Está en la página 1de 58

COSMOVISIÓN

Consciencia y Cosmos

Nemeser
COSMOVISIÓN
Consciencia y Cosmos R
R
LA VISIÓN AMPLIA – EL PARADIGMA DE LA CONSCIENCIA

1 El reto de un nuevo paradigma

La Teoría de la Visión Amplia o Alom Dal plantea un nuevo paradigma sobre la


Consciencia y el Cosmos. Entendemos como paradigma el campo o marco de visión más
amplio posible que abarca nuestro conocimiento del Universo, o de una disciplina
concreta. Como si se tratara del marco de una ventana, la realidad que podemos
observar y comprender no puede exceder esos límites. Lo que no quiere decir, en
absoluto, que no exista nada más allá de lo que vemos sino, sencillamente, que no
somos capaces de ver o entender lo que pueda existir más allá de los límites o márgenes
de ese marco de observación.

El miedo a lo desconocido es uno de los más fuertes en el ser humano, puesto que nos
enfrenta a nuestras propias inseguridades. Esta es una de las razones que explica el
porqué siempre han sido una exigua minoría los que se atreven a salirse del marco de
la ortodoxia y la seguridad del paradigma de lo conocido, para adentrarse en nuevos
océanos hacia lo desconocido. La mayoría prefieren quedarse en tierra, aferrados a lo
ya conocido, evitando así el esfuerzo y el riesgo que conllevan la exploración de nuevos
territorios.

En los inicios del pasado siglo, en plena entronización de la Razón lógica como centro
del poder humano y de la Física Clásica como explicación de todas las cosas, Freud y Jung
nos descubrieron que aquella Razón consciente era sólo la punta del iceberg bajo la que
se ocultaba una parte desconocida de nosotros mismos: el Inconsciente individual y
colectivo. De manera que, cuando creíamos controlarlo todo por la Razón, descubrimos
que, ni siquiera teníamos el control de ésta, por hallarse bajo la influencia de nuestro
Inconsciente. Por su parte, y casi simultáneamente, Max Planck nos abría las puertas a
una Física Cuántica, y que también venía a contradecir los supuestos lógicos de la Física
Clásica. Las aportaciones de aquellas mentes privilegiadas sacudieron los mismos
cimientos del paradigma cartesiano, mecanicista y materialista, sumiéndolo en una
crisis de la que sólo podrá recuperarse cuando seamos capaces de expandir nuestro
conocimiento y Consciencia más allá de los límites de aquel marco de observación, y que
ya se ha desvelado como claramente insuficiente para dar respuesta a las grandes
cuestiones cosmológicas y existenciales de nuestro tiempo.

De la crisis abierta en el actual paradigma cartesiano se deriva la


crisis sistémica de nuestro modelo de sociedad

1
El viejo paradigma cartesiano se tambalea y, con él, todo el sistema social, ético,
político y económico que surgió de aquella visión. Siendo así que, de la crisis entonces
abierta en el actual paradigma materialista, se deriva la crisis sistémica de nuestro
modelo de sociedad. Tal vez este es el momento en que deberíamos bajarnos de aquel
pedestal al que nos subimos cuando nos autocalificamos de Homo Sapiens, para
reconocer que solo somos Homo Tecnologicus, y que esa misma tecnología puede
acabar con nosotros si no somos capaces de expandir y elevar nuestra Consciencia. Pues
todas las grandes amenazas que afronta la humanidad en este inicio de milenio, son
solo consecuencias del actual desequilibrio entre nuestro creciente desarrollo
tecnológico y el insuficiente desarrollo de la consciencia humana.

Por eso, ahora más que nunca, debemos tener el valor de cruzar el océano que nos
separa de nuestro destino, de ese nuevo paradigma sobre el que habremos de seguir
construyendo el edificio de la ciencia y la civilización. Y no sólo para seguir explorando
el mundo físico, sino, también y sobre todo, para conocernos mejor a nosotros mismos,
como Seres Conscientes. Un autoconocimiento que implica profundizar en el
conocimiento de la naturaleza de la Consciencia. Por lo que, el paradigma que el mundo
y la humanidad necesitan en estos momentos, no puede seguir exclusivamente centrado
en la naturaleza física, sino que debe abrirse a profundizar en el estudio de la vida y la
consciencia.

2. La Visión Amplia – El nuevo paradigma de la


Consciencia

Cada vez se especula más intensamente sobre la posible existencia de otras


dimensiones más allá de las tres físicas conocidas y la cuarta dimensión del tiempo.
Sólo así se explican algunos físicos y matemáticos las incógnitas que no se han
conseguido desvelar sobre el origen del Universo físico y su desarrollo a partir del Big
Bang. Comenzando por una de las cuestiones más intrigantes, la presencia en el
Universo de solo una décima parte de la materia y energía que debería existir, según los
cálculos realizados sobre los orígenes y evolución del Cosmos.

De ahí que se hayan formulado distintas teorías que incluyen la posible existencia de
cinco, siete o nueve dimensiones en el Universo. En esa misma línea la Teoría que se
expone en este documento postula la existencia de Planos y Campos de Energía.

De manera muy resumida, se plantea que la energía en el Universo se estructura en


Planos, cada uno de los cuáles implicaría distintos niveles de naturaleza o vibración
energética. Y en los que, salvo en el nivel más elevado, la energía se agrupa como
Campos de Energía. Entendidos como concentraciones de energía y poder, unidos entre
sí por una red de relaciones. Las que podemos llegar a identificar y comprender si
conocemos las coordenadas de cada una en el nuevo paradigma de la Consciencia.

2
En el nuevo paradigma de la Consciencia se postula que el
modelo de nuestro Universo se organiza en forma de Planos y
Campos de Energía

Una visión del Orden Universal como Universo de Formas y Relaciones, estratificado
por niveles según una escala ascendente de vibración de la energía, entre los niveles
más densos y los más sutiles o elevados, como así se pone de relevancia en la siguiente
shibane del Shara Bat, poniendo el énfasis en la forma en que se integra la diversidad
aparente en la Unidad subyacente en el Universo:

En los planos superiores del Universo Espejo prevalece la Unidad, como en los inferiores
la Diversidad, tal y como lo unitario tiende a lo absoluto y lo diverso a la relatividad.
Siendo así una verdad absoluta que la Diversidad está contenida en la Unidad, tal y
como la energía Sutil atraviesa los cuerpos Densos de la aparente realidad.

Flotan los cuerpos estelares en un Vacío que no es tal, sostenidos por la malla de
Fuerzas y Relaciones en la Unidad.

La Realidad es Ilusión, pero la Ilusión es Real.

S.B. 11

Hasta ahora hemos tenido una visión del Cosmos relativamente plana, cuando solo se
admite la existencia de una realidad física y material, organizada en estructuras de
menor a mayor, como círculos concéntricos que se extenderían hasta los límites del
Cosmos. Desde las partículas a los átomos, moléculas, organismos, planetas y galaxias.

Pero parece que falta algo... que el paradigma y la ciencia actual no alcanzan a ver. Lo
que deja muchas preguntas sin respuesta, desde las que ahora nos plantea la Física
Cuántica a las que, desde siempre, se ha planteado la especulación filosófica y metafísica
sobre la naturaleza humana, de la Conciencia y el Cosmos.

¿Tal vez una dimensión desconocida? Hacia esta solución apunta cada vez más la
investigación científica. La Teoría de Planos de Energía nos presenta una dimensión de
tipo vertical y jerárquico, cuando nos plantea la estratificación de la energía por
planos. Lo que equivale a otras dimensiones, pero expuesto desde una nueva
perspectiva.

Un referente inexcusable para físicos y matemáticos cuando tratan de explicar la posible


existencia de otras dimensiones del Universo distintas de las ya conocidas es la historia
de Planilandia o Flatland. Un hipotético lugar en el que solo existen dos dimensiones

3
físicas, ancho y largo, pero no la de altura. Lógicamente, en su paradigma es inconcebible
la idea de elevación. Pues para ellos es inasumible una tercera dimensión en el espacio,
como para nosotros pueda serlo la existencia de Planos de Energía por encima del nivel
físico, que es el único que reconoce el actual paradigma científico.

Por lo que, como en Planilandia, estaríamos atrapados en nuestras propias creencias


sobre lo que es posible o imposible, dificultando así que podamos abrir los ojos a nuevas
posibilidades, como la que nos expone la Teoría de Planos y Campos de Energía. Una
dimensión vertical que complementaría la actual, basada en la mera sucesión de
órdenes menores a mayores en la escala física, completando ese eje plano u horizontal
con otro vertical y jerárquico, en la sucesión de escalas de naturaleza o vibración de la
energía.

Siendo así como, a las tradicionales cuatro dimensiones del espacio – tiempo, se añade
una Quinta Dimensión, en el eje vertical de la estructura del Orden Universal. La de
una sucesión de planos de energía, desde la más densa del plano físico, a las
progresivamente más sutiles de los planos emocional y mental. Y, por encima de éstos,
el Plano Simbólico o Causal, el del Alma y el del Espíritu, como veremos más adelante.
Todas ellas atravesadas por una Sexta Dimensión, como eje transversal, en la conexión
de la Consciencia del observador con la del campo del objeto de observación, como está
representado en el Ojo de la Consciencia de las distintas tradiciones espirituales, en el
ojo de Horus en Egipto, el de Dios en el cristianismo o el de Budha en las stupas budistas.
Siendo así que la Consciencia es la clave para nuestro entendimiento del Cosmos, por
lo que se sitúa en el centro focal del nuevo paradigma que ahora presentamos.

