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EPOPEYA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Una epopeya es un relato o poema épico en el que se detallan las peripecias y


heroicidades de un personaje histórico que ha sido de gran importancia para un
pueblo o sociedad determinada. El personaje puede haber existido ciertamente o
bien puede ser mitológico.

(Fragmento de la Odisea)

En esa pequeña isla, en una gruta sin fondo, vivía Polifemo, el caprichoso cíclope
hijo de Poseidón.

Cerca, navegaba Ulises, él astuto, y su tripulación se desvió con él allí.

¡Atención! Entraron en la cueva sin saber el peligro que allí les aguardaba.

Allí se quedaron, comieron y bebieron, y esperaron a que el cíclope llegara.

Cuando éste llegó, enfurecido se quedó.

¡Mirad!¡Allí!¡El cíclope gigante! Se comió a dos marineros y a dormir se echó.


POEMA EPICO
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

La poesía épica es aquella que narra las hazañas de unos héroes, relacionados
con un pasado legendario, cuyo comportamiento glorioso los convierte
en modelo de virtud (valor, nobleza, fidelidad, etc.).

Corrido a Pepe Figueres

Allá en La Lucha y en San Cristóbal


un estandarte yo vi flotar
el estandarte de Pepe Figueres
que no ha caído y nunca caerá.

Viva Pepe vivan sus hombres


todos muchachos de armas tomar
vivan glostoras y medallitas
que por la patria saben luchar.

Bajo la sombra siempre querida


de aquel Simbólico Guayacán
fueron las armas de triunfo en triunfo
hasta alcanzarnos la libertad.

Viva Pepe vivan sus hombres


todos muchachos de gran valor
viva el valiente Pepe Figueres
nuestro gallardo Libertador.
ROMANCE
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Composición poética constituida por una serie indefinida de versos, generalmente


octosílabos, que riman en asonante los pares y quedan sueltos los impares.

Conde Arnaldos

Verde que te quiero verde 8-


verde viento. Verdes ramas. 8a
El barco sobre la mar 8-
y el caballo en la montaña. 8a
Con la sombra en la cintura 8-
ella sueña en su baranda, 8a
verde carne, pelo verde, 8-
con ojos de fría plata. 8a
Verde que te quiero verde 8-
bajo la plata gitana, 8a
las cosas la están mirando 8-
y ellas no puede mirarlas. 8a

FÁBULA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Relato o composición literaria en prosa o en verso que proporciona una


enseñanza o consejo moral.

Fábula de la perla y el diamante:

Una perla le dijo cierta vez a un diamante “yo


valgo mucho más que tú, porque de negro
carbón naciste, y yo de la mar azul”. A lo que
el diamante le contestó “tu mérito es muy
común, pues siempre fuiste y serás blanca,
mientras que yo fui negro y ahora vierto luz”
.
Moraleja: el mérito no está en lo que uno tiene o es por naturaleza o nacimiento,
sino en lo que pudo lograr en base a las oportunidades que tuvo.
EPISTOLA
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Una epístola está escrita en verso o en prosa, expone algún problema de carácter
general.

(“Epístola” Melchor Ocampo)

México a 23 de julio de 1859

A quienes fueran a contraer matrimonio

“El día designado para celebrar el matrimonio, ocurrirán los interesados al


encargado del registro civil, y éste, asociado del alcalde del lugar y dos testigos
más por parte de los contrayentes, preguntará a cada uno de ellos, expresándolo
por su nombre, si es su voluntad unirse en matrimonio con el otro. Contestando
ambos por la afirmativa, les leerá los artículos 1o., 2o., 3o. y 4o. de esta ley, y
haciéndoles presente que formalizada ya la franca expresión del consentimiento y
hecha la mutua tradición de las personas, queda perfecto y concluido el
matrimonio, les manifestará:

Que éste es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y


suplir las imperfecciones del individuo, que no puede bastarse así mismo para
llegar a la perfección del género humano. Este no existe en la persona sola sino
en la dualidad conyugal. Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el
otro, aún más de los que es cada uno para sí.

El hombre cuyas dotes sexuales, son principalmente el valor y la fuerza, debe dar
y dará a la mujer protección, alimento y dirección; tratándola siempre como la
parte más delicada, sensible y fina de sí mismo y con la magnanimidad y
benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando este
débil se entrega a él y cuando por la sociedad, se le ha confiado.

La mujer cuyas principales dotes son, la abnegación, la belleza, la compasión, la


perspicacia y ternura, debe de dar y darán al marido obediencia, agrado
asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe
de dar a la persona que nos apoya y defiende y con la delicadeza de quien no
quiere exasperar la parte brusca irritable y dura de sí mismo.

El uno y el otro se deben y tendrán respeto, diferencia, fidelidad, confianza y


ternura, y ambos procurarán que lo que el uno no esperaba del otro al unirse con
él no vayan a desmentirse con la unión. Ambos deben prudenciar y atenuar sus
faltas. Nunca se dirán injurias porque las injurias entre casados deshonran al que
las vierte y prueba su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos
maltratarán de obra porque es villano y cobarde abusar de la fuerza.

Ambos deben prepararse con el estudio y amistosa mutua corrección de sus


defectos a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen
a serlo, sus hijos encuentren el buen ejemplo y una conducta digna de servirles de
modelo. La doctrina que inspiren a estos tiernos y amados lazos de sus afectos
hará suerte próspera o adversa; y la felicidad o desventura de los hijos será la
recompensa o el castigo, la ventura o desdicha de los padres.

La sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que
le hacen dándole buenos y cumplidos ciudadanos y la misma censura y desprecia
debidamente los que por el abandono, por mal entendido cariño, o por su mal
ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió
concediéndoles tales hijos. Y por último cuando la sociedad ve que tales personas
no merecían ser elevados a la dignidad de padres sino que sólo debían haber
vivido sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de
haber consagrado con su autoridad, la unión de un hombre y una mujer que no
han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos hacia el bien.”
SUBGÉNERO LÍRICOS

ODA
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

ODA: poema, que alaba a alguien o a algo.

Pablo Neruda: "Oda al libro"

Hermoso,
libro,
mínimo bosque,
hoja
tras hoja,
huele
tu papel
a elemento,
eres
matutino y nocturno,
cereal,
oceánico,
en tus antiguas páginas
cazadores de osos,
fogatas
cerca del Mississippi, ...

HIMNO
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Composición poética o musical de tono solemne que representa y ensalza a una


organización o un país y en cuyo honor se interpreta en actos públicos.
Gloria al pueblo

Gloria al bravo pueblo


que el yugo lanzó,
la ley respetando,
la virtud y honor.

(I)

¡Abajo cadenas!
gritaba el señor,
y el pobre en su choza
libertad pidió.
A este santo nombre
tembló de pavor
el vil egoísmo
que otra vez triunfó.

(II)

Gritemos con brío:


¡Muera la opresión!
Compatriotas fieles,
la fuerza es la unión;
y desde el Empíreo
el Supremo Autor
un sublime aliento
al pueblo infundió.

(III)

Unida con lazos


que el cielo formó,
la América toda
existe en Nación;
y si el despotismo
levanta la voz,
seguid el ejemplo
que Caracas dio.
ELEGÍA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Es una composición poética que pertenece al género lírico y que, en el idioma español,
suele escribirse en verso libre o en tercetos. Este subgénero está asociado al lamento por
la muerte de un ser querido o a cualquier acontecimiento que provoca dolor y tristeza

La Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández

Fragmento-

Yo quiero ser llorando el hortelano


de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

ÉGLOGA
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Es una composición de sentimientos amorosos y de exaltación de la naturaleza y


puesta en boca de pastores.
El dulce lamentar de dos pastores, de
Garcilaso de la Vega

En esta obra se expresa un dialogo entre dos


pastores que poseen diferentes historias
amorosas. Salicio sufre los desplantes de su
amada, mientras Nemoroso sufre la muerte
de su Elisa.

Salicio:

¡Oh más dura que mármol a mis quejas,

y al encendido fuego en que me quemo

más helada que nieve, Galatea!

[…]

Nemoroso:

¡Oh bien caduco, vano y presuroso!

Acuérdome, durmiendo aquí alguna hora,

que despertando, a Elisa vi a mi lado.”

CANCIÓN

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)


Expresa habitualmente emociones de tipo amoroso Composición literaria,
generalmente en verso, a la que se le pone música para ser cantada.

Para ti

A quién contaré mis quejas,


mi lindo amor;
a quién contaré yo mis quejas,
si a vos no?

Mis penas son como ondas del mar,


que unas se vienen y otras se van:
de día y de noche guerra me dan.
(Canción lirica tradicional Española).

SÁTIRA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

SÁTIRA: poema que ridiculiza vicios y defectos con intención divertida o de burla.

Francisco de Quevedo: "A una nariz"

Érase un hombre a una nariz pegado,


érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,

una alquitara pensativa,

elefante boca arriba,

era Ovidio Nasón más marizado.


EPIGRAMA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Es un poema escrito en verso con versos punzantes renació en Italia, adopta la


poesía Occidental en forma del Soneto, puede llegar a ser de dos versos, en el
que el hablante va exponiendo un sentimiento de alegría o, mejor dicho, de
festividad, con toques de ironía, de sarcasmo y en doble sentido.

MARIO BENEDETTI

Hombre que mira la luna.

Es decir la miraba porque ella


se ocultó tras el biombo de nubes
y todo porque muchos amantes de este mundo
le dieron sutilmente el olivo

Con su brillo reticente la luna


durante siglos consiguió transformar
el vientre amor en garufa cursilínea
la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli

Cuando los amantes ricos la miraban


desde sus tedios y sus pabellones
satelizaban de lo lindo y oía
que la luna era un fenómeno cultural

Pero si los amantes pobres la contemplaban


desde su ansiedad o desde sus hambrunas
entonces la menguante entornaba los ojos
porque tanta miseria no era para ella

Hasta que una noche casualmente de luna


con murciélagos suaves con fantasmas y todo
esos amantes pobres se miraron a dúo
dijeron no va más al carajo selene

Se fueron a su cama de sábanas gastadas


con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén

Y libres para siempre de la luna lunática


fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.
TRAGEDIA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

La tragedia es una representación teatral en la que los personajes se ven


enfrentados a fuerzas misteriosas que operan en contra de ellos, causando
inevitablemente su destrucción.

Romeo y Julieta, de William Shakespeare

William Shakespeare, autor inglés del siglo XVI y principios del XVII, es un
dramaturgo de fama universal. El uso poético y rico del lenguaje, la capacidad para
poner palabras a conflictos genuinamente humanos y una perfecta adaptación de
clásicos griegos y latinos lo han convertido en una voz única. El fragmento que
tienes a continuación corresponde al final de la tragedia Romeo y Julieta, cuya
base es el mito de Píramo y Tisbe, que también puedes leer y escuchar en este
CD-ROM.

