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INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL

DOCENTE: SAMUEL GONZÁLEZ


ALUMNA: LESLY VANESSA CAMACHO CRUZ
GRUPO: 1EM1
ESCUELA SUPERIOR DE ENFERMERIA Y
OBSTETRICIA
MATERIA: PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO
TEORÍA DEL APEGO
Según el texto, nos habla de cómo desde la edad primitiva se van
relacionando las personas entre diferentes grupos, la sociedad o bien el
ser humano siempre tiene un lugar en el ser humano porque siempre
trata de socializarse y vincularse con otros individuos.

Es acá comienza la teoría del apego, este tema lo elegí porque puedo
hablar desde mi experiencia, probablemente no desde mi perspectiva si
no desde las de alguien más.

Mi abuelita que claramente ya se encuentra en la etapa de adulto mayor,


ella muestra mucho el apego a sus hijos, pero lastimosamente cada uno
de ellos tomo su propio camino para formar su propia familia, a pesar de
eso tiene un vinculo muy fuerte con ellos y no los ha dejado de querer y
apoyar.

Otro ejemplo es mi otro abuelito, quien tiene sus gallos, les tiene un gran
vinculo afectivo, han estado años con el y siempre ha tratado de
cuidarlos y alimentarlos, tienen su propio espacio, no deja que nadie los
agarre ni los moleste.

Pero como bien dice el texto “En la vejez el apego sigue ejerciendo su
función, pero el problema comienza cuando las sustituciones de objetos
o personas no se encuentran o es más difícil. Paulatinamente el individuo
va siendo consciente de esta realidad y va adquiriendo la noción de finitud
cuando la perspectiva de fin de la vida se coloca en un horizonte cercano.

En este momento, el apego no puede seguir ejerciendo la función


reconocida y se transforma para encontrar otros caminos, uno de los
cuales es el desencadenamiento de crisis depresivas en el individuo, otro
puede ser el de ir apagándose al ritmo de la desaparición de objetos o
personas facilitando la muerte.”

Retomando el ejemplo de mis abuelitos, los dos han llegado a perder ese
vínculo afectivo con lo que mas quieren, y es ahí cuando en la vejez nos
ponemos mas a valorar las cosas, a darles el valor que realmente tienen,
y no lo vemos hasta que envejecemos o hasta que es demasiado tarde.
Es ahí cuando en el envejecer se aplican estrategias cognitivas para
controlar las emociones y es un signo del buen envejecer.

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