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Al Borde del Abismo.

PRÓLOGO: Alemania, Polonia y las potencias occidentales.


La contienda europea se origina cuando Alemania se apodera del corredor de Danzing.
No obstante, esto no deja de ser un conflicto menor en el que se incluirán más factores.
La invasión alemana de Polonia en el 1939 desencadena en una guerra cuando los
imperios británico y francés, se la declaran a Alemania. Sin embargo, la causa formal
del conflicto se vio enmascarada por este hecho. Realmente, el orden europeo se hallaba
en un momento extraordinario, en un foco de tensiones, arraigadas por las decisiones
tomadas al finalizar la “Gran Guerra”.
El 23 de mayo de 1939 cuando Alemania preparaba la ofensiva contra Polonia, de la
mano de Adolf Hitler, se pudo entrever que la cuestión del corredor de Danzing no era
primordial, ya que, el estallido de este conflicto puede explicarse como un gran
deterioro europeo durante la década de 1930. Los factores de este deterioro están
compuestos por diversos caracteres: económicos, militares (auge de dictaduras),
ideológicos (rivalidades nacionalistas) y otros derivados de los acuerdos de la Sociedad
de Naciones.
Volviendo a la idea central, el conflicto entre Alemania y Polinia se sitúa en un periodo
posterior a la Primera Guerra Mundial. Los países vencedores, fundan la Sociedad de
Naciones y nombran un estado polaco independiente. A este acuerdo, le suman la
posesión del corredor de Danzig, perteneciente al territorio alemán, como principal
puerto para el comercio de importación y exportación polaco. Cabe a destacar que,
después del Tratado de Versalles, firmado en junio de 1919, Polonia no sólo recibe lo
citado anteriormente, si no, también partes importantes de la región industrial de Silesia.
Como acontecimiento final tenemos, La batalla por Varsovia, hecho que salvó al este de
Europa de una cruzada comunista y preservó la independencia de Polonia ante sus dos
peligrosos vecinos, Alemania y la Unión Soviética. Esto cobra especial importancia en
el conflicto posterior, ya que, Polonia lucha para no someterse a sus dos vecinos
fronterizos con expectativas invasivas, Alemania y Rusia.
El deterioro de la relación entre Alemania y Polonia, hizo que Alemania le declarase la
guerra en 1939 debido a que Polonia no se sintió en ningún momento parte del bando
alemán. Antes de ello, la solución de Hitler a la tensión entre los países no era otra que
la cesión de Danzing a Alemania para la extensión fronteriza del país en el este de
Europa. Fue Józef Beck, dirigente Polaco quien intuyó los nervios del otro país a causa
de ello y a finales del mes de noviembre envió la negativa a Alemania sobre la
reincorporación del territorio.
El 3 de abril Hitler ordena los preparativos de “Caso Blanco”, la invasión al estado
Polaco cuyo objetivo era aislarlo. Durante el verano de 1939 Francia y Reino Unido
hicieron público su apoyo a Polonia, de forma que, si Alemania no cesaba en su
ofensiva estos dos países cumplirían con su garantía de apoyo. El mes de agosto y
septiembre fueron época de crisis que condujeron a la contienda mundial, ya que,
anteriormente los dirigentes de los países habían dado sus primeros pasos a la
preparación de este hecho. Finalmente en septiembre de 1939 el conflicto se volvió algo
imparable y Francia y Gran Bretaña declararon conjuntamente la guerra a Alemania
después de los diez dramáticos días entre el pacto germano-soviético firmado la
madrugada del 24 de agosto y la tarde del 3 de septiembre.

Se acaba el tiempo: 24-26 de agosto de 1939.


