Tuberculinum
Dr. Laren Bays
T
uberculinum es un remedio difícil de comprender.
Si bien está catalogado en muchas materias médicas
(Hering, Kent, Tyler, Burnett, Swan, Nash, Royal, Ro­
berts, Clark, A nshutz y H.C. A llen) y hay numerosos
artículos en la literatura homeopática de los últimos 1 00
años, sigue manifestándose la confusión cuando conside­
ramos las indicaciones para prescribir a Tuberculinum .
Los repertorios más grandes son de poca ayuda, como el
de Kent, que raramente incluye a Tuberculinum; Bden­
ninghausen y Boger no lo incluyen del todo; y el «Synthe­
tic Repertory)), que expone algunas indicaciones más que
el de Kent, aunque es de uso general . Si leemos las mate­
rias médicas encontramos que todos los autores citan los
mismos casos y dan cuenta del trabajo de los médicos an­
teriores, especialmente de Burnett y Swan.
Tuberculinum nunca ha sido totalmente experimenta­
do . Burnett y Swan hicieron pruebas experimentales f¡;ag­
mentarias y luegb lo prescribieron como medicamento de
una manera casi isopática. El noventa por. ciento de lo
que sí comprendemos de Tuberculinum se basa en expe­
riencias clínicas semejantes. Desgraciadamente, estos ca­
sos, o no eran tomados de manera completa, o no nos
fueron fueron relatados completamente, de manera que
las indicaciones homeopáticas verdaderas con frecuencia
están ausentes. Nos quedamos prescribiendo solamente
por la patología y por los síntomas «keynoteS>) .
De cualquier manera, todo este trabajo está muy lejos
de ser inútil , puesto que nos ha dado algunas líneas guía
para el uso de Tuberculinu m . Burnett sugiere que las per­
sonas con una historia familiar de tuberculosis encontra­
rían en Tuberculinum un remedio útil, y Swan lo
prescribía en primer lugar en pacientes con tuberculosis.
A partir de estas indicaciones hemos tenido 1 00 años de
experimentación clínica en el remedio. La prescripción en
esos años ha sido casi siempre de «acertar o no acertar»
(«dar o no en el clavm>) con «keynotes» o síntomas pato­
lógicos o isopáticos, y se ha hecho con muchas diferentes
formas del nosode ( Tyler, Kent, Boericke, F. Carrer,
A nshutz y la « ludian Edition of the Materia Medica of
the NosodeS)) hablan acerca de estas diferentes formas) y
los casos no fueron casi nunca suficientemente bien rela­
tados; pero todo este trabaj o , no preciso, nos da material
a examinar y nos ayuda en el uso más preciso de Tubercu­
linum. George Vithoulkas es un maestro moderno de la
Homeopatía que ha delineado el tema central o «esencia»
de Tuberculinum , y tan sólo con su generosa ayuda he si­
do capaz de empezar a prescribir Tuberculinum con exac­
titud. Lo que sigue es una síntesis de los comentarios de
maestros anteriores y presentes de la Homeopatía, ade­
más de experiencias con veinte casos detallados de Tuber­
culinum .
En los estadios iniciales, la gente que necesita Tubercu­
lina es vital. Viven intensa y estusiásticamente. Muchas
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de esas personas son extrovertidas, tienen confianza en sí
misma, con una voluntad fuerte y son excitables. La in­
tensidad está especialmente pronunciada. Los pacientes
de Tuberculinum son intensos hasta un grado patológico .
Vithuoulkas dice que los sentimientos se captan de ma­
nera tan fuerte que los pacientes se queman con intensi­
dad . El otro lado de este estado, por supuesto, es que se
consumen. Edna St. Vicent Mil/ay expresó esto muy bien
diciendo : «Yo quemo mi vela por ambos extremos. No va
a durar toda la noche. Pero ¡ ay ! mis amigos y mis enemi­
gos , me da una luz embriagadora». En «La Montaña Má­
gica» Thomas Mann describe el estado mental de los pa­
cientes del sanatorio de tuberculosos como inicialmente
intenso, brillante, vivaz, la vida de la fiesta, llenos de una
risa alegre y de excitación. Sin embargo después, estos
pacientes se colapsaban por el ejércicio y les costaba
muchos días el recuperarse. Tanto este intenso quemarse
por dentro como este estado de estar quemado son cu­
biertos por Tuberculinum.