Los Planos de Energía son los distintos niveles en su escala de


vibración. Los Campos de Consciencia lo son de integración de la
diversidad en la unidad, de las partes en un Todo coherente, de
cada forma visible de existencia

Una Cosmovisión que nos muestra un modelo del Orden Universal organizado en forma
de Planos de Energía y Campos de Consciencia. Por establecer un símil que permita
comprenderlo mejor, podemos imaginar la similitud de los Planos de Energía con los
tres niveles, acuático, terrestre y aéreo, en los que se desarrollan las formas de vida
en nuestro planeta. Cada uno de estos niveles es un medio de distinta densidad y
características, que son las propias del agua, la tierra y el aire, tal y como sucede con los
Planos de existencia en el Orden Universal y sus distintas escalas de vibración de la
energía. Y, así como nuestros ojos nos permiten ver distintas formas de vida adaptadas
a cada uno de ellos, como peces, reptiles, mamíferos o aves, también estamos llamados
a reconocer la existencia de Campos de Consciencia en torno a cada una de esas
especies y en nosotros mismos, tanto a escala individual como colectiva de la
humanidad. Porque, como iremos viendo, tras cada forma visible de complejidad y
orden, como una célula o un ser vivo, hay un Campo de Memoria o Conocimiento, de
energía sutil de la Consciencia, que es causa y origen de su existencia. Tras cada forma

4
visible de materia y energía físicas, un campo invisible de Consciencia y energía sutil que,
aunque nuestros ojos no puedan verlo, las envuelve por completo. Porque, así como la
complejidad de construir un avión, una cosmonave, un ordenador, un rascacielos o una
nueva ciudad, requieren de elevados niveles de conocimiento en las mentes que los
diseñaron y construyeron, de la misma manera la complejidad de un organismo o toda
forma compleja de existencia no puede darse como resultado del azar, sino que requiere
de una forma de Consciencia o conocimiento para modelarla. Como los que dan forma
a los seres vivos en el huevo o la matriz en los que se engendran, organizando, con una
impresionante perfección, la atribución de cada una de las células madre a roles de
células hepáticas, biliares, sanguíneas y de una infinidad de tipos, en la forma y
cantidades exactas requeridas y perfectamente interrelacionadas con todas las demás
hasta lograr la creación de un organismo completo. Siendo así que la Consciencia, y los
Campos en los que se estructura y organiza, son causa y explicación de la integración
de la diversidad en la unidad.

Finalmente, tanto la ciencia como la espiritualidad coinciden en su intuición sobre la


existencia de un Orden o Unidad subyacente a toda la diversidad de formas que
contemplan nuestros ojos. Mientras los guías espirituales tratan de acceder a ella a
través de la meditación y la canalización de conocimiento, los científicos la buscan
afanosamente mediante la lógica y la razón, en busca de una Teoría unificada de las
cuatro fuerzas universales del universo físico.

Un Orden Invisible a primera vista ante nuestros ojos físicos, pero que se va desvelando
a medida que nuestra Conciencia e Inteligencia profundizan en su exploración y
conocimiento.

Un Orden Universal que, en la Teoría de Planos, se estructura en torno a los tres ejes
antes descritos:

El Universo Autocontenido o Fractal en su eje horizontal

El Universo de Consciencia y Representaciones, en su eje transversal

El Universo Espejo y Reflectivo o Piramidal en su eje vertical

Una triada que tiene su Estrella Guía en el Universo Consciente, como veremos más
adelante, y a los que se refiere la siguiente shibane del Shara Bat

Campos de Conciencia que se superponen y en los que se cruzan el Orden Horizontal y


el Vertical del Universo Autocontenido y el Universo de Planos, ambos por el Universo
de Representaciones atravesados.

S.B. 22

Unos ejes o dimensiones que sirven al propósito de nuestra mejor comprensión de la


estructura del Orden Universal pero que, naturalmente, no toman esa forma en

5
realidad, sino que debemos entenderlos a nivel simbólico y conceptual. Por lo que,
cuando nos referimos al eje vertical del Universo Espejo, lo estamos haciendo en
relación al orden jerárquico en que se estructuran los distintos Planos de Energía y sus
respectivas dimensiones. En tanto que el eje horizontal hace referencia a la estructura
por la que el Cosmos se organiza en razón de magnitudes crecientes, por los que, cada
forma menor se integra en otra mayor, de la que forma parte. Una estructura o eje
horizontal, cuya existencia, a diferencia de la vertical antes descrita, es ampliamente
conocida y estudiada en la Teoría General de Sistemas y que abarca tanto los sistemas
físicos como los de la vida. Siendo éste el Cosmos de polaridad desplegado en el Espacio
– Tiempo y sus cuatro dimensiones. En tanto que el Universo Espejo añade una Quinta
Dimensión a las anteriores para nuestra observación y comprensión del Orden
Universal, la que se completa con la Sexta Dimensión del Universo de Consciencia y
Representaciones, un eje transversal que atraviesa los anteriores para completar la
Unidad del Universo Consciente.

El modelo cosmológico del nuevo paradigma de la Consciencia, incluye, entre sus


conceptos fundamentales, los de Planos de Energía y Campos de Consciencia, al que
se añade el de Dimensiones. Por lo que, una vez expuesta la naturaleza esencial de los
primeros, pasamos a aclarar el significado de éste último. Las tres dimensiones del
Espacio, largo, ancho y alto, permiten a nuestra mente ubicarnos y entender la dinámica
del movimiento de los cuerpos en el plano físico. A las que se añade la cuarta dimensión
del Tiempo, para completar el orden espacio – temporal, entre el pasado – presente y
el presente – futuro, lo que es fundamental para nuestra comprensión de las dinámicas
de causa y efecto, en la cadena de sucesos. Todas estas dimensiones son ejes o
coordenadas que nos permiten entender, y hasta predecir, lo que sucede en nuestro
entorno físico. Pues bien, del mismo modo, la Tríada de Universos que da forma a la
Cosmovisión de Alom Dal, el nuevo Paradigma de la Consciencia, puede ser igualmente
entendida como los ejes o dimensiones necesarias para permitir nuestra comprensión
del Orden Universal. Y así como el reconocimiento de las dimensiones físicas permiten
a los seres vivos moverse y sobrevivir en el entorno de sus ecosistemas, el conocimiento
de los ejes o dimensiones del Orden Universal del que formamos parte, nos ha de
permitir vivir, realizarnos y trascender como seres humanos. Desde un mejor
conocimiento de quiénes somos, como Seres Conscientes, y el entorno social, de
consciencia y trascendencia que es nuestro medio natural, descubriendo así nuestro
encaje en el Orden Universal del que formamos parte, desde el reconocimiento de
nuestra naturaleza, misión, razón de ser y destino, a nivel individual y colectivo.

Siendo así que los Planos Inferiores, físico, emocional y mental, constituyen el eje
horizontal del Universo Autocontenido, cuyas coordenadas son las cuatro
dimensiones del espacio – tiempo, a las que se añade el eje vertical del Universo Espejo,
que se despliega como una quinta dimensión para mostrarnos las coordenadas de los
planos de energía, que culminan en la dimensión única de los Planos Superiores de
energía, una sexta dimensión en la que se da la más perfecta integración de la
diversidad en la unidad, y que se nos muestra como el eje transversal en el que
confluyen la mirada del observador y el campo de consciencia del objeto de observación.

6
Las dimensiones son los ejes o coordenadas que permiten a
nuestra mente comprender quiénes somos, dónde estamos y
determinar cuál es nuestro destino, en el marco del Orden
Universal del que formamos parte

Por lo que los tres ejes y sus dimensiones son los que nos dan las coordenadas necesarias
para un mapa del Orden Universal que, desde la perspectiva de la Consciencia, permita
a nuestra mente entender quiénes somos, dónde estamos y cuál pueda ser nuestro
destino.

De los tres ejes ya expuestos, el del Universo Autocontenido o Fractal es el único


conocido y reconocido en el actual paradigma dominante. Una dimensión horizontal,
por estar exclusivamente centrada en la materia y energía físicas, pero que se completa
y complementa con el concepto de Universo Espejo. Que, como se ha dicho, nos refiere
a una estructura vertical de sucesivos planos de energía, desplegados entre las escalas
más densas o bajas de vibración y las más sutiles o elevadas. Entre ambos, el Universo
de Representaciones se refiere a la conciencia del observador, entrelazada con su
objetivo de observación, mientras trata de desvelar la estructura más íntima y profunda
del Orden Universal del que forma parte y que, inevitablemente, nos impulsa a descubrir
el Universo Consciente que se sitúa como centro del nuevo paradigma de la
Consciencia y Estrella Guía de la Tríada del Orden Universal.

3 El Universo Autocontenido y Fractal

A principios del siglo XX, el conocido biólogo Ludwig Von Bertalanffy reparó en la
existencia de isomorfismos entre las estructuras físicas de los organismos vivos, las
organizaciones, los ecosistemas, las poblaciones humanas y la infinidad de formas y
modelos de organización que podemos observar, dando lugar al nacimiento de la TGS -
Teoría General de Sistemas. Un marco conceptual tan amplio que pudo considerarse
como nuevo paradigma o metateoría, pues resulta de aplicación en ciencias tan
diversas como la biología, la sociología, filosofía, antropología, psicología, economía o
informática.

