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RESUMEN

Justicia ocupacional: Una revisión de


conceptos
Resumen:

Este artículo –el primero de dos que se harán cargo de examinar el concepto de
justicia ocupacional– presenta los hallazgos de una revisión de antecedentes
respecto de cómo se ha conceptualizado la justicia ocupacional y sus conceptos
asociados (privación, marginación, alienación, desequilibrio y apartheid
ocupacional). Su objetivo es examinar posibles vías de desarrollo y aplicación de
estos conceptos y sus potenciales obstáculos. Los resultados indican que las
perspectivas sobre la justicia ocupacional ponen énfasis en los conjuntos
particulares de necesidades y capacidades ocupacionales de los individuos en
entornos específicos. Sobre la base de la idea de que la participación en las
ocupaciones puede tener efectos sobre la salud, la justicia ocupacional se
sustenta en la convicción del derecho de todas las personas de ejercer
ocupaciones diversas y significativas que satisfagan sus necesidades individuales
y permitan desarrollar su potencial. Según la bibliografía, las barreras al ejercicio
de ocupaciones significativas son consideradas injusticias. Un impedimento para
propiciar la justicia ocupacional en la práctica es la falta de claridad conceptual
acerca de la justicia ocupacional y sus términos relacionados. Antes de seguir
desarrollando y utilizando una perspectiva sobre la justicia ocupacional, es
necesario aclarar las bases conceptuales de la justicia ocupacional y elaborar con
mayor profundidad los modelos de una práctica ocupacionalmente justa.

__________________________________________________________________

Las teóricas de la justicia ocupacional argumentan que los individuos cuentan con
un conjunto particular de capacidades, necesidades y rutinas ocupacionales en el
contexto de su entorno y que tienen el derecho de ejercitar estas capacidades
para promover y mantener su salud y calidad de vida (Stadnyk, Townsend y
Wilcock, 2010). Estas ideas, que originalmente provienen del ámbito de la ciencia
ocupacional, amplían la reflexión actual centrándose en el acceso a las
ocupaciones significativas en aras de la justicia. Si bien es cierto en las carreras y
programas de terapia ocupacional y ciencia ocupacional de todo el mundo se
discuten, elaboran y enseñan las teorías sobre la justicia ocupacional, aún no se
han consolidado ideas aceptadas universalmente en torno a este tema. En este
sentido, la falta de un entendimiento y un enfoque unificado sobre la justicia
ocupacional limita su potencial de desarrollo y aplicación.

Este artículo es el primero de dos textos relacionados que examinan el concepto


de justicia ocupacional. Su objetivo es indagar en la forma en que la justicia
ocupacional ha sido conceptualizada en la literatura y examinar su potencial de
desarrollo y aplicación práctica. El objetivo del segundo documento es profundizar
en la justicia ocupacional desde diferentes perspectivas teóricas, prácticas,
organizacionales y bioéticas con el fin de aportar ideas para la futura elaboración
de conceptos de justicia ocupacional en esferas multidisciplinarias y teóricas más
amplias (Durocher, Rappolt, y Gibson, 2014). En primer lugar, examinamos de qué
manera surgió el concepto de justicia ocupacional y describimos cómo se han
propuesto en la literatura las ideas sobre ‘justicia ocupacional’, ‘injusticia
ocupacional’ y los marcos de justicia ocupacional. La discusión pasará a
considerar las posibles barreras y potenciales aplicaciones del concepto de justicia
ocupacional.

Métodos
Se llevó a cabo una revisión de antecedentes de la literatura (Arksey y
O’Malley, 2005) con el fin de examinar el concepto de justicia ocupacional. Los
métodos de análisis de antecedentes mapean “conceptos clave que sustentan un
ámbito de investigación”, particularmente cuando “se trata de un ámbito complejo
o que no ha sido revisado exhaustivamente con anterioridad” (Mays, Roberts y
Popay, 2001, pág. 194). Las revisiones de antecedentes analizan la profundidad,
la amplitud y la naturaleza de la investigación vigente, sacan conclusiones acerca
de la actual actividad de investigación en la literatura e identifican brechas ahí
donde todavía no se aportan pruebas (Arksey y O’Malley, 2005). Los métodos
aplicados en esta investigación difieren de aquellos de los estudios de
antecedentes tradicionales en cuanto a que se analizó la bibliografía empírica y la
teórica.

La investigación se completó en cuatro etapas. En la primera etapa, se identificó la


literatura buscando la frase “justicia ocupacional” en las siguientes bases de datos
electrónicas: Ovid-MEDLINE, EMBASE, AMED, Ovid-Healthstar, Pubmed,
Scholar’s portal, Scopus, Web of Science, BIOSIS y CINAHL. Esta investigación
arrojó nueve libros o capítulos de libros y 105 artículos. Al igual que en el caso de
las revisiones sistemáticas (Higgins y Green, 2009), en la segunda etapa se
aplicaron criterios de inclusión/exclusión a la bibliografía identificada para velar por
la coherencia en la evaluación y la identificación de las obras pertinentes. Esos
criterios se aplicaron mediante una revisión de los resúmenes. Si el resumen
apuntaba a una pertinencia evidente, se revisaba el artículo completo. Para ser
incluido, el artículo debía cumplir cada uno de los siguientes criterios: abordar la
justicia ocupacional o conceptos estrechamente relacionados (es decir, injusticia
ocupacional); conceptualizar la “ocupación” como todas aquellas actividades en
las que participan las personas; no ser una revisión de un libro o un artículo; estar
en inglés. Usando esos criterios, se incluyeron ocho capítulos de libros y 58
artículos para su revisión completa.

