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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

Dr. ARQ. LEOPOLDO VILLACORTA ICOCHEA

AGOSTO 2020

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SEPARATA Nº 04
UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

Cátedra: Dr. ARQ. LEOPOLDO VILLACORTA ICOCHEA

ESTUDIO DE LOS MONUMENTOS DESDE EL PUNTO DE VISTA HISTORICO,


ARTISTICO y TECNICO

Guglielmo De Angelis D'Ossat

Universitá di Roma

Traducción: Arqº Jorge COSMOPOLlS Bullón CAP 0567

Si consideramos a la arquitectura como un lenguaje, los monumentos


demuestran tener (y a veces esconder) nuevos y significativos aspectos de los
cuales se pueden tomar las bases para su interpretación íntima y profunda.

La semántica y sintaxis del lenguaje arquitectónico abren nuevas


oportunidades metodológicas, a las cuales nos referiremos para un análisis
actualizado de la fenomenología arquitectónica y expresiones monumentales.

La aceptación de una estructura lingüística en arquitectura, permitiría el


reconocimiento y clasificación de los elementos esenciales en la arquitectura
del pasado.

A fin de hacer un análisis concreto debemos limitar nuestro estudio a una


metodología más restringida, aún cuando sintamos la inutilidad de análisis y
críticas que, más allá de cualquier aspecto formal o constructivo, llegan a
alcanzar caracteres sicológicos para una mayor comprensión de la
arquitectura.

El estudio del monumento puede basarse, como veremos, sobre la realización


de relevamientos, encuestas y otras eventuales representaciones, pero no se
agota en ellas la documentación, aún si esto se refiere a reveladoras
expresiones gráficas. .

El estudio debe tratar seriamente con los problemas más variados referentes a
la vida de los monumentos y cubre muchos campos (tal vez imprevistos). En
consecuencia se elaborará un estudio completo, organizado de un modo global

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y orgánico y que pueda ser adaptado al número infinito de las variaciones
monumentales.

En caso de que se intente preparar indagaciones exhaustivas, en todas las


posibles direcciones, se deber seguir un esquema de guía que cubra un gran
número de edificios y ruinas monumentales, sin dejar vacíos ni caer en
omisiones. Naturalmente un esquema de este tipo debe necesariamente
someter la unidad monumental a diferentes y variados puntos de vista.

Esto es hecho temporalmente, como un método de estudio y no como una


convincente aplicación de una división rigurosa que es lógicamente inaceptable
para una obra de arte; el esquema debe tener substancialmente la función de
un recordatorio. Por el contrario durante las varias fases de un estudio
propuesto, la exageración de algunas posiciones y a repetición de interrogantes
ocurrirá claramente.

Esto estrecha la amplitud del sujeto y su eficiencia en elementos secundarios;


de cualquier manera en el caso de verdaderas obras de arte, esto nos lleva a
notar la substancia e indisputable unidad del fenómeno anterior.

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Análisis de toda la información bajo un triple punto de vista:

Histórico (1), Artístico (2), Estático-Estructural (3)

Análisis de la
Consistencia
Patológica

Comparación con objetos similares o contemporáneos

INVESTIGACION DE ELEMENTOS UTILES

Para obtener este resultado, toda la información referida al monumento de


una forma extrínseca o intrínseca, debe ser pacientemente recogida.

El estudio de los siguientes elementos clasifica los puntos que se han


mencionado:

Elementos útiles INTRINSECOS para el conocimiento del edificio

a. Información mostrada por el monumento mismo.

Epígrafes, firmas, abreviaciones, monogramas, fechas o marcas especiales


(más o menos evidentes); símbolos heráldicos y emblemas, decoraciones
murales (estucos, frescos, revestimientos, etc.): graffiti, usualmente
acompañados con fechas y firmas frecuentemente añadidos casualmente y de
prisa. '

b. Información que puede ser deducida de las estructuras.

Marcas de los picapedreros, sellos o cerámicas; monedas de ofrenda y


medalla, documentos ocultos en las paredes y cimientos; elementos formales
y cronológicos que surjan de posibles pruebas.

c. Información deducida del monumento por medio del estudio de


exámenes gráficos.

Observaciones metrológicas acerca de las medidas empleadas durante la


construcción; lineamientos de modulación o proporciones geométricas del
espacio esquemas de composición, etc.

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Una gran cantidad de material EXTRINSECO, pero perteneciente al
monumento, debe ser cuidadosamente detectado y críticamente interpretado.

d. Literatura publicada.

Toda la literatura publicada sobre el monumento, sus autores y los eventos.

e. Documentación grafica retrospectiva.

Dibujos antiguos, modelos o maquetas, proyectos y esquemas relativos al


edificio; mapas geográficos, planos de pueblos, perspectivas y vistas que se
encuentran en los paisajes del fondo de pinturas, bajorrelieves, códices
miniatura, diseños catastrales.

f. Documentos y Manuscritos antiguos relativos a las fundaciones, los


posibles cambios y ampliaciones, la función original y las posteriores
transformaciones del edificio, documentos administrativos, órdenes, contratos,
recibos, testamentos, donaciones y otros documentos; descripciones antiguas;
correspondencia, censos, reportes de visitas pastorales, etc.

