le condenó por la modalidad negligente (ig-
norancia inexcusable) por haber incumplido la debida diligencia bancaria. Vid,
Sentencia No. 158, de 5 de agosto de 2011, dictada por la Sala Segunda de lo Penal
del Tribunal Provincial Popular de La Habana.
9
Díaz-Maroto y Villarejo, Julio, El blanqueo de capitales en el Derecho español,
Dykinson, Madrid, 1999, p. 5. En esta misma línea sostiene Gómez Iniesta que
el blanqueo tiene lugar ante “aquella operación a través de la cual el dinero de

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Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

Su concreción como figura delictiva nace en el marco de la estrategia


criminológica trazada a nivel internacional para enfrentar el fenómeno
del narcotráfico: inicialmente sólo se castigaba el aprovechamiento de
las ganancias procedentes del tráfico de drogas para imposibilitar la
materialización de las ingentes ganancias originadas en esa actividad
criminal y disuadir a sus comisores10. Pero ante el auge de los comporta-
mientos blanqueadores –a la par del desarrollo de la criminalidad orga-
nizada11–, esta concepción originaria ha evolucionado y hoy se asume,
con acierto, que el lavado de activos es un fenómeno criminal distinto
del tráfico de drogas, por más que puedan retroalimentarse entre sí;12

origen siempre ilícito (procedente de delitos que revisten especial gravedad) es


invertido, ocultado, sustituido o transformado y restituido a los circuitos econó-
mico-financieros legales, incorporándose a cualquier tipo de negocio como si se
hubiere obtenido de forma lícita”. Gómez Iniesta, Diego J., El delito de blanqueo
de capitales en Derecho español, Cedecs, Barcelona, 1996, p. 21. Asimismo, Blanco
Cordero, quien lo define como el “proceso en virtud del cual los bienes de ori-
gen delictivo se integran en el sistema económico legal con apariencia de haber
sido obtenidos de forma lícita”. Blanco Cordero, Isidoro, El delito de blanqueo de
capitales, 3ª Edición, Aranzadi S.A., Pamplona, 2012, p. 92. Desde una perspectiva
del análisis económico del Derecho, Bermejo entiende que se trata de “un proceso
más o menos complejo (dependiendo de las circunstancias) que trata con bienes
de origen delictivo y que tiene la finalidad de incorporar dichos bienes en la eco-
nomía legal para transformar el poder de adquisición potencial que tiene el capi-
tal de origen ilícito en poder de adquisición efectivo, lo que implica ocultar dicho
origen ilícito”. Bermejo, Mateo G., Prevención y castigo del blanqueo de capitales. Un
análisis jurídico-económico, Marcial Pons, Madrid, 2015, p. 107.
10
Cfr, art. 3.1, incisos a), b) y c), apartado i); de la Convención de Viena. Así lo reco-
nocen expresamente, entre otros, Álvarez Pastor, Daniel y Eguidazu Palacios,
Fernando, Manual de prevención del blanqueo de capitales, Marcial Pons, Madrid,
2007, p. 16; Bajo Fernández, Miguel, Prólogo a la obra de Bajo Fernández, Mi-
guel y Bacigalupo Saggese, Silvina (Edits.), Política criminal y blanqueo de capitales,
Marcial Pons, Madrid, 2009, p. 8.
11
Las estadísticas aportadas a nivel internacional para representar los alcances
del fenómeno en comento resultan alarmantes. La cifra más citada para cuanti-
ficar el volumen de dinero lavado a nivel mundial fue la ofrecida en el año 1998
por el Fondo Monetario Internacional, situándolo entonces entre el 2% y el 5%
del Producto Bruto Mundial. Otros estudios desarrollados en 2009 apuntan a
que los ingresos del delito abarcan el 3,6 % del PIB mundial, lo que equivale a
2,1 billones de dólares. Cfr, United Nations Office on Drugs and Crime
(UNODC), Estimating illicit financial flows resulting from drug trafficking and other
transnational organized crimes, Research report, UNODC, Vienna, October 2011, p. 7.
12
La propia existencia de las organizaciones criminales depende de que las incal-
culables ganancias generadas por las distintas actividades delictivas puedan ac-
ceder a los circuitos financieros lícitos, pues de otro modo no podrían disfrutar
de ellas y la «empresa» no sería rentable; de manera que el reciclaje o lavado de

