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La vuelta al mundo en 10 símbolos

IRENE HERNÁNDEZ. VELASCO


LUIS PAREJO (ILUSTRACIONES)

 Forman parte de nuestro modo de comunicarnos como si hubieran


estado con nosotros desde siempre y, en efecto, así es

 Antiguos en su mayoría, y algunos del siglo XX, nuestros signos


forman parte de nuestra historia

Vivimos rodeados de símbolos, de miles y miles de símbolos. Esto que


está usted leyendo, sin ir más lejos, no es más que una sucesión de signos,
cada uno de los cuales simboliza un sonido hasta componer sílabas,
palabras, frases, párrafos... Hace 600.000 años los seres humanos
comenzaron a emitir los primeros sonidos y adquirieron el lenguaje oral
pero, muchos antes, ya se comunicaban a través de garabatos, diseños y
dibujos, algunos de los cuales se popularizaron hasta acabar convertidos en
símbolos. Son, pues, tan antiguos como la humanidad y, además, no dejan
de aumentar. Detrás de cada símbolo hay una historia, muchas veces
fascinante. Les contamos el origen de algunos de los signos más famosos
de nuestros tiempos.

SMILEY
La carita amarilla con dos ojos y una sonrisita pintados sobre ella es
hoy un símbolo omnipresente, un dibujo que significa alegría y que internet
y las redes sociales han convertido en hegemónico. Según datos de la
compañía SwiftKey, con sede en Londres, cada día se envían más de mil
millones de iconos de la gran familia de los emoticonos, y el 45% de ellos
(4.500 millones diarios) son de caritas felices.
Sin embargo, el origen de este símbolo universal no está del todo
claro. Todo indica que los primeros smileys surgieron a principios de la
década de los 60, cuando la cadena de radio de Nueva York WMCA puso en
marcha, en 1962, un concurso en el que quienes respondían correctamente
a una pregunta recibían como premio una camiseta con una carita feliz
estampada en la parte delantera. En 1963, un programa estadounidense de
televisión dirigido a los niños, The Funny Company, adoptó ese símbolo
como logotipo.
Ese mismo año, Harvey Ball, un diseñador gráfico de Massachusetts,
también en Estados Unidos, recibió el encargo de crear el logotipo de una
compañía de seguros local. Se sacó de la manga el smiley y recibió por su
creación un solo pago de 45 euros. Nunca registró el logo, lo que explicaría
su enorme difusión por todo Estados Unidos primero y el resto del mundo
después.
Pero otras fuentes señalan a un periodista francés, Franklin Loufrani,
como padre de este famoso icono que perdura hasta nuestros días. Loufrani
trabajaba en el periódico France Soir cuando el director del mismo, Pierre
Lazareff, le pidió a principios de los años 70 que desarrollara una campaña
para tratar de transmitir a los lectores un poco de optimismo en medio de
las malas noticias que suelen poblar las páginas de los diarios y, así,
aumentar el número de lectores.
A Loufrani se le ocurrió entonces la siguiente idea: que los reportajes
con un contenido positivo fueran acompañados de una carita feliz. El 1 de
octubre de 1971, el logotipo, bautizado ya como Smiley, fue debidamente
registrado en el Instituto Nacional Francés de la Propiedad Industrial. Un
año después, el reportero Loufrani puso en marcha una empresa a la que
bautizó del mismo modo, Smiley, propietaria en más de 100 países de todos
los derechos comerciales relacionados con el logotipo de la carita feliz.

EL INFINITO

El ocho tumbado es un símbolo de origen antiguo, que aparece, por


ejemplo, en la cruz de San Bonifacio (muerto en el año 754). Pero el honor
de haber sido el primero en emplear este signo con su sentido matemático,
de algo que no tiene fin, corresponde al matemático británico John Wallis.
Fue el primer científico del mundo en utilizar, allá por el año 1655, un ocho
tumbado para representar el infinito en su obra De sectionibus conicis.
Wallis jamás dio ninguna explicación sobre los motivos que le habían
llevado a la elección de ese símbolo para representar el infinito. Sin
embargo, muchos especulan con que pudiera ser una deformación del
símbolo que se empleaba en el imperio romano para indicar el valor 1.000,
un número asociado a cantidades gigantescas, enormes.
Aunque entre los romanos la forma habitual de representar el número
1.000 era a través de la M mayúscula, la letra inicial de dicha palabra,
originariamente esa cantidad se representaba con las grafías CI ó C, que
podrían haber variado hasta generar el ocho tumbado. Otros, sin embargo,
consideran que Wallis podría haberse inspirado en la omega, la última letra
del alfabeto griego, intentando de ese modo expresar que el infinito sería
siempre el último número de cualquier serie. Pese a todo, el símbolo del
infinito de Wallis no comenzó a emplearse sistemáticamente hasta el siglo
XIX.