Esta lista incluye todas las circunstancias posibles o documentación de la cual


debe ser informado. Pero más allá de la colección de elementos descritos,
nuestra investigación y estudio debe cubrir otros aspectos que suelen muchas
veces ser más importantes.

Es un complejo de ideas, civilizaciones y culturas gravitando alrededor del


monumento y que se reflejan en el.

Lo que debemos poder encontrar es el pensamiento de los creadores, con los


caracteres artísticos de las personas que ordenaron su construcción; las ideas
y el sueño de arte son elementos que diferencian la obra de arte del lenguaje
común.

Todos estos elementos deben ser cuidadosamente evaluados con la ayuda


del esquema sugerido.

Es inútil agregar ejemplos ilustrando los límites y la naturaleza del material de


estudio; no debemos añadir nada no esencial y solo continuar lo que se está
explicando.

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Una última recomendación: El método seguido apunta a una visión analítica
que puede resultar episódica y fragmentaria.

Tal “anatomía" tiene el propósito de proveernos de un completo conocimiento


que no sea meramente anagráfico. Pero el monumento desaparecerá como
en una unidad confirmada por nuestra investigación y así como una unidad
debe aparecer en las publicaciones que pudieran resultar de nuestros
estudios.

Desde las primeras bases del acto creativo hasta los últimos eventos de una
larga vida, aparecerá el carácter, el verdadero significado de un trabajo
antiguo en su mensaje artístico y humano.

CAUSAS DE DETERIORO

La necesidad de asegurar la vida y conservación de los monumentos por


medio de la restauración, requiere de una cuidadosa selección de remedios
apropiados, relacionados a la naturaleza y causas de deterioramiento. Por lo
tanto, cualquier proyecto de Restauración debe ser precedido por un
esmerado estudio de diagnostico, tal como cualquier terapia se desprende de
un análisis etiológico y estrechamente relacionado con la patología de las
causas traumáticas.

Después de un profundo conocimiento del monumento, el diagnóstico de


deterioro es el primer reto para el restaurador y debe ser realizado con
paciencia y metodológicamente: solo a través de una investigación
extremadamente cuidadosa, el restaurador llegara a hacer su trabajo con la
exacta identificación de las causas (usualmente diferentes, múltiples y
complejas) en el origen del deterioro.

La absoluta necesidad de agrupar estas causas en un orden lógico, requiere


una respuesta a "como pueden ser mejor divididas y clasificadas".

Deterioros estáticos pueden ser provocados por dos o más causas, actuando
independientemente o en concomitancia y frecuentemente influenciándose
mutuamente.

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Nuestro análisis no deber limitarse a la identificación de la causa del
fenómeno; de hecho, una causa que consideremos como la más importante o
la predominante, puede estar acompañada de otras menos evidentes. Su
pluralidad e interdependencia es uno de los más frecuentes e interesantes
temas en el estudio del diagnostico de desordenes estéticos.

Las posibilidades que ofrecen los medios científicos son numerosas y


seguras; ellas se extienden, subdividen y penetran en el campo de las
disciplinas que examinan la conducta de los materiales de construcción bajo la
acción de agentes físicos, químicos, bioquímicos, biológicos, microbiológicos y
botánicos y estudiando su resistencia a los empujes provenientes de cualquier
edificio o de acciones externas excepcionales.

A fin de ofrecer un método de investigación genérico y sencillo, haremos una


división substancial, basada en circunstancias objetivas e identificables.

Si concentramos nuestra atención en el edificio, considerando Su carácter


como el resultado de intervenciones e interrupciones, la primera clasificación
que deberemos hacer es la siguiente: (l) causas intrínsecas, estrictamente
ligadas al origen y la naturaleza del edificio y (ll) causas extrínsecas, que
derivan de fuentes externas.

Esta división establece una clara demarcación entre la idea generatriz del
edificio y los posteriores eventos que le han ocurrido durante su vida; así
calificaremos casi exactamente el origen de las causas en relación al
monumento, orgánicamente considerado. Por lo tanto, las causas intrínsecas
están separadas de las otras, cuyas acciones están determinadas
independientemente de su erigen o de las diversas etapas de la construcción
y en otras circunstancias ajenas a aquellas de su creación o de definición de
su aspecto final.

Las causas intrínsecas (l) pueden ser divididas en dos grandes grupos: (l,1)
causas relativas a la posición en la que se encuentra el edificio y (l,2)
causas relativas a las estructuras.

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El primer tipo está directamente relacionado a la posición geotopográfica y
a la orientación (l,1,a), o al menes inherentes al terreno sobre el que se ha
construido el edificio (l,1,b).

Las causas del segundo tipo están relacionados generalmente, a los


elementos singulares constituyentes (materiales naturales o artificiales:
piedras y mármoles, maderas, mampostería, y elementos de tierra cocida,
calizas y aglomerantes en general, etc.) (l,2,a), o al conjunto de factores de
diseño y construcción derivados de considerar al edificio como un todo.
(l,2,b) en función del proyecto (por ejemplo: defectuosa proporción de las
secciones estructurales) o de ejecución (elección, empleo y manufactura de
los materiales, las modalidades constructivas, etc.) o también de las causas
específicamente tecnológicas, (cimentaciones, estructura muraria y cubiertas).