Tras las negociaciones con la Unión Soviética los alemanes empezaron a moverse hacia
la frontera polaca el 19 de agosto. Las primeras operaciones se hicieron
clandestinamente en la ciudad de Danzing con miembros de las SS. La explicación de
este rápido movimiento, que de haberse producido el 26 de agosto, las tropas Polacas
hubieran estado menos preparadas; se debe a que Hitler tenía esperanza de debilitar el
eje formado por Polonia, Inglaterra y Francia, de forma que, las potencias occidentales
no pudieran hacer nada al respecto. No obstante, Francia y Alemania ya eran
conscientes de los planes alemanes gracias a sus servicios de inteligencia. En el Reino
Unido, el rey Jorge IV tuvo que firmar la Ley de Atribuciones de Emergencia que,
establecía la defensa de Inglaterra al Estado Polaco. Sin embargo, Francia estaba más
divida, ya que, el compromiso con Polonia la suponía una obligación difícil de cumplir.
El Consejo de Defensa Nacional convocada el 23 de agosto en Francia, fue una reunión
dirigida a observar las fuerzas del país para integrarse en el conflicto y tanto Gran
Bretaña como Francia habían acelerado su rearme en 1939, en especial por lo que se
refiere a la aviación. Los tres dirigentes Chamberlain, Halifax y Daladier aceptaron,
frente a la presión pública que la única solución para el desmoronamiento europeo se
alcanzaría por medio de la fuerza. Esta misma opinión pública sobre el compromiso de
Francia e Inglaterra con Polonia y el pacto germano-soviético fue uno de los factores
que determinaron la manera en que Hitler se embarcó en el conflicto. Siempre con la
esperanza de que los dos países incumplieran sus garantías. Por el contrario, en Italia,
aliada de Alemania desde el mes de mayo por el acuerdo entre Hitler y Mussolini,
ocurría algo francamente opuesto. El país no estaba preparado para inmiscuirse en una
contienda, ni desde el carácter armamentístico ni en lo que a persuasión pública se
refiere.
La crisis que surgió el 25 de agosto se debió en gran medida a la incapacidad de Hitler
para entender la diplomacia y la sutileza política, que no había aprendido después de
años de lucha política. A pesar de las medidas tomadas en Berlín como el cierre de
aeropuertos con reglas de excelencia para los diplomáticos extranjeros, el combate se
suspendió. Finalmente el 26 de agosto significó un día decisivo en la capital Alemana
debido al encuentro de Henderson y Hitler, pero el 28 de agosto llegó de la embajada
alemana en Londres noticias que alimentaron aún más la idea de que Hitler habría
podido retractarse si Polonia no luchaba por Danzing.
Polonia en medio: 27-31 de agosto de 1939.
El mes de septiembre en Polonia estuvo marcado por la creencia de potencias
occidentales de que una política de firmeza obligaría a Hitler a echarse atrás. Por ello las
potencias occidentales dejaron abierto el camino a la posible negociación, no como en
los Acuerdos de Múnich, sino en condiciones de igualdad.
Polonia se reafirmaba en el compromiso anglo-polaco, mientras que la situación en
Francia fue distinta. En París se desata el optimismo de cara a la contienda debido a la
debilidad mostrada por Alemania el 26 de Agosto. Una parte de Francia estaban
dispuestos a asumir cualquier cosa con tal de ayudar a Polonia, pero los munichois
franceses, con su portavoz Bonnet lo hacían por la convicción que Hitler estuviera
dispuesto a negociar antes de entrar en el conflicto.
El 27 de agosto se movilizaron las restantes unidades polacas con intención de despejar
de las fronteras occidentales, cuyo fin era proteger las zonas fronterizas. El 29 de agosto
las tropas ocuparon las posiciones avanzadas por el Estado alemán. En Gran Bretaña, el
Ministerio de la Guerra ordenó la movilización de un notable número de soldados del
Ejército de tierra. Este citado optimismo francés también se sufría en otras potencias
occidentales debido a la situación económica alemana con dificultades para costear el
rearme y financiar el comercio exterior. A esto se suma una investigación de los
servicios de inteligencia de la situación política, donde Hitler se enfrentaba a una grave
amenaza política, procedente de la oposición conservadora del Partido
Nacionalsocialista.
El 28 de agosto Hitler confirma el ataque del 1 de septiembre. Esto supone un punto de
partida para el último juego diplomático antes del conflicto, ya que, la carta de Londres
enviada a Hitler que se la fue entregada finalmente el 28 de agosto, decretaba que el
Estado Polaco quedaba en medio, reafirmando que las relaciones germano-polacas
seguían siendo clave, bien para la paz, o para la guerra. El 30 de agosto reina el
pesimismo en el Ministerio de Asuntos Exteriores francés y se empieza a desatar los
rumores de ofensivas aéreas del estado alemán contra Londres, París y Varsovia y el 31
de agosto los rumores se convierten del pesimismo a una nueva ilusión de acuerdo entre
Polonia y Alemania. Finalmente, el 1 de septiembre se invade Polonia y Hitler empieza
los preparativos para un conflicto mayoritariamente de carácter racial. El plan de éste
consistía en simular un falso ataque polaco a la aduana de Hochlinden, el pabellón
forestal de Pitschen y la emisora de radiodifusión de Gleiwitz.
¿Una guerra local o mundial?: 1-3 de septiembre de 1939.
El día que empezó la guerra Hitler Pronunció un discurso breve atribuyendo la culpa a
los polacos por su intransigencia y su agresión final alardeando de sus grandes esfuerzos
para encontrar una solución pacífica. Entre la opinión pública alemana, reinaba la
misma incertidumbre acerca del resultado de Alemania en la guerra. Mientras en
Francia, mayormente en París, seguía habiendo un optimismo público de acuerdo entre
Polonia y Alemania, no obstante, Gran Bretaña se veía incapaz de hacer una
declaración clara de su intención de entrar en guerra.
Francia esperaba que las Fuerzas Aéreas alemanas hicieran lo mismo que estaban
haciendo en Polonia, pese a que la aviación alemana carecía de capacidad para hacerlo.
No existía la intención de ofrecer ayuda militar inmediata a Polonia, sin embargo, el
retraso causado por los gobiernos británico y francés tuvieron más dificultades para
coordinar sus declaraciones de guerra. Las discusiones diplomáticas entre franceses e
ingleses por la organización de la movilización destinada a la defensa de Polonia se
prolongaron hasta el 2 de septiembre.
La situación en Italia era muy convulsa, Mussolini se arrepintió de abandonar el
compromiso con Alemania, y se pusieron en marcha medidas de movilización.
Francia actuaría contra Italia pese a que se había tomado ya la decisión de no intervenir.
El fin de Italia era confundir a los británicos y los franceses y permitir que Alemania
lograrse sus propósitos en Polonia. El 3 de septiembre Hitler consideró la propuesta del
ministerio de asuntos exteriores italiano una oportunidad para aumentar la confusión
entre los estados occidentales y contar con un día más permitiría a las fuerzas alemanas
adentrarse en territorio polaco y capturar el Corredor.
La situación en Berlín envolvía un drama generalizado, los dirigentes alemanes
dudaban de las intenciones de Inglaterra y Francia y Hitler pensaba que el conflicto
jamás llegaría a desarrollarse. Éste ya había sido alertado del ultimátum mediante un
telegrama secreto de la embajada alemana en Londres y un diplomático británico
encontró al intérprete de Hitler, Paul Schmidt visiblemente incómodo mientras leía el
ultimátum. Hitler tenía la perspectiva de un conflicto europeo de gran magnitud que
había esperado eludir pero aun así siempre tuvo la certeza de que sería inevitable.
Chamberlain, por su parte, esperaba que otro tomara la decisión a fin de que ese otro
asumiera también la responsabilidad y si el conflicto tenía un desenlace prejuicioso para
su país, la culpa. Inglaterra iría a la guerra y este hecho a enfureció a Hitler ante la
postura británica, cuya nación estaba dispuesta a luchar y asumir las consecuencias.
Una vez iniciada la guerra general la idea de que las tropas alemanas fueran retiradas de
Polonia era impensable. La declaración de guerra de Francia a Alemania se vivió en
Berlín como un hecho sopesado de que después de la declaración británica Francia haría
lo mismo. La distancia entre ambos ultimátum, tanto británico como francés fue menor
de lo que habían deseado la jefatura militar y el Gobierno franceses. El inicio de la
guerra europea marca la actividad, económica en todo el mundo. La declaración de
guerra francesa se extiende implicando a todo su imperio en suma totalidad. En
Inglaterra la Commonwealth británica hizo que Australia y Nueva Zelanda declararon la
guerra a última hora del día 3 de septiembre, y el Gobierno de la India más tarde.
Francia moviliza a seis millones de soldados alertando a las tropas del Norte de África
de los posibles movimientos de Mussolini. Las tropas alemanas atravesaron el corredor,
cosa que les permitió establecer lazos con la Prusia Occidental y los comandantes
alemanes debido a la situación con las tropas polacas estaban seguros que no les sería
difícil derrotarlas rápidamente, debido a que Francia e Inglaterra no habían pactados
ayudarlas de forma inmediata.

