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El valor de las personas, una vida y objetivos propios

Anna fue concebida para intentar salvar a Kate, motivo por el cual desde que
nació no ha parado de estar sometida a pruebas para conseguir sanar a su hermana
mayor. Su madre es una antigua abogada defensora que se ve obligada a volver al
tribunal cuando su hija Anna de once años demanda a sus padres para obtener la
“emancipación médica” ya que su vida ha girado únicamente de como intentar salvar
la vida de su hermana, quien padece cáncer desde muy pequeña. A lo largo de su
vida, Anna ha pasado por varias cirugías para ayudarla hasta que se ve forzada a
donar un riñón luego que la salud de su hermana Kate vuelve a recaer. Anna se niega
argumentando que ya está cansada de pasar su vida en el hospital sin estar enferma,
además que quiere tomar decisiones sobre su propio cuerpo y llevar una vida normal,
acto del que tiene todo derecho, pues es un ser viviente e independiente en cuanto a
cómo vivir se refiere.

Anna ama a su hermana Kate, no tiene resentimiento hacía ella y eso es lo que
la pone en situación de incertidumbre todo el tiempo; pero, por otra parte, sufre una
profunda crisis de identidad al sentir que vino al mundo sólo para ayudar a su
hermana, como misión en la vida, lo que le impide ser simplemente Anna. Sumado a
esto están las dudas que le generan los sentimientos de sus padres hacia ella que, si
bien son realmente cariñosos, la exponen a situaciones de peligro y de abuso médico
para ayudar a su primogénita. “¡La gente dona sus riñones hasta a extraños!”, le grita
su madre exasperada durante el juicio. Lo paradójico es que su hermana, que depende
de la buena voluntad de Anna, la apoya y se disculpa con ella: “Lamento haber
dejado que te lastimaran“.

Kate lo que quería era que dejaran a su hermana Anna en paz y que a ella la
dejaran morir tranquila para que se acabara por fin el dolor y el sufrimiento, porque
sabía que hicieran lo que hicieran jamás estará del todo curada y que su vida no iba a
ser duradera. La familia decide aceptar su decisión de dejarla morir y hacer de sus
últimos momentos los mejores. La madre termina aceptándolo con resignación
sabiendo que hizo lo posible por su hija.

Anna nunca tuvo oportunidad de elegir qué hacer con su vida, literalmente no
tenía objetivos ni metas, no más que las que sus padres le impusieron para hacer con
ella lo que ellos no podían. Todo ser humano pensante y lógico ha de tener el derecho
de vivir su vida cómo mejor le parezca, desarrollar su personalidad, fijar sus valores y
autoconocerse… Anna no tuvo esas oportunidades antes, no hasta que su familia se
resignó y dejaron vivir y ser felices a cada integrante.

Este mundo está en constante cambio hacia el conocimiento y uno de ellos son los
avances científicos en mejora de la calidad de vida de todos los humanos, todos los
días surgen nuevos descubrimientos creando curas para enfermedades, buscando
formas de vivir en sociedad. ¿Por qué crear un ser humano por método artificial y
emplearlo como cura de otro? ¿Cuál es el valor de la dignidad humana? ¿Amor o
maltrato? ¿Cuál es el valor del verdadero amor? ¿Será la posición más fácil o más
difícil de solucionar en la vida?

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