Se estudiarán las causas especificas principales, generalmente bien


diferenciadas entre ellas, derivando desde las causas generales y paralelas a
ellas para una mejor definición de su naturaleza y volumen.

Habiendo considerado todas las causas inherentes a los defectos de origen


del edificio, pasaremos a los eventos posibles que ocurren mas tarde y que
dañan la vida del edificio. Estas son las causas externas, llamadas
extrínsecas (ll).

Pueden dividirse en dos grupos principales: aquellas que dependen de


acciones naturales y las que a su vez dependen de acciones humanas. Para
una mayor amplitud de las causas naturales, las subdividiremos de acuerdo a
la rapidez de su acción. El grupo integro de causas extrínsecas podrían
entonces clasificarse de la siguiente manera:

 Causas naturales de acción prolongada (ll, 1)


 Causas naturales de acción ocasional (ll, 2)
 Causas que dependen de la acción del hombre (ll, 3)

1.-El primer grupo incluye toda la variedad de acciones físicas, químicas,


electromecánicas, botánicas, biológicas, microbiológicas, etc., que van
minando lentamente la vida del edificio y que se resumen empíricamente en el
término genérico e impreciso de "envejecimiento de la construcción".

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2.- Las segundas se refieren a fenómenos naturales excepcionales, casi
siempre de particular violencia y casi siempre difícilmente predecibles o
evitables: terremotos, bradisismo, aluviones, etc.

3.- Entre las causas pertenecientes al tercer tipo encontramos los daños
producidos a los edificios a consecuencia de guerras y sobre todo las
modificaciones efectuadas por el hombre a la estructura original y al uso de
ellos, tanto como las variaciones del entorno incluyendo las condiciones del
terreno.

A este propósito deben tenerse presente una clara línea demarcatoria. Como
habíamos visto, a las causas intrínsecas van atribuidos todos los fenómenos
relativos a la naturaleza del edificio aunque este haya sido construido en
diferente tiempo o haya sido terminado en otro momento, pero siempre en
relación a la unidad del proyecto; en cambio todas las consecuencias debidas
a sucesivas intervenciones y modificaciones substanciales que modifican la
concepción original, constituyen la mayoría de las lesiones, cuyas causas son
consideradas extrínsecas.

l. CAUSAS INTRINSECAS.

(l,1) Debidas a la posición de los edificios.

Se refieren sobre todo a la posición geotopográfica (1,1,a) y la naturaleza del


terreno (1,1,b) sobre el que se erige el edificio.

I.1 ,a - De la posición geográfica provienen sustancialmente las condiciones


climáticas a las cuales está sometido el edificio y a las cuales debemos
adecuar las previsiones y las acciones protectoras; si no responde a esta
exigencia especifica, no hay duda que los daños consecuentes tienen una
causa intrínseca. En cambio, la generalidad de las veces la relación entre la
resistencia del edificio y el clima no permite una deducción unívoca, tanto más
cuando -como ocurre en el mundo animal o vegetal- tal relación está sujeta a
movimientos- y modificaciones a causa de una pérdida de resistencia del
edificio. Como regla este fenómeno es incluido en los eventos y la casuística
propia de la vida del monumento y va más allá de las causas intrínsecas.

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En este caso, sin embargo, una particular situación topográfica puede incidir
notablemente en la caracterización o agravar las condiciones del ambiente
climático, como por ejemplo si un edificio está próximo a un curso de agua, un
lago o un precipicio, existen potenciales consecuencias especificas que no
pueden considerarse estrictamente intrínsecas.

Aún en la orientación del edificio según los puntos cardinales puede


reconocerse una influencia directa en su conservación, especialmente en lo
que se refiere a la exposición solar y la dirección de los vientos dominantes.

I,1,b - La naturaleza del terreno y la composición del suelo sobre el que se


levanta el edificio tienen primordial importancia, sobre todo desde un punto de
vista geohidrológico, considerando su consistencia, posición, inclinación de
estratos rocosos y régimen de las napas- freáticas subterráneas.

La carga unitaria trasmitida por las cimentaciones, debe ser proporcional a la


naturaleza del terreno y a su resistencia específica; su volumen que no debe
exceder las posibilidades físicas del terreno, es una condición básica para la
estabilidad del edificio.

Otro importante rol lo juega la orografía del terreno, determinado por su


gradiente, las características de su superficie externa, por la natural modalidad
de evacuación de aguas de superficie, etc.

El complejo de estas situaciones -inherentes a la naturaleza del terreno


determina no solo la durabilidad y estabilidad de las cimentaciones, sino muy
frecuentemente los reflejos relativos se extienden a la estructura de superficie
e inciden en la conservación del monumento íntegro.

Dentro de las indagaciones previas a la intervención, los siguientes tipos de


comprobaciones o pruebas deberán llevarse a cabo en las cimentaciones:

1) Comprobación geológica de estratificaciones. En el caso de áreas aluviales,


las pruebas deberán comprobar mediante muestras, la calidad del subsuelo
a una profundidad considerable, proporcional al volumen y a la carga del
edificio.