En este texto, Paris, pariente de Julieta Capuleto, acude a su tumba y encuentra a


Romeo Montesco que ha ido a reunirse allí con ella. El odio que sienten ambas
familias ha contagiado a Paris, que se
enfrenta a Romeo y muere en la reyerta. Ante la tumba de Julieta, Romeo, que
la cree muerta, toma
un veneno y muere. Julieta, que seguía con vida, despierta…

Julieta se levanta.

Julieta. —¡Oh, padre de mi consuelo! ¿Dónde está mi señor? Recuerdo bien dónde
debía estar yo y aquí estoy; pero, ¿dónde está mi Romeo?
Fray Lorenzo. —Se oye ruido, señora, salid de este lugar de muerte. Una fuerza
sobrenatural que no hemos podido dominar ha torcido nuestros planes. Salid de
ahí. Vuestro esposo está muerto junto a vos y también Paris. Venid. Haré todo lo
necesario para que ingreséis en un convento. No hagáis preguntas, pues llega la
guardia. No puedo quedarme más tiempo.
Julieta.—Id vos. Yo me quedo. (Sale el fraile.) ¿Qué es esto? ¿Una copa sujeta en
la mano de mi amado? El veneno, ya veo, ha sido la causa de su muerte. ¡Qué
cruel! Te lo bebiste todo sin dejar ni una gota para mí. Te besaré; quizás quede
algo de veneno en tus labios (Lo besa.) Tus labios están aún calientes… (Se
acerca el criado de Paris con la guardia.) Alguien viene. Tengo que ser rápida…
¡Oh, feliz puñal, esta es tu casa, ven a ella y dame muerte!

Se clava el puñal y cae.

Entran algunos guardias […] Entran el Príncipe […], Capuleto, su esposa y


sirvientes.

Capuleto.—¿Qué es esto que tanto gritan ahí fuera?


Sra. Capuleto.—La gente en la calle grita «Romeo»; otros «Julieta» y otros «Paris».
Y todos corren hacia nuestro panteón.
Príncipe.—Buscad y averiguad cómo se ha producido este crimen.
Guardia primero.— Soberano, aquí yace muerto el conde Paris, y Romeo, y Julieta,
antes muerta y ahora de nuevo asesinada, todavía caliente. […]
Capuleto.—¡Oh, cielos! Mira, esposa, cómo sangra nuestra hija.

Tiene un puñal clavado en el pecho.


Sra. Capuleto.—¡Ay de mí! Este espectáculo de muerte es como una campana que
llama a mi vejez a la tumba.

Entra Montesco y sus criados.

Príncipe. —Ven, Montesco. Temprano te has levantado para ver caído a tu hijo y
heredero.

Montesco.—Mi señor, mi esposa ha muerto esta noche porque no ha podido


soportar el exilio de nuestro hijo.

¿Qué otra desventura amenaza mi vejez?


Príncipe.—Míralo por ti mismo.
Montesco. —¡Oh, hijo cruel! ¿Cómo has podido irte a la tumba antes que tu padre?.
En este momento, Fray Lorenzo y el criado de Romeo cuentan lo que ha sucedido
entre los, enamorados, cuya raíz es el odio profundo entre ambas familias.
Capuleto y Montesco dejan a un lado sus rencillas, ante la dolorosa escena de sus
hijos muertos, y la tragedia termina con estas palabras del Príncipe:

Príncipe.—Una dolorosa paz trae la mañana. El sol apenado no asoma su cabeza.


¡Vayamos! Hemos de seguir hablando de estos hechos: algunos serán perdonados
y otros castigados, pues nunca hubo una historia tan triste como esta de Romeo y
Julieta.

Salen todos. Cae el telón.

COMEDIA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Obra dramática, en especial la que muestra lo ridículo, con elementos que divierten
y hacen reír, y con un desenlace feliz.

La dama duende, de Calderón de la Barca

COSME.— ¿Quién está aquí? No está nadie,


por Dios, y si está no quiere
responder. No me responda,
que me huelgo de que eche
de ver que soy enemigo
de respondones. Con este
humor, sea buena, o sea malo,
si he de hablar ingenuamente,
estoy temblando de miedo;
pero como a mí me deje
el revoltoso de alhajas
libre mi dinero, llegue
y revuelva las maletas
una y cuatrocientas veces.
(Salen DON JUAN, DON LUIS y DON MANUEL).
DON JUAN.— ¿De qué das voces?
DON LUIS.— ¿Qué tienes?
DON MANUEL.— ¿Qué te ha sucedido? Habla.
COSME.— ¡Lindo desenfado es ese!
Si tienes por inquilino,
señor, en tu casa un duende,
¿para qué nos recibiste
en ella? Un instante breve
que falté de aquí, la ropa
de tal modo y de tal suerte
hallé, que, toda esparcida,
una almoneda parece.
DON JUAN.— ¿Falta algo?
COSME.— No falta nada.
El dinero solamente
que en esta bolsa tenía,
que era mío, me convierte
en carbones.
DON LUIS.— Sí, ya entiendo
que necia burla previenes
DON MANUEL.— ¡Qué fría y qué sin donaire!
DON JUAN.— ¡Qué mala y qué impertinente!
COSME.— No es burla esto. ¡Vive Dios!
DON MANUEL.— Calla, que estás como sueles.
COSME.— Es verdad; mas suelo estar
en mi juicio algunas veces.
DRAMA
DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Representación de problemas graves con intervención de elementos comicos y su


final suele ser sombrío.

El Caballero de Olmedo, de Lope de Vega

RODRIGO. — ¿Quién va?