La tercera etapa incluyó la búsqueda manual de revistas clave (aquellas que


arrojaban más de tres artículos en la búsqueda inicial: American Journal of
Occupational Therapy, Australian Occupational Therapy Journal, British Journal of
Occupational Therapy, Canadian Journal of Occupational Therapy y Journal of
Occupational Science) y los textos de autores clave. También se revisaron las
listas de bibliografía de referencia identificadas en la segunda etapa buscando
autores clave y recurrencia de citas. La tercera etapa agregó otras 16 obras, para
conseguir un total de 19 capítulos de libros y 63 artículos.

Por último, en la etapa cuatro se usaron criterios de inclusión/exclusión adicionales


para asegurarse de que la bibliografía se enfocara en la conceptualización y el
desarrollo de la justicia ocupacional. Estos criterios adicionales exigían que cada
artículo o capítulo no se limitara a repetir información o a citar material de otro
artículo que ya estuviera incluido; y debía contener una discusión conceptual y
teórica acerca del concepto de justicia ocupacional o conceptos relativos a ella
(por ejemplo, injusticia ocupacional). Se revisó exhaustivamente la bibliografía y se
excluyeron todas aquellas obras que no abordaran una discusión teórica o
conceptual (69 ítems), por ejemplo trabajos destinados a mostrar la aplicación de
la justicia (o la injusticia) ocupacional con aportes teóricos mínimos. Si bien
sabemos que la aplicación de conceptos teóricos puede propiciar análisis en este
sentido, un examen detallado de las aplicaciones de la justicia ocupacional estaba
fuera del alcance de esta revisión. En consonancia con los métodos de un estudio
de antecedentes (Arksey y O’Malley, 2005), no se evaluó la calidad de la
bibliografía puesto que ello podría haber dejado fuera análisis importantes
basados en criterios que no eran relevantes para los propósitos de esta revisión.

Se usaron las siguientes preguntas en la revisión y la extracción sistemática de


información a partir de la literatura identificada: 1. ¿De qué manera se
conceptualiza la ‘justicia ocupacional’? 2. ¿De qué manera se conceptualizan otros
términos relacionados con la justicia ocupacional y cuál es su relación con la
justicia ocupacional? 3. ¿Los autores presentan un marco o modelo de justicia
ocupacional para explicar sus conceptualizaciones? Estas preguntas enmarcaron
la interpretación acerca de cómo se conceptualiza la justicia ocupacional en la
literatura, cuáles conceptos relacionados pueden contribuir a una
conceptualización coherente o desviarse de ella, y de qué manera se desarrolla la
justicia ocupacional usando modelos o marcos. De cada publicación se extrajeron
aportes conceptuales utilizando una plantilla estándar desarrollada conjuntamente
por los autores de este artículo; luego, se examinó y resumió la información,
comparándola con los aportes de otras obras y analizándola para identificar su
coherencia conceptual interna, su exhaustividad y su contribución al debate.

Hallazgos
La estrategia de búsqueda arrojo un total final de 13 obras para incluirlas en la
revisión: cuatro artículos (Hammell, 2008; Townsend y Wilcock, 2004;
Whiteford, 2000; Wilcock y Townsend, 2000) y nueve capítulos de libros
(Kronenberg y Pollard, 2005; Stadnyk, 2008; Stadnyk et al., 2010; Whiteford, 2010;
Whiteford y Townsend, 2011; Wilcock, 1998, 2005, 2006; Wilcock y
Townsend, 2009). Dos teóricas, Wilcock y Townsend, dominaban en la literatura y
eran las autoras o coautoras de nueve de las obras, mientras que otras dos
teóricas, Stadnyk y Whiteford, son las autoras o coautoras de dos o tres obras,
respectivamente. Los otros dos artículos son de autoría de Kronenberg y Pollard
(2005) y Hammell (2008).
¿Qué es la justicia ocupacional?

El término ‘justicia ocupacional’ surgió a fines de los años noventa con la


integración del trabajo de Wilcock y Townsend (Stadnyk et al., 2010; Townsend y
Wilcock, 2004; Wilcock y Townsend, 2009). Según Wilcock, los valores que se le
asignan a las ocupaciones dependen de factores culturales y sociopolíticos
(Wilcock y Townsend, 2009). Además, aseveró que puesto que las ocupaciones
son un aspecto central de la existencia humana, poner restricciones a la
participación en una ocupación constituye una injusticia (Townsend y
Wilcock, 2004). Previamente, Townsend abordó temas relacionados con
‘empoderamiento’ y ‘práctica centrada en el cliente’. Estas autoras compartían su
interés por la ocupación y por la función que esta cumplía en la justicia social, y
cuestionaron si la justicia social abordaba de manera adecuada los derechos
individuales y colectivos de realizar una ocupación (Wilcock y Townsend, 2009) o
si se requería un concepto que prestara mayor atención a la ocupación.

Según la descripción de Stadnyk et al. (2010), la justicia ocupacional se centra en


“ocupaciones (tareas y actividades) significativas y con sentido que las personas
quieren, necesitan y pueden hacer considerando sus circunstancias personales y
situacionales” (pág. 331). Por lo tanto, una perspectiva de justicia ocupacional
reconoce que los individuos son seres ocupacionales y plantea que cada individuo
tiene deseos, hábitos y necesidades ocupacionales específicas que dependen de
su propio conjunto de circunstancias y capacidades, y que cada individuo requerirá
oportunidades ocupacionales diferentes para usar sus talentos y prosperar
(Townsend y Wilcock, 2004; Wilcock, 2006; Wilcock y Townsend, 2009). En la
literatura, las necesidades identificadas que se pueden satisfacer mediante las
ocupaciones incluyen “ejercer poder, decisiones y control ciudadano” (Townsend y
Wilcock, 2004, pág. 80); “nutrición del espíritu y la espiritualidad humana”
(Wilcock, 2005, pág. 85); “salud, calidad de vida y la manutención de familias y
comunidades … cuidando de sí mismo o de otros, disfrutando de la vida o
haciendo algo que se considera o es reconocido por otros como una actividad
productiva” (Stadnyk et al., 2010, págs. 334-335).