2) Pruebas de carga

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3) Eventuales pruebas de consolidación (químicas, físicas, mecánicas, etc.)

4) Investigación y búsqueda de napas fre3ticas, posibles corrimientos de


estratos.

5) Identificación y análisis de terraplenes diques nuevos y viejos.

A estas pruebas generales deberán añadirse todas las investigaciones


específicas, incluyendo la histórica, que conciernan al uso nuevo o antiguo de
los materiales con los que se trabajar la restauración.

(I,2) Relativas a las estructuras.

Estas causas están determinadas por fallas en los materiales de


construcción o en la estructura misma; defectos que aunque no revisten tal
gravedad que altere totalmente el equilibrio estático ni hacen imposible la
existencia del edificio, minan la estabilidad del organismo constructivo o por lo
menos afectan la conservación de sus elementos singulares.

Tales defectos pueden reagruparse en dos categorías: defectos en la


composición de los materiales (1,2,a) y los verdaderos defectos de
construcción (1,2,b).

Los defectos de origen se relacionan a la elección de los materiales, son


inherentes al dimensionamiento, al corte, al tratamiento, distribución y hasta al
uso de los elementos componentes de la estructura resistente, incluyendo, los
aglomerantes en relación a sus funciones estáticas; y son por lo general
debido a la insuficiente resistencia a los esfuerzos, a la mala labor de
extracción, a la debilidad de los morteros, etc.

Los tipos de comprobación y de pruebas que se pueden llevar a cabo sobre


los materiales son las siguientes:

1. Piedra y mármol: lugar de procedencia, método de extracción (que pueden


dañar la resistencia del material), métodos de transporte, tratamiento, pruebas
de laboratorio de homogeneidad, dureza, trabajabilidad, congelación,
conductividad térmica, desgaste, resistencia a los esfuerzos de compresión,

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flexión y corte. Para piezas usadas pruebas de impermeabilización y
endurecimiento químico.

2. Ladrillos y elementos de tierra cocida: Pruebas de resistencia (iguales


que para la piedra), análisis de la cocción y estudio de las calidades de arcilla
empleada, porosidad, inercia química.

3. Morteros y ligantes: En general, pruebas de endurecimiento, calor y


adherencia.

4. Maderas: Prueba de resistencia a la compresión, flexión, corte, dureza,


trabajabilidad, etc. Para la madera es importante conocer los insectos que
pueden atacarla (termitas, parásitos, varios tipos de polillas, etc.)

Como algo que concierne al entorno de los materiales, mencionaremos el


caso de la cal; este elemento es tratado muy superficialmente por los
restauradores. No es difícil darse cuenta de la gran variedad de este
aglomerante, difundido universalmente, pero variable de lugar a lugar, por
diferencia de la piedra de donde proviene o por el sistema de quemado. De un
mortero a otro existen diferencias de hidraulicidad, tiempo de secado.
Contracción o merma, color, proporción del agregado requerido, el uso mismo
en estaciones diferentes.

Todo esto trae una notable consecuencia práctica cuando se deba por
ejemplo integrar un revestimiento antiguo con material nuevo.

En el caso de revestimientos antiguos que han resistido mas allá de los límites
usuales bajo condiciones normales, será especialmente útil conocer la
composición y las características de su uso.

Los morteros pueden sufrir degradaciones con consecuencias serias,


sobretodo donde son usados en grandes cantidades.

En el caso de una mala calidad de cal de origen, o de la elección de un


agregado inadecuado como arena tierrosa o arcillosa; una equivocada
proporción de la mezcla, la presencia de yeso, la falta o insuficiencia de agua,
el excesivo espesor de los estratos, etc., la cal deberá presentarse dura,
cristalina o al menos de la misma dureza que el ladrillo, es pulvurelenta y no

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se adhiere bien a la piedra, limitándose a ser un relleno de las espacios entre
hiladas.

De este modo no resiste lo más mínimo a los esfuerzos de tracción y su


coeficiente de fricción es muy bajo. Esto puede llevar a la estructura de obra a
un posterior aplastamiento de las juntas, que desequilibra la distribución de las
cargas con el consiguiente deterioro.

También la propia piedra podría padecer de defectos iníciales de calidad. La


cantera seleccionada debe entregar el material en las mejores condiciones,
compacto, sin fisuras, sin marcas de golpes de martillo y preparado de modo
que la base sobre la que se asentar el futuro bloque coincida con el lecho de
la cantera y sin sufrir erectos del fuego por demasiado tiempo.

En cambio los defectos de construcción (I.2,b) son aquellos derivados de la


insuficiente calidad de la resistencia de la estructura y pueden ser debidos a
diversas razones: instalación o puesta en obra, errores en la disposición de
las varias partes del organismo estructural, relacionadas con las acciones del
peso o carga y con sus reacciones de resistencia o contra empuje.