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y que su criminalización representa una herramienta útil dentro de la


estrategia político-criminal trazada para reaccionar contra las grandes
tramas delincuenciales de motivación lucrativa.
El esquema global trazado por las Convenciones de Viena, Palermo
y Mérida, y por las 40R del GAFI, tiende a impedir toda forma de apro-
vechamiento derivada de la ejecución de conductas delictivas cometidas
por estructuras criminales, con el marcado propósito de debilitar la ca-
pacidad económica de aquellas mediante un ataque táctico a su patri-
monio, en el entendido de que la afectación del “capital empresarial”
constituye el único punto débil de la asociación criminal13.
Pero si bien el tipo de lavado de activos cumple aquellos propósitos,
no cabe entender que éstos justifiquen por sí solos la naturaleza delictiva
de los comportamientos blanqueadores14. Su legitimación como figura
penal autónoma responde a las perniciosas consecuencias que generan
los actos de blanqueo para el orden económico de cualquier país, que
pueden llegar a trascender incluso al marco de las relaciones comerciales
globalizadas; de ahí que la mayoría de los autores defiendan –incluso

esos beneficios ilícitos constituye un fenómeno inherente al crimen organizado


que, a su vez, puede llegar a constituir una de sus manifestaciones, pues desde
hace ya algún tiempo existen grupos criminales, organizados en base a criterios
de empresa, que sólo se dedican a prestar servicios de lavado al resto de orga-
nizaciones criminales mediante técnicas de blanqueo altamente especializadas.
Esta tendencia a la profesionalización de la actividad blanqueadora ha llevado a
Blanco Cordero a sostener que en la actualidad se ha pasado de lavar a mano al
sistema de tintorería. Vid. Blanco Cordero, Isidoro, El delito… op. cit., pp. 58-61.
13
Vid, MANSO PORTO, Teresa, “El blanqueo de capitales entre la dogmática y la
política criminal internacional: resultados desde una perspectiva de derecho com-
parado”, en Estudios Penales y Criminológicos, Vol. XXXI, 2011, pp. 306-308, quien
remarca que la estrategia criminológica trazada a nivel internacional para hacer
frente al crimen organizado se centra, básicamente, en el establecimiento de me-
didas preventivas y otras orientadas a la persecución del patrimonio de las orga-
nizaciones criminales, concediéndole mayor preponderancia la absorción de las
ganancias y beneficios del delito.
14
Como bien resalta De Faria Costa, “la incriminación de conductas penalmen-
te relevantes se fundamenta en una serie de razones que no se deben confundir
con las «flacas» razones que eventualmente procedan de motivos colaterales de
la mera eficacia del sistema. Crear un tipo legal de delito para, de este modo,
desarrollar mejor o más fácilmente, de manera legal, cualquier tipo de actividad
persecutoria constituye una actitud político-legislativa poco clara que, además de
eso, puede tener efectos perversos”. De Faria Costa, José, “El blanqueo de capi-
tales (Algunas reflexiones a la luz del Derecho penal y de la política criminal)”,
en AA.VV., Hacia un Derecho penal económico europeo. Jornadas en honor del profesor
K. Tiedemann, Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1995, p. 668.

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Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

cuando optan por alguna variante pluriofensiva– que el blanqueo afecta


de modo especial al orden socioeconómico, señalándolo como el bien
jurídico preferentemente tutelado por esta infracción penal15.

