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USAID/G/EGAD/EM

Support for Economic Growth and Institutional Reform (SEGIR)


Contract No. PCE-I-07-99-00009-00

Task Order 809

SEFIR Economic Opportunities Strategic Team, RFS


CTO: Gabriela Salazar

Importancia de la Macroeconomía
para las Microfinanzas en Bolivia
Claudio González Vega
Jorge Rodríguez Meza
Cuaderno No. 15

Diciembre, 2003

SOW-028/02, SOW-001/03 & SOW-005/03


Development Alternatives, Inc./ Proyecto SEFIR
USAID/Bolivia

Tel. (591-2) 212-5974, 244-1266


www.microfinancebolivia.com
Heriberto Gutiérrez No. 2460, La Paz

i
Los autores son consultores del Proyecto SEFIR de USAID/Bolivia y las opiniones
expresadas en este documento, así como los errores y omisiones, son responsabilidad
exclusiva de los mismos y no necesariamente reflejan la posición oficial de USAID, The
Ohio State University o DAI.

Consulte http://aede.ag.ohio-state.edu/programs/ruralfinance/bolivia.htm para acceder a


otros materiales elaborados por los autores sobre las microfinanzas en Bolivia.

ii
INDICE

Pág.

I. Introducción 1
1.1. Cobertura y profundización 2
1.2. Transformación y regulación 7
1.3. Competencia y riesgo sistémico 12
II Macroeconomía y microfinanzas 19
2.1. Crisis macroeconómica, liberalización financiera y 20
microfinanzas
2.2. Expansión, riesgo sistémico y crisis 24
III Desintermediación financiera y microfinanzas 26
3.1. Evolución de las carteras de crédito 29
3.2. Desempeño diferencial 36
3.3. La amplitud de la cobertura 39
3.4. Agregados monetarios 41
Anexo de Gráficos 44
Anexo de Cuadros Estadísticos 102

iii
INDICE DE GRAFICOS

Gráfico 1: Cartera de microfinanzas reguladas …………………………………… 45


Gráfico 2: Evolución de la cartera vigente del sistema financiero ……………….. 46
Gráfico 3: Tasas de crecimiento de la cartera vigente ……………………………. 47
Gráfico 4: Estructura del mercado financiero boliviano ………………………….. 48
Gráfico 5: Estructura del mercado financero boliviano excluyendo a los bancos… 49
Gráfico 6: Participación relativa en el mercado de microfinanzas excluyendo ONG 50
Gráfico 7: Participación relativa en el mercado de microfinanzas ………………… 51
Gráfico 8: Cartera vigente como proporción del PIB ……………………………… 52
Gráfico 9: Cartera vigente como proporción del PIB ……………………………… 53
Gráfico 10: Cartera vigente como proporción del PIB excluyendo bancos ……… 54
Gráfico 11: Tasas de crecimiento del PIB y las carteras vigentes ………………… 55
Gráfico 12: Tasas de crecimiento del PIB y las carteras vigentes ………………… 56
Gráfico 13: Tasas de crecimiento de las carteras y el PIB ………………………... 57
Gráfico 14: Número de clientes de microfinanzas excluyendo a las cooperativas ... 58
Gráfico 15: Número de clientes de microfinanzas ………………………………… 59
Gráfico 16: Hogares con crédito por tipo de fuente y año (% hogares)…………. 60
Gráfico 17: Red de agencias urbanas y rurales ……………………………………. 61
Gráfico 18: Mora en el sistema financiero ………………………………………… 62
Gráfico 19: Mora en el sistema financiero ………………………………………… 63
Gráfico 20: Clientes: Variación de stocks ………………………………………… 64
Gráfico 21: Flujo de clientes ……………………………………………………… 65
Gráfico 22: Evolución de los agregados monetarios ……………………………… 67
Gráfico 23: Agregados monetarios como % del PIB ……………………………… 68
Gráfico 24: Tasas de crecimiento de la producción, liquidez y depósitos ………… 69
Gráfico 25: Evolución de M1 y M1’ ……………………………………………… 70
Gráfico 26: Evolución de M2 y M2’ ……………………………………………… 71
Gráfico 27: Evolución de M3 y M3’ ……………………………………………… 72
Gráfico 28: Evolución de la liquidez por tipo de moneda ………………………… 73
Gráfico 29: Evolución de la preferencia por la liquidez …………………………... 74
Gráfico 30: Tasas de crecimiento de la liquidez total en bolivianos ……………… 75
Gráfico 31: Tasas de crecimiento de la liquidez total en moneda extranjera …….. 76
Gráfico 32: Distribución de la captación de recursos del público de acuerdo al
número de cuentas ………………………………………………… 77
Gráfico 33: Distribución de la captación de recursos del público de acuerdo a
monto movilizado ………………………………………………… 78
Gráfico 34: Captación de recursos del público de FFP, BancoSol y cooperativas.. 79
Gráfico 35: Captación de recursos del público de FFP, BancoSol y cooperativas.. 80
Gráfico 36: Tasa de inflación y tasa de devaluación …………………………….. 82
Gráfico 37: Variación mensual del tipo de cambio oficial de venta y el índice de
precios al consumidor ……………………………………………. 83
Gráfico 38: Evolución del déficit global y corriente como porcentaje del PIB …. 85
Gráfico 39: Financiamiento del déficit global …………………………………… 86
Gráfico 40: Déficit corriente …………………………………………………….. 87
Gráfico 41: Tasas de crecimiento de componentes de sup/def global ……………. 88
Gráfico 42: Tasas de crecimiento sup/def corriente ……………………………… 89
Gráfico 43: Evolución de los componentes de la demanda agregada interna…….. 91
Gráfico 44: Tasas de crecimiento de la demanda agregada interna real …………. 92
Gráfico 45: Composición de la demanda agregada ………………………………. 93
Gráfico 46: Tasas de crecimiento del PIB y las actividades principales …………. 94
Gráfico 47: Importancia relativa de los diferentes sectores en la composición del
PIB ………………………………………………………………… 95
Gráfico 48: Evolución de las exportaciones e importaciones ……………………... 97
Gráfico 49: Indicadores de comercio exterior …………………………………….. 98

iv
Gráfico 50: Evolución de las importaciones por grupos ……………………........... 99
Gráfico 51: Tasa de crecimiento de importaciones por grupos …………………… 100
Gráfico 52: Composición de las importaciones totales …………………………… 101
Gráfico 53: Evolución de las exportaciones por grupos ………………………….. 102
Gráfico 54: Tasas de crecimiento de las exportaciones de productos seleccionados 103
Gráfico 55: Composición de las exportaciones oficiales …………………………. 104

v
INDICE DE CUADROS ESTADISTICOS
Cuadro 1: Cartera vigente del sistema financiero boliviano ……………………… 106
Cuadro 2: Cartera en mora del sistema financiero boliviano ……………………... 107
Cuadro 3: Cartera bruta del sistema financiero boliviano ………………………… 108
Cuadro 4: Cartera vigente por organización de microfinanzas …………………… 109
Cuadro 5: Cartera en mora por organización de microfinanzas ………………….. 110
Cuadro 6: Cartera bruta por organización de microfinanzas ……………………... 111
Cuadro 7: Número de clientes de las organizaciones de microfinanzas según
género ……………………………………………………………. 112
Cuadro 8: Número de clientes urbanos de las organizaciones de microfinanzas
según género …………………………………………………….. 114
Cuadro 9: Número de clientes rurales de las organizaciones de microfinanzas
según género …………………………………………………….. 116
Cuadro 10: Red de agencias de microfinanzas según urbano y rural …………… 118
Cuadro 11: Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 1999) …………………………………. 119
Cuadro 12: Cartera rural por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 1999) …………………………………. 120
Cuadro 13: Cartera total por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 1999) …………………………………. 121
Cuadro 14: Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2000) …………………………………. 122
Cuadro 15: Cartera rural por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2000) ………………………………….. 123
Cuadro 16: Cartera total por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2000) ………………………………….. 124
Cuadro 17: Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2001) …………………………………. 125
Cuadro 18: Cartera rural por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2001) …………………………………. 126
Cuadro 19: Cartera total por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2001) …………………………………. 127
Cuadro 20: Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2002) ………………………………… 128
Cuadro 21: Cartera rural por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2002) ………………………………… 129
Cuadro 22: Cartera total por actividad económica para organizaciones de
microfinanzas (diciembre 2002) ………………………………… 130
Cuadro 23: Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado
(setiembre 1999) …………………………………………………. 131
Cuadro 24: Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado
(setiembre 2000) …………………………………………………. 131
Cuadro 25: Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado
(diciembre 2001) …………………………………………………. 132
Cuadro 26: Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado
(diciembre 2002) ………………………………………………… 132

vi
vii
Importancia de la Macroeconomía
para las Microfinanzas en Bolivia
Claudio González Vega
Jorge Rodríguez Meza1

I. Introducción

A lo largo de sus casi dos décadas de sobresaliente historia, el desarrollo y el


desempeño de las microfinanzas bolivianas han estado íntimamente ligados a la
evolución de la economía del país. En particular, para las microfinanzas, la
evolución de la economía, con sus ciclos de expansión y contracción durante la
última década del siglo pasado y los primeros años de la presente, ha sido
fuente importante de fructíferas oportunidades y de considerables amenazas.
Por su parte, durante este período, las microfinanzas han sido un ingrediente
central en el desarrollo económico del país. El propósito de este trabajo es
examinar estas mutuas interacciones y derivar lecciones que permitan entender
y enfrentar mejor los retos de la profundización financiera y del desarrollo
económico, en general, tanto en Bolivia como en países con rasgos semejantes.

No se podría escribir correctamente la historia económica de Bolivia durante esta


etapa, si se ignorase el papel que las microfinanzas han jugado en el desarrollo
institucional del país y en los esfuerzos por incorporar, a los mercados
financieros y a los no financieros, a amplios segmentos de la población, hasta
recientemente excluidos. No se podría tampoco escribir correctamente la
historia de las microfinanzas en el mundo, si se ignorasen las innovaciones de
los pioneros bolivianos y las lecciones aprendidas, para el resto de la
humanidad, en este extraordinario laboratorio social.
1
Claudio González Vega es Profesor en el Departamento de Economía Agrícola, Ambiental y
del Desarrollo, Profesor en el Departamento de Economía y Director del Programa Finanzas
Rurales, en The Ohio State University (OSU). Jorge Rodríguez Meza es Investigador
Asociado Senior en el mismo programa. Este documento fue preparado para el Proyecto
Servicios Financieros Rurales (DAI/SEFIR), financiado por la Misión de la Agencia para el
Desarrollo Internacional (USAID) en Bolivia. Los autores agradecen la orientación sobre la
situación macroeconómica boliviana que amablemente compartieron Gonzalo Chávez, Horst
Grebe, Luis Carlos Jemio, Juan Antonio Morales, Herbert Müller y Jacques Trigo, así como
las cifras suministradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Unidad de Análisis
de Políticas Económicas (UDAPE), la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras
(SBEF) y FINRURAL. Los autores también agradecen los comentarios de los representantes
de las organizaciones de microfinanzas y otros asistentes al Taller sobre “El Entorno
Macroeconómíco en Bolivia y su Impacto sobre las Microfinanzas”, organizado por el
proyecto DAI/SEFIR in Mallasilla, el 1 de julio de 2003, en especial Pedro Arriola, Eduardo
Basoberry, Evelyn Grandi, Julio César Herbas, Jorge MacLean, Marcelo Mallea y Elizabeth
Nava. Especial agradecimiento merecen el oportuno apoyo y los comentarios de Fernando
Prado y Rodolfo Quirós, en DAI/SEFIR, y de Franz Gómez, Adrián González, Sarah Lowder
y Marcelo Villafani, en OSU, así como la colaboración de Lucrecia Palza y Claudia Roca.
Las opiniones expresadas son de los autores y no de las organizaciones patrocinadoras.

1
Los retos de los años recientes han puesto duramente a prueba los logros de
esta expansión de las microfinanzas bolivianas. Como preámbulo al análisis que
sigue y para sustentar y enriquecer la interpretación que se intenta lograr en este
trabajo, sobre la evolución reciente de las interacciones entre la macroeconomía
y las microfinanzas en Bolivia, resulta útil tener presentes algunas dimensiones
claves del proceso de desarrollo del sector de las microfinanzas en este país,
durante sus casi dos décadas de evolución. Únicamente desde esta perspectiva
histórica se pueden entender mejor, tanto la importancia de los logros cuya
sustentabilidad ha sido puesta en peligro por las amenazas macroeconómicas
recientes, como los rasgos estructurales que explican por qué, durante esta
etapa de crisis, el desempeño de las organizaciones bolivianas de microfinanzas
(OMF) ha sido comparativamente mejor que el de otros subsistemas del sector
financiero regulado. En efecto, por razones diversas, las microfinanzas
bolivianas han sido sobresalientes, como brevemente se explica a continuación.

1.1 Cobertura y profundización

Primero, la evolución de las microfinanzas bolivianas ha sido sobresaliente por


sus logros de cobertura (outreach). Pocos países han presenciado un ritmo de
expansión de la amplitud de la cobertura de las microfinanzas tan rápido, tanto
en cuanto a los montos de las carteras como en cuanto a los números de
clientes atendidos. Estas elevadas tasas de crecimiento de la cobertura fueron
mantenidas durante un período de al menos una década (1987-1998) y, una vez
enfrentadas con éxito las consecuencias de la crisis macroeconómica (1999-
2003), las carteras de las OMF bolivianas han continuado creciento
sostenidamente. Como resultado de este crecimiento, a partir de cifras ya al
inicio importantes, en el transcurso de apenas una década, desde 1993, las
carteras de microfinanzas reguladas en Bolivia se multiplicaron al menos 30
veces (Villafani Ibarnegaray, Cuaderno de SEFIR No. 14, 2003).

Más aún, los resultados sobresalientes de las microfinanzas bolivianas no


reflejan exclusivamente sus logros de cobertura. El desarrollo del subsistema de
las microfinanzas ha contribuido también a la profundización financiera de
Bolivia, ya que una proporción mayor de las transacciones ha sido sometida a
la disciplina de los mercados financieros y que sectores de la población más
amplios, hasta entonces excluidos, han sido incorporados al acceso a los
servicios financieros institucionales. En el análisis cuantitativo que se presenta
más adelante, se miden los cambios positivos observados en los niveles de las
actividades de microfinanzas en relación con el Producto Interno Bruto (PIB).

El crecimiento sostenido de su cobertura y las contribuciones a la profundización


financiera de las microfinanzas en Bolivia han estado también asociados con el
surgimiento de intermediarios financieros robustos. Estas OMF han sido
capaces, no simplemente de sobrevivir ante los debilitantes embates de eventos
sistémicos adversos, que el sistema financiero boliviano ha experimentado en
estos últimos años, sino además de reestructurarse y reanudar su crecimiento.

2
En efecto, durante la crisis macroeconómica y política reciente, el desempeño de
las organizaciones de microfinanzas reguladas ha sido mejor que el de otros
subsistemas del sector financiero boliviano. Este desempeño comparativamente
más satisfactorio ha sido sorprendente para algunos observadores, quienes
una década atrás firmemente predecían que las carteras de microfinanzas son
más riesgosas que las carteras bancarias tradicionales y quienes pronosticaban
que las organizaciones de microfinanzas no resistirían los efectos de una crisis
financiera generalizada. No sólo resultaron estas predicciones incorrectas; el
desempeño superior de las OMF encierra lecciones relevantes sobre criterios
adecuados para promover el progreso financiero del país en el futuro.

Varias razones explican, en efecto, el desempeño comparativamente mejor de


las OMF observado durante este período.2 Por un lado, tanto las OMF
reguladas como incluso algunas de las no reguladas han mostrado, desde su
inicio, una fuerte vocación por la sostenibilidad, la que las ha llevado a diseñar
estructuras organizacionales y a poner en práctica disciplinas financieras que les
han permitido enfrentar con más éxito los retos recientes.

Por otro lado, las organizaciones de microfinanzas han puesto de manifiesto


menores grados de comportamiento oportunístico que otros tipos de
intermediarios financieros, en parte como reflejo de las actitudes de sus dueños
más comprometidos con el futuro de la organización y, en parte, como
consecuencia de que las OMF han abrigado menos expectativas de salvataje
(bailing out), por parte del estado, en caso de entrar en dificultades financieras.
Además, poco antes del surgimiento de los problemas macroeconómicos, las
OMF se vieron en la necesidad de desarrollar herramientas que les permitiesen
hacerle frente a la feroz competencia que se observó en el mercado, con la
acelerada expansión de los fondos financieros privados (FFP) de consumo.

Entre las características institucionales que explican estos sobresalientes


resultados se destaca también una elevada capacidad de innovación, que le ha
permitido a estas OMF desarrollar tecnologías de crédito apropiadas para
responder a las demandas particulares de sus clientelas.3

2
Parte de la explicación del mejor desempeño relativo de las OMF se encuentra en la mayor
flexibilidad de las estrategias adoptadas por sus propios clientes para hacerle frente a las
dificultades surgidas con la crisis. Las acciones emprendidas por los clientes de las
organizaciones de microfinanzas ante la incidencia del riesgo idiosincrásico o del riesgo
sistémico han sido identificadas, con base en una encuesta de deudores en varias ciudades de
Bolivia, por Adrián González González y Claudio González Vega (“Sobre-endeudamiento en las
microfinanzas bolivianas”, Columbus, Ohio: reporte de investigación del Programa Finanzas
Rurales de OSU, septiembre de 2003).
3
Los elementos centrales de las innovaciones en tecnologías de crédito para las áreas rurales
han sido examinados en detalle para Caja Los Andes, por Rodríguez Meza y González Vega
(Cuaderno de SEFIR No. 7, 2003), para PRODEM, por Rodríguez Meza, González Vega y
González González (Cuaderno de SEFIR No. 8, 2003), para CRECER, por Quirós Rodríguez,
Rodríguez Meza y González Vega (Cuaderno de SEFIR No. 9, 2003) y para FADES, por
Rodríguez Meza, González Vega y Quirós Rodríguez (Cuaderno de SEFIR No. 10, 2003). Esta
información debe facilitar la transferencia de lecciones y el desarrollo de nuevas innovaciones.

3
Estas innovaciones en tecnología crediticia le permitieron a las OMF contar con
herramientas apropiadas para hacerle frente a los riesgos idiosincrásicos de
sus operaciones, con resultados impecables en la calidad de sus carteras,
sostenidos durante la mayor parte de la década previa a la crisis. Incluso
durante la crisis, estas tecnologías les han permitido presentar tasas de
recuperación de sus carteras mejores que las de otros subsistemas del sector
financiero regulado. La eficacia de las tecnologías desarrolladas por las OMF
ha sido reconocida por practicantes en otras partes del mundo, quienes con
frecuencia solicitan la asesoría boliviana en el desarrollo de sus propios métodos
de operación.

Las organizaciones de microfinanzas contaban, sin embargo, con menos


herramientas para hacerle frente al riesgo sistémico, un riesgo que no había
representado una amenaza significativa para estos intermediarios hasta finales
del siglo pasado.4 Su aguda capacidad de innovación les ha permitido, sin
embargo, responder paulativamente a estas nuevas amenazas, incluso con la
creación de departamentos de análisis de riesgo global con apoyo importante
del proyecto DAI/SEFIR.

Las contribuciones de las microfinanzas a la profundización financiera han


encontrado sustento, también, en el desarrollo de innovaciones en tecnologías
de captación de depósitos. Esto le ha permitido a las organizaciones de
microfinanzas competir exitosamente en el mercado de captación de fondos del
público, con aumentos importantes en su participación relativa (market shares),
tanto en la movilización del ahorro de inversores más sofisticados, demandantes
de certificados de depósito a plazo fijo, como en la movilización del ahorro de
hogares de ingresos bajos y medios, demandantes de depósitos en caja de
ahorro.5

Estas innovaciones han contribuido a una mayor profundización financiera, al


incrementar los flujos sujetos a intermediación y al permitir la incorporación de
segmentos más amplios de la población a facilidades de crédito y de depósitos.
Con años de rezago en relación con las carteras de crédito, los depósitos
captados del público por las OMFs han crecido rápidamente, incluso durante el
período de crisis, y han sido más estables que los pasivos de otros subsistemas
del sector financiero, particularmente ante las corridas generadas recientemente
por la incertidumbre política (Gómez Soto, Cuaderno de SEFIR No. 13, 2003).

4
Las diferencias en el manejo del riesgo idiosincrásico y del riesgo sistémico y la complejidad
de la gestión de riesgo en un período de recesión han sido discutidas por Claudio González
Vega en una serie de seminarios y talleres, incluyendo el seminario sobre “El manejo del riesgo
idiosincrásico y del riesgo sistémico en las microfinanzas”, presentado en el Centro AFIN, en La
Paz, el 11 de diciembre de 2002. Véase http://aede.osu.edu/programs/ruralfinance/bolivia.htm
5
Las relaciones entre capacidad de innovación, manejo global del riesgo y expansión de la
oferta de facilidades de depósito por las OMF bolivianas fueron examinadas por Rodolfo Quirós
Rodríguez en su presentación “El ahorro en las organizaciones de microfinanzas bolivianas. Un
caso de cobertura y estabilidad” (III Foro Ecuatoriano de las Microfinanzas, Quito, Ecuador, 18 al
20 de noviembre de 2003).

4
En vista de este desempeño destacado, no sorprendería que algunas de las
mejores OMF se convirtiesen en la punta de lanza de la modernización y
crecimiento futuro del sistema financiero boliviano. Dada su capacidad de
innovación y la disciplina que ha caracterizado sus operaciones, estas OMF
podrían incrementar su participación en el mercado sobre todo si se ampliase
la gama de operaciones que están autorizadas a realizar y podrían liderar la
transformación del sistema. Esta estrategia estaría basada en mecanismos de
mercado, que permitiesen la manifestación de las ventajas competitivas de cada
entidad, en lugar de depender de esfuerzos estatales, a elevados costos
fiscales, por apoyar intermediarios financieros fracasados. Eventualmente, con
sus enfoques innovativos, los nuevos intermediarios irían desplazando a los
operadores obsoletos, incapaces de responder a las demandas legítimas de las
nuevas clientelas y de adoptar mecanismos que protejan su patrimonio.6

El reconocimiento de los sobresalientes logros de las microfinanzas bolivianas


debe ser calificado, sin embargo, en tres sentidos. Primero, las microfinanzas
bolivianas no se han escapado al sesgo urbano que ha caracterizado a casi
todas las intervenciones o procesos de desarrollo económico y social. Esto no
sorprende, sin embargo, en vista de los obstáculos, de por sí elevados, que
debieron ser superados para ampliar la frontera en la prestación de servicios
financieros a clientelas marginales, incluso en las áreas urbanas. La magnitud
de estos obstáculos hizo necesario enfocar todas las energías y esfuerzos
iniciales al desarrollo de segmentos urbanos del mercado de las microfinanzas.
Durante la última década ha tenido lugar, no obstante, un importante incremento
de la cobertura de servicios financieros en las área rurales.

En este sentido, el desafío restante más importante, en la continuación del


proceso de profundización financiera, será la expansión de la cobertura hacia las
áreas rurales. Las lecciones del desarrollo de las microfinanzas urbanas, con
un apoyo del sector público sustancial pero no distorsionante, deberían guiar las
estrategias que se adopten al respecto. En particular, esta expansión debería
sustentarse en innovaciones en tecnologías de producción de servicios
financieros desarrolladas y llevadas a la práctica por organizaciones robustas.
Se trataría de usar, como en el caso de la modernización del sistema financiero,
mecanismos de mercado para lograr la asignación de recursos hacia estos
propósitos, a través de organizaciones sostenibles, evitando intervenciones
distorsionantes, con elevados costos fiscales. Desafortunadamente, en sus
esfuerzos por fomentar la expansión de la frontera de las finanzas rurales, el
FONDESIF no se ha adherido siempre a este tipo de criterios, con efectos
contraproducentes (González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 6, 2002).

6
Este proceso de atrición de las operaciones de los intermediarios menos eficientes sustituiría
la intervención directa y el cierre de organizaciones. Para el éxito de esta estrategia sería
indispensable que el estado se abstuviese de usar recursos fiscales para apoyar la participación
en el mercado de los intermediarios fracasados y que las autoridades de supervisión prudencial
se preocupasen por contener los posibles contagios que pudiesen poner en peligro la
estabilidad del sistema.

5
Segundo, las microfinanzas bolivianas no se han escapado al sesgo pro-crédito
que ha caracterizado a casi todas las intervenciones de finanzas de desarrollo.
En Bolivia, este sesgo inicial reflejó, en parte, una cierta abundancia en la
disponibilidad de fondos prestables para las OMF, en condiciones más
favorables que las de mercado que les permitió una rápida capitalización, pero
con el correspondiente desestímulo a la captación de fondos del público. Este
sesgo también reflejó un reconocimiento, por parte de las organizaciones, de los
elevados costos unitarios de la captación de depósitos por montos muy
pequeños, así como una cierta orientación inicial, en el caso de las OMF que
operaban con crédito para grupos, hacia el ahorro forzoso.

Recientemente, sin embargo, las OMF han mostrado una vocación agresiva por
la movilización de depósitos del público y una mayor capacidad que sus
competidores para atender satisfactoriamente a clientes dispuestos a aceptar
sus pasivos. Esta captación por las OMF de fondos del público se ha
caracterizado por una mayor estabilidad que la de otros subsistemas del sector
financiero y le ha permitido a las organizaciones diversificar sus carteras de
pasivos, reducir la concentración de sus fuentes de fondeo y manejar mejor sus
riesgos de liquidez.

Estos atributos de su captación de depósitos han sido ilustrados por la menor


volatilidad experimentada por los pasivos de las OMF durante las corridas por
depósitos que tuvieron lugar, al acentuarse la incertidumbre política, cuando se
conocieron los resultados electorales de junio de 2002, durante los trágicos
levantamientos de febrero de 2003 y durante la insurrección que llevó a la
renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003. Como
resultado, desde 1997, las organizaciones de microfinanzas han multiplicado
casi diez veces su participación relativa (market shares) en el mercado de
depósitos (Gómez Soto, Cuaderno de SEFIR No. 13, 2003).7

Inicialmente, las cooperativas de ahorro y crédito mostraban una mayor


vocación para la oferta de facilidades de depósito a sus clientes. Sin embargo,
salvo pocas excepciones, sus captaciones crecieron poco y se han mantenido
prácticamente estancadas durante la crisis. Esto probablemente haya reflejado
debilidades en el diseño de propiedad, gobierno y control interno de este tipo de
instituciones, reconocidas por la literatura y presentes en el contexto boliviano.
De manera semejante, el subsistema de las mutuales ha perdido sumas
importantes de depósitos durante las recientes crisis de origen político, en reflejo
de la disminución de la confianza y de la menor calidad de la atención al
depositante, ambas cosas a su vez resultado de sus atenuadas estructuras de
propiedad. Esto contrasta con la acentuada mejora en la imagen de las OMF.

7
Un resultado interesante ha sido el aumento de los saldos de los depósitos más pequeños, lo
que sugiere la existencia de una posible demanda de facilidades de depósito como reserva de
precaución. Esta demanda se habría acentuado recientemente, con la mayor percepción de
riesgo entre la población, sobre todo la de bajos ingresos (Gómez Soto, Cuaderno de SEFIR No.
13, 2003).

6
Tercero, las microfinanzas bolivianas no se han escapado a las preocupaciones
de algunos observadores de que se pudiese estar presentando un sesgo anti-
pobre, que esté alejando a las OMF de su misión y de la atención de su clientela
meta original (mission drift). Este trabajo no presenta evidencia en un sentido o
en el otro.8 Es probable, sin embargo, que para superar los retos de la crisis
macroeconómica y sostener su capacidad de seguir atendiendo a la clientela
original, las OMF necesiten la adición a sus operaciones de otras clientelas, no
necesariamente tan pobres, y que esto les haya permitido una diversificación
de su cartera mejor, durante esta etapa de riesgos mayores, y las haya ayudado
a diluir sus costos fijos, sin que la contracción de sus operaciones y el aumento
de la mora se hubiesen tenido que reflejar en aumentos en las tasas de interés
cobradas a los deudores que pertenecen a la población meta original.

1.2 Transformación y regulación

Segundo, la evolución de las microfinanzas bolivianas ha sido sobresaliente por


las interacciones positivas y recíprocas entre el desarrollo de la infraestructura
institucional del país y la evolución del subsistema. Por una parte, se ha dado el
establecimiento de un marco de regulación y de supervisión prudencial bastante
apropiado para el funcionamiento fluido de las microfinanzas. Por otra parte, se
ha dado una influencia positiva del estilo de operación de las microfinanzas
sobre la formación del capital social y el desarrollo institucional mismo de Bolivia.

El desarrollo de un marco de regulación y supervisión prudencial adecuado a


los requerimientos de las microfinanzas respondió, en parte, a la temprana
creación, en 1992, del Banco Solidario S.A. (BancoSol) lo que usualmente se
conoce como la transformación de la organización no gubernamental (ONG)
PRODEM en un banco comercial privado. Sin embargo, la ONG PRODEM,
además de convertirse en uno de los dueños de una entidad financiera regulada,
continuó con operaciones financieras, con énfasis en el desarrollo de nuevas
actividades en las áreas rurales. Esta fue una de las primeras experiencias, en
el mundo, de la constitución, vía semejante transformación, de una entidad de
microfinanzas regulada, sujeta a los mismos requerimientos de formalización y a
los mismos parámetros de operación que un banco comercial tradicional.
8
Junto a fuerzas que pudiesen estar orientando a las OMF hacia otros segmentos del mercado
financiero, es importante reconocer además una probable disminución en la demanda de crédito
por parte de la clientela original, en respuesta a las menores oportunidades de negocios que han
acompañado a la crisis macroeconómica. Esta disminución de la demanda estaría asociada
principalmente con deudores no oportunistas, usualmente una proporción mayor entre los
pobres que entre deudores políticamente influyentes. La prevalencia de estos deudores ha sido
verificada por las acciones costosas que han estado dispuestos a emprender a fin de proteger
su relación de crédito con las OMF entre las que se encuentran una más activa participación
en los mercados de trabajo, incluyendo la migración, la venta de activos y la disminución de los
saldos de depósitos y otras tenencias financieras con propósitos de precaución, la contratación
de préstamos adicionales, usualmente de fuentes informales, y la disminución de consumo.
Estas acciones han sido identificadas por González González y González Vega en “Sobre-
endeudamiento en las microfinanzas bolivianas”, Columbus, Ohio: reporte de investigación del
Programa Finanzas Rurales de OSU, septiembre de 2003.

