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Planteamiento del problema

Tradicionalmente, el espacio urbano se ha conceptualizado como algo unidimensional;


esto ha orillado a que sólo se tome en cuenta los conceptos de zonificación y usos de
suelo como herramientas en la planificación de su desarrollo, sin considerar que el
espacio urbano no es homogéneo (Lefebvre, 1972), sino que en él se funden distintas
trayectorias, numerosas entidades heterogéneas que establecen relaciones,
conexiones y asociaciones que devienen una construcción relacional de la identidad y
uno de sus elementos fundamentales de análisis radica en la construcción de dichas
relaciones, es decir, la geografía a través de la cual se establece y se reproduce la
identidad.

El espacio está formado por la "simultaneidad de múltiples trayectorias", lo que sugiere


que todos los espacios son producto de la relación de diferentes tipos de fragmentos
naturales, sociales, políticos, económicos y culturales. Estas relaciones varían entre
individuos y entre grupos sociales, tanto al interior como al exterior del espacio, y se
desarrollan en diferentes escalas espaciales, a saber: cualquier nación, región, ciudad,
además de ser internamente múltiple; es también un producto de las relaciones que se
extienden mucho más allá de ella y dentro de la propia concepción de la ciudad.
Diferentes escalas espaciales llevan a su vez a diferentes escalas de negociación por
el espacio urbano; esta misma dinámica se presenta en las relaciones de poder que se
establecen entre los múltiples actores para crear, determinar y condicionar la
producción de la ciudad (Lefebvre, 1972, 1991, 1996; Harvey, 1973, 1978, 1985; Soja,
1989, 2000).

Por tanto, el objetivo de este estudio es analizar cómo se crean y reconstruyen los
espacios urbanos a partir de los procesos sociales que en ellos se desarrollan. Estos
procesos no ocurren de forma aislada, sino que interactúan de manera compleja y
dinámica con los aspectos económicos, políticos, culturales, biofísicos y ambientales
del desarrollo urbano. Por ello, en este trabajo se considera la dimensión social como
eje central del análisis de la interacción. A partir de aquí, se incluyen las relaciones y
efectos de las restantes dimensiones en dos procesos sociales: la construcción y
reconstrucción del espacio urbano, teniendo en cuenta la forma en que los actores
involucrados en estos procesos se conectan a través de diversos mecanismos de
poder.

Para lograrlo se propone utilizar el enfoque relacional del espacio (Lefebvre, 1968,
1991; Harvey, 1989, 1996; Soja, 1989, 2000). Esta perspectiva parte de mirar a la
ciudad como un fenómeno socioespacial histórico, enfatizando la última de estas
variables para su interpretación; así, se utiliza el eje social para llegar a la forma en que
se debe entender el espacio urbano a partir de consideraciones temporales y
espaciales. (Lefebvre, 1991).

El enfoque relacional ha sido abordado por varios autores (Lefebvre, 1968, 1991;
Harvey, 1989, 1996; Soja, 1989, 2000). De todos estos, los espacios múltiples,
relacionales y abiertos sugeridos por Doreen Massey en torno a su geometría del poder
parecen los más adecuados para los propósitos de este estudio. El autor formula la
base del enfoque relacional con tres proposiciones interrelacionadas: Primero, el
espacio es un producto de relaciones mutuas; por lo que debemos reconocer que está
compuesto por interacciones, desde las más grandes hasta las más pequeñas". En el
segundo caso, el espacio es un reino de "simultaneidad dinámica" que está
constantemente esperando ser definido (y por lo tanto determinado) por la formación de
nuevas relaciones, lo que significa finalmente, que siempre se está realizando y por
tanto siempre está, en cierto sentido, sin terminar.

Se utilizará un aspecto del enfoque de sistemas que se enfoca en construir un


concepto de problema para realizar este análisis multidimensional. Partiendo de la
premisa de que el problema de interés no se da por sí solo (Bourdieu, 1984), sino que
debe ser construido, el trabajo empieza por la selección de los elementos y las
relaciones que el investigador, provisto de un bagaje precedente de conocimientos.