15
En la doctrina cubana resaltan la naturaleza socioeconómica del blanqueo: Moret
Hernández, Oscar Luis, “Delitos contra la Hacienda Pública”, en Colectivo de
Autores, Derecho Penal Especial, Tomo II, Félix Varela, La Habana, 2005, p. 319;
Gálvez Puebla, Iracema y Arlín, Pérez Duharte, “El delito de lavado de activos:
nudos problémicos en su configuración”, en Armienta Hernández, Gonzalo, et.
al. (Coords.), El lavado de dinero en el siglo XXI. Una visión desde los instrumentos ju-
rídicos internacionales, la doctrina y las leyes en América Latina y España, Universidad
Autónoma de Sinaloa-Unijuris, Sinaloa, 2015, pp. 232-233; Goite Pierre, Mayda y
Arnel, Medina Cuenca, “El delito de lavado de activos. Necesario análisis desde
una dimensión plural”, en Armienta Hernández, Gonzalo, et. al. (Coords.), El
lavado…cit., p. 38; Rodríguez García, Mariano, “La lucha contra el lavado de ac-
tivos: análisis de una experiencia novedosa”, en Armienta Hernández, Gonzalo,
et. al. (Coords.), El lavado… op. cit., p. 182. Asimismo, en la doctrina española (si
bien no siempre convergentes en cuanto a la identificación precisa del elemento
del orden socioeconómico prioritariamente tutelado por esta figura penal), entre
otros: Gómez Iniesta, Diego J., El delito… op. cit., pp. 36-37; Vidales Rodríguez,
Caty, Los delitos de receptación y legitimación de capitales en el Código penal de 1995,
Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, pp. 92-93; Del Carpio Delgado, Juana, El delito
de blanqueo de bienes en el nuevo Código penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, pp.
81-86; Fabián Caparrós, Eduardo A., El delito de blanqueo de capitales, Colex, Ma-
drid, 1998, pp. 209-229 y 253; Díaz-Maroto y Villarejo, Julio, El blanqueo… op.
cit., pp. 14-15; Palma Herrera, José M., Los delitos de blanqueo de capitales, Edersa,
Madrid, 2000, p. 297; Aránguez Sánchez, Carlos, El delito de blanqueo de capitales,
Marcial Pons, Madrid, 2000, pp. 97-102; Abel Souto, Miguel A., El delito de blan-
queo en el Código penal español (Bien jurídico protegido, conductas típicas y objeto ma-
terial tras la Ley orgánica 15/2003, de 25 de noviembre), Bosch S. A., Barcelona, 2005,
pp. 83-89; Álvarez Pastor, Daniel y Eguidazu Palacios, Fernando, Manual…op.
cit., pp. 270-271; Blanco Cordero, Isidoro, El delito… op. cit., pp. 221-227; Arias
Holguín, Diana P., Aspectos político-criminales y dogmáticos del tipo de comisión dolo-
so de blanqueo de capitales (art.301 CP), Iustel, Madrid, 2011, pp. 205-220; Fernández
de Cevallos y Torres, José, Blanqueo de capitales y principio de lesividad, Ratio Legis
Ediciones, Salamanca, 2014, p. 233-234; Martínez-Buján Pérez, Carlos, Derecho
Penal Económico y de la Empresa. Parte Especial, 4ª Edición, Tirant lo Blanch, Va-
lencia, 2015, pp. 565-567; González Cussac, José L., “Delitos contra el patrimo-
nio y el orden socioeconómico (y XII): Receptación y blanqueo de capitales”, en
González Cussac, José L. (Coord.), Derecho Penal. Parte Especial, 5ª Edición, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2016, p. 507; Olmedo Cardenete, Miguel, “Delitos contra el
patrimonio y el orden socioeconómico (XII). La receptación y el blanqueo de capi-
tales”, en Morillas Cueva, Lorenzo (Dir.), Sistema de Derecho Penal. Parte Especial,
2ª Edición, Dykinson, Madrid, 2016, p. 780; Fernández Teruelo, Francisco G.,
“Blanqueo de capitales”, en Ayala Gómez, Ignacio y Ortiz de Urbina, Gimeno
(Coords.), Memento Práctico Francis Lefebvre. Penal Económico y de la Empresa 2016-
2017, Francis Lefebvre, Madrid, 2016, p. 716. Con esta postura, que aquí se en-
tiende correcta, también parece haber coincidido el legislador cubano, pues pese

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Los nocivos efectos socioeconómicos que causa el lavado de activos


se maximizan cuando este fenómeno se alía con la corrupción pública,
considerada como uno de los grandes obstáculos para el desarrollo y el
crecimiento por sus costes económicos, sociales y políticos16.
La interconexión criminológica que se aprecia entre el lavado de ac-
tivos y la corrupción fue advertida tempranamente por la comunidad
internacional17; y la doctrina especializada focaliza estos nexos en dos
líneas básicas: por un lado, se emplean cauces corruptos para blanquear
y, por otro, se lava el producto de la corrupción a través del reciclaje18.
Con más frecuencia que la deseada, los blanqueadores acuden a me-
canismos corruptores para lograr legitimar el producto de sus activida-
des delictivas, y con ello se inicia otra vez el ciclo del blanqueo, pues lo
normal es que el funcionario corrupto también lave el producto de su
delito para poder disfrutar de él sin levantar sospechas sobre su origen.
No voy a entrar aquí en el debate sobre el concepto de corrupción
pública, pues se trata de un fenómeno social poliédrico, que ha sido
estudiado y definido desde la Sociología, la Política, la Economía, el

a lo criticable que resulta alojar esta figura bajo el Título de los delitos contra la
Hacienda Pública, al menos cabe interpretar de esa ubicación sistemática que ex-
iste claridad en cuanto a su naturaleza socioeconómica.
16
Vid, Muriel Patiño, María V., “Aproximación macroeconómica al fenómeno de
la corrupción”, en Rodríguez García, Nicolás y Fabián Caparrós, Eduardo A.
(Coords.), La corrupción en un mundo globalizado: análisis interdisciplinar, Ratio Le-
gis, Salamanca, 2004, p. 27.
17
La comunidad internacional se muestra cada vez más sensible ante la corrupción,
y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, aprobada en 2003,
es quizás la principal muestra de ello. Sin embargo, la génesis de esta agravación,
a nivel de las iniciativas globales sobre la represión penal del blanqueo, se ubica
en el art. 3.5-e) de la Convención de Viena, que estima como una circunstancia
de especial gravedad “el hecho de que el delincuente ocupe un cargo público y
de que el delito guarde relación con ese cargo”. Sobre los estrechos vínculos que
existen entre el blanqueo de capitales y la corrupción, vid., por todos, Fabián Ca-
parrós, Eduardo A., “Relaciones entre el blanqueo de capitales y la corrupción.
Algunas valoraciones a propósito de las previsiones contenidas en la convención
de la OCDE sobre soborno de funcionarios públicos extranjeros en las transaccio-
nes comerciales internacionales (1997)”, en Ferré Olivé, Juan C. (Ed.), Blanqueo
de dinero y corrupción en el sistema bancario. Delitos financieros, fraude y corrupción en
Europa, Volumen II, Ediciones Universidad de Salamanca, 2002, pp. 103-110.
18
Fabián Caparrós, Eduardo A., Relaciones… op. cit., p. 105. Le sigue Fernández de
Cevallos y Torres, José, Blanqueo de capitales y principio de lesividad, Ratio Legis
Ediciones, Salamanca, 2014, p. 157.