7
La creación de esta nueva entidad provocó tensiones y presiones al cambio
tanto en la nueva organización de microfinanzas como en la Superintendencia
de Bancos y Entidades Financieras (SBEF).9 El surgimiento de BancoSol dio así
origen a un proceso dialéctico de interacción entre las realidades de las
microfinanzas y la normativa adoptada por las autoridades prudenciales. En
este proceso, con frecuencia la realidad ha precedido al desarrollo de la
normativa.

En efecto, fue la realidad del éxito de PRODEM, primero, y de BancoSol, luego,


en sus operaciones de microfinanzas un tipo de transacción financiera hasta
entonces no bien conocido la que persuadió a las autoridades prudenciales a
adoptar la flexibilidad necesaria para hacer posible su operación. El diseño
formal de una nueva normativa vino tras la observación de esta realidad, en
lugar de que el marco regulatorio detallado hubiese sido diseñado de antemano,
en un intento por detonar el desarrollo del subsistema de las microfinanzas. Las
autoridades prudenciales sí tuvieron la visión, flexibilidad y sabiduría para
anticipar los efectos positivos del nuevo tipo de transacciones financieras sobre
el desarrollo económico de Bolivia y de interesarse por crear un entorno
regulatorio conducente al logro de estos objetivos.10

No obstante, la creación de BancoSol sólo fue posible gracias al establecimiento


predecente de un marco de regulación no represivo, después de la crisis de
hiperinflación de mediados de la década de los ochenta, que le permitiese a esta
OMF diseñar los términos de sus contratos en condiciones de mercado. El
proceso de liberalización financiera previo ha sido así una condición necesaria
para el surgimiento y rápida expansión de las microfinanzas reguladas en
Bolivia. En el desarrollo subsecuente del marco de regulación y supervisión
prudencial, sin embargo, las autoridades han respondido a la evolución, por su
propio ímpetu, de la realidad de las microfinanzas.

La profunda incidencia del riesgo sistémico, a finales del siglo pasado, tomó por
sorpresa tanto a los gerentes de las OMF como a las autoridades prudenciales.
De nuevo, un proceso dialéctico ha estado presente en los esfuerzos por adaptar
las operaciones y la normativa a las nuevas condiciones. Esta adaptación ha
sido un reto complejo, en vista de la mayor incertidumbre acerca de la
evolución del entorno macroeconómico y de las presiones de carácter político
exacerbadas por las condiciones del entorno.

9
Entre numerosos trabajos que relatan los eventos que llevaron a la creación de BancoSol y
sus consecuencias, las presiones internas de diseño organizacional y de cultura corporativa que
siguieron son analizadas por González Vega et al. en “The Challenge of Growth for Microfinance
Organisations: The Case of Banco Solidario in Bolivia”, en Hartmut Schneider (ed.), Microfinance
for the Poor? (Paris, The Organisation for Economic Cooperation and Development, 1997).
10
Para entender los detalles de este proceso, véase Jacques Trigo, “Regulation and Supervision
of Microfinance Institutions: The Bolivian Experience,” en Rachel Rock y María Otero (eds.),
From Margin to Mainstream: The Regulation and Supervision of Microfinance, Monograph No.
11, Cambridge, Mass.: ACCION International, 1995.

8
Lo razonable sería suponer que, en estas circunstancias, se justifique un
enfoque de prueba y error (trial and error), en el que las autoridades vayan
ajustando sus medidas prudenciales a una verificación analítica rigurosa,
sustentada en bases de datos completas y confiables, de los resultados de sus
intervenciones en la realidad. Este método requerirá un diálogo amplio y abierto
entre las autoridades y los operadores en el mercado, que facilite la solución de
este proceso dialéctico y que proteja al sistema de injerencias externas, ajenas a
la protección de la estabilidad del sistema de pagos y la eficiencia de la
intermediación financiera.

En la creación de BancoSol, la realidad precedió a la normativa. De manera


semejante, la realidad del desempeño comparativamente mejor de las OMF, en
contraste con otros subsistemas del sector financiero, está generando presiones
al cambio en la normativa que regula las operaciones de las OMF y su posible
transformación en bancos comerciales. Este es el caso, en particular, de la
ampliación de las atribuciones para realizar diversos tipos de operaciones de los
fondos financieros privados (FFP), introducida por la Ley No. 2297 de diciembre
de 2002 y reglamentada con apoyo de DAI/SEFIR.

Una reglamentación de esta ley, que reconozca la evolución misma de la


realidad, sería compatible con la tesis de que la modernización y el progreso del
sistema financiero boliviano pueden deben ser promovidos al permitirse que
las organizaciones más eficientes e innovativas vayan ganando participación
relativa en el mercado y que, por la vía de este proceso, vayan estrujando a los
intermediarios obsoletos, que ya no responden a las demandas de una nueva
economía, más abierta a los flujos del comercio internacional y más orientada a
brindarle oportunidades de participación en el mercado a segmentos de la
población hasta recientemente excluidos. Este enfoque contrastaría con una
visión intervencionista que intentase, por un lado, proteger la participación en el
mercado de los intermediarios privados fracasados y, por otro lado, compensar
la insuficiencia de sus operaciones con mecanismos de banca estatal
semejantes a los que no funcionaron en el pasado.

Este desarrollo dialéctico de una regulación y supervisión prudencial estricta


para las microfinanzas ha contrastado con el enfoque, bien intencionado pero
contraproducente, adoptado en otros países, de crear un marco abiertamente
indulgente, en lugar de establecer un marco riguroso que, si bien reconoce la
naturaleza idiosincrásica del perfil de riesgos en un mercado de microfinanzas,
promueve el fortalecimiento de organizaciones robustas.11 El enfoque riguroso
supone la creación, con las debidas limitaciones, de entidades capaces de llevar
adelante funciones completas de intermediación financiera, en contraste con la
promoción de entidades con atribuciones parciales y cercenadas, no sujetas a
las disciplinas propias de los verdaderos intermediarios financieros.

11
Este punto de vista es compartido por Jansson, Rosales y Westley, en Principios y prácticas
para la regulación y supervisión de las microfinanzas (Washington, D.C.: Banco Interamericano
de Desarrollo, 2003.

9
En el caso de Bolivia, el enfoque riguroso se consolidó con la introducción de
una nueva figura de licencia de operación (charter), la de los fondos
financieros privados (FFP).12 A diferencia de otros tipos de organizaciones de
microfinanzas reguladas (como, por ejemplo, las entidades de desarrollo de la
pequeña y la microempresa, EDPYME, en Perú), los FFP bolivianos tienen
atribuciones completas aunque restringidas en algunas áreas de
intermediación financiera. Estas dos dimensiones del nuevo marco regulatorio
boliviano los requerimientos estrictos y la autorización para intermediar
fondos han sido determinantes en la constitución de OMF robustas, lo que
explica el éxito del subsistema y su sobresaliente desempeño durante la crisis
macroeconómica y política reciente. Esta es una lección valiosa.

Esta aparentemente paradójica lección de la historia de las microfinanzas


bolivianas ha sido, entonces, que un marco de regulación y supervisión
prudencial poco indulgente ha inducido el establecimiento de organizaciones
especializadas de microfinanzas robustas. Ante los embates de riesgo sistémico
profundo y sostenido de los últimos años, OMF débiles no hubiesen sobrevivido
o, para lograrlo, hubiesen necesitado costosas intervenciones fiscales. Esta
lección debe tenerse presente en el diseño de estrategias para ampliar la
frontera de servicios financieros hacia las áreas rurales de Bolivia.

Desafortunadamente, algunas de las intervenciones del FONDESIF han


conspirado en contra de este enfoque, en la medida en que han fomentado las
operaciones de organizaciones no necesariamente sostenibles o, incluso, han
socabado la sostenibilidad de organizaciones con potencial de lograrla, y en la
medida en que han creado condiciones asimétricas de competencia, que han
pospuesto o demorado la llegada al sector rural de organizaciones robustas
(González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 6, 2002).

A su vez, el desarrollo de las microfinanzas ha influido de manera importante en


la evolución de la infraestructura institucional y en la formación del capital social
de Bolivia (González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 5, 2002). Estos efectos,
poco reconocidos pero de gran trascendencia en el proceso de desarrollo
económico e institucional de un país como Bolivia, han tenido lugar por la
influencia que el estilo de evolución de las microfinanzas ha tenido sobre el
fortalecimiento del concepto de contrato, la creación de una cultura de pago y la
noción de que la sostenibilidad de las organizaciones importa para el éxito de
emprendimientos de desarrollo económico y social.

12
De nuevo, en este caso, en buena medida la realidad precedió a la normativa, en el tanto en
que la exitosa experiencia de la ONG Pro-Crédito y sus intenciones de operar como una entidad
financiera regulada llevaron al establecimiento de Caja Los Andes, como el primero de los
fondos financieros privados, e inspiraron dimensiones importantes del marco regulatorio
especializado establecido para sus operaciones. En este caso, resultó providencial que las
presiones para la creación de un marco de regulación y supervisión apropiado hayan provenido
de una organización que desde el inicio tenía una fuerte vocación de sostenibilidad y que se
había preparado suficientemente para poder operar bajo las estrictas condiciones que se
establecieron en el nuevo marco normativo.

10
La noción del crédito como un contrato, que otorga responsabilidades y
derechos a ambas partes, ha sido promovida por las OMF en Bolivia. El
fortalecimiento de este concepto ha generado, a su vez, externalidades positivas
en otros mercados, donde su difusión ha permitido el surgimiento efectivo de
transacciones más modernas y complejas, indispensables en un proceso de
transformación de la economía orientado al crecimiento económico.

Ésta ha sido una de diversas maneras como el estilo de las microfinanzas


bolivianas ha contribuido a la formación de una cultura de pago, indispensable
para la operación fluida de intermediarios financieros interesados en su propia
sostenibilidad. Desafortunadamente, el aumento de las responsabilidades de los
deudores, como consecuencia de la crisis macroeconómica reciente, ha llevado
a un debilitamiento de esta cultura de pago, estimulado por las promesas de
condonación de deudas por parte de algunos legisladores, por las presiones
políticas de algunos grupos de interés poderosos que buscan evadir sus
responsabilidades y por el resultante efecto demostración negativo, entre los
clientes de las microfinanzas, de las medidas adoptadas por las autoridades
para proteger los intereses de productores más grandes.

Igualmente grave ha sido el retroceso ocurrido, en el desarrollo y fortalecimiento


de la infraestructura institucional del pais, con la disminución de la autonomía e
independencia técnica de la Superintendencia de Bancos y Entidades
Financieras (SBEF), especialmente como resultado de decretos emitidos por el
Poder Ejecutivo sobre la normativa crediticia, en la visión de que reglas de
regulación y supervisión prudencial más indulgentes permitirían que la expansión
resultante del crédito contribuyese a la reactivación de la economía.13 Esta
perspectiva es incorrecta al menos por dos razones.

Por un lado, la perspectiva es errónea, porque la contracción en las carteras de


crédito ha sido una consecuencia, no una causa, de la recesión sufrida,
esencialmente por razones exógenas, de contagio de crisis externas a Bolivia y
de debilidades del sistema político y de gobernabilidad del país. En estas
circunstancias, una expansión del crédito interno no sería el instrumento de
política apropiado ni tendría la capacidad para reactivar la economía. Por
otro lado, normas prudenciales menos estrictas, en la calificación de préstamos
ya en problemas, tampoco tendrían la capacidad para ampliar efectivamente la
oferta de crédito ni para hacer atractivas (es decir, bancables) oportunidades
inexistentes, como consecuencia de la situación adversa del entorno.

13
Los peligros de este enfoque y sus efectos negativos sobre el desarrollo institucional de
Bolivia fueron tempranamente identificados por Claudio González Vega, entre otras formas con
la preparación del documento para el proyecto DAI/SEFIR y varios organismos internacionales
interesados, sobre “Short-Term Challenges and Opportunities for the Long-Term Development of
the Bolivian Financial System (white paper, diciembre de 2002). Si bien esta llamada de
atención y otras protestas internacionales, así como los argumentos de las autoridades
prudenciales, indujeron algunas acciones correctivas, la batalla por proteger el progreso
alcanzado con la autonomía e independencia de la SBEF todavía no está completamente
ganada.

11
1.3 Competencia y riesgo sistémico

Tercero, la evolución de las microfinanzas bolivianas ha sido sobresaliente por el


elevado grado de competencia alcanzado, hasta el punto de saturación en
algunos nichos del mercado, así como por la robustez de las OMF ante una
secuencia sostenida de eventos adversos (shocks) sistémicos de gran magnitud.
Tanto el aumento de la competencia como la incidencia del riesgo sistémico han
presionado las utilidades de las organizaciones hacia la baja, de maneras
semejantes. Para enfrentar con éxito las tensiones resultantes, las OMF han
tenido que buscar maneras adicionales de incrementar su eficiencia, han
continuado con un vigoroso esfuerzo de innovación y han redefinido las fronteras
de sus mercados meta. La respuesta ante estos nuevos retos ha sido robusta.

Bolivia es uno de los países donde se ha alcanzado un mayor grado de


competencia en los segmentos del mercado de las microfinanzas. A pesar del
número comparativamente reducido de organizaciones, en menos de una
década el mercado ya había alcanzado un elevado grado de contestabilidad.14
La resultante puja, entre las organizaciones rivales, por los clientes en
particular, por los mejores clientes habría dado lugar tanto a consecuencias
positivas como a amenazas importantes.

En efecto, por un lado, las presiones competitivas habrían resultado en una


disminución sostenida de las tasas de interés efectivas cobradas por los
préstamos y, en general, en un mejoramiento de los términos y condiciones de
los contratos crediticios. Estas presiones competitivas también explican parte de
la mayor inclinación hacia la movilización de depósitos, que las organizaciones
de microfinanzas han mostrado recientemente. Los beneficiarios de esta mayor
contestabilidad han sido los clientes de las organizaciones, tanto los más
pequeños quienes se han visto favorecidos por un menor costo de los fondos
prestados, gracias a la mayor eficiencia y economías logradas por las
organizaciones así como los clientes establecidos quienes han disfrutado de
tratos preferenciales, beneficiándose de esta manera de los frutos de su
inversión en una relación de largo plazo con la organización.

Por otro lado, sin embargo, la mayor competencia, en un entorno caracterizado


por la ausencia de mecanismos adecuados para compartir información sobre la
situación de deuda de los clientes, podría haber incrementado los riesgos de
comportamiento oportunístico por parte de los deudores y, por esta vía, los
niveles de mora en la cartera. Enfrentados a la posibilidad de acceder a
préstamos con más de una organización, sin que las otras se enterasen, algunos
clientes oportunistas podrían haber incurrido en niveles peligrosos de sobre-
endeudamiento.

14
La contestabilidad en un mercado promueve comportamientos competitivos, cuando la
posibilidad de fácil entrada de los rivales (en este caso, la posibilidad de que otra organización
pudiese atraer a los clientes propios) crea disciplina entre los participantes en el mercado y
desestimula el comportamiento monopolístico.

12
Ésta es una de varias áreas donde la infraestructura institucional necesaria
para el funcionamiento fluido y eficiente de los mercados financieros está
incompleta en Bolivia. Los efectos beneficiosos de la competencia se logran
mejor cuando existe un acceso universal a la información sobre el
endeudamiento de los clientes. La Central de Riesgo de la SBEF le proporciona
acceso, a parte de esta información, a las entidades reguladas, entre las que se
encuentran los FFP dedicados a la prestación de los servicios tradicionales de
microfinanzas.15 A la vez, con apoyo del proyecto DAI/SEFIR, se ha puesto en
marcha un programa para la creación de un buró de crédito privado, que facilite
información sobre la situación de deuda de los clientes de organizaciones no
reguladas de microfinanzas y sustituya los mecanismos informales de compartir
información que han prevalecido en el pasado.

No obstante, no existe una coincidencia suficiente entre estas bases de datos,


ya que la SBEF no cuenta, hasta ahora, con información sobre las operaciones
crediticias que algunos clientes de las entidades reguladas tienen con
organizaciones no reguladas, mientras que éstas últimas no tienen acceso a la
información sobre operaciones con entidades reguladas no dedicadas a las
microfinanzas. El acceso a la información enfrenta, además, cuestionamientos
legales, relacionados con interpretaciones restricticas del principio del secreto
bancario. Quedan entonces pendientes, todavía, muchas tareas en esta área,
para lograr el deseado acceso universal y completo a la información.

En Bolivia, la mayor competencia se ha observado al menos a dos niveles. Por


una parte, se ha dado una fuerte competencia intra-sectorial, entre
organizaciones de microfinanzas que operan con tecnologías de crédito
distintas.16 La dimensión más importante de este fenómeno ha sido la
competencia entre las organizaciones que adoptaron una tecnología de crédito
individual y las que adoptaron una tecnología de crédito grupal, sustentada en la
garantía solidaria entre los miembros de un grupo de deudores. Al respecto, el
caso boliviano es particularmente interesante, pues ha sido posible observar el
desempeño de estos dos tipos de tecnología a lo largo del ciclo económico.

Por otra parte, en Bolivia también se ha observado una fuerte competencia inter-
sectorial, entre las organizaciones dedicadas a las microfinanzas que usan las
innovaciones en tecnología de crédito propias de este sector (OMF
tradicionales) y organizaciones de crédito de consumo que han incursionado
en los mismos nichos del mercado que las OMF.

15
La magnitud y evolución del fenómeno de clientes compartidos entre los intermediarios
financieros regulados y, en particular, entre las organizaciones de microfinanzas reguladas han
sido estudiadas por Marcelo Villafani Ibarnegaray, en “Análisis dinámico de clientes de
microcrédito en Bolivia: primeros resultados” (Columbus, Ohio: informe del Programa Finanzas
Rurales de OSU para el proyecto DAI/SEFIR, septiembre de 2003).
16
El tema del conflicto entre tecnologías de crédito ha sido examinado, entre otros, por Sergio
Navajas, Jonathan Conning y Claudio González-Vega en “Lending Technologies, Competition
and Consolidation in the Market for Microfinance in Bolivia” (Journal of International
Development, Vol. 15, 2003, pp. 747-770).

13
La experiencia boliviana muestra un desempeño más robusto de las OMF que
adoptaron, desde un inicio, una tecnología de crédito individual, en
comparación con las que al inicio adoptaron una tecnología de crédito grupal.17
Este resultado también ha sorprendido a algunos observadores ya que, una
década atrás, tanto la literatura académica sobre tecnologías de crédito como el
consenso entre los practicantes y las agencias que los financiaban sostenían
que la innovación más prometedora en microfinanzas había sido el desarrollo de
las tecnologías de crédito grupal.18

En Bolivia ha sido posible observar la evolución de carteras formadas usando


una u otra de estas tecnologías, a lo largo del ciclo de rápida expansión (hasta
1998) y de subsiguiente contracción, durante el enfrentamiento de eventos
sistémicos adversos, al agudizarse la recesión (después de 1998). Más allá de
las usuales consideraciones sobre estructuras de costos y diferencias en la
cobertura logradas con estas tecnologías, la experiencia boliviana ha puesto de
manifiesto las debilidades de la tecnología de crédito a grupos, cuando el sector
se enfrenta a eventos sistémicos. En parte, este resultado ha reflejado la
imposibilidad que los miembros de un grupo tienen para hacer valer el contrato
de seguro implícito entre ellos, cuando se enfrentan a riesgos sistémicos.19

Estas debilidades han obligado a las organizaciones de microfinanzas que


originalmente adoptaron esta tecnología de crédito a abandonarla parcial o
totalmente. Esta transición, desde una cartera fundamentada principalmente en
operaciones de crédito grupal hacia una cartera constituida por operaciones de
crédito individual, ha generado presiones importantes sobre los indicadores de
desempeño de estas organizaciones, en contraste con las organizaciones de
crédito individual, donde la decisión tecnológica inicial generó rendimientos
importantes en el largo plazo.

17
Una discusión de las ventajas y desventajas de las tecnologías de crédito individual y
grupal y de los resultados alcanzados, en el contexto de Asia, se puede encontrar en Marguerite
S.. Robinson, The Microfinance Revolution. Sustainable Finance for the Poor (Washington, D.C.:
The World Bank, 2001).
18
El entusiasmo académico por la tecnología de crédito a grupos estuvo sustentada en
aplicaciones de las nuevas teorías económicas sobre la información y los incentivos (Joseph E.
Stiglitz, “The Role of the State in Financial Markets”, Proceedings of The World Bank Annual
Conference on Development Economics, 1993, pp. 19-62. Los resultados de la experiencia
boliviana muestran la poca robustez de algunos de estos resultados teóricos, como
consecuencia de los supuestos limitantes usados en la construcción de los modelos. El
entusiasmo de los practicantes emanaba, a su vez, de la observación de las experiencias de
Grameen Bank en Bangladesh, en el desarrollo de una tecnología de crédito a grupos. En
contraste, el programa de Unit Desa del Bank Rakyat Indonesia (BRI), que había desarrollado
una tecnología de crédito individual, logrando con ella una expansión más exitosa que la de
Grameen, recibió menos publicidad. La experiencia boliviana ofrece evidencia empírica
valiosísima en la evaluación de estas tecnologías de crédito alternativas.
19
Esta tesis sobre la naturaleza del contrato implícito entre los miembros de un grupo y sobre
las maneras como este contrato contribuye a mejorar o empeorar el desempeño de pago de los
grupos ha sido examinada por Claudio González Vega, en numerosas presentaciones sobre “El
manejo del riesgo idiosincrásico y del riesgo sistémico en las microfinanzas”, mencionadas.

14
A su vez, este abandono de la tecnología de crédito grupal, por BancoSol y por
PRODEM, por ejemplo, hubiese dejado totalmente sin acceso al crédito
institucional a aquellos segmentos de la clientela con limitada capacidad para
cumplir con los requisitos de las tecnologías de crédito usadas por otras
organizaciones. En muchos casos, sin embargo, esta pérdida total del acceso
no se observó, porque las clientelas respectivas fueron acogidas por programas
de bancos comunales (en particular, por los de CRECER y Pro Mujer).20

Estos programas de bancos comunales han estado dispuestos a ofrecer crédito


de emergencia y opciones de ahorro, dos servicios financieros que han formado
parte importante de las herramientas de manejo del riesgo por los hogares
pobres, particularmente durante esta etapa de mayor incertidumbre y menor
actividad económica. Si bien los servicios financieros prestados por estos
programas han sido demasiado simples, una sustancial demanda entre ciertos
segmentos de la población ha llevado a una rápida expansión de sus carteras y
de sus clientelas (véase los Cuadros 4 y 7 en el Anexo de Cuadros).
Desafortunadamente, sin embargo, las organizaciones que promueven estos
programas todavía presentan serias debilidades en su diseño organizacional
estructuras de dueños y mecanismos de control interno que resulta
indispensable corregir para garantizar su sostenibilidad (Quirós Rodríguez,
Rodríguez Meza y González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 9, 2003).

A su vez, el episodio de dramática competencia inter-sectorial correspondió a la


llegada, a Bolivia, de organizaciones financieras que adoptaron la misma licencia
de operación que las organizaciones tradicionales de microfinanzas (es decir, se
instalaron como FFP), pero que operaron con una tecnología de crédito de
consumo, basada en métodos de credit scoring y en la venta masiva de
préstamos, a tasas de interés, suficientemente elevadas, como para cubrir con
ellas tasas de morosidad esperadas muy superiores a las históricamente
observadas en las organizaciones tradicionales de microfinanzas. En general, el
crédito de consumo en otras partes del mundo está orientado hacia trabajadores
asalariados, mientras que el crédito tradicional de microfinanzas ha estado
orientado hacia microempresarios independientes, quienes trabajan por cuenta
propia y generan ingresos menos estables y predecibles.21 El perfil de riesgos
asociado con cada uno de estos tipos de cliente requiere el uso de tecnologías
de crédito distintas.

20
Sobre el papel de la oferta de servicios financieros muy básicos ofrecidos por los programas
de bancos comunales y las explicaciones de su rápida expansión reciente, véase Claudio
González Vega y Jorge H. Maldonado, “Profundización crediticia entre los clientes de CRECER y
Pro Mujer” (Columbus, Ohio: reporte de investigación del Programa Finanzas Rurales de OSU,
septiembre de 2003). Es notable que las tasas de morosidad en estos bancos comunales han
sido muy bajas, lo que sugiere que aquí están en juego estructuras de incentivos para pagar
distintas a las observadas en el crédito de grupos pequeños con garantía solidaria, en la
obtención de préstamos de mayor tamaño y más largo plazo.
21
La distinción del microcrédito del crédito de consumo, con base en la fuente de ingresos del
hogar, ha sido introducida en las negociaciones acerca de la normativa que será adoptada como
parte de los Acuerdos de Basilea II.

15
En Bolivia, sin embargo, las organizaciones de crédito de consumo no
encontraron una densidad de la población asalariada suficiente para hacer
rentables sus operaciones. Para superar este obstáculo, estas organizaciones
incursionaron en segmentos del mercado de microempresarios, donde su
tecnología no es apropiada, y entraron en feroz rivalidad con las organizaciones
de microfinanzas tradicionales, creando, en ese proceso, externalidades
negativas para este último subsistema y amenazas a la cultura de pago
existente.

El dramático desplome de las organizaciones de crédito de consumo ha sido una


clara ilustración de la necesidad de que las tecnologías de crédito usadas sean
apropiadas para el perfil de riesgo presentado por la clientela correspondiente
(Villafani Ibarnegaray, Cuaderno de SEFIR No. 14, 2003). Sin embargo,
mientras que el abandono parcial de la tecnología de crédito de grupos ha
llevado al crecimiento rápido de la cobertura de los programas de bancos
comunales, como una solución sub-óptima para este segmento de la población,
la creciente demanda insatisfecha por crédito de consumo, como resultado del
desplome de las organizaciones que la atendían, no ha encontrado todavía una
respuesta concreta.

En parte, la potencial brecha entre la demanda y la oferta de crédito de consumo


se debe a que los deudores en problemas de esas entidades han quedado
descalificados, al conocerse su situación de mora, gracias a la información de
la Central de Riesgos de la SBEF. Aparentemente, sin embargo, se estaría
dando también una incursión en estos segmentos del mercado por parte de las
OMF tradicionales, donde una parte importante del crecimiento reciente de sus
carteras se ubica en este rubro.22

Lo bueno de este fenómeno podría ser que tal incursión les permita a las OMF
tradicionales ofrecerle un menú de servicios más completo a sus clientelas y
que, al fortalecer su fidelidad, las organizaciones pueden controlar mejor la
evolución de la deuda total de sus clientes. No obstante, en esto hay también
algunas amenazas potenciales. El reto sería, por una parte, la necesidad de
desarrollar una tecnología de crédito apropiada para atender a este segmento
del mercado, distinta a las innovaciones introducidas por las OMF y distinta a las
tecnologías fracasadas, que las entidades de consumo intentaron usar. Lo
peligroso serían, por otra parte, las implicaciones de la mayor sensibilidad de
este tipo de carteras a las fluctuaciones sistémicas, durante las etapas del ciclo
económico, así como la reacción que este tipo de expansión pudiese provocar
entre las autoridades, temerosas de que se pudiese estar repitiendo un ciclo de
sobre-endeudamiento.

22
Sobre la composición de los cambios en las carteras, véase Marcelo Villafani Ibarnegaray, en
“Análisis dinámico de clientes de microcrédito en Bolivia: primeros resultados” (Columbus, Ohio:
informe del Programa Finanzas Rurales de OSU para el proyecto DAI/SEFIR, septiembre de
2003).

16
La historia de las microfinanzas bolivianas en el período reciente ha reflejado sus
reacciones robustas ante retos complejos. En efecto, al presentarse casi
simultáneamente, el aumento de la competencia y el aumento del riesgo
sistémico, asociado con la recesión, han reducido las utilidades de estos
intermediarios financieros. La mayor competencia comprime las utilidades, tanto
por la vía de una disminución en los ingresos obtenidos por los préstamos
como resultado de tasas de interés más bajas como por la vía de aumentos
de los costos tanto por la necesidad de brindar mejor servicio al cliente como
por la dificultad de diluir costos fijos, si la saturación del segmento de mercado
frena la expansión de la cartera y de aumentos de los riesgos dadas las
mayores inclinaciones, en un ambiente muy competitivo, al comportamiento
oportunístico, tanto de los deudores como de los acreedores, y dado el inevitable
desmejoramiento de la capacidad y voluntad de pago en el conjunto (pool) de
deudores potenciales, conforme el segmento de mercado se satura.

Por su parte, la recesión también comprime las utilidades, por la vía de una
disminución en los ingresos por los préstamos como resultado tanto de tasas
de interés más bajas como de montos de cartera menores y de aumentos de
los costos por la dificultad para diluir costos fijos, en vista de la reducción del
monto global de las carteras y de aumentos de los riesgos dadas
disminuciones tanto en la capacidad como en la voluntad de pago de los
deudores (por la recesión), la desvaloración de las relaciones de crédito (por las
expectativas de menores rendimientos futuros de la relación de crédito) y las
menores oportunidades de diversificación de la cartera, para hacerle frente al
riesgo sistémico. Todo esto lleva, además, a mayores costos de provisiones y
de reservas para incobrables, que inciden sobre las utilidades de las OMF.