La construcción del espacio urbano ha sido el foco de los investigadores urbanos


durante mucho tiempo, especialmente desde la gran transformación urbana que
comenzó en la década de 1960. ¿Por qué aparece una ciudad en un determinado
espacio y cuáles son los mecanismos que hacen que la ciudad crezca de una forma u
otra? Las ciudades de todo el mundo han crecido considerablemente, sin embargo este
crecimiento se caracteriza por una gran carencia de infraestructura social en los países
en desarrollo (Lefebvre, 1968; Harvey, 1996, 2015, 2016; Soja, 1989, 2000). De esta
manera, el espacio urbano a menudo se ve como un espacio que sirve mejor a los
intereses de diferentes grupos con economías de escala, creando una brecha cada vez
mayor entre la inversión/construcción de infraestructura física para atender a estos
grupos y la infraestructura social de desequilibrio. Al servicio de los residentes/usuarios
del espacio urbano.

Este desequilibrio afecta al espacio urbano porque provoca la propagación de varios


procesos característicos de las ciudades modernas, como la coexistencia de áreas con
grandes infraestructuras y rutas de transporte eficientes (como los centros industriales
con abastecimiento) con un gran número de comunidades locales y barrios con
necesidades evidentes de infraestructura social (calles, aceras, parques), ausencia o
ausencia de vías de transporte efectivas (asentamientos irregulares) y fraccionamientos
de origen formal a menudo ubicados en las afueras de las ciudades.

Las zonas pueden estar juntas; sin embargo, tal proximidad no implica la existencia de
una homogeneidad. La falta de vialidades y la insuficiencia del sistema de transporte,
aumentan los gastos de las personas en este rubro y facilitan el aislamiento de zonas
enteras, resultando en procesos de fragmentación urbana, delincuencia, crimen y
vulnerabilidad ante desastres asociados a procesos biofísicos. Esto evidencia el
creciente distanciamiento social entre las clases reflejado en su localización espacial
dentro de la urbe, en el uso de servicios diferenciados, encerramiento y retracción de
los espacios públicos de los sectores medios.

Estos y muchos otros se atribuyen, entre otras cosas, a las relaciones de poder que se
establecen entre los procesos económicos dominantes y los actores resultantes de sus
interconexiones. En el sistema capitalista, donde el mercado de la tierra está
liberalizado y controlado activamente por el sector privado, el estado en su conjunto
está interesado en promover el desarrollo y, por lo tanto, los derechos de propiedad
para aumentar los precios y valores de la tierra.

Con base en esta situación, se puede esperar que el estado capitalista apoye y
promueva la mejora del entorno urbano; a través de equipamiento o infraestructura
pública, apuntando a aquellos con más recursos económicos (Harvey, 2016),
permitiendo a la mayoría de los usuarios urbanos. espacio En una situación de
desventaja y la necesidad de reunirse con los principales actores económicos y
políticos cuyo poder les permite prevalecer en negociaciones que se convierten en
conflictos.

La urbanización a veces ocupa áreas inadecuadas para asentamientos urbanos y


desarrollo urbano, lo que hace que algunas áreas sean más vulnerables a los
desastres naturales que otras. Esto puede deberse a su orografía y ubicación, así
como a procesos sociales directamente relacionados con esta carencia en la
negociación del espacio urbano. Esto es muy claro en países en desarrollo, pero
también se da en naciones desarrolladas. Por ejemplo, el huracán Katrina en Nueva
Orleans golpeó con más fuerza a las personas más pobres que vivían en la parte baja
de la ciudad. Este tema se repite en muchas ciudades y pone de relieve la forma en
que los procesos políticos y económicos determinan la posición de las diferentes clases
sociales en el espacio, desplazando a las clases menos favorecidas (especialmente en
los países en desarrollo) a las zonas de mayor riesgo de desastres naturales. desastre.