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Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

Derecho, etc.19. Bate decir, en lo que respecta a su entendimiento jurídi-


co-penal, que en líneas generales los criterios de los autores se polarizan
según se conceda mayor importancia a la simple desviación del poder, o
se exija, además, que el funcionario o servidor público actúe movido por
el interés de lucro propio o en favor de un tercero20.
Particularmente, estoy de acuerdo con la concepción amplia de de-
lito de corrupción propuesta por Jareño Leal, quien califica como tal a
aquellas infracciones penales que comportan una afectación al correcto
ejercicio de la función pública, ya sea que incidan en una lesión al patri-
monio de la Administración, en el incumplimiento de un deber concreto
o en la correcta gestión de dicha función21. Se trata de una definición
operativa, simple y perfectamente asumible en el contexto normativo y
jurisprudencial cubano, que centra la atención en la desviación del po-
der concedido al funcionario o servidor público (cuyo deber es proceder
conforme al interés general que subyace a la causa pública) y no exige
necesariamente que aquel actúe con ánimo de lucro22.

3. Los actos de blanqueo «asociados a la


corrupción». Alcance de la agravación típica
prevista en el art. 346.3 del CP
El DL 316/2013 introdujo un tipo cualificado de lavado de activos
que se integra, entre otras razones, cuando los actos de blanqueo estén

19
Así lo califica Berdugo Gómez de la Torre, Ignacio, “Corrupción y Derecho pe-
nal. Condicionantes internacionales y reformas del Código Penal”, en Demetrio
Crespo, Eduardo y González-Cuellar Serrano, Nicolás (Dirs.), Halcones y Palo-
mas: corrupción y delincuencia económica, Ediciones Jurídicas Castillo de Luna, Ma-
drid, 2015, p. 56.
20
Vid, Jareño Leal, Ángeles, Corrupción y delincuencia de los funcionarios en la contra-
tación pública, Iustel, Madrid, 2011, p. 19.
21
Ídem, 19-21.
22
Como bien destaca Jareño Leal, “una mala gestión dolosa de lo público, con-
tinuada en el tiempo, y aunque no busque el lucro propio o el de un tercero,
produce daño similar a la causa pública que la corrupción estrictamente entendi-
da como aquella que persigue un propio enriquecimiento”. Jareño Leal, Ibídem,
pp. 20-21. Y esta parece ser, también, la línea asumida por el Tribunal Supremo
cubano, que en más de una oportunidad ha calificado como delitos de corrupción
a ciertas figuras penales que, aunque no implican la búsqueda de un enrique-
cimiento ilícito por parte del funcionario, constituyen verdaderos supuestos de
mala gestión dolosa: tal es el caso de los delitos de incumplimiento del deber de
preservar bienes en entidades económicas (art. 222 del CP) y uso indebido de
recursos financieros y materiales (art. 224 CP).

290
Ms.C. Dayan Gabriel López Rojas

vinculados a la corrupción (art. 346.3). Sin embargo, a la luz del juicio de


lesividad que fundamenta esta incriminación penal, y de su diseño nor-
mativo en el CP, se hace necesario determinar cuál es el ámbito legítimo
de la agravación que opera cuando las conductas blanqueadoras “se aso-
cian” a la corrupción23.
El rigor técnico-legislativo no es precisamente una de las claves que
caracteriza la reforma de la que fue objeto el delito de lavado de activos
en 2013, y muestra de ello es el empleo de la frase «actos asociados a la
corrupción» en la configuración normativa del tipo agravado.
Este aspecto de la redacción típica, dada su amplitud y ambigüedad,
comporta una lesión a la regla de taxatividad y entraña serios riesgos
para la seguridad jurídica; pues una interpretación literal del enuncia-
do permite que se reconduzcan al tipo agravado tanto los supuestos en
los que se acude a mecanismos corruptores para garantizar el éxito del
proceso de reciclaje, como aquellos en los que se blanquean activos ori-
ginados en delitos de corrupción.
Conceder tal alcance a la agravación típica, como se analizará en las
líneas que siguen, conlleva a resultados insatisfactorios desde la pers-
pectiva político-criminal; y para prevenirlos se hace necesario concretar
su ámbito de aplicación y clarificar ante qué supuestos concretos debe
operar la ampliación punitiva.