De manera muy sintética, podemos decir que la TGS nos ofrece una visión de la
estructura de la realidad como sistemas que engloban a otros sistemas en su seno, en
una cadena que parece no tener fin en el Universo. Así pasamos de las partículas a los
átomos, y de éstos a las moléculas, el genoma, las células, los órganos y organismos, los
ecosistemas, la biosfera, el sistema solar, las galaxias, los cúmulos y el Universo entero
en expansión. Una visión sobre la estructura de la realidad que es la de un Universo
Autocontenido.

7
Cuando dibujamos un árbol genealógico o de evolución de las especies, o cuando vemos
el organigrama de una empresa, con sus áreas, departamentos y secciones, lo que
estamos viendo es una sucesión de sistemas y subsistemas. Pero esta imagen estática
no responde a la realidad del Universo dinámico y evolutivo en el que estamos
inmersos, pues no nos habla de las relaciones entre unos sistemas y otros. Una cuestión
vital que en la TGS se plasma en la importancia que se les otorga a los sistemas abiertos
y al enorme interés que suscitaba en Von Bertalanffy el estudio de los procesos de
retroalimentación.

Porque, en realidad, vivimos inmersos en un Universo de Formas y Relaciones.

Cuya estructura horizontal es la del Universo Autocontenido. Allá donde mires


encontrarás evidencias de que esto es así. Las distintas personalidades o Formas de Ser
de cada ser humano se influencian mutuamente en la red de relaciones sociales. Por su
parte, las empresas se relacionan entre sí y con los consumidores mediante relaciones
de competencia y competitividad en el seno del libre mercado. Algo parecido a lo que
hacen las especies de seres vivos cuando luchan por la supervivencia, y cuyas relaciones
se reflejan en la cadena trófica de los ecosistemas. Pero no solo en el orden social y el
salvaje, sino también en el propio orden físico vemos como esto es así. En el Cosmos las
formas son los astros y sus relaciones las propias de las leyes físicas, como la gravitatoria.
Siendo estas relaciones las que determinan los movimientos y la evolución de los
cuerpos celestes o de los seres vivos, moldeando sus formas.

Flotamos suspendidos en un Universo de Relaciones que guarda celosamente el secreto


de la Unidad. Somos muchos, pero somos Uno. Pues debéis saber que toda división de
la Existencia es imaginaria, por ser necesariamente subjetiva. Así pues, la separación es
un espejismo, una recreación de vuestra mente. La que ignora que hay lazos invisibles
que unen las estrellas y vuestro Universo Interior.

S.B. 14

De tal manera que, en el nuevo paradigma, hemos de aprender a ver la realidad como
una red de relaciones, más que como un conjunto de formas, por la evidente
omnipresencia de las leyes y relaciones en comparación con la menor presencia de
cuerpos físicos, tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, en los que prevalece
el vacío. Pero que no lo es, por la presencia de esas leyes invisibles o fuerzas sutiles y
su jerarquía sobre las formas visibles.

Desde la perspectiva del postulado que afirma que todo es energía, en distintas
manifestaciones, y que la materia es solo un sumidero de energía, tal y como la ciencia
tiene asumido, entonces podemos entender las Formas como concentraciones de
energía y, por tanto, centros de poder, y las Relaciones como las fuerzas que unen
unas con otras en el conjunto unitario del sistema que es objeto de observación. Así
sucede, por ejemplo, con los cuerpos celestes y las fuerzas gravitatorias y

8
electromagnéticas que rigen sus relaciones, o con las especies animales y sus relaciones
entre depredadores y presas o, con nosotros mismos y nuestras propias relaciones de
competencia o cooperación, agresivas o amorosas.

Centros de Poder que podemos entender como sistemas individuales en relación con
otros, en el seno del medio o sistema de orden mayor del que forman parte, bien sea el
propio Cosmos físico, un ecosistema o la propia sociedad humana.

4 El Universo de Consciencia y Representaciones

Cuando nos proponemos avanzar al encuentro de un nuevo paradigma sobre el Orden


que rige en el Universo, debemos comenzar por hacer algunas consideraciones sobre el
instrumento que vamos a utilizar para explorar lo que llamamos Realidad: la mente.

Uno de los principios herméticos más importantes que nos legó la sabiduría del antiguo
Egipto reza así:

El Todo es mente, el universo es mental

En la Teoría de Planos y Campos de Energía veremos hasta qué punto esto puede llegar
a ser cierto. Pues, como ya están comenzando a descubrir los científicos e investigadores
de la física avanzada, la consciencia está en el centro de todo. Y, cuando hablamos de
ella, no podemos dejar de relacionarla con la mente y sus procesos.

Finalmente, un paradigma es una visión de la Realidad que nos rodea y el Orden que
la rige, siendo precisamente este el significado la palabra Cosmovisión. Se nos explica
desde la antigua sabiduría de los Upanishads del hinduísmo, que la realidad que vemos
no existe, que es maya o ilusión. Una afirmación que siempre nos ha intrigado, pues nos
plantea la cuestión fundamental sobre si existe una realidad fuera de nosotros o, incluso,
si nosotros mismos existimos. Una duda que, en Occidente, Descartes atajó con
contundencia en la célebre frase, ya comentada “Pienso, luego existo”. Reafirmándonos
así en la realidad de nuestra existencia, desde la evidencia de que nos estamos
formulando esa cuestión, de tal modo que la misma duda la presentó como prueba de
nuestra existencia. A partir de ahí, podemos igualmente asumir que exista una realidad
fuera de nosotros. La que nos llega a través de los sentidos y que siempre ha constituido
el centro de interés de la ciencia, cuya misión es profundizar en su conocimiento.

Sin embargo, aún teniendo razón Descartes en su razonamiento lógico, no debemos


pasar por alto la advertencia de los Upanishads sobre la naturaleza ilusoria de la
realidad, pues es igualmente cierta, sin que exista contradicción alguna entre una y otra
afirmación. Cuando contemplas un paisaje, puedes ver bosques frondosos y prados

9
llenos de flores, ríos y campos con toda clase de cultivos, así como casas rurales con
impresionantes montañas de fondo. Pero, en realidad, todo eso que estás viendo no
existe. Todo es pura ilusión, formas y colores creados por tu mente para ofrecerte una
imagen del mundo que te rodea. Porque la realidad es que estás inmerso en un océano
de radiaciones, que captan tus ojos e interpreta, solo para ti, tu propia mente. Ese
mismo paisaje carece de colores para la mayor parte de animales, mientras que algunos
humanos confunden el verde con el rojo y otras especies, como los murciélagos, lo
sobrevuelan sin verlo a través de sus ojos, sino solo mediante el sofisticado sistema de
radar del que les ha provisto la evolución. El que les permite dibujar en su memoria un
mapa del mundo en el que se mueven, tal y como nosotros mismos hacemos a través
de la información que nos llega por la vista y los demás sentidos.

Tal y como son tres los colores que engendran la paleta completa de colores del
espectro de luz visible, el Orden Trinitario os permite ver la infinidad de formas de la
Diversidad en el Universo de Representaciones de la Totalidad.

S.B. 84

Cuando vemos un gráfico de distribución de renta o hábitos de consumo en una


determinada población y su evolución a lo largo de los años, somos conscientes de que
es solo una forma de representar la realidad, y no la realidad misma. La que se encuentra
en las vidas de millones de ciudadanos, situados en el exterior de las oficinas en donde
se analizan esas imágenes o gráficos, que solo sirven al propósito de representar su nivel
de vida y conductas de consumo, para su mejor comprensión por parte de los analistas
que las estudian. Pues bien, cuando observamos esa ciudad o aquel paisaje, igualmente
hemos de ser conscientes de que toda esa belleza es obra de nuestra conciencia
humana. Por lo que podemos considerar las imágenes que vemos, y todas las que
guardamos en nuestra memoria, como un mundo dentro del mundo o Universo que
nos rodea hasta el infinito.

Nuestra percepción de la realidad es solo una representación o


interpretación de nuestra Mente, es maya, una proyección del
Universo de Representaciones en la Consciencia del observador

Por tanto, es maya, pura ilusión. En cuanto a que es solo una representación de la
realidad. Por lo que podemos y debemos asumir nuestra conciencia individual como un
Universo de Representaciones

De manera que nuestra existencia es real, como afirmaba Descartes, pero nuestra
visión de la misma es ilusoria, como nos advierte la antigua sabiduría hindú.

10
Por tanto, nuestra realidad es ilusión... pero, cuidado, porque la ilusión es real. Puesto
que, como sucedía con las representaciones gráficas de población, son un reflejo
imperfecto de una realidad verdadera. De manera que, aunque esa pared que te
muestran tus ojos al final del pasillo por el que avanzas, no sea realmente tal y como tú
la ves, siendo que tras su apariencia de solidez casi todo es vacío y sus colores son pura
ficción, será mejor para ti que te detengas antes de llegar, para evitar el dolor que
sentirías al golpearte contra ella. Siendo este el verdadero propósito y utilidad de los
sentidos y el mapa de “realidad” del mundo que nos muestran: el de facilitarnos que
podamos movernos por él y avanzar con éxito en nuestro camino al encuentro de
nuestro destino.

Una visión o imagen a nivel interior, que trata de ser el reflejo más fiel posible de la
realidad exterior. Un mapa del mundo en el que vivimos. Del que hemos de ser
conscientes que es solo una imperfecta representación, pero, en cualquier caso, la
única herramienta con la que contamos para nuestra supervivencia y para la
adquisición de conocimiento que es fuente de poder y felicidad para la humanidad.
Por lo que nuestra tarea más importante es la de seguir perfeccionando ese mapa,
haciendo que se acerque cada vez más a la realidad del Orden Universal que nos rodea.