Como se examinará más adelante, el período reciente de la historia de las


microfinanzas en Bolivia ha estado caracterizado por una secuencia de eventos
sistémicos adversos (shocks) de magnitud considerable. Esta secuencia se ha
caracterizado tanto por la covarianza positiva entre estos eventos, por su
frecuencia en un plazo relativamente corto y por su carácter acumulativo, lo que
ha dificultado el uso de reservas previas tanto de las organizaciones como de
sus clientes para hacerles frente. Estos eventos sistémicos han implicado, por
lo tanto, retos considerables para el sistema financiero, en general, así como
para las OMF y para las autoridades prudenciales. Varias lecciones importantes
se derivan de esta experiencia.

Las microfinanzas han estado expuestas, como el resto del sistema financiero, a
shocks de orden global, en la macroeconomía, resultantes de la prolongada
recesión que se inició en 1999 (González Vega y Rodríguez Meza, Cuaderno de
SEFIR No. 1, 2002). Eventos adicionales han hecho, sin embargo, el ajuste de
las OMF todavía más difícil. En efecto, las microfinanzas han estado expuestas,
también, a shocks sistémicos de orden sectorial, principalmente relacionados
con cambios en el entorno regulatorio en que operan sus clientes.

17
El más importante de estos eventos ha sido la aplicación de la nueva Ley de
Aduanas, que ha afectado a los pequeños comerciantes vinculados al
internamiento de bienes, particularmente en Oruro, que representan una porción
considerable de los clientes de algunas OMF. Indirectamente, este resultado
también ha procedido de los esfuerzos por erradicar el cultivo de la coca.23
Otros eventos sistémicos, que han tenido un impacto negativo desproporcionado
en las actividades de los clientes de las OMF, han sido los disturbios sociales, en
particular el bloqueo de caminos.

En años recientes, por lo tanto, las organizaciones de microfinanzas han tenido


que enfrentar un acelerado aumento en la competencia, tanto intrasectorial como
intersectorial, los eventos sistémicos asociados con el deterioro general del
entorno macroeconómico y político y algunos riesgos sistémicos sectoriales,
como resultado de cambios en el entorno regulatorio en que operan sus
clientelas típicas. Es decir, el subsistema ha tenido que enfrentar una presión
particularmente aguda y, sin embargo, ha mostrado un mejor desempeño que
otros subsistemas del sector financiero. Esta experiencia se convierte, así, en
fuente de valiosas lecciones sobre los determinantes de la robustez de las OMF.

Las circunstancias de la coyuntura boliviana reciente han creado, de hecho, un


excepcional experimento prácticamente controlado. En efecto, enfrentados a
esencialmente los mismos eventos políticos y macroeconómicos que por su
naturaleza y magnitud han dominado, durante este período, los resultados de
riesgo en el sistema financiero diferentes tipos de intermediarios e, incluso
dentro del subsistema de las microfinanzas, intermediarios con distintas
estructuras de propiedad y distintas orientaciones tecnológicas, han mostrado
marcadas diferencias en su desempeño. Como los determinantes externos han
sido esencialmente los mismos para todos, las diferencias en desempeño
observadas durante esta etapa pueden ser atribuidas, con más confianza, a
características internas de cada organización o de cada tipo de organización.
Este trabajo intenta hacer algunas de estas inferencias.

En resumen, la evolución de las microfinanzas en Bolivia ha sido fuente de


sobresalientes innovaciones y de importantes lecciones. Sin embargo, mientras
que el resto del mundo observa, con interés y admiración, el despliegue de estas
lecciones, con frecuencia una bruma de dudas oscurece la habilidad y la
disposición de los bolivianos a aprehenderlas y a avanzar construyendo sobre
los cimientos firmes que estas lecciones ofrecen. Este trabajo espera ofrecer
una visión objetiva y fundamentada, que permita poner en mejor perspectiva los
logros, oportunidades y retos.
23
Riesgos sistémicos semejantes, como resultado de cambios en el entorno regulatorio en
que operan los clientes, podrían provenir, en el futuro, de una aplicación más estricta de normas
sobre la protección de derechos de propiedad intelectual y de marcas así como de la aplicación
más rigurosa del régimen tributario a algunos clientes de las OMF. Todas estas medidas,
independientemente de su justificación, tienen consecuencias sobre la estabilidad de las carteras
de las OMF y deben ser consideradas por gerentes y por supervisores prudenciales, a la hora de
hacer proyecciones sobre la evolución futura del subsistema.

18
II Macroeconomía y microfinanzas
El propósito central del trabajo es identificar las interacciones mutuas entre lo
macroeconómico y las microfinanzas, en la historia reciente de Bolivia. La
evolución y el desempeño del subsistema de OMF han sido fuertemente influidos
por la evolución de la economía. A su vez, el desarrollo económico y social de
Bolivia, durante la última década, ha sido influido por la evolución de las
microfinanzas. La influencia recíproca entre la macroeconomía y las
microfinanzas ha estado marcada tanto por momentos de armoniosa
coincidencia de propósitos y de resultados así como por acontecimientos
adversos dramáticos. Reveladoras lecciones brotan aún del más sencillo
análisis de estas conexiones. Este trabajo examina algunas de sus dimensiones
más salientes.

La influencia sobre las microfinanzas de lo macroeconómico ha reflejado el


impacto de la tasa de crecimiento del ingreso nacional al mismo tiempo que
se dio un rápido crecimiento de la economía informal sobre las oportunidades
de crecimiento de las carteras de microfinanzas. Durante la rápida expansión de
la economía, en la mayor parte de la última década del siglo pasado, las OMF
pudieron expandirse en un mercado en crecimiento. El crecimiento de las
carteras reflejó tanto el crecimiento de las oportunidades de negocios de los
clientes como el proceso de profundización logrado, gracias a las innovaciones
en tecnologías de crédito.24

La influencia sobre las microfinanzas de lo macroeconómico ha reflejado


también la estabilidad monetaria, en vista de los nocivos efectos de la inflación
sobre el crecimiento, en términos reales, de cualquier magnitud financiera.
Como es bien conocido y no debe borrarse en la memoria histórica de los
bolivianos la inflación es un impuesto con efectos devastadores sobre las
tenencias de activos financieros. Las autoridades bolivianas han tenido la
sabiduría y la capacidad técnica para evitar el regreso de este distorsionante
proceso.

Finalmente, la influencia sobre las microfinanzas de lo macroeconómico ha


reflejado la amplitud de las fluctuaciones que han acompañado al ciclo
económico experimentado durante la década. Éste es el tema central de este
trabajo. Las dificultades recientes en el sistema financiero no han sido tanto el
resultado de que las tasas de crecimiento de la economía hayan sido bajas en
años recientes; más bien, estas dificultades han sido el resultado de la magnitud
de la oscilación, consecuencia de un crecimiento acelerado de la economía y,
sobre todo, de las carteras de crédito, seguido por la contracción reciente.

24
En efecto, la tasa de crecimiento de la cartera en un período se puede descomponer en la
suma de la tasa de crecimiento del mercado meta más la tasa de crecimiento del coeficiente de
profundización (es decir, la proporción del mercado meta que ya está siendo atendida). Ambos
determinantes del crecimiento de la cartera crecieron rápidamente durante este período.

19
La lección, corroborada una y otra vez en distintos países, advierte que las
expansiones crediticias aceleradas, seguidas por la desaceleración del
crecimiento, provocan graves trastornos al sistema financiero. Para el sistema
financiero boliviano, entonces, el problema serio no ha sido tanto la recesión, en
sí, sino la amplitud de la oscilación a lo largo del ciclo. Si la tasa de crecimiento
hubiese sido consistentemente baja, el sistema financiero hubiese estado
estancado pero no hubiera entrado en crisis. Lo que explica la crisis es la
volatilidad de la tasa de crecimiento.

La especificación de la naturaleza y magnitud de la influencia recíproca de las


microfinanzas sobre la economía es más difícil de precisar. El tamaño pequeño
tanto de las carteras de microfinanzas como de las actividades económicas
financiadas no permite suponer que la expansión tenga una influencia notable
sobre la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB). Esta influencia se
da, en el largo plazo, posiblemente por canales indirectos, que reflejan el
impacto de las microfinanzas en la formación de capital, el manejo del riesgo, el
clima de negocios y los grados de integración de los mercados.

En vista, sin embargo, de la elevada proporción de la fuerza de trabajo ubicada


en operaciones de pequeño tamaño, la influencia de las microfinanzas en el
empleo es significativa. De la misma manera, la influencia de las microfinanzas
sobre la distribución del ingreso y de la riqueza es sustancial. Los resultados
de inclusión y de aumento de la participación en mercados organizados de
poblaciones que, hasta recientemente, habían estado excluidas un tema de
central trascendencia en la actual coyuntura política del país han sido
excepcionales. Este trabajo no cuenta, sin embargo, con información adecuada
para ilustrar y cuantificar estos impactos. Los retos metodológicos para lograr
una evaluación de este tipo son, en todo caso, formidables y la información no
siempre está disponible de la manera necesaria.25

2.1 Crisis macroeconómica, liberalización financiera y microfinanzas

Su íntima conexión con lo macroeconómico se remonta al momento mismo en


que las microfinanzas surgieron, de muy diversas maneras. En primer lugar, las
microfinanzas bolivianas fueron, en efecto, fruto de una crisis macroeconómica.
Nacieron, en la segunda mitad de la década de los ochenta, como respuesta a
retos que surgieron de la crisis macroeconómica de la primera mitad de esa
década y aprovechando oportunidades creadas por la liberalización financiera
que siguió a la crisis. En el espacio de represión financiera extrema previo a
1987, las microfinanzas no hubieran tenido ningún chance de éxito.

25
Una enumeración de estos retos, unida a un esfuerzo modesto por superarlos, y algunos
resultados preliminares se pueden encontrar en Jorge H. Maldonado, Claudio González Vega y
Vivianne Romero, “The Influence of Microfinance on the Education Decisions of Rural
Households: Evidence from Bolivia”, trabajo presentado en la reunión anual de la Asociación
Americana de Economistas Agrícolas, celebrada en Montreal, Canada, en julio de 2003
(http://aede.osu.edu/programs/RuralFinance/Bolivia.htm).

20
Dado el agudo grado de represión financiera observado en Bolivia en ese
entonces, la liberalización financiera fue una condición necesaria para el
surgimiento de las microfinanzas. A su vez, la represión financiera era una
consecuencia de una inestabilidad macroeconómica extrema, de un manejo
incompetente de la banca estatal y de la ausencia de un marco de regulación y
supervisión prudencial adecuado. La situación llegó a ser tan extrema, que el
diagnóstico se vuelve claro.

En efecto, entre 1982 y 1986, el PIB decreció a una tasa promedio del –3.4 por
ciento, el déficit del sector público llegó a representar más del 30 por ciento del
PIB, la hiperinflación dio lugar, en el peor momento, a tasas de cambio de los
precios equivalentes al 23,500 por ciento anual y las reservas monetarias
internacionales tomaron valores negativos. La inestabilidad era simplemente
resultado de un manejo macroeconómico incorrecto.26 El sistema financiero
sufrió las consecuencias de esta inestabilidad de manera dramática. La
desintermediación fue masiva y los activos del sistema financiero cayeron de
US$ 1,000 millones en 1981 a US$ 60 en 1985.

Los resultados del manejo incompetente de las entidades financieras estatales


se acentuaron con la prevalencia de tasas de interés cada vez más negativas,
en términos reales, fijadas a niveles que no cubrían los costos de operación. El
poco interés por manejar correctamente el riesgo llevó a perdidas por falta de
cobro de los préstamos y, junto con las pérdidas operativas, a la insolvencia de
las entidades. La politización y la corrupción contribuyeron a los dramáticos
efectos regresivos en la distribución del ingreso que ya se derivaban de las
políticas de tasas de interés y de falta de cobro de los préstamos. Las pérdidas
fiscales resultantes fueron enormes y explican por qué, para estabilizar la
macroeconomía, fue necesario cerrar estos bancos.

Por su lado, la ausencia de un marco de regulación y supervición prudencial


adecuado permitió el comportamiento oportunístico de los bancos comerciales
privados. La banca privada se caracterizaba por la toma imprudente de riesgos
excesivos, estimulada por la baja capitalización de las entidades y las
expectativas de que, en caso de problemas, las entidades serían salvadas por el
estado. La combinación de estas dos circunstancias es siempre una receta para
promover el riesgo moral en la banca. Los bancos privados se aprovecharon
de la represión de los depositantes que caracterizó a la época para subsidiar las
operaciones de las otras empresas pertenecientes a los grupos dueños de las
entidades financieras.

26
Jacques Trigo, en “The Crisis in the Bolivian Financial System: Causes and Solutions”,
trabajo presentado en la Conferencia del Banco Interamericano de Desarrollo y el Japan Center
for International Finance, Washington D.C., 2000, analiza los ingredientes de la típica receta de
manejo macroeconómico incorrecto: aumentos no sostenibles de salarios, gasto público
excesivo, erosión de la base tributaria, pérdida total del acceso al crédito externo, tasas de
cambio de la moneda distorsionadas, tasas de interés controladas, negativas en términos reales,
elevados requisitos de encaje legal y controles a la asignación de la cartera de crédito.

21
El programa de estabilización macroeconómica hizo necesario un tratamiento
de choque, bien conocido, que logró disminuir el déficit del sector público al 3.3
por ciento del PIB en 1986 y, con eso, logró reducir la tasa de inflación al 14 por
ciento anual para 1987. Recobrada la estabilidad macroeconómica, el proceso
de profundización financiera gradualmente se recuperó y, para 1988, los activos
del sistema financiero llegaban a US$ 659 millones.27 Esta experiencia
representa, en sí misma, una fuente de innumerables lecciones sobre manejo
macroeconómico y sus relaciones con la profundización financiera. La historia
de las microfinanzas bolivianas debe muchos de sus rasgos a estas raíces en su
origen.

En segundo lugar, las circunstancias macroeconómicas del momento marcaron,


en efecto, el destino de las incipientes microfinanzas bolivianas. Primero, el
desencanto con la banca estatal de desarrollo como mecanismo para la
expansión de la frontera de servicios financieros abrió espacios a la iniciativa
privada, primero, en manos de las organizaciones no gubernamentales (ONG)
y, luego, de otros intermediarios privados con motivos de lucro. Este cambio en
la propiedad de las organizaciones a cargo de la expansión de la frontera trajo
resultados inesperados, en contradicción con la visión de quienes pensaban que
únicamente el estado sería capaz de llevar servicios financieros a clientelas
hasta entonces excluidas de los mercados institucionales de crédito.

Segundo, el fracaso de la banca estatal como mecanismo para ampliar el acceso


llevó a una importante evolución en el concepto de crédito. El crédito dejó de
ser un instrumento político o una herramienta para poner en práctica la
política pública, con la que se intentaba alcanzar objetivos que el crédito no
puede lograr y pasó a ser un contrato, cuyo cumplimiento se espera, con
derechos y responsabilidades tanto para los deudores como para los
acreedores. Este cambio de perspectiva enriqueció el capital social e
institucional del país.

Tercero, la memoria de la hiperinflación destruyó cualquier vestigio de ilusión


monetaria en Bolivia. A partir de entonces, todos los actores en los mercados
financieros piensan, computan y toman decisiones considerando magnitudes en
términos reales, no términos nominales. Entre otras cosas, esto permitió el
ajuste de las tasas de interés a niveles nominales que, en otros momentos,
hubiesen parecido inaceptables, sin que ahora se presentaran cuestionamientos
de equidad inmediatos en cuanto al nivel de las tasas. Esto le permitió a las
OMF cobrar tasas de interés bastante elevadas, con las que resultó posible
cubrir buena parte de los elevados costos iniciales de las operaciones de
microfinanzas y fomentar el sendero hacia la sosteniblidad de las
organizaciones. La protección de valor se convirtió en un parámetro aceptado
en las transacciones financieras y abrió la oportunidad para el desarrollo de
operaciones tanto en moneda extranjera como en moneda nacional.

27
Véase Jacques Trigo, op. cit., 2000.

22
Cuarto, la memoria de la hiperinflación fortaleció, además, la aceptación política
de un manejo monetario y cambiario muy prudente por parte del Banco Central
de Bolivia, con metas de inflación logradas a tasas de cambio en los precios muy
bajas. La ausencia de inflación hizo posible la determinación de precios de las
operaciones financieras que no tuvieron que incorporar elevadas primas por
incertidumbre en cuanto al nivel futuro de precios. Por su parte, la mayor
sensibilidad de los depositantes y de otros demandantes de los pasivos del
sistema financiero ante las expectativas de inflación fortaleció el enfoque
prudente de las autoridades. Si bien algunos observadores han criticado
recientemente el manejo prudente de la política monetaria, no cabe duda que la
estabilidad de precios ha sido un factor esencial y positivo en la expansión de las
microfinanzas.

Quinto, la liberalización de los precios de las transacciones financieras permitió


la fijación de las tasas de interés a niveles que intentan cubrir los costos de
operación, con lo que se promovió realísticamente la sustentabilidad de las
organizaciones y se estimularon innovaciones en tecnologías financieras que
permitieron la expansión de la oferta.

Sexto, al introducirse el concepto de libre disponibilidad de los fondos, se


reconoció la fungibilidad de los fondos y se le permitió a las organizaciones
acreedoras concentrarse en el manejo del riesgo (es decir, la estimación y
seguimiento de la capacidad y voluntad de pago) y no en dirigir el crédito. Al
permitirles operar en condiciones de mercado, las OMF pudieron enfocar sus
esfuerzos a identificar y responder a las demandas legítimas por sus servicios.

Séptimo, la victoria sobre la crisis macroeconómica también requirió el


fortalecimiento del marco de regulación y supervisión prudencial. Una vez
creado este marco, gradualmente se restauró la confianza entre los actores en
los mercados financieros.28 Con base en la estabilidad lograda en el sistema, al
autorizar el funcionamiento de BancoSol y de los fondos financieros privados
dedicados a las microfinanzas, la SBEF favoreció una expansión de la frontera
de servicios financieros que ha generado incalculables beneficios sociales.

Octavo, las nuevas entidades especializadas pudieron así enfrentar el enorme


exceso de demanda por servicios financieros, que la crisis macroeconómica
misma había atizado, en un amplio y dinámico sector informal urbano, en ese
entonces todavía no politizado y no atendido por la banca. Noveno, en contraste
con el desperdicio de ingentes recursos por la banca estatal de desarrollo, en
préstamos subsidiados de poca cobertura, un grupo de notables innovadores
juiciosamente usó la ayuda de la cooperación internacional para fortalecer las
organizaciones. Los frutos de esta visión rápidamente se multiplicaron.

28
El sistema tendría que superar nuevas dificultades en 1993-94, consecuencia de un
crecimiento muy acelerado del crédito, una capitalización todavía baja de las entidades, alta
concentración de las carteras y serias debilidades en la estructura de propiedad de los bancos
(Trigo, op.cit., 2000).

23
2.2 Expansión, riesgo sistémico y crisis

En tercer lugar, tras su surgimiento, las microfinanzas crecieron sanas en una


economía de mercado sana, estable y en rápido crecimiento. El impresionante
aumento de la cobertura de las microfinanzas durante buena parte de la década
de los noventa (1987-1998) reflejó, además de las innovaciones en tecnologías
financieras y la balanceada visión de organizaciones especializadas sostenibles,
una situación macroeconómica favorable. La cartera de las organizaciones de
microfinanzas y de crédito de consumo reguladas (es decir, la cartera agregada
de los FFP) creció, conforme las antiguas ONG se fueron transformando, nuevas
organizaciones fueron entrando y la cobertura del mercado aumentó, de US$ 9.3
millones, a diciembre de 1992, hasta US$ 247.8 millones, a diciembre de 1998.
(Véase el crecimiento de la cartera de las OMF reguladas en el Gráfico 1 en el
Anexo de Gráficos).

Este entorno favorable le permitió a las OMF concentrar su atención en el riesgo


idiosincrásico y desarrollar excepcionales herramientas para manejarlo, con un
éxito que ha admirado al resto del mundo. Como consecuencia, amplios
segmentos de la población se beneficiaron de un acceso a servicios financieros
al que hasta entonces habían estado excluidos.29 A pesar de algunos ajustes
recientes, los logros bolivianos en amplitud y profundidad de la cobertura de las
microfinanzas no tienen parangón. Se trata, en todo caso, de una inusitada
etapa de expansión sostenida, durante la cual las OMF enfrentan muy pocos
riesgos sistémicos.

En cuarto lugar, las microfinanzas han tenido que enfrentar los retos más serios
en su evolución con la reciente crisis macroeconómica (González Vega y
Rodríguez Meza, Cuaderno de SEFIR No. 1, 2002). El enfrentar estos retos ha
sido una tarea ingente, dado el sustancial aumento de la competencia que los
precedió, poco antes del recrudecimiento de las dificultades sistémicas. Así, a la
saturación en los mejores mercados de las OMF se le sumó el estancamiento de
la actividad económica, en un doble golpe contra la rentabilidad de las
organizaciones. Cualquiera que hubiese intentado pronosticar el futuro al
momento del surgimiento de las OMF, década y media atrás, hubiese
pronosticado incorrectamente la debilidad y posible desaparición de estas
organizaciones ante una secuencia de eventos como la que fue brevemente
descrita en secciones anteriores.

29
Una encuesta de clientes de organizaciones de microfinanzas efectuada por investigadores
de OSU a finales del 2001 reveló que, entre hogares con alguna actividad independiente entre
1997 y 2001, que hubieran tenido acceso a alguna fuente de crédito institucional en alguno de
esos años, las FFP tradicionales de microfinanzas y BancoSol habían alcanzado la mayor
cobertura. En 1999, un 25 por ciento de esos hogares había recibido un préstamo de una de
estas OMF, en contraste con 10 por ciento que había recibido un préstamo de un FFP de
consumo y 5 por ciento que lo había recibido de una cooperativa. Esta cobertura era mayor en
La Paz, El Alto, Oruro y Cochabamba que en Santa Cruz. Véase González González y
González Vega en “Sobre-endeudamiento en las microfinanzas bolivianas”, Columbus, Ohio:
reporte de investigación del Programa Finanzas Rurales de OSU, septiembre de 2003.

24
La crisis financiera reciente ilustra de varias maneras la importancia de lo
macroeconómico en el desempeño del sistema financiero, en general, y de las
microfinanzas, en particular. Primero, a través de su impacto en la confianza y
en las expectativas, la crisis macroeconómica afecta el crecimiento de los
depósitos captados del público. Lo sorprendente, sin embargo, ha sido el
crecimiento sostenido de la captación de depósitos por las OMF reguladas,
durante el período de crisis incluso durante algunos de los momentos
concretos de corridas por depósitos debidas a la incertidumbre política en
contraste con otros subsistemas del sector financiero (Gómez Soto, Cuaderno
de SEFIR No. 13, 2003).

Segundo, a través de sus impactos adversos en las oportunidades de negocios


y la rentabilidad esperada de las inversiones, la crisis macroeconómica afecta
tanto la demanda como la oferta de crédito, reduciendo las carteras de los
intermediarios. Lo sorprendente, sin embargo, ha sido el crecimiento sostenido
de las carteras de algunas OMF, en contraste con lo observado para otros
subsistemas del sector financiero (González-Vega y Rodríguez Meza, Cuaderno
de SEFIR No. 1, 2002).

Tercero, a través del aumento del riesgo sistémico, la crisis macroeconómica


afecta la calidad de las carteras de los intermediarios financieros, aumentando
las tasas de morosidad. Lo sorprendente, sin embargo, ha sido que, a pesar de
aumentos en las tasas de morosidad de las OMF, éstas se han mantenido por
debajo de las observadas en otros subsistemas del sector financiero y han
decrecido recientemente, en contraste con lo observado en otros subsistemas
(González-Vega y Rodríguez Meza, Cuaderno de SEFIR No. 1, 2002).

Las investigaciones de Ohio State University, en colaboración con el proyecto


DAI/SEFIR, han documentado y analizado estas múltiples interacciones entre lo
macroeconómico y las microfinanzas. Junto a la mayor versatilidad de su
clientela típica, las organizaciones de microfinanzas han descansado tanto en la
robustez de sus innovaciones en tecnologías financieras como en un
comportamiento más prudente que el de otros subsistemas, reflejo de su historia
de búsqueda continuada de la sostenibilidad, sin apoyos políticos, y de la fuerte
competencia que ha caracterizado a este sector del sistema financiero. Esto le
ha permitido al sector de las organizaciones especializadas en microfinanzas
ganar un mejor posicionamiento en el mercado, evitar o superar la disminución
de sus carteras vigentes y controlar la mora por debajo de los niveles que
aquejan a otros tipos de intermediarios financieros.

Así, más que de una crisis de las microfinanzas, se debe hablar de un sector de
las microfinanzas que ha mostrado muchas fortalezas —y algunas debilidades—
en una etapa de crisis macroeconómica. Durante esta etapa, en cualquier caso,
las OMF han logrado un desempeño comparativamente mejor que otros tipos de
intermediarios financieros. Los detalles cuantitativos de estas diferencias se
examinan a continuación.

25
III Desintermediación financiera y microfinanzas
La continuada crisis que la macroeconomía boliviana ha experimentado durante
los últimos cinco años se ha reflejado, especialmente, en un agudo proceso de
desintermediación financiera. Este proceso se ha caracterizado por la
disminución, en términos reales, de los montos de los depósitos captados y de
los montos de las carteras de crédito vigentes, para casi todos los tipos de
intermediarios financieros, complementada por sostenidos incrementos en los
niveles de mora en las carteras.

Este proceso de desintermediación financiera con disminuciones en los montos


y en la calidad de los activos del sistema financiero contrasta con la rápida
recuperación en los indicadores de tamaño del sector financiero, que había
tenido lugar después de la crisis de la primera mitad de la década de los ochenta
cuando el proceso de desintermediación había sido profundo y que había
representado una respuesta positiva a las reformas financieras de 1987. El
desarrollo de las microfinanzas había además complementado este sostenido
proceso de profundización financiera con una masiva ampliación de la
cobertura mediante la inclusión de poblaciones que hasta entonces no se
habían beneficiado de la profundización financiera. Los eventos recientes
representan, entonces, un quiebre estructural con una tendencia sostenida
durante la década y media anterior, como resultado de la poderosa influencia de
lo macroeconómico sobre el desempeño del sector financiero.

El proceso de desintermediación financiera a nivel nacional ha estado


acompañado, además, por la salida de capitales privados, principalmente de
fondos externos intermediados por el sistema financiero boliviano. Los
movimientos de capitales a corto plazo y los flujos netos al sector privado (otros
capitales) habían pasado, de un flujo positivo de US$ 33 millones en 1996, a
flujos negativos (salidas) de US$ 376 millones en 1999, US$ 350 millones en
2000, US$ 518 millones en 2001 y a la suma menor de US$ 154 millones en
2002 y este proceso había continuado en 2003.30 Estas salidas de capital
reflejaron la contracción del crédito del sistema bancario, consecuencia de la
crisis misma, y la decisión de los bancos, en estas circunstancias, de prepagar
sus obligaciones externas e invertir en el exterior, en lugar de volver a inyectar
estos recursos internamente.31

30
En 2002 se había presentado, sin embargo, un incremento notable (con signo negativo) en la
cuenta de errores y omisiones de la balanza de pagos. Los datos provienen de los análisis de
Luis Carlos Jemio, de la Unidad de Estudios Económicos de la Corporación Andina de Fomento,
cuya gentil colaboración se agradece.
31
Es indispensable entender la determinación endógena de estas magnitudes. No sería
correcta afirmar, por ejemplo, que las carteras de crédito se han reducido porque (como
consecuencia de que) se han dado las salidas de capital. Es posible que los bancos decidieran
repagar sus obligaciones en el exterior porque colocar estos fondos en su cartera de crédito ya
no era atractivo. La ausencia de una demanda de crédito legítima explicaría entonces las salidas
de capital. En definitiva, ambos resultados serían explicados a su vez por un tercer factor, la
crisis macroeconómica, básicamente de origen exógeno al sistema financiero.

26
En consecuencia, se ha dado tanto una disminución en el financiamiento externo
como en el financiamiento interno de las actividades económicas del país. Esta
contracción de la intermediación financiera ha sido, en todo caso, una de las
consecuencias, no una causa, de la crisis macroeconómica. Más bien, el
origen de la crisis macroeconómica se ubica, principalmente, en elementos
exógenos al sistema financiero. Las consecuencias que se han observado en el
sistema financiero han sido principalmente respuestas a la evolución de lo
macroeconómico. Esta percepción permite entender, a un primer nivel básico,
cómo el sistema financiero tendría poca capacidad de revertir la desaceleración
de la economía, cuando esta desaceleración obedece a factores exógenos al
sistema.

Este proceso de contracción del sistema financiero ha tenido lugar, a su vez, a


continuación de un proceso previo de rápida expansión crediticia. Es decir, se
ha tratado de un ciclo bien definido, con sobre-expansión seguida de aguda
contracción. La gravedad de las crisis financieras está usualmente asociada, no
con el nivel absoluto de las tasas de crecimiento de la economía (ya sea altas o
bajas), sino con la amplitud de las fluctuaciones en esas tasas de crecimiento y,
en particular, a la amplitud de las fluctuaciones en los montos de las carteras de
crédito.

El caso boliviano muestra una marcada amplitud en la evolución de las carteras


brutas y de las carteras vigentes de los intermediarios financieros. Las carteras
de los bancos crecieron 17 por ciento en 1997 y 26 por ciento en 1998. La
contracción se inició con una reducción de las carteras de 6 por ciento (1999) y
16 por ciento (2000), seguida por disminuciones adicionales, de 23 por ciento
(2001) y 14 por ciento (2002) y ha continuado en el último año (Cuadro 1 en el
Anexo de Cuadros).32 Estas amplias fluctuaciones le presentan graves retos a
cualquier sistema financiero y son preocupantes pues, con la contracción, el
aumento de la mora se hace evidente y porque crean amplias oportunidades
para la introducción de políticas distorsionantes, las que cuesta mucho
desmantelar una vez pasada la crisis. Lo sorprendente es que las
organizaciones de microfinanzas hayan enfrentado estas tendencias de la
intermediación financiera con oscilaciones en los montos y en la calidad de sus
carteras, cuando las ha habido, mucho menores que las experimentadas por los
bancos.