3.1. El blanqueo del producto de la corrupción.


Su inadecuación al tipo agravado
Un calificado sector de la doctrina, centrándose en la lesividad so-
cioeconómica de las conductas blanqueadoras, ha denunciado la ilegiti-
midad de extender la agravación a los supuestos en los que se lavan las
ganancias derivadas de un delito de corrupción. Los lúcidos planteos de
quienes así opinan conectan con la idea de que el incremento punitivo
del reciclaje sólo se justifica por la envergadura de los activos que se

23
NA: Con el empleo del término corrupción el legislador cubano se está refiriendo
a la corrupción pública o funcionarial, que es la única que reprime el CP. La co-
rrupción privada (o corrupción en los negocios), cuyos efectos nocivos no afectan
a la función pública sino a ciertos elementos del orden socioeconómico, no ha
recibido aún atención específica en Cuba a pesar de que nuestro país ha firmado
y ratificado la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, que sugiere
tipificar como delito el soborno activo y pasivo en el sector privado (cfr, art. 21).

291
Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

introducen en el circuito económico lícito, y no por la irrelevante natura-


leza del delito previo24.
Como bien resalta Abel Souto, “el orden socioeconómico no resulta
más lesionado por el blanqueo de dinero procedente de esos delitos”25;
y, por otro lado, tampoco puede afirmarse que las ganancias delictivas
originadas en los delitos de corrupción superen siempre a las que se
derivan de otras infracciones económicamente productivas, que sería la
única justificación legítima de la agravación26. Nótese que el narcotráfico
ha sido siempre el principal delito fuente del blanqueo (por los ingentes
réditos económicos que reporta) y, pese a ello, el lavado del producto de
ese delito se mantiene dentro del tipo básico.
A estos argumentos, que de por sí resultan suficientes para deslegiti-
mar el incremento de pena en los casos analizados, hay que añadir otra
razón de sistemática, que igualmente sugiere excluir del ámbito de esta
figura los supuestos de blanqueo de activos procedentes de delitos de co-
rrupción: y es que éstos ya quedan abarcados por la figura básica, que
incorporó al catálogo de delitos previos prácticamente todas las manifes-
taciones de corrupción de funcionarios públicos tipificadas como delito27.

24
De esta opinión: Aránguez Sánchez, Carlos, El delito… op. cit., p. 316; Núñez Paz,
Miguel A., “El tipo agravado de blanqueo de dinero procedente de delitos urba-
nísticos”, en Abel Souto, Miguel y Nielson Sánchez Stewart (Coords.), III Con-
greso sobre Prevención y Represión del Blanqueo de Dinero, Tirant lo Blanch, Valencia,
2013, p. 275; Lorenzo Salgado, José M., “El tipo agravado de blanqueo cuando los
bienes tengan su origen en el delito de tráfico de drogas”, en Abel Souto, Miguel
y Nielson Sánchez Stewart (Coords.), III Congreso… op. cit., p. 231; Abel Souto,
Miguel, “El blanqueo de dinero problemática actual española, con anotaciones de
derecho comparado estadounidense”, en Crespo, Demetrio y González-Cuellar
Serrano, Nicolás (Dirs.), Halcones y Palomas: corrupción y delincuencia económica,
Ediciones Jurídicas Castillo de Luna, Madrid, 2015, p. 151.
25
Abel Souto, Miguel, El blanqueo…op. cit., p. 150.
26
Núñez Paz, Miguel A., El tipo agravado…op. cit., p. 276; Abel Souto, Miguel, El
blanqueo… op. cit., pp. 149-150.
27
En el art. 346.1 se reconocen como delitos determinantes al cohecho, la exacción
ilegal y negociaciones ilícitas, el tráfico de influencias, la falsificación de docu-
mentos públicos, la falsificación de documentos bancarios y de comercio, el enri-
quecimiento ilícito, la malversación, la apropiación indebida, y los actos en per-
juicio de la actividad económica o de la contratación. De este modo el legislador
cubano cumple con las exigencias de penalización derivadas de las Convenciones
de Palermo y Mérida, que demandan incluir dentro del catálogo de infracciones
previas a los delitos de corrupción. Cfr, art. 6.2-b) en relación con el art. 8 de la
Convención de Palermo; y el art. 23.2-b) de la Convención de Mérida. Asimismo,
Naciones Unidas, Guía Legislativa para la aplicación de la Convención de Naciones

292
Ms.C. Dayan Gabriel López Rojas

Reconducir estos casos al apartado 3 del art. 346 resulta, por ello, in-
viable. No parece que el legislador haya llegado al punto estructurar un
tipo agravado sobre la base de un elemento ya contenido en la figura
básica, pues además de constituir una ofensa para la técnica legislativa
más elemental y generar problemas de colisión normativa, ello supone
un atentado al principio non bis in idem que debería conducir, en todo
caso, a la inaplicación práctica de la norma más severa conforme a la
idea de proporcionalidad28.

