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Campos de materia (ondas de de Broglie):

Inspirado en la hipótesis del fotón debida a Einstein, en su tesis doctoral de 1924 Luis-
Victor de Broglie propuso, como hipótesis sin base experimental, que así como la
radiación e.m. propaga y se muestra como un flujo de partículas (fotones), también las
partículas de la materia (electrones, protones, etc.) al moverse deben mostrar
propiedades de campos “de materia” (llamados por de Broglie “campos guía”).
Los campos de materia en forma de ondas armónicas planas (actualmente denominadas
“ondas de de Broglie”) se asocian con el movimiento de las partículas libres del mismo
modo en que Einstein asoció a los fotones con las ondas e.m. armónicas planas:

Fotones (Einstein) :
h
E  h , p 

2
E  m c  c p ( m0  0)

Ondas " de materia" (de Broglie) :


E h
  ,  (1a, b)
h p
2 m0 c 2 m0 v
E  mc   c 2 p 2  m02 c 4 , p  mv 
2 2
1 v / c 1  v2/ c2

Pero las relaciones de dispersión  = (k) = (kx,ky,kz) de ambos tipos de ondas son
diferentes, debido a que la masa en reposo del fotón es nula (m0 = 0) mientras que para
las partículas de la materia dicha masa es no nula.
Llamando k = 2  /  al número de ondas, k = k ǩ al vector de onda (cuyo módulo es k,
siendo | ǩ | = 1),  = 2   a la frecuencia angular y ћ = h / 2  a la constante de Planck
reducida, la relación de dispersión de las ondas de de Broglie se determina fácilmente.
Escribiendo las relaciones (1a,b) en la forma  = E / ћ y k = p / ћ [esta última con
carácter vectorial, véase el Apéndice I] para una onda armónica plana de de Broglie se
tiene
i i
(p  r  E t ) [ p  r  E ( p) t ]
   (r, t )  A e   Ae  (2)

E    , p   k
 E c 2 p 2  m02 c 4 c 2 p 2 m 02 c 4  2 k 2 m 02 c 2
      c 
 E  c2 p2  m2 c4   2 2 2 2
 0

de donde resulta

 m c m c 2 1 
   (k )  c k 2  k C2  k C  0  2  0    (3)
  h C  C 

expresión que muestra que (k) depende de k a través de su módulo k = √(kx2+ky2+kz2).


Las ondas e.m. pueden considerarse ondas de materia para partículas con m0 = 0 (los
fotones, cuya velocidad es c) de modo que kC = 0 y  = c k.
Obsérvese que kC = ƛC– 1 es el “número de ondas de Compton”, inverso de la longitud de
Compton reducida: ƛC = C / 2.
Según la TER, impulso y energía forman el cuadrivector p = { p, i E / c } y lo mismo
ocurre con el vector de onda y la frecuencia: k = { k, i  / c }, de modo que las
relaciones de de Broglie se sintetizan en la proporcionalidad p  = ћ k y las
transformaciones de Lorentz proveen los efectos Doppler y de aberración para los
campos de materia.
La presencia de obstáculos a la libre propagación de estos campos de materia debe
producir efectos de difracción e interferencia, los cuales en efecto se observan en los
experimentos de Thomson y de Davisson y Germer (1927) [Véase el Apéndice III].
Tecnológicamente, las ondas de de Broglie se aprovechan en el microscopio
electrónico, donde “lentes” electromagnéticas conforman una “óptica geométrica” de las
ondas de materia asociadas con electrones para formar imágenes de altísima resolución.