Si la intensidad del paciente no es canalizada compro­
metiéndose totalmente en algo, le surge un anhelo . Algo
no está bien , algo no está completo, algo le falta a la vida
-hay una fuerte insatisfacción por la vida. Les parece
que cualquiera que sean las circunstancias de la vida están
incompletas . Esta insatisfacción crece y con ésta surge la
sensación de que «si tan sólo pudiera . . . cambiar, si tan
sólo pudiera estar con tal o con cual persona. . . me
sentiría otra vez bien » . Esto no es un sentimiento de que
algo esté mal con ellos personalmente; no es una reacción
de irritabilidad o de impaciencia o de una mente crítica,
aunque éstos pueden ser síntomas secundarios . Es una
sensación de que hay algo incompleto, de que si tan sólo
algo pudiéramos cambiar en el mundo , nuevamente
resultaría interesante, nuevamente podría uno invo­
lucrarse y sentirse satisfecho . Es en general un enfoque
externo . Pueden comenzar buscando su plenitud por
cambiar de pareja sexual, de lrabajo, de una casa o en
una afición nueva e interesante. Pueden hacer cualquier
cosa que les ofrezca la esperanza de volverse a excitar y
volverse a involucrar totalmente, desde el sexo hasta una
doctrina espiritual . Pero rara vez están satisfechos duran­
te un largo tiernpo , porque con frecuencia es la excitacion
del cambio lo que les estimula, más que la consecución
del objetivo deseado, lo cual simplemente les da un alivio
temporal .
Por ejemplo , una azafata que está yendo siempre a lu­
gares nuevos, describe que le gusta viajar: «Hay un pro­
pósito en ir a algún lado. N unca sé lo que voy a ver , a
quién voy a conocer, o qué es lo que me puede pasar, hay
tantas posibilidades . . . pero siempre me siento nuevamen­
te decepcionada cuando regreso a casa)).
O una mujer muy atractiva, que era muy rica y tenía
rnuchas parejas sexuales, que era como la parte primaria
del centro de su vida: «Está la excitación de que cada vez
estoy comenzando a involucrarme. Me siento maravillosa
durante los primeros seis meses, más que nunca . . . mi
nuevo amante me parece el mejor. . . pero nunca dura».
O un hombre con tres carreras brillantes detrás de él
(había tenido una compañía de diseño interior y antes
había trabajado con éxito como vendedor de seguros y
como agente de estado) : «Tengo estándares muy altos y
cuando estoy en el trabajo de conseguirlos me siento muy
bien . Pero nunca me siento satisfecho cuando las cosas
van bien ; odio estar continuamente atado a algo, mi
nueva compañía es más satisfactoria porque es en la que ·
más variedad ha habido . . . » (no fue de Nux Vómica) .
El paciente de Tuberculinum mantiene una sensación
bastante consistente de bienestar, siempre y cuando tenga
suficiente cantidad de energía y esté en el proceso de un
cambio o mayor o mejor o más estimulante. Es interesan­
te notar que los miedos o las ansiedades no son caracterís­
ticos de Tuberculinum . Estos pacientes casi siempre están
optimistas. El futuro siempre puede tener posibilidades
brillantes , pero si pierden las esperanzas se ponen muy
ansiosos y pesimistas. Clásicamente, los pacientes tuber­
culosos han sido los pacientes más optimistas. Roberts
pone a Tuberculinum en el grado más alto en «hopeful»
(esperanzado) en su « Study of Remedies By Compari­
son » .
E n tanto que continúa este proceso, aparece l a frustra­
ción, la insatisfacción o un estado de pérdida de entusias­
mo. Empieza a haber una visión pesimista de no poder
llenar sus sentimientos, ¿cuántas veces tendrá que volver
a cambiar antes de realizar lo que anhela, que siempe
vuelve y que todavía no hay ninguna satisfacción real?
Este patrón lleva inevitablemente a la frustración .
La frustración viene si el proceso de cambio no puede
continuar, si por responsabilidades, por falta de dinero o
por otras fuerzas externas se hace imposible o demasiado
difícil conseguir el impulso de su anhelo interior.
Aquellos que sienten más restricciones y que pueden
desear las cosas más inalcanzables son los niños.
Los niños de Tuberculinum pueden ser muy difíciles. Si
bien pueden estar apropiadamente limitados por su falta
de desarrollo y por sus padres, reaccionan con frustra­
ción y con cólera. Estos niños hacen terribles rabietas .
Pueden pegar a los padres, romper y tirar cosas. Este
comportamiento no es verdaderamente malicioso, es más
bien un estado reactivo . Hay tanta frustración que literal­
mente se pegarían cabezazos contra la pared (que es un
síntoma especial de Tuberculinum) o contra cualquier co­
sa que los restringier<a. Por ejemplo , si requieren la aten­
ción de los padres y no la estári obteniendo, pueden reac­
cionar intensamente demandando atención con todas sus
fuerzas. Estos niños pueden exasperar muy fuertemente a
sus padres, ·queriendo esto o lo otro, y no importa lo que
les den , muy pronto se sienten insatisfechos. Esta frustra­
ción , más la intensidad, más su manera de reaccionar
representan el mundo de Tuberculinum . ¡ Con razón los
padres de los niños de Tuberculinum se desesperan !