En el marco de la perspectiva de la justicia ocupacional, los individuos tienen


derecho a las mismas oportunidades de ejercer ocupaciones diferentes y
significativas con el fin de satisfacer sus necesidades básicas y aumentar al
máximo su potencial (Wilcock, 2006; Wilcock y Townsend, 2009). Un “mundo
ocupacionalmente justo se concibe como aquél cuyo gobierno permite que los
individuos prosperen haciendo lo que ellos mismos consideran lo más significativo
y útil para sí mismos y para su familia, comunidad y nación” (Wilcock y
Townsend, 2009, pág. 330). Eso requiere una asignación justa de los recursos
para permitir la distribución equitativa de derechos y privilegios que puedan
resultar del ejercicio de una ocupación, al tiempo que se reconocen las
necesidades ocupacionales específicas de los individuos. La vulneración de la
libertad de participar en estas ocupaciones da lugar a la injusticia (Wilcock y
Townsend, 2009).

La justicia ocupacional en relación con la justicia social

De los 13 artículos y capítulos revisados, ocho se refieren a la relación entre


justicia ocupacional y justicia social, si bien todos de un modo más bien somero e
incoherente. Las descripciones sobre la justicia social se centran por lo general en
la naturaleza social de los humanos en el contexto de la sociedad y en las
relaciones sociales, y abarcan la igualdad de los ciudadanos, la equidad de
derechos, el poder y las responsabilidades, así como la distribución justa y ética
de los recursos y las oportunidades que estos permiten (Stadnyk et al., 2010;
Wilcock, 2005, 2006; Wilcock y Townsend, 2009; Whiteford y Townsend, 2011).
Estos conceptos no se tratan de manera exhaustiva ni se vinculan con una teoría
coherente de justicia social. La justicia ocupacional se diferencia de la justicia
social, enmarcada en la idea de que los humanos necesitan la libertad de realizar
ocupaciones significativas. En ese contexto, se plantea que la justicia ocupacional
y la justicia social comparten el concepto de equidad (Wilcock y Townsend, 2000)
y la necesidad de una gobernanza justa de la sociedad que defienda la “justicia, el
empoderamiento y el acceso equitativo a los recursos, y la distribución de
derechos y responsabilidades” (Wilcock, 2005, pág. 84). No obstante, se reconoce
el debate en torno a la ‘exclusión mutua’ o la ‘naturaleza indiferenciable’ de la
justicia ocupacional y la justicia social (Wilcock y Townsend, 2009). Stadnyk y
colegas (2010) intentaron resolver dicho debate usando la visión previa de Wilcock
(2006), distinguiendo a la justicia ocupacional como algo complementario de la
justicia social. Las autoras sugirieron que la justicia ocupacional amplía las
nociones de justicia social reconociendo los derechos ocupacionales y, poniendo
énfasis en la importancia de permitir el ejercicio de ocupaciones significativas.
Stadnyk et al. (2010) también distinguen la justicia ocupacional de la justicia social
en términos de cómo la primera conceptualiza a los humanos como seres
ocupacionales con un conjunto único de necesidades, habilidades y recursos
ocupacionales. Esta obra se basa en una idea anterior de Stadnyk (2008) que
sostiene que las estructuras sociales pueden sentar las bases que determinan la
injusticia ocupacional.

¿Qué es la injusticia ocupacional?

Se han descrito una serie de conceptualizaciones sobre la injusticia ocupacional


que ayudan a explicar el significado de la justicia ocupacional aclarando de qué
manera es posible infringirla. Se describen cinco formas de injusticia ocupacional
con diversos grados de detalle.
Apartheid ocupacional

El apartheid ocupacional se produce en situaciones en las que las oportunidades


ocupacionales se otorgan a algunos individuos y se restringen a otros sobre la
base de características personales como raza, discapacidad, género, edad,
nacionalidad, religión, condición social, sexualidad y otros (Kronenberg y
Pollard, 2005). El apartheid ocupacional puede obedecer a restricciones
ocupacionales a nivel económico, social, legal o religioso, y generarse mediante
“medidas de políticas insensibles, colusorias o de explotación que mantienen los
privilegios por sobre la pobreza” (pág. 66). El apartheid ocupacional podría
considerarse una injusticia ocupacional formalmente institucionalizada.

Privación ocupacional

La privación ocupacional es el ejemplo más frecuente de injusticia ocupacional


que encontramos en la bibliografía revisada. Inspirándose en Wilcock (1998),
Whiteford (2000) definió la privación ocupacional como un “estado de exclusión del
ejercicio de ocupaciones necesarias y/o significativas debido a factores ajenos al
control inmediato del individuo” (pág. 201). Tanto Whiteford (2000, 2010) como
Wilcock (2006) sugieren que estas circunstancias externas pueden incluir factores
sociales, ambientales, económicos, geográficos, históricos, culturales, políticos o
interpersonales. Whiteford (2010) hizo la distinción entre privación ocupacional y
trastorno ocupacional, una condición transitoria que puede deberse, por ejemplo, a
una enfermedad. Se argumenta que la privación ocupacional tiene un efecto
generalizado y de largo plazo en los individuos (Whiteford 2012;
Wilcock, 1998, 2006) y también puede tener importantes consecuencias en
materia de salud (Wilcock, 2006).