Dualidad onda-partícula:

Comencemos analizando la difracción de campos de de Broglie por medio de un


“experimento mental” en el cual partículas incidentes sobre una pantalla con una
abertura de ancho a, propagan luego hasta una pantalla de “detección” tal como se ve en
la figura. Cuando a >>  las ondas de de Broglie se conservan planas y, tal como lo
hace la luz en óptica geométrica, las trayectorias de las partículas son clásicas y los
rayos que inciden sobre la pantalla reproducen la forma y tamaño de la ventana en el
borde de sombra. Al disminuir el tamaño de la ventana aparecen efectos de difracción
en dichos bordes. Cuando a ≈ , los frentes de onda han devenido en casi esféricos, con
centro en la ventana, y se tiene un patrón de difracción por interferencia de las ondas
que provienen de diferentes partes de ella; ahora las partículas se comportan de modo
completamente cuántico. Finalmente, cuando a <<  el pico central de difracción se ha
extendido tanto que la llegada de partículas a la pantalla es prácticamente uniforme:
La detección de partículas en la pantalla se produce en posiciones netamente definidas
(p. ej., en cada píxel de un CCD, o en cada grano de una emulsión de placa fotográfica);
la detección de la partícula se produce en forma aleatoria, es decir sin posibilidad de
predecir en qué posición de la pantalla ocurrirá. Para observar los patrones que hemos
dibujado en la figura se debe usar muchísimas partículas, todas ellas en el mismo estado
cuántico de onda de de Broglie, lo cual se logra normalmente enviando un haz de
partículas tales que cada una opera independientemente de las demás, sin interacción
entre ellas. Es decir, cada partícula tiene una onda de de Broglie asociada pero la
detección de esa onda (p. ej. observando los efectos de difracción) no puede hacerse
detectando una única partícula, pues un patrón de difracción está extendido en el
espacio pero una partícula es un ente con una posición bien definida dentro de su error
experimental; se deberá usar muchas partículas para detectar las zonas de la pantalla
donde la onda de de Broglie prohíbe llegar (interferencias destructivas) o donde sea más
probable llegar (interferencias constructivas).
Las partículas tienen una condición dual: al momento de su propagación lo hacen como
ondas, pero al momento de su detección lo hacen como partículas con posiciones bien
determinadas (que es lo característico de una partícula). Se puede decir que los
componentes microscópicos del universo son, a veces onda, a veces partícula, pero
nunca ambas cosas a la vez; tal vez una denominación como “ondículas” o “partondas”
sería más ajustada a su descripción, pero la tradición clásica prefiere llamarlos
“partículas” (en el campo científico, una tradición más pedante suele llamarlos
“campos”, nombre con connotaciones más “cuánticas”).
En su comportamiento ondulatorio, las partículas (p. ej., los electrones) exhiben
propiedades análogas a la de la luz en el experimento de Young (interferencia con dos
rendijas). Imaginemos luz proveniente de una fuente coherente de longitud de onda ,
que incide sobre dos aberturas A y B de igual ancho a < ; cuando sólo una de ellas está
abierta, la iluminación de la pantalla de fondo es prácticamente uniforme (IA o IB,
siendo IA = IB); pero al abrir ambas, en lugar de tener una iluminación uniforme IA + IB,
suma de las anteriores, se tiene el patrón de bandas de interferencia I(x) característico de
las ondas, cuya dependencia con la posición en la pantalla es variable, con una
iluminación máxima Imáx = 4 IA (= 4 IB) que asegura que toda la energía luminosa que
atraviesa las aberturas llega a la pantalla:

En el caso de los electrones todo ocurre de igual modo, salvo que la “iluminación” es
ahora proporcional al número de electrones que llegan a la pantalla (o a su “flujo”,
medido por la densidad de electrones en área y tiempo), pero todos los electrones que
atraviesan las aberturas A y B llegan finalmente a la pantalla, con la energía que
transportan. Supongamos ahora que alteramos el experimento de Young para tratar de
determinar si los electrones son realmente ondas o si sólo “simulan” serlo, es decir, si
durante todo su viaje son realmente partículas que al momento de ser observadas en la
pantalla dan lugar al “patrón de interferencia” (por algún mecanismo interno
desconocido) o si realmente son ondas que interfieren y sólo recuperan la condición de
partículas al momento de ser detectados en la pantalla. Para ello colocamos una fuente
luminosa L que iluminará ambas aberturas, con intensidad suficiente para ser dispersada
por cualquier electrón que pase por ellas, y sendos detectores de luz DA y DB colimados
de modo que sólo detectan la luz dispersada en una de las aberturas (A o B)
independientemente; si los electrones viajan como partículas, deben pasar (cada uno)
por sólo una de las dos aberturas y dispersar luz que será detectada por un único
detector, porque los electrones son “indivisibles” y no pueden desdoblarse para pasar
por A y B simultáneamente. El número de dispersiones en A y en B será, en promedio,
el mismo. Cuando ambas rendijas están abiertas y la fuente L apagada se tiene el patrón
de interferencia I(x) de la figura anterior. Al encender la fuente de luz, comenzamos a
detectar el paso de los electrones: en efecto, pasan cada uno por una sola abertura (A o
B) y no se detectan activaciones simultáneas de A y B, ¡pero ocurre algo
extraordinario!: el patrón de interferencia se destruye y ahora los electrones llegan a la
pantalla con distribución uniforme como ocurre en el experimento de Young cuando la
luz es incoherente (iluminación IA + IB):

La detección del paso de los electrones por una única rendija, característica de su
condición de partículas ¡hizo desaparecer las propiedades ondulatorias!, o dicho de otro
modo: el experimento diseñado para observar partículas observa partículas, pero no
ondas, pero si apagamos la fuente L, como el experimento de Young está diseñado para
observar ondas se observan ondas, pero no partículas. Supongamos ahora que repetimos
el experimento con un único detector para A; el número de detecciones es el mismo que
antes para ese detector, pero el nuevo patrón de interferencia I’(x) es suma de una
componente incoherente (uniforme) y una componente coherente (oscilante); la primera
corresponde a los electrones que son “partículas” observados en su paso por A, y la
segunda a los no observados, que lo hacen por A y por B simultáneamente y muestran la
interferencia propia de las ondas ¡porque cuando se les somete a condiciones de ondas,
son “ondas”! Desde luego, si en cualquiera de estos experimentos la intensidad
luminosa de L se va disminuyendo, las propiedades ondulatorias (el “patrón de
interferencia”) van reapareciendo.
En definitiva podemos resumir: los “objetos materiales” cuánticos (fundamentales,
elementales, o compuestos sin más distinción) son tales que aparecen como partículas
cuando se diseña un experimento que los detecta como partículas (es decir, localizados)
o bien aparecen como ondas cuando se diseña un experimento que los detecta como
ondas (es decir, como campos extendidos en espacio y tiempo). La llamada “Teoría de
Campos” es también la “Teoría de Partículas”: ambos son nombres alternativos para la
Teoría Cuántica, que es el único nombre que engloba ambos.

Ejemplos de aplicación de las ondas de de Broglie:

a) Se acelera un electrón desde el reposo, en una diferencia de potencial V y deseamos


calcular su longitud de onda de de Broglie. El cálculo es relativista y se designa con K
la energía cinética del electrón y con U = – e  su energía potencial donde el potencial
eléctrico es .
En un campo electrostático la energía mecánica se conserva; tomando como valor del
potencial eléctrico  0 = 0 sobre el cátodo y  = V sobre el ánodo tenemos

 E0  K 0  U 0  0
  E  E0  K eV  0  K  eV
E  K  U  K  e V

Por otra parte sabemos de la TER que

E  K  m0 c 2  c 2 p 2  m02 c 4  K  m c 
0
2 2

 c 2 p 2  m02 c 4  c 2 p 2  K  m0 c 2 2
 m02 c 4
 c 2 p 2  K 2  m02 c 4  2 K m0 c 2  m02 c 4  K 2  2 K m0 c 2
2
1  K   K 
 p K 2  2 K m0 c 2  p  m0 c  2
  2  2

c  m0 c   m0 c 

y reemplazado aquí K = e V y p = h /  resulta

h
2
h  eV   eV  m0 c C
 m0 c  2
  2  2
    
  m0 c   m0 c   eV 
2
 eV   eV 
2
 eV 
 2
  2  2
  2
  2  2

 m0 c   m0 c   m0 c   m0 c 

En el límite de bajas velocidades ( = v / c << 1 , K = e V << m0 c2, e V / m0 c2 << 1)


resulta
C h 1,23  10 9
    ([ ]SI  m , [V ]SI  Volt )
 eV  2 m0 e V V
2  
2 
m
 0 c
En el límite ultra-relativista ( = v / c ≈ 1 , K = e V >> m0 c2, e V / m0 c2 >> 1) es
C ch 1,24  10 6
    ([ ]SI  m , [V ]SI  Volt )
 eV 
2 eV V
 