3.2. Supuestos en los que se acude a la corrupción para


blanquear: ¿blanqueo agravado o concurso de delitos?
Según lo explicado, el blanqueo del producto de la corrupción no
queda abarcado por el art. 346.3 CP; de modo que la agravación típica se
limita a la otra arista de la interconexión que se establece entre el lavado
de activos y la corrupción: los supuestos en los que “la corrupción sirve
al blanqueo”29.
Puede concluirse, así, que este subtipo agravado posee naturaleza
pluriofensiva y mediante él se reprimen ciertos supuestos en los que el
blanqueador incurre en actos de corrupción para materializar el lava-
do de las ganancias delictivas; de ahí que la condición de sujeto activo
de esta figura alcance tanto al poseedor de los activos maculados que,
para reciclarlos, se vale de maniobras corruptoras, como al funcionario
corrupto que colabora en el reciclaje del producto del delito30.

Unidas contra la Corrupción, 2ª Edición, Oficina de Naciones Unidas contra la Dro-


ga y el Delito, Nueva York, 2012, p. 73, marginal 227.
28
La dogmática penal interpreta que el principio general de proporcionalidad o prohi-
bición de exceso es consustancial a la esencia del Estado de Derecho, y que impone
los límites materiales que debe respetar toda acción del Estado que limite de-
rechos fundamentales, por lo que se le considera un principio general informa-
dor de todo el ordenamiento jurídico y, especialmente, del Derecho penal. Vid,
por todos, De La Mata Barranco, Norberto J., El principio de proporcionalidad
penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 2007, pp. 57-86; Mir Puig, Santiago, “El princi-
pio de proporcionalidad como fundamento constitucional de límites materiales
del Derecho penal”, en Mir Puig, Santiago y Queralt Jiménez, Joan J. (Dirs.),
Constitución y principios del Derecho penal: algunas bases constitucionales, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2010, pp. 67-104; Mir Puig, Santiago, Derecho Penal. Parte General,
10ª Edición, Reppertor, Barcelona, 2016, p. 138.
29
Fabián Caparrós, Eduardo A., Relaciones…op. cit., p. 105.
30
Aunque no deben descartarse otros supuestos, la propia dinámica del proceso de
blanqueo sugiere pensar que los funcionarios más expuestos a propuestas corrup-
tas son aquellos que, ostentando esa condición, son sujetos obligados a prevenir
operaciones de lavado de activos, bloqueando y/o reportando las que resulten

293
Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

El incremento punitivo se justifica por la pluralidad de bienes jurídi-


cos afectados: además de valorar los riesgos socioeconómicos derivados
del acceso de ganancias delictivas a la economía legal, se toma en cuenta
la lesión que se produce a la función pública, cuyo contenido material
conecta con el respeto a los principios de legalidad, imparcialidad y ob-
jetividad que deben regir el actuar de la Administración frente a los ad-
ministrados31.
El hecho de que los tribunales cubanos no hayan juzgado casos de
lavado de activos que involucren a funcionarios públicos plantea dudas
en cuanto a la oportunidad político-criminal de esta agravación. Y, por
otro lado, su presencia en el CP tampoco puede atribuirse a la transpo-
sición de compromisos internacionales, pues las obligaciones de penali-
zación derivadas de los instrumentos de alcance global (Convención de
Palermo, Convención de Mérida y 40R del GAFI) sólo exigen que dentro
del cuadro de infracciones determinantes del blanqueo se prevean los
delitos de corrupción32.
Parece que este aspecto de la reforma del art. 346 es otra muestra de
las inconveniencias político-criminales y técnico-legislativas en las que
incurrió el legislador de 2013 en su afán por complacer a los evaluadores
internacionales; y, dada su vigencia, sólo queda interpretar la norma en