Marginación ocupacional

La marginación ocupacional es la exclusión de ejercer ocupaciones sobre la base


de normas y expectativas ‘invisibles’ respecto de quién, cómo, cuándo, dónde y
porqué se puede realizar un determinado tipo de ocupación (Stadnyk et al., 2010;
Townsend y Wilcock, 2004). El concepto se describe además como aquellas
situaciones en las cuales algunos individuos o grupos pueden no tener la opción
de realizar ocupaciones valoradas, y quedan relegados a ocupaciones menos
prestigiosas o que permiten muy pocas elecciones o control (Stadnyk et al., 2010)
u oportunidades de toma de decisiones (Townsend y Wilcock, 2004). Hammell
(2008) agregó que la marginación se puede manifestar en exclusión social y
acceso limitado a oportunidades y recursos, o incluso provocarlos. Townsend y
Wilcock (2004) distinguen la marginación ocupacional del apartheid y la privación
ocupacional argumentando que la marginación ocupacional resulta de normas y
expectativas informales dentro de una infraestructura sociocultural. En otras
palabras, la participación de las personas en ocupaciones no está limitada por
leyes explícitas, políticas sociales o edictos religiosos, sino más bien por hábitos,
tradiciones y expectativas irreflexivas respecto de las conductas.

Alienación ocupacional

La alienación ocupacional se describe como una “experiencia prolongada de


desconexión, aislamiento, vacío, falta de sentido de identidad, expresión limitada o
reducida de la voluntad, o sensación de sinsentido” (Townsend y Wilcock, 2004,
pág. 80) y en relación con el ejercicio restringido (o forzado) de ocupaciones
consideradas como sin sentido ni propósito (Stadnyk et al., 2010; Wilcock, 2006).
Stadnyk et al. (2010) argumentan que las ocupaciones significativas son
enriquecedoras tanto mental como espiritualmente y moldean la identidad
personal. En ese sentido, realizar ocupaciones que no aportan experiencias
positivas puede impedir la formación de identidades positivas y por lo tanto,
agregan, resulta en una injusticia. La idea de injusticia queda implícita también en
el examen que realiza Wilcock (2006) de los posibles efectos altamente
perjudiciales para la salud que provoca la alienación ocupacional. Stadnyk et al.
(2010) afirmaron que aquellas situaciones en las que algunos individuos son
sometidos a situaciones de privación o alienación de ocupaciones altamente
valoradas y significativas mientras que otros son privilegiados con las mismas
(posiblemente a expensas de aquellos que resultan alienados o privados) podrían
derivar en situaciones de apartheid ocupacional.

Desequilibrio ocupacional

A nivel individual, el desequilibrio ocupacional se refiere a dedicar demasiado


tiempo a un ámbito de la vida a costa de otras áreas (Stadnyk et al., 2010). Por
ejemplo, los individuos que dedican exceso de tiempo al trabajo remunerado a
expensas de su vida familiar. Además, Wilcock (2006) argumenta que el
desequilibrio ocupacional puede producirse cuando la ocupación no está
sincronizada con las necesidades o rutinas personales o fisiológicas; por ejemplo,
un trabajo nocturno. A nivel de la sociedad, el desequilibrio ocupacional se
describe como aquellas situaciones en las que a algunos individuos se les
presentan muchas oportunidades de ocupaciones mientras que otros reciben
pocas ofertas, lo que redunda en que las personas o bien quedan sobreocupadas,
subocupadas o incluso sin ocupación (Stadnyk et al., 2010; Townsend y
Wilcock, 2004). Todas estas formas de desequilibrio ocupacional pueden tener
efectos perjudiciales sobre la salud (Wilcock, 2006), donde las estructuras
económicas, políticas y culturales son en gran medida responsables por las
situaciones de desequilibrio, particularmente con respecto a la distribución del
empleo remunerado (Townsend y Wilcock, 2004). Además, si esas estructuras
generan o mantienen situaciones de desequilibrio ocupacional, el resultado podría
presentarse como apartheid ocupacional. En las situaciones de desequilibrio
ocupacional, no solo las ocupaciones pueden estar distribuidas de manera
desigual sino también los derechos, los privilegios, los beneficios y las
recompensas asociadas con dichas ocupaciones.

Los conceptos de apartheid, privación, marginación, alienación y desequilibrio


ocupacional apuntan a diversas formas de exclusión ocupacional así como a la
imposición de ocupaciones poco favorables, por ejemplo, cuando los individuos
realizan labores que normalmente no elegirían. Los teóricos de la justicia
ocupacional argumentan que tanto la prohibición de realizar ocupaciones
significativas como la obligación de realizar otras que no son significativas o que
no se eligen de manera voluntaria pueden afectar el bienestar individual. Una
dificultad relacionada con estos conceptos radica en la falta de claridad conceptual
respecto de cómo determinar cuáles ocupaciones deberían evitarse o imponerse
sobre determinados individuos. Por ejemplo, acostar a un niño cuando este quiere
quedarse en pie y jugar se ajusta a la definición de injusticia y marginación
ocupacional; sin embargo, la mayoría de las personas estaría de acuerdo en que
el bienestar general del niño está por sobre su interés de quedarse en pie. De
igual modo, fumar cigarrillos está vinculado con un aumento del riesgo de
enfermedades cardiacas y pulmonares (Lloyd-Jones et al., 2009) y por lo tanto,
con problemas de salud; sin embargo, algunos individuos que fuman lo consideran
una ocupación significativa a partir de la cual obtienen beneficios sociales,
oportunidades de entablar relaciones con otros y sentido de pertenencia
(Katainen, 2012). ¿Constituye una injusticia expresada como privación y/o
alienación ocupacional impedir a los individuos fumar en situaciones sociales en
lugares públicos, la instancia donde estos más desearían expresar su
individualidad?