Las dos categorías de los defectos (1,2,a y 1,2,b) son a menudo mezcladas o
tornadas interdependientes, de hecho y como ejemplo, la insuficiente sección
resistente y el incierto equilibrio entre los miembros de un edificio son en
muchos casos, la consecuencia de las súbitas alteraciones y por distintas
razones, de la constitución interna, de los elementos singulares que
constituyen la estructura; alteraciones que disminuyen la capacidad de
resistencia a estos últimos o la calidad de la cohesión de sus otras partes y
acaba por comprometer el equilibrio original.

En el equilibrio estático de un organismo constructivo cada parte cumple una


función precisa; debe en consecuencia, responder a una definida exigencia
de conformación, esto es de las dimensiones y las posiciones. Cuando esta
situación no se verifica o se tiene .un defecto de conformación original se
producen fenómenos de todo género que son las causas de mas peligre y que
minan de modo grave la conservación del edificio.

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Sin considerar de modo específico las causas de daños debido a la carencia o
mala conformación dé la cimentación, tales fenómenos pueden agruparse en
dos categorías de acuerdo al tipo de esfuerzo a las que está sometida la
estructura:

 Causas de deterioramiento relativas a acciones verticales excesivas en relación


con las dimensiones de los elementos de soporte.
 Causas de deterioramiento relativas a solicitaciones no verticales y no
suficientemente contrabalanceadas mediante estructuras adecuadamente
resistentes, este es a defectos y desde luego a la ausencia de estructura
misma.

En este punto ser útil indicar brevemente la esencia y los caracteres de tales
diferentes acciones, en modo de comprender exactamente la mecánica
relativa a ellos. Solo sobre tales bases se podrán de hecho establecer
cálculos de verificación para darse cuenta de la existencia o la gravedad de
los eventuales errores del proyecto.

Naturalmente, lo que se tratará a continuación prescinde donde sea posible de


la naturaleza del material y de la forma de la estructura y de los edificios. Se
trata solo de consideraciones y normas de validez general que puede
aplicarse a los casos más disímil es, esto es a los monumentos
pertenecientes a las diferentes civilizaciones arquitectónicas, a los variados
materiales y sus ejecuciones.

Este tratamiento está por eso necesariamente exento de objetivaciones y de


ejemplos concretos, a fin de mantener su validez general y su evidencia
universal.

Causas de daños relativos a acciones verticales

En las construcciones formadas por estructuras sobrepuestas


horizontalmente, la carga actúa sobre alguna de ellas está constituida por su
propio peso y la carga accidental debida a la presencia o a la posibilidad de
otros pesos como mobiliario u objetos pertinentes la vida o a la función del
edificio.

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La suma de tales acciones se ejerce verticalmente y se distribuye a
continuación según la conformación arquitectónica del edificio, en las
secciones resistentes de cada nivel. El equilibrio estático del conjunto está
entonces garantizado por la capacidad de resistencia de tales secciones al
esfuerzo aplicado sobre ellas, capacidad mesurable por el área de sus
secciones horizontales.

Cuando el peso supera tal capacidad, la estructura resulta sometida a una


carga excesiva y en ella se verifican lesiones que se llaman de aplastamiento
y que se manifiesta de varios modos:

a) con fisuraciones verticales.

b) hinchazón de la superficie externa, especialmente en el revestimiento


llegando en los casos más graves a su desprendimiento en las partes más
cargadas. Les fenómenos de aplastamiento se verifican en las estructuras
verticales de apoyo y con mayor frecuencia, en aquellos no homogéneas y
con deterioro en su interior, donde los materiales de menor resistencia pierde
por efecto de la compresión, la cohesión con los de mayor resistencia, sobre
los que se concentrarán en consecuencia el peso excesivo, superando su
capacidad de resistencia.

El exceso del peso vertical que se verifica naturalmente en la parte más baja
del edificio lo hayamos generalmente en las construcciones soportadas sobre
pilotes o columnas, en las que se concentran las cargas, como por ejemplo los
aporticados de uno o varios pisos o en cualquier otra estructura donde todo el
peso de la construcción se acumula distribuyéndose sobre pocos soportes
verticales de sección reducida respecto a las estructuras de la parte superior.

Una consecuencia particular y notable de peso excesivo es el asentamiento


de la cimentación.

Fenómenos de otro género pueden ser provocados por las acciones verticales
excesivas cuando estas se ejercen no solo sobre las estructuras verticales
portantes sino también sobre los elementos horizontales portantes con luces
grandes se determina entonces una solicitación a flexión, que provoca efectos
variables de acuerdo al material empleado; por ejemplo mientras que para la

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madera, material elástico, una cierta deformación debida a la carga no es
Señal de deterioro estático sino hasta que supera ciertos límites y provoca la
rotura progresiva de las fibras longitudinales, mientras que si se trata de
arquitrabes de piedra, el exceso de carga se manifiesta con la rotura del
monolito, por su naturaleza indeformable, y el equilibrio estático resulta
comprometido inmediatamente.

Causas de daños relativos a solicitaciones no verticales

Si tenemos acciones oblicuas a causa o por las características de la propia


conformación estructural del organismo arquitectónico, o por las particulares
condiciones de la carga accidental, los pesos se trasmitirán a las estructuras
en direcciones distintas a las verticales.