2 
 m0 c 
Cuando K = e V ≈ m0 c2, e V / m0 c2 ≈ 1 entonces  ≈ C / √3 = 1,40 x 10 –12 m.
b) Un electrón, en reposo y a una distancia muy grande de un protón, comienza a
moverse en “caída libre” atraído por la fuerza coulombiana que le ejerce el protón.
Determinemos a qué distancia del protón la longitud de onda de de Broglie es igual a
dicha distancia.
Como el campo electrostático es conservativo, la energía mecánica se conserva y la
energía potencial a considerar es la coulombiana; consideraremos al protón con masa
infinitamente grande, de modo que sólo la energía cinética del electrón está involucrada:

1 e2 p2
U  U (r )   , K
4  0 r 2 m0
 E0  K 0  U 0  0
 2 2 p2 1 e2 p2 1 e2
E  K  U  p  1 e  E  E0   0  
 2 m0 4   0 r 2 m0 4   0 r
 2 m0 4   0 r
m0 e 2 h 2  0 h 2 r h 2  0
 p      r
2  0 r p m0 e 2 e m0
h 2  0
   r ,   3,23  10 5 m 1 / 2
e m0

Cuando la distancia al protón es igual a la longitud de onda de de Broglie tenemos


2  0 h 2
  r  r    r  r 2  r    2
 1,04  10 9 m
m0 e
que es un valor cercano al tamaño atómico; esto sugiere que la captura del electrón por
parte del protón se debe a un efecto de “resonancia”.

Difracción de ondas de de Broglie en cristales y ley de Bragg:

En 1912 William L. Bragg y su padre William H. Bragg propusieron, para rayos X


(ondas de radiación e.m.) que inciden sobre un sólido cristalino, un modelo del proceso
de difracción que explica los picos de intensidad en la radiación reflejada o trasmitida
por el cristal. El modelo de Bragg se aplica en general a todas las ondas de de Broglie
(electrones, neutrones, etc.), incluyendo a los fotones de rayos X como caso particular.
Por simplicidad, analizaremos la difracción de ondas armónicas planas en cristales 2-D
(análisis que se generaliza luego fácilmente al caso tridimensional, 3-D). El modelo
considera que cada átomo de un cristal es un centro de dispersión de ondas secundarias
que interfieren, dando lugar a máximos donde su interferencia es constructiva y
mínimos donde es destructiva. Bajo la hipótesis de un cristal infinito (de tamaño muy
grande comparado con la distancia interatómica mínima y con la longitud de onda) la
interferencia es generalmente destructiva salvo en unas pocas direcciones, que en el
modelo de Bragg se identifica como reflexiones de las ondas incidentes en ciertos
“planos atómicos cristalinos”.
El ordenamiento espacial de los átomos de un cristal origina que los átomos estén
localizados sobre planos geométricos separados por distancias d, d’, d”, etc., de modo
que las ondas incidentes se pueden reflejar en ellos de acuerdo con la conocida ley de
Snell de la reflexión; luego, las ondas reflejadas en planos paralelos pueden interferir
entre sí y dar lugar a máximos de interferencia constructiva cuando la diferencia entre
sus caminos ópticos es un número entero de longitudes de onda, condición que se
denomina “ley de Bragg”:

2 d sin   n  (n  1, 2, 3,   N )