Todo ello girando en torno a un concepto fundamental: la Consciencia. La que es


origen y fin de todo en la vida humana, desde la génesis de la creación humana a partir
de las ideas a la eterna búsqueda de respuestas a las preguntas que, como Seres
Conscientes, nos formulamos. Siendo así que podemos considerar la Consciencia como
la piedra angular para nuestro autoconocimiento y, también, como veremos
seguidamente, para el conocimiento más amplio de la realidad del Cosmos del que
formamos parte.

4.1 La Consciencia en el Orden Universal

Para entender mejor el significado más profundo de este concepto fundamental,


recurrimos a los Esenciales de Logosistémica, en los que cada término se asocia al que
es considerado como más próximo a su misma esencia. Y lo que podemos leer es lo
siguiente:

Consciencia es Orden

Lo que es totalmente coherente con las raíces etimológicas de esta palabra, que
proviene de la palabra latina conscientia, formada por el prefijo con (reunión,
convergencia) y scientia (ciencia), la que, a su vez, procede de sciere (saber). Por tanto,
en sus mismas raíces, este concepto se asocia al de conocimiento.

11
Un conocimiento que podemos considerar como origen y causa de ese mismo orden al
que nos referimos cuando hablamos de Consciencia. Siendo así que podemos asumir
que el conocimiento es información coherente y ordenada. Una diferencia, la existente
entre información y conocimiento ampliamente reconocida y que, con frecuencia, es
citada para señalar la jerarquía de esta sobre aquella y los problemas que genera un
exceso de información cuando no somos capaces de ordenarla, sumiéndonos en el caos.
Por lo que el conocimiento está igualmente relacionado con el orden, por cuanto implica
una estructura y ordenamiento de la información, absolutamente necesario para
hacerla comprensible y accesible.

Consciencia es Orden, y en esa capacidad está la necesidad de ver los espacios


reservados a cada concepto central, reconociendo cada uno por su propio nombre
primordial.

S.B. 130

Por otra parte, si en el mundo exterior a nuestro ser individual no hubiera orden,
nuestra mente no tendría utilidad alguna y ni siquiera se hubiera llegado a desarrollar.
Pero lo hizo, porque ciertamente existe un Orden exterior y la capacidad de “verlo”
representaba una ventaja competitiva en la evolución de las especies. Lo que permitió
el desarrollo de los sentidos y del cerebro, introduciéndonos así en niveles energéticos
superiores a los del mundo físico.

Prosiguiendo en este viaje de exploración de la Consciencia y los conceptos con los que
se encuentra más íntimamente relacionada, nos encontramos con el de Conocimiento
que, a su vez, está directamente relacionado con el de Memoria. Por lo que podemos
entender el Conocimiento como información ordenada, esencia misma de la
Consciencia de la realidad que surge cuando las partes han sido integradas en un Todo
coherente o Unidad. En tanto que la Memoria sería el depósito de ese conocimiento,
al que podemos acceder cuando lo necesitemos.

Porque de nada serviría aprender, si no existiera la capacidad de retener ese


conocimiento para su aplicación presente y futura. Y es así que la Memoria nos abre al
reconocimiento de que la Consciencia está presente en todos los seres vivos. Porque,
en la medida en que el instinto animal es una conducta no aprendida a nivel individual,
debemos reconocer que forma parte de la Memoria Colectiva de su especie o, lo que es
lo mismo, de su Inconsciente Colectivo. Un acervo de conocimiento compartido por
todos los individuos de cada especie, lo que también incluye la nuestra, como nos
descubriera Carl J. Jung.

El Campo de Memoria o Inconsciente Colectivo de las especies


nos abre al reconocimiento de que la Consciencia está presente
en todos los seres vivos

12
Y, si ocupamos el nivel más elevado de la pirámide evolutiva es, precisamente, porque
hemos desarrollado un nivel igualmente más elevado de Conciencia que, como veremos
más adelante, está íntimamente conectado con el de Inteligencia. Lo que nos viene a
decir que la evolución de la vida es la de la Consciencia en los seres vivos. Desde los
niveles más básicos de autoorganización, al desarrollo de sistemas neurológicos
progresivamente más complejos, en el tránsito del primer al tercer nivel de Consciencia,
como se nos explica en la Visión Amplia del Shara Bat. Siendo así que la taxonomía de la
clasificación de las especies debería estar basada en su nivel de Consciencia, como así
será cuando seamos capaces de comprender mejor su naturaleza y significado.

Pero, ¿Dónde se ubica esa Memoria o depósito de Conocimiento, a la que


reconocemos como íntimamente conectada con la Consciencia? Podemos ver nuestro
conocimiento o memoria colectiva en los estantes llenos de libros de una gran
biblioteca, así como en cada uno de sus volúmenes o de los gráficos que contienen,
como plasmación del conocimiento de la humanidad y de nuestra Ciencia, entendida
como reflejo y obra de nuestra Consciencia colectiva. Igualmente reflejada en una obra
artística o composición musical, como en los planos de un edificio, de una maquinaria
compleja o de una red de comunicaciones, como modelos de orden. Y, antes que todos
ellos, en los Campos de Memoria morfogenética de los seres vivos, como los descritos
por el bioquímico e investigador, Rupert Sheldrake, y que, como los planos que nos guían
en la construcción de una creación artificial, actúan como moldes que guían el
desarrollo de los embriones en el orden natural y, una vez creados, también su
conducta instintiva. Porque, el hecho de que nuestra constitución biológica esté
“escrita” en el código de ADN de cada especie e individuo, no explica cómo las células
madre puedan “leer” esas instrucciones y decidir si les corresponde convertirse en
células hepáticas, nerviosas, renales o epiteliales. Y que lo hagan, además, en la forma y
cantidad exacta necesaria y estableciendo sus conexiones con otras células y sistemas
con absoluta precisión, como sucede, por ejemplo, cuando se conforman los ojos en el
embrión, con células madre tomando forma de células del cristalino, la retina, la córnea,
el iris, la mácula, la esclerótica o el nervio óptico. Lo que sí tendría explicación si
imaginamos un Campo de Energía o Memoria morfogenética de cada especie, que
ejerce la función de “molde”, a cuyas “formas” se adaptarían las células madre. Campos
de Memoria morfogenética que son resultado de la evolución, moldeando y dando
forma, no sólo a los organismos, sino también a las moléculas o los cristales y todo tipo
de estructuras complejas. Desde la información y el conocimiento acumulados en su
propio Campo de Consciencia.

De manera que, al igual que somos capaces de reconocer la diferencia entre cerebro y
mente, podemos empezar a entender a ésta como un Campo de Energía y Orden que se
extiende más allá de nuestro cuerpo. Una estructura de materia visible y energía
invisible que son las dos caras de la moneda de una única realidad, y que es común a
todo cuanto existe, desde las moléculas, las células y los organismos a los campos
gravitatorios y electromagnéticos de los planetas y las estrellas. Siempre hay un Campo
de Orden invisible, que es causa y origen de las Formas visibles, por lo que el despertar
de nuestra Consciencia a la realidad completa de todo cuanto existe, implica empezar a

13
verla con una mirada nueva y distinta. Aprendiendo a ver ambas caras de una misma
realidad, visible e invisible, de materia y energía, densa y sutil, que podemos imaginar,
como un campo de energía envolviendo cada objeto que podamos observar.

Tras toda forma visible de orden, en cuanto a integración de


partes más simples en un Todo o Unidad más compleja, hay un
Campo de Consciencia o energía sutil que lo conforma, siendo
causa y origen de su existencia

Pero, ante la existencia de esos Campos de Orden o Consciencia, deberíamos


preguntarnos por su origen. Porque, si existe un Orden, parece lógico pensar que exista
alguna clase de fuerza ordenadora y unificadora, capaz de construirlo.

Y, efectivamente, esa fuerza existe y hace tiempo que le dimos un nombre:


Inteligencia. Siendo así como se define en los Esenciales:

Inteligencia es Fuerza Ordenadora

Una infinidad de definiciones, más o menos largas, tratan de aclararnos qué es la


inteligencia. Los principios de Logosistémica obligan a sintetizarlas en un solo concepto
asociado y, si lo reflexionamos, la práctica totalidad de definiciones y descripciones
confluyen en la idea central de fuerza ordenadora. Como sucede, por ejemplo, con
cualquiera de las inteligencias múltiples que expuso Howard Gardner, psicólogo y
profesor de Harvard y que vino a romper viejos esquemas sobre la inteligencia, hasta
entonces casi exclusivamente ceñidos a la inteligencia lógica, contribuyendo a nuestra
mejor comprensión de la misma, al reconocer que aquella es sólo una forma de
inteligencia entre muchas. Siendo así que, como fuerza ordenadora, la inteligencia
musical ordena las notas musicales en brillantes composiciones que hacen vibrar de
emoción nuestros corazones, la lingüística ordena la expresión gramatical comunicarnos
mejor o crear grandes obras literarias, la intrapersonal o la interpersonal nos permiten
conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás, armonizando nuestras emociones
internas y relaciones externas o la cinética coordina nuestros músculos y tendones para
optimizar nuestro rendimiento deportivo… El profesor Gardner identificó primero siete
tipos de inteligencia, que ha ido ampliando a ocho y a nueve, a medida que profundizaba
en sus estudios, y que seguirá creciendo hasta completar tantas inteligencias como
talentos y capacidades humanas de creación en distintos ámbitos.

