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NUEVAS TECNOLOGIAS 2

La óptica adaptativa es una técnica empleada desde hace décadas por los astrónomos para corregir
la distorsión causada por la atmósfera en las imágenes que captan los telescopios. En los últimos
años, ha alcanzado un enorme nivel de madurez.

Eso ha abierto la puerta a emplearla con otros fines que impliquen enviar o recibir luz del espacio.
Uno de ellos es la posibilidad de monitorizar la basura espacial, así como la de desviar objetos en
órbita mediante haces láser.

En el año 1953 un astrónomo llamado Horace W. Babcock (1912-2003) tuvo una idea: Eliminar las
turbulencias atmosféricas para tener una visión del universo más nítida sin salir de nuestro planeta.
Pero con la tecnología de aquella época, ese proyecto era inalcanzable, descabellado e ilusorio por
lo que aquello estaba más cerca de la fantasía que de la realidad. Loco, descerebrado, mentecato…
Es lo que seguramente le dijeron sus colegas cuando les contó su idea.

A día de hoy, 63 años más tarde de aquella idea, les puedo afirmar que no solo somos capaces de
corregir las turbulencias atmosféricas sin salir de nuestro planeta, sino que también lo podemos
hacer en tiempo real. Esto quiere decir que podemos medir la influencia de las turbulencias
atmosféricas en un instante dado, aplicar una correción, volver a medir en el instante siguiente y
reajustar para adaptar el sistema a las nuevas condiciones. A esto se le conoce como óptica
adaptativa y ha revolucionado las observaciones basadas en tierra.

Se ha avanzado mucho desde que en 1989 el ESO (Observatorio Europeo Austral) comenzara con
sus primeras pruebas de óptica adaptativa. Y el mecanismo de funcionamiento es muy sencillo: solo
necesitamos una estrella virtual que obtendremos mediante un láser que emite una longitud de
onda determinada que hace brillar los átomos de sodio de la atmósfera cuando el haz láser pasa
sobre ellos. Cuando analicemos la luz procedente de esa estrella virtual, tendremos un patrón muy
determinado de las turbulencias atmosféricas en cada instante.

Ahora viene lo complicado: eliminar las turbulencias. ¿Cómo se procede? Estarán de acuerdo
conmigo que eliminar parte de la atmósfera es complicado, así que no nos queda otra opción que
modificar la óptica cada vez que las condiciones atmosféricas cambien, tomando como patrón el
obtenido tras el análisis de la estrella virtual en cada instante. Y por eso este método se llama óptica
adaptativa (y no destrucción parcial de la atmósfera).
Para llevar a cabo esa adaptación de la óptica la opción más sencilla sería tener una rueda con
diferentes espejos y dependiendo de la turbulencia existente, cambiarlo por el que mejor se adapte.
Pero como verán, esto conlleva tres inconvenientes fundamentales, además de otros muchos otros.
A saber:

Se debería de tener una gran cantidad de espejos para cubrir las necesidades observacionales que
nos presenten los patrones de turbulencias.

Si un espejo de telescopio ya es caro de por sí, el precio aumentaría con la cantidad de espejos
que quisiéramos disponer.

Al cambiar un espejo por otro junto a las correspondientes pruebas de posicionamiento, se


perdería un valiosísimo tiempo de observación.

Descartando esa idea, lo que se está llevando a cabo es crear espejos deformables sostenidos sobre
una estructura controlada por ordenador que es la que se encarga de ajustar las variaciones en todo
el espejo y adaptarla a las condiciones que presentan las turbulencias. La última novedad de esta
técnica la presentó esta misma semana el ESO con un sistema que en lugar de generar una estrella
virtual, genera cuatro con un sistema llamado 4LGSF (Four Laser Guide Star Facility), aumentando
así la fiabilidad de la corrección.

Yendo a un plano más terrenal, la óptica adaptativa se correspondería, por ejemplo, con el hecho
de tener unas gafas que emitiesen un laser que iluminara el fondo de una piscina y dependiendo de
cómo recibiéramos el punto del láser, las lentes de nuestras gafas se deformarían para ver el fondo
de la piscina de una forma nítida. Si por ejemplo, alguien se tirase a la piscina, nuestras gafas
corregirían en tiempo real el efecto de las olas producidas por el chapuzón para que siguiéramos
viendo nítidamente el fondo.

Lo bueno de todo esto es que la óptica adaptativa no se ha limitado al campo de la astronomía, sino
que, por ejemplo, en oftalmología han utilizado estas técnicas para examinar la retina evitando de
esta forma las propias aberraciones del ojo humano, pudiendo hacer un análisis con una nitidez
nunca antes vista, y con todo lo que eso conlleva para una buena calidad de vida. Así que, aunque
todavía no tengamos la visión de rayos X de superman o las gafas para ver el fondo de la piscina, ya
podemos asomarnos al universo desde la Tierra y apreciarlo como si estuviéramos en el espacio.

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