Para planos separados una distancia d, el máximo número posible de haces difractados
es n máx ≤ 2 d /  (que es la condición para que  tenga solución real). Si  > 2 d, no
existe proceso de difracción, lo cual es consistente con el hecho de que no es posible
observar detalles de una estructura cuyo tamaño sea menor que la longitud de onda de la
radiación utilizada para observarla.
Las redes planas básicas para formar un cristal sólido 2-D (las llamadas “redes de
Bravais”) son cinco: oblicua, rectangular, rómbica, hexagonal y cuadrada, como se ve
en la figura

En cada punto de una red se puede colocar un átomo, o un grupo-base cualquiera de


átomos o moléculas con idéntica orientación espacial; esto da lugar a todos los tipos de
“cristales” 2-D posibles:
El cristal “mínimo” es la celda convencional de la red de Bravais; los planos de Bragg
de mayor separación posible (llamados “planos principales”) son los que determinan
dicha celda, y su separación es el “parámetro de red”. Los planos principales no son
necesariamente los más densos en número de átomos por unidad de superficie, ya que
eso depende del grupo-base que forma la red.
En un cristal 3-D cuya estructura se conoce, el cálculo del parámetro de red es sencillo.
Sea M la masa molecular gramo de la especie química que forma el grupo-base,  la
densidad del cristal, NA (= 6,0221 x 10 23) el número de Avogadro, m la masa del grupo-
base y V0 =  a3 el volumen de la celda convencional de Bravais (función de uno de los
parámetros de red, en este caso a, y de la constante numérica  que depende de la red);
sea además N0 el número de grupos-base en la celda convencional (por ejemplo, 1 en la
sc, 2 en la bcc, 4 en la fcc, etc.). Así resulta

N0 m N0 M N0 M N0 M N0 M
    V0    a3   a3
V0 V0 N A NA  NA   NA 

P. ej. para ClNa, con estructura cristalina tipo fcc, es N0 = 4,  = 1, M = 5,844 x 10 –2 kg


y  = 2,165 x 10 3 kg/m3, de donde resulta a = 5,639 x 10 –10 m.

Intensidad de los haces de difracción:

La intensidad de los haces difractados depende de la cantidad de centros dispersores que


intervienen y de su eficacia para dispersar es decir, de su “lóbulo de dispersión”, que a
su vez depende del grupo-base atómico. La intensidad relativa de los máximos para una
dada familia de planos de reflexión decrece con el aumento del orden de difracción n;
en efecto, dados d y , la ecuación de Bragg implica que a mayor orden n mayor es el
ángulo  de incidencia, y el lóbulo de dispersión recorta la amplitud de las ondas
incidentes:
Para analizar la intensidad relativa de los máximos de difracción de Bragg, supongamos
tener un cristal con un grupo-base isotrópico y consideremos un haz incidente de rayos
X con polarización plana; el lóbulo de dispersión para la amplitud de la onda
electromagnética es principalmente de tipo dipolar eléctrico, es decir que  = 0 sin,
donde  es el ángulo entre la dirección de dispersión y el eje de polarización (ortogonal
a la dirección de incidencia):

Teniendo en cuenta que en el camino del haz hay N centros dispersores cada uno con
una eficiencia de dispersión proporcional a √ ( es la “sección eficaz de dispersión
elástica”), y que el ángulo de dispersión es 2  (donde  viene dado por la ley de
Bragg), podemos definir una constante de proporcionalidad  y una intensidad de
referencia I0 de modo que

E   N E 0 sin    N E 0 cos ( 2  )
 I   E 2    N 2 E 02 cos 2 ( 2  )  I 0 cos 2 (2  )

 I  I 0 cos (2  )   I 0 cos 2   sin 2 
2

2

 I 0 1  2 sin 2  
2

2 2
2
 n    2 2   2d
 I  I 0 1  2     I  I 0 1  2
n  1  n  
  2 d    2d    

y la intensidad relativa entre máximos consecutivos resulta

2 2
 2 2   2 2 
1  2
n   1  2
n 
In
  2d    2 d 
2 2
I n 1  2    2 
1  ( n  1) 2  1  ( n  1) 
2 d 2
 2 d2 
 