La explicación de estos comportamientos y desempeños diferenciales no es


fácil. En términos generales, las interacciones entre la evolución del entorno
macroeconómico boliviano y el desempeño de las distintas organizaciones de
microfinanzas han sido complejas. En primer lugar, la influencia sobre el
desempeño de cada organización, de los distintos eventos adversos que han
caracterizado la evolución del entorno, no ha sido uniforme.

32
Las referencias a cuadros y gráficos en el texto se refieren, en todos los casos, a las
estadísticas presentadas en el Anexo de Cuadros Estadísticos y en el Anexo de Gráficos.

27
En efecto, algunos de los shocks sistémicos han afectado a ciertas
organizaciones de microfinanzas más que a otras, en función de su ubicación
geográfica o de la importancia relativa de las distintas actividades financiadas,
según la estructura de sus carteras. Distintos grados de vulnerabilidad han
resultado de la mayor o menor incidencia de cierto tipo de eventos sobre cierto
tipo de organizaciones.

En segundo lugar, dada una secuencia de eventos adversos comunes a todas


las OMF, algunas organizaciones han mostrado mayor capacidad que otras para
anticiparlos o para hacerle frente a sus efectos. Esta mayor capacidad de
reacción y mejores mecanismos de protección definen rasgos institucionales
valiosos, deseables en cualquier esfuerzo de expansión de la frontera de las
microfinanzas. En la comparación entre las OMF y otros tipos de intermediarios
financieros será útil y necesario, por lo tanto, recurrir a estas diferencias en
rasgos institucionales.

En el caso de los bancos, por ejemplo, parece haberse dado un mayor grado de
comportamiento oportunístico, como resultado de las expectativas de salvataje
que los dueños de estas entidades han abrigado (expectativas que, en efecto, ya
se han corroborado, en 2003, con algunos casos de salvataje de entidades
financieras específicas, más allá de los cambios en el marco de supervisión
prudencial que han sido impulsados por el Poder Ejecutivo para aliviar las
presiones de la crisis sobre los bancos). Expectativas como las de los bancos
también han sido abrigadas por los clientes grandes de los bancos. Estas
expectativas de bail out también han sido corroboradas, al menos en la medida
en que la puesta en funcionamiento de un “hospital de empresas” representa
esfuerzos políticos por proteger a las empresas, independientemente de la
calidad de sus decisiones gerenciales pasadas.

En el caso de las mutuales y de algunas cooperativas, las diferencias en su


desempeño han mostrado, en buena medida, los efectos de estructuras de
derechos de propiedad en estas organizaciones atenuados de tal manera que
les ha restado capacidad de reacción. En contraste, a pesar de su estructura de
propiedad no convencional, los FFP han mostrado mayor capacidad de
adaptación. Incluso, diferencias entre los FFP pueden ser explicadas, en buena
medida, por diferencias en estructuras organizacionales.

En tercer lugar, los esfuerzos de promoción por parte de la cooperación


internacional o del estado principalmente vía el FONDESIF no han sido
simétricos, dando origen a efectos desnivelados de los eventos sistémicos
(González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 6, 2002). Si bien la presencia de
estas asimetrías ha afectado el desempeño relativo de algunas OMF, no ha
impedido, sin embargo, una cierta identificación de las ventajas y desventajas
comparativas de las distintas organizaciones de microfinanzas, a lo largo del
ciclo. La posibilidad de distinguir se ha hecho más difícil, no obstante, en el caso
de las ONG que se dedican a microfinanzas como entidades no reguladas.

28
3.1 Evolución de las carteras de crédito

La evolución comparativa de las carteras del sistema financiero se examina en


esta sección. El rápido crecimiento, asociado con la acelerada expansión
inicial del crédito, tanto de las carteras brutas como de las carteras vigentes de
todos los tipos de intermediarios financieros, se observa con mucha claridad
entre 1997 y 1998, si bien el crecimiento observado en muchos casos precede a
al período considerado aquí (Cuadros 1 al 6).

Se observan, sin embargo, importantes diferencias en el ritmo de crecimiento de


las carteras, en la comparación entre unas y otras organizaciones. Estas
diferencias están, en alguna medida, relacionadas con el efecto diferente de la
crisis sobre cada tipo de intermediario y en la capacidad de cada tipo de
intermediario de responder a los retos de la crisis.

Las que más crecieron fueron las OMF no reguladas, es decir, las ONG
dedicadas al crédito. En su conjunto, las carteras vigentes de estas
organizaciones no reguladas crecieron 37 por ciento, al pasar de US$ 38
millones en 1997 a US$ 52 millones en 1998 (Cuadro 4). Esta rápida expansión,
menos relacionada con el ciclo del sistema como respuesta a los eventos
macroeconómicos, fue financiada principalmente con recursos de la cooperación
internacional y menos con la captación del ahorro nacional. Esta acelerada
expansión de las carteras de crédito de las ONG fue seguida, no obstante, por
un crecimiento también rápido de su cartera en mora, aunque menor, en ese
período inicial, en comparación con otros intermediarios, principalmente los
regulados no vinculados con las microfinanzas (Cuadro 5).

El crecimiento de las carteras brutas y las carteras vigentes de los intermediarios


regulados fue rápido y, en su conjunto, más uniforme que entre las ONG
(Cuadros 1 y 3). Entre 1997 y 1998, las carteras vigentes de los bancos
comerciales crecieron 26 por ciento, las de los FFP tradicionales de
microfinanzas crecieron 24 por ciento y las de los FFP de consumo y otros
crecieron 23 por ciento.33 Estas tasas de crecimiento son excepcionalmente
altas, para cualquier sistema financiero. La cartera de BancoSol creció bastante,
pero menos rápidamente (14 por ciento), aunque había crecido aceleradamente
en los años precedentes. Las carteras que menos crecieron, entre 1997 y 1998,
fueron las de las mutuales (11 por ciento) y las de las cooperativas (9 por
ciento), posiblemente menos como resultado de una prudencia razonable y más
por las limitaciones que sus estructuras de propiedad y de gobierno le imponen
al crecimiento de sus pasivos.

33
Este documento distingue entre los FFP tradicionales de microfinanzas (Caja Los Andes, FIE,
Eco-Futuro y PRODEM) y los FFP de consumo (Acceso, Fassil y Fondo de la Comunidad).
Aunque han sido constituidos bajo la misma licencia de FFP, su comportamiento y las
características de sus tecnologías de crédito son muy diferentes. BancoSol se presenta por
separado de los otros bancos comerciales, por razones semejantes.

29
Al interior de cada subconjunto se presentaron algunas diferencias importantes
en las tasas de crecimiento de las carteras vigentes de los intermediarios
individuales. Entre los FFP de microfinanzas, la cartera vigente de Caja Los
Andes creció 36 por ciento, mientras que la de PRODEM creció 16 por ciento.
Entre los FFP de consumo, Fondo de la Comunidad y FA$$IL experimentaron un
crecimiento acelerado de sus carteras, en sostenida continuación del proceso de
explosiva expansión de estos intermediarios a finales de la década.

En general, ya entre 1997 y 1998, durante la etapa de rápida expansión


crediticia y a pesar de que el crecimiento de las carteras usualmente esconde
los atrasos de pago el monto de las carteras en mora de casi todos los
intermediarios financieros bolivianos creció más rápidamente que el monto de
las carteras vigentes, en anuncio de los problemas que se recrudecerían en los
años siguientes.

Así, la cartera en mora de los bancos comerciales creció 58 por ciento (en
contraste con un crecimiento de 26 por ciento para la cartera vigente) y la cartera
en mora de los FFP de microfinanzas creció 41 por ciento, en contraste con 24
por ciento de crecimiento para la cartera vigente (Cuadros 2 y 5). Únicamente
FIE experimentó una disminución en el monto de su cartera en mora, mientras
que, entre 1997 y 1998, la tasa de aumento de la mora fue elevada para
BancoSol, Caja Los Andes y, en particular, PRODEM. Es importante reconocer,
no obstante, que en el caso de los FFP de microfinanzas este crecimiento tuvo
lugar a partir de montos de cartera en mora inicialmente muy bajos y durante un
período de rápida expansión de la cartera bruta.

En contraste, la mora en los FFP de consumo se disparó, excepto en Acceso,


anunciando la debacle en este subsistema que seguiría. Como se muestra en el
Cuadro 6, por su parte, entre 1997 y 1998 varias ONG, incluyendo algunas que
se habían caracterizado por bajos niveles de mora, experimentaron aumentos
importantes del monto de la cartera en mora (CRECER, Pro-Mujer, IDEPRO,
SARTAWI, Agrocapital).

El paso de la expansión a la contracción del crédito se hizo evidente en 1999,


aunque no inmediatamente para todos los tipos de intermediarios financieros.
La contracción de la cartera vigente fue masiva en el caso de los FFP de
consumo (con una disminución de 56 por ciento, entre 1998 y 1999). Las
carteras vigentes de los bancos (con una caída de 6 por ciento) y de las
cooperativas (con una caída de 8 por ciento) también mostraron una tasa de
crecimiento negativa, pero éste no fue el caso para los demás tipos de
intermediarios y, en particular, para las organizaciones especializadas en
microfinanzas (Cuadros 1 y 4). Es decir, las OMF no sufrieron, en el momento
inicial de la crisis, un efecto negativo en sus carteras, en parte por el
comportamiento de sus clientes y en parte por sus políticas de cartera.

30
Las carteras vigentes de los FFP tradicionales de microfinanzas siguieron
creciendo durante 1999, a una tasa de 24 por ciento, alta incluso después de
que se ignora la entrada de Eco-Futuro. Solo PRODEM creció lentamente (6
por ciento en ese año), conforme esta organización se preparaba para su
transformación en FFP. La cartera vigente de las ONG creció 11 por ciento y la
de BancoSol creció 8 por ciento (Cuadros 1 y 4). CRECER fue la ONG cuya
cartera aumentó más rápidamente. Es decir, en 1999 la contracción todavía no
se observó en las organizaciones de microfinanzas.

Durante 1999, las carteras en mora aumentaron en casi todas las instituciones.
El aumento fue especialmente significativo entre las ONG (75 por ciento),
incluyendo algunas de las que habían experimentado un crecimiento acelerado
de su cartera el año anterior (CIDRE, IDEPRO, Funbodem, Agrocapital). Otras
ONG, en contraste, reaccionaron ante los problemas del año anterior y redujeron
significativamente sus carteras en mora (Pro-Mujer, CRECER). Estas últimas
dos ONG lograrían, en los años siguientes, sostener su crecimiento con bajos
niveles de mora, como resultado del valor de los servicios que le prestan a su
clientela. La disminución de la mora también se observó en PRODEM, en su
preparación para convertirse en entidad regulada. El crecimiento de la cartera
en mora, en contraste, fue importante en FIE y BancoSol (Cuadros 2 y 5).

La contracción de las carteras vigentes de crédito se profundizó en 2000. El


derrumbe de los FFP de consumo continuó, de manera que, a finales de 2000,
su cartera vigente sumaba US$ 24 millones, comparado con US$ 109 millones
en 1998.34 Las carteras vigentes de los bancos se redujeron 16 por ciento y la
cartera de BancoSol se redujo 11 por ciento (Cuadro 1). Únicamente las
carteras de los FFP tradicionales de microfinanzas continuaron en aumento (27
por ciento). Además de la entrada de Eco-Futuro como entidad regulada ese
año, el proceso de captura gradual de una mayor participación en el mercado
por los FFP (market share) fue dominado por Caja Los Andes (29 por ciento de
aumento de su cartera) y por FIE (19 por ciento), los únicos intermediarios
financieros con crecimiento importante de su cartera vigente en ese momento,
en reflejo de la superioridad de su tecnología de crédito individual (Cuadro 4).

Es decir, todavía en 2000, la contracción del crédito no tocó a las organizaciones


reguladas de microfinanzas, salvo a BancoSol, por razones que se explicarán
adelante. A su vez, las carteras vigentes de las ONG, en su conjunto,
prácticamente se estancaron en 2000 (con un 1 por ciento de aumento). Este
promedio para las ONG esconde, sin embargo, grandes diferencias entre unas
organizaciones y otras (Cuadro 5). La distinción más importante se da entre los
programas de bancos comunales, que no distorsionan tasas de interés y ofrecen
servicios financieros valiosos a los clientes y otras ONG más enfocadas al
crédito subsidiado y dirigido.

34
Como Villafana Ibarnegaray explica (Cuaderno de SEFIR No. 14), las cifras contables
incluidas en los Boletines de la SBEF no describen suficientemente la evolución de las carteras
no recuperadas de las distintas organizaciones. Véase este trabajo para mayores detalles.

31
En efecto, las organizaciones de bancos comunales que habían hecho
esfuerzos especiales por mantener la fidelidad y disciplina de sus clientes
crecieron rápidamente, como fue el caso de Pro-Mujer (58 por ciento) y
CRECER (24 por ciento), a pesar de las limitaciones de liquidez que enfrentaron
en este período.35 En contraste, otras ONG de larga historia experimentaron
serias disminuciones de su cartera vigente, como fueron los casos de CIDRE,
Agrocapital y Fondeco.

En reflejo de la crisis macroeconómica, las carteras en mora continuaron


creciendo en 2000. El crecimiento del monto de la cartera en mora de las ONG
fue siempre elevado (61 por ciento), con pocas excepciones (IDEPRO y Pro-
Mujer). El monto de la cartera en mora de los bancos aumentó 39 por ciento, a
un ritmo mayor que la cartera en mora de BancoSol (29 por ciento), la de las
cooperativas (12 por ciento) y la de los FFP tradicionales de microfinanzas, cuya
cartera en mora tuvo el insignificante aumento de 2 por ciento, un resultado
realmente excepcional. A este último sorprendente resultado contribuyeron la
disminución de la cartera en mora de PRODEM y el lento crecimiento de la
cartera en mora de Caja Los Andes. En contraste, en 2000, FIE experimentó un
aumento importante en el monto de su cartera en mora. La liquidación de las
carteras vencidas de los FFP de consumo implicó que las carteras todavía en
mora de estos intermediarios fueran contablemente menores.

Estas tendencias continuaron durante 2001 y 2002. Las carteras vigentes de los
bancos disminuyeron a una tasa de 23 por ciento en 2001 y de 14 por ciento en
2002 (Cuadro 1). A diciembre de 2002, esas carteras representaban únicamente
un 53 por ciento de los montos ya alcanzados a diciembre de 1998. La
oscilación del ciclo había sido, por lo tanto, amplísima. Durante 2001, la cartera
vigente de BancoSol creció a una tasa positiva de 1 por ciento, que se
incrementó a 7 por ciento en 2007, separándose así, con su cartera de
microfinanzas, del comportamiento de los otros bancos en esta etapa avanzada
de la crisis. Estos marcados contrastes en la evolución de las carteras vigentes
de los distintos tipos de intermediarios están ilustrados en el Gráfico 2.

Siguiendo el sendero marcado por los bancos, la cartera vigente de las


mutuales también decreció, a tasas de 11 por ciento en 2001 y 4 por ciento en
2002. Esto colocó esta cartera por debajo del monto ya alcanzado en 1997. Lo
mismo ocurrió con las cooperativas, cuyas carteras vigentes decrecieron 9 por
ciento en cada uno de esos dos años (Cuadro 1). En contraste, las carteras
vigentes de los FFP de microfinanzas crecieron 20 por ciento en 2001 y 22 por
ciento en 2002. El contraste de los FFP de microfinanzas con el resto del
sistema financiero es dramáticamente marcado.

35
Véase Claudio González Vega y Jorge H. Maldonado, “Profundización crediticia entre los
clientes de CRECER y Pro Mujer” (Columbus, Ohio: reporte de investigación del Programa
Finanzas Rurales de OSU, septiembre de 2003), para una explicación del traslado de clientes de
BancoSol y PRODEM hacia los programas de bancos comunales, conforme los FFP de crédito
de grupos abandonaban esta tecnología de crédito.

32
Salvo una marcada contracción de EcoFuturo, en reflejo de las serias
deficiencias en su estructura de dueños, que ha arrastrado desde su creación,
todos los FFP de microfinanzas mostraron un crecimiento sostenido. La cartera
vigente de PRODEM creció 40 por ciento en 2001 y 33 por ciento en 2002
(Cuadro 1). La cartera vigente de FIE creció 22 por ciento en 2001 y 29 por
ciento en 2002. La cartera vigente de Caja Los Andes creció 11 por ciento en
2001 y 27 por ciento en 2002.

Lo más sorprendente es que este crecimiento tuvo lugar en un período cuando


los acontecimientos políticos y sociales afectaron particularmente a las clientelas
de estas organizaciones y cuando las amenazas políticas a la cultura de pago
fueron particularmente fuertes en este segmento del mercado. Además, fue un
crecimiento financiado por una agresiva captación de depósitos del público, los
que aumentaron su importancia relativa en el fondeo de estas organizaciones
durante el período (Soto Gómez, Cuaderno de SEFIR No. 13). Finalmente, las
carteras vigentes de las OMF no reguladas crecieron 2 por ciento en 2001 y 15
por ciento en 2002, un aumento comparativamente menor al de las
microfinanzas reguladas, a pesar del decidido apoyo estatal a su expansión.

A su vez, el aumento de las carteras en mora continuó inalterado durante 2001 y


2002. El monto de las carteras en mora de las ONG aumentó 30 por ciento ese
año y 30 por ciento en 2002, en promedio para el conjunto, siguiendo con el
substancial deterioro de la calidad de sus préstamos (Cuadro 5). Este promedio
refleja, sin embargo, grandes diferencias entre unas organizaciones y otras.
Organizaciones que, hasta ese momento, habían logrado contener la mora,
comenzaron a tener algunas dificultades, posiblemente relacionadas con la
rápida tasa de expansión (CRECER, Pro-Mujer). En todo caso, las cifras para
las ONG muestran grandes fluctuaciones en sus tasas de crecimiento, de un año
a otro, en reflejo de las fuertes limitaciones de liquidez que enfrentan,
momentáneamente superadas por la llegada de fondos externos.

En 2001, la cartera en mora de los bancos aumentó 24 por ciento, en la misma


proporción que la de BancoSol. Sin embargo, en 2002, la cartera en mora de los
bancos disminuyó 10 por ciento y, en un esfuerzo excepcional incluyendo los
castigos correspondientes la cartera en mora de BancoSol disminuyó 76 por
ciento. Estos cambio reflejaron, además, cambios en la normativa prudencial,
que redujeron el rigor con que se computa la mora. Este es, sin embargo, un
efecto puramente contable, que no refleja cambios verdaderos en la calidad de
la cartera y que, por sus efectos demostración, posiblemente contribuya a
mayores deterioros en el futuro. El posible empeoramiento en la calidad de la
cartera se debería al impacto negativo, sobre los incentivos a pagar, de las
expectativas que todas estas medidas estimulan acerca de que habrá perdones
de deudas y otras concesiones a los deudores. La adopción de esta nueva
normativa fue resultado lamentable de la injerencia del Poder Ejecutivo en las
labores técnicas de la SBEF.

33
La cartera en mora de las mutuales aumentó 27 por ciento en 2001 y disminuyó
10 por ciento en 2002. La cartera en mora de las cooperativas disminuyó 1 por
ciento en 2001 y 45 por ciento en 2002. Principalmente por influencia de
PRODEM (109 por ciento) y de Eco-Futuro, la cartera en mora de los FFP de
microfinanzas aumentó 50 por ciento en 2001, pero disminuyó 22 por ciento al
año siguiente. Los aumentos de la cartera en mora en 2001 también fueron
importantes en las otras FFP, de 23 por ciento en Caja Los Andes y 18 por
ciento en FIE, en parte como consecuencia de contagios. a través del sistema,
consecuencia de algunas externalidades negativas generadas por la debacle de
los FFP de consumo. En 2002, la cartera en mora en Caja Los Andes disminuyó
30 por ciento y en FIE disminuyó 1 por ciento (Cuadro 2).

En resumen, al comparar 1997 con 2002, la cartera vigente de los bancos


comerciales había sufrido una disminución sumamente importante. Al final del
mismo período, las carteras de las mutuales y de las cooperativas habían
disminuido en menor proporción y la cartera de BancoSol había finalmente
superado el nivel equivalente al que tenía en 1997. Las carteras de las ONG y,
en mayor medida, las carteras de los FFP de microfinanzas habían continuado
un crecimiento sostenido. Estas tendencias se muestran en el Gráfico 2.

En gran contraste, el monto de las carteras de los FFP tradicionales de


microfinanzas se había casi triplicado. La cartera vigente de Caja Los Andes, la
institución que más ganó en el mercado, era 3.1 veces mayor en 2002 que en
1997. Buena parte de esta expansión había sido financiada con captación de
depósitos del público. La cartera vigente de FIE era 2.8 veces mayor. Incluso la
cartera vigente de PRODEM, a pesar de las dificultades de su transición
tecnológica del crédito de grupos al crédito individual, era 2.3 veces mayor y la
de las ONG no reguladas era 1.8 veces mayor que a finales de 1997.

El Gráfico 3 muestra la evolución de las tasas de crecimiento de las carteras


vigentes. En este gráfico se puede apreciar el mayor nivel y, sobre todo, la
mayor estabilidad de la tasa de crecimiento de las carteras vigentes de diversos
tipos de intermediarios financieros. El elemento clave en la explicación del
desempeño diferencial y, en particular, del mejor desempeño de las OMF se
encuentra en un crecimiento pausado pero sostenido, en contraste con un
crecimiento desbocado seguido de una fuerte contracción, que caracteriza
desempeño desastroso de los FFP de consumo y desafortunado también el de
los bancos.

Los cambios correspondientes de las participaciones relativas en el mercado


financiero (market shares) se reflejan en el Gráfico 4. La participación de los
bancos comerciales se ha reducido aceleradamente, mientras que los FFP de
consumo y otros han perdido casi por completo su importancia. Todos los otros
intermediarios financieros distintos a las OMF aumentaron su participación en el
mercado, en unos pocos puntos porcentuales cada uno.

34
Los FFP tradicionales de microfinanzas, junto con BancoSol, fueron los
intermediarios que más aumentaron su participación en los montos de la cartera
vigente del sistema. Igual ocurrió con las ONG, a partir de su muy pequeña
participación inicial.

El Gráfico 5 muestra la evolución de estas participaciones en el mercado,


excluyendo a los bancos comerciales. En este gráfico se muestra la pérdida de
importancia de las mutuales (de 39 a 34 por ciento), cooperativas (de 26 a 22
por ciento) y organizaciones de crédito de consumo y otras (13 a 5 por ciento)
frente a los FFP de microfinanzas y BancoSol (de 17 a 30 por ciento) y las OMF
no reguladas (de 6 a 10 por ciento), en el grupo de las entidades no bancarias.
Son estas últimas organizaciones las que han ofrecido competencia y han
logrado capturar segmentos del mercado, a expensas de los bancos. De
continuarse este sano proceso, la estructura del sistema financiero boliviano se
alterará irreversiblemente. De alguna manera, esta habría sido una
consecuencia positiva de la crisis.

El Gráfico 6 muestra las participaciones relativas en el segmento del mercado


conjunto de los FFP tradicionales de microfinanzas y BancoSol de cada una de
las organizaciones individuales. Primero, la participación de los FFP de
microfinanzas creció aceleradamente, en detrimento de la participación de
BancoSol. Es decir, BancoSol no pudo aprovechar, de igual manera que los
FFP de microfinanzas, la oportunidad de aumentar su participación en el
mercado, tras la debacle de los FFP de consumo y la crisis del sistema
financiero, en general. Esto se debe principalmente a los retos de la transición
de una tecnología de crédito grupal a una tecnología de crédito individual. En
los dos últimos años, sin embargo, la pérdida de importancia relativa de
BancoSol ha sido menor. Además, se puede apreciar el aumento en la
participación en el mercado de las microfinanzas reguladas de Caja Los Andes y
de FIE, las organizaciones que, desde el inicio, hicieron la escogencia de una
tecnología de crédito individual.

En efecto, las fuertes reducciones observadas en la cartera vigente de BancoSol


y el poco crecimiento de la cartera vigente de PRODEM, en comparación con las
de Caja los Andes y FIE, se pueden explicar, en buena medida, por la
superioridad demostrada por el crédito individual durante la etapa recesiva del
ciclo. Los préstamos individuales, al estar mejor ajustados a los requerimientos
de los clientes, conducen a una mayor fidelidad, es decir, a una mayor
valoración de la relación de cliente con la institución acreedora y, por este medio,
a mayores incentivos de pago y a una mejor recuperación.

Además, el crédito a grupos es particularmente vulnerable a las perturbaciones


adversas sistémicas. Durante la etapa expansiva, el riesgo de la institución y el
riesgo de los miembros del grupo que han otorgado una garantía solidaria
responde únicamente a eventos idiosincrásicos, es decir, eventos relativos a
circunstancias de alguno(s) de los miembros del grupo.

35
Los miembros del grupo habrán evaluado estos riesgos sistémicos y le harían
frente sin problemas a su obligación, cuando fuese necesario. Cuando se da
una perturbación adversa sistémica, sin embargo, con fuerte correlación entre
los resultados de su actividad productiva para todos los miembros del grupo, los
miembros que no pueden pagar el préstamo son demasiados y el grupo se
desintegra. En este caso, el aumento de la mora es mayor que si se hubiese
estado trabajando con crédito individual.

3.2 Desempeño diferencial

Al interior de cada sub-grupo de organizaciones se observa, por lo tanto, gran


diversidad de resultados. Esto sugiere que el desempeño está solo en parte
determinado por el tipo de organización de que se trate. Es cierto que, en
principio, el diseño de ciertos tipos de organizaciones origina una mayor
vulnerabilidad que en otros casos, pero hay otros factores que también afectan
el resultado. Estos otros factores influyen en que se puedan encontrar bancos
mejores que otros, FFP excelentes y otras no tan buenas, ONG y cooperativas
excepcionales y otras malas y así sucesivamente. Un reto para el investigador,
el regulador y supervisor prudencial y el practicante es identificar cuáles son
estos otros determinantes. Si bien el diseño por tipo de organización es el
mismo, las diferencias en estructuras de propiedad y de gobierno (governance),
incluso entre organizaciones de un mismo tipo, juegan un papel central en estas
distinciones. Como se ha indicado, las diferencias en la escogencia inicial de la
tecnología de crédito también importan mucho.

Segundo, en todos los casos, en mayor o menor medida, se puede observar un


ciclo de un crecimiento rápido de la cartera bruta al inicio, un aumento
subsiguiente, todavía más rápido, de la cartera en mora y, finalmente, una
disminución o desaceleración de la cartera vigente. El mejor o peor desempeño
de un determinado intermediario se evaluaría, en este caso, por la menor
amplitud de la oscilación asociada con este ciclo. Las mejores organizaciones
muestran un ciclo menos pronunciado que las menos exitosas. En contraste,
cuando el ciclo es muy agudo, las entidades tienden a fracasar. La amplitud del
ciclo depende tanto de la vulnerabilidad del intermediario particular a los eventos
externos como de sus propias fortalezas y debilidades institucionales para
hacerle frente a estas perturbaciones (shocks).

Tercero, algunos intermediarios financieros experimentaron este ciclo con cierto


rezago, en comparación con otros. Entre mayor fue el rezago, mayor fue la
probabilidad de que el desempeño del intermediario se viera menos afectado de
una manera negativa. Así, los FFP de consumo experimentaron un ciclo
temprano y agudo y esto los llevó a la debacle. En contraste, los FFP
tradicionales de microfinanzas sufrieron un ciclo menos acentuado y más tardío
y salieron adelante con éxito, aumentando su participación absoluta y relativa en
el mercado. Estas diferencias están íntimamente ligadas a las características de
la tecnología de crédito empleada en cada caso.

36
En efecto, el ciclo común de expansión y contracción del crédito no afectó a
todos los intermediarios por igual. Las mejores organizaciones tradicionales de
microfinanzas mostraron el mejor desempeño de todo el sistema financiero, a
pesar de las externalidades negativas, vía un deterioro de la cultura de pago,
que sufrieron como consecuencia de la aparición y desaparición de los FFP de
consumo y de los problemas sociales y políticos que Bolivia ha experimentado
en los años más recientes. El mal desempeño de los FFP de consumo reflejó un
intento por introducir una innovación en tecnologías de crédito (credit scoring) no
apropiado para el tipo de clientes buscados y para la situación del mercado en
ese momento. Al no haber un empate adecuado entre tecnología y perfil del
cliente, la tecnología fracasó.

A lo largo de su evolución, la expansión de las microfinanzas bolivianas se ha


sustentado en haberle otorgado valor a la relación con el cliente, como incentivo
para el pago de los préstamos. De esta manera, las organizaciones de
microfinanzas han creado nueva riqueza, pero una riqueza no tangible
(González Vega, Cuaderno de SEFIR No. 5, 2002). El valor de este activo
intangible le ha permitido, a su vez, a las organizaciones de microfinanzas
otorgarle préstamos a hogares-empresas que no contaban con los activos
reales, tradicionalmente hipotecables como garantía de un préstamo bancario.
Tanto la crisis macroeconómica como la evolución de las actitudes políticas y el
descontento social han comenzado a amenazar esta manera de operación y
nuevas innovaciones en tecnología de crédito podrían ser necesarias para evitar
la desaparición de las clientelas meta originales de las carteras de crédito.

Cuarto, el valor de la relación de cliente con las organizaciones de microfinanzas


como activo intangible se ha reducido, no obstante, como consecuencia de la
mayor competencia y saturación de ese segmento del mercado, al menos en
algunas localidades. En ausencia de un sistema completo y eficiente de
información sobre los deudores, a pesar de los significativos progresos de la
Central de Riesgo de la SBEF y de la creación, con apoyo de DAI/SEFIR, de un
buró de crédito privado, la posibilidad de obtener crédito en otras instituciones
reduce el valor de la relación de cliente con un intermediario particular y, con
ello, se reducen los incentivos a pagar.