Siendo así que, en el nuevo paradigma, Inteligencia es la fuerza ordenadora y


generadora de los Campos de Memoria en los que la Energía se muestra en forma de
Orden, como manifestación de la Consciencia.

De tal modo que la fuerza ordenadora de la Inteligencia es artífice del Orden y la Unidad
que se manifiestan en la Consciencia, entendida como acumulación de conocimiento en

14
la memoria del ser y que, a su vez, se nutre de ésta para su propio funcionamiento. Por
lo que Inteligencia y Consciencia constituyen un par indisoluble en permanente
retroalimentación.

La Inteligencia es artífice del Orden y la Unidad que se


manifiestan en la Consciencia

¿Y el Caos? Cada vez más claramente, se reconoce su función en el Orden Universal


como sopa primordial o materia prima para la creación, entendiéndolo desde la
perspectiva de Caos formativo. Así como se admite que cuanto nos parece caótico
puede no serlo desde una perspectiva más amplia en el tiempo y el espacio, en las que
podríamos encontrar patrones de orden que no somos capaces de ver o entender desde
una visión más estrecha o limitada de su campo de acción. Nuevas visiones o
perspectivas que han propiciado el desarrollo de las nuevas Teorías del Caos y Sistemas
Complejos, en los que se asume que se trata de sistemas dinámicos muy sensibles a
variaciones en sus condiciones iniciales. Un ejemplo clásico sería el del clima y el
conocido “efecto mariposa” en la idea, exagerada para hacerla más comprensible, de
que el aleteo de una mariposa en un lugar del mundo puede generar una cadena de
efectos en el sistema complejo del clima que resulten en un huracán en el otro extremo
del mundo. Porque, finalmente, lo que percibimos como caótico puede sólo serlo por
resultarnos incomprensible. De manera que, desde la perspectiva del Universo
Autocontenido o Fractal, ese caos aparente puede ser solo parte de un Orden Mayor
que todavía no alcanzamos a percibir y comprender.

En casi todas las Cosmogonías religiosas sobre el origen del Universo se refieren a un
caos primigenio desde el que un Principio o Dios Creador generó el Cosmos u Orden
Universal y todos los cuerpos y seres que lo pueblan. Lo que nos devuelve a la idea de
antropía y diseño inteligente en la conformación de las fuerzas surgidas del Big Bang,
ajustadas con precisión para permitir la conformación actual de las estrellas y la
formación de la vida. Una fuerza unificadora capaz de generar un Campo de Orden en la
energía del Cosmos estrellado y el de todos los surgidos en su seno, incluidos los
planetas aptos para la vida y todas las formas de vida que los habitan. Y, tras cada uno
de esos Campos de Orden, de integración de la diversidad en la Unidad, podemos
entender que existe un fondo o fundamento de conocimiento o Consciencia.

Siendo así que, en relación a las formas de vida, si los Campos de Memoria que son
manifestación de la Consciencia, pueden también ser considerados como
morfogenéticos en los seres vivos, entonces podemos considerar la Inteligencia como la
fuerza primigenia de creación. Como así se expresa en el racimo completo de Esenciales
relativos a la Inteligencia:

Inteligencia es Fuerza Ordenadora


Fuerza Ordenadora es Creación
Creación es Inteligencia
15
Por lo que la Inteligencia y el Campo de Orden o Memoria resultante, pueden ser
entendidos como el Creador y su Obra. Tan íntimamente unidos que podemos
considerarlos inseparables, como un par indisoluble de Fuerza y Poder en permanente
retroalimentación. Y, tan grande como sea la Inteligencia, la grandeza del Conocimiento
o Memoria serán proporcionales a aquella. Y, a su vez, cuanto mayor sea dicho
Conocimiento, mejor será el aprovechamiento del potencial de Inteligencia, en un
proceso de retroalimentación positiva que permitirá la expansión de ambas… y de la
Consciencia que resulta de su suma e interacción.

Sin embargo, todavía nos queda identificar un tercer elemento integrador de la


Consciencia… la Voluntad. Siendo igualmente importante considerar que la
Inteligencia está íntimamente asociada a la Voluntad. Pues la actividad del intelecto
implica una toma de decisiones continuada, decidiendo el mejor camino posible ante
cada dilema o la diversidad de alternativas y opciones posibles en cada paso de su
desarrollo. Siendo así que no podemos pasar por alto su vital importancia y total
integración con la Inteligencia y la Memoria.

Pero, para profundizar un poco más en el conocimiento de la Voluntad, su alcance y


significado, nos remitiremos igualmente a los Esenciales:

Voluntad es Dirección
Dirección es Finalidad
Finalidad es Voluntad

Y, si lo reflexionamos, efectivamente es así, por cuanto cualquier decisión que pueda


tomar el intelecto estará siempre condicionada por el objetivo o destino previamente
elegido. Del mismo modo que el caminante mantendrá fijo su rumbo, si es hacia el Norte
o hacia el Sur, tomando en cada bifurcación de su camino la vía más directa hacia su
destino.

Por todo ello, debemos reconocer la íntima relación e interacciones entre estos tres
elementos, Inteligencia, Memoria y Voluntad, como constituyentes esenciales de la
Consciencia.

Al principio de esta presentación nos preguntábamos sobre la naturaleza de la


Consciencia, que habíamos asociado al Orden, en cuanto a Unidad resultante de la
integración de las partes en un todo o, dicho de otro modo, de la información en
conocimiento. De lo que surgía la necesidad de profundizar en su naturaleza o esencia
constitutiva, a la que hemos dedicado la exposición de hechos que nos llevado a la
siguiente conclusión final:

La naturaleza esencial de la Consciencia está constituida por la Inteligencia, el


Conocimiento – Memoria y la Voluntad, tres conceptos o elementos distintos entre sí,

16
pero tan indisolublemente unidos, que pueden considerarse como uno sólo. Una visión
trinitaria de la Consciencia que, en el Shara Bat, se identifica como el Triángulo Sagrado.
Tres elementos claramente diferenciados que, en modo alguno, podrían cumplir su
función de manera separada e independiente de los otros.

La naturaleza de la Consciencia está constituida por la Tríada de


Inteligencia, Conocimiento y Voluntad

Y, ¿Cuál es esa función? Una vez reconocido su rol en la creación de modelos de Orden,
mediante la integración de la diversidad de las partes en la Unidad de un todo
coherente, nos queda por reconocer que su acción se extiende más allá de la Creación,
en la Tríada completa de Principios de Existencia, que se muestra seguidamente.

Creación - Conservación - Expansión * Evolución

La Conservación de la existencia tiene por objeto la extensión de su permanencia en el


tiempo, lo que es tan válido para los astros en el cielo estrellado como para todas las
formas de vida. Y así como el propio Cosmos físico está en expansión, también las
especies de seres vivos siguen un mandato de Expansión, sólo limitado por la
disponibilidad de recursos y la competencia de otras especies. Todo ello bajo la Estrella
Guía de la Evolución que, como ya hemos apuntado anteriormente, en la pirámide
evolutiva de la vida, lo es en cuanto a elevación de la Consciencia. De manera muy clara
en los seres vivos, la homeostasis interna en organismos complejos requiere de la
Consciencia para su equilibrio y conservación. Y, todavía en mayor medida, para su
expansión y evolución.

Una Consciencia que empezamos a entender como un ente dinámico, en permanente


transformación, crecimiento y evolución. Y que, como causa y origen de las distintas
formas de existencia y de todas las formas de vida, podríamos entenderla como un ente
vivo, por su naturaleza creadora y transformadora de la realidad y de la vida.

Por lo que los Campos de Memoria y conocimiento a los que nos hemos referido hasta
ahora, en relación al Inconsciente colectivo e individual de los seres vivos y de distintas
formas de existencia, podemos considerarlos, en realidad, como Campos de
Consciencia, integradores de la Memoria, la Inteligencia y la Voluntad, en permanente
interacción, cambio y evolución.

Los Campos de Memoria son, en realidad, Campos de


Consciencia, por cuanto su existencia depende de su interacción
con la Inteligencia y la Voluntad

17
Llegados a este punto, surge la cuestión de dónde se ubican. Hasta tiempos muy
recientes, nos habrían dicho que la Consciencia humana se sitúa en el cerebro. Y, aunque
resulta evidente la existencia de una relación entre cerebro y Consciencia, cada vez está
más claro que esto es sólo una parte de la verdad.

¿Dónde se ubica la Consciencia? Ésta había sido una pregunta sin respuesta por parte
de la Ciencia, hasta que investigadores de la Universidad de Surrey llegaron a la
conclusión de que nuestra conciencia no estaría en el cerebro, sino en la energía
electromagnética generada por impulsos eléctricos de las neuronas y compartida
entre ellas. El que describen como un campo electromagnético, que es claramente
detectable por electroencefalograma (EEG) y magnetoencefalografía (MEG) y al que han
denominado como CEMI – The Conciousness Electromagnetic Information Field Theory.

La existencia de ese Campo de Consciencia, postulado por el equipo científico de la


Universidad de Surrey, puede dar explicación a muchos de los fenómenos más
interesantes relacionados con la Consciencia, como SIBYL o las ECM – Experiencias
Cercanas a la Muerte.