Las cargas accidentales actuando en direcciones no verticales son poco


frecuentes y se reducen casi exclusivamente a los casos de muros de
contención, de terraplenes de piscinas, de tanques, etc.; sobre ellos se ejerce
una acción oblicua cuyos componentes horizontales, crecientes de arriba
hacia abajo, tiende a imprimir a la estructura un movimiento de rotación hacia
afuera. Tal inconveniente se manifiesta en el frente exterior con un
desplazamiento horizontal que puede ser total, pero generalmente es irregular
y provoca soluciones de continuidad con giro horizontal que denuncia la
tendencia al corrimiento de los estratos superpuestos al muro.

Más frecuentes e interesantes son las acciones oblicuas debidas a las


estructuras escogidas y en todo caso a las acciones recíprocas que ocurren
en las varias partes del conjunto.

Tales acciones se verifican sobre todo cuando la transmisión de cargas o


pesos hacia otros elementos adyacentes ocurre a través de superficies de
contacto no horizontales así por ejemplo, las dovelas de un arco o una
bóveda, o el envigado de un techo a un agua cuando no tienen cadenas o
tirantes horizontales

En el caso de un arco o una bóveda, las cargas trasmitidas por cada dovela
se suman una a otra, dan una resultante que al plano de la imposta obra como
una fuerza oblicua y puede descomponerse en una componente vertical y otra

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horizontal. Esta última, en consecuencia, opera como una fuerza que tiende a
imprimir una rotación hacia el exterior del arco, con un claro daño de carácter
estructural.

La acción oblicua de una sección arqueada es el resultado de las acciones


recíprocas existentes entre los varios elementos cuneiformes de ella y es más
fuerte cuanto más distantes están estos elementos, como en los arcos de
grandes bloques cuadrados.

En los arcos y bóvedas hechos con pequeños bloques de concreto o de


ladrillo unidos con mortero, la estructura es teóricamente una especie de
monolito artificial que ejerce u a acción oblicua solo y por cuanto su masas es
en la práctica, fraccionada en elementos más o menos irregulares, cuyo
comportamiento estático esto unido no solo al efecto teórico de sus acciones
recíprocas sino también a las condiciones prácticas de su equilibrio.

Se deben tener en cuenta las acciones oblicuas más simples y fáciles de


identificar y generalmente menos dañinas son las debidas a cubiertas
inclinadas sin los necesarios tirantes horizontales y sobre todo los techos a
una agua sostenido por vigas simplemente apoyadas en sus extremos, sin el
auxilio del sistema de cadena horizontal y viga horizontal que constituyen el
esquema común de la media armadura afecta a una acción vertical.

Las acciones oblicuas, en tales casos, están concentradas en


correspondencia con las vigas principales, que ejercen solicitaciones
descomponibles en una componente vertical y una horizontal, análogamente a
los arcos en el plano de la imposta.

Tratándose de estructuras más ligeras, las consecuencias de tales acciones


son menos evidentes, pero no por ello despreciables y también porque, en
casos similares, las cargas no son contrabalanceadas por el peso de las
estructuras de la parte superior.

Es solamente del examen del edificio y de sus eventuales datos pertinentes a


su situación, que se puede establecer si las causas de tales defectos se
pueden achacar a la idea original, a las fases de ejecución del proyecto o solo

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deban imputarse exclusivamente a la realización de la obra, a defectos de
ejecución en los métodos seguidos o en los materiales usados.

Después de tales causas generales van precisadas aquellas específicas ya


enunciadas y relativas a las diversas partes de fa construcción:
cimentaciones, estructuras sobre la tierra y cobertura.

Recordemos por ejemplo, como son típicos de las cimentaciones de


mampostería, los defectos debidos a fenómenos de asentamiento, durante la
construcción o determinado por cursos de agua subterránea o nivel freático.

En la cimentación con palizadas, son temibles los fenómenos de podredumbre


y envejecimiento del maderamen.

En las estructuras elevadas, entre las causas más notorias y frecuentes,


enumeramos las cargas concentradas excesivas, la decadente calidad del
maderamen y los morteros y la limitada durabilidad de algunos materiales
empleados.

Para los techos, las causas más frecuentes se identifican como: desgaste,
rotura o deslizamiento del material de cobertura y deterioro de la
armadura principal. La poca impermeabilidad de las terrazas y los
consecuentes fenómenos secundarios caracterizan las viejas cubiertas
horizontales, típicas de climas secos y con escasa precipitación pluvial.

Las causas intrínsecas de deterioro de las cubiertas, contribuyen


notablemente a la degradación de todo el monumento

El siguiente cuadro, resume las subdivisiones enunciadas

II. CAUSAS EXTRINSECAS.

Causas naturales de acción prolongada (II.1.)