ALONSO. — Un hombre. ¿No me ven?
FERNANDO. — Deténgase.
ALONSO. — Caballeros,
si acaso necesidad
los fuerza a pasos como estos,
desde aquí a mi casa hay poco:
no habré menester dineros;
que de día y en la calle
se los doy a cuantos veo
que me hacen honra en pedirlos.
RODRIGO. — Quítese las armas luego.
ALONSO. — ¿Para qué?
RODRIGO. — Para randillas.
ALONSO. — ¿Saben quién soy?
FERNANDO. — El de Olmedo,
el matador de los toros,
que viene arrogante y necio
a afrentar los de Medina;
el que deshonra a don Pedro
con alcagüetes infames.
ALONSO. — Si fuérades a lo menos
nobles vosotros, allá,
pues tuvistes tanto tiempo,
que hablárades, y no ágora,
que solo a mi casa vuelvo.
Allá en las rejas, adonde
dejastes la capa huyendo,
fuera bien, y no en cuadrilla
a media noche, soberbios.
Pero confieso, villanos,
que la estimación os debo:
que, aun siendo tantos, sois pocos.
Riñan
RODRIGO.— Yo vengo a matar, no vengo
a desafíos, que, entonces,
te matara cuerpo a cuerpo.
Tírale.
Disparen dentro.
ALONSO.— Traidores sois;
Pero sin armas de fuego
no pudiérades matarme.
¡Jesús!
FERNANDO.— ¡Bien lo has hecho, Mendo!
ALONSO.— ¡Qué poco créditos di
a los avisos del cielo!
Valor propio me ha engañado,
y muerto envidias y celos.
¡Ay de mí! ¿Qué haré en un campo?
tan solo?
TELLO.— Pena me dieron
estos hombres que a caballo
van hacia Medina huyendo.
Si a don Alonso habían visto
pregunté; no respondieron.
¡Mala señal! Voy temblando.
ALONSO.— ¡Dios mío, piedad! ¡Yo muero!
Vos sabéis que fue mi amor
Dirigido a casamiento.
¡Ay, Inés!

OPERA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)


Representación en la que los personajes cantan integralmente sus papeles, en
lugar de recitarlos

La Hija de Escipión (Fragmento de Opera)

DANIEL
Soy Daniel, el seductor
y a la muy hermosa Juana
vengo a cantarle mi amor
al pie de su ventana

CORO
Date prisa, señor, pues al alba despierta su padre

DANIEL
Terminaré antes de que amaneeezca

CORO
Date prisa, señor

DANIEL
De que amaneeeee...

CORO
Date prisa, señor

DANIEL
De que amaneeee.... más rápido no puedo

CORO
Termina de una vez
DANIEL
Juana, ya sé que es tarde
Espero que puedas perdonarme
Asómate a casa, Juana
Asómate a la ventana

CORO
No te ha escuchado, debes llamar su atención

DANIEL (gesticulando)

Soy Daniel, el seductor


Y he venido a cantarte mi amor
Y he venido a cantarte mi amor
¡¡¡¡¡JUANAAA!!!!!

CORO
No debes desatar la ira de su padre, Escipión

DANIEL
No temo la ira de un anciano

CORO
Es una locura desafiar la prohibición
de cortejar a Juana María del Sagrado Corazón
La más noble, la más pura
La hija de Escipión

DANIEL
No temo a ese viejo cretino

CORO
Escipión ganó su fama luchando contra los infieles
por eso el pueblo le llama Escipión el...

DANIEL
No me importa

CORO
... Escipión el...

DANIEL
No me interesa

CORO
(Díselo, díselo)
... el asesino sanguinario
DANIEL
No me agradaría molestarlo

CORO
Cántale, ahora es tu oportunidad. Se ve la sombra de Juana con toda claridad en
la ventana

Escipión asesinó a 42 sujetos


por que él consideró que a su hija le faltaban el respeto

DANIEL
Soy Daniel, el respetuoso seductor
Y he venido a cantarte mi amor
Adoro su mano-no-no-no-no
Adoro su pelo-lo-lo-lo-lo
Adoro su boca... también

CORO
Su padre ha despertado
Sólo con verlo me aterro
Finge que eres un perro

DANIEL
Guau, guau, guau...
Juana, ya sé que es tarde
Espero que puedas perdonarme

CORO
Escipión algo ha escuchado
Alguna sospecha abriga
Finge que eres una amiga

DANIEL
Soy tu amiga Leonor
Y he venido a cantarte mi AMOR

CORO
Escipión se ha despertado con gesto amenazador
su espada ha desenvainado
Finge que eres un ave
Canta como el cuclillo

DANIEL
¿Qué es un cuclillo?
glu, glu, glu
CORO
La grulla del ???

DANIEL
Guau, guau

CORO
No, un ave

DANIEL
co coco coco la gallina canta coco coco... cómo le va
¿Cómo le va Don Escipión? ¡Qué bonito pijama!
¡Qué elegante se lo ve! parece la sota de espadas
¿Qué anda haciendo por aquí, a estas horas de la noche?

ESCIPIÓN
Cazando gallinas

¡Te mataré, gallina!

DANIEL
guau, miau, muuuu

ESCIPIÓN
Sólo un príncipe puede pretender a Juana María del Sagrado Corazón
La más noble, la más pura
La hija de Escipión

DANIEL
Usted no entiende mi situación
Tenía una ilusión, íntima y sincera
Ansiaba estar con ella, un momento, aunque sólo fuera
Pero ahora comprendo que era una quimera

ESCIPIÓN
Tu sinceridad me ha conmovido ???
Veo que eres de sangre noble y además honesto y decente
Por mi fé tendrás lo que has pedido

DANIEL
Y yo, ¿qué he pedido?

