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Sicut Manifestum Est Sobre el Privilegio de la pobreza de Clara y sus Hermanas

. SICUT MANIFESTUM EST .


Carta Apostólica

Sobre el privilegio de la pobreza de Santa Clara1 y sus Hermanas

Del Sumo Pontífice


Inocencio III
Obispo siervo de los siervos de Dios

A las amadas hijas en Cristo, Clara y demás siervas de Cristo


de la iglesia de San Damián, en Asís, tanto presentes como futuras,
que han profesado la vida regular, para siempre.

§1. Como es manifiesto, deseando consagraros únicamente al Señor, renunciasteis a todo deseo
de cosas temporales; por lo cual, vendidas todas las cosas y distribuidas a los pobres, os proponéis no
tener posesión alguna en absoluto, siguiendo en todo las huellas de Aquel que por nosotros se hizo
pobre, camino, verdad y vida. Ni os hace huir temerosas de un tal propósito la penuria de cosas, por -
que la izquierda del Esposo celestial está bajo vuestra cabeza para sostener las flaquezas de vuestro
cuerpo, que, con reglada caridad, habéis sometido a la ley del espíritu. Finalmente, quien alimenta las
aves del cielo y viste los lirios del campo, no os faltará en cuanto al sustento y al vestido, hasta que,
pasando Él, se os dé a sí mismo en la eternidad, cuando su derecha os abrace más felizmente en la
plenitud de su visión.

§2. Por consiguiente, tal como nos lo habéis suplicado, confirmamos con el favor apostólico
vuestro propósito de altísima pobreza, concediéndoos, por la autoridad de las presentes Letras, que
no podáis ser obligadas por nadie a recibir posesiones.

Y si alguna mujer no quisiera o no pudiera observar este propósito, que no conviva con voso-
tras, sino que sea trasladada a otro lugar.

§3. Decidimos, por consiguiente, que a nadie en absoluto sea lícito perturbar temerariamente o
molestar con cualquier tipo de vejación ni a vosotras ni a vuestra iglesia. Así, pues, si en el futuro al-
guien, eclesiástico o seglar, conociendo esta página de nuestra confirmación y constitución, intentase
contravenirla temerariamente, y si, amonestado por dos o tres veces, no reparare su culpa con una
conveniente satisfacción, sea privado de la dignidad de su poder y de su honor y sepa que es reo del
juicio divino por la iniquidad perpetrada, y sea apartado del sacratísimo cuerpo y sangre del Dios y
Señor, nuestro Redentor, Jesucristo, y en el juicio final sea severamente sometido a castigo. La paz de
nuestro Señor Jesucristo sea con todas vosotras y con cuantas en este mismo lugar conservan el amor

1
Canonizada hasta 1255.

I
Sicut Manifestum Est Sobre el Privilegio de la pobreza de Clara y sus Hermanas

en Cristo, de modo que ya aquí perciban el fruto de las buenas obras y encuentren ante el juez severo
los premios de la paz eterna. Amén

Dado en el año de la Encarnación de Nuestro Señor 1216.

INNOCENTIUS PP. III

II

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