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Mi nombre es Rosa María García Rosas, nací el 04 de septiembre del año 2000 en el
hospital de Cocula, Jalisco, originaria del Crucero de Santa María. Soy la segunda hija de María
de Jesús Rosas y de Alfonso García Quintero. Tengo dos hermanas la mayor es Fátima Yesenia
García Rosas y la menor es Karla Paola García Rosas. A lo que me cuenta mi mama, mi
embarazo si fue planeado, y cuando se enteraron de que venía en camino fue una gran sorpresa,
durante mi concepción fue un momento muy especial para ella ya que fue un embarazo aún más
bonito que el primero, por el hecho de que ya sabía de los cuidados que se debían tener, además,
de ser un embarazo lleno de amor por parte de toda mi familia., y al nacer todos me recibieron
Mis abuelos maternos fueron Guadalupe Rosas Zarate que falleció antes de que yo naciera; me
hubiese encantado conocerlo, y mi abuela materna fue Ana María Padilla Aceves que falleció
cuando yo tenía 10 años, fue una situación muy dura tanto para mí como para toda mi familia,
era nuestro motivo para reunirnos todos los sábados, lo cual tanto mis primos y yo amábamos
esos momentos. Además, de quererla demasiado, dejo un gran vacío en mi vida. Mis abuelos
paternos Berenice Quintero Camacho y Rafael García Vázquez los cuales están con vida, amo
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pasar tiempo con ellos y disfruto mucho de sus anécdotas que me cuentan. Somos una familia
A la edad de un año ya contaba con la mayoría de mis dientitos, a su vez comencé a decir mis
primeras palabras que fueron mamá, papá y agua; comencé a caminar hasta el año y medio. En
esta edad era muy apegada a mis abuelos paternos; a lo que me cuenta mi mamá dice que ya era
algo desastrosa e ingeniosa y que tenían que estar cuidándome para no hacerme daño, pues
optaba por echarme todo a la boca ya que me llamaban la atención sujetar cualquier objeto, a su
vez, me dice que mi hermana mayor al principio no me quería ya que al ponerme toda la
decía que me tiraran a la basura, al paso del tiempo ella me comenzó aceptar, ya quería pasar
todo el tiempo conmigo y estarme dando cariños. En esta edad me bautizaron en la religión
En la edad de dos y tres años ya era una niña muy juguetona, ya hablaba un poquito mejor.
Además, comencé a ir al jardín de niños Nuevo Horizonte, donde comencé a relacionarme más
con los niños que no conocía; para mí el kínder fue una etapa muy bonita y divertida, obtuve
muchos aprendizajes por ejemplo las vocales, los números del uno al diez, también los días de la
semana, aprendí a ir al baño sola por el simple hecho de que tenía que estar preparada para
cuando no estuviera con mamá. Sin embargo, fue un tiempo difícil ya que mi papá se tuvo que ir
a trabajar a Estados Unidos por necesidad económica, me dice mi mamá que todas las noches
quería a mi papá para que me durmiera y no soltaba una camisa de él, pues a todas horas la
estaba oliendo para recordar su olor; al tiempo que mi papá regreso dice mi mamá que no me
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Posteriormente en la edad de cuatro y cinco años mis padres me fueron
berrinchuda o algo parecido, sin embargo, fue todo lo contrario ya que me puse muy feliz con su
llegada, que no me quería separar de ella y siempre la cuidaba, hasta la fecha soy muy feliz de
tenerla a mi lado. Aquí comencé con temores uno de ellos era la obscuridad que a pesar de
dormir con ellos siempre tenía miedo en las noches y es por eso que teníamos que dormir con
una lamparita encendida y ellos creían que esto sucedía porque siempre he sido muy insegura.
Si bien, en la edad de los seis a los siete años fue cuando entré a una nueva etapa que fue la
primaria Miguel Hidalgo y Costilla, dice mi mamá que al principio lloré porque extrañaba a mis
amiguitos del kínder, además de los columpios, pero conforme pasaron los días ya me había
adaptado; fue aquí donde desarrollé más mis conocimientos pues me enseñaron a contar en
cantidades grandes, el abecedario completo y poco a poco comencé a leer, siempre obtenía muy
buenas calificaciones y obtuve varios reconocimientos. Siempre he sido muy alegre, activa y
muy imperativa, al igual me encantaba salir a jugar a la mamá o a la comidita; recuerdo que me
peleaba mucho con un primo porque siempre me decía cosas que me hacían sentir mal, hasta la
fecha no me gusta ni decir cosas ni que me digan que se me pueden afectar ya que tomo las
palabras muy enserio y esto lo veo como un pequeño problema para mí.
A la edad de los ocho años mí papá me enseño andar en bicicleta a pesar de las caídas me
enseñe a ya no tenerle miedo y poco a poco comencé andar sin llantitas, en esta edad ya cursaba
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cuarto de primaria; mis conocimientos comenzaron ampliarse y me sentía más segura conmigo
misma, lo que más me motivo a seguirle echando ganas fue cuando me dieron un reconocimiento
por haber dado un progreso considerado en mis estudios, en estos instantes sentí que podía ser
esto.