CONCLUSIÓN: ¿Por qué la guerra?


Uno de los puntos clave para entender el estallido del conflicto fue la alianza de apoyo
entre Francia y Gran Bretaña a Polonia con la certeza de que Alemania atacaría a este
país. Esto es el punto de síntesis más sencillo. Bien es cierto que Hitler es el responsable
del conflicto pero, quizá el carácter de éste sea todavía una idea a debatir. Uno de los
puntos que integran este debate, es la idea de si el caudillo alemán pretendía una guerra
mundial o una guerra local contra Polonia y al final terminó por aceptar la primera cuyo
motivo se debe a satisfacer los requisitos comerciales con el fin de seguir alimentando el
desarrollo militar.
En lo que a las otras dos potencias se debe, su papel en la guerra después de ceder a las
ambiciones políticas de Alemania, Italia y Japón fueron las ya citadas, su compromiso
con el estado Polaco. Más allá de las fuerzas empleadas por Inglaterra para que la guerra
no estallase y el miedo en ambos países, de que las fuertes fuerzas alemanas alterase su
modo de vida.
Finalmente, la crisis ante esos días que significaron el preludio inmediato de la
contienda fue un ejemplo característico de un enfrentamiento de alto riesgo. En
Alemania, el marco de la crisis fue la determinación de Hitler de castigar a los polacos
por supuestas transgresiones y la convicción de que los estados occidentales se echarían
atrás. En las capitales anglo-francesas, Londres y París, se examinaba desde otro punto
de vista no para alterar la convicción sino para reafirmarla, respaldando el efecto
disuasorio de que el líder Alemán se echase atrás. La búsqueda de un argumento moral,
provisional y convincente durante la crisis no hizo la guerra totalmente inevitable, pero
sí difícil de evitar.
Hitler siempre se reiteró en que Gran Bretaña y Francia no actuarían en defensa de
Polonia y fue el hecho del estado dividido entre Alemania y la Unión Soviética tras el
pacto clandestino que, ambos países tuvieron que decidir de una manera más formal
cuáles eran exactamente sus objetivos bélicos más allá de satisfacer el honor nacional.

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