A las consecuencias usuales de la mayor competencia se le agregó, en el caso


boliviano, la colocación agresiva de préstamos, sin mayor análisis de la
capacidad y voluntad de pago de los clientes, por parte de los FFP de consumo.
Si bien la desaparición de los FFP de consumo, en alguna medida, ha servido
para corregir esta distorsión, el daño que causaron perdurará por algún tiempo.
Su tecnología de crédito estuvo caracterizada por una excesiva tolerancia de
los atrasos, con lo que la férrea disciplina creada por los FFP de microfinanzas
se erosionó. Esta tolerancia de los atrasos estuvo acompañada, a la vez, por
métodos de cobro agresivos, que antagonizaron a los clientes y llevaron el tema
del cobro de los préstamos a la arena política.

37
Con las perturbaciones adversas en la economía, la mora en estos FFP de
consumo creció aceleradamente y sus prácticas de cobro llevaron al
establecimiento de asociaciones de deudores. Los FFP de consumo que
causaron el surgimiento de estas asociaciones ya no operan. Las asociaciones
de deudores han perdurado, sin embargo, en detrimento de los FFP
tradicionales de microfinanzas.

El valor de la relación de cliente con las organizaciones de microfinanzas se ha


reducido, además, porque el estancamiento de la actividad económica ha hecho
que un préstamo de mayor tamaño, en el futuro, sea menos importante para una
microempresa, en las actuales circunstancias, que lo que era en la etapa de
expansión. Los mejores FFP de microfinanzas habían sido, en el pasado,
bastante conservadores en cuanto a los montos que estaban dispuestos a
prestar. Con el fin de mantener el valor de su relación con el cliente, sin
embargo, estos FFP de microfinanzas se han visto en la necesidad de ofrecer
préstamos de mayor tamaño. Así, sus carteras han continuado expandiéndose,
a pesar de aumentos de su cartera en mora.

Quinto, el valor de la relación con el cliente ha sido claramente mayor en los FFP
de microfinanzas que otorgan préstamos individuales que en los que otorgan
préstamos en grupos. Esta es una lección importante, sobre todo para la
expansión del crédito en las áreas rurales, donde el riesgo sistémico local es
más acentuado, en vista de la debilidad de esta tecnología ante la incidencia del
riesgo sistémico.

Sexto, estas diferencias de desempeño se reflejan en diferencias en el grado de


profundización crediticia alcanzado por cada tipo de organización. La crisis del
sistema financiero ha dado lugar a un retroceso en el proceso de profundización
financiera que Bolivia venía experimentando desde las reformas de política de
1987. El Gráfico 8 muestra como las razones de las carteras de crédito de cada
tipo de organización con respecto al PIB alcanzaron un máximo en 1998. En
ese año se observó el mayor grado de profundización crediticia, cercano al 60
por ciento del PIB. Para 2002, esta razón se encontraba por debajo del 40 por
ciento. La profundización crediticia bancaria, que se acercaba al 50 por ciento
del PIB en 1998, estaba por debajo del 30 por ciento en 2002.

Únicamente la profundización crediticia asociada con las entidades no bancarias,


a pesar de la debacle de los FFP de consumo, siguió en ascenso, acercándose
al 10 por ciento del PIB en 2002. Las mayores contribuciones a este resultado
provienen de los FFP de microfinanzas, como se muestra en los Gráficos 9 y 10.
La profundización crediticia de las mutuales y de las cooperativas disminuyó,
mientras que la profundización crediticia de las OMF reguladas pasó de menos
de 1.5 por ciento del PIB en 1997 a casi un 3 por ciento en 2002.

El Gráfico 11 muestra las tasas de crecimiento del PIB, de las carteras


bancarias, excluyendo BancoSol y de las OMF reguladas. El estancamiento del

38
PIB real se refleja en las bajas tasas de crecimiento, inferiores a las
experimentadas en el período anterior. La dramática disminución de las tasas
de crecimiento de las carteras bancarias, que se vuelve ampliamente negativa,
particularmente en 2001, muestra un comportamiento más que pro-cíclico de
estas carteras bancarias.

En contraste, las tasas de crecimiento de las carteras de microfinanzas a niveles


más elevados que las tasas de crecimiento del PIB muestran el comportamiento
anti-cíclico de las microfinanzas. Estos resultados simplemente describen el
impacto de la actividad macroeconómica en las carteras de distintos tipos de
organizaciones y en distintos segmentos del mercado y no sugieren, en ningún
momento, que las políticas de crédito y, mucho menos, que las normas de
regulación y supervisión prudencial deban ser usadas con estos propósitos
macroeconómicos. Los efectos observados en las carteras de crédito son
consecuencias, no causas, de una situación macroeconómica de origen exógeno
al sistema financiero y, por lo tanto, no pueden ser corregidos con cambios en la
normativa financiera.

Los Gráficos 12 y 23 desagregan este interesante comportamiento, para mostrar


que el comportamiento anti-cíclico se debe esencialmente al crecimiento de las
carteras de las organizaciones de microfinanzas con tecnologías de crédito
individual, mientras que las carteras de crédito de grupos esencialmente siguen
el comportamiento del PIB, corroborando la hipótesis de que esta correlación
entre las carteras de crédito a grupos y el nivel de actividad económica explica la
debilidad de esta tecnología de crédito durante la parte descendente del ciclo.

3.3 La amplitud de la cobertura

El número de clientes de las organizaciones de microfinanzas y de los FFP de


consumo creció sostenidamente hasta 1999. En efecto, el número total de
clientes pasó, de 335 mil en 1996, a 499 mil en 1999, a 441 mil en 2000, a 400
en 2001 y 396 mil en 2002 (Cuadro 7). Si bien éste seguiría siendo un número
significativo de clientes, pues antes de 1996 hubo un crecimiento importante, la
cobertura en este segmento del mercado habría disminuido. La disminución
más grave resultó del fracaso de los FFP de consumo.

Parte importante en este proceso ha jugado, además, la evolución en el número


de clientes de BancoSol. Los clientes de esta organización aumentaron de 72
mil, en 1996, hasta 82 mil en 1998, para luego disminuir dramáticamente, hasta
51 mil en 2002. Aparentemente, esta tendencia se ha revertido en 2003. La
pérdida de clientes por BancoSol ha representado casi una tercera parte de la
pérdida neta en el número de clientes de todas las organizaciones de
microfinanzas y de crédito de consumo durante el período bajo análisis. Esta
pérdida se explica, en parte, por el efecto de la recesión sobre la viabilidad del
crédito a grupos.

39
Esta pérdida de clientes se explica, además, por la concentración de la cartera
de BancoSol en pequeños comerciantes, quienes han sido afectados por la
disminución de las importaciones. Debido a esta concentración, BancoSol tuvo
que cerrar oficinas en Oruro, al ser puesta en práctica la nueva Ley de Aduanas.
El número de clientes también disminuyó al fracasar los experimentos de
BancoSol con el crédito rural (Gráfico 14).

En contraste, el número de clientes de los FFP tradicionales de microfinanzas


aumentó, a lo largo de todo el período, rápidamente primero y sostenidamente
luego, desde 63 mil clientes, en 1996, hasta 121 mil, en 2002 (Cuadro 7 y
Gráfico 14). Este aumento ha reflejado una mayor fidelidad de los clientes de los
FFP, especialmente en algunas instituciones particulares. El aumento fue
importante en Caja Los Andes, donde el número de clientes más que se
duplicó, al pasar de 22 mil, en 1996, a 51 mil en 2002. Su estrategia le permitió
a este FFP incrementar significativamente su presencia relativa en el mercado
(market share), a pesar de que sus criterios de otorgamiento de crédito son más
conservadores que en otras organizaciones de microfinanzas. La atención
flexible y oportuna, sin embargo, ha solidificado la fidelidad de sus clientes.
También importante, pero menos sostenido (es decir, más volátil), ha sido el
aumento en el número de clientes de FIE. En el mismo período, con algunas
fluctuaciones, este número aumentó de 14 mil hasta 26 mil.

En contraste, el número de clientes de PRODEM, que había aumentado


rápidamente, de 27 mil, en 1996, a 47 mil, en 1998, luego, coincidiendo con la
contracción del sistema, disminuyó a 21 mil clientes en 2002. Esta tendencia
también parece haberse detenido en 2003. Este fue el único FFP, sin embargo,
que terminó el período con menos clientes que al inicio. Sobre este resultado
para PRODEM habrán influido también las debilidades del crédito a grupos, así
como las dificultades de operar una red de oficinas rurales sin suficiente apoyo
de una base urbana de clientes hasta recientemente.

El crecimiento más espectacular en el número de clientes lo han experimentado


dos organizaciones que operan con bancos comunales, CRECER (casi 7 veces,
hasta alcanzar más de 40,000 clientes en 2002) y Pro-Mujer (más de 4 veces,
hasta alcanzar una clientela de 32,000 en 2002). Estas son clientelas
comparables en sus números a las de FIE, Eco-Futuro y PRODEM, entre los
FFP regulados, y comparables a las de ANED y FADES, organizaciones de larga
trayectoria en las áreas rurales, con mucho apoyo externo subsidiado. En su
conjunto, las ONG de microfinanzas tenían más de 162 mil clientes a finales de
2002 (Gráficos 14 y 15).

Los Cuadros 8 y 9 muestran la evolución de la amplitud de la cobertura en las


áreas urbanas y rurales. En ambos casos se observa un aumento muy
acelerado al inicio (1996) hasta alcanzar un máximo en 1999, seguido de una
sustancial reducción y una leve recuperación en los números de clientes en
2002.

40
En las áreas urbanas, el número de clientes aumentó de 190 mil en 1996 hasta
261 mil en 1999. Este número disminuyó a 175 mil en 2001 y se recuperó
parcialmente a 198 mil en 2002. En las áreas rurales, a su vez, el número de
clientes aumentó de 95 mil en 1996 hasta 159 mil en 1999. Este número
disminuyó a 131 mil en 2001 y se recuperó parcialmente a 137 mil en 2002.
Estas tendencias muestran un crecimiento más rápido, durante el período, en los
números de clientes rurales que en los números de clientes urbanos, a pesar de
las dificultades de expandir la frontera hacia las áreas rurales. Mientras que en
1996, la clientela urbana era prácticamente el doble que la rural, en 2002 la
clientela rural es un número equivalente a dos terceras partes de la clientela
urbana.

En resumen, la evolución de los montos de las carteras, los niveles de mora y el


número de clientes durante los últimos años han puesto en evidencia la estrecha
conexión que existe entre lo macroeconómico y la evolución de las
microfinanzas en Bolivia. En las secciones siguientes se examinan algunas
dimensiones de esta evolución macroeconómica.36

3.4 Agregados monetarios

El proceso de desintermediación financiera, salvo en las OMF, descrito en las


secciones anteriores, se ha reflejado también en la evolución de los agregados
monetarios de Bolivia. Esto ha sido reflejo de la elevada vulnerabilidad de los
sistemas financieros ante las perturbaciones de orden macroeconómico.

El Gráfico 22 muestra la evolución de los agregados monetarios en el largo


plazo (1990-2002), a partir de observaciones mensuales. En este gráfico se
aprecia el acelerado proceso de monetización observado durante la mayor parte
de la década de los noventa, en respuesta a la estabilidad de precios lograda por
las autoridades. En relación con la oferta monetaria (M1) en el sentido más
restringido, se observa un crecimiento sostenido hasta 1999, seguido de una
disminución, al iniciarse la crisis, y luego de una recuperación que sugiere un
aumento de la preferencia por la liquidez. Mediciones más amplias de la oferta
monetaria (M2 y M3) muestran más claramente los efectos de la crisis, con
disminuciones en 1999 (por los impactos macroeconómicos) y a mediados de
2002 (por los impactos políticos). El efecto de los shocks de orden político es
más marcado, con grandes perturbaciones de corto plazo, sobre todo en M3.
Esto muestra la gran sensibilidad en Bolivia de estas magnitudes, ante cambios
en las expectativas.

36
Aquí se consideran únicamente aquellas dimensiones de la evolución macroeconómica que
son pertinentes para explicar sus efectos sobre el desempeño del sistema financiero. Hay
disponibles varios excelentes análisis de la evolución macroeconómica reciente, de manera que
una duplicación sería innecesaria. Además, el análisis se hace con base en las cifras revisadas
por el INE a finales de 2003.

41
Estas tendencias se reflejan en los indicadores de profundización monetaria
mostrados en el Gráfico 23. Las razones de los agregados monetarios con
respecto al PIB crecen rápidamente después de la crisis de la década de los
ochenta, sufren su primer revés con la crisis bancaria de 1993-94 y se
recuperan, para estancarse y disminuir con la crisis macroeconómica reciente.
Las fluctuaciones en las tasas de crecimiento de la producción, la liquidez y otros
tipos de depósitos observadas durante el período se muestran en el Gráfico 24.
El crecimiento negativo ocurre a partir de 1999.

La evolución de los agregados monetarios difiere sustancialmente cuando se


consideran las tenencias denominadas en bolivianos o denominadas en dólares.
Las tenencias de M1 denominadas en bolivianos crecen sostenidamente hasta
1997 y luego se estancan. Las tenencias de M1denominadas en dólares crecen
hasta inicios de 1999 y luego, tras volverse más volátiles, disminuyen en los
primeros años de la crisis y luego aumentan, posiblemente conforme los agentes
económicos buscan acumular reservas líquidas de precaución con protección de
valor (Gráfico 25).

Estas tendencias se muestran más marcadas al comparar el crecimiento de las


tenencias de M2 y de M3 denominadas en bolivianos y las denominadas en
dólares (Gráficos 26 y 27). En los gráficos se puede apreciar la brecha
rápidamente creciente entre las tenencias en moneda nacional y las tenencias
en moneda extranjera.

Este trabajo no aborda el tema de esta dolarización creciente y las implicaciones


para el manejo de la política monetaria. Esta dolarización introduce, de todas
maneras, nuevos riesgos cambiarios, que complican el manejo de las carteras
por parte de los intermediarios financieros. El Gráfico 28 muestra la dramática
caída de la importancia relativa de la liquidez en bolivianos, de más de cuatro
quintas partes del total en 1985 hasta menos de una cuarta parte en 2002. Al no
poder captar en bolivianos, los intermediarios financieros no pueden tampoco
prestar en bolivianos, con lo que se aumenta el riesgo cambiario en el sistema.
Las consecuencias en los riesgos de crédito de esta situación cambiaria se han
visto acentuadas por las tasas de devaluación más elevadas que las tasas de
inflación que se han observado en años recientes. En el caso de las
microfinanzas, estos riesgos son importantes por la inclinación de los clientes de
las OMF a producir bienes no transables internacionalmente.

El Gráfico 29 muestra una evolución paralela de la preferencia por la liquidez, lo


que sugiere que existe mayor nerviosismo entre los tenedores de los pasivos del
sistema monetario boliviano. A partir de 1993, cuando representaban más de
tres quintas partes de la liquidez, los depósitos a plazo fijo han ido perdiendo
importancia, para representar poco más de dos quintas partes del total en 2002.
Los Gráficos 30 y 31 muestran la evolución de las tasas de cambio de estos
componentes de la liquidez.

42
La importancia relativa de los distintos tipos de intermediarios en la captación de
recursos del público, por el número de cuentas, se muestra en el Gráfico 32.
Aquí se aprecia, una vez más, el sorprendente progreso de los FFP de
microfinanzas en este esfuerzo. Esta importancia relativa, según los montos
movilizados, se presenta en el Gráfico 33. Los mismos datos, desagregados
para los diversos tipos de intermediarios no bancarios, se muestran en los
Gráficos 34 y 35. La disminuida importancia relativa de las cooperativas es
notoria en este caso.

Los Anexos de Gráficos y de Cuadros Estadísticos presentan evidencia sobre la


bajísima tasa de inflación observada durante la crisis así como sobre la
volatilidad de los precios en el muy corto plazo (Cuadros 36 y 37). El deterioro
de la situación fiscal se muestra en los Gráficos 38 y 39. El financiamiento del
déficit se muestra en los Gráficos 40, 41 y 42.

Finalmente, la recesión se refleja en los indicadores de producción y de


demanda interna, presentados en los Gráficos del 43 al 54. Dramática es la
reducción en la formación neta de capital a partir de 1998. Esta reducción tiene
su paralelo en la dramática reducción de las importaciones a partir de ese mismo
año (Gráfico 48). Unida al poco crecimiento de las exportaciones, Bolivia ha
sufrido una reducción en sus indicadores de apertura al comercio exterior. En la
reactivación de su comercio exterior se encuentran, sin embargo, sus
oportunidades para salir de la crisis y, de esta manera, la esperada recuperación
del sistema financiero.

43
ANEXO DE
GRAFICOS

44
Gráfico 1
Cartera de microfinanzas reguladas

300.0

250.0

200.0

150.0

100.0

50.0

-
DIC-02 MAR-03
DIC-98 DIC-99 DIC-00 DIC-01
DIC-93 DIC-94 DIC-95 DIC-96 DIC-97
DIC-92

45
Gráfico2
Evolución de la cartera vigente del sistema financiero

450

400

350

300
Cartera vigente (millones $)

Bcos (escala 10:1)


250 Mutuales
Cooperativas
FFP de microf y BS
200 Otras FFP
ONG

150

100

50

0
Dic.97 Dic.98 Dic.99 Dic.00 Dic.01 Dic.02

46
Gráfico 3
Tasas de crecimiento de la cartera vigente

80

60

F
m
iB
rO
iO
aN P
c
n
Go df e
n
a
z
a
S
o
ls
y
40

tC
rMaoutspaelF
P
20

r
a
t
i
v
a
s
0
1998 1999 2000 2001 2002

e
s
-20

Bi
-40

-60

-80

47
Gráfico 4

B
aM n
c o
s
in B
a
n
c
oS
o
l
100%

tC
lO u
otN
p a
e
rraG
a
tsFP
ivas
90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: SBEF y Finrural

48
Gráfico 5
Estructura del mercado financiero excluyendo a los bancos

100%

90% Mutuales

80%
Cooperativas
70%

Otras FFP
60%

50% ONG

40%
FFP de
30% microfinanzas y
BancoSol

20%

10%

0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: SBEF y Finrural

49
Gráfico 6
Participación relativa en el mercado de microfinanzas excluyendo ONG

100%

80%
Ecofuturo

Fie
60%
Caja Los
Andes
Prodem

40% BancoSol

20%

0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: SBEF y Finrural

50
Gráfico 7
Participación relativa en el mercado de microfinanzas

100%

90%

80%

70%
ONG
60%
Ecofuturo

50% Fie

Caja Los
40%
Andes
Prodem
30%
BancoSol
20%

10%

0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: SBEF y Finrural

51
Gráfico 8
Cartera vigente como proporción del PIB

0.60

0.50

0.40

Bancos sin BancoSol


0.30 No bancos
Total

0.20

0.10

0.00
1997 1998 1999 2000 2001 2002

52
Gráfico 9
Cartera vigente como proporción del PIB

50.0
FFP de microfinanzas y BancoSol
45.0 ONG
Otras FFP
Cooperativas
40.0
Mutuales
Bancos sin BancoSol
35.0

30.0

25.0

20.0

15.0

10.0

5.0

0.0
1997 1998 1999 2000 2001 2002
Fuente: SBEF y Finrural

53
Gráfico 10
Cartera vigente como proporción del PIB excluyendo bancos

4.0

3.5

3.0

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0.0
1997 1998 1999 2000 2001 2002

FFP de microfinanzas y BancoSol ONG Otras FFP Cooperativas Mutuales


Fuente: INE, SBEF y Finrural

54
Gráfico 11
Tasas de crecimiento del PIB y las carteras vigentes

30.00

20.00

10.00

0.00
1998 1999 2000 2001 2002

-10.00

-20.00

-30.00

Pib real FFP de microfinanzas Bancos sin BancoSol


Fuente: SBEF y Finrural

55
Gráfico 12
Tasas de crecimiento del PIB y carteras vigentes

40.00

30.00

20.00

10.00

0.00
1998 1999 2000 2001 2002

-10.00

-20.00

-30.00

Pib real # BancoSol y Prodem Caja Los Andes y Fie Ong Bancos
Fuente: SBEF y Finrural

56
Gráfico 13
Tasas de crecimiento de las carteras y el PIB

40.00

30.00

20.00

10.00

0.00
1998 1999 2000 2001 2002

-10.00

-20.00

Pib real # BancoSol BancoSol y Prodem Caja Los Andes


Caja Los Andes y Fie Ong Bancos
-30.00
Fuente: INE, SBEF y Finrural

57
Gráfico 14
Número de clientes de microfinanzas excluyendo a las cooperativas

dic.02 51,401 106,114 162,538

dic.01 53,811 94,020 147,817

dic.00 60,976 106,745 152,668

dic.99 73,073 103,060 156,478

dic.98 81,555 95,470 138,916

dic.97 76,216 88,210 107,390

dic.96 71,749 62,596 83,767

- 50,000 100,000 150,000 200,000 250,000 300,000 350,000

Banco Sol FFP de microfinanzas ONG


Fuente: Finrural y SBEF

58
Gráfico 15
Número de clientes de microfinanzas

dic.02 51,401 106,114 162,538 60,800

dic.01 53,811 94,020 147,817 93,917

dic.00 60,976 106,745 152,668 88,039

dic.99 73,073 103,060 156,478 80,464

dic.98 81,555 95,470 138,916 61,436

dic.97 76,216 88,210 107,390 59,327

dic.96 71,749 62,596 83,767 49,808

- 50,000 100,000 150,000 200,000 250,000 300,000 350,000 400,000 450,000


Banco Sol FFP de microfinanzas ONG Cooperativas (datos disponibles)
Fuente: Finrural y SBEF

59
Gráfico 16
Hogares con crédito por tipo de fuente y año (% hogares)

30
1997 1998 1999 2000 2001
25
25
21 22

20
18

15
13

10
10
10 9

7
7
5 5
5
5 3 3
4
3 3
3
2
1 1 1 1
1

0
MFI Consumo ONG Coop. Banca

60
Gráfico 17
Red de agencias urbanas y rurales

350

315 ONG (urbano)


73
280 ONG (rural)
Número de agencias

245 59 61 FFP microfinanzas (urbano)


51
210 FFP microfinanzas (rural)
33 114
175 30 82 82 79 Banco Solidario S.A.
60 (urbano)
140
48 Banco Solidario S.A. (rural)
105 37 41 47 63 67
34
70 39 44 41
32 42 43
35 37 35
35 37 34
27
0 3 8 6 9 2 0
1997 1998 1999 2000 2001 2002

61
Gráfico 18
Mora en el sistema financiero

0.200

0.180

0.160

0.140

0.120

Bcos Comerciales
0.100 FFP de microf y BS
ONG

0.080

0.060

0.040

0.020

0.000
Dic.97 Dic.98 Dic.99 Dic.00 Dic.01 Dic.02

62
Gráfico 19
Mora en el sistema financiero

0.20

0.18

0.16
Cartera mora/cartera bruta

0.14

0.12

0.10

0.08

0.06
Bcos Comerciales
0.04
Mutuales
0.02
Cooperativas
0.00
Dic.97 Dic.98 Dic.99 Dic.00 Dic.01 Dic.02
FFP de microf y BS

Nota: se exlcuyen las FFP que no son de microfinanzas ONG

63
Gráfico 20
Clientes: Variación de Stocks

214,186
250,000

180,572

200,000

150,000

100,000

33,614

50,000

-
MAR/00 VARIACION JUN/02

64
Gráfico 21
Flujo de clientes

214,186
250,000
180,572

200,000

114,340
150,000

100,000

-80,726
50,000

-50,000

-100,000
MAR/00 ENTRADAS SALIDAS JUN/02

65
ESTADISTICAS
MONETARIAS

66
0
5
10
15
20
25
30
35
ene-90

jul-90

ene-91

jul-91

ene-92

jul-92

ene-93

Fuente: Banco Central de Bolivia


jul-93

ene-94

jul-94

M´1
ene-95

jul-95

M´2
ene-96

jul-96

67
ene-97

M´3
jul-97
Gráfico 22

ene-98

M´4
(billones de bolivianos)

jul-98

ene-99

jul-99
Evolución de los agregados monetarios

ene-00

jul-00

ene-01

jul-01

ene-02

jul-02
Gráfico 23
Agregados monetarios como % del PIB

70

60

50

40

30

20

10

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000(p) 2001(p) 2002(p)

68
Gráfico 24
Tasas de crecimiento de la producción, liquidez y depósitos

30

25

20

15

10

0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001(p) 2002(p)

-5

-10 Tasa de crecimiento PIB real

Tasa de crecimiento liquidez total M3'


-15

Fuente: INE y SBEF Tasa de crecimiento de los depósitos


b i

69
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9

ene-90
jul-90

ene-91

jul-91

ene-92

jul-92

ene-93

Fuente: Banco Central de Bolivia


jul-93

ene-94

jul-94

ene-95

jul-95

ene-96

jul-96

70
ene-97

jul-97
Gráfico 25
Evolución de M1 y M1'

ene-98
(billones de bolivianos)

jul-98

ene-99

jul-99

ene-00

jul-00

ene-01

jul-01

ene-02

jul-02

M
M ´1
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18

Jan-90
Jul-90

Jan-91

Jul-91

Jan-92

Jul-92

Jan-93

Fuente: Banco Central de Bolivia


Jul-93

Jan-94

Jul-94

Jan-95

Jul-95

Jan-96

Jul-96

71
Jan-97

Jul-97
Gráfico 26
Evolución de M2 y M2'
(billones de bolivianos)

Jan-98

Jul-98

Jan-99

Jul-99

Jan-00

Jul-00

Jan-01

Jul-01

Jan-02

Jul-02
M2
M ´2
0
5
10
15
20
25
30
35

ene-90
jul-90

ene-91

jul-91

ene-92

jul-92

ene-93

Fuente: Banco Central de Bolivia


jul-93

ene-94

jul-94

ene-95

jul-95

ene-96

jul-96

72
ene-97

jul-97
Gráfico 27
Evolución de M3 y M3'

ene-98
(billones de bolivianos)

jul-98

ene-99

jul-99

ene-00

jul-00

ene-01

jul-01

ene-02

jul-02
M3
M´3
Gráfico 28
Evolución de la liquidez por tipo de moneda

100%

80%

60%

40%

20%

0%
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Monedas y billetes Dep.bolivianos Dep.moneda extranjera

Fuente: Banco Central de Bolivia

73
Gráfico 29
Evolución de la preferencia por la liquidez

100%

80%

60%

40%

20%

0%
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Mon.y billetes Dep.vista Dep.ahorro DPF


Fuente: Banco Central de Bolivia

74
Gráfico 30
Tasas de crecimiento de la liquidez total en bolivianos

160

140

120

100

80

60

40

20

0
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

-20

-40

Mon.y billetes Dep.vista Bs Ahorro Bs DPF/otros BS M3


Fuente: Banco Central de Bolivia

75
Gráfico 31
Tasas de crecimiento de la liquidez total en moneda extranjera

200

150

100

50

0
1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

-50

Dep.vista ext. Ahorro ext. DPF/otros ext M'3

Fuente: Banco Central de Bolivia

76
Gráfico 32
Distribución de la captación de recusos del público de acuerdo al número de
cuentas
(excluye depósitos a la vista)

100%

80%
Mutuales

Bancos sin Bancosol

60% Cooperativas de
ahorro y crédito
Otras FFP

40% FFPs Microfinancieras

Banco Solidario S.A.

20%

0%
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2,002

Fuente: SBF y Finrural

77
Gráfico 33
Distribución de la captación de recursos del público de acuerdo a monto
movilizado
(excluye depósitos a la vista)

100%

Mutuales
80%
Bancos sin
Bancosol
Cooperativas de
60% ahorro y crédito
Otras FFP

FFPs
40% Microfinancieras
Banco Solidario
S.A.

20%

0%
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2,002

Fuente: SBEF y Finrural

78
Gráfico 34
Captación de recursos del público de FFP, BancoSol y cooperativas
(número de cuentas)
Miles Banco Solidario S.A.
500
FFPs Microfinancieras

Otras FFP
450
Cooperativas de ahorro y
400 crédito

350

300

250

200

150

100

50

0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2,002

Fuente: SBF y Finrural

79
Gráfico 35
Captación de recursos del público para FFP, BancoSol y cooperativas
(millones de dólares)

250

Banco Solidario S.A.