Si  << d se tiene en forma aproximada

2 2 2
In  2 2   2 2
  2 2 2 2   2 
 1  2
n 
 1  2
( n  1)    1  2
( n  1)  2
n   1  2
( 2 n  1) 
I n 1  2 d  2 d   2d 2d   2d 
In 2
  1  2 ( 2n  1)
I n 1 d

El campo de materia de una partícula libre “clásica”:

Sea un partícula libre de impulso p = m v y energía E = m c2 que se desplaza con


rapidez v; su onda de de Broglie asociada es armónica plana. Como el espacio es
i i
(p  r  E t ) [ p  r  E ( p) t ]
m0 v
   (r, t )  A e   A e ; p , E  c 2 p 2  m 02 c 4
2
1 
donde  = v / c. Esta forma no provee información sobre la posición de la partícula
porque contiene funciones monótonamente periódicas (senos y cosenos) de amplitud
constante en todo el espacio. Por otra parte, la velocidad de fase [véase el Apéndice II]
de esta onda es
 ( k )   (k ) E m c 2 c 2  c  c  v 
vf         c   c  porque    1
k k p mv v v   c 

Estos dos hechos (la imposibilidad de localizar a la partícula y la velocidad de fase


mayor que la de la luz) muestran que una partícula “clásica” no puede ser descripta por
una única onda de de Broglie.
En el modelo de ondas de de Broglie, la “localización” del campo de materia se obtiene
por medio de una superposición (interferencia) de ondas para formar un “paquete de
ondas” con resultado no nulo en una región pequeña del espacio, en la que está
localizada la partícula:
i
[ p  r E ( p) t ]
1
 (r, t ) 
2   3/2

( )

A(p) e  d 3p (4)

El factor (2  ћ)3/2 se introduce para ajustar unidades y simetrizar la expresión


matemática (que en cada instante es una “transformación de Fourier” entre las funciones
A y ). Este “paquete” propaga con la velocidad de grupo vg [véase el Apéndice II], o
sea
  (  ) E E ( p ) dE ( p ) p dE ( p )
vg     vg    pˆ
k (  k ) p p dp p dp
pero
dE ( p ) 2 c2 p 2 c 2 p c2m v
E  c 2 p 2  m02 c 4     v
dp 2 c 2 p 2  m02 c 4 2E m c2
y
p mv v
pˆ     vˆ  v g  v vˆ  v
p mv v
Aquí las derivadas se calculan para el valor promedio estadístico de p con función de
peso |A(p)|2, valor identificable con el valor del impulso de la partícula “clásica”.
Vemos que la velocidad de grupo ¡coincide con la de la partícula! Por lo tanto, un grupo
de ondas permite localizar el campo de materia y además propaga con la velocidad de la
partícula, resultando ser la manera adecuada de representar una partícula clásica.
Apéndice I: Ondas planas

Una onda armónica de longitud de onda  y frecuencia  (período T), propaga con el
tiempo t en la dirección del eje coordenado x; esta onda se describe (tanto si es
longitudinal como si es transversal) por la función real de variables reales

   ( x, t )  A0 sin (k x   t   0 ) ó    ( x, t )  A0 cos (k x   t   0 )

donde A0 , 0 (= 0 +  / 2) , k = 2  /  y  = 2   = 2  / T se denominan amplitud,


fase inicial, número de ondas y frecuencia angular y son todas constantes reales
vinculadas por cierta relación  = k vf (k).
En el espacio 3-dimensional las ondas armónicas planas se describen con funciones
seno o coseno ocultas bajo la forma exponencial compleja

i (k  r   t ) i [ k  r   (k ) t ] i0 i
   (r, t )  A e  Ae ( A  A0 e , e  cos   i sin  )

donde llamamos k = 2  /  al número de ondas, k = k ǩ al vector de onda (cuyo módulo