Creo que advertimos menos este comportamiento en
los adultos por su habilidad para «mantenerse en activo » ,
haciendo l o que quieren hacer para relajar s u tensión . Sin
embargo, este grado tan alto de frustración puede estar
presente. Cuando ésta existe, hay un estado interno inten­
so que Roberts describe como una «irritabilidad in­
controlable» y afirmando que «debe destrozar los objetos
para aliviar su tensión nerviosa».
El paciente Tuberculinum necesita implicarse intensa­
mente; sus deseos y sus visiones están siempre en el hori­
zonte. Están aburridos con el presente; la rutina del tra­
bajo les molesta, aunque sea un trabajo económicamente
satisfactorio y estén teniendo éxitos . «Si tan sólo pudiera
cambiar me volvería a sentir bien otra vez». Tuberculi­
num está librando continuamente una batalla contra el
aburrimiento. No se permite experimentarlo. Cuando es­
tán aburridos se tienen que mover, y si no pueden cam­
biar, entonces se sienten frustrados y coléricos (lo cual no
es nada aburrido). Eventualmente, por el sufrido repetí­
miento pueden evitar cualquier compromiso , cualquier
cosa que les limite, eligiendo «vivir en el presente» .
Este mismo patrón s e refleja en las relaciones persona­
les . · Primero son insaciablemente románticos. George
Vithoulkas dice que Tuberculinum es el remedio más ro­
mántico de la materia médica. Esta gente son los que
tienen el síndrome del príncipe azul o de la bella princesa,
siempre buscando la pareja perfecta y nunca encontrán­
dola . Pueden tener muchas relaciones románticas, que les
duren unas cuantas semanas o unos cuantos años, cada
una intensa, con la subsecuente comprensión de que no
son satisfactori-as : « Mis necesidades no están siendo lle­
nadas» , y les da enoj o . « ¿ Por qué no eres como cuando
nos conocimos ? » . Luego, en su siguiente relación repiten
el mismo modelo. Este enfoque en las relaciones no es so­
lamente emocional; está acompañada de una fuerte se­
xualidad. Con ambos elementos presentes, fácilmente
entran en aventuras románticas.
Así que tenemos a este individuo intenso, anhelante,
frustrado, que rara vez está satisfecho y que siempre bus­
ca un camino. Eventualmente «se quema». Esto parece
sucederle más rápidamente a las personas que mantienen
sus emociones por dentro . Históricamente el ejemplo clá­
sico es el de la j oven mujer que se queda en casa pintando
y pensando en su amante. Se llena de emociones intensas ,
se pone débil , «declina» y muere romántica y trágicamen­
te de tuberculosis.
Cuando estos pacientes se agotan, se debilitan de cuer­
po y eventualmente de mente. Kent menciona que cuando
hay un debilitamiento gradual con pocos síntomas, uno
puede empezar a pensar en aplicar Tuberculinum . «Con­
sideren qué est ado emocional y mental ha llevado a este
estado de debilidad. Si han estado llevando una vida in­
tensamente emocional y han seguido el patrón que ya he­
mos mencionado y gradualmente se han hecho más y más
débiles, entonces vale la pena probar de confiar en Tuber­
culinum, por la historia médica previa o por los pocos
síntomas disponibles» .
Otro comentario d e Kent e s «una imagen inalterable, e
insuficiente de síntomas, es a menudo la indicación de
Tuberculinum» . Esto en sí mismo no es suficiente para
prescribirlo, pero sí considerando el patrón de Tuberculi­
num : anhelo, cambio, insatisfacción , luego de nuevo
anhelo o ansia, quemándose por dentro con emoción, in­
satisfacción, luego de nuevo anhelo o ansia, quemándose
por dentro con emoción , frustración y más ansia. No nos
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 asombra pues que Tuberculinum esté en el repertorio en
«agravación periódica» (especialmente agravado en gene­
ral cada 2 1 días con dolor de cabeza agravado cada 7 a 1 4
días). Con este estado fluctuante y las circunstancias
diarias de cambio, el cuadro sintomático puede . .parecer
caleidoscópico -si no vemos profundamente en el estado
de la mente y en el patrón de vida.
Conforme va progresando la enfermedad, estos pa­
cientes con fuerzas vitales más débiles, experimentarán
síntomas mentales más severos . Kent habla de tuberculo­
sis y de locura como condiciones convertibles. Yo todavía
no he tratado bastantes pacientes psicóticos y esquizofré­
nicos para saber si esto es cierto, y tampoco hay suficien­
tes casos en la literatura que demuestran claramente la fa­
se fundamental de. Tuberculinum. Uno puede imaginarse
que podría existir una insatisfación, frustración y reacti­
vidad crecientes, todo intensamente sentido y que en oca­
siones la mente diera de sí y terminara, como se expresa
en las rúbricas del «Synthetic Repertory», en : «confu­
sión , idiotez; las cosas familiares le parecen extrañas, de­
sesperación, manía por el trabajo, no puede recordar lo
· que acaba de decir, equivoca el nombre del objeto que ve
por el .que desea, habla absurdo, todo le parece extraño y
desea vagar a la aventura».