ESCIPIÓN
Juana será tu esposa

DANIEL
Verá, Señor Escipión, ¿conoce el del lorito japonés?
Don Escipión, yo no soy noble

ESCIPIÓN
El dinero también da nobleza

DANIEL
Pero yo soy muy pobre, y mi familia también. Son años que arrastramos esta
penosa situación

ESCIPIÓN
Me gusta tu franqueza.
Te casarás con Juana, de mi decisión me fío. Tendréis una boda cristiana

DANIEL
Hay algo más, soy judío

ESCIPIÓN
????
el corazón vacío, casaos en la sinagoga, pero que no vaya ni un judío

DANIEL
Pero si voy yo, es como si...

ESCIPIÓN
Ni peros ni sermones
Yo también he sido joven y entiendo que cuando se ama no debe haber
condiciones

DANIEL
Entonces ¿consentís nuestra relación?

ESCIPIÓN

DANIEL
¿Sin condiciones?

ESCIPIÓN
Por supuesto

DANIEL
¿Y puedo terminar mi canción?

ESCIPIÓN
Conseguirás que me emocione

DANIEL
Juana, ya sé que es tarde
Espero que puedas perdonarme
Cada noche que pasamos en tu lecho es maravillosa
Pero hoy no podré quedarme
Porque me espera mi esposa

ESCIPIÓN
Hija, estoy indignado.

ZARZUELA

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Composición dramática y musical típicamente española en la que un texto


dialogado, generalmente de carácter ligero, se escenifica alternando partes
cantadas y partes habladas.

REY QUE RABIO

Juzgando con los síntomas,


Que tiene el animal,
Que puede estar inófobo,
O puede no lo estar.

Y afirma el gran Hipócrates,


Que el perro en caso tal,
Suele ladrar muchísimo,
O suele no ladrar

Con la lengua a fuera, torva la mirada,


Húmedo el hocico, débiles las patas,
Muy caído el rabo, las orejas gachas,
Todos estos signos prueba son de rabia.

Pero al mismo tiempo,


Bien pueden probar,
Que el perro está cansado,
De tanto andar.

Doctores sapientísimos,
Que han estudiado bien,
Son en sus obras lingüicas,
Del nuestro carecer.

Fermentus, vírum, rábicus,


In corpus can y es,
Mortalis of perofifen,
Mortalis of persé.

Para hacer la prueba,


Que es tan necesaria,
Agua le pusimos en una jofaina,
Y el se fue gruñendo,
Sin probar el agua.

Todos estos signos pruebas son de rabia,


Pero al mismo tiempo signos son de tal,
De que el animalito no tiene mal.

Y de esta opinión,
Nadie me sacará,
Que el perro está rabioso,
O no lo está.
fuente: musica.com.

ENTREMES SAINETE

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Piezas breves en un acto de prosa o en verso en un tema ligero. Su origen se


encuentra en la tradición popular y posee un humor festivo y picaresco.

El juez de los divorcios por Miguel De Cervantes


Sale el JUEZ, y otros dos con él, que son ESCRIBANO y PROCURADOR, y
siéntase en una silla; salen EL VEJETE y MARIANA, su mujer.

MARIANA.- Aun bien que está ya el señor juez de los divorcios sentado en la silla
de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada tengo de
quedar libre de pedido y alcabala, como el gavilán.

VEJETE.- Por amor de Dios, Mariana, que no almonedees tanto tu negocio: habla
paso, por la pasión que Dios pasó; mira que tienes atronada a toda la vecindad
con tus gritos; y, pues tienes delante al señor juez, con menos voces le puedes
informar de tu justicia.

JUEZ.- ¿Qué pendencia traéis, buena gente?

MARIANA.- Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!

JUEZ.- ¿De quién, o por qué, señora?

MARIANA.- ¿De quién? Deste viejo que está presente.

JUEZ.- ¿Por qué?

MARIANA.- Porque no puedo sufrir sus impertinencias, ni estar contino atenta a


curar todas sus enfermedades, que son sin número; y no me criaron a mí mis
padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy buena dote llevé al poder desta
espuerta de huesos, que me tiene consumidos los días de la vida; cuando entré en
su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y agora la tengo con una vara
de frisa encima. Vuesa merced, señor juez, me descase, si no quiere que me
ahorque; mire, mire los surcos que tengo por este rostro, de las lágrimas que
derramo cada día por verme casada con esta anatomía.

JUEZ.- No lloréis, señora; bajad la voz y enjugad las lágrimas, que yo os haré
justicia.
MARIANA.- Déjeme vuesa merced llorar, que con esto descanso. En los reinos y
en las repúblicas bien ordenadas, había de ser limitado el tiempo de los
matrimonios, y de tres en tres años se habían de deshacer, o confirmarse de
nuevo, como cosas de arrendamiento; y no que hayan de durar toda la vida, con
perpetuo dolor de entrambas partes.

JUEZ.- Si ese arbitrio se pudiera o debiera poner en práctica, y por dineros, ya se


hubiera hecho; pero especificad más, señora, las ocasiones que os mueven a
pedir divorcio.

MARIANA.- El invierno de mi marido y la primavera de mi edad; el quitarme el


sueño, por levantarme a media noche a calentar paños y saquillos de salvado para
ponerle en la ijada; el ponerle, ora aquesta, ora aquella ligadura, que ligado le vea
yo a un palo por justicia; el cuidado que tengo de ponerle de noche alta la
cabecera de la cama, jarabes lenitivos, porque no se ahogue del pecho; y el estar
obligada a sufrirle el mal olor de la boca, que le güele mal a tres tiros de arcabuz.
ESCRIBANO.- Debe de ser de alguna muela podrida.