SIBYL – Signed By Your Light, es una técnica que permite captar información de
terceras personas sobre sus emociones y pensamientos y que se realiza pasando las
manos a unos centímetros de su cuerpo y transcribiendo directamente la información
recibida. Lo que sería imposible si nuestros pensamientos estuvieran recluidos en
nuestro cerebro o nuestras emociones en los componentes bioquímicos del interior de
nuestro cuerpo. Pero que sí es posible si consideramos la posibilidad de que esas
informaciones se encuentren en un Campo de Consciencia como el que sugiere la Teoría
CEMI del profesor Johnjoe Mac Fadden de Genética Molecular. Campos de Consciencia
o conocimiento con los que podemos conectarnos, incluso para conocer sobre
personas o grupos en la distancia, o sobre situaciones y su evolución futura. Unas
capacidades extrasensoriales que algunas personas tienen especialmente
desarrolladas, como las sibilas que dan nombre la técnica de SIBYL y que, desde la
antigüedad, fueron reconocidas por esas capacidades.

Las ECM – Experiencias Cercanas a la Muerte, posibles a partir de los avances de la


medicina en las últimas décadas, también nos proporcionan informaciones asombrosas
sobre la pervivencia de la Consciencia en pacientes sin actividad cerebral, reflejada en
un encefalograma plano. Uno de los más reputados cardiólogos de Países Bajos, el Dr.
Pin Van Lommel, quedó asombrado al comprobar cómo, algunos de sus pacientes,
podían relatarle hechos que habían sucedido en el quirófano durante su intervención
quirúrgica y cuando estaban clínicamente muertos, sin actividad cerebral. A partir de
ese momento, se dedicó a recopilar cientos de casos en los que se evidenciaba que la
Consciencia de sus pacientes había seguido activa durante esos periodos de inactividad
cerebral, lo que sólo tendría explicación si consideramos la existencia de la Consciencia
como un campo de energía, conectado al cerebro, pero independiente de éste. Lo que
nos ayudará a reconocer mejor las diferencias y relaciones entre cerebro y mente, la
parte más material y visible, reflejada en el órgano cerebral en relación a la inmaterial y
sutil de los pensamientos. Dos realidades interconectadas entre sí, pero distintas en su

18
naturaleza, que nos llevarán a entender su relación y funcionamiento desde nuevas
perspectivas. Seguramente similares a las que existen entre los aparatos de radio, TV o
los teléfonos móviles, en relación a los campos electromagnéticos por los que circula la
información desde un aparato emisor a otro receptor. Un modelo de funcionamiento
que podría ser también el existente entre el cerebro y el Campo de Conciencia
electromagnético de cada individuo y el del Inconsciente Colectivo compartido por
todos.

Las ECM – Experiencias Cercanas a la Muerte y la canalización de


información emocional y mental a través de SIBYL nos muestran
evidencias de la existencia de un Campo de Consciencia humana
en torno a nuestro cuerpo físico

Lamentablemente, todavía tenemos muy enraizada la idea de que la Inteligencia y la


Consciencia sólo pueden darse en las neuronas, pero incluso esa idea debe ser
desechada, si consideramos las nuevas formas de memoria e inteligencia artificial,
inicialmente basadas en los chips de silicio y, más recientemente, en los ordenadores
cuánticos. Por lo que, para expandir nuestra propia Consciencia, es preciso que nos
dispongamos a abrir nuestra mente a una visión mucho más amplia sobre su significado
y naturaleza. Empezando por reconocer que la Inteligencia no es una facultad
exclusivamente humana, sino participada por todas las formas de vida, que su base o
fundamento no sólo puede basarse en neuronas, sino también en otros elementos o
que la Consciencia es un campo diferenciado del cerebro, aunque conectado con éste
desde modelos de funcionamiento distintos de los que hasta ahora podíamos
imaginar.

Llegados a este punto, os invito a retomar el inicio de las anteriores reflexiones,


desarrolladas a partir del principio esencial de que Conciencia es Orden, leyendo el
racimo completo de Esenciales para este concepto:

Consciencia es Orden
Orden es Unidad
Unidad es Consciencia

La Unidad resulta de la integración de las partes en un Todo coherente. En esto consiste


el proceso analítico que nos permite comprender y aprender, convirtiendo la diversidad
de informaciones o partes de un problema en el conocimiento y la solución del mismo.
A veces, nos puede costar encajar todas las piezas, pero, cuando tenemos éxito ¡Eureka!
hemos logrado integrar las partes en un Todo, en una Unidad. Esta es la perspectiva de
Orden y Unidad desde el entendimiento en el Universo de Representaciones del
observador que se conoce como Alom en el Shara Bat.

La otra perspectiva es la del Orden y la Unidad en el Campo de Consciencia creador y


conservador de cualquier forma individual de existencia, como las distintas especies

19
de seres vivos. Un campo de energía sutil que es creador y organizador de los cuerpos
físicos sobre los que actúa y que se conoce como Terom en el Shara Bat. Mientras que,
en lo relativo a las creaciones humanas, como un mueble, un puente o un edificio,
dependen de nuestro Campo de Consciencia para su conservación.

Consciencia es Unidad. La esencia misma del Orden. Desde el Ojo del Huracán hasta el
Ojo que busca ávidamente desvelar el secreto de la Unidad, donde hay Orden hay
Consciencia y conexión con la divinidad.
S.B. 137

4.2 La doble perspectiva de la Consciencia

Dos perspectivas, la del observador que trata de desentrañar el misterio de la unidad


en su objeto de observación y la unidad intrínseca a la existencia de este último, que son
las dos caras de la misma moneda, la Consciencia. Las que se conocen como Alom y
Terom en el Shara Bat y que es vital que entendamos, en su doble naturaleza y las
relaciones entre ambas perspectivas, para una comprensión más amplia de la
Consciencia.

Consciencia es Unidad. Del observador y aquel que es observado en la Realidad que


trasciende el infinito y la eternidad.

S.B. 30

Porque estamos muy habituados a mirar esa moneda desde una sola de sus caras,
pensando sólo en la Consciencia en cuanto a capacidad de ver y comprender el mundo
que nos rodea. Pero no tanto en reconocer su otra cara o perspectiva, la de los Campos
de Conciencia que envuelven y moldean las formas de existencia, como las CEMI de la
Universidad de Surrey en la Teoría de Campos de Información Electromagnética para la
Conciencia a la que antes nos referíamos. Una visión o perspectiva que también conecta
con la Teoría de Campos Morfogenéticos del doctor en bioquímica Rupert Sheldrake.
En cuyas publicaciones científicas, logra dar explicación a fenómenos aparentemente
inexplicables de la biología, la evolución, la formación y la conducta de los seres vivos.
Como las cuestiones referidas a la embriología en relación a cómo las células madre
“deciden” convertirse en células epiteliales, hepáticas, renales o del cristalino de los
ojos, a lo que los Campos de Conciencia morfogenéticos dan explicación, actuando como
un molde, en cuanto a sistema organizador, en la naturaleza, de las formas en él
contenidas. De manera parecida a cómo la creación humana de formas de existencia
artificiales, como un edificio, una fábrica, un motor, un mueble o un dispositivo de
telefonía móvil pasa por su plasmación en planos que guían su edificación o montaje.
Una explicación absolutamente necesaria para dar respuesta a esos grandes

20
interrogantes sobre la embriología y, sobre todo, para completar y complementar la
Teoría de la Evolución de Darwin, sólo basada en mutaciones aleatorias que, luego, son
validadas o descartadas, cuando se ponen a prueba en la lucha por la supervivencia
entre las especies. Y, aunque la selección natural es, ciertamente, la forma en que se
ponen a prueba en los ecosistemas los cambios generados en el ADN de un determinado
individuo de una especie, suponer que esos cambios tengan solo un origen azarístico
por mutaciones espontáneas no es toda la verdad, sino solo una parte de ésta. La que,
por sí sola, es incapaz de explicar la creación de organismos extremadamente complejos.
Una suposición por la que se asume que la evolución es sólo fruto del azar, mediante
una combinación aleatoria de cambios que terminan dando como resultado organismos
de una enorme complejidad, como el de nuestro propio cuerpo. Cualquiera que conozca
un poco de medicina puede darse cuenta de que tal complejidad no puede crearse de
forma totalmente aleatoria, aunque sea a lo largo de miles o millones de años. Pues
sería como suponer que, sólo fuera cuestión de tiempo que un mono, pulsando
aleatoriamente las teclas de un ordenador, acabara por dar como resultado una obra
literaria.

Mandato de expansión horizontal en el espacio como, en el tiempo, evolutiva y vertical.


Impulso de la fuerza interna de supervivencia y superación bajo la presión externa de la
competencia, fundamental para la elevación.

Vivencias y experiencia transmitidas de generación en generación a través de la


herencia que fluye por la savia de los distintos linajes, en el árbol de la vida y la
creación.