Otro ejemplo es la forma en que se ocupan las periferias urbanas. En los países
desarrollados, estas áreas han sido ocupadas por las clases más acomodadas, que
buscan el acceso directo a los paisajes naturales y el aislamiento del intenso tráfico de
los centros urbanos, aunque algunas de ellas son potencialmente riesgosas por su
orografía y ubicación.
El desarrollo del análisis presentado en este estudio constituye un marco de referencia
para estudiar los procesos de configuración y reconfiguración del espacio urbano como
resultado de la relación entre la dimensión social y las esferas económica, política,
biofísica y cultural. en el crecimiento urbano. La interacción de todos estos factores es
compleja porque se basa en la lógica de intervención de los actores sociales, cuya
base territorial determina las dinámicas que podemos observar en la distribución
espacial de las ciudades (Harvey, 2015, 2016). La ciudad crece en determinadas
direcciones y de determinadas formas según se establezcan las relaciones de poder
entre los actores involucrados (Massey, 1994, 1999, 2005; Lefebvre, 1968, 1991;
Harvey, 1989, 1996, 2015).

La obra se basa en el concepto desarrollado por Soja (2000), quien concibe el espacio
como lleno de movimiento y cambio, tensión y conflicto, política e ideología, pasión y
deseo. Sin embargo, esto no se refleja en el sistema de planificación. Este trabajo
utiliza este concepto para considerar la importancia de la planificación en la
construcción y reconstrucción de espacios urbanos. Comienza con el reconocimiento
de que poco, a veces poco, ha cambiado en la planificación urbana, manteniendo un
modelo que se enfoca solo en el diseño físico de la ciudad, sin considerar otros
elementos del conjunto urbano o los mecanismos que permiten a los participantes
participar en el diseño de tales sistemas.

El objetivo de este trabajo es también determinar la capacidad del urbanismo para


organizar eficazmente los espacios urbanos. Se parte de reconocer que el crecimiento
de las ciudades modernas no puede entenderse pasando por alto las consideraciones
espaciales, centrándose solo en los cambios temporales (Lefebvre, 1991).
La reflexión sobre el papel de la planificación urbana en la ordenación del espacio de la
ciudad tiene lugar a partir de este marco conceptual. En él se destaca que si bien los
procesos sociales son considerados modeladores de las ciudades, son pocos los casos
en que se reconoce el modo en que la naturaleza intrínseca de la urbanidad da forma a
dichos procesos y eventos históricos y sociales y es moldeada a su vez por ellos. Las
ciudades urbanas son el resultado de la interacción de los procesos sociales y otras
dimensiones espaciales, así como de las relaciones que se establecen entre los
actores políticos, económicos y sociales, lo que se evidencia en la forma en que se
desarrollan las ciudades. Esta interacción y estas relaciones dependen de tres
elementos básicos: la espacialidad, la vida social y la historia.

Este estudio examina los aspectos anteriores como un ejemplo en la ciudad de Tijuana,
California. Debido a diversos factores espaciales (como su entorno natural, condiciones
de frontera, fuerte dinamismo económico, relativo aislamiento del resto del país, etc.),
la ciudad es un caso interesante caracterizado por un crecimiento anárquico, muy mala
planificación, bloques de poder de varias concentraciones y enorme presión
demográfica. El conjunto de estos factores han desembocado en una gran cantidad de
problemas urbanos.

Tijuana es un ejemplo de cómo una ciudad puede crecer sin otros recursos y, sin
embargo, ha desarrollado una economía fuerte. Tijuana es una ciudad de rápido
crecimiento, pero no en la forma esperada. Su estructura económica, por un lado, ha
contribuido a su crecimiento, pero por otro lado, ha creado una serie de problemas que
no favorecen su desarrollo. Combinado con la forma en que se analizan y planifican las
ciudades, centrándose en una dimensión e ignorando otros procesos, esto hace que el
desarrollo de un método que luego pueda usarse en el análisis de otras ciudades sea
un interesante caso de estudio. restricción. La combinación de diferencias estructurales
entre México y Estados Unidos, como la capacidad de acumulación de capital y la
distribución social del ingreso, ha hecho del movimiento intensivo de capitales,
mercancías y personas un cambio característico en el motor del crecimiento de la
ciudad de Tijuana, que a su vez son procesos sociales muy típicos que se han ido
determinando a lo largo de su historia. Entender cómo ha crecido la ciudad y qué ha
determinado su crecimiento a lo largo del tiempo nos permitirá indagar y explicar la
Tijuana de hoy.
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