VEJETE.- No puede ser, porque lleve el diablo la muela ni diente que tengo en
toda ella.

PROCURADOR.- Pues ley hay que dice, según he oído decir, que por sólo el mal
olor de la boca se puede descasar la mujer del marido, y el marido de la mujer.

VEJETE.- En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se
engendra de mis podridas muelas, pues no las tengo, ni menos procede de mi
estómago, que está sanísimo, sino desa mala intención de su pecho. Mal conocen
vuesas mercedes a esta señora, pues a fe que, si la conociesen, que la ayunarían
o la santiguarían. Veinte y dos años ha que vivo con ella mártir, sin haber sido
jamás confesor de sus insolencias, de sus voces y de sus fantasías, y ya va para
dos años que cada día me va dando vaivenes y empujones hacia la sepultura; a
cuyas voces me tiene medio sordo, y, a puro reñir, sin juicio. Si me cura, como ella
dice, cúrame a regañadientes; habiendo de ser suave la mano y la condición del
médico. En resolución, señores: yo soy el que muero en su poder, y ella es la que
vive en el mío, porque es señora, con mero mixto imperio, de la hacienda que
tengo.

MARIANA.- ¿Hacienda vuestra? Y ¿qué hacienda tenéis vos, que no la hayáis


ganado con la que llevastes en mi dote? Y son míos la mitad de los bienes
gananciales, mal que os pese; y dellos y de la dote, si me muriese agora, no os
dejaría valor de un maravedí, porque veáis el amor que os tengo.

JUEZ.- Decid, señor: cuando entrastes en poder de vuestra mujer, ¿no entrastes
gallardo, sano y bien acondicionado?

VEJETE.- Ya he dicho que ha veinte y dos años que entré en su poder, como
quien entra en el de un cómitre calabrés a remar en galeras de por fuerza; y entré
tan sano, que podía decir y hacer como quien juega a las pintas.

MARIANA.- Cedacico nuevo, tres días en estaca.

JUEZ.- Callad, callad, nora en tal, mujer de bien, y andad con Dios, que yo no
hallo causa para descasaros; y, pues comistes las maduras, gustad de las duras;
que no está obligado ningún marido a tener la velocidad y corrida del tiempo, que
no pase por su puerta y por sus días; y descontad los malos que ahora os da, con
los buenos que os dio cuando pudo; y no repliquéis más palabra.

VEJETE.- Si fuese posible, recebiría gran merced que vuesa merced me la hiciese
de despenarme, alzándome esta carcelería; porque, dejándome así, habiendo ya
llegado a este rompimiento, será de nuevo entregarme al verdugo que me
martirice; y si no, hagamos una cosa: enciérrese ella en un monesterio y yo en
otro; partamos la hacienda, y desta suerte podremos vivir en paz y en servicio de
Dios lo que nos queda de la vida.
MARIANA.- ¡Malos años! ¡Bonica soy yo para estar encerrada! No sino llegaos a
la niña, que es amiga de redes, de tornos, rejas y escuchas, encerraos vos, que lo
podréis llevar y sufrir, que ni tenéis ojos con que ver, ni oídos con que oír, ni pies
con que andar, ni mano con que tocar: que yo, que estoy sana, y con todos mis
cinco sentidos cabales y vivos, quiero usar dellos a la descubierta, y no por
brújula, como quínola dudosa.

ESCRIBANO.- Libre es la mujer.

PROCURADOR.- Y prudente el marido; pero no puede más.

JUEZ.- Pues yo no puedo hacer este divorcio, quia nullam invenio causam.

Entra un SOLDADO bien aderezado y su mujer, DOÑA GUIOMAR.

DOÑA GUIOMAR.- ¡Bendito sea Dios!, que se me ha cumplido el deseo que tenía
de verme ante la presencia de vuesa merced, a quien suplico, cuan
encarecidamente puedo, sea servido de descasarme déste.

JUEZ.-¿Qué cosa es déste? ¿No tiene otro nombre? Bien fuera que dijérades
siquiera: «deste hombre».

DOÑA GUIOMAR.- Si él fuera hombre, no procurara yo descasarme.

JUEZ.- Pues ¿qué es?

DOÑA GUIOMAR.- Un leño.

SOLDADO.-[Aparte] Por Dios, que he de ser leño en callar y en sufrir. Quizá con
no defenderme ni contradecir a esta mujer el juez se inclinará a condenarme; y,
pensando que me castiga, me sacará de cautiverio, como si por milagro se librase
un cautivo de las mazmorras de Tetuán.

PROCURADOR.- Hablad más comedido, señora, y relatad vuestro negocio, sin


improperios de vuestro marido; que el señor juez de los divorcios, que está
delante, mirará rectamente por vuestra justicia.

DOÑA GUIOMAR.- Pues, ¿no quieren vuesas mercedes que llame leño a una
estatua, que no tiene más acciones que un madero?

MARIANA.- Ésta y yo nos quejamos, sin duda, de un mismo agravio.

DOÑA GUIOMAR.- Digo, en fin, señor mío, que a mí me casaron con este
hombre, ya que quiere vuesa merced que así lo llame; pero no es este hombre
con quien yo me casé.

JUEZ.- ¿Cómo es eso?, que no os entiendo.