es k por ser | ǩ | = 1) y  = 2   a la frecuencia angular. La constante compleja A tiene
por módulo la amplitud real A0 y por fase la “fase inicial” 0. La función  = (k) se
denomina “relación de dispersión” y en el caso especial de las ondas e.m. en el vacío es
la función lineal  = c k (es decir,   = c).
Para una onda de vector k, los puntos del espacio que en un instante de tiempo t tienen
la misma fase son planos dados por la ecuación k·r –  t + 0 = a’ (constante); en
efecto, para un dado k = k ǩ queda fijado  = (k) y si consideramos un mismo
instante t para todos esos puntos del espacio es  t – 0 = a” (constante), de modo que
resulta la ecuación de un plano: k·r = a (con a = a’ + a” constante). Este es el origen de
la denominación de “onda plana”.
Para dos puntos r y r’ de un mismo plano de fase es k·(r – r’) = k·r – k·r’ = a – a = 0 y
k es ortogonal a todo vector r = r – r’ del plano, o sea, es ortogonal al plano.

Apéndice II: Velocidad de fase y velocidad de grupo

Sea una onda armónica plana que propaga en la dirección del eje x. Si consideramos al
tiempo como variable, un plano de igual fase se mueve con la “velocidad de fase”:

k  r   (k ) t   0  a  , k  k xˆ  k x   ( k ) t   0  a 
d
 k x   (k ) t   0  a   (k x)   (k )
dt
dk dx  (k )
 x  k    ( k )  k v f   (k )  v f 
dt dt k

En el caso 3-dimensional vf es paralelo a k (y ortogonal al plano): vf = vf ǩ. Para las


ondas e.m. en el vacío la velocidad de fase es la velocidad de la luz vf =  / k = c, que es
constante, y por lo tanto  = c k (o sea   = c).
En un modelo de ondas, el único modo de lograr la “localización” de un campo es por
medio de una superposición (interferencia) de ondas para formar un “grupo de ondas” o
“paquete de ondas”, con resultado no nulo sólo en la región del espacio donde está
localizado el campo; si las ondas propagan sólo en la dirección del eje x el “paquete” se
construye como la suma

1 i [ kn x ( kn ) t ] 1 i [ k x ( k ) t ]
 ( x, t ) 
2 
( )
A( k n ) e



2  A(k ) e dk

El grupo de ondas propaga como “envolvente” de las ondas componentes, con una
“velocidad de grupo” diferente a las velocidades de fase de dichas ondas componentes
(cuyos valores en general dependen de k, es decir, de ), tal como ocurre con la luz en
un medio material como el vidrio:

Para calcular la velocidad de grupo sumaremos sólo dos ondas, con números de onda k
+ k y k – k y frecuencias  +  y  –  respectivamente y de la misma amplitud:

A0 i [ ( k  k ) x (   ) t ] A0 i [ ( k k ) x (   ) t ]
 ( x, t )  e ,  ( x, t )  e
2 2

A0  i [ ( k  k ) x (   ) t ] i [ (k  k ) x (  ) t ] 
 ( x, t )   ( x, t )   ( x, t )  e e 
2  
A0  i ( k x   t ) i ( k x   t ) i ( k x   t ) i (  k x   t ) 
 e e e e 
2 
 
A0 i ( k x   t )  i ( k x   t )  i ( k x   t ) 
 e e e 
2 
 
A0 i (k x t ) 2 A0 cos( k x   t ) i ( k x   t )
 e 2 cos( k x   t )  e
2 2
i (k x t ) 2
  ( x, t )  A( x, t ) e , A( x, t )  A0 cos( k x   t )

que es una onda con número de onda k y frecuencia  pero con amplitud no constante
(“amplitud modulada”) A(x,t) que también propaga como una onda. Esta última onda es
una “envolvente” de las dos ondas componentes y la identificamos como el “grupo de
ondas”; por lo tanto, su velocidad de fase será entonces la velocidad de grupo:
2  d d
A( x, t )  A0 cos( k x   t )  v g   v f A   vg    (k )
 k dk dk