sospechosas. Cfr, art. 2.1 del Decreto-Ley No. 317, de 7 de diciembre de 2013,
“De la prevención y detección de operaciones en el enfrentamiento al lavado de
activos, al financiamiento al terrorismo, a la proliferación de armas y al movi-
miento de capitales ilícitos”, en relación con el art. 4.1 del Decreto No. 322, de 30
de diciembre de 2013, “De la Dirección General de Investigación de Operaciones
Financieras, sus Funciones y Estructura”.
31
Sobre este modo de interpretar el contenido material del bien jurídico «función
pública», vid, por todos, García Arán, Mercedes, La prevaricación judicial, Edi-
torial Tecnos, Madrid, 1990, p. 37; Olaizola Nogales, Inés, El delito de cohecho,
Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, pp. 87-89.
32
Cfr, art. 6.2-b) en relación con el art. 8 de la Convención de Palermo; art. 23 de la
Convención de Mérida, y, en especial, los comentarios contenidos en los margina-
les 178, 222, 224, 225 y 227 de la Guía Legislativa para la aplicación de la Convención
de Naciones Unidas contra la Corrupción, 2ª Edición, Oficina de Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito, Nueva York, 2012, pp. 61 y 73. Asimismo, de acuer-
do al contenido de la Nota interpretativa de la Recomendación Tercera del GAFI
(párrafo 4), independientemente del sistema adoptado por cada país se debería
incluir un catálogo de delitos que, como mínimo, comprendiera las “categorías
designadas” (también denominadas “categorías establecidas de delitos”) que, se-
gún el Glosario, incluyen la corrupción y el soborno. Vid, http://www.fatfgafi.org/
media/fatf/documents/recommendations/pdfs/FATF-40-Rec-2012-Spanish.pdf,
consultado el 26/12/2016, a las 14.00.

294
Ms.C. Dayan Gabriel López Rojas

términos de respeto a los principios de legalidad y non bis in ídem a fin de


evitar resultados aplicativos desproporcionados.
La concreción del alcance aplicativo de esta arista del tipo agravado
exige clarificar los problemas concursales que se plantean entre éste y
el elenco de figuras previstas en el CP para reprimir actos corruptos. A
ello dedicaré las líneas que siguen, anticipando ahora que, conforme a
los principios básicos que ordenan la materia concursal (non bis in idem
y que la sanción impuesta abarque el desvalor total de la conducta)33,
en unos casos habrá que apreciar un concurso aparente de normas y, en
otros, un concurso de delitos.
Así, en aquellos supuestos en los que el sujeto (particular o funcio-
nario) incurre en un delito de corrupción para blanquear ganancias de-
lictivas, responderá por este subtipo agravado, como único título de im-
putación, si la conducta corruptora/corrupta tiene prevista una sanción
inferior a la que recoge esta figura derivada34, pues en tal caso se plantea
un concurso de normas que se resuelve conforme al principio de con-
sunción: la pluriofensividad de la conducta incriminada en el art. 346.3
presupone que la lesión a la función púbica queda absorbida de manera
total por esta tipicidad (lex consumens derogat lex consumpta)35.
Desde mi punto de vista, estos casos comportan una excepción a lo
previsto en el art. 346.5, que expresa la voluntad legislativa de estable-
cer, como regla, la apreciación de un concurso real de delitos entre las
conductas blanqueadoras y el resto de las infracciones que se ejecuten
en ocasión de ellas. Del universo de conductas delictivas que pudieran
ejecutarse en ocasión del blanqueo, el legislador ha decidido reconducir
a un tipo agravado pluriofensivo aquellas que constituyen manifesta-
ciones de corrupción; y por ello asumo que esta figura debe aplicarse
preferentemente, con exclusión de la regla prevista en el apartado 5.

33
Vid, Quirós Pírez, Renén, Manual de Derecho Penal, Tomo II, Félix Varela, La Haba-
na, 2002, p. 198.
34
NA: Singularmente curioso es el caso del tráfico de influencias de funcionario (cfr.
art. 151.2 CP), para el que se establece un marco sancionador idéntico al previsto
en el subtipo agravado de blanqueo. De esta igualdad punitiva cabe deducir, en
principio, la procedencia de apreciar un concurso de delitos, entendiendo que la
prohibición contenida en el art. 346.3 no abarca el desvalor total del atentado a la
función pública, aunque hay que reconocer que esta solución puede representar
un exceso desde la óptica del principio de proporcionalidad.
35
En general, sobre el alcance del principio de consunción: Quirós Pírez, Renén,
Manual… op. cit., pp. 276-282; Muñoz Conde, Francisco y García Arán, Mer-
cedes, Derecho Penal. Parte General, 8ª Edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2010,
pp. 472-473; Mir Puig, Santiago, Derecho Penal… op. cit., pp. 685-687.

