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Cláusulas distributivas

Llamo cláusulas distributivas, alternativas o enumerativas, aquellas en que se contraponen


acciones distribuidas entre varios agentes, lugares, tiempos; o se presentan varias
suposiciones que recíprocamente se excluyen; o se enumeran las varias fases de un hecho;
sentidos diferentes, que reunimos aquí, porque se exprimen muchas veces por unos mismos
medios gramaticales.

Las suposiciones alternativas se indican naturalmente por la conjunción o, o por un verbo en


el modo optativo: «No pudieron curarle los médicos, o porque fueron llamados tarde, o
porque no conocieron la enfermedad»; lo que suele variarse diciendo, «Sea porque fueron...
sea porque no conocieron»; o «Sea que fueron... sea que no conocieron». Pueden también
combinarse ambos medios: «O fuese que se habían consumido las provisiones, y no había
esperanzas de recibirlas de afuera, por la fuerza y vigilancia de los sitiadores, o fuese que
después de tantos meses de sitio comenzase a desfallecer el ánimo de la guarnición, se
determinó al fin», etc. Puede asimismo suprimirse el verbo de la segunda frase optiva: «O
fuese que se habían consumido... o que comenzase». Y en todos casos es arbitrario callar o
expresar la conjunción o en el primer miembro, o si hay muchos, en todos menos el último.
Finalmente, en lugar de o se emplea también la frase conjuntiva o bien; y si en ésta se calla
la conjunción se revestirá de su fuerza el adverbio: «Bien fuese la edad, bien el rigor de la
disciplina lo que había debilitado sus fuerzas».

Las enumeraciones y distribuciones se expresan naturalmente por medio de los adjetivos


uno, otro, y de varias palabras o frases que pueden hacer este oficio sin salir de su acepción
propia: «Unos cantaban, otros tañían diversos instrumentos, otros bailaban»; «En una parte
se oían tristes lamentos, en otra desesperadas imprecaciones»; «Parte venían armados de
espadas y lanzas, parte solamente de palos y piedras, parte inermes»; «Perecieron casi
todos; parte a filo de espada; parte a manos del hambre y de la miseria»; «Cerca sonaban
las voces de los combatientes; lejos se reiteraban los lelilíes agarenos» (Cervantes).

Pero además de estos medios naturales y comunes, hay otros más expresivos,
suministrados por palabras demostrativas e interrogativas.

«¿No has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y
pontífices, caballeros, damas y otros diversos persona jes? Uno hace el rufián, otro el
embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el discreto, otro el enamorado simple, y
acabada la comedia, y desnudándose de los vestidos de ella, todos los recitantes quedan
iguales» (Cervantes). «Quiénes viajaban a pretender beneficios, quiénes se encaminaban a
recibir su educación en el colegio de Bolonia, quiénes militaban en los tercios», etc.
(Navarrete, citado por Salvá). «Hombres y mujeres, viejos y niños, fueron desorejados o
desollados vivos; a quiénes hacía quitar el cutis de los pies y caminar sobre vidrios o
guijarros; a quiénes mandaba coser espalda con espalda; a quiénes hacía mutilar de uno o
dos miembros o de las facciones del rostro» (Baralt y Díaz). «Descubrieron los rostros
poblados de barbas; cuáles rubias, cuáles negras, cuáles blancas, y cuáles albarrazadas»
(Cervantes). «Vieron un abrigo que podía llamarse puerto, y en él hasta diez o doce bajeles;
dellos chicos, dellos medianos, y dellos grandes» (Cervantes): parte de ellos. «El
campamento presentó luego una escena de espantosa confusión, donde todos,
exagerándose el peligro, corrían desolados y sin saber a qué punto; cuáles, como valerosos,
para hacer frente al mal, cuáles, como cobardes, para evitarlo huyendo» (Baralt y Díaz).
«Éste la maldice y la llama antojadiza, varia y deshonesta; aquél la condena por fácil; tal la
absuelve y perdona, y tal la vitupera, uno celebra su hermosura, otro reniega de su
condición, y en fin, todos la deshonran y todos la adoran» (Cervantes). «Cuál buscaba al
amanecer entre los montones de muertos horrendamente heridos o mutilados el cadáver de
un padre; quién el de un hijo o de un hermano; aquélla el de un esposo o de un amante;
otros los de sus amigos o protectores» (el duque de Rivas). «Aquí se queja un pastor, allí se
desespera otro, acullá se oyen amorosas canciones» (Cervantes).

«Aquí se pelea

por la espada, allá por el caballo».

«El araucano ejército revuelto

Por acá y por allá se derramaba».

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