ARROBA

La más antigua referencia que se conoce de este símbolo es de tipo


religioso y aparece en un traducción búlgara de una crónica escrita en
griego por Constantinos Manasses en 1345. El manuscrito, que se conserva
en la Biblioteca Apostólica Vaticana, muestra una arroba en lugar de la letra
alpha (A) en la palabra Amén. Pero se desconoce el motivo por el que fue
empleada.
El profesor de Historia de la Ciencia Giorgio Stabile, de la Universidad
romana de La Sapienza, sostiene haber encontrado pruebas de que, ya en
el siglo VI, los mercaderes venecianos utilizaban este signo gráfico -que
desde hace décadas se emplea para componer las direcciones de correo
electrónico- para representar un ánfora, una medida de peso o capacidad
que entonces se empleaba.
De hecho, hasta hace poco, los españoles y los portugueses usaban
normalmente la arroba como medida equivalente a entre 12 y 15 kilos de
peso y entre 10 y 16 litros de capacidad. El término arroba se emplea en
España desde al menos el año 1088 y procedería, según todos los indicios,
de la palabra árabe ar-Rub, que indicaba una cuarta parte de un antiguo
quintal.
Otra teoría sostiene que el símbolo de la arroba sería obra de unos
monjes medievales, que empezaron a utilizar el signo para abreviar la
locución latina ad (que significa hacia, en torno a) cuando iba junto a un
número, a fin de ahorrar tiempo, espacio y tinta.
Cuando, en 1971, el programador informático estadounidense Ray
Tomlinson inventó el primer sistema de correo electrónico, buscaba un
símbolo para separar el nombre de la persona del correspondiente al
servidor, un símbolo que estuviese en todos los teclados pero que no
apareciera en los nombres propios de las personas ni en los de las
empresas ni de los servidores. Y encontró que la arroba era su mejor
opción, dado su uso comercial, pues desde 1885 algunas máquinas de
escribir ya la incluían en sus teclados.

FEMENINO

La representación de lo femenino consiste en un círculo con una


pequeña cruz bajo él. Su origen se remonta a la Antigüedad tardía, al
periodo de transición entre la Antigüedad clásica y la Edad Media, y se
empleaba para representar al planeta Venus, asociado tradicionalmente a la
feminidad. De hecho, la grafía de ese símbolo hacía alusión al espejo de
Venus, la diosa griega del amor, la belleza y la fecundidad. Además,
también se representa de ese mismo modo el símbolo alquímico del cobre,
el material con el que estaban hechos la mayoría de los espejos en la
antigua Grecia. Desde los años 70 y, sobre todo en la década de los 90, las
lesbianas emplean dos símbolos femeninos entrelazados como símbolo del
amor entre mujeres.

MASCULINO

La representación de la masculinidad consiste en un círculo del que


emerge una flecha y es, además, el símbolo astrológico que representa al
planeta Marte. En la mitología romana, Marte era el dios de la guerra y de la
agricultura, la trasposición (con menos atributos negativos) de Ares, el dios
que para los griegos representaba la guerra, la brutalidad y la violencia.
El símbolo de Marte representaría el escudo y la lanza de ese dios, al
que ya los primeros astrónomos de Mesopotamia asociaban con el fuego y
la guerra, posiblemente por su color rojo. En química, por su parte, ese
signo representa el hierro. En zoología y botánica, los signos de Venus y
Marte se utilizan para representar el género masculino y el femenino desde
1751, cuando fueron adoptados por el médico, botánico y zoólogo sueco
Carl Linnaeus, creador del sistema moderno de clasificación de los seres
vivos. Los gays, por su parte, emplean dos signos masculinos enlazados
para representar las relaciones homosexuales entre hombres.

