Está en la página 1de 6

Universidad Tecnológica De Honduras

 
 

 
 
 
 
ASIGNATURA:
HISTORIA DEL DERECHO HONDUREÑO

 
CATEDRÁTICO:
LIC. EDUARDO FIGUEROA
 
ALUMNA
MICHELL PINEDA
 

TRABAJO:
RESUMEN SOBRE DELITO DE VIOLACIÓN EN LA HONDURAS COLONIAL 

CHOLUTECA, 20 DE NOVIEMBRE DEL 2022


EL DELITO DE VIOLACIÓN EN LA HONDURAS COLONIAL
En esta época, se identificaron tan solo siete casos de violación o estupro
violento en los expedientes estudiados, este bajo número puede atribuirse a
varias causas: primero, las edades de consentimiento no estaban establecidas,
entonces todo abuso a una menor de edad era considerado como estupro;
segundo, la alta valoración de la virginidad de una mujer decía que la violación
a una mujer no virgen fuese desestimada; tercero que el miedo de las víctimas
a su agresor las disuadía de denunciar; y, cuarto, a la falta de las pruebas
correspondientes para identificar el crimen.

En la mayoría de los casos se pudo identificar que en la edad ninguna


superaba los 16 años, esto se debía, posiblemente a que a esa corta edad se
aumentaba su vulnerabilidad, y eran presas fáciles para sus agresores. Y si
hablamos de la edad de los agresores varían desde los 25 años hasta los 40
años, así como la corta edad de las victimas les hacía más vulnerables, la
adultez del agresor des daba mayor seguridad al momento de cometer el
crimen.

La mayoría de las violaciones identificadas, se realizaron en lugares aislados,


cuando las niñas se encontraban solas, o alejadas.

Cada vez más, al indagar sobre este tema, es impresionante que para ser un
delito que para muchas personas les parece de menos, o hacen comentarios
tan misóginos como que porque una mujer no se defiende, o simplemente se
aleja, y terminan diciendo que si una mujer es abusada es por su culpa, por
ofrecerse, entre otros comentarios, cuando realmente no conocen nada sobre
ello.

En estos casos por ejemplo, podemos ver que ellos lo planeaban tan
sigilosamente, buscando lugares, y momentos donde ellas no tuvieran ningún
apoyo, y así las llevaban a lugares solitarios, o se apoyaban de terceros para
engañarlas y que ellas confiaran más.

Este tipo de criminales siempre han preferido a las niñas, a las menores de
edad porque siempre les han sembrado un miedo mayor hacia ellos, sus
agresores, una niña tiene miedo de hablar, por eso son mucho más
vulnerables.
Las denuncias por violación o estupro violento eran usualmente interpuestas
por un familiar cercano o por la misma víctima, si no contaba con el apoyo de
sus parientes. Conocer quién interponía la denuncia por violación permite
comprender la ofensa cometida, pues cada denunciante reclamaba cosas
diferentes. Entre los casos estudiados, tres denuncias fueron puestas por la
madre, una por el padre, una por un tío y dos por la víctima. Las denuncias
realizadas por las madres insistían, por lo general, en indicar la pérdida de la
virginidad de sus hijas y en solicitar la reparación del daño acaecido. Esto,
probablemente, porque las madres comprendían la gravedad de la pérdida de
la virginidad ante los ojos de la sociedad colonial.

Al ser una época, donde la sociedad valía más que cualquier cosa, las madres
y padres denunciaban más por limpiar su nombre, ya que el que su hija dejara
de ser virgen independientemente si era por violación o con consentimiento, lo
que les importaba era el honor, y de su imagen social, más que el hecho de
que sus hijas fueran violadas, y el daño psicológico que eso provoca, con que
dejaran de ser virgen era la ofensa, y buscaban justicia pero por el honor de la
familia. Por eso mismo, dice que había familias que nunca presentaban
ninguna demanda, evitando cualquier escándalo público.

Las declaraciones de las víctimas eran el fundamento esencial de las


denuncias por este crimen. Como ya se ha señalado, la mayoría de las
violaciones sucedía en lugares aislados y sin testigos, por lo que era necesario
que la justicia recolectase una descripción pormenorizada de los hechos para,
posteriormente, compararla con la defensa del acusado.

En algunos casos, no se necesitaban pruebas porque la violación era clara,


pero en otros, como ser el de Magdalena Valeriano en 1795, no se le cuestiono
por su virginidad, pero si se le pregunto si había sido solicitada por su agresor
anteriormente, ella revelo que su agresor ya la había solicitado en el río, en ese
mismo lugar en una fecha posterior, él ejecutó la violación objeto de la
denuncia. Su agresor sabía muy bien que ella iba sola al río, y estaba
pendiente de las horas que ella lo hacía, y la atacó cuando más vulnerable se
encontraba. A pesar de que describe la violación como un acto brutal,
Magdalena, no dio noticias a sus padres, quizá por el miedo que tenía a
Argueta quien era el alcalde del pueblo. Según ella, este mismo temor a su
agresor la llevo a asistir a otras sesiones sexuales con él. Esta declaración
jugaba en contra de la víctima, ya que sin haber denuncias en la primera
instancia las justicias presumirían su consentimiento.

Este caso es de mucha atención, porque como se puede corroborar que


Magdalena decía la verdad, estaba de contraparte de un Alcalde, alguien con
mucho poder, y que ella declarara que siguió teniendo citas sexuales con él, es
algo contraproducente, un dato también es que ella estaba embarazada de él, y
cuando hizo la denuncia tenía un mes de haber parido a su hijo, cosa que da a
conocer que tardo meses en decidir denunciarlo, el expediente de este caso
quedo incompleto.

