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A Propósito de la Psicosíntesis

En este artículo se aclaran algunos conceptos claves de la Psicosíntesis y su manera


particular de convertirlos en práctica cotidiana. Se resaltan sus orígenes históricos y
la figura de su fundador, Assagioli (1888-1974), investigador que supo realizar una
labor de síntesis de los saberes de su época, movido por su afán de alejarse de
reduccionismos. Nos lega un corpus teórico-práctico nada excluyente, abierto a la
incorporación de otros saberes para la creación de un mundo mejor.

La Psicosíntesis es el arte de crear equilibrio y armonía en el panorama


constantemente agitado de nuestros distintos aspectos en pugna, productores
habituales de los conflictos internos. Nos muestra cómo desidentificarnos de
dichos aspectos, aprendiendo a situarnos en ese espacio neutral, desprovisto de
contenidos continuamente cambiantes como son las sensaciones, emociones,
pensamientos, etc., que es designado Centro. En otros términos, la psicosíntesis
personal es la culminación del proceso de identificación con este Centro, que ocupa
el área consciente en el esquema ya clásico (el huevo) que se maneja en las
escuelas y centros de psicosíntesis.

A lo largo de la realización de nuestras prácticas psicosintéticas, en un tiempo


relativamente breve, la mayor parte de las personas interesadas van distinguiendo
vivencialmente lo central de lo periférico, es decir, la identidad profunda de lo
ateniente a la personalidad. En aquéllas son utilizados recursos y funciones como el
cuerpo físico, la respiración, la imaginación, el movimiento, la relajación, la
atención consciente, la meditación en sus formas estática, dinámica, reflexiva, el
análisis…que convenientemente orientados dan lugar al centramiento. En este
nivel entramos en el área de Conciencia, de Amor y Voluntad, y accedemos a la
Capacidad de Elección. Es entonces cuando puede emerger una vía de acción, una
forma de expresión o una actitud genuina distinta, «no incluidas en la educación
recibida ni en el modelo cultural vigente». Esas vías nuevas son posibles al
desidentificarse de los condicionamientos e influencias recibidas.

La psicosíntesis, pues, puede entenderse como una visión del ser humano y una
práctica de auto y heteroescucha, de educación, orientación, psicoterapia…
desarrollada por un psiquiatra y psicoanalista que supo aprehender a la persona en
su globalidad. Conviene recordar, como dice Sergio Bartoldi, que «la psicosíntesis
no nace como terapia, es una filosofía de vida, una psicología para el hombre que
quiere crecer, una praxis para armonizar todas las funciones psíquicas…» De hecho,
su autor, Roberto Assagioli, dio el nombre de Biopsicosíntesis al método, que en
regla general es usado menos que su forma acortada, que es la que aparece a lo
largo de este artículo. Se trata, pues, de términos intercambiables. Assagioli
concebía la psicosíntesis como una herramienta diseñada para todas las personas,
fueran éstas supuestamente sanas o enfermas. En este sentido se adelantó mucho
respecto de su tiempo.

Algunos autores y usuarios la consideran también como una ciencia. Así por
ejemplo para el profesor De Coppens, psicólogo y antropólogo, es «la [ciencia] de
las relaciones conscientes: en primer lugar, en nuestro interior (psicosíntesis
personal), [luego], en la interacción entre uno mismo y los demás (psicosíntesis
interpersonal), [después], entre uno mismo y el Sí-mismo o Yo superior
(psicosíntesis transpersonal), y, por último, entre el yo y el mundo (psicosíntesis
cósmica)».