DÓLAR

Respecto a la representación del dólar, las teorías que tratan de


explicar por qué demonios el dólar se representa con una S atravesada por
dos rayas verticales son varias. Una de las más conocidas asegura que, en
1792, cuando el dólar se convirtió en moneda oficial de los Estados Unidos,
se acuñó a imagen y semejanza del real de a ocho español, conocido
también como spanish dollar y la primera moneda de curso mundial de la
historia.
En ese real de a ocho aparecían las dos columnas de Hércules
engalanadas con una cinta en la que se podía leer la palabra Plus Ultra. La
estilización de la imagen de esa cinta habría dado lugar a representarla a
través de una S, y las dos columnas herculianas habrían acabado siendo las
dos rayas verticales que atraviesan esa letra y conforman, al cabo, el
símbolo.
Otra teoría apunta a que, durante el periodo colonial, los españoles
marcaban con una S los cargamentos de oro. Cuando estos llegaban a
puerto, esa S era atravesada por una raya vertical. Y cuando
desembarcaban en España, se añadía una segunda raya.
Sin embargo, la interpretación más aceptada sobre el origen del
símbolo del dólar -respaldada incluso por la Oficina de Grabado e Impresión
de Estados Unidos- es que procede de los reales de plata españoles, una
moneda que empezó a circular en Castilla en el siglo XIV y que fue la base
del sistema monetario español hasta mediados del siglo XIX. Los reales
eran conocidos en España por las siglas PS pero, poco a poco, la P fue
perdiendo peso hasta que de ella sólo quedó el palo, esto es, la barra
vertical. Y esta acabó, con el tiempo, superponiéndose a la S.
EURO

El alemán Arthur Eisenmenger, el que fuera jefe de diseño gráfico de la


Unión Europea, es el autor de los principales iconos de esa organización.
Tanto la bandera como el viejo símbolo de la Comunidad Europea son
suyos. Sin embargo, no se sabe a quién pertenece el símbolo del euro.
Cuando se decidió poner en circulación la llamada moneda única,
Bruselas recibió 32 propuestas sobre el diseño que debía adoptar. La
Comisión Europea sentenció entonces que se trataba de un asunto
puramente interno, así que en ningún momento informó sobre qué
diseñadores habían presentado proyectos ni en qué consistían estos. Por no
saber, no se sabe ni siquiera quienes fueron los cuatro expertos que
decidieron el diseño vencedor. Las sospechas apuntan a que el padre del
símbolo del euro habría sido el diseñador belga Alain Billiet, pero son sólo
sospechas. Y el misterio continúa.

PAZ

El símbolo que sirve al Planeta Tierra para representar la paz fue


creado en 1958 por el diseñador pacifista británico Gerald Holtom como
logo de desarme nuclear. Se usó en varias marchas y campañas a favor del
desarme nuclear y también en las protestas contra la guerra en Vietnam.
A partir de ahí, se hizo popular en todo el mundo como un símbolo de
paz. Holton aseguró haberse inspirado para componer ese signo en el
alfabeto semáforo, el sistema de comunicación de la Organización Marítima
Internacional en el que se utiliza la posición de los brazos para representar
cada letra del alfabeto. El diseño es una combinación de las letras N (dos
brazos abiertos apuntando hacia abajo en un ángulo de 45 grados) y D (un
brazo levantado sobre la cabeza) del alfabeto del semáforo, que componen
el acrónimo en inglés de nuclear disarmament (desarme nuclear).
ANARQUÍA

Se desconoce el origen del símbolo de la anarquía. Se sabe, eso sí, que


la A es por Anarquía (palabra que comienza por esa letra en la mayoría de
las lenguas) y que el círculo que la encierra representa la unidad y el orden.
Así que lo que hace ese símbolo es gritar a los cuatro vientos la máxima de
Pierre-Joseph Proudhon, uno de los padres del pensamiento anarquista: "La
anarquía es orden". Este símbolo parece haber existido incluso antes de la
Guerra Civil Española y fue adoptado como logo por la Alliance Ouvrière
Anarchiste (AOA), la organización ácrata fundada en 1956 en Bruselas.

RIESGO

Este símbolo sirve para identificar sustancias biológicas (desechos


médicos, microorganismos, virus, tóxicos, agujas hipodérmicas, etc.) que
pueden entrañar un riesgo para la salud de las personas o de otros
organismos vivos. Fue creado en 1966 por el ingeniero medioambiental
estadounidense Charles Baldwin para la Compañía Química Dow, la
multinacional en la que trabajaba.
Baldwin se había percatado de que había varias señales que trataban
de alertar sobre el peligro de material biológico, pero que muy pocos
conocían. Puso en marcha un equipo con el objetivo de crear una señal
estandarizada que pudiera ser fácilmente reconocible por todo el mundo.
"La única indicación que les di es que teníamos que crear un símbolo
único, que no se confundiera con otros, y con la suficiente fuerza como para
que la gente lo recordara", señalaría años después Baldwin, quien también
tenía muy claro que tenía que ser un signo sin significado alguno, lo que
permitiría formar a la gente sobre lo que encarnaba. Y a la vista del
resultado, parece que lo consiguió.

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