Aunque estos dos ejemplos describen situaciones que calzan con la definición de
injusticia ocupacional, se podría argumentar que estas injusticias quedan
neutralizadas por otras preocupaciones morales o de salud. Un argumento con
más matices tiene que ver no tanto con definir e identificar las injusticas
ocupacionales sino con determinar si la injusticia obliga a una determinada
respuesta. Obviamente, las situaciones de esclavitud, guerra, pobreza, abusos,
desplazamiento y un sinnúmero de otras circunstancias pueden indicar la
necesidad de una respuesta ante la injusticia, pero se requiere deliberar si estas y
otras injusticias apuntan a la necesidad de intervenir frente a las injusticias
ocupacionales. En ese sentido, el concepto de derechos ocupacionales está en
estrecha relación con las formas de injusticia descritas en la literatura.

¿Qué son los derechos ocupacionales?

En 2004, Townsend y Wilcock ampliaron el concepto de justicia ocupacional


proponiendo cuatro derechos ocupacionales, donde cada derecho se vincula con
una de cuatro formas de injusticia (vea el Cuadro 1). Los derechos se concentran
en permitir ocupaciones significativas, inclusión, autonomía y diversidad en la
participación, pero en su teorización las autoras no explican el surgimiento de
estos cuatro derechos. Estos derechos también se reflejan en el trabajo de
Whiteford y Townsend (2011).

Cuadro 1. Derechos ocupacionales propuestos por Townsend y Wilcock

Por el contrario, la formulación de Hammell (2008), que considera los derechos


ocupacionales como “el derecho de todas las personas de realizar ocupaciones
significativas que contribuyan de manera positiva a su propio bienestar y el
bienestar de su comunidad” (pág. 61), es muy similar a las anteriores
descripciones de justicia ocupacional propuestas por Wilcock, Townsend y
Stadnyk. Si bien Hammell aceptó brevemente la definición planteada por
Townsend y Wilcock (2004), no hizo diferencias explícitas en la forma de usarla ni
comentó sus definiciones. En este sentido, usar términos diferentes para
significados similares y los mismos términos para significados diferentes impide el
desarrollo, la asimilación y la aplicación de las ideas.

La Declaración de Principios sobre Derechos Humanos (2006) de la Federación


Mundial de Terapia Ocupacional (WFOT, por sus siglas en inglés) está
visiblemente ausente en la mayor parte de la bibliografía sobre justicia
ocupacional. Dicha Declaración usa términos y conceptos muy similares y reafirma
el apoyo de la WFOT a la Declaración Universal de Derechos Humanos de la
Organización de las Naciones Unidas. La WFOT amplió y especificó los derechos
de la Declaración recurriendo a una perspectiva ocupacional y declaró que “las
personas tienen derecho a realizar una variedad de ocupaciones que les permitan
prosperar, satisfacer su potencial y sentirse satisfechas de manera coherente con
su cultura y creencias” y “a recibir apoyo para realizar ocupaciones” (pág. 1).
Aunque esta Declaración de Principios no usa los términos ‘justicia ocupacional’ o
‘derechos ocupacionales’, los postulados planteados se alinean estrechamente
con aquellos propuestos en la bibliografía sobre justicia ocupacional.

El único trabajo entre aquellos que revisamos en nuestro estudio que menciona
esta Declaración de Principios es el de Whiteford y Townsend (2011). Si bien
reconocemos que siete de las obras revisadas se escribieron antes de la
publicación de la Declaración de Principios de la WFOT (2006), seis son de 2008 o
posteriores, lo cual implica tiempo suficiente para haberla considerado. Una
referencia a la Declaración de Principios podría reafirmar la importancia de seguir
elaborando la teoría que la sustenta y otorgarle sentido al desarrollo de los
conceptos, los marcos y los modelos de la justicia ocupacional.

Teorías y Marcos de la Justicia Ocupacional

La literatura revisada incluyó dos marcos teóricos relativos a la justicia


ocupacional. El primero de ellos pertenece a la teoría evolutiva de la justicia
ocupacional, de Stadnyk et al. (2010), que profundizó el marco propuesto por
Wilcock y Townsend (2004) y que fue reimpreso en Stadnyk (2008). El segundo
fue el marco participativo de justicia ocupacional de Whiteford y Townsend (2010)
(según se cita en Whiteford y Townsend, 2011). Ambos marcos se describen a
continuación.

Teoría evolutiva de la justicia ocupacional

La teoría evolutiva de la justicia ocupacional de Stadnyk et al. (2010) es la única


teoría integral sobre la justicia ocupacional identificada en la bibliografía revisada.
Consta de tres partes: 1) Un marco para explorar la creación y los resultados de
las justicias e injusticias ocupacionales; 2) Un marco para la justicia ocupacional; e
3) ideas y principios acerca de la justicia ocupacional. Vea la figura 1. La parte uno
apareció en ambas publicaciones de la teoría evolutiva de la justicia ocupacional
(Stadnyk et al., 2010; Wilcock y Townsend, 2004) y fue reproducida en Townsend
y Polatajko (2007).