En alguna que otra ocasión aparece el año 1926 como momento en que surge el
método que nos ocupa. Ciertamente es una fecha importante en su desarrollo
puesto que es la fecha de inauguración en Roma del Instituto de Cultura y Terapia
Psíquica que Assagioli fundó y dirigió hasta los tiempos de Mussolini, y de la
publicación del opúsculo «Psychosynthesis. A new method of healing». Pero las
bases que sostienen su armazón se remontan al año 1909. Puede hallarse un botón
de muestra en el número 4 de la revista Psiche, donde el autor, habiendo aceptado
ya la estructura del psicoanálisis, deja constancia de su desacuerdo con Freud y
Adler por «no reconocer suficientemente» éstos la importancia y la dignidad de los
fines altruistas y los sentimientos superiores estéticos, morales y religiosos. En una
entrevista concedida a una biógrafa de Assagioli, el mismo Peter de Coppens,
discípulo suyo, relata que le escuchó decir en uno de sus encuentros con él que
«tuvo la intuición de la estructura de la psique y el misterio del Sí-mismo un día que
estaba mirando una puesta de sol» ¡cuando tenía once años y medio! No
sorprende que más tarde encontrara un terreno mucho más fecundo, de cara a la
precoz orientación que le venía guiando, en sus encuentros e intercambios con Carl
Jung, Martin Buber, Abraham Maslow, Hermann Keyserling, Frankl…que en la
relación con el padre del psicoanálisis.

No obstante fue a partir del año 1911 que Roberto Assagioli (1888-1974), quien
fuera el primer psicoanalista en Italia, percibió los límites de un proceso puramente
analítico y la necesidad, por lo tanto, de ampliarlo para transformarlo en un
«corpus global» que pudiera incluir «cuerpo, emoción, intelecto, espíritu y acción
en el mundo social».

Su gran actividad que incluía estudios varios, viajes, reuniones científicas, sesiones,
clases, etc., solo conoció una interrupción importante con motivo de la guerra y la
persecución que padeció por haber sido de origen hebreo. Nota ésta que
desgraciadamente, destaca en biografías de gran número de artistas,
investigadores, literatos y de otros millones de seres humanos menos o nada
conocidos públicamente. En 1965, como compendio de todo su trabajo e
investigación en Psicoterapia, sale en inglés la primera edición del libro
«Psychosynthesis, a Manual of Principles and Techniques».

Assagioli funda en Florencia el Instituto de Psicosíntesis y poco después comienzan


a multiplicarse los centros en Europa y América. La sede florentina sigue abierta en
la misma casa en donde vivió y trabajó. Su estudio y su biblioteca, que guarda
numerosas notas suyas escritas a mano, estuvieron durante una jornada a
disposición de los participantes en el último Congreso Internacional de Psicosíntesis
celebrado el pasado mes de junio. Asistieron unas quinientas personas
procedentes de todos los continentes. Allí se pudo sentir profundamente que, en
última instancia, el propósito de la psicosíntesis es la creación de un mundo mejor.
Para ello su autor nos ha legado un método prospectivo con el fin de poder
observarnos plena y atentamente hoy, provistos de raíces vivas y con la mirada
hacia el futuro.

Piero Ferrucci: El Poder de la Bondad

La bondad hace a las personas más sanas y felices. Es la actitud más económica y
pragmática que existe, puesto que nos permite ahorrar mucha energía en
sospechas, preocupaciones, resentimientos, manipulación y reacciones a la
defensiva. En este libro sencillo e inspirador, su autor nos demuestra que, en este
momento crucial para la humanidad, la bondad no es un lujo sino una necesidad.
Ser bondadoso con los demás es hacerse, además, el mejor regalo a uno mismo.

Beneficios de la Bondad

Si la larga evolución humana ha prosperado no ha sido sólo por la capacidad de


adaptación, y desde luego no por los episodios de violencia y opresión, que son los
que han puesto en peligro tantas veces la supervivencia del ser humano y del
planeta mismo. Según Pietro Ferruci, autor de "El poder de la bondad" (Urano), el
motivo de nuestra supervivencia a través de los milenios se debe, sobre todo, a
nuestra capacidad para la bondad y para cuidarnos los unos de los otros en
nuestras comunidades más próximas. En el siglo XXI, una persona bondadosa no es
un mutante en un mundo violento. Es un ser humano que sabe y debe sacar el
mejor partido de las facultades que nos han ayudado a lo largo de nuestra
evolución. El autor nos explica cómo desarrollarla en su máximo potencial a través
de la práctica de esas facultades que tantas veces nos han salvado la vida, como la
alegría, la lealtad, la gratitud o el respeto, entre muchas otras.

