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Aplicaciones de la geometría analítica

Existen variadas aplicaciones de la geometría analítica en distintos ámbitos


de la vida diaria. Por ejemplo, podemos encontrar la parábola, uno de los
elementos fundamentales de la geometría analítica, en muchas de las
herramientas que se utilizan cotidianamente en la actualidad. Algunas de
estas herramientas son las siguientes:

Antena parabólica

Las antenas parabólicas cuentan con un reflector generado como


consecuencia de una parábola que gira sobre el eje de dicha antena. La
superficie que se genera como resultado de esta acción lleva por nombre
paraboloide.

Esta capacidad del paraboloide es denominada propiedad óptica o


propiedad de reflexión de una parábola, y gracias a esta es posible que el
paraboloide refleje las ondas electromagnéticas que recibe del mecanismo
de alimentación que compone a la antena.

Puentes colgantes
Cuando una soga sostiene un peso que
es homogéneo pero que, a la vez, es
considerablemente mayor al peso de la
propia soga, el resultado será una
parábola.

Este principio es fundamental para la


construcción de puentes colgantes, que
suelen estar sostenidos por amplias estructuras de cables de acero.

El principio de la parábola en puentes colgantes ha sido utilizado en


estructuras como el puente Golden Gate, ubicado en la ciudad de San
Francisco, en Estados Unidos, o el Gran Puente del Estrecho de Akashi, que
se encuentra en Japón y une la Isla de Awaji con Honshū, isla principal de
ese país.

Análisis astronómico

La geometría analítica también ha tenido usos muy concretos y


determinantes en el ámbito de la astronomía. En este caso, el elemento de
la geometría analítica que toma protagonismo es la elipse; la ley del
movimiento de los planetas de Johannes Kepler es reflejo de ello.

Kepler, matemático y astrónomo alemán, determinó que era la elipse la


curva que se ajustaba mejor al movimiento de Marte; previamente había
probado el modelo circular propuesto por Copérnico, pero en medio de sus
experimentaciones, dedujo que la elipse servía para dibujar una órbita
perfectamente similar a la del planeta que estudiaba.

Gracias a la elipse, Kepler pudo afirmar que los planetas se movían en


órbitas elípticas; esta consideración fue el
enunciado de la llamada segunda ley de
Kepler.

A partir de este descubrimiento, enriquecido


más adelante por el físico y matemático
inglés Isaac Newton, fue posible estudiar los
movimientos orbitacionales de los planetas, y
aumentar el conocimiento que se tenía sobre
el universo del que formamos parte.

Telescopio Cassegrain

El telescopio Cassegrain lleva su nombre en honor a su inventor, el físico de


origen francés Laurent Cassegrain. En este telescopio se utilizan los
principios de la geometría analítica porque está compuesto principalmente
por dos espejos: el primero es de forma cóncava y parabólica, y el segundo
se caracteriza por ser convexo e hiperbólico.

La ubicación y naturaleza de estos espejos permite que el defecto conocido


como aberración esférica no tenga lugar; este defecto impide que los rayos
de luz se reflejen en el foco de un lente determinado.

El telescopio Cassegrain es muy útil para la observación planetaria, además


de ser bastante versátil y sencillo de manejar.

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