DOÑA GUIOMAR.- Quiero decir que pensé que me casaba con un hombre
moliente y corriente, y a pocos días hallé que me había casado con un leño, como
tengo dicho; porque él no sabe cuál es su mano derecha, ni busca medios ni
trazas para granjear un real con que ayude a sustentar su casa y familia. Las
mañanas se le pasan en oír misa y en estarse en la puerta de Guadalajara
murmurando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando mentiras; y las tardes, y
aun las mañanas también, se va de en casa en casa de juego, y allí sirve de
número a los mirones, que, según he oído decir, es un género de gente a quien
aborrecen en todo extremo los gariteros. A las dos de la tarde viene a comer, sin
que le hayan dado un real de barato, porque ya no se usa el darlo. Vuélvese a ir,
vuelve a media noche, cena si lo halla, y si no, santíguase, bosteza y acuéstase; y
en toda la noche no sosiega, dando vueltas. Pregúntole qué tiene. Respóndeme
que está haciendo un soneto en la memoria para un amigo que se le ha pedido; y
da en ser poeta, como si fuese oficio con quien no estuviese vinculada la
necesidad del mundo.

SOLDADO.- Mi señora doña Guiomar, en todo cuanto ha dicho, no ha salido de


los límites de la razón; y, si yo no la tuviera en lo que hago, como ella la tiene en lo
que dice, ya había yo de haber procurado algún favor de palillos, de aquí o de allí,
y procurar verme, como se ven otros hombrecitos aguditos y bulliciosos, con una
vara en las manos, y sobre una mula de alquiler pequeña, seca y maliciosa, sin
mozo de mulas que le acompañe, porque las tales mulas nunca se alquilan sino a
faltas y cuando están de nones; sus alforjitas a las ancas: en la una un cuello y
una camisa, y en la otra su medio queso y su pan y su bota; sin añadir a los
vestidos que trae de rúa, para hacellos de camino, sino unas polainas y una sola
espuela; y, con una comisión, y aun comezón en el seno, sale por esa Puente
Toledana raspahilando, a pesar de las malas mañas de la harona, y, a cabo de
pocos días, envía a su casa algún pernil de tocino y algunas varas de lienzo crudo;
en fin, de aquellas cosas que valen baratas en los lugares del distrito de su
comisión, y con esto sustenta su casa como el pecador mejor puede; pero yo, que
ni tengo oficio [ni beneficio], no sé qué hacerme, porque no hay señor que quiera
servirse de mí, porque soy casado; así que, me será forzoso suplicar a vuesa
merced, señor juez, pues ya por pobres son tan enfadosos los hidalgos, y mi mujer
lo pide, que nos divida y aparte.

DOÑA GUIOMAR.-Y hay más en esto, señor juez: que, como yo veo que mi
marido es tan para poco, y que padece necesidad, muérome por remedialle; pero
no puedo, porque, en resolución, soy mujer de bien, y no tengo de hacer vileza.

SOLDADO.- Por esto solo merecía ser querida esta mujer, pero, debajo deste
pundonor, tiene encubierta la más mala condición de la tierra: pide celos sin
causa, grita sin porqué, presume sin hacienda, y, como me ve pobre, no me
estima en el baile del rey Perico; y es lo peor, señor juez, que quiere que, a trueco
de la fidelidad que me guarda, le sufra y disimule millares de millares de
impertinencias y desabrimientos que tiene.

DOÑA GUIOMAR.- ¿Pues no? ¿Y por qué no me habéis vos de guardar a mí


decoro y respeto, siendo tan buena como soy?

SOLDADO.- Oíd, señora doña Guiomar; aquí, delante destos señores, os quiero
decir esto: ¿por qué me hacéis cargo de que sois buena, estando vos obligada a
serlo, por ser de tan buenos padres nacida, por ser cristiana y por lo que debéis a
vos misma? ¡Bueno es que quieran las mujeres que las respeten sus maridos
porque son castas y honestas; como si en sólo esto consistiese, de todo en todo,
su perfección; y no echan de ver los desaguaderos por donde desaguan la fineza
de otras mil virtudes que les faltan! ¿Qué se me da a mí que seáis casta con vos
misma, puesto que se me da mucho, si os descuidáis de que lo sea vuestra
criada, y si andáis siempre rostrituerta, enojada, celosa, pensativa, manirrota,
dormilona, perezosa, pendenciera, gruñidora, con otras insolencias deste jaez,
que bastan a consumir las vidas de doscientos maridos? Pero, con todo esto, digo,
señor juez, que ninguna cosa destas tiene mi señora doña Guiomar; y confieso
que yo soy el leño, el inhábil, el dejado y el perezoso; y que, por ley de buen
gobierno, aunque no sea por otra cosa, está vuesa merced obligado a
descasarnos; que desde aquí digo que no tengo ninguna cosa que alegar contra lo
que mi mujer ha dicho, y que doy el pleito por concluso, y holgaré de ser
condenado.

DOÑA GUIOMAR.- ¿Qué hay que alegar contra lo que tengo dicho? Que no me
dais de comer a mí, ni a vuestra criada; y monta que son muchas, sino una, y aun
esa sietemesina, que no come por un grillo.
ESCRIBANO.- Sosiéguense; que vienen nuevos demandantes.

Entra uno vestido de médico, y es CIRUJANO, y ALDONZA DE MINJACA, su
mujer.
CIRUJANO.- Por cuatro causas bien bastantes, vengo a pedir a vuesa merced,
señor juez, haga divorcio entre mí y la señora doña Aldonza de Minjaca, mi mujer,
que está presente.

JUEZ.- Resoluto venís. Decid las cuatro causas.

CIRUJANO.- La primera, porque no la puedo ver más que a todos los diablos; la
segunda, por lo que ella se sabe; la tercera, por lo que yo me callo; la cuarta,
porque no me lleven los demonios, cuando desta vida vaya, si he de durar en su
compañía hasta mi muerte.

PROCURADOR.- Bastantísimamente ha probado su intención.