A los nueve años me encantaba jugar con mis hermanas y mis primos, esto para mi cobraba
mayor importancia, me volví un poco más responsable y cuidaba un poco más de mi hermana
formar parte del equipo de basquetbol de mi escuela, siempre admiraba a los jóvenes que
practicaban este deporte porque podían hacer más técnicas que nosotros, siempre soñé en
dedicarme de grande a este deporte, pero poco a poco el interés se fue perdiendo por falta de
tiempo y porque sabía que este pensamiento era sólo algo pasajero. La mayoría de mi tiempo lo
pasaba con mi sobrino Eduardo acostumbrábamos ir a jugar a las maquinitas, andar en bicicleta y
patines, además jugar tasos; mis primas me criticaban por hacer cosas de niños, pero en realidad
yo amaba realizar estas actividades, sin embargo, no significaba que quería ser niño o que tuviera
otras preferencias sexuales. En el año 2009 realicé mi primera comunión junto con mi hermana y
mis dos sobrinos, ese día estuve feliz por traer conmigo un vestido muy bonito color blanco, me
sentía soñada.
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Continuando con la edad de los diez a los once años; durante estos años que fueron los últimos
dentro de la primara, no fueron agradables para mí; el bullying apareció en todo tipo de situación
por parte del grupo de las “niñas populares”, me sentía tan frustrada el no poder decir nada y por
no saberme defender, acepto que era una niña con obesidad, pero no comprendía en esa edad
cual era el problema de ser así, ellas provocaban que me sintiera tan insegura y que llorara todos
los días por ya no querer ir a la escuela, sin embargo, contaba con la amistad de mi prima y otros
niña normal.
En la etapa
más rebelde
que fue de
los doce a
los quince
años que
comencé la
secundaria,
al traer muy
malas
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experiencias de los últimos dos años, ya no podía permitir que nadie me insultara o que me
quisieran hacer sentir menos persona; al entrar con toda la seguridad y con confianza conmigo
misma me abrió muchas puertas en amistades a todos le caía bien, hice tantas amistades las
cuales crearon tanto recuerdos inolvidables; a su vez las buenas calificaciones continuaron y los
primeros lugares siempre los obtuve. Pero ahora, los problemas eran con mis papás por mi
rebeldía ya que no obedecía en nada, era muy contestona y siempre me salía sin permiso; no
podían hablar conmigo porque yo todo lo tomaba en mal y siempre terminaba gritando y
dejándoles le hablar; recordar esto me hace sentir mal, al mirar que ellos solo querían lo mejor
En los siguientes años entre a una de las mejores etapas en mi vida, que fue la preparatoria;
conocí grandes personas tanto maestros como compañeros que algunos de ellos se hicieron mis
mejores amigos; amigos que estuvieron en los buenos y malos momentos, éramos inseparables;
era muy conocida en la prepa no sé si por el trato que le daba por igual a todos o simplemente
porque les caía bien. Me encantaba participar en todos los eventos dentro y fuera de la
institución. Como persona me sentí única y feliz ya que yo no conocí tristezas dentro de ella,
todo lo que giraba en mi entorno eran puras buenas vibras. Fui una joven alejada de vicios, pero
acepto que me gustaba mucho salir, sin embargo, jamás preferí una salida con mis amigos para
perder clases, valoro mucho el tener la oportunidad de estudiar, además, pertenecía a los
primeros lugares, lo cual los maestros admiraban de mí. Tengo un sueño frustrado y fue el no
lanzarme para presidenta del comité estudiantil, y no fue por no querer, sino por no tener el
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Se llegó el momento de salir de la preparatoria y hacer trámites a la universidad, yo por supuesto
ya tenía claro lo que quería estudiar; mi primer intento a mi actual escuela se realizó, pase el
examen, pero lamentablemente no quede por cupo y claro las criticas comenzaron a surgir, por
ejemplo, escuchaba como “ y la del primer lugar” o “la aplicada no quedo”, por parte de mi
familia tampoco tuve apoyo me decían “si hubieras estudiado más” y “tendrás que trabajar, no
estarás de niña bonita”, este tipo de situaciones le trajo soledad a mi vida; no quería hacer nada,
me la pasaba dormida y cuando estaba despierta solo estaba preguntándome a mí misma que
había sido lo que había hecho mal o porque no estudie lo suficiente, de igual manera subí
bastante de peso, en fin; mi papá me rogo para que hiciera tramites en CUvalles, y fui admitida
lo hice creyendo que me haría sentí mejor pero no fue así, lo cual sólo hice un semestre y me di
de baja para esperar de nuevo la convocatoria aquí en la normal, lo primero que me dijo mi papá
fue “si no quedas, ahora si te vas a quedar sin estudiar”, fue un año difícil pero lo logre, estoy en
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