Cada edificio se apoya en el suelo y vive inmerso en su atmósfera y sus


condiciones más o menos variables reciben influencias continuas de diversas
naturalezas que podemos así repartirlo:

 Causa de naturaleza física (II, 1, a)

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 Causa de naturaleza química y electroquímica (II, 1,6)
 Causa de naturaleza botánica (II, 1, c)
 Causas de naturaleza biológica y microbiología (II, 1, 6)

Acciones físicas (II.1.a)

El comportamiento físico de los materiales prescindiendo de su resistencia a


las solicitaciones estructurales internas y externas se refiere sobre todo a la
acción del calor, especialmente por las temperaturas muy altas, debido al
fuego o muy bajas a causa del hielo. Pero también la acción del agua en sus
varias formas entra en las causas físicas de deterioramiento de los materiales;
así también la acción del viento, aquella de las ondulaciones y los fenómenos
de bradisismo, enriquecen el cuadro de las causas de origen fácilmente
individualizable. Los recientes descubrimientos en el campo de la constitución
molecular de la materia y sus acciones eléctricas y radioactivas, inducen a
creer posible que los futuros nuevos sistemas de investigación permitirán
identificar otros aspectos de las potenciales acciones físicas que actúan sobre
las estructuras de los edificios. Las acciones físicas normales, excluyendo las
debidas al fuego, son de desarrollo lento y de difícil reproducción en el
laboratorio; deben en consecuencia ser estudiadas a través de observaciones
repetidas sobre el mismo cuerpo del edificio en examen.

Agrupando todo el gran complejo de las causas físicas, podemos referimos


genéricamente causas térmicas, hídricas, eólicas y terrestres, todas actuando
en modo prevalentemente dinámico y determinante de otras acciones
consiguientes.

Las causas térmicas dependen de la amplitud y frecuencia del rango de


temperatura del aire que determinan acciones más o menos importantes,
especialmente en relación a la diversa porosidad y conductibilidad térmica de
los materiales. Todos los fenómenos dependientes del congelamiento están
incluidos en esta categoría tales como aquellos de disgregación y
pulverización por calor.

Las causas hídricas se clasifican de otra manera.

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Además de la obra relevante del agua de lluvia debido a su acción mecánica y
solvente y a la infiltración de la lluvia por viento, la humedad de los muros se
determina por medio de los fenómenos de percolación, embebimiento
(empapamiento) y condensación, esta última a través del aire

El fenómeno de empapamiento por capilaridad tal vez estacional puede


encontrarse hasta varios metros sobre el suelo húmedo y provoca efectos
degrada mes por las acciones químicas resultantes así como por el deterioro
estático producto de la sobrecarga que traslada a la estructura e agua
acumulada.

Las acciones combinadas de temperatura y humedad toman gran


importancia en los climas ecuatoriales y en aquellos tropicales favoreciendo la
degradación química dado que gran parte de ellas se basan en la presencia
de humedad y son favorecidas por el aumento de la temperatura y la
degradación de origen biológico, que encuentra óptimas condiciones para el
crecimiento y desarrollo de microorganismo y de las criptógamas. .

Hay que mencionar también las acciones físicas, producidas por


movimientos ondulatorios y por los fenómenos de erosión fluvial y
marítima.

La fuerza que ejerce el viento sobre los edificios antiguos, pueden equipararse
a golpes o choques y los fenómenos de erosión eólica a veces muy llamativos
y de carácter grave cuando se agrega la acción específica de agentes sólidos,
como es el caso de las tormentas de arena, forman otro grupo.

El cuadro se completa con el bradisismo y con los fenómenos de lento


alzamiento o descenso del terreno, especialmente en las zonas costeras.

Acciones químicas y electroquímicas (II.1,b)

Los efectos de los agentes químicos en los materiales de construcción son


fácilmente identificables a través de la investigación en laboratorio, los que
permiten establecer las alteraciones sufridas y la posible transformación
profunda de su composición. Tales estudios, seguidos de ejemplos extraídos
de varias partes del edificio a fin de poder comparar los diferentes efectos

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resultantes, están incluidos en la actividad usual del laboratorio científico para
el estudio de las piedras naturales o de los materiales artificiales de
construcción, con especialidad en electroquímica o bioquímica cuando la
acción química se deba a factores biológicos actuando sobre la composición
del material:

El vehículo para la acción química son sobretodo la atmósfera y el agua. Uno


de los fenómenos atmosféricos más difundidos es la oxidación, que en
general, en los edificios, no constituye causa directa de daños, salvo para
algunos elementos de fierro y algunos otros materiales metálicos; su
hinchamiento provoca en la piedra en la que esta empotrado, rotura y
fisuraciones muy visibles y llamativas.

Un proceso de degradación más grave lo causan los productos derivados de


la combustión de aceites minerales o de carbones contenidos en la atmósfera,
o en Casos excepcionales, provenientes de la actividad volcánica.

La polución atmosférica contaminante de la atmósfera, es generada por las


partículas gaseosas o sólidas. Entre las primeras son sobretodos temibles los
compuestos de azufre (sulfuroso y sulfúrico) que transforman los carbonatos
de los materiales en sulfatos, determinando un aumento de volumen que
produce fisuraciones y desprendimiento de las minas o de escamas sobre la
superficie a la vista de la piedra.

La acción de la niebla deposita partículas líquidas de cloruro de sodio,


transportado también por los vientos marinos, mientras las partes sólidas el
así llamado "smog"- contribuyen también a alterar la forma y el color de los
paramentos externos.