FFPs Microfinancieras
200
Otras FFP
Cooperativas de ahorro y crédito

150

100

50

0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2,002

Fuente: SBF y Finrural

80
ESTADISTICAS
DE PRECIOS

81
Gráfico 36
Tasa de inflación y tasa de devaluación

70

60 IPC variación acumulada (%)


Tasa de devaluación (%)
50

40

30

20

10

0
1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001(p) 2002(p)

Fuente: Banco Central de Bolivia

82
Gráfico 37
Variación mensual del tipo de cambio oficial de venta y el índice de precios al
consumidor (período enero 1987 a abril 2003)
7%

6%

5%

4%

3%

G
2%

1%

0%
ene-87
jul-87
ene-88
jul-88
ene-89
jul-89

ene-90
jul-90
ene-91
jul-91
ene-92
jul-92
ene-93
jul-93
ene-94
jul-94
ene-95
jul-95
ene-96
jul-96

ene-97
jul-97
ene-98
jul-98
ene-99
jul-99
ene-00
jul-00
ene-01
jul-01
ene-02
jul-02
ene-03
-1%

-2% % de cambio tipo de cambio

-3% % de cambio índice de precios


Fuente: Banco Central de Bolivia

83
ESTADISTICAS
FISCALES

84
Gráfico 38
Evolución del déficit global y corriente como porcentaje del PIB

6.0
Sup/déf global del sector
público no financiero
4.0
Sup/déf corriente del sector
público no financiero
2.0

0.0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001(p) 2002(p)

-2.0

-4.0

-6.0

-8.0

-10.0

Fuente: INE

85
Gráfico 39
Financiamiento del déficit global

100%

CRÉDITO INTERNO NETO


80%
CRÉDITO EXTERNO NETO

60%

40%

20%

0%

-20%

-40%
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: INE

86
Gráfico 40
Déficit corriente (millones de bolivianos)

18000

16000
INGRESOS CORRIENTES
EGRESOS CORRIENTES
14000
SUP (DEF) CORRIENTE
12000

10000

8000

6000

4000

2000

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
-2000

-4000

Fuente: INE

87
Gráfico 41
Tasas de crecimiento de componentes de sup/def global

1.00

0.80

0.60

0.40

0.20

0.00
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

-0.20 INGRESOS TOTALES


EGRESOS TOTALES
-0.40
PENSIONES
SUP (DEF) GLOBAL

-0.60

Fuente: INE

88
Gráfico 42
Tasas de crecimiento sup/def corriente

2.50

2.00

1.50

1.00

0.50

0.00
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

-0.50

-1.00 INGRESOS CORRIENTES


EGRESOS CORRIENTES
-1.50 SUP (DEF) CORRIENTE

-2.00

Fuente: INE

89
ESTADISTICAS DE
PRODUCCION

90
Gráfico 43
Evolución de los componentes de la demanda agregada interna
(billones de Bs de 1990)
20

18

16

14
GASTO PUBLICO

12

10 CONSUMO DE
LOS HOGARES
8

FORMACION
6
NETA DE
CAPITAL
4

0
20 p )

20 p )

)
80

81

82

83

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

20 9
84

(p
9

(
00

01

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19
19

Fuente: INE

91
Gráfico 44
Tasas de crecimiento de la demanda agregada interna real

50

40

30

20

10

)
81

82

83

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99
84

(p

(p

(p
00

01

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19
19

20

20

20
-10

GASTO PUBLICO
-20
CONSUMO DE LOS HOGARES
-30 FORMACION NETA DE CAPITAL

-40

Fuente: INE

92
Gráfico 45
Composición de la demanda agregada

100%

90%

80% EXPORTACIONES
DE BIENES Y
SERVICIOS
70%

60% FORMACION NETA


DE CAPITAL
50%

40% CONSUMO DE LOS


HOGARES
30%

20%
GASTO PUBLICO

10%

0%
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000(p) 2002(p)

Fuente: INE

93
Gráfico 46
Tasas de crecimiento del PIB y las actividades principales
(1981-2002)
20.00

15.00

10.00

5.00

0.00
1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
(p) (p) (p)
-5.00

-10.00
AGRICULTURA,SILVICU
LTURA,CAZA Y PESCA
-15.00

EXTRACCION DE
-20.00 MINAS Y CANTERAS

-25.00 INDUSTRIAS
MANUFACTURERAS

-30.00 PIB A PRECIOS DE


Fuente: INE MERCADO

94
Gráfico 47
Importancia relativa de los diferentes sectores en la composición del PIB

100%
SERVICIOS DE LAS
ADMINISTRACIONES PUBLICAS

ESTABLECIMIENTOS
FINANCIEROS,SEGUROS,BIENES Y
OTROS SERVICIOS
80%
TRANSPORTE,ALMACENAMIENTO Y
COMUNICACIONES

COMERCIO

60%
CONSTRUCCION Y OBRAS PUBLICAS

ELECTRICIDAD GAS Y AGUA


40%

INDUSTRIAS MANUFACTURERAS

EXTRACCION DE MINAS Y CANTERAS


20%

AGRICULTURA,SILVICULTURA,CAZA
Y PESCA

0%
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

Fuente: INE

95
ESTADISTICAS DE
COMERCIO EXTERIOR

96
Gráfico 48
Evolución de las exportaciones e importaciones
(millones de dólares)
3000

2500
Valor oficial exportaciones
Valor CIF importaciones

2000

1500

1000

500

0
)

)
80

81

82

83

84

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99

00

(p

(p
01

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

20

20

Fuente: INE

97
Gráfico 49
Indicadores de comercio exterior

0.5

0.45

0.4

0.35

0.3

0.25

0.2

0.15

0.1
Exportaciones FOB/PIB
0.05 Importaciones CIF/PIB
Indice de apertura
0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001(p) 2002(p)

Fuente: INE

98
Gráfico 50
Evolución de las importaciones por grupos
(millones de dólares)
3,000

2,500

2,000

1,500

1,000

500

)
)
80

81

82

83

84

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99

20 0

(p
(p
0

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

01

20
BIENES DE CONSUMO MATERIAS PRIMAS Y PRODUCTOS INTERMEDIOS
BIENES DE CAPITAL DIVERSOS Y PERSONALES
IMPORTACIONES TOTALES

Fuente: INE

99
Gráfico 51
Tasas de crecimiento de importaciones por grupos

5.0

4.0

3.0

2.0

1.0

0.0

)
)
81

82

83

84

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99

00

(p
(p

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

01

20
20
-1.0

BIENES DE CONSUMO MATERIAS PRIMAS Y PRODUCTOS INTERMEDIOS


BIENES DE CAPITAL DIVERSOS Y PERSONALES
IMPORTACIONES TOTALES

Fuente: INE

100
Gráfico 52
Composición de las importaciones totales

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002(p)
Fuente: INE

BIENES DE CONSUMO MATERIAS PRIMAS Y PRODUCTOS


BIENES DE CAPITAL INTERMEDIOS
DIVERSOS Y PERSONALES

101
Gráfico 53
Evolución de las exportaciones por grupos
(millones de dólares)
700.0

600.0

500.0 Minerales

Hidrocarburos
400.0
Soya y derivados

Café, cacao, azúcar,


300.0 goma, castaña y algodón
Otros no tradicionales

200.0 Reexportaciones y
personales

100.0

0.0
)
80

81

82

83

84

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

19 98

00

01

02
(3
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

20

20
99

Fuente: INE

102
Gráfico 54
Tasas de crecimiento de las exportaciones de productos seleccionados

1.50

1.00

0.50

0.00
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 (3) 2000 2001 2002

-0.50

-1.00

Hidrocarburos Soya y derivados


Café, cacao, azúcar, goma, castaña y algodón TOTAL EXPORTACIONES

Fuente: INE

103
Gráfico 55
Composición de las exportaciones oficiales

100%

90%

80%

70%
Reexportaciones y
personales
60%
Otros no tradicionales
50%

Café, cacao, azúcar,


40% goma, castaña y
algodón
Soya y derivados
30%

Hidrocarburos
20%

10% Minerales

0%
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002

Fuente: INE

104
ANEXO DE
CUADROS
ESTADISTICOS

105
CUADRO 1
CARTERA VIGENTE DEL SISTEMA FINANCIERO BOLIVIANO
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %


Ba ncos Come rciales 3,185,312,298 4,023,610,554 26 3,786,706,411 -6 3,174,731,349 -16 2,457,902,489 -23 2,116,345,067 -14
Mutuale s 256,088,350 283,360,033 11 286,213,008 1 280,245,985 -2 250,483,287 -11 241,218,292 -4
Coopera tivas 170,559,891 186,246,537 9 171,155,556 -8 185,671,985 8 169,386,679 -9 154,682,323 -9
Total BS y FFP de microfinanzas 111,253,635 132,252,099 19 152,590,236 15 164,879,002 8 184,840,275 12 214,990,179 16
BancoSol 61,791,594 70,720,936 14 76,501,722 8 68,207,675 -11 69,058,565 1 74,031,067 7
Total FFP de microfina nzas 49,462,041 61,531,163 24 76,088,514 24 96,671,327 27 115,781,710 20 140,959,112 22
Los Ande s 19,742,248 26,946,996 36 33,510,250 24 43,182,639 29 48,094,588 11 60,974,244 27
FIE 11,800,545 13,870,139 18 17,366,039 25 20,687,485 19 25,155,520 22 32,490,270 29
EcoFuturo - - 3,442,835 10,356,652 201 11,111,085 7 5,819,463 -48
PRODEM 17,919,248 20,714,029 16 21,769,391 5 22,444,551 3 31,420,518 40 41,675,134 33
Total otras FFP 88,387,353 109,088,924 23 47,920,919 -56 24,408,863 -49 19,043,073 -22 32,865,631 73
Fortaleza 14,453,070
Acce so 64,098,316 75,020,387 17 22,062,552 -71 3,308,013 -85 92,472 -97 45,817 -50
Fassil 13,814,537 19,031,701 38 15,700,996 -18 12,755,124 -19 7,839,516 -39 4,326,188 -45
Fondo de la Comunidad 10,474,500 15,036,836 44 10,157,371 -32 8,345,727 -18 11,111,085 33 14,040,556 26
ONG 37,663,787 51,570,715 37 57,241,812 11 57,716,707 1 58,716,304 2 67,667,551 15
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

106
CUADRO 2
CARTERA EN MORA DEL SISTEMA FINANCIERO BOLIVIANO
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %


Bancos Comercia le s 122,517,252 194,128,310 58 266,273,955 37 415,328,845 56 513,630,802 24 462,656,267 -10
Mutua le s 29,541,213 28,707,007 -3 29,628,663 3 35,799,683 21 45,389,692 27 40,961,735 -10
Coope ra tivas 17,941,018 19,713,274 10 29,097,815 48 38,507,371 32 38,285,747 -1 21,204,438 -45
Tota l BS y FFP de microfinanza s 2,627,642 8,704,619 231 10,777,169 24 16,670,400 55 22,520,872 35 14,941,619 -34
Ba ncoSol 1,294,644 3,347,105 159 5,771,661 72 9,595,070 66 11,896,017 24 6,652,933 -44
Tota l FFP de microfina nzas 1,332,998 5,357,514 302 5,005,508 -7 7,075,330 41 10,624,855 50 8,288,686 -22
Los Ande s 688,322 1,666,920 142 2,342,203 41 3,577,214 53 4,393,111 23 3,074,495 -30
FIE 326,904 216,603 -34 1,153,603 433 1,771,221 54 2,081,432 18 2,067,282 -1
EcoFuturo - - 0 597,799 1,785,894 801,529 -55
PRODEM 317,772 3,473,991 993 1,509,702 -57 1,129,096 -25 2,364,417 109 2,345,379 -1
Tota l otra s FFP 17,369,935 21,252,539 22 14,261,515 -33 6,574,025 -54 6,274,656 -5 5,188,733 -17
Forta le za 1,233,641
Acce so 16,029,832 17,689,249 10 10,346,395 -42 2,124,961 -79 1,909,782 -10 0 -100
Fa ssil 1,193,956 2,694,121 126 2,510,999 -7 2,654,001 6 2,109,997 -20 2,538,888 20
Fondo de la Comunida d 146,147 869,169 495 1,404,121 62 1,795,063 28 2,254,877 26 1,416,204 -37
ONG 1,854,839 2,373,203 28 4,146,597 75 6,675,925 61 8,036,581 20 10,419,234 30
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

107
CUADRO 3
CARTERA BRUTA DEL SISTEMA FINANCIERO BOLIVIANO
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %*


Bancos Comerciales 3,307,829,549 4,217,738,864 28 4,052,980,366 -4 3,590,060,194 -11 2,971,533,291 -17 2,579,001,333 -13
Mutuale s 285,629,563 312,067,040 9 315,841,671 1 316,045,668 0 295,872,979 -6 282,180,027 -5
Cooperativas 188,500,910 205,959,811 9 200,253,371 -3 224,179,356 12 207,672,426 -7 175,886,760 -15
Tota l BS y FFP de microfinza s 113,881,277 140,956,718 24 163,367,406 16 181,549,401 11 207,361,147 14 229,931,797 11
BancoSol 63,086,238 74,068,041 17 82,273,383 11 77,802,744 -5 80,954,582 4 80,684,000 0
Total FFP de microfina nzas 50,795,039 66,888,677 32 81,094,022 21 103,746,657 28 126,406,565 22 149,247,797 18
Los Ande s 20,430,570 28,613,915 40 35,852,453 25 46,759,853 30 52,487,699 12 64,048,740 22
FIE 12,127,449 14,086,742 16 18,519,641 31 22,458,706 21 27,236,952 21 34,557,553 27
EcoFuturo - - 3,442,835 10,954,451 218 12,896,979 18 6,620,992 -49
PRODEM 18,237,020 24,188,020 33 23,279,093 -4 23,573,647 1 33,784,935 43 44,020,514 30
Total FFP de consumo 105,757,288 130,341,463 23 62,182,434 -52 30,982,888 -50 25,317,729 -18 38,054,365 50
Fortale za 15,686,711
Acceso 80,128,149 92,709,636 16 32,408,947 -65 5,432,974 -83 2,002,254 -63 45,817 -98
Fassil 15,008,493 21,725,822 45 18,211,995 -16 15,409,125 -15 9,949,513 -35 6,865,076 -31
Fondo de la Comunida d 10,620,647 15,906,005 50 11,561,492 -27 10,140,790 -12 13,365,962 32 15,456,760 16
ONG 39,518,626 53,943,918 37 61,388,409 14 64,392,632 5 66,752,885 4 78,086,785 17
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

108
CUADRO 4
CARTERA VIGENTE POR ORGANIZACION DE MICROFINANZAS
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %*


BancoSol 61,791,594 70,720,936 14 76,501,722 8 68,207,675 -11 69,058,565 1 74,031,067 7
Los Andes 19,742,248 26,946,996 36 33,510,250 24 43,182,639 29 48,094,588 11 60,974,244 27
FIE 11,800,545 13,870,139 18 17,366,039 25 20,687,485 19 25,155,520 22 32,490,270 29
EcoFuturo - - 3,442,835 10,356,652 201 11,111,085 7 5,819,463 -48
PRODEM 17,919,248 20,714,029 16 21,769,391 5 22,444,551 3 31,420,518 40 41,675,134 33
Fortaleza 14,453,070
Acceso 64,098,316 75,020,387 17 22,062,552 -71 3,308,013 -85 92,472 -97 45,817 -50
Fassil 13,814,537 19,031,701 38 15,700,996 -18 12,755,124 -19 7,839,516 -39 4,326,188 -45
Fondo de la Comunidad 10,474,500 15,036,836 44 10,157,371 -32 8,345,727 -18 11,111,085 33 14,040,556 26
Cidre 882,467 2,764,047 213 3,212,109 16 2,651,148 -17 4,531,758 71 5,830,725 29
Dia conia FRIF - 4,282,493 4,734,995 11 5,395,073 14 4,932,901 -9 6,190,148 25
Funbodem 1,364,110 1,667,186 22 1,658,771 -1 2,273,133 37 1,620,515 -29 2,414,745 49
Ide pro 4,865,012 7,057,404 45 7,501,023 6 5,458,581 -27 4,510,877 -17 4,221,334 -6
ProMujer 2,320,720 2,126,251 -8 2,187,039 3 3,446,871 58 3,817,142 11 4,515,767 18
Ane d 5,532,574 6,117,836 11 6,747,492 10 6,664,726 -1 7,070,864 6 8,545,527 21
Agrocapital 10,376,789 11,354,283 9 12,165,452 7 10,053,023 -17 8,719,095 -13 10,010,745 15
Cre cer 1,326,863 2,068,009 56 2,834,837 37 3,525,661 24 4,388,668 24 5,775,951 32
Fades 6,104,563 8,563,807 40 9,869,475 15 10,907,574 11 11,724,331 7 11,344,222 -3
Fondeco 2,432,415 2,643,990 9 3,211,017 21 2,745,715 -14 3,433,896 25 4,521,794 32
Sartaw i 2,458,274 2,925,409 19 3,119,602 7 4,595,202 47 3,966,257 -14 4,296,593 8
Total ONG 37,663,787 51,570,715 37 57,241,812 11 57,716,707 1 58,716,304 2 67,667,551 15
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

109
CUADRO 5
CARTERA EN MORA POR ORGANIZACION DE MICROFINANZAS
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %*


BancoSol 1,294,644 3,347,105 159 5,771,661 72 9,595,070 66 11,896,017 24 6,652,933 -44
Los Andes 688,322 1,666,920 142 2,342,203 41 3,577,214 53 4,393,111 23 3,074,495 -30
FIE 326,904 216,603 -34 1,153,603 433 1,771,221 54 2,081,432 18 2,067,282 -1
EcoFuturo - - 0 597,799 1,785,894 801,529
PRODEM 317,772 3,473,991 993 1,509,702 -57 1,129,096 -25 2,364,417 109 2,345,379 -1
Fortaleza 1,233,641
Acceso 16,029,832 17,689,249 10 10,346,395 -42 2,124,961 -79 1,909,782 -10 0 -100
Fassil 1,193,956 2,694,121 126 2,510,999 -7 2,654,001 6 2,109,997 -20 2,538,888 20
Fondo de la Comunidad 146,147 869,169 495 1,404,121 62 1,795,063 28 2,254,877 26 1,416,204 -37
Cidre 36,681 40,579 11 125,432 209 261,851 109 173,316 -34 78,812 -55
Dia conia FRIF - 153,234 239,147 56 459,342 92 401,927 -12 344,283 -14
Funbodem 49,766 65,049 31 179,731 176 202,689 13 698,034 244 318,853 -54
Ide pro 138,419 285,612 106 970,569 240 1,059,889 9 618,179 -42 886,325 43
ProMujer 15,587 73,701 373 9,534 -87 11,322 19 24,328 115 8,959 -63
Ane d 275,943 334,105 21 532,939 60 782,138 47 1,321,509 69 2,009,923 52
Agrocapital 237,957 381,536 60 1,025,829 169 1,903,069 86 1,871,500 -2 1,615,317 -14
Cre cer 7,007 49,136 601 7,481 -85 12,127 62 16,153 33 31,560 95
Fades 407,088 483,580 19 543,236 12 762,182 40 1,433,217 88 3,651,461 155
Fondeco 584,276 339,427 -42 312,024 -8 800,909 157 731,201 -9 580,007 -21
Sartaw i 102,115 167,244 64 200,675 20 420,407 109 747,217 78 893,734 20
Total ONG 1,854,839 2,373,203 28 4,146,597 75 6,675,925 61 8,036,581 20 10,419,234 30
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

110
CUADRO 6
CARTERA BRUTA POR ORGANIZACION DE MICROFINANZAS
(en dólares y tasas anuales de crecimiento)

Dic.97 Dic.98 % Dic.99 % Dic.00 % Dic.01 % Dic.02 %*


BancoSol 63,086,238 74,068,041 17 82,273,383 11 77,802,744 -5 80,954,582 4 80,684,000 0
Los Andes 20,430,570 28,613,915 40 35,852,453 25 46,759,853 30 52,487,699 12 64,048,740 22
FIE 12,127,449 14,086,742 16 18,519,641 31 22,458,706 21 27,236,952 21 34,557,553 27
EcoFuturo - - 3,442,835 10,954,451 218 12,896,979 18 6,620,992 -49
PRODEM 18,237,020 24,188,020 33 23,279,093 -4 23,573,647 1 33,784,935 43 44,020,514 30
Fortaleza 15,686,711
Acceso 80,128,149 92,709,636 16 32,408,947 -65 5,432,974 -83 2,002,254 -63 45,817 -98
Fassil 15,008,493 21,725,822 45 18,211,995 -16 15,409,125 -15 9,949,513 -35 6,865,076 -31
Fondo de la Comunidad 10,620,647 15,906,005 50 11,561,492 -27 10,140,790 -12 13,365,962 32 15,456,760 16
Cidre 919,148 2,804,626 205 3,337,541 19 2,912,999 -13 4,705,074 62 5,909,536 26
Dia conia FRIF - 4,435,727 4,974,142 12 5,854,415 18 5,334,828 -9 6,534,430 22
Funbodem 1,413,876 1,732,235 23 1,838,502 6 2,475,822 35 2,318,549 -6 2,733,597 18
Ide pro 5,003,431 7,343,016 47 8,471,592 15 6,518,470 -23 5,129,056 -21 5,107,659 0
ProMujer 2,336,307 2,199,952 -6 2,196,573 0 3,458,193 57 3,841,470 11 4,524,725 18
Ane d 5,808,517 6,451,941 11 7,280,431 13 7,446,864 2 8,392,373 13 10,555,449 26
Agrocapital 10,614,746 11,735,819 11 13,191,281 12 11,956,092 -9 10,590,595 -11 11,626,063 10
Cre cer 1,333,870 2,117,145 59 2,842,318 34 3,537,788 24 4,404,821 25 5,807,511 32
Fades 6,511,651 9,047,387 39 10,412,711 15 11,669,756 12 13,157,548 13 14,995,683 14
Fondeco 3,016,691 2,983,417 -1 3,523,041 18 3,546,624 1 4,165,097 17 5,101,801 22
Sartaw i 2,560,389 3,092,653 21 3,320,277 7 5,015,609 51 4,713,474 -6 5,190,327 10
Total ONGs 39,518,626 53,943,918 37 61,388,409 14 64,392,632 5 66,752,885 4 78,086,785 17
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural

111
CUADRO 7
NUM ERO DE CLIENT ES DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS SEGUN GENERO
AÑO
ENTIDAD 1999 2000
1996 1997 1998
Hombre s % Muje re s % TOTAL Hombre s % Muje re s % TOTAL
FISCALIZADAS 200,964 261,365 265,294 139,916 53 122,134 47 262,050 88,438 44 111,176 55 201,007
BancoSol 71,749 76,216 81,555 25,385 35 47,688 65 73,073 23,151 38 37,825 62 60,976
FFP 129,215 185,149 183,739 114,531 61 74,446 39 188,977 65,287 47 73,351 52 140,031
FFP de Microfinanzas 62,596 88,210 95,470 63,933 62 39,127 38 103,060 50,216 47 56,529 53 106,745
Caja Los Andes 21,566 27,876 30,317 16,557 45 19,962 55 36,519 20,749 49 21,894 51 42,643
FIE 14,039 22,086 18,431 10,167 42 13,947 58 24,114 10,573 45 12,829 55 23,402
EcoFuturo - - - 2,208 47 2,515 53 4,723 7,151 49 7,453 51 14,604
PRODEM 26,991 38,248 46,722 35,001 93 2,703 7 37,704 11,743 45 14,353 55 26,096
Otras FFP 66,619 96,939 88,269 50,598 59 35,319 41 85,917 15,071 45 16,822 51 33,286
Fortaleza
Fassil 4,106 13,673 16,764 12,710 48 13,751 52 26,461 9,455 40 14,038 60 23,493
Fondo de la Comunidad 204 859 1,316 - - - - - 1,393
Acceso 62,309 82,407 70,189 37,888 64 21,568 36 59,456 5,616 67 2,784 33 8,400
ONG 83,767 107,390 138,916 85,572 55 70,906 45 156,478 64,126 42 88,542 58 152,668
Cidre 362 407 565 4,484 82 974 18 5,458 4,235 80 1,043 20 5,278
Diaconía-FRIF - - 8,020 5,936 65 3,244 35 9,180 7,529 67 3,684 33 11,213
Funbodem 408 1,237 1,358 - - 1,644 100 1,644 319 13 2,213 87 2,532
Idepro 7,721 10,096 14,538 4,180 31 9,123 69 13,303 3,063 37 5,250 63 8,313
ProMujer 7,640 14,226 16,669 945 5 17,974 95 18,919 1,193 5 22,673 95 23,866
Aned 27,387 34,731 41,803 30,371 68 14,452 32 44,823 25,596 66 13,246 34 38,842
Agrocapital - 4,028 4,436 4,523 100 - - 4,523 2,179 61 1,417 39 3,596
Crecer 6,324 8,501 12,863 406 2 18,921 98 19,327 165 1 24,519 99 24,684
Fades 19,800 23,253 26,962 27,905 100 - - 27,905 13,456 60 8,970 40 22,426
Fondeco 9,990 5,142 5,121 3,855 68 1,838 32 5,693 3,541 47 3,950 53 7,491
Sartawi 4,135 5,769 6,581 2,967 52 2,736 48 5,703 2,850 64 1,577 36 4,427
TOTAL SIN COOPERATIVAS 284,731 368,755 404,210 225,488 54 193,040 46 418,528 152,564 43 199,718 56 353,675
COOPERATIVAS 49,808 59,327 61,436 - - - - 80,464 - - - - 88,039
Jesús Nazareno 12,041 13,954 12,671 20,524 22,914
San Martín de Porres 9,724 12,450 11,893 16,868 12,597
Fátima 5,728 6,952 6,909 8,709 8,050
La Merced 3,838 5,524 6,277 8,618 8,441
San Pedro 1,972 2,602 2,555 3,756 3,348
Loyola 1,573 1,709 1,891 1,632 1,559
Catedral de Tarija 2,627 3,248 3,368 - 5,527
Hospicio 1,942 2,116 2,128 4,887 3,252
San Luis 1,914 0 3,242 4,021 -
San Antonio 1,717 1,798 1,776 2,297 2,342
Pío X 1,758 1,979 1,961 2,076 2,536
Financiacoop 838 1,684 - 4,688
El Chorolque - - - - -
El Churqui 599 967 - 1,371 -
Inca Huasi 1,324 1,462 1,461 1,493 1,588
Montero 1,502 1,911 1,760 2,092 1,791
Quillacollo 880 1,157 1,128 1,280 1,456
San José de Punata 669 660 732 840 1,101
Monseñor Gaínza 2,328
Educadores Gran Chaco 2,663
Comarapa 733
San Mateo 1,125
Trinidad
San Roque
San Joaquin
Magisterio Rural
San Jose de Bermejo
Catedral de Potosi
Trapetrol Oriente
Madre y Maestra
San Francisco Solano
TOTAL ENTIDADES 334,539 428,082 465,646 498,992 441,714
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural
Nota: el total de cooperativas no incluye algunas cooperativas para las cuales no se encontraron datos. Por esta razón se incluye un subtotal sin cooperativas
Nota: datos tomados de Superintendencia no distinguen por género.
Nota:los datos para Ecofuturo y Fie en 1991 se toman de la Super deb ido a error en Finrural. Por eso no hay distinción por genero. En el caso de Ecofuturo se asigna a
a urbano dado que Ecofutura era predominantemente urbano

112
CUADRO 7 (continuación)
NUM ERO DE CLIENT ES DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS SEGUN GENERO

ENTIDAD 2001 2002


Hombres % Mujeres % TOTAL Hombres % Mujeres % TOTAL
FISCALIZADAS 58,547 37 71,612 45 158,573 81,823 47 90,969 53 172,792
BancoSol 21,353 40 32,458 60 53,811 22,223 43 29,178 57 51,401
FFP 37,194 36 39,154 37 104,762 59,600 49 61,791 51 121,391
FFP de Microfinanzas 33,234 35 32,372 34 94,020 53,115 50 52,999 50 106,114
Caja Los Andes 20,943 49 22,129 51 43,072 24,298 48 26,775 52 51,073
FIE nd nd 21,864 14,034 53 12,434 47 26,468
EcoFuturo - - 6,550 3,017 4,170 7,187
PRODEM 12,291 55 10,243 45 22,534 11,766 55 9,620 45 21,386
Otras FFP 3,960 37 6,782 63 10,742 6,485 42 8,792 58 15,277
Fortaleza 1,971 965 2,936
Fassil 3,960 37 6,782 63 10,742 4,514 37 7,827 63 12,341
Fondo de la Comunidad - - - - - -
Acceso - - - - - -
ONG 50,375 34 97,442 66 147,817 53,186 33 109,352 67 162,538
Cidre 423 15 2,318 85 2,741 3,137 85 555 15 3,692
Diaconía-FRIF 6,732 64 3,745 36 10,477 8,428 53 7,512 47 15,940
Funbodem 678 24 2,132 76 2,810 1,178 33 2,360 67 3,538
Idepro 1,722 37 2,888 63 4,610 - - -
ProMujer 1,295 5 26,187 95 27,482 1,552 5 29,983 95 31,535
Aned 18,695 56 14,489 44 33,184 18,674 54 15,636 46 34,310
Agrocapital 1,853 62 1,145 38 2,998 2,057 63 1,224 37 3,281
Crecer - - 30,989 100 30,989 - - 40,142 100 40,142
Fades 13,604 65 7,325 35 20,929 13,225 65 7,119 35 20,344
Fondeco 3,333 39 5,128 61 8,461 3,023 44 3,871 56 6,894
Sartawi 2,040 65 1,096 35 3,136 1,912 67 950 33 2,862
TOTAL SIN COOPERATIVAS 108,922 36 169,054 55 306,390 135,009 40 200,321 60 335,330
COOPERATIVAS 21,739 23 19,313 21 93,917 10,933 18 7,326 12 60,800
Jesús Nazareno 7,442 59 5,271 41 12,713 0 0 10,846
San Martín de Porres 3,045 44 3,915 56 6,960 4,404 61 2,763 39 7,167
Fátima - - 7,381 - - 4,470
La Merced - - 7,994 - - -
San Pedro - - 3,115 - - 2,948
Loyola - - 1,655 - - 1,562
Catedral de Tarija - - 4,643 - - -
Hospicio 1,814 66 919 34 2,733 1,545 75 506 25 2,051
San Luis - - - - - -
San Antonio - - 2,152 - - 1,292
Pío X - - 2,422 - - 1,513
Financiacoop 4,292 100 0 0 4,292 0 0 -
El Chorolque 1,517 20 6,055 80 7,572 1,718 53 1,518 47 3,236
El Churqui 656 56 506 44 1,162 620 59 432 41 1,052
Inca Huasi 1,639 1,729
Montero - - 1,906 - - 708
Quillacollo 1,484 1,374
San José de Punata 1,503 1,220
Monseñor Gaínza 2,450 1,626
Educadores Gran Chaco 2,541 1,776
Comarapa 908 754
San Mateo 1,042 1,040
Trinidad 740 49 768 51 1,508 849 50 847 50 1,696
San Roque 1,377 57 1,045 43 2,422 1,320 59 925 41 2,245
San Joaquin 924 945
Magisterio Rural 1,973 2,373
San Jose de Bermejo 1,609 1,564
Catedral de Potosi 997 1,023
Trapetrol Oriente 4,527 3,778
Madre y Maestra 438 53 390 47 828 477 59 335 41 812
San Francisco Solano 418 48 444 52 862 - - -
T OTAL ENTIDADES 130,661 33 188,367 47 400,307 145,942 37 207,647 52 396,130