donde hemos hecho el paso al límite (k ,  ) → (0 , 0), lo que define la derivada de la
función  = (k). Si bien en este caso la derivada se evalúa en k, en un paquete general
debe evaluarse en el valor promedio de k, a ser determinado por medio de la función
A(k) (más específicamente, por medio de la función |A(k)|2).
En el caso de los “paquetes” 3-dimensionales esta expresión se generaliza a través del
gradiente: vg = ∂(k) / ∂k = ͞Vk (k) = ͞Vk (kx,ky,kz). En el caso especial en que la
dependencia de  con k se produce a través del módulo k = √(kx2+ky2+kz2), como es el
caso de las ondas de de Broglie, resulta
3

v g   k  (k x , k y , k z ) i  1 k i
xˆ i ;    ( k ) , k  k x2  k y2  k z2

3 3
d k d k
 vg  
i 1 dk k i
xˆ i 
dk  k
i 1 i
xˆ i

pero
3 3 3
k 2 ki k k ki 1 k ˆ d ˆ

k i 2 k x2  k y2  k z2
 i
k
 
i 1 k i
xˆ i  
i 1 k
xˆ i 
k k
i 1
i xˆ i 
k
 k  vg 
dk
k

derivada que se evalúa en el valor promedio de k tal como se expresó más arriba.

Apéndice III: Interferencia y difracción de ondas

a) Consideremos el experimento de Young de interferencia con dos ranuras de ancho a


pequeño comparado con la longitud de onda  y separadas una distancia d ( ≥ ):

La diferencia de los caminos ópticos de las ondas que provienen de las ranuras dará
máxima intensidad bajo la condición d sin Mn = n  y dará mínima intensidad bajo la
condición
d sin  mn  (n  1 / 2)  ( n  0, 1, 2, 3,   N)
donde n es un número natural. Sobre la pantalla ubicada a distancia D ( >> d ) de las
ranuras, la posición x ( = D tan) de los máximos y los mínimos viene dada con buena
aproximación por
D D
x M n   M n D  n  , x m n   m n D  n  1 / 2  
d d
El ancho x de las franjas de interferencia corresponde a la diferencia de posición entre
dos mínimos consecutivos, que en el caso de ondas de de Broglie puede expresarse
D Dh h D
x    
d d p mv d
La intensidad del patrón de franjas de interferencia sobre la pantalla es
 d
I  4 I 0 cos 2  donde  sin 

e I0 es la intensidad uniforme con que cada ranura, independientemente de la otra,
ilumina la pantalla.
b) Veamos ahora el patrón de difracción de una única ranura de ancho a ≥ . En este
caso, consideremos la interferencia de ondas secundarias provenientes de las partes
superior e inferior de la ranura:

La posición de los mínimos corresponde a interferencia destructiva; en el primer


mínimo cada onda secundaria de la mitad inferior debe diferir de su correspondiente en
la mitad superior en media longitud de onda, es decir que debe ser (a / 2) sin  =  / 2;
en el segundo mínimo interfieren las ondas de las dos cuartas partes inferiores y de las
dos cuartas partes superiores, y debe ser (a / 4) sin  =  / 2; en general, para el
mínimo de orden m se debe cumplir
 a   
  sin  m  o sea sin  m  m (m  1, 2, 3, )
 2m  2 a
La condición  ≤ a asegura que hay soluciones reales para los mínimos. Podemos
aproximar el ancho del pico máximo central a partir de
 2D
1  con lo cual x  
a a
Finalmente, la distribución de intensidad en la pantalla (obtenida por fasores) es
2
 sin   a
I  I M   donde  sin 
   
donde IM es la intensidad en el pico máximo central.
La posición de los picos de máxima intensidad relativa está, aproximadamente, en el
medio de cada dos mínimos consecutivos:
0 (pico máximo central)

   1 
m    ( m  1, 2 , 3, )
 2
c) Veamos el caso combinado de difracción en dos ranuras que a su vez interfieren; en
esta situación se tiene

y la distribución de intensidad en la pantalla corresponde al patrón interferencia de dos


ranuras, modulado por el patrón de difracción de una ranura:
2
2  sin   d a  d 
I  IM cos    donde  sin  y  sin     
      a 

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