A nivel físico hay varios puntos de enfoque. Los descri­
biremos brevemente. Para más información a este nivel
recomendaría la materia médica de Kent; Clark; Burnett;
y H. C. A !len en la «Materia Médica of the Nosodes», que
son los que catalogan más síntomas con pacientes que
han tenido tuberculosis y dan una mezcla de los síntomas
de experimentación y de los síntomas curados . Este mate­
rial parece de una relativa fiabilidad.
En muchos de los casos observados y en la literatura
parece haber una jerarquía de los síntomas a nivel físico;
síntomas de las membranas mucosas con coriza y con ca­
tarro; posteriormente de garganta con hinchazón de los
ganglios cervicales; luego síntomas laríngeos con infla­
mación y tos; seguidos de síntomas bronquiales y pulmo­
nares con bronquitis, asma, neumonía, y en un estado fi­
nal tuberculosis. Históricamente la tuberculosis era la
patología mayor para la cual se prescribía Tuberculinum,
pero hoy las bronquitis crónicas, el asma y la neumonía
probablemente sean las enfermedades que con más fre­
cuencia veremos. En alguna de estas condiciones hay una
afinidad por el ápex izquierdo del pulmón y por las afec­
ciones respiratorias que están acompañadas de una ex­
ceptoración espesa, suelta y mucopurulenta.
Otras áreas de influencia de Tuberculinum que valen la
pena de ser anotadas son : las gripes severas, los proble­
mas renales crónicos, las cefaleas con dolor ínuy profun­
do dentro de la cabeza o con sensación de una banda, y
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' .
las erupciones en la piel (que incluyen el envenenamiento
por rhus, el herpes circinatus, las afecciones fungoides y
la lepra) . Los síntomas de piel están acompañados de ar­
dor y prurito intenso.
Tuberculinum tiene algunas buenas generalidades y
«keynotes» que nos ayudan a confirmar la exactitud de la
prescripción. El prescribir solamente por estos síntomas
con frecuencia nos lleva a engaño , pero pueden ser efi-
, 'cientemente·usados para recordar e f'r emedio o para con­
firmarlo si hemos visto ya evidencia de éste a niveles más
profundos . Los síntomas generales y los «keynotes» tam­
bién son útiles cuando un paciente presenta en un estado
colapsado pocas quejas concretas; si alguno de estos
síntomas está presente puede ayudarnos a considerar el
remedio que no se ve claramente: Podemos entonces con­
firmar si el patrón de vida del paciente es consecuente con
la esencia del remedio .
Lo que sigue es una lista de los «keynotes» y síntomas
generales más importantes .Tuberculinum . Están seguidos
por una relación de frecuencia en el acontecer de 20 casos
curados con Tuberculinum. Nótese que la frecuencia con
que estos síntomas ocurrieron es bastante baja. Si sólo
hubiéramos utilizado estos síntomas para prescribir Tu­
berculinum hubiéramos errado :
1 ) Las comidas deseadas son: carne ahumada (5 /20) ,
dulces (8/20), pan (4/20), tocino (4/20), leche (3 /20), vi­
no (2/20) .
2) Miedo a los perros (5/20), miedo a los gatos (0/20).
3) Deseo importante de aire libre, esto es, que el viento
le sople en la cara ( 1 0/20).
4) Agravación en clima frío y húmedo (9/20) .
5) Mejoría en la montaña ( 1 /20) .
6) Agravación por el movimiento en afecciones severas
de las articulaciones (0/20) .
7) Transpiración profusa durante la noche y al hacer ·
ejercicio (6/20).
8) Bochornos y calor en la cabeza (4/20) .
9) Alopecia de la barba, «tinea barbas» (0/20).
1 0) Emaciación con gran apetito (2/20).
1 1 ) Historia familiar de tuberculosis (9/20).
Se espera que estas notas de Tuberculinum hagan que
su prescripción sea más accesible y permitan que la prue­
ba clínica sea verificada por las observaciones poste­
riores. Cualquier inexactitud o descuido se debe a mi pro­
pia falta de experiencia. Verdaderamente, en Homeopa­
tía cuanto más estudia uno más se da cuenta de lo po­
quito que sabe.
- Dirección del autor: Dr. Laren Bays. 905 S. Normandie. Los Ange-
·
les, CA 90006.
- Extraído de la revista <<Homeotherapy>>. Traducción y revisión: Dra.
Rosa Beléndez y Dr. José M. a Quera/t.