Figura 1: Marco que explora la creación y los resultados de las justicias e


injusticias ocupacionales (Stadnyk et al., 2010, pág. 335; de Christiansen, Charles;
Townsend, Elizabeth. Introduction to occupation: The art and science of living, 2nd
ed. ©2016. Impresión y reproducción electrónica autorizada por Charles
Christiansen, Elizabeth Townsend).
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Este marco de tres partes persigue ilustrar “el cruce de ideas que dieron origen a
una teoría evolutiva de la justicia ocupacional” (Stadnyk et al., 2010, pág. 334). Si
bien es útil para catalogar algunos conceptos clave que se discuten en la
bibliografía sobre la justicia ocupacional, las explicaciones son limitadas y no se
ofrecen ejemplos ni pruebas que permitan dilucidar estos conceptos, justificar su
relación en el diagrama o explicar la selección de flechas en una o dos
direcciones. Además, no existe un análisis que permita elaborar sobre el
surgimiento del diagrama o explicar su aplicación teórica o práctica. Los conceptos
planteados en el diagrama tienen distintas definiciones en la literatura y entre las
disciplinas. Las definiciones de los conceptos y sus relaciones probablemente
ayudarían a mejorar la compresión sobre la justicia ocupacional y su aplicación.
Del mismo modo, los ejemplos de situaciones reales explicados según la
perspectiva de este marco podrían ser útiles para ilustrar de qué manera la justicia
ocupacional está arraigada en la práctica.

La segunda parte de la teoría de Stadnyk et al. (2010) es el marco para la justicia


ocupacional. Vea la figura 2. Las ideas clave de la “teoría exploratoria sobre la
justicia ocupacional” de Townsend y Wilcock (2004) son reiteradas en este marco.
Grosso modo, ilustra de qué manera los ‘factores estructurales’, combinados con
‘factores contextuales’, llevan a situaciones de ‘justicia o injusticia ocupacional’
que, a su vez, redundan en “resultados ocupacionales’. El marco sugiere que si los
factores estructurales y contextuales se alinean entre sí de manera tal de permitir
el respeto de los derechos ocupacionales, se facilita la justicia ocupacional y los
individuos tienen la oportunidad de realizar ocupaciones significativas que ellos
mismos elijan. Si, por otra parte, los factores estructurales y contextuales llevan a
circunstancias que obstaculizan el ejercicio de ocupaciones, se infringen los
derechos ocupacionales y puede surgir la injusticia ocupacional. Los resultados
ocupacionales se relacionan con los individuos o con los grupos sociales y pueden
ser positivos o negativos. Las autoras describen que las “injusticias ocupacionales
son, por consiguiente, condiciones estructuradas socialmente que dan origen a
experiencias ocupacionales estresantes” (pág. 338).

Figura 2: Marco de justicia ocupacional (Stadnyk et al., 2010, pág. 336; de


Christiansen, Charles; Townsend, Elizabeth. Introduction to occupation: The art
and science of living, 2nd ed. ©2016. Impresión y reproducción electrónica
autorizada por Charles Christiansen, Elizabeth Townsend).
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En la tercera parte del marco, Stadnyk et al. (2010) describen cuatro creencias y
cuatro principios básicos. Las creencias se basan en valores y supuestos acerca
de los humanos, entre ellos que la participación en “ocupaciones [tiene lugar] en
condiciones sociales que determinan la salud y la calidad de vida” (pág. 340) y se
nutren a partir de teorías de distintos ámbitos de estudios, como la ciencia
ocupacional, la terapia ocupacional, la filosofía, la ciencia y la antropología. Las
cuatro creencias indican que los humanos son seres ocupacionales, que realizan
ocupaciones como agentes autónomos, que el ejercicio de una ocupación es a la
vez interdependiente y contextual y, por último, que el ejercicio de una ocupación
es un determinante de la salud y la calidad de vida (Stadnyk et al., 2010).

Los cuatro principios “describe derechos, responsabilidades y libertades de


habilitación” y “surgen a partir del reconocimiento de que los individuos tienen
potencial, necesidades y fortalezas ocupacionales que afectan la salud y la calidad
de vida” (Stadnyk et al., 2010, pág. 343). Además, incluyen reivindicaciones
respecto del “empoderamiento a través de la ocupación; … .clasificación inclusiva
de las ocupaciones; … facilitación del potencial ocupacional; … [y] diversidad,
inclusión y ventajas compartidas en la participación ocupacional” (Stadnyk et
al., 2010, págs. 343-347). Si bien los principios parecen surgir a partir de las
creencias, la discusión no deja en claro de qué manera se desarrollaron ni si están
sustentados en trabajos teóricos o empíricos. Stadnyk (2008) intentó aplicar este
marco a un escenario específico con el fin de ejemplificar su utilidad para los
terapeutas ocupacionales que enfrentan situaciones de injusticia. Si bien se trata
de un marco útil, se requiere un enfoque analítico más generalizado para orientar
las prácticas en distintos contextos y situaciones individuales. El único marco
identificado que intenta hacer esto es el marco participativo de justicia
ocupacional de Whiteford y Townsend (2011), que se analiza a continuación.

Marco participativo de justicia ocupacional

El marco de Whiteford y Townsend (2011) es el único que intenta aplicar


conceptos de justicia ocupacional en la práctica. Se describe como una
herramienta conceptual para hacer justicia en situaciones prácticas individuales y
de la población en general (pág. 65), que apunta a “fortalecer a los terapeutas
ocupacionales’ y las habilidades de otros profesionales para despertar
sistemáticamente la toma de conciencia, articular y defender –tanto filosófica como
teóricamente– una visión transformadora de un mundo más justo en términos
ocupacionales” (pág. 66). El marco se estructura de acuerdo con seis procesos
que “perfilan seis destrezas de habilitación que son marcadores de alianzas
colaborativas fundamentadas por una visión de justicia ocupacional” (pág. 72).
Estos procesos tienen la intención de habilitar la colaboración y se configuran en
un contexto de prácticas y sistemas, que a su vez está integrado en un contexto
local, regional, nacional y mundial. Los seis procesos se pueden completar en
cualquier orden y, además de generar conciencia sobre la injusticia ocupacional,
implican “compromiso colaborativo con los asociados; mediación de acuerdos
respecto de un plan; estrategias de financiamiento de recursos; apoyo a la
implementación y la evaluación permanente; inspiración para promover la
sostenibilidad o el cierre” (Whiteford y Townsend, 2011, págs. 73-74). Cada paso
contiene una lista de preguntas orientadoras que apuntan a estimular la reflexión
crítica acerca de situaciones potenciales de injusticia ocupacional. No está claro
de qué manera las autoras identificaron y definieron las seis destrezas de
habilitación en base a las cuales se modela el proceso. Del mismo modo, si bien
las autoras describen en forma somera los dos niveles del contexto en el cual se
llevan a cabo los procesos, no queda claro de qué manera se definieron dichos
niveles.