Después de tomar la declaración de la víctima, el siguiente paso en el proceso


judicial por violación o estupro violento era confrontar al acusado. Así como las
descripciones de las violaciones coincidían en el método de ejecución, la
mayoría de declaraciones de los acusados presentan defensas similares, pues
sostenían que no habían forzado a copular a las acusadoras. Y cuando
admitían la relación sexual, aseguraban que había sido consensuada, sin que
mediase fuerza. Un ejemplo de negación de la agresión sexual se dio en 1687,
cuando Miguel Ramos negó rotundamente haber intimado con María Michaela.
Según la denuncia de la madre, Miguel irrumpió en sus aposentos y, con
amenazas de que las embrujaría, violó a su hija. Ramos presentó una coartada
perfectamente coherente acerca de su presencia en la casa de la víctima

Miguel Ramos intenta distanciarse en comunicado violación, se victimizó como


si lo hubieran llamado a ayudar, y bajo este engaño lo acusaron de un crimen
que no cometió. Probablemente solo la verdad admitió haber pasado la noche
en casa del imputado La víctima despertó sospechas porque en ese momento
se creía que era vergüenza para dos mujeres solteras, como la que fue
atacada y su madre - entretuvo a un hombre no tienen parentesco ni obligación
de obedecer a nadie.
Los tribunales indianas tienen expertos para escuchar Confirmación de
violación, incluida la inspección de partes privadas víctima para verificar su
integridad. En el interior revisión de la literatura, sin informe detallado cómo se
hizo la revisión o qué indicadores buscaban verificar la integridad o
incumplimiento de la víctima. A pesar de esto, conservan declaración de mujer
citada desarrollar pericia, precisamente en el caso de dos niñas violado, lo que
puede indicar autoridades por la integridad física y gravedad de la víctima si se
prueba el delito, será sancionado.

En la época colonial el estupro violento era un proceso civil, por lo que las
condenas no eran equitativas al daño físico, psicológico y moral sufrido por las
víctimas. De los siete casos de violación incluidos en esta investigación,
solamente dos se encuentran fulminados propiamente, mientras que en otros
dos se les concedió el perdón a los acusados. Los tres casos restantes
representan las situaciones que acontecían en el proceso judicial colonial: en
un caso el reo se escapó; en otro, el expediente quedó incompleto y,
finalmente, en un caso se desestimó la denuncia.

Los juicios por violación en la Honduras colonial rara vez terminaban en castigo
para el acusado y, cuando lo hacían, las multas impuestas no eran
proporcionales al daño causado a la víctima. Los acusados se valieron de su
condición social para salir impunes de los cargos, como lo demuestra el hecho
de que los empresarios españoles pagaran a duras penas pequeñas multas, o
que los soldados se evadieran de la pena con el pretexto de defender la
provincia.

El caso de violación mostró cuán limitado era el concepto de "consentimiento"


en la sociedad colonial, ya que los delincuentes podían argumentar que niñas
menores de 10 años habían consentido en tener relaciones sexuales con ellos
sin escandalizar a un juez. El debate se amplificó cuando surgieron varios
casos en la presentación en los que la parte acusadora tuvo relaciones
sexuales con el acusado y afirmó que no era algo que él estaba del todo
dispuesto a hacerlo.
Parte del problema era la falta de conocimiento científico sobre el desarrollo
cognitivo de las personas y de las capacidades necesarias para el
consentimiento. Esto se resolvería más de cien años después del periodo
colonial, con los estudios psicológicos del siglo XX.

Suena terrorífico que se le creyera a un hombre adulto, que una niña menor de
diez años tenga relaciones sexuales consensuadas con él, aunque no dice que
se le creía, solo con el hecho de dejar argumentar eso. Hablamos de una niña
con toda la inocencia del mundo, donde las leyes son a quien más deben
creerle.

También, el ponerse en los zapatos de estas mujeres que estaban bajo un


sistema opresor, y una sociedad hipócrita, familias que no brindaban apoyo a
sus hijas las cuales pasaban por traumas, y en algunos casos su solución fue
darle el perdón al agresor para poder recuperar de una u otra forma su honor
en una sociedad inmoral… Quizá la justicia cambio, y la manera de llevar estos
casos igual, pero desgraciadamente seguimos viviendo en una sociedad
machista, donde hay niñas, jóvenes y mujeres, que viven a diario con estas
torturas, que por el temor a sus padres, a sus agresores, incluso a la sociedad
prefieren el silencio.

Que más daría para decir que todo lo que paso en la época colonial, la
violación en esta época quedo atrás, pero a ignorancia de las personas
perdura, aunque la mayoría de familias si brindarían su apoyo a sus hijas, de
igual manera hay familias que ellos mismos les ponen silencio para no
deshonrarlo, siguen dándole más importancia al honor. Lo único que ha
cambiado es que las mujeres legalmente tienen los mismos derechos que los
hombres, pero moralmente no, se da más en los lugares rurales que siguen en
el siglo 19, donde hay muchísimos casos de violación, donde las víctimas son
menores, pero ni un solo caso es denunciado.

 “Para reconducir la conducta de los agresores es necesario trabajar desde un


reconocimiento real por parte del agresor de los abusos que ha cometido. Con
los agresores se puede hacer una intervención, pero no está demostrado que
se corrija la conducta”

También podría gustarte