113
CUADRO 8
NUM ERO DE CLIENT ES URBANOS DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS SEGUN GENERO
AÑO
ENTIDAD 1999 2000
1996 1997 1998
Hombre s % Muje re s % TOTAL Hombre s % Muje re s % TOTAL
FISCALIZADAS 173,973 223,117 218,572 100,291 46 117,691 53 220,079 70,834 42 94,584 57 166,811
BancoSol 71,749 76,216 81,555 25,385 35 47,688 65 73,073 20,834 38 34,043 62 54,877
FFP 102,224 146,901 137,017 74,906 51 70,003 48 147,006 50,000 45 60,541 54 111,934
FFP de microfinanzas 35,605 49,962 48,748 24,308 41 34,684 59 58,992 34,929 44 43,719 56 78,648
Caja Los Andes 21,566 27,876 30,317 13,047 41 18,742 59 31,789 16,480 45 20,434 55 36,914
FIE 14,039 22,086 18,431 10,167 42 13,947 58 24,114 10,573 45 12,829 55 23,402
EcoFuturo 1,094 35 1,995 65 3,089 3,856 41 5,543 59 9,399
PRODEM - 4,020 4,913 8,933
Otras FFP 66,619 96,939 88,269 50,598 57 35,319 40 88,014 15,071 45 16,822 51 33,286
Fortaleza
Fassil 4,106 13,673 16,764 12,710 48 13,751 52 26,461 9,455 40 14,038 60 23,493
Fondo de la Comunidad 204 859 1,316 - - 2,097 - - 1,393
Acceso 62,309 82,407 70,189 37,888 64 21,568 36 59,456 5,616 67 2,784 33 8,400
ONG 16,131 25,966 40,977 9,372 23 31,904 77 41,276 8,842 21 32,724 79 41,566
Cidre 362 407 392 288 84 53 16 341
Diaconía-FRIF 8,020 3,335 61 2,126 39 5,461 4,267 62 2,588 38 6,855
Funbodem 408 1,237 1,358 - 0 1,644 100 1,644 319 13 2,213 87 2,532
Idepro 7,721 10,096 14,538 4,180 31 9,123 69 13,303 3,063 37 5,250 63 8,313
ProMujer 7,640 14,226 16,669 945 5 17,974 95 18,919 1,193 5 22,673 95 23,866
Sartawi 624 39 984 61 1,608
Fades
Agrocapital
TOTAL SIN COOPERATIVAS 190,104 249,083 259,549 109,663 42 149,595 57 261,355 79,676 38 127,308 61 208,377
COOPERATIVAS (1) 45,433 54,137 56,355 - - 78,262 - - 76,064
Jesús Nazareno 12,041 13,954 12,671 20,524 22,914
San Martín de Porres 9,724 12,450 11,893 16,868 12,597
Fátima 5,728 6,952 6,909 8,709 8,050
La Merced 3,838 5,524 6,277 8,618 8,441
San Pedro 1,972 2,602 2,555 3,756 3,348
Loyola 1,573 1,709 1,891 1,632 1,559
Catedral de Tarija 2,627 3,248 3,368 5,527
Hospico 1,942 2,116 2,128 4,887 3,252
San Luis 1,914 3,242 4,021
San Antonio 1,717 1,798 1,776 2,297 2,342
Pío X 1,758 1,979 1,961 2,076 2,536
Financiacoop 838 1,684 2,716 4,688
El Chorolque 787 810
El Churqui 599 967 - 1,371
Trinidad
San Roque
Madre y Maestra
TOTAL ENTIDADES 235,537 303,220 315,904 339,617 284,441
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural
(1) La clasificación urbana rural para cooperativas en 1998 sigue la asignación en urbanas y rurales de los otros años. No se distingue por género en 1999 y 2000.
Nota: el total de cooperativas no incluye algunas cooperativas para las cuales no se encontraron datos. Por esta razón se incluye un subtotal sin cooperativas

114
CUADRO 8 (continuación)
# DE CLIENT ES URBANOS DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS POR GENERO
A ÑO
ENTIDAD 2001 2002
Hombre s % Mujere s % TOTAL Hombre s % Mujere s % TOTAL
FISCALIZADAS 41,409 32 59,572 46 129,395 65,782 45 79,188 55 144,970
BancoSol 19,032 39 29,494 61 48,526 19,787 43 26,447 57 46,234
FFP 22,377 28 30,078 37 80,869 45,995 47 52,741 53 98,736
FFP de microfinanzas 19,000 26 24,307 34 71,721 40,292 45,179 85,471
Caja Los Andes 15,844 44 20,146 56 35,990 19,096 24,570 43,666
FIE nd ##### nd ##### 21,864 14,034 12,434 26,468
EcoFuturo - - - - 6,550 3,017 4,170 7,187
PRODEM 3,156 4,161 7,317 4,145 4,005 8,150
Otras FFP 3,377 37 5,771 63 9,148 5,703 7,562 13,265
Fortaleza 1,971 965 2,936
Fassil 3,377 37 5,771 63 9,148 3,732 6,597 10,329
Fondo de la Comunidad - - - - -
Acceso - - - - - -
ONG 10,650 23 35,565 77 46,215 12,436 23 40,875 77 53,311
Cidre 15 75 5 25 20 34 8 42
Diaconía-FRIF 4,525 61 2,891 39 7,416 6,977 6,887 13,864
Funbodem 678 24 2,132 76 2,810 1,178 2,360 3,538
Idepro 1,722 37 2,888 63 4,610 - - -
ProMujer 1,295 5 26,187 95 27,482 1,552 29,983 31,535
Sartawi - - - - - -
Fades 1,898 65 1,022 35 2,920 2,056 1,107 3,163
Agrocapital 517 54 440 46 957 639 530 1,169
TOTAL SIN COOPERATIVAS 52,059 30 95,137 54 175,610 78,218 39 120,063 61 198,281
COOPERATIVAS (1) 16,456 53 14,591 47 31,047 6,779 61 4,373 39 11,152
Jesús Nazareno 6,802 59 4,748 41 11,550 - - -
San Martín de Porres 1,651 38 2,650 62 4,301 2,799 1,865 4,664
Fátima - - - -
La Merced - - - -
San Pedro - - - -
Loyola - - - -
Catedral de Tarija - - - -
Hospico 1,022 68 482 32 1,504 1,121 321 1,442
San Luis - - - -
San Antonio - - - -
Pío X - - - -
Financiacoop 4,292 100 - 0 4,292 -
El Chorolque 338 4,690 5,028 392 285 677
El Churqui 656 56 506 44 1,162 620 432 1,052
Trinidad 420 49 440 51 860 485 467 952
San Roque 837 55 685 45 1,522 885 668 1,553
Madre y Maestra 438 53 390 47 828 477 335 812
TOTAL ENTIDADES 68,515 33 109,728 53 206,657 72,561 46 83,561 54 156,122

115
CUADRO 9
NUM ERO DE CLIENT ES RURALES DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS SEGUN GENERO
AÑO
ENTIDAD 1999 2000
1996 1997 1998
Hombres % Mujere s % TOTAL Hombres % Mujere s % TOTAL
FISCALIZADAS 26,991 38,248 46,722 39,625 90 4,443 10 44,068 17,604 51 16,592 49 34,196
BancoSol - 2,317 38 3,782 62 6,099
FFP 26,991 38,248 46,722 39,625 90 4,443 10 44,068 15,287 54 12,810 46 28,097
FFP de Microfinanzas 26,991 38,248 46,722 39,625 90 4,443 10 44,068 15,287 54 12,810 46 28,097
EcoFuturo 1,114 68 520 32 1,634 3,295 63 1,910 37 5,205
Caja Los Andes 3,510 74 1,220 26 4,730 4,269 75 1,460 25 5,729
PRODEM 26,991 38,248 46,722 35,001 93 2,703 7 37,704 7,723 45 9,440 55 17,163

Otras FFP - - - - - - - - -
Fortaleza
Fassil - - - -
Fondo de la Comunidad - - - -
Acceso - - - -
ONG 67,636 81,424 97,939 76,200 66 39,002 34 115,202 55,284 50 55,818 50 111,102
Cidre 173 4,196 82 921 18 5,117 4,235 80 1,043 20 5,278
Diaconía-FRIF 2,601 70 1,118 30 3,719 3,262 75 1,096 25 4,358
Aned 27,387 34,731 41,803 30,371 68 14,452 32 44,823 25,596 66 13,246 34 38,842
Agrocapital - 4,028 4,436 4,523 100 - - 4,523 2,179 61 1,417 39 3,596
Crecer 6,324 8,501 12,863 406 2 18,921 98 19,327 165 1 24,519 99 24,684
Fades 19,800 23,253 26,962 27,905 100 - - 27,905 13,456 60 8,970 40 22,426
Fondeco 9,990 5,142 5,121 3,855 68 1,838 32 5,693 3,541 47 3,950 53 7,491
Sartawi 4,135 5,769 6,581 2,343 57 1,752 43 4,095 2,850 64 1,577 36 4,427
TOTAL SIN COOPERATIVAS 94,627 119,672 144,661 115,825 73 43,445 27 159,270 72,888 50 72,410 50 145,298
COOPERATIVAS (1) 4,375 5,190 5,081 - - 7,842 - - 15,115
Inca Huasi 1,324 1,462 1,461 1,493 1,588
Montero 1,502 1,911 1,760 2,092 1,791
Quillacollo 880 1,157 1,128 1,280 1,456
San José de Punata 669 660 732 840 1,101
Monseñor Gaínza 2,328
Educadores Gran Chaco 2,663
El Chorolque 2,137 2,330
Comarapa 733
San Mateo 1,125
Financiacoop
Hospicio
Jesús Nazareno
San Martín de Porres
Trnidad
San Francisco Solano
San Roque
TOTAL ENTIDADES 99,002 124,862 149,742 167,112 160,413
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural
(1) La clasificación urbana rural para cooperativas en 1998 sigue la asignación en urbanas y rurales de los otros años. No se distingue por género en 1999 y 2000.
Nota: el total de cooperativas no incluye algunas cooperativas para las cuales no se encontraron datos. Por esta razón se incluye un subtotal sin cooperativas

116
CUADRO 9 (continuación)
# DE CLIENT ES RURALES DE LAS ORGANIZACIONES DE M ICROFINANZAS POR GENERO

ENTIDAD 2001 2002


Hom bre s % Mujere s % TOTAL Hom bre s % Mujere s % TOTAL
FISCALIZADAS 17,138 59 12,040 41 29,178 16,041 58 11,781 42 27,822
BancoSol 2,321 44 2,964 56 5,285 2,436 47 2,731 53 5,167
FFP 14,817 62 9,076 38 23,893 13,605 60 9,050 40 22,655
FFP de Microfinanzas 14,234 64 8,065 36 22,299 12,823 62 7,820 38 20,643
EcoFuturo - - - - - -
Caja Los Andes 5,099 72 1,983 28 7,082 5,202 70 2,205 30 7,407
PRODEM 9,135 60 6,082 40 15,217 7,621 58 5,615 42 13,236
- - -
Otras FFP 583 1,011 1,594 782 39 1,230 61 2,012
Fortaleza
Fassil 583 1,011 1,594 782 39 1,230 61 2,012
Fondo de la Comunidad - - - - - -
Acceso - - - - - -
ONG 39,725 39 61,877 61 101,602 40,750 37 68,477 63 109,227
Cidre 408 15 2,313 85 2,721 3,103 85 547 15 3,650
Diaconía-FRIF 2,207 72 854 28 3,061 1,451 70 625 30 2,076
Aned 18,695 56 14,489 44 33,184 18,674 54 15,636 46 34,310
Agrocapital 1,336 65 705 35 2,041 1,418 67 694 33 2,112
Crecer - - 30,989 100 30,989 - - 40,142 100 40,142
Fades 11,706 65 6,303 35 18,009 11,169 65 6,012 35 17,181
Fondeco 3,333 39 5,128 61 8,461 3,023 44 3,871 56 6,894
Sartawi 2,040 65 1,096 35 3,136 1,912 67 950 33 2,862
TOTAL SIN COOPERATIVAS 56,863 43 73,917 57 130,780 56,791 41 80,258 59 137,049
COOPERATIVAS (1) 6,175 53 5,450 47 11,625 4,154 58 2,953 42 7,107
Inca Huasi - - - -
Montero - - 0 0
Quillacollo - - - -
San José de Punata 440 49 452 51 892 0
Monseñor Gaínza - - - -
Educadores Gran Chaco - - - -
El Chorolque 1,179 46 1,365 54 2,544 1,326 52 1,233 48 2,559
Comarapa 452 276 728 0
San Mateo - - - -
Financiacoop - - 0 0
Hospicio 792 64 437 36 1,229 424 70 185 30 609
Jesús Nazareno 640 55 523 45 1,163 - 0 - 0
San Martín de Porres 1,394 52 1,265 48 2,659 1,605 64 898 36 2,503
Trnidad 320 49 328 51 648 364 49 380 51 744
San Francisco Solano 418 48 444 52 862 0
San Roque 540 60 360 40 900 435 63 257 37 692
TOTAL ENTIDADES 63,038 79,367 142,405 60,945 42 83,211 58 144,156

117
CUADRO 10
RED DE AGENCIAS DE MICROFINANZAS SEGUN URBANO Y RURAL
AÑO
ENTIDAD
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb Rural Urb
REGULADAS 1 14 7 26 18 40 27 46 32 64 35 79 48 86 51 89 50 111 43 95 44 114
BancoSol 10 21 33 36 4 33 3 35 8 37 6 37 9 35 0 33 0 34
FFP 1 4 7 5 18 7 27 10 28 31 32 44 40 49 45 52 41 76 43 62 44 80
FFP de microfinanzas 1 4 7 5 18 7 27 10 28 26 32 34 39 37 44 41 41 70 42 56 43 67
Caja Los Andes 1 9 1 10 1 10 2 14 2 14 2 18 3 24
FIE 4 5 7 10 0 12 0 14 0 14 1 13 0 14 0 17 0 16
EcoFuturo 2 2 4 3 5 4 0 6
PRODEM 1 7 18 27 27 5 31 10 38 13 39 12 35 39 35 17 40 21
Otras FFP 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 0 10 1 12 1 11 0 6 1 6 1 13
Fortaleza 0 7
Fas s il 0 1 0 2 1 4 1 5 0 1 1 2 1 2
Fondo de la Comunidad 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1
Acces o 0 3 0 7 0 7 0 5 0 4 0 3 0 3

ONG 6 4 7 5 6 10 11 10 30 29 48 30 60 33 82 51 75 59 88 56 114 73
URBANAS 0 4 0 5 0 10 0 10 0 11 0 13 9 17 20 34 21 36 10 34 15 38
Cidre 1 1 1 1 0 1 0 1 1 1 7 1 8 1 0 1 11 1
Diaconía-FRIF 8 2 12 3 13 3 10 4 4 4
Funbodem 1 1 1 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1
Idepro 2 3 4 4 0 5 0 7 0 9 1 10 0 11 0 4 0 4
ProMujer 4 4 0 4 0 4 0 4 0 19 0 20 0 24 0 28
RURALES 6 0 7 0 6 0 11 0 30 18 48 17 51 16 62 17 54 23 78 22 99 35
Agrocapital 6 3 7 3 7 3 7 4 5 3 5 3
Aned 1 5 7 2 12 5 12 5 16 5 18 5 24 6 32 8
Crecer 2 0 5 0 5 1 7 1 4 9 3 11 6
Fades 13 14 13 5 13 5 19 3 15 4 26 3 40 4
Fondeco 3 3 1 1 2 1 2 1 3 1 5 1 6 2 6 3 11 2
Sartawi 3 4 4 5 6 1 10 3 11 1 8 4 8 4 8 4 0 12

COOPERATIVAS 9 6 9 6 9 6 9 8 30 37 41 45 43 53 43 55 39 45 35 46 40 49
Jes ús Nazareno** 1 5 1 9 3 9 3 10 3 10 3 11 3 11
San Martín de Porres ** 4 6 8 8 4 8 4 8 6 4 7 4 6 4
Fátima 0 5 0 6 0 7 0 7 0 7 0 4 0 4
La Merced 12 5 16 5 16 5 16 5 15 5 0 1
San Pedro 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 2 0 2
Loyola 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 2 1 3 1 3 1 1 1 2 1 2
Catedral de Tarija 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1
Hospicio** 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 0 1 2 1 2 1
San Luis 2 7 2 7 2 7 2 7 2 7 nd nd nd nd
San Antonio 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 2 0 3 1 1 1 1 1 1
Pío X 1 1 1 1 0 2 0 2 0 2 0 2 0 1 0 1 0 1
Inca Huasi 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1 1 0
Montero 1 0 1 0 1 0 1 0 3 0 5 0 5 0 5 0 3 0 3 0 2 0
Quillacollo 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0
Financiacoop** 0 1 0 1 0 1 0 5 0 5 0 4 1 6
San Jos é de Punata** 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1
El Churqui** 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1
Mons eñor Gaínza 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 2 0 2 0 1 0 2 1 2 1
Educadores del Chaco 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1 1 0
El Chorolque** 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 3 1 3 1 1 1 3 1 3 2
Comarapa** 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1
San Mateo 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0
Trapetrol Oriente 0 1 9 9
Trinidad** 4 1 4 1
Jis unu 4 1 *** ***
San Joaquín 0 1 0 1
Magis terio Rural 0 1 1 1
San Jos é de Berm ejo 0 1 0 1
San Roque 2 2
Madre y Maes tra 0 1
Catedral de Potosí 0 1 0 1
GRAN TOTAL 16 24 23 37 33 56 47 64 92 130 124 154 151 172 176 195 164 215 166 197 198 236
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras y Finrural
* Cooperativa San Luis no presenta datos en 2001 dado que la Superintendencia no publica sus datos y no es afiliada a Finrural.

118
CUADRO 11

Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 1999)

ENTIDAD
Agrope c Manufacturas Com ercio Servicios Vivie nda Consumo Otros Total
REGULADAS - 28,281,755 100,584,085 39,695,297 2,755,714 14,286,739 273,742 185,877,332
BancoSol - 5,623,295 62,121,602 11,772,774 2,755,714 - - 82,273,385
FFP - 22,658,460 38,462,483 27,922,523 - 14,286,739 273,742 103,603,947
FFP de microfinanzas - 18,313,226 27,080,118 7,112,967 - 223,686 253,008 52,983,005
Caja Los Andes - 7,417,180 18,317,160 6,004,768 - - 253,008 31,992,116
FIE - 10,896,046 6,291,710 1,108,199 - 223,686 - 18,519,641
EcoFuturo - - 2,471,248 - - - - 2,471,248
PRODEM - - - - - - - -
FFP de consumo - 4,345,234 11,382,365 20,809,556 - 14,063,053 20,734 50,620,942
Fassil - 3,223,697 7,966,233 629,383 - 6,392,682 - 18,211,995
Acceso - 1,121,537 3,416,132 20,180,173 - 7,670,371 20,734 32,408,947
ONG - 5,770,509 7,310,494 3,284,199 1,653,169 61,441 60,466 18,140,278
Cidre - 1,350,697 - - - - - 1,350,697
Diaconía-FRIF - 1,047,114 610,121 - 1,641,260 - 768 3,299,263
Funbodem - 367,700 790,556 588,321 - 55,155 36,770 1,838,502
Idepro - 2,379,308 4,213,959 1,878,325 - - - 8,471,592
ProMujer - 351,450 1,230,085 615,040 - - - 2,196,575
Sartawi - 274,240 465,773 202,513 11,909 6,286 22,928 983,649
COOPERATIVAS - 6,034,465 37,158,829 5,177,585 20,184,092 10,055,728 3,943,564 82,554,263
El Chorolque - 6,965 637,980 4,667 460,320 208,145 - 1,318,077
Financiacoop - - 5,325,609 - 1,190,134 1,176,535 1,554,869 9,247,147
Hospicio - 163,351 2,280,758 1,655,956 36,947 597,711 40,159 4,774,882
Jesús Nazareno - 2,780,938 21,544,045 3,315,648 12,754,571 4,653,596 1,565 45,050,363
San Martín de Porres - 1,906,542 6,876,473 - 4,666,889 2,888,409 1,623,933 17,962,246
San Roque - 712,375 16,548 - 776,553 190,978 716,806 2,413,260
Trinidad - 464,294 477,416 201,314 298,678 340,354 6,232 1,788,288
TOTAL ENTIDADES - 40,086,729 145,053,408 48,157,081 24,592,975 24,403,908 4,277,772 286,571,873
Fuente: Finrural
Nota: en 1999 agricultura se clasificaba dentro de Manufacturas

119
CUADRO 12

Cartera rural por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 1999)

ENTIDAD
Agrope c Ma nufa ctura s Com e rcio Se rvicios Vivie nda Consum o Otros Tota l

REGULADAS - 9,302,686 10,767,813 6,530,817 - - - 26,601,316


BancoSol - - - - - - - -
FFP - 9,302,686 10,767,813 6,530,817 - - - 26,601,316
FFP de microfinanzas - 9,302,686 10,767,813 6,530,817 - - - 26,601,316
Caja Los Andes - 3,860,338 - - - - - 3,860,338
EcoFuturo - - 971,587 - - - - 971,587
PRODEM - 5,442,348 9,796,226 6,530,817 - - - 21,769,391
ONG - 29,108,253 10,762,134 2,012,461 1,186,858 430,914 731,252 44,231,872
Agrocapital - 7,281,451 3,849,135 1,035,899 830,492 194,304 - 13,191,281
Aned - 5,872,888 737,423 189,359 204,597 232,279 43,884 7,280,430
Cidre - 1,512,837 - - - - 474,097 1,986,934
Crecer - 1,620,118 852,697 369,503 - - - 2,842,318
Diaconía-FRIF - 655,890 699,285 - 139,331 - 180,375 1,674,881
Fades - 7,138,225 3,153,619 120,866 - - - 10,412,710
Fondeco - 3,154,070 368,660 311 - - - 3,523,041
Sartawi - 1,872,774 1,101,315 296,523 12,438 4,331 32,896 3,320,277
COOPERATIVAS - 1,454,291 12,835,720 1,096,205 2,753,562 5,972,736 1,169,343 25,281,857
El Chorolque - 78,072 1,002,410 36,903 1,087,424 544,063 64,342 2,813,214
Hospicio - 143,767 1,141,545 799,433 64,818 - 200,774 2,350,337
Jesús Nazareno - 233,065 2,856,516 212,351 147,674 140,621 - 3,590,227
Monseñor Gaínza - 438,495 2,208,694 47,518 439,199 101,632 - 3,235,538
Montero - 268,088 1,089,082 - 445,809 1,157,039 - 2,960,018
San Martín de Porres - 10,689 4,532,941 - 528,472 4,019,108 700,378 9,791,588
San Roque - 282,115 4,532 - 40,166 10,273 203,849 540,935
TOTAL ENTIDADES - 39,865,230 34,365,667 9,639,483 3,940,420 6,403,650 1,900,595 96,115,045
Fuente: Finrural
Nota: en 1999 agricultura se clasificaba dentro de Manufacturas

120
CUADRO 13

Cartera total por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 1999)

ENTIDAD
Agrope c Ma nufa ctura s Com ercio Servicios Vivie nda Consumo Otros Tota l

REGULADAS - 37,584,441 111,351,898 46,226,114 2,755,714 14,286,739 273,742 212,478,648


BancoSol - 5,623,295 62,121,602 11,772,774 2,755,714 - - 82,273,385
FFP - 31,961,146 49,230,296 34,453,340 - 14,286,739 273,742 130,205,263
FFP de microfinanzas - 27,615,912 37,847,931 13,643,784 - 223,686 253,008 79,584,321
Caja Los Andes - 11,277,518 18,317,160 6,004,768 - - 253,008 35,852,454
FIE - 10,896,046 6,291,710 1,108,199 - 223,686 - 18,519,641
EcoFuturo - - 3,442,835 - - - - 3,442,835
PRODEM - 5,442,348 9,796,226 6,530,817 - - - 21,769,391
FFPs Consumo - 4,345,234 11,382,365 20,809,556 - 14,063,053 20,734 50,620,942
Fassil - 3,223,697 7,966,233 629,383 - 6,392,682 - 18,211,995
Acceso - 1,121,537 3,416,132 20,180,173 - 7,670,371 20,734 32,408,947
ONGs - 34,878,762 18,072,628 5,296,660 2,840,027 492,355 791,718 62,372,150
Diaconía-FRIF - 1,703,004 1,309,406 - 1,780,591 - 181,143 4,974,144
Funbodem - 367,700 790,556 588,321 - 55,155 36,770 1,838,502
Idepro - 2,379,308 4,213,959 1,878,325 - - - 8,471,592
ProMujer - 351,450 1,230,085 615,040 - - - 2,196,575
Agrocapital - 7,281,451 3,849,135 1,035,899 830,492 194,304 - 13,191,281
Aned - 5,872,888 737,423 189,359 204,597 232,279 43,884 7,280,430
Cidre - 2,863,534 - - - - 474,097 3,337,631
Crecer - 1,620,118 852,697 369,503 - - - 2,842,318
Fades - 7,138,225 3,153,619 120,866 - - - 10,412,710
Fondeco - 3,154,070 368,660 311 - - - 3,523,041
Sartawi - 2,147,014 1,567,088 499,036 24,347 10,617 55,824 4,303,926
COOPERATIVAS - 7,488,756 49,994,549 6,273,790 22,937,654 16,028,464 5,112,907 107,836,120
El Chorolque - 85,037 1,640,390 41,570 1,547,744 752,208 64,342 4,131,291
Financiacoop - - 5,325,609 - 1,190,134 1,176,535 1,554,869 9,247,147
Hospicio - 307,118 3,422,303 2,455,389 101,765 597,711 240,933 7,125,219
Jesús Nazareno - 3,014,003 24,400,561 3,527,999 12,902,245 4,794,217 1,565 48,640,590
San Martín de Porres - 1,917,231 11,409,414 - 5,195,361 6,907,517 2,324,311 27,753,834
San Roque - 994,490 21,080 - 816,719 201,251 920,655 2,954,195
Monseñor Gaínza - 438,495 2,208,694 47,518 439,199 101,632 - 3,235,538
Montero - 268,088 1,089,082 - 445,809 1,157,039 - 2,960,018
Trinidad - 464,294 477,416 201,314 298,678 340,354 6,232 1,788,288
TOTAL ENTIDADES - 79,951,959 179,419,075 57,796,564 28,533,395 30,807,558 6,178,367 382,686,918
Fuente: Finrural
Nota: en 1999 agricultura se clasificaba dentro de Manufacturas

121
CUADRO 14

Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2000)

ENTIDAD
Agrope c Ma nufa ctura s Com e rcio Se rvicios Vivie nda Consumo Otros Tota l

REGULADAS 2,469,499 29,151,370 87,087,730 36,140,509 1,023,829 8,455,003 8,789,265 173,117,205


BancoSol 642,410 9,276,827 35,106,894 17,730,769 - - 6,827,420 69,584,320
FFP 1,827,089 19,874,543 51,980,836 18,409,740 1,023,829 8,455,003 1,961,845 103,532,885
FFP de microfinanzas 1,826,476 19,757,255 40,817,277 17,942,349 28,481 1,364,199 954,749 82,690,786
Caja Los Andes - 8,165,259 22,823,644 10,894,524 8,026 - 344,589 42,236,042
FIE - 8,635,352 7,548,024 4,911,131 - 1,364,199 - 22,458,706
EcoFuturo 1,669,033 2,082,055 3,940,465 1,417 20,455 - - 7,713,425
PRODEM 157,443 874,589 6,505,144 2,135,277 - - 610,160 10,282,613
FFP de consumo 613 117,288 11,163,559 467,391 995,348 7,090,804 1,007,096 20,842,099
Fassil 613 117,288 11,163,559 467,391 995,348 1,657,830 1,007,096 15,409,125
Acceso - - - - - 5,432,974 - 5,432,974
ONG 418,913 3,190,671 6,630,339 3,637,435 2,489,360 210,162 - 16,576,880
Diaconía-FRIF - 1,071,146 912,811 - 2,140,437 - - 4,124,394
Funbodem 418,913 192,513 416,310 889,002 348,923 210,162 - 2,475,823
Idepro - 1,408,283 3,226,302 1,883,885 - - - 6,518,470
ProMujer - 518,729 2,074,916 864,548 - - - 3,458,193
COOPERATIVAS 1,970,935 4,430,302 28,377,784 11,072,863 17,306,677 17,251,754 3,289,681 83,699,996
El Chorolque 54,884 9,103 512,503 22,974 573,956 117,694 - 1,291,114
Financiacoop 608,204 2,045,347 3,897,182 5,735,748 1,857,782 100,682 222,725 14,467,670
Hospicio 110,232 70,231 1,072,585 1,034,557 59,146 244,991 307,053 2,898,795
Jesús Nazareno 597,935 1,049,811 15,761,381 3,757,286 10,823,987 13,857,132 - 45,847,532
San Martín de Porres 599,680 428,813 6,419,082 - 3,292,679 2,006,794 2,727,072 15,474,120
San Roque - 736,490 424,897 509,876 368,244 793,138 - 2,832,645
Trinidad - 90,507 290,154 12,422 330,883 131,323 32,831 888,120
TOTAL ENTIDADES 4,859,347 36,772,343 122,095,853 50,850,807 20,819,866 25,916,919 12,078,946 273,394,081
Fuente: FINRURAL

122
CUADRO 15

Cartera rural por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2000)