En resumen, la justicia ocupacional es un concepto que denota derechos


individuales y colectivos de hábitos, necesidades y deseos ocupacionales
particulares y reconoce que estos se basan en capacidades y circunstancias
individuales. Sin embargo, su potencial para fundamentar las prácticas y las
políticas se vería reforzado si existiera mayor claridad, consenso y orientación
respecto de su aplicación. A continuación ampliamos brevemente los problemas
que surgen con la aplicación de los principios de la justicia ocupacional y
apuntamos a posibles vías de elaboración en el futuro.

Discusión: Actual Estado de Desarrollo de la Justicia


Ocupacional y Vías a Futuro

Aunque sus orígenes se sitúan en la ciencia ocupacional, Whiteford y Townsend


(2011) también vincularon la justicia ocupacional a la terapia ocupacional,
declarando que la “justicia ocupacional es la visión social implícita en la terapia
ocupacional” (pág. 69). Esta postura cuenta con el respaldo de la Declaración de
Principios sobre Derechos Humanos de la WFOT (2006), que indica que uno de
los desafíos que enfrentan los terapeutas ocupacionales radica en “aceptar la
responsabilidad profesional de identificar y abordar las injusticias ocupacionales y
reducir los efectos que experimentan los individuos a partir de ellas” (pág. 2). En
ese sentido, esta Declaración de Principios sostiene que la justicia ocupacional es
responsabilidad de los terapeutas ocupacionales, al tiempo que considera posible
que otros puedan nutrirse de ella o contribuir a su consecución. Stadnyk (2008)
también toma esta postura, pero sugiere que si bien la justicia ocupacional está
estrechamente alineada con los postulados básicos de la terapia ocupacional y
tiene el potencial de orientar su práctica, sigue habiendo obstáculos para los
profesionales clínicos. Si existen dichos obstáculos incluso para los terapeutas
ocupacionales, cuyo órgano mundial ha adoptado el enfoque, es posible que los
científicos ocupacionales y otras profesiones o enfoques también enfrenten
barreras similares. Esta revisión ha demostrado que entre los obstáculos para la
materialización de las potenciales aplicaciones del concepto de justicia
ocupacional se cuenta que las definiciones de justicia ocupacional propuestas y
sus términos relacionados carecen de claridad conceptual, no fueron elaboradas
haciendo referencia a otros trabajos académicos y no cuentan con pruebas
empíricas. Además, se necesitan modelos más sólidos para cerrar la brecha entre
la teoría y la práctica de la justicia ocupacional.

La literatura está repleta de descripciones de ideas, principios y conceptos


relacionados con la justicia ocupacional (por ejemplo, injusticia ocupacional,
derechos ocupacionales, marginación ocupacional, etc.); sin embargo, no existen
una definición clara o coherente del concepto. Presumiblemente, la plétora de
términos relacionados puede, con ciertos ajustes, contribuir a delimitar ligeros
matices entre justicia e injusticia ocupacional; sin embargo y al mismo tiempo, con
muchos términos se corre el riesgo de que el concepto general pierda su foco y se
torne difícil de comprender. En la bibliografía a la fecha, los esfuerzos para
profundizar en la comprensión han sido sacrificados en pro de enfocarse en
delinear el alcance aplicable del concepto.
Hammell (2008) argumenta que demasiados términos “que tienen especificidad
cultural y carecen de parámetros distintivos pueden servir más para enfangar que
para aclarar las aguas teóricas” (pág. 62), y la misma crítica es válida para otros
que intentan aplicar el concepto de justicia ocupacional al alivio de problemas
sociales apremiantes, como el racismo y la pobreza. Sin embargo, la solución
propuesta por Hammell fue sugerir incluso otro término general, ‘derechos
ocupacionales’, relacionado con los derechos humanos. No obstante, no queda
claro si esto soluciona el problema o incluso puede plantear otros. Por ejemplo,
¿las interpretaciones de la justicia ocupacional deberían enfocarse sobre todo en
los derechos? ¿Qué quedaría fuera? ¿Qué tanto más útil es el término derecho
ocupacional por sobre el de justicia ocupacional? Además, la definición de los
derechos ocupacionales sugeridos por Hammell no se alinea con otras
descripciones de los derechos ocupacionales en la literatura (Townsend y
Wilcock, 2004) y parece muy similar a las definiciones de justicia ocupacional.
Como tal, ¿también requeriría términos relacionados como el de injusticia
ocupacional y sus variantes? Aparte de su crítica a la sobreabundancia de
términos relacionados con la justicia ocupacional, Hammell (2008) no ofreció un
razonamiento claro que explique su preferencia por el término derechos
ocupacionales.