Las aguas son un activo vehículo de agentes químicos, al igual que la lluvia
también es químicamente activa por la presencia de anhídrido carbónico o de
diversas sales. Compuestos químicos en solución o en suspensión -
provenientes de la disgregación de la roca o tal vez residuos de producción
industrial o de contacto con el agua marina- agravan, con reacciones
específicas, los fenómenos de humedad capilar, ofreciendo otro ejemplo de
acciones que colaboran a la degradación química física.

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Las reacciones químicas son a menudo determinadas o acompañadas de
corriente eléctrica. Aquellas que circulan por el subsuelo, pueden provocar
modificaciones en la constitución de los materiales de cimentación,
disminuyendo la resistencia especifica.

Causas botánicas (II, 1,c)

Son fácilmente identificables por los daños que causan las plantas (vegetación
autónoma, o parásita). El crecimiento de las primeras en las inmediaciones de
los monumentos con frecuencia compromete su conservación, especialmente
a causa de las raíces subterráneas que socavan las cimentaciones y afectan a
los muros sueltos.

La vegetación parásita agrava la situación provocada por las plantas


autónomas, o viven a expensas de la estructura monumental. Los erectos se
presentan tanto más dañinos en cuanto son ejercidos sobre los paramentos y
superficies originales de los edificios, como es el caso de la hiedra y otras
plantas trepadoras. Por un malentendido romanticismo, su potencia
destructiva es minimizada, sin embargo y a pesar de su pequeño tamaño, las
criptógamas resultan casi siempre dañinas (hongos, algas, musgos y
líquenes).

Acciones biológicas y microbiológicas (II, 1, d)

Las acciones biológicas y microbiológicas que se manifiestan, al igual que las


químicas transforman la naturaleza íntima del material se pueden identificar a
través de las investigaciones realizadas en un laboratorio especializado. Se
revelan allí los daños producidos por la presencia de microorganismos
(bacterias, etc.) cuya actividad suele estar acompañada de transformaciones
químicas, denominadas en este caso bioquímicas.

Una mención especial merece los insectos xilófagos, destructores de la


estructura y decoración en madera desde la termita s a las hormigas blancas.
Las termitas constituyen el peligro mas grande, porque los daños provocados
permanecen disimulados hacia el exterior hasta que es demasiado tarde,
cuando ya es irreparable.

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Se deben citar también los daños provocados por los animales superiores
tales como las diversas especies de ratones y, en general la acción más o
menos rápida de todos los roedores. Incluiremos las reacciones químicas
determinadas por los excrementos de las aves que anidan y se posan en las
fachadas del monumento.

Causas naturales de acción ocasional (II, 2)

Se encuentran en esta categoría los eventos de origen natural que se


presentan en forma violenta e imprevista, constituyendo tal vez verdaderas
calamidades. No resulta posible, por su propio carácter de accidentalidad,
disponer tales causas en orden sistemático. Enumeraremos entonces las
causas principales:

 los terremotos
 los maremotos
 los desmoronamientos o derrumbes y los fenómenos de movimiento y
disgregación del terreno.
 las erupciones volcánicas y las emanaciones de gas
 los ciclones, las trombas de aire, las trombas marinas, los tifones y los
tornados.
 las inundaciones, desbordes y. todas las manifestaciones debidas al
crecimiento desordenado de los flujos de agua.
 las avalanchas, aludes, huaycos, etc.
 los incendios por autocombustión.

No se han considerado es esta categoría las causas individuales de la acción


del hielo, porque se trata de fenómenos estaciónales que se repiten
generalmente con ritmo anual y se ubican por lo tanto en aquellos de acción
prolongada.

En las localidades donde las heladas aparecen solo irregular o


intermitentemente a lo largo de muchos años, el fenómeno pude asumir
características de accidentalidad, tanto más temible por lo imprevisto.

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Causas directamente provocadas por el hombre (II.2)

Comprenden ante todo las modificaciones y las transformaciones ocurridas en


el curso de los siglos al edificio, a través de ampliaciones, sobre elevaciones
del organismo original, con las alteraciones, más o menos sustanciales de las
estructuras precedentes, turbando tal vez el equilibrio de los arcos y las
bóvedas.

Cuando estas nuevas sobrecargas resultan excesivas se provocan daños de


varios géneros fácilmente diagnosticables, atribuibles en algún caso a
reparaciones de mala calidad. También en el caso contrario aquel de
demoliciones parciales se pueden encontrar perturbaciones estáticas,
provocadas por la modificación del equilibrio o por equivocaciones
equivocadas que modifican su “status quo”.

El hombre con las modificaciones inconscientes a los últimos decenios, del


suelo, del aire y del agua, también por el creciente volumen del trafico en
superficie y aún más la vecindad de las vías ferroviarias y las plantas
industriales, suponen un tremendo peligro para las estructuras antiguas que
se revelan con evidentes muestras de dsgregamiento.

Come, habíamos visto, la civilización moderna atenta, también de lejos contra


la consistencia del monumento al contaminar la atmósfera como humos
industriales. Tanto más el hombre moderno debe sentirse obligado
moralmente a una solidaridad operativa interviniendo todas las veces que es
posible y por todo cuanto sea posible.

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