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Pero además de estos medios naturales y comunes, hay otros más expresivos,
suministrados por palabras demostrativas e interrogativas.
«¿No has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y
pontífices, caballeros, damas y otros diversos persona jes? Uno hace el rufián, otro el
embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el discreto, otro el enamorado simple, y
acabada la comedia, y desnudándose de los vestidos de ella, todos los recitantes quedan
iguales» (Cervantes). «Quiénes viajaban a pretender beneficios, quiénes se encaminaban a
recibir su educación en el colegio de Bolonia, quiénes militaban en los tercios», etc.
(Navarrete, citado por Salvá). «Hombres y mujeres, viejos y niños, fueron desorejados o
desollados vivos; a quiénes hacía quitar el cutis de los pies y caminar sobre vidrios o
guijarros; a quiénes mandaba coser espalda con espalda; a quiénes hacía mutilar de uno o
dos miembros o de las facciones del rostro» (Baralt y Díaz). «Descubrieron los rostros
poblados de barbas; cuáles rubias, cuáles negras, cuáles blancas, y cuáles albarrazadas»
(Cervantes). «Vieron un abrigo que podía llamarse puerto, y en él hasta diez o doce bajeles;
dellos chicos, dellos medianos, y dellos grandes» (Cervantes): parte de ellos. «El
campamento presentó luego una escena de espantosa confusión, donde todos,
exagerándose el peligro, corrían desolados y sin saber a qué punto; cuáles, como valerosos,
para hacer frente al mal, cuáles, como cobardes, para evitarlo huyendo» (Baralt y Díaz).
«Éste la maldice y la llama antojadiza, varia y deshonesta; aquél la condena por fácil; tal la
absuelve y perdona, y tal la vitupera, uno celebra su hermosura, otro reniega de su
condición, y en fin, todos la deshonran y todos la adoran» (Cervantes). «Cuál buscaba al
amanecer entre los montones de muertos horrendamente heridos o mutilados el cadáver de
un padre; quién el de un hijo o de un hermano; aquélla el de un esposo o de un amante;
otros los de sus amigos o protectores» (el duque de Rivas). «Aquí se queja un pastor, allí se
desespera otro, acullá se oyen amorosas canciones» (Cervantes).
«Aquí se pelea