ENTIDAD
Agrope c Manufactura s Com ercio Servicios Vivienda Consumo Otros Total

REGULADAS 9,547,258 2,205,988 11,360,211 4,663,168 33,266 - 1,719,099 29,528,990


BancoSol 387,303 875,418 4,101,290 2,352,728 - - 501,686 8,218,425
FFP 9,159,955 1,330,570 7,258,921 2,310,440 33,266 - 1,217,413 21,310,565
FFP de microfinanzas 9,159,955 1,330,570 7,258,921 2,310,440 33,266 - 1,217,413 21,310,565
Caja Los Andes 4523813 - - - - - - 4,523,813
EcoFuturo 2,301,220 562,139 599,093 - 33,266 - - 3,495,718
PRODEM 2,334,922 768,431 6,659,828 2,310,440 - - 1,217,413 13,291,034
ONG 20,698,355 8,146,605 9,130,706 2,015,687 596,638 274,892 2,778,417 43,641,300
Agrocapital 5,919,433 6,639 4,116,687 1,427,477 394,347 91,510 - 11,956,093
Aned 5,775,279 376,971 558,603 172,990 60,229 183,382 320,411 7,447,865
Cidre 2,039,695 - - - - - 873,303 2,912,998
Crecer 1,415,115 - 1,768,894 - - - 353,779 3,537,788
Diaconía-FRIF - 484,945 485,513 - 142,062 - 731,480 1,844,000
Fades - 6,595,816 784,506 - - - - 7,380,322
Fondeco 2,671,126 169,197 142,803 81,989 - - 481,510 3,546,625
Sartawi 2,877,707 513,037 1,273,700 333,231 - - 17,934 5,015,609
COOPERATIVAS 2,474,406 857,621 13,832,889 1,287,665 4,744,575 3,347,808 1,070,799 27,615,763
El Chorolque 47,192 93,824 1,030,969 244,590 1,306,002 346,375 - 3,068,952
Financiacoop 629,750 - - - - - - 629,750
Hospicio 74,329 54,250 923,440 609,126 74,400 323,155 450,374 2,509,074
Jesús Nazareno 86,802 49,747 2,429,480 159,802 173,867 283,118 - 3,182,816
San José de Punata 119,904 111,214 673,964 162,085 759,527 27,996 44,883 1,899,573
Moseñor Gaínza 18,300 118,085 2,495,520 35,425 882,104 18,130 168,000 3,735,564
Montero 8,083 7,061 1,465,456 - 788,132 115,227 313,468 2,697,427
San Martín de Porres 667,447 17,921 4,547,258 - 621,137 2,097,907 81,080 8,032,750
San Roque 667,650 222,520 11,260 61,193 16,689 33,378 - 1,012,690
Trinidad 154,949 182,999 255,542 15,444 122,717 102,522 12,994 847,167
TOTAL ENTIDADES 32,720,019 11,210,214 34,323,806 7,966,520 5,374,479 3,622,700 5,568,315 100,786,053
Fuente:Finrural

123
CUADRO 16

Cartera total por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2000)

ENTIDAD
Agropec Ma nufacturas Comercio Servicios Vivienda Consumo Otros Tota l
REGULADAS 12,016,757 31,357,358 98,447,941 40,803,677 1,057,095 8,455,003 10,508,364 202,646,195
BancoSol 1,029,713 10,152,245 39,208,184 20,083,497 - - 7,329,106 77,802,745
FFP 10,987,044 21,205,113 59,239,757 20,720,180 1,057,095 8,455,003 3,179,258 124,843,450
FFP de microfinanzas 10,986,431 21,087,825 48,076,198 20,252,789 61,747 1,364,199 2,172,162 104,001,351
Caja Los Andes 4,523,813 8,165,259 22,823,644 10,894,524 8,026 - 344,589 46,759,855
FIE - 8,635,352 7,548,024 4,911,131 - 1,364,199 - 22,458,706
EcoFuturo 3,970,253 2,644,194 4,539,558 1,417 53,721 - - 11,209,143
PRODEM 2,492,365 1,643,020 13,164,972 4,445,717 - - 1,827,573 23,573,647
FFP de consumo 613 117,288 11,163,559 467,391 995,348 7,090,804 1,007,096 20,842,099
Fassil 613 117,288 11,163,559 467,391 995,348 1,657,830 1,007,096 15,409,125
Acceso - - - - - 5,432,974 - 5,432,974
ONG 21,117,268 11,337,276 15,761,045 5,653,122 3,085,998 485,054 2,778,417 60,218,180
Diaconía-FRIF - 1,556,091 1,398,324 - 2,282,499 - 731,480 5,968,394
Funbodem 418,913 192,513 416,310 889,002 348,923 210,162 - 2,475,823
Idepro - 1,408,283 3,226,302 1,883,885 - - - 6,518,470
ProMujer - 518,729 2,074,916 864,548 - - - 3,458,193
Agrocapital 5,919,433 6,639 4,116,687 1,427,477 394,347 91,510 - 11,956,093
Aned 5,775,279 376,971 558,603 172,990 60,229 183,382 320,411 7,447,865
Cidre 2,039,695 - - - - - 873,303 2,912,998
Crecer 1,415,115 - 1,768,894 - - - 353,779 3,537,788
Fades - 6,595,816 784,506 - - - - 7,380,322
Fondeco 2,671,126 169,197 142,803 81,989 - - 481,510 3,546,625
Sartawi 2,877,707 513,037 1,273,700 333,231 - - 17,934 5,015,609
COOPERATIVAS 4,445,341 5,287,923 42,210,673 12,360,528 22,051,252 20,599,562 4,360,480 111,315,759
El Chorolque 102,076 102,927 1,543,472 267,564 1,879,958 464,069 - 4,360,066
Financiacoop 1,237,954 2,045,347 3,897,182 5,735,748 1,857,782 100,682 222,725 15,097,420
Hospicio 184,561 124,481 1,996,025 1,643,683 133,546 568,146 757,427 5,407,869
Jesús Nazareno 684,737 1,099,558 18,190,861 3,917,088 10,997,854 14,140,250 - 49,030,348
San Martín de Porres 1,267,127 446,734 10,966,340 - 3,913,816 4,104,701 2,808,152 23,506,870
San José de Punata 119,904 111,214 673,964 162,085 759,527 27,996 44,883 1,899,573
Monseñor Gaînza 18,300 118,085 2,495,520 35,425 882,104 18,130 168,000 3,735,564
Montero 8,083 7,061 1,465,456 - 788,132 115,227 313,468 2,697,427
San Roque 667,650 959,010 436,157 571,069 384,933 826,516 - 3,845,335
Trinidad 154,949 273,506 545,696 27,866 453,600 233,845 45,825 1,735,287
TOTAL ENTIDADES 37,579,366 47,982,557 156,419,659 58,817,327 26,194,345 29,539,619 17,647,261 374,180,134
Fuente:Finrural

124
CUADRO 17

Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2001)
Entidad Agrope cua ria Ma nufactura s Comercio Se rvicios Vivie nda Consumo Otros Total

REGULADAS 4,749,297 34,796,076 80,718,286 50,242,663 2,514,599 1,062,879 4,593,022 178,676,822


BancoSol 1,208,196 14,807,600 30,985,732 26,372,042 - - - 73,373,570
FFP 3,541,101 19,988,476 49,732,554 23,870,621 2,514,599 1,062,879 4,593,022 105,303,252
FFP de microfinanza s 3,520,814 19,823,076 42,899,874 22,672,263 1,953,733 1,062,879 4,567,009 96,499,648
Los Andes 594,177 7,585,848 23,716,766 12,091,502 1,765,173 - 635,101 46,388,567
FIE - 8,142,155 9,397,391 7,613,121 - - 2,330,261 27,482,928
Ecofuturo 1,328,695 1,964,857 4,483,408 843,770 - - 8,620,730
Prodem 1,597,942 2,130,216 5,302,309 2,123,870 188,560 1,062,879 1,601,647 14,007,423
FFP de consumo 20,287 165,400 6,832,680 1,198,358 560,866 - 26,013 8,803,604
Fassil 20,287 165,400 6,832,680 1,198,358 560,866 - 26,013 8,803,604
ONG 1,183,955 2,898,744 7,634,546 4,854,888 2,706,756 315,632 - 19,594,521
Agrocapital 543,150 3,968 1,412,954 976,943 230,909 51,984 - 3,219,908
Cidre - 96,742 - - - - 96,742
Diaconia-FRIF - 1,069,816 1,024,245 - 2,209,582 - - 4,303,643
Fades 96,264 41,005 499,533 48,352 - - - 685,154
Funbodem 544,541 188,645 546,105 509,344 266,265 263,648 - 2,318,548
Idepro - 1,114,421 2,230,974 1,783,661 - - - 5,129,056
ProMujer - 384,147 1,920,735 1,536,588 - - - 3,841,470
COOPERATIVAS 1,979,091 8,196,750 24,458,081 2,565,881 15,448,172 23,220,821 4,401,682 80,270,478
El Churqui - 6,600 513,460 300,280 347,757 1,168,097
Chorolque 7,229 42,401 461,681 184,663 472,463 138,043 - 1,306,480
Financiacoop 623,506 1,579,943 4,001,857 570,500 730,386 9,817,906 17,324,098
Hospicio 251,692 70,091 379,963 876,434 71,292 59,095 995,097 2,703,664
Jesús Nazareno 491,549 5,355,421 11,087,756 9,403,000 9,238,474 - 35,576,200
Madre y Maestra 22,011 19,994 528,092 12,363 486,615 128,074 9,388 1,206,537
San Martín de Porres 517,904 342,711 7,086,745 - 3,265,318 2,562,180 3,348,978 17,123,836
San Roque - 727,109 139,829 503,383 363,555 1,062,698 - 2,796,574
Trinidad 65,200 52,480 258,698 118,258 307,786 214,351 48,219 1,064,992
TOTAL 7,912,343 45,891,570 112,810,913 57,663,432 20,669,527 24,599,332 8,994,704 278,541,821
Fuente: Finrural

125
CUADRO 18

Cartera rural por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2001)
Entida d Agropecuaria Ma nufa ctura s Come rcio Se rvicios Vivienda Consumo Otros Tota l

REGULADAS 7,376,021 4,774,084 14,201,331 7,851,649 302,662 1,488,794 2,244,793 38,239,334


BancoSol 366,043 1,240,515 2,938,380 3,229,263 - - - 7,774,201
FFP 7,009,978 3,533,569 11,262,951 4,622,386 302,662 1,488,794 2,244,793 30,465,133
FFP de microfina nza s 7,009,978 3,533,523 10,222,548 4,303,247 301,126 1,488,794 2,244,123 29,103,339
Los Andes 3,247,481 446,673 1,144,017 987,257 35,467 - - 5,860,895
Ecofuturo 1,524,232 102,975 611,092 21,910 - - - 2,260,209
Prodem 2,238,265 2,983,829 7,427,036 2,974,941 264,123 1,488,794 2,243,453 19,620,441
FFP de consumo - 46 1,040,403 319,139 1,536 - 670 1,361,794
Fassil - 46 1,040,403 319,139 1,536 - 670 1,361,794
ONG 24,131,697 5,338,281 11,438,767 1,855,659 800,841 140,846 3,452,273 47,158,364
Agrocapital 4,451,584 - 2,213,395 495,359 190,986 19,363 - 7,370,687
Aned 6,152,134 534,899 1,077,382 30,379 85,930 121,483 390,165 8,392,372
Cidre - 2,936,325 - - - - 1,672,006 4,608,331
Crecer 2,202,411 220,241 1,761,928 220,241 - - - 4,404,821
Diaconia-FRIF 232,339 78,769 262,858 - 127,273 - 329,948 1,031,187
Fades 5,652,908 1,340,580 4,618,407 772,952 87,547 - - 12,472,394
Fondeco 2,754,381 93,513 138,555 119,562 276,548 - 782,538 4,165,097
Sartwai 2,685,940 133,954 1,366,242 217,166 32,557 277,616 4,713,475
COOPERATIVAS 3,740,979 900,136 9,170,318 2,162,764 3,457,565 3,169,924 1,165,780 23,767,466
Comarapa 759,573 164,696 107,566 - 199,843 222,950 - 1,454,628
El Chorolque 55,082 144,374 1,131,103 429,856 1,312,241 471,594 - 3,544,250
San Francisco Solano 96,743 11,371 459,499 316,938 39,105 293,899 15,647 1,233,202
Hospicio 302,711 13,824 454,916 302,711 26,897 15,870 948,605 2,065,534
Jesús Nazareno 72,090 246,363 2,037,346 - 266,106 360,359 - 2,982,264
San José Punata 1,256,928 134,108 120,964 598,953 555,267 42,817 - 2,709,037
San Martín de Porres 603,246 15,207 4,589,325 369,263 779,391 1,498,376 159,041 8,013,849
San Roque 511,780 139,576 74,441 55,831 46,525 102,356 - 930,509
Trinidad 82,826 30,617 195,158 89,212 232,190 161,703 42,487 834,193
TOTAL 35,248,697 11,012,501 34,810,416 11,870,072 4,561,068 4,799,564 6,862,846 109,165,164
Fuente: Finrural

126
CUADRO 19

Cartera total por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a junio 2001)
Entidad Agrope cuaria Manufacturas Comercio Se rvicios Vivie nda Consumo Otros Total

REGULADAS 12,125,318 39,570,160 94,919,617 58,094,312 2,817,261 2,551,673 6,837,815 216,916,156


BancoSol 1,574,239 16,048,115 33,924,112 29,601,305 - - - 81,147,771
FFP 10,551,079 23,522,045 60,995,505 28,493,007 2,817,261 2,551,673 6,837,815 135,768,385
FFP de microfina nza s 10,530,792 23,356,553 52,082,019 26,656,371 2,253,323 2,551,673 6,810,462 124,241,193
Los Andes 3,841,658 8,032,521 24,860,783 13,078,759 1,800,640 - 635,101 52,249,462
FIE - 8,142,155 9,397,391 7,613,121 - - 2,330,261 27,482,928
Ecofuturo 2,852,927 2,067,832 5,094,500 865,680 - - - 10,880,939
Prodem 3,836,207 5,114,045 12,729,345 5,098,811 452,683 2,551,673 3,845,100 33,627,864
FFP de consumo 20,287 165,446 7,873,083 1,517,497 562,402 26,683 10,165,398
Fassil 20,287 165,446 7,873,083 1,517,497 562,402 26,683 10,165,398
ONG 25,315,652 8,237,025 19,073,313 6,710,547 3,507,597 456,478 3,452,273 66,752,885
Agrocapital 4,994,734 3,968 3,626,349 1,472,302 421,895 71,347 - 10,590,595
Diaconia-FRIF 232,339 1,148,585 1,287,103 - 2,336,855 - 329,948 5,334,830
Fades 5,749,172 1,381,585 5,117,940 821,304 87,547 - - 13,157,548
Funbodem 544,541 188,645 546,105 509,344 266,265 263,648 - 2,318,548
Idepro - 1,114,421 2,230,974 1,783,661 - - - 5,129,056
ProMujer - 384,147 1,920,735 1,536,588 - - - 3,841,470
Aned 6,152,134 534,899 1,077,382 30,379 85,930 121,483 390,165 8,392,372
Cidre - 3,033,067.00 - - - - 1,672,006.00 4,705,073
Crecer 2,202,411 220,241 1,761,928 220,241 - - - 4,404,821
Fondeco 2,754,381 93,513 138,555 119,562 276,548 - 782,538 4,165,097
Sartawi 2,685,940 133,954 1,366,242 217,166 32,557 277,616 4,713,475
COOPERATIVAS 5,720,070 9,096,886 33,628,399 4,728,645 18,905,737 26,390,745 5,567,462 104,037,944
Comarapa 759,573 164,696 107,566 - 199,843 222,950 - 1,454,628
El Churqui - 6,600 513,460 300,280 347,757 - - 1,168,097
Chorolque 62,311 186,775 1,592,784 614,519 1,784,704 609,637 - 4,850,730
Financiacoop 623,506 1,579,943 4,001,857 570,500 730,386 9,817,906 - 17,324,098
Hospicio 554,403 83,915 834,879 1,179,145 98,189 74,965 1,943,702 4,769,198
Jesús Nazareno 563,639 5,601,784 13,125,102 - 9,669,106 9,598,833 - 38,558,464
Madre y Maestra 22,011 19,994 528,092 12,363 486,615 128,074 9,388 1,206,537
San José Punata 1,256,928 134,108 120,964 598,953 555,267 42,817 - 2,709,037
San Martín de Porres 1,121,150 357,918 11,676,070 369,263 4,044,709 4,060,556 3,508,019 25,137,685
San Roque 511,780 866,685 214,270 559,214 410,080 1,165,054 - 3,727,083
Trinidad 148,026 83,097 453,856 207,470 539,976 376,054 90,706 1,899,185
San Francisco Solano 96,743 11,371 459,499 316,938 39,105 293,899 15,647 1,233,202
TOTAL 43,161,040 56,904,071 147,621,329 69,533,504 25,230,595 29,398,896 15,857,550 387,706,985
Fuente: Finrural

127
CUADRO 20

Cartera urbana por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2002)
Entida d Agrope cua ria Ma nufa cturas Com e rcio Se rvicios Vivie nda Consum o Otros Tota l

REGULADAS 3,760,983 36,325,707 95,334,030 70,048,689 2,033,717 11,312,974 218,816,100


BancoSol 706,277 11,688,966 31,330,039 28,966,738 - - - 72,692,020
FFP 3,054,706 24,636,741 64,003,991 41,081,951 2,033,717 11,312,974 146,124,080
FFP de m icrofina nza s 1,729,627 23,300,058 54,994,561 34,443,047 534,134 - 9,502,894 124,504,321
Los Andes 388,684 8,665,796 30,196,138 16,574,012 - 2,772,309 58,596,939
FIE - 8,691,207 11,669,980 11,081,211 - - 3,207,553 34,649,951
Ecofuturo 845,114 1,218,353 3,510,335 1,025,875 - - 39,017 6,638,694
Prodem 495,829 4,724,702 9,618,108 5,761,949 534,134 - 3,484,015 24,618,737
Otra s FFP 1,325,079 1,336,683 9,009,430 6,638,904 1,499,583 - 1,810,080 21,619,759
Fortaleza 1,291,962 1,142,760 5,026,688 5,644,969 1,099,844 - 1,522,431 15,728,654
Fassil 33,117 193,923 3,982,742 993,935 399,739 - 287,649 5,891,105
ONG 1,535,971 3,211,347 9,878,857 4,992,785 3,134,183 184,857 178,964 23,116,964
Agrocapital 903,167 4,226 1,795,949 980,166 258,158 47,303 - 3,988,969
Cidre - 196,722 - - - - 196,722
Diaconia-FRIF - 1,218,887 1,686,338 - 2,876,025 - - 5,781,250
Fades 73,016 45,711 561,410 103,904 - - - 784,041
Funbodem 559,788 248,131 1,029,205 579,955 137,554 178,964 2,733,597
Idepro - 1,048,817 2,180,709 1,878,133 - - - 5,107,659
ProMujer - 448,853 2,625,246 1,450,627 - - - 4,524,726
COOPERATIVAS 1,634,539 1,638,940 20,330,261 6,576,894 18,945,303 14,591,474 6,659,401 70,376,812
El Churqui - 22,551 618,580 14,763 541,844 1,819 1,199,557
Chorolque 10,945 43,438 301,336 192,052 429,037 57,609 - 1,034,417
Financiacoop
Hospicio 126,681 43,834 336,082 1,634,906 6,883 113,918 296,214 2,558,518
Jesús Nazareno 321,192 592,189 9,455,942 4,131,148 9,182,830 9,267,828 4,090,373 37,041,502
Madre y Maestra 734,223 33,691 13,888 110,011 543,482 9,010 72,181 1,516,486
San Martín de Porres 402,218 162,083 9,167,810 - 7,323,432 3,712,743 2,062,137 22,830,423
San Roque - 594,913 135,308 459,706 270,415 1,243,909 - 2,704,251
Trinidad 39,280 146,241 301,315 34,308 647,380 186,457 136,677 1,491,658
TOTAL 6,931,493 41,175,994 125,543,148 81,618,368 24,113,203 14,776,331 18,151,339 312,309,876
Fuente: Finrural

128
CUADRO 21

Cartera rural por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2002)
Entidad Agrope cua ria Ma nufa cturas Com e rcio Se rvicios Vivie nda Consum o Otros Tota l

REGULADAS 8,585,311 4,170,246 11,029,133 7,647,468 218,121 - 2,692,642 34,342,921


BancoSol 733,267 1,021,894 2,996,281 3,456,350 - - - 8,207,792
FFP 7,852,044 3,148,352 8,032,852 4,191,118 218,121 2,692,642 26,135,129
FFP de m icrofina nza s 7,851,992 3,124,995 7,294,049 3,974,310 208,288 2,689,168 25,142,802
Los Andes 3,495,822 443,143 817,440 823,403 - - 43,247 5,623,055
Ecofuturo - - - -
Prodem 4,356,170 2,681,852 6,476,609 3,150,907 208,288 - 2,645,921 19,519,747
Otra s FFP 52 23,357 738,803 216,808 9,833 - 3,474 992,327
Fassil 52 23,357 738,803 216,808 9,833 - 3,474 992,327
ONG 27,931,418 6,664,310 12,778,436 4,193,861 707,539 4,715 2,689,541 54,969,820
Agrocapital 4,502,761 - 2,267,481 709,455 152,682 4,715 - 7,637,094
Aned 8,245,792 296,914 1,528,083 82,442 105,781 296,437 10,555,449
Cidre - 3,829,246 - 803,000 - - 1,080,568 5,712,814
Crecer 2,903,756 290,376 2,032,629 290,376 - - 290,376 5,807,513
Diaconia-FRIF - 260,398 226,366 - 159,075 - 107,342 753,181
Fades 6,301,277 825,099 5,083,911 2,001,355 - - - 14,211,642
Fondeco 3,754,518 47,421 123,858 222,315 290,001 - 663,687 5,101,800
Sartwai 2,223,314 1,114,856 1,516,108 84,918 251,131 5,190,327
COOPERATIVAS 1,392,025 497,124 8,034,672 2,553,746 4,076,035 2,114,959 219,088 18,887,649
Comarapa - -
Churqui 121,149 121,149
El Chorolque 31,991 72,992 990,695 833,954 1,314,894 271,567 55,976.00 3,572,069
San Francisco Solano - - - -
Hospicio 171,759 1,784 281,715 1,023,070 17,631 23,961 10,691 1,530,611
Jesús Nazareno 66,997 155,905 1,844,354 114,462 446,101 402,291 7,609 3,037,719
San José Punata - -
San Martín de Porres 528,484 11,476 4,665,507 509,246 1,803,504 1,238,261 92,725 8,849,203
San Roque 307,644 191,423 54,692 47,856 20,510 61,529 - 683,654
Trinidad 164,001 63,544 197,709 25,158 473,395 117,350 52,087 1,093,244
TOTAL 37,908,754 11,331,680 31,842,241 14,395,075 5,001,695 2,119,674 5,601,271 108,200,390
Fuente: Finrural

129
CUADRO 22

Cartera total por actividad económica para organizaciones de microfinanzas


(en dólares a diciembre 2002)
Entida d Agrope cua ria Manufa cturas Come rcio Se rvicios Vivienda Consum o Otros Total

REGULADAS 12,346,294 40,495,953 106,363,163 77,696,157 2,251,838 14,005,616 253,159,021


BancoSol 1,439,544 12,710,860 34,326,320 32,423,088 - - - 80,899,812
FFP 10,906,750 27,785,093 72,036,843 45,273,069 2,251,838 14,005,616 172,259,209
FFP de microfina nza s 9,581,619 26,425,053 62,288,610 38,417,357 742,422 - 12,192,062 149,647,123
Los Andes 3,884,506 9,108,939 31,013,578 17,397,415 - 2,815,556 64,219,994
FIE - 8,691,207 11,669,980 11,081,211 - - 3,207,553 34,649,951
Ecofuturo 845,114 1,218,353 3,510,335 1,025,875 - - 39,017 6,638,694
Prodem 4,851,999 7,406,554 16,094,717 8,912,856 742,422 - 6,129,936 44,138,484
Otra s FFP 1,325,131 1,360,040 9,748,233 6,855,712 1,509,416 1,813,554 22,612,086
Fortaleza 1,291,962 1,142,760 5,026,688 5,644,969 1,099,844 1,522,431 15,728,654
Fassil 33,169 217,280 4,721,545 1,210,743 409,572 291,123 6,883,432
ONG 29,467,389 9,875,657 22,657,293 9,186,646 3,841,722 189,572 2,868,505 78,086,784
Agrocapital 5,405,928 4,226 4,063,430 1,689,621 410,840 52,018 - 11,626,063
Diaconia-FRIF - 1,479,285 1,912,704 - 3,035,100 - 107,342 6,534,431
Fades 6,374,293 870,810 5,645,321 2,105,259 - - - 14,995,683
Funbodem 559,788 248,131 1,029,205 579,955 137,554 178,964 2,733,597
Idepro - 1,048,817 2,180,709 1,878,133 - - - 5,107,659
ProMujer - 448,853 2,625,246 1,450,627 - - - 4,524,726
Aned 8,245,792 296,914 1,528,083 82,442 105,781 296,437 10,555,449
Cidre - 4,025,968.00 - 803,000.00 - - 1,080,568.00 5,909,536
Crecer 2,903,756 290,376 2,032,629 290,376 - - 290,376 5,807,513
Fondeco 3,754,518 47,421 123,858 222,315 290,001 - 663,687 5,101,800
Sartawi 2,223,314 1,114,856 1,516,108 84,918 251,131 5,190,327
COOPERATIVAS 3,026,564 2,136,064 28,364,933 9,130,640 23,021,338 16,706,433 6,878,489 89,264,461
Comarapa - -
El Churqui 121,149 22,551 618,580 14,763 541,844 - 1,819 1,320,706
Chorolque 42,936 116,430 1,292,031 1,026,006 1,743,931 329,176 55,976.00 4,606,486
Financiacoop -
Hospicio 298,440 45,618 617,797 2,657,976 24,514 137,879 306,905 4,089,129
Jesús Nazareno 388,189 748,094 11,300,296 4,245,610.00 9,628,931 9,670,119 4,097,982 40,079,221
Madre y Maestra 734,223 33,691 13,888 110,011 543,482 9,010 72,181 1,516,486
San José Punata -
San Martín de Porres 930,702 173,559 13,833,317 509,246 9,126,936 4,951,004 2,154,862 31,679,626
San Roque 307,644 786,336 190,000 507,562 290,925 1,305,438 - 3,387,905
Trinidad 203,281 209,785 499,024 59,466 1,120,775 303,807 188,764 2,584,902
San Francisco Solano - - - -
TOTAL 44,840,247 52,507,674 157,385,389 96,013,443 29,114,898 16,896,005 23,752,610 420,510,266
Fuente: Finrural

130
CUADRO 23

Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado


(cartera bruta en miles de bolivianos a setiembre 1999)

ENTIDAD Hipotecario
Comercial Microcrédito Consumo
de vivienda

Bancos Comerciales 18,697,461 2,707,886 774,551 1,715,335

Mutuales 4,773 1,822,973 - 29,559

Cooperativas 449,644 270,113 249,407 152,356

FFP de microf y BancoSol 9,352 161 722,469 1,728


BancoSol - 161 429,964 -
FFP de microfinanzas 9,352 - 292,505 1,728
Caja Los Andes 9,352 - 175,836 1,439
FIE - - 101,710 289
EcoFuturo - - 14,959 -
PRODEM
FFP de consumo 45,082 15,984 214,989 239,132
Fassil 649 0 65,339 49,380
Fondo de la Comunidad 44,433 15,984 9,098 6,005
Acceso - - 140,552 183,747
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras

CUADRO 24

Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado


(cartera bruta en miles de bolivianos a setiembre 2000)

ENTIDAD Hipotecario
Comercial Microcrédito Consumo
de vivienda

Bancos Comerciales 18,002,099 2,640,142 393,821 1,383,274

Mutuales 135,696 1,850,228 17,616 16,379

Cooperativas 417,169 299,451 282,017 1,157,979

FFP de microf y BancoSol 65,481 21,389 1,047,732 25,308


BancoSol 46,783 21,135 416,012 12,451
FFP de microfinanzas 18,698 254 631,720 12,857
Caja Los Andes 18,698 254 275,223 4,153
FIE - - 134,583 8,704
EcoFuturo - - 71,514 -
PRODEM - - 150,400 -
FFP de consumo 52,955 14,845 88,479 41,415
Fassil 9,226 - 76,985 12,098
Fondo de la Comunidad 43,729 14,845 3,772 2,377
Acceso - - 7,722 26,940
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras

131
CUADRO 25

Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado


(cartera bruta en miles de bolivianos a diciembre 2001)

ENTIDAD Hipotecario
Comercial Microcrédito Consumo
de vivienda

Bancos Comerciales 15,908,826 2,194,376 884,896 1,007,326

Mutuales 138,725 1,885,666 20,580 24,408

Cooperativas 374,414 357,898 386,213 304,367

FFP de microf y BancoSol 85,267 85,155 1,164,661 68,091


BancoSol 71,211 77,762 379,731 24,192
FFP de microfinanzas 14,056 7,393 784,930 43,899
Caja Los Andes 10,355 7,393 312,792 28,058
FIE - - 171,317 15,841
EcoFuturo 2,283 - 71,816 -
PRODEM 1,418 - 229,005 -
FFP de consumo 27,656 19,530 102,290 11,790
Fassil 1,010 0 62,286 5,932
Fondo de la Comunidad 26,646 19,530 40,004 5,185
Acceso - - 0 673
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras

CUADRO 26

Cartera por tipo de crédito para el sistema financiero regulado


(cartera bruta en miles de bolivianos a diciembre 2002)

ENTIDAD Hipotecario
Comercial Microcrédito Consumo
de vivienda

Bancos Comerciales 15,508,109 2,572,769 365,380 896,252

Mutuales 124,689 1,919,285 23,289 26,291

Cooperativas 318,679 302,170 393,353 208,949

FFP de microf y BancoSol 136,502 190,145 1,472,211 28,352


BancoSol 60,818 161,188 358,705 24,419
FFP de microfinanzas 75,684 28,957 1,113,506 3,933
Caja Los Andes 61,159 20,058 394,174 0
FIE - - 235,189 2,857
EcoFuturo - - 49,657 -
PRODEM 3,353 - 330,154 -
Fortaleza 11,172 8,899 104,332 1,076
FFP de consumo 33,287 27,701 97,039 4,745
Fassil 413 2,260 43,538 2,464
Fondo de la Comunidad 32,874 25,441 53,501 1,937
Acceso - - 0 344
Fuente: Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras

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