MINJACA.- Señor juez, vuesa merced me oiga, y advierta que, si mi marido pide
por cuatro causas divorcio, yo le pido por cuatrocientas. La primera, porque, cada
vez que le veo, hago cuenta que veo al mismo Lucifer; la segunda, porque fui
engañada cuando con él me casé, porque él dijo que era médico de pulso, y
remaneció cirujano, y hombre que hace ligaduras y cura otras enfermedades, que
va decir desto a médico la mitad del justo precio; la tercera, porque tiene celos del
sol que me toca; la cuarta, que, como no le puedo ver, querría estar apartada dél
dos millones de leguas.

ESCRIBANO.- ¿Quién diablos acertará a concertar estos relojes, estando las


ruedas tan desconcertadas?

MINJACA.- La quinta...

JUEZ.- Señora, señora, si pensáis decir aquí todas las cuatrocientas causas, yo
no estoy para escuchallas, ni hay lugar para ello. Vuestro negocio se recibe a
prueba; y andad con Dios, que hay otros negocios que despachar.

CIRUJANO.- ¿Qué más pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella
gusta de vivir conmigo?

JUEZ.- Si eso bastase para descasarse los casados, infinitísimos sacudirían de


sus hombros el yugo del matrimonio.

Entra uno vestido de GANAPÁN, con su caperuza cuarteada.

GANAPÁN.- Señor juez: ganapán soy, no lo niego, pero cristiano viejo, y hombre
de bien a las derechas; y, si no fuese que alguna vez me tomo del vino, o él me
toma a mí, que es lo más cierto, ya hubiera sido prioste en la cofradía de los
hermanos de la carga, pero, dejando esto aparte, porque hay mucho que decir en
ello, quiero que sepa el señor juez que, estando una vez muy enfermo de los
vaguidos de Baco, prometí de casarme con una mujer errada. Volví en mí, sané y
cumplí la promesa, y caséme con una mujer que saqué de pecado; púsela a ser
placera; ha salido tan soberbia y de tan mala condición, que nadie llega a su tabla
con quien no riña, ora sobre el peso falto, ora sobre que le llegan a la fruta, y a dos
por tres les da con una pesa en la cabeza, o adonde topa, y los deshonra hasta la
cuarta generación, sin tener hora de paz con todas sus vecinas ya parleras; y yo
tengo de tener todo el día la espada más lista que un sacabuche, para defendella;
y no ganamos para pagar penas de pesos no maduros, ni de condenaciones de
pendencias. Querría, si vuesa merced fuese servido, o que me apartase della, o,
por lo menos, le mudase la condición acelerada que tiene en otra más reportada y
más blanda; y prométole a vuesa merced de descargalle de balde todo el carbón
que comprare este verano; que puedo mucho con los hermanos mercaderes de la
costilla.

CIRUJANO.- Ya conozco yo a la mujer deste buen hombre, y es tan mala como mi


Aldonza: que no lo puedo más encarecer.

JUEZ.- Mirad, señores, aunque algunos de los que aquí estáis habéis dado
algunas causas que traen aparejada sentencia de divorcio, con todo eso, es
menester que conste por escrito, y que lo digan testigos; y así, a todos os recibo a
prueba. Pero, ¿qué es esto? ¿Música y guitarras en mi audiencia? ¡Novedad
grande es ésta!
Entran dos músicos

MÚSICO.-Señor juez, aquellos dos casados tan desavenidos que vuesa merced
concertó, redujo y apaciguó el otro día, están esperando a vuesa merced con una
gran fiesta en su casa; y por nosotros le envía[n] a suplicar sea servido de hallarse
en ella y honrallos.

JUEZ.- Eso haré yo de muy buena gana; y pluguiese a Dios que todos los
presentes se apaciguasen como ellos.

PROCURADOR.- Desa manera, moriríamos de hambre los escribanos y


procuradores desta audiencia; que no, no, sino todo el mundo ponga demandas
de divorcios; que, al cabo, al cabo, los más se quedan como se estaban y
nosotros habemos gozado del fruto de sus pendencias y necedades.

MÚSICO.- Pues en verdad que desde aquí hemos de ir regocijando la fiesta.


Cantan los músicos.

Entre casados de honor, 
cuando hay pleito descubierto, 
más vale el peor
concierto
que no el divorcio mejor.
Donde no ciega el engaño
simple, en que algunos están, 
las riñas de por San
Juan
son paz para todo el año.
Resucita allí el honor, 
y el gusto, que estaba muerto, 
donde vale el peor
concierto
más que el divorcio mejor.
Aunque la rabia de celos
es tan fuerte y rigurosa, 
si los pide una hermosa, 
no
son celos, sino cielos.
Tiene esta opinión Amor, 
que es el sabio más experto: 
que vale el peor
concierto
más que el divorcio mejor.

AUTO SACRAMENTAL

DEFINICIÓN (¿QUÉ ES?)

Obra de carácter alegórico que trata

Testamento Nuevo y la Ley Vieja.

TESTAMENTO NUEVO
En este plato encerrado
Viene sangrienta corona,

NATURALEZA
¡Ay cuán amargo bocado!
Con esta irás coronado:
Póntela, amor, y perdona.
Salid, hijas de Sión,
A ver con corona y soga
A vuestro rey Salomón,
Que corona le da en don
Su madre la Sinagoga.

CRISTO
Póntela, querida esposa.
Pareces lirio entre espinas,
Entre cardos blanca rosa:
Rubicunda estás y hermosa.
Como nardo en clavellinas
Parece el rubio cabello
Resplandeciente tesoro,
Que resplandeces con ello:
La soga adorna tu cuello,
Como collares de oro

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