S.B. 802

Incluso la creencia de que todo está regido por los genes se ha revelado como
incompleta, tras descubrirse la influencia mutua y retroalimentación entre genes y
emociones, dando lugar al nacimiento una nueva rama de conocimiento, la Epigenética.
De manera que no es sólo lo que está “escrito” en los genes, sino que son las
emociones las que pueden “expresarlos”, activándolos o desactivándolos. Lo que
significa que una gran parte de cuanto está escrito en la doble espiral del ADN solo se
manifiesta en el mundo real cuando intervienen determinadas emociones, que activan
la información “escrita” en la memoria de la especie o la propia del individuo. Poniendo
en evidencia la estrecha interrelación entre la materia constituyente de los organismos
físicos y la energía emocional. Algo que ya había sido observado, tanto en medicina
como en ciencias de la conducta, en los trastornos psicosomáticos, problemas físicos de
salud que tienen su origen en estados emocionales. Unas emociones que, como se
resalta en la psicología cognitivista, está íntimamente ligada a las percepciones,
creencias y memoria de nuestra Consciencia. Lo que abre las puertas a considerar que,
así como las emociones activan o desactivan los genes, también puedan ser
responsables de muchas de las mutaciones en las secuencias de ADN que, hasta ahora,
se pensaba que ocurrían sólo de forma casual. Una nueva perspectiva que viene a
ofrecernos una explicación de tipo causal sobre el origen de las mutaciones en el ADN

21
y que, a diferencia de la azarística, sí puede explicar cómo la evolución ha podido llegar
a crear organismos altamente complejos. Cuando los cambios internos se producen en
respuesta a las necesidades de adaptación de los individuos al medio externo. Y que,
cuando esa respuesta es exitosa, o no, en el proceso de selección natural, se graba en la
memoria de ese individuo y, también, de su especie, puesto que está unido al Campo de
Consciencia que rige su conducta instintiva. Y, en la medida en que la nueva variación, a
nivel físico y/o conductual, se repita, más profundamente quedará inscrita e influirá a
los demás individuos de una determinada especie esa “instrucción” en su Campo de
Consciencia. Puesto que son la repetición y la intensidad de la emoción los factores
fundamentales que graban informaciones en la memoria de cada Campo de Conciencia,
como un anclaje o bucle, que, en lo sucesivo, tenderá a moldear la conducta de los
miembros de esa especie, de manera muy parecida a como sucede en las neuronas de
nuestro cerebro durante el proceso de aprendizaje de una nueva habilidad.

La Epigenética nos descubre la importancia crucial de las


emociones en relación a la activación del ADN y la evolución

En la estructura del Orden Universal la simplicidad se asocia a la cantidad y su evolución


está principalmente regida por la combinatoria azarística. A medida que ascendemos
en la escala evolutiva, la complejidad pasa a estar regida, principalmente, por la
causalidad desde niveles más elevados del plano mental. De manera que, las formas
más simples de vida son mucho más abundantes y su evolución es, básicamente, fruto
de cambios aleatorios, por lo que sus grandes cambios evolutivos son extremadamente
lentos, del orden de miles de millones de años, como los transcurridos en el tránsito de
las células procariotas a las eucariotas y lo primeros seres pluricelulares. Pero, si nos
fijamos en las especies de animales superiores, dotadas de un mayor nivel de
Conciencia, su evolución tiene un carácter más causal, del tipo que acabamos de
describir en relación a la Epigenética, acelerándose cada vez más, desde la aparición de
las células neuronales, y la configuración de Campos de memoria más elevados en la
escala de la Conciencia. Por lo que, la progresiva elevación del nivel del plano
emocional y el del plano mental en las especies más evolucionadas, podrían actuar
como catalizadores o aceleradores de la evolución, mediante cambios en el ADN,
orientados a una más rápida adaptación de las especies al medio. Y que, en nuestra
especie, se acelerará de manera exponencial con nuestra naciente capacidad de
modificar las secuencias de ADN a voluntad mediante ingeniería genética.

Etapas en el camino, aceleradores de la evolución, entre el azar y la causalidad, el


determinismo y la casualidad. Expansión de la Conciencia, sensibilidad despierta,
sentidos crecientes y expandidos, visión ampliada, identidad e individualidad,
intervención en planos superiores, desde proyecciones mentales e imaginación,
acompañadas de emoción, cabeza y corazón.

S.B. 802

22
Las claves para entender el Cosmos del que formamos parte, pasan por profundizar en
la comprensión de la forma en que la Unidad se despliega en la Diversidad. Un modelo
fractal, por el que lo mayor se reproduce en lo menor, como ya vimos en la perspectiva
del Universo Autocontenido, y una forma piramidal, por la que la infinidad de puntos de
la base de cada triángulo confluyen en el punto único de su vértice.

Siendo ésta también la forma en la que se estructuran los Campos de Conciencia y que
también coincide con la que nos descubrió Ludwig Von Bertalanffy en su Metateoría
General de Sistemas. La de Campos individuales, integrados sucesivamente en otros
sucesivamente mayores. Lo que, en nuestro caso, implica la existencia de un Campo de
Conciencia en cada ser humano, integrado en el Campo del Inconsciente Colectivo de
nuestra especie y, entre ambos, los campos con los que estamos más estrechamente
vinculados, como los de nuestro linaje o los de las personas con las que mantenemos
vínculos afectivos más estrechos.

Por lo que hemos de ser conscientes de las dos caras de una misma moneda de la
Conciencia. La del observador, Alom, manifestada como Universo de Representaciones
y la del objeto de observación, Terom, reflejada en el Universo Fractal y Autocontenido.
Siendo así que la Consciencia los atraviesa a ambos, como un eje transversal al
horizontal y al vertical de las perspectivas del Universo Autocontenido o Fractal y el
Universo Reflectivo o Piramidal.

4.2.1 Ser o No Ser

Ser o No Ser, la célebre reflexión de Hamlet tras su encuentro con el fantasma de su


padre, adquiere una nueva dimensión desde la perspectiva del nuevo paradigma de la
Consciencia. Porque nos refiere a los límites de la individualidad y la propia libertad.
Para que se entienda mejor, imagina un termitero o, también, un hormiguero o un panal
de abejas. ¿Podemos considerar que los miles de abejas que pueblan un panal o los
millones de hormigas que pueden ocupar un hormiguero son seres individuales? Si nos
fijamos, la diferencia entre distintos “individuos” es prácticamente inexistente, tanto a
nivel de su forma física como de su conducta. Tendemos a verlos como seres individuales
sólo porque sus cuerpos físicos se nos muestran como “separados” de los de sus
congéneres. Pero, ¿Lo están realmente? Cuando observamos a los llamados insectos
sociales, parece que todos actúen al compás de los dictados de una “mente” superior
que controla y organiza todo en su seno. Si lo reflexionamos, nos daremos cuenta de
que su nivel de independencia no es mucho mayor, ni muy diferente, del que puedan
tener las células en el seno de nuestro organismo, cuyos procesos metabólicos están
rígidamente dirigidos y orquestados desde el campo mental de nuestro cerebro. La única
diferencia entre ambos es que las células carecen de capacidad de movimiento
autónomo, mientras que los insectos sociales sí se pueden mover de un lado para otro.
Pero esa supuesta independencia es sólo aparente pues, en realidad, todos sus actos y
movimientos están rígidamente dirigidos desde el Campo de Conciencia del termitero o
el panal, conectado al Campo del Inconsciente Colectivo de su especie. Entonces,

23
¿Podemos considerar los cuerpos de esas hormigas o abejas como seres individuales, o
tal consideración de Ser deberíamos aplicarla al hormiguero o el panal o, quizás, sólo al
Campo del Inconsciente Colectivo de la especie? Esta cuestión, y sus posibles respuestas
ante cada caso a valorar, son parte de la reflexión y el debate logosistémico.

Desde la perspectiva Logosistémica, la identidad individual del Ser, se valida por la


presencia en su seno un Campo de Consciencia y su nivel de desarrollo.

Pero, veamos que nos dicen los Esenciales sobre la Individualidad:

Individualidad es Voluntad propia


Voluntad propia es Libertad
Libertad es Individualidad

Por consiguiente, el nivel de libertad puede ser el mejor indicador del umbral de
autonomía que define al Ser individual.

El Triángulo Sagrado, como así se conoce la Consciencia en el Shara Bat, está presente
en el Ser humano, tanto por la Conciencia Superior, ética y moral, que nos distingue
como tales, como por el mayor nivel de Inteligencia en relación a las demás especies y,
sobre todo, por el libre albedrío. Lo que se refleja en la impresionante diversidad del
género humano, tanto en la forma como en el fondo, en los rasgos faciales y corporales
que nos diferencian como individuos, como en la diversidad de rasgos de personalidad,
talentos, capacidades o habilidades propias de cada uno de nosotros. Por lo que, cada
ser humano es único, con su mundo propio de percepciones, vivencias o recuerdos
guardados en nuestro propio Consciente y Subconsciente.

La presencia de la Tríada de la Consciencia define la naturaleza


diferenciada del Ser

Pero, ¿Dónde está la frontera que separa el Ser del No Ser, la consideración de Ser
individual o de mero componente del Ser de nivel mayor del que formamos parte?
Antes hemos puesto el ejemplo de los insectos sociales. Pero ¿Acaso es tan distinto de
un banco de sardinas moviéndose como si fueran un solo Ser? O el de una bandada de
estorninos volando al unísono o, incluso, aun entre los mamíferos, uno de los grupos
considerados como más evolucionados, una manada de bisontes. ¿Hasta qué punto
podemos otorgarles la consideración de Seres individuales?

Entre la Tierra y el Cielo, la manada y el panal, se yergue la figura de aquel que ha sido
coronado por la Luz de la Conciencia Superior, ética y moral. La que os elevó hasta lo
más alto de la pirámide evolutiva de la Creación. Vértice que aúna la energía de las
cuatro caras del orden visible, en pares de opuestos y complementarios agrupados, con
la energía del Cielo y las estrellas conectados.