295
Corrupción pública y lavado de activos. A propósito de la inoportunidad...

La aplicación conjunta de ambos preceptos (tipo agravado de blanqueo


y delito de corrupción de que se trate) conduciría a un bis in idem pros-
crito por el art. 47.2 del CP36.
Pero otra debe ser la solución si el delito funcionarial tuviese atri-
buida mayor pena que la prevista para la figura agravada del lavado de
activos. En tal caso razones de proporcionalidad y coherencia punitiva
desaconsejan sancionar únicamente conforme al tipo cualificado previs-
to en el art. 346.3, porque con ello se llegaría a la paradójica situación de
que el marco sancionador aplicable a quien lesiona dos bienes jurídicos
distintos (uno de naturaleza socioeconómica y otro que conecta con el
correcto ejercicio de la función pública) sería menos intenso que el pre-
visto para reprimir el atentado contra uno solo de ellos (la función públi-
ca). En este supuesto procede apreciar un concurso real de infracciones,
y calificar conjuntamente tanto el delito funcionarial como el delito de
lavado de activos37, si bien este último en su modalidad básica, pues de
subsumirse la conducta del funcionario o empleado público en el subti-
po agravado se estaría valorando doblemente la esencia corrupta de su
actuación (bis in idem).

4. A modo de conclusión
Las interconexiones entre corrupción y blanqueo de dinero son in-
negables, y desde la perspectiva político-criminal resulta conveniente
que dentro del cuadro de infracciones previas al lavado se incluyan los
denominados delitos de corrupción, tal y como exigen los estándares
internacionales relativos a la penalización del lavado de activos y de la
corrupción.
Es cierto que la regulación originaria del delito de lavado de activos
en el CP, introducida por la Ley No. 87/1999, no cumplía a cabalidad
los estándares previstos en los instrumentos internacionales firmados y
ratificados por el Estado cubano; pero las presiones que tuvo que enfren-
tar el legislador encargado de la apresurada reforma de 2013 determinó
que esta tarea se asumiera sin la meditación necesaria, trayendo consigo
resultados técnico-legislativos indeseables.

36
NA: Para evitar la doble valoración se podría optar por no calificar el tipo agrava-
do y apreciar un concurso real entre el tipo básico y el delito de corrupción, pero
por esta esta interpretación conduciría a una derogación material de la figura agra-
vada (que no se llegaría a aplicar nunca), en desmedro del principio de vigencia.
37
NA: Conforme a la regla prevista en el art. 346.5 hay que descartar la posibilidad
de un concurso medial entre ambas infracciones.

296
Ms.C. Dayan Gabriel López Rojas

El modo en que quedó redactado el tipo agravado (art. 346.3) es bue-


na muestra de ello: la amplitud de la frase «actos relacionados con la
corrupción» demanda un esfuerzo interpretativo encaminado a restrin-
gir su alcance a espacios legítimos; y habrá que estar de acuerdo en que
este desliz no es una cuestión nimia, por el contrario, compromete el
conocimiento exacto y seguro de la prohibición, que es presupuesto del
principio de legalidad penal.
He intentado explicar por qué los supuestos en los que se blanquea
el producto de la corrupción quedan excluidos de las fronteras de esta
figura cualificada, que sólo abarca ciertos supuestos en los que “la
corrupción sirve al blanqueo”; y, asimismo, en respeto al principio de vi-
gencia, he procurado sortear los problemas técnico-legislativos que ésta
plantea a fin de sugerir una propuesta de interpretación respetuosa con
los principios penales de legalidad, non bis in idem y proporcionalidad.
No obstante, entiendo que esta causal de agravación es absolutamen-
te prescindible, y ello así por dos razones fundamentales: la comentada
arista del art. 346.3 del CP no encuentra correlato en recomendaciones u
obligaciones internacionales de penalización; y, en segundo lugar, por-
que los casos en los que la corrupción sirve al blanqueo, que son los
únicos reconducibles al subtipo agravado, se podrían enfrentar perfecta-
mente por la vía del concurso de delitos.
No cabe dudas de que este aspecto del tipo cualificado responde a
las ansias del legislador cubano por demostrar su respeto a los están-
dares internacionales, pero su buen propósito lo condujo por el rumbo
del exceso al perder de vista que las obligaciones internacionales de pe-
nalización del lavado de activos y de la corrupción ya habían queda-
do satisfechas por el hecho de haber incluido los delitos de corrupción
más relevantes dentro del catálogo de infracciones previas al blanqueo
(art. 346.1 CP).
Por otro lado, y dejando al margen los supuestos de legitimación del
producto de la corrupción (que, como se explicó, deben reprimirse a tra-
vés del tipo básico), pienso que para ofrecer una respuesta penal propor-
cionada a los casos en que se recicla dinero sucio a través de mecanismos
corruptos habría bastado con recurrir a la fórmula del concurso real de
delitos –especialmente sugerida por la regla prevista en el art. 346.5 CP–,
pues parece que por esta vía pueden alcanzarse resultados punitivos
muy similares sin necesidad de construir un tipo agravado que tanta con-
fusión genera. Conviene replantearse, por ello, su permanencia en el CP.

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