Además, tal como se ha indicado, el número de investigadores que contribuyen a


esta bibliografía es pequeño, y 11 de las 14 obras son de autoría de una
combinación de solo cuatro teóricas; otras tres autoras contribuyeron con los dos
documentos finales. ¿Será que la falta de claridad conceptual y las consiguientes
trabas que impiden el entendimiento desalientan la materialización de
investigaciones adicionales en este campo? Esta falta de entendimiento también
puede obstaculizar el desarrollo ulterior de ideas sobre la justicia ocupacional y los
derechos ocupacionales, y sus modelos prácticos relacionados.

Estamos conscientes de que la justicia ocupacional es un concepto de gran


riqueza y complejidad y, como tal, puede que no sea posible definirlo de manera
sucinta. Sin embargo, lo que queremos plantear es que una conceptualización
elaborada con atención delinearía claramente la relación entre justicia ocupacional
y justicia social, reconociendo las diversas aproximaciones a la justicia social y
precisando cuáles de ellas están efectivamente alineadas. (Esta idea se trata con
mayor detalle en el segundo artículo de esta serie). Además, si se requiere un
abanico de términos relacionados para capturar la complejidad de la justicia
ocupacional, entonces es necesario mapear las relaciones entre estos términos y
conceptos y desarrollarlas con mayor profundidad. Un mayor esclarecimiento de
los conceptos de justicia ocupacional mejoraría su disponibilidad, facilitando de
ese modo su aplicación para lograr políticas y prácticas más justas en términos
ocupacionales. Por otra parte, una mayor comprensión podría incentivar el
aumento de las investigaciones y la colaboración interdisciplinaria entre los
científicos ocupacionales y otras disciplinas.

Con respecto a las actuales teorías y modelos sobre la justicia ocupacional, si bien
Stadnyk (2008) aportó un ejemplo de gran utilidad sobre la aplicación de los
postulados básicos de la teoría evolutiva de la justicia ocupacional a un escenario
que implicaba la atención de ancianos, contar con más ejemplos serviría para
profundizar la comprensión de la teoría y ilustraría su aplicación. Sin embargo, lo
que es más importante es que tales ejemplos se deberían usar para complementar
una pauta general sobre cómo la aplicación de este modelo puede orientar la
práctica en distintas situaciones. Una pauta de ese tipo aún no se ha elaborado. El
único marco que intenta orientar la práctica de la terapia ocupacional es el marco
participativo de justicia ocupacional de Whiteford y Townsend (2011). Si bien se
ofrece una gran cantidad de información, algunos de los conceptos siguen siendo
intangibles. Por ejemplo, el marco se describe como “una herramienta conceptual
para hacer justicia” (pág. 65). Esta definición es bastante vaga e impone una
demanda que podría obstaculizar los esfuerzos por aplicar el marco. Además, si
bien las preguntas que orientan los seis procesos son bastante detalladas y es
probable que resulten útiles a la hora de orientar una reflexión crítica acerca de
situaciones de injusticia ocupacional, estos procesos se establecen en dos niveles
de contextos que solo se describen de manera breve y en términos muy
generales. Contar con un conjunto de preguntas para cada uno de los dos niveles
de contexto, similares a las que se plantean para cada uno de los procesos,
facilitaría la respuesta de las interrogantes de los seis procesos puesto que
ayudaría a trazar los límites y los recursos en su contexto, orientando de ese
modo aún mejor su aplicación práctica. Del mismo modo, contar con ejemplos que
apliquen el marco a situaciones prácticas tangibles, ya sea individuales o sociales,
serviría para modelar su uso.

Finalmente, en la discusión sobre su marco, Whiteford y Townsend (2011)


mencionan el uso del modelo por parte de diversas profesiones y la posible
aplicación de los conceptos de justicia ocupacional. Aunque existen motivos para
involucrar a distintas disciplinas y a la comunidad sanitaria en general, aún falta
por definir el trabajo en este ámbito, a excepción del caso de Wilcock (2006). Si
bien se ha avanzado mucho en la elaboración de teorías y modelos desde la
inauguración de los conceptos de justicia ocupacional, aún queda mucho por
hacer para salvar la brecha entre los conceptos de justicia ocupacional y el trabajo
y la práctica de la ciencia ocupacional, la terapia ocupacional y diversas otras
profesiones y disciplinas que abordan las injusticias en materia de salud y las
desventajas sociales.
Conclusiones
El concepto de justicia ocupacional se usa con creciente frecuencia en la literatura
y tiene el potencial de orientar el cambio social. La justicia ocupacional está
vinculada con el concepto de justicia social pero pone énfasis en las necesidades,
los hábitos y las capacidades ocupacionales específicas de los individuos, y en el
hecho de que la participación en ocupaciones significativas tiene impacto en la
salud individual y comunitaria. Existen pruebas en la bibliografía sobre la ciencia
ocupacional de un desarrollo permanente de los conceptos de justicia ocupacional,
donde un pequeño puñado de investigadoras ofrece definiciones diferentes de
ciertos términos y propone conceptos nuevos y abarcadores. No está del todo
claro si la suma de términos propicia o impide el desarrollo y la asimilación de una
aproximación ocupacionalmente justa a la práctica. También es probable que la
aplicación práctica de las teorías de la justicia ocupacional sea obstaculizada por
vínculos inadecuados entre estas teorías y los modelos prácticos. Con el fin de
mejorar la comprensión y la utilidad del concepto de justicia ocupacional, se
requieren críticas aún más rigurosas de la terminología, los conceptos y las
definiciones, además de modelos que orienten la práctica usando un marco de
justicia ocupacional. Además, una exploración acerca de la justicia ocupacional
desde distintas perspectivas disciplinarias puede aportar conocimientos
adicionales acerca de cómo seguir promocionando el desarrollo de conceptos,
teorías y modelos de justicia ocupacional.

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