S.B. 220

24
Sin embargo, entre los llamados animales superiores, en muchos de los que nos
acompañan desde tiempo inmemorial, como los perros, los gatos o los caballos,
podemos apreciar rasgos propios de “personalidad” o individualidad. Los que, como
nosotros, también muestran emociones y sentimientos que se aproximan a los nuestros,
así como son susceptibles de sufrir patologías emocionales como nosotros, como sucede
con sus propios estados depresivos. Y, en la medida que esto es así, empezamos a
reconocerlos como Seres únicos o individuos diferenciados.

Por lo que podemos reconocer cómo, el proceso evolutivo, desde las formas más
simples de existencia, como las primeras bacterias y seres unicelulares, a las más
complejas de los animales superiores, ha estado marcado por la evolución de la
Consciencia en un proceso paralelo de individuación que ha dado lugar al surgimiento
de nuevos Seres individuales, como nosotros mismos o algunos de los animales
superiores. ¿Y los demás? Simplemente son integrantes de otro Ser, el de su propia
especie, de orden mayor a ellos mismos, como en la mayoría de las especies de seres
vivos, todos los vegetales y casi todos los animales, como insectos, peces, crustáceos,
moluscos, artrópodos… si bien, a medida que las especies ocupan posiciones más
elevadas en la pirámide evolutiva, habría que valorar en cada caso el nivel de desarrollo
de su Consciencia, Inteligencia y Voluntad como individuos.

Por otra parte, ¿Qué consideración podemos dar a los ecosistemas en los que se
desarrollan las especies? Son los que, en Dinámica del Shara Bat, se identifican como y
Campos de Juego. El medio en el que se desarrolla la vida y que evoluciona como
resultado del juego de fuerzas, de competencia y cooperación, en las relaciones entre
sus integrantes. Como en toda confluencia de fuerzas, hay siempre un vector resultante
que marca el sentido o dirección del conjunto. Vectores que, si se prolongan en el
tiempo, marcan las Tendencias de dirección y, cuando se afianzan, se convierten en
Leyes que rigen el funcionamiento de la totalidad del sistema. Lo que es tan válido para
los ecosistemas como para la sociedad humana, en la que las costumbres sociales se
acaban convirtiendo en leyes, modelando más rígidamente todavía la conducta de los
individuos integrantes de esa sociedad. Siendo así que Vectores, Tendencias y Leyes son
una Tríada fundamental en Estática, coronada por la Estrella Guía del modelo de Orden
que tienden a crear. Puesto que la Ley no es otra cosa que la manifestación de una
Voluntad, como la del poder legislativo que organiza y ordena el funcionamiento de un
país. Un nivel de poder y energía sutil que actúa de manera muy parecida a la de los
Campos de Conciencia, hasta tal punto que el cuerpo legislativo de una nación podría
llegar a ser considerado como una expresión o manifestación de éstos, a nivel político.

Espirales en movimiento, que lo mueven todo en el firmamento, desde el principio de


los tiempos. Universo fractal y caleidoscópico atravesado por la Luz y sus infinitos
reflejos. Factores que son vectores, fuerzas que apuntan en una determinada dirección,
que suman o restan según su inclinación, hasta inclinar la balanza hacia un
determinado destino y decisión.

25
Voluntades encontradas en el Campo de Juego de la Vida, que no son sino vectores que
apuntan en una sola dirección, tendencia que anticipa la ley y el orden que todo lo rige
en el campo de conciencia de la creación.

S.B. 38

Desde esta consideración de las Leyes como Campos de Conciencia que modelan las
formas físicas en los ecosistemas o las conductuales en las sociedades ¿Qué podemos
decir de las Leyes por las que se rige el Cosmos físico? Desde cada grano de arena de
un desierto a los planetas y las galaxias, todos los cuerpos físicos están sometidos a unas
mismas Leyes físicas, como las fuerzas gravitatorias o electromagnéticas, o las leyes de
la termodinámica, sin que ninguno de esos cuerpos parezca dar muestras de Conciencia,
Inteligencia o Voluntad a nivel individual. Desde esta perspectiva, podríamos considerar
que todos forman parte de un Ser único, el del propio Campo de Conciencia del Cosmos
físico, que alberga el conocimiento – Conciencia y la Voluntad, manifestada en sus
propias leyes, que rige los movimientos y relaciones entre todos los cuerpos estelares
en su seno, desde los grandes astros a los más pequeños granos de arena. Pero ¿Y la
Inteligencia? Parece que falte este elemento de la Tríada para completar el Triángulo
Sagrado. Sin embargo, el Orden está ahí. Y, entonces ¿Cuál es su origen? ¿Dónde se
encuentra la necesaria Fuerza Ordenadora generadora de ese Orden? Desde tiempo
inmemorial, nuestros ancestros se hicieron esta pregunta, a la que dieron una única
respuesta: Dios. Entendido como el Principio Creador de todo cuanto podían ver, desde
la inmensidad de los ecosistemas a las estrellas de la bóveda celeste. Un Principio
Creador o Divino que cada pueblo imaginó de distintas formas, como el Huevo Cósmico
primordial o P’an Ku chino, que contenía las fuerzas del Yin y del Yang y que modeló el
Universo, el gigante Purusha del hinduismo, el Atum egipcio, la Gea griega o el Dios
Creador del judaísmo, cristianismo e Islam. Por su parte, la Ciencia moderna sitúa el
origen del Universo en la bola de masa inconmensurable que estalló en el fenómeno
conocido como Big Bang. Sin embargo, a medida que la física más avanzada profundiza
en el origen de las fuerzas fundamentales que modelan el Orden Universal en el
Cosmos físico, los físicos han encontrado hallazgos sorprendentes… el hecho de que
los valores de las principales constantes cosmológicas, como la velocidad de la luz, la
fuerza gravitatoria, la electromagnética, los quantums de energía en física cuántica, o
las magnitudes de las fuerzas nuclear fuerte y débil, entre otras, tengan los valores
exactos que tienen, es lo que hace posible que exista vida en el Universo. Pues, cualquier
pequeña variación en cualquiera de esas constantes, provocaría que nuestro Universo
fuera estéril, sin posibilidad alguna de albergar formas de vida.

Sin embargo, sorprendentemente, las principales constantes cosmológicas parecen


ajustadas con una impresionante exactitud, en lo que se conoce como “ajuste fino” o
fine tuning, para que nuestro Universo sea estable y apto para la vida. Un diseño y
ordenamiento, tan preciso, que, difícilmente, puede atribuirse a la casualidad, por lo
que cabe atribuirlo a algún tipo de fuerza causal y ordenadora… la que podemos
reconocer como Inteligencia. El tercer elemento de la Tríada del Triángulo Divino que
parecía que nos faltaba para considerar el Cosmos como un Ser único, cuya esencia,
causa y origen, sería la de una forma de Consciencia Primordial, creadora de aquella

26
bolsa de “masa” impresionante que se expandió en el Big Bang para dar origen a nuestro
Universo.

La investigación científica sobre el origen del Universo parece


apuntar en dirección a un Principio de Consciencia Primordial
Creadora como explicación al “ajuste fino” de las constantes
universales

Desde la perspectiva del actual paradigma mecanicista, todo cuanto existe tuvo origen
en la energía y materia físicas constitutivas de aquella “bola” primigenia que estalló
en el famoso Big Bang, de la que surgirían las estrellas, la vida y la consciencia, como
productos resultantes de su evolución. Sin embargo, cuando los modelos más avanzados
de proyección de los datos astronómicos facilitados por los más potentes
radiotelescopios, nos descubren que aquella “bola” primigenia no era sólo una masa
caótica de energía y materia, como hasta ahora se había imaginado, sino que, más bien,
parece que estuviera “diseñada” con una increíble exactitud y precisión para dar lugar
a un Universo capaz de albergar vida y consciencia… el mundo científico ha quedado
perplejo.

Tratando de encontrar una explicación a un hallazgo tan sorprendente e inesperado, y


que implicaría la existencia de alguna forma de Inteligencia, como creadora de aquella
“bola” y posterior Big Bang, algunos físicos concibieron la posibilidad de que nuestro
Universo sólo fuera uno entre miles de otros Universos. La idea subyacente en la
hipótesis del Multiverso sería la de que el nuestro pudiera tener perfectamente
ajustadas las constantes cosmológicas necesarias para su estabilidad y para la vida, tras
miles o millones de universos paralelos generados en distintos Big Bang, de los que la
inmensa mayoría no podrían albergar vida. Una visión de ensayo y error, hasta dar con
la fórmula exacta para un Universo capaz de albergar vida. Una hipótesis que ha tenido
que ser finalmente descartada, después de que el físico teórico Lee Smolin, calculara la
probabilidad de que, por puro azar, se pudieran dar en un Big Bang los parámetros
necesarios para un Universo capaz de albergar vida. Siendo el resultado de sus cálculos
los de una posibilidad entre 10 elevado a 229. Es decir, un 1 seguido de 230 ceros.

La posible existencia de otros Universos no sería, por tanto, fruto de la casualidad.


Sino, en todo caso, resultado de las singularidades generadas por nuestro propio
Universo, como las de los agujeros negros supermasivos, cuyo fin sería el de expansión
de la materia y energía físicas hacia nuevos Universos en otros espacio-tiempo. Pero, lo
lo que sí se puede descartar es la hipótesis de un Multiverso originado por una
infinidad de ensayos fallidos, hasta dar, por azar, con el ajuste tan preciso que se
necesita para un Universo estable y apto para la vida, como el nuestro. Lo que nos aboca
a considerar