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Por otro lado, para las sociedades que no han regulado las juntas no
presenciales, y puedan sesionar de manera universal (pues la publicación de la
convocatoria impide transitoriamente que se pueda sesionar), la LGS ha
establecido que los accionistas o socios podrán para efectos de la
determinación del quórum, así como para la respectiva votación y adopción de
acuerdos, ejercer el derecho de voto por medio electrónico siempre que (i) se
cuente con firma digital o (ii) por medio postal a cuyo efecto se requiere contar
con firmas legalizadas[8].
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Dicha disposición es una alternativa novedosa; sin embargo, ¿es una opción
válida en el contexto actual? Respecto al punto (i), las firmas digitales se
encuentran reguladas por la Ley de Firmas y Certificados Digitales, aprobada
por Ley N° 27269, y su reglamento, aprobado por Decreto Supremo N° 052-
2008-PCM, siendo el INDECOPI la institución encargada de su implementación.
Lamentablemente esta opción no ha sido bien acogida en nuestro país. Es
importante tener en cuenta que las firmas digitales no deben confundirse con
las firmas que se encuentran escaneadas en un documento y que son
digitalizadas. Por otro lado, respecto al punto (ii), en este contexto, no es
posible obtener dicho documento pues las notarías no están brindando sus
servicios de legalizaciones.
(iii) Actas:
Si bien las actas de junta de accionistas tienen fuerza legal desde su
aprobación[9], en cualquier caso, siempre será necesario que se suscriba un
acta que contenga los acuerdos societarios. Y no solo para que sirva de medio
probatorio a los accionistas, sino también para que pueda ser acreditada frente
a terceros.
Sobre las actas de las juntas no presenciales, la LGS no establece ninguna
regulación en específico para su suscripción (salvo la suscripción de las actas
de juntas de accionistas en general[10]). No obstante, el Reglamento del
Registro de Sociedades[11] establece que, respecto de acuerdos inscribibles
tomados en juntas no presenciales, las actas deberán ser suscritas por quienes
actuaron como presidente y secretario de la sesión o por quienes fueron
expresamente designados para tal efecto. Como ya lo indicamos en el punto
precedente, no hay ninguna norma que prohíba expresamente que no se pueda
desginar a una sola persona como presidente y secretario. Bajo estos alcances,
se conseguiría que una sola persona firme el acta.
No obstante, nada impide que se use esta fórmula para los actos no
inscribibles. Claro está, posteriormente los accionistas podrían suscribir las
actas que se hayan elaborado durante la coyuntura actual para mayor
seguridad jurídica.
Ahora bien, establecer esta disposición para algunas sociedades no será una
tarea fácil. Por ejemplo, ¿qué pasará en el caso de los accionistas que son
titulares de acciones sin derecho a voto? Las acciones sin derecho a voto, en
virtud de lo dispuesto por la LGS, dan a sus titulares el derecho a percibir el
dividendo preferencial que establezca el estatuto[22]; es decir, no queda al libre
arbitrio de la junta general de accionistas el repartir el dividendo preferencial, si
no que ello es obligatorio apenas existan utilidades distribuibles[23].
Entendemos que, a fin de no menoscabar los derechos de los accionistas
titulares de acciones sin derecho a voto, se deberá negociar con ellos y
explicarles la situación a efectos de que, a través de una junta especial[24],
puedan dar su atorización para aceptar las restricciones que implica acceder al
programa de Reactiva Perú. Otra será la discusión de qué beneficios podrán
obtener los accionistas de acciones sin derecho a voto al no tener (a partir de
ese momento), derecho al voto ni a percibir dividendos de manera preferencial.
De la misma manera, esta restricción también alcanzaría a los dividendos a
cuenta[25], al dividendo obligatorio solicitado por accionistas que representen
cuando menos el veinte por ciento del total de las acciones suscritas con
derecho a voto[26] o algún derecho preferencial en la distribución de dividendos
que se haya acordado por convenio de accionistas.
El segundo punto a considerar es qué sucede con las sociedades que, dentro
de su objeto social, tienen contempladas actividades que Reactiva Perú califica
como permitidas y excluidas. Este escenario puede darse pues la LGS no
establece que las actividades que realice la sociedad tienen que estar
relacionadas directamente entre sí. Tomando en consideración la naturaleza de
Reactiva Perú, pensaríamos que sí podría permitirse a la sociedad a solicitar el
crédito; sin embargo, dicha empresa debería parar la línea de negocio que se
encuentra excluida del programa y acreditarlo fehacientemente, de lo contrario,
le sería muy difícil a la entidad financiera supervisar dicha situación y
comprobar si efectivamente los fondos de Reactiva Perú están siendo
utilizados por la sociedad en las actividades que sí están permitidas por este
programa.
Conforme a lo expuesto, estos son algunos temas a considerar al momento de
solicitar un crédito de Reactiva Perú, cuyas disposiciones a incluir en los
respectivos contratos, desde un punto de vista del Derecho Societario, podrían
generar diversas interpretaciones y cuestionamientos tanto de parte de la
entidad financiera como de la Empresa Beneficiaria y quizás hasta del propio
Estado.
Fuente: Forseti