Según el psiquiatra Alberto Alberti, el amor que no se expresa se convierte en


odio, la alegría que no proporciona gozo se convierte en depresión. Sí -coincide y
concluye Piero Ferrucci-: estamos hechos para la bondad.

La bondad es el estado natural del ser humano en el que la vida puede fluir
felizmente y desarrollar su máximo potencial.

2. Beneficios de la bondad

Según Sharon Salzberg, en su libro "Loving Kindness", Buda enumera los beneficios
de la bondad de la siguiente manera:

La Persona Bondadosa:

1. Dormirá con facilidad.

2. Se despertará con facilidad.

3. Tendrá sueños agradables.

4. La gente la querrá.

5. Los "devas" (ángeles o seres celestiales) y los animales le amarán.

6. Los "devas" la protegerán.

7. Los peligros externos no la lastimarán (no en la misma medida que desde una
actitud de odio o resentimiento).

8. Lucirá un rostro radiante.


9. Su mente será serena.

10. No morirá en un estado de confusión.

11. Renacerá en un ámbito feliz.

3. Procura ser un poco más bondados@.

Siendo ya anciano, el gran autor inglés Aldous Huxley, pionero en la investigación


de las técnicas destinadas a desarrollar los potenciales humanos, respondió así a
una pregunta que escuchaba reiteradamente, sobre cuál es el sistema más eficaz
para transformar nuestra vida:

"No deja de ser desconcertante que después de tantos años de investigación y


experimentación deba decir que la respuesta más acertada es: simplemente,
procura ser un poco más bondadoso".

Piero Ferrucci está convencido de que, como seres humanos, sólo tendremos
futuro si pensamos con el corazón.

En "El poder de la bondad", nos hace una lista de una serie de cualidades (18) que
nos inducen a ello y nos permiten vivir una vida más sana y feliz.

1. La Honestidad

Ser transparentes es un alivio, el no tener que fingir simplifica nuestra vida. Debes
dejar que los otros te conozcan sin mentiras ni dobleces. Tan pronto como te
vuelvas realmente transparente, empezarás a sentirte mejor. Pero la honestidad es
una conquista. Debemos aprender paulatinamente, lo cual hace que seamos más
fuertes y maduros.

Escribir sobre nosotros mismos es una buena forma de conectar con nuestras
emociones, una autorrevelación.

2. El Calor Humano

El efecto del calor y la bondad son duraderos. Piensa cómo un encuentro con una
persona cálida y amable hace que te sientas mejor. Cuando acariciamos a un gato
que ronronea de gozo, ¿quién da y quién recibe calor? O cuando disfrutamos de la
compañía de alguien, ¿quién da y quién recibe ternura? Si damos calor, no
terminamos sintiendo frío; el beneficio es simétrico.
El calor no sólo confirma lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser.

3. El perdón

El perdón significa que no deseas seguir albergando ira debido a una vieja ofensa y,
por ende, amargándote la vida. A veces el perdón es el único remedio para aliviar
un intenso sufrimiento. Una persona incapaz de perdonar es comparable a una
ciudad con el tráfico congestionado: calles bloqueadas, coches atascados con el
motor en marcha, que no pueden circular, exhalando humos que contaminan el
ambiente. Ese es el estado del resentimiento: la energía vital bloqueada,
entorpeciendo el pensamiento, envenenando la vida.

4. El Contacto

El aislamiento social se considera un peligro tan grave para la salud como el fumar.
Está ligado a una mayor incidencia de enfermedades cardiacas, trastornos del
sueño, depresión, dolor de espalda, deterioro de la memoria, etc. Es la tragedia de
una persona incapaz de abrirse a las demás, que se siente como si proviniera de
otro mundo, que pide lo imposible, que se distancia de todos. Desarrollar el
contacto humano (emocional o físico) nos ayuda a sentir en conexión y derrite las
armaduras más difíciles.

5. Sentirse Integrado

Formar parte de un grupo o una comunidad te reporta numerosos beneficios. Hace


que te sientas reconocido, te permite interactuar con las demás personas y elimina
el terrible espectro de la soledad. Pero es importante evitar que la pertenencia a
un grupo te separe más de "los otros". La clave reside en la bondad de la mirada.

6. La Confianza

Confiar es apostar. Cada vez que confiamos en alguien, nos la jugamos. Pero la
alternativa es peor, porque si no nos arriesgamos no conseguimos nada. La
confianza tiene la propiedad de relajar las inhibiciones y resolver viejos traumas.
Las dudas, los temores y los recelos que arrastramos no sólo nos impiden progresar
sino que erosionan nuestra energía. La confianza nos aproxima a los demás. Sin
embargo, espera sólo lo que las personas quieran ofrecer libremente; vigila tus
exigencia. Las personas que esperan demasiado (sin consultar a las demás) son las
que luego van quejándose de que "el mundo no es de fiar" y "la gente les falla".
7. Prestar Atención

Lo único que realmente cuenta es el momento presente. Deshazte de miedos y


preocupaciones y sumérgete en el momento que te toca vivir, disfrutarás mejor lo
que te ocurre y evitarás desaprovechar oportunidades que pasan por tu lado
continuamente. Lo único que diferencia a las personas "afortunadas", que sienten
que su vida está llena de casualidades a su favor, de las demás, es que éstas están
más relajadas y tienden a ver no sólo lo que buscan sino también lo que no buscan,
abiertas a lo novedoso e inesperado, y capaces de reconocer sus oportunidades.

8. La Empatía

Se trata de la expansión de la conciencia. Si te muestras insensible a las emociones


de los demás cada relación se convierte en una farsa imposible. La empatía es el
mejor medio de construir y mejorar una relación. Pero ésta no es una cualidad fácil,
alegre y desenfadada. Para que sea plena y auténtica, debes mantener una relación
saludable también con tu sufrimiento y el de los demás.

9. La Humildad

Recuerda: no eres la única persona que cuenta. En ocasiones la humildad es dura,


incluso dolorosa. Pero en todo caso, siempre es beneficiosa. Con frecuencia nos
volvemos más humildes después de un fracaso; comprendemos que somos falibles
y vulnerables. Y ese descubrimiento nos acerca a las demás personas. Porque en
nuestras imperfecciones, nos reconocemos en las imperfecciones de los demás, y
eso hace nuestros juicios más suaves y nuestra aceptación más plena.

10. La Paciencia

La virtud de la paciencia se demuestra en primer lugar al tratar con personas


difíciles, las que se niegan a escuchar la voz de la razón, las que pierden los estribos
a la primera de cambio, las que se niegan a ceder. Nuestra reacción al enfrentarnos
a ellas suele ser de irritación, o bien expresamos nuestro enojo o sufrimos en
silencio. Pero también cabe la posibilidad de practicar el arte de la paciencia y
ayudar a esas personas a que se sientan mejor consigo mismas.

La paciencia no es tan enojosa y aburrida como creemos, es una percepción


distinta del tiempo.
11. La Generosidad

Ser generoso es arriesgado. La generosidad significa derrotar viejos temores (a la


pérdida), y significa también redefinir nuestros límites. Entonces se produce en
nosotros una profunda transformación. Para la persona generosa los límites son
permeables. Lo que es tuyo -tu sufrimiento, tus problemas- también es mío: esto es
compasión. Lo que es mío -mis bienes, mi cuerpo, mis conocimientos y facultades,
mi tiempo y mis recursos, mi energía- también es tuyo: esto es generosidad.

12. El Respeto

La forma en que miramos a los demás nunca es neutral, puesto que transformamos
lo que vemos. El respeto consiste en molestarte en conocer a fondo a la persona
que tratas, reconocerla como una persona real y única. No tratarla como algo
invisible o un estereotipo, sino como merecedora de interés y apreciación. Tratar
con ella no sólo porque responde a una demanda y la necesitas, sino por ser quien
es. No dejarla atrapada en la falsa idea que tienes de ella, sino aceptarla por lo que
es y, sobre todo, por lo que puede llegar a ser. El respeto consiste en ver realmente
a la otra persona como alguien que existe.

Con frecuencia los juicios de valor van acompañados del deseo de controlar, algo
muy alejado del respeto.

13. La Flexibilidad

La flexibilidad es una forma de sabiduría práctica, una inteligencia que vive en el


presente, que intuye el cambio y posee la maleabilidad necesaria para adaptarse a
las nuevas circunstancias. Un tipo de sabiduría que nos ayuda a comprender que no
podemos controlar cada elemento de nuestra existencia. La flexibilidad no es sólo
una estrategia útil sino una cualidad espiritual. Significa librarnos de las ataduras,
prestar atención al presente, aceptar las cosas como son. Si somos capaces de
renunciar incluso a las creencias a las que estamos más apegados, podremos
abrirnos a otras nuevas, a la paradoja y el absurdo. Esto es creatividad. Una actitud
que se convierte en una forma de vida e incluso en un camino espiritual.

14. La memoria

En nuestra mente narcisista, las otras personas sólo existen cuando las vemos, las
tocamos, las escuchamos o cuando pensamos en ellas. Recordar es vivir. Olvidar es
morir. Las personas que pertenecen a nuestra historia forman parte de nosotros, y
necesitamos su presencia y apoyo para sentirnos fuertes e íntegros. Incluidas
aquellas que ya no nos son útiles.

No comprenderemos las relaciones que mantenemos con los demás si no


entendemos profundamente hasta qué punto nuestras vidas están entretejidas con
el pasado, el presente y el futuro, hasta qué punto forman parte unas de otras, y
hasta qué punto cada uno de nosotros es todos los demás.

15. La Lealtad

La capacidad de durar a pesar de los momentos difíciles y problemáticos es un


ingrediente esencial de la bondad, se llama lealtad. A las personas que no son
leales les aterroriza analizar sus sentimientos, pues temen lo que puedan hallar.
Temen sostener unas ideas propias, pues eso equivale a arriesgarse demasiado. Su
autoestima es baja, por lo que tienen que sobrevivir como mendigos, pidiendo
apoyo aquí y allá. Al carecer de seguridad y carácter, les cuesta más ser leales.
Lealtad significa "estar con"; respetar lo que cuenta por encima de todo y seguir
haciéndolo a pesar de los obstáculos.

16. La Gratitud

La gratitud es ante todo una actitud mental. Se basa en reconocer el valor de lo que
la vida nos ofrece, y el hecho de comprenderlo libera nuestras emociones. Si
reconoces el valor de lo que posees te sentirás rico y afortunado; si no, te sentirás
pobre y desgraciado.

La auténtica gratitud nace cuando están presentes la solidaridad y la conciencia del


mal; de lo contrario sólo se trata de un optimismo falso y superficial.

Con gratitud la vida resulta más fácil, dejamos de gemir y de quejarnos, no


tenemos que emprender batallas sangrientas ni de alcanzar victorias imposibles.
Comprobamos que la felicidad ya está aquí. Que ya existe, delante de nuestros
ojos.

17. El Servicio

Cuando alguien tiene un gesto amable con nosotros solemos recordarlo durante
mucho tiempo, quizás siempre. Puedes prestar pequeños servicios en detalles
cotidianos como sostener la puerta para dejar que pase alguien, demostrar tu
aprecio, ofrecer tu asiento en el autobús. Intenta hacer de tu trabajo, de tu rutina,
un servicio amable siempre que puedas. El servicio no es sólo lo que uno hace sino
lo que uno es. En ocasiones una persona, con su mera presencia, hace que nos
sintamos mejor, más en contacto con nosotros mismos y más contentos. Un gran
servicio.

Otra forma de servicio es cualquier forma de voluntariado o ayuda gratuita a otras


personas.

18. La Alegría

Es nuestro estado natural, estamos programados para ser alegres. La alegría


constituye la base de la bondad porque la auténtica bondad sólo puede ofrecerse
con alegría. Y el sentido del humor es un gran ingrediente. El perfeccionismo o el
sentido de culpa obstaculizan la alegría, pero el simple hecho de detectarlos nos
acerca un poco más a esa puerta. También ayuda preguntarnos qué nos hace
felices y regalarnos esas situaciones siempre que podamos. Con la práctica,
cualquier cosa que lleguemos a hacer, incluso aquéllas que requieran esfuerzo y
sacrificio, pueden llegar a ser realizadas con alegría.

Cualquier acto de bondad, con alegría, será más auténtica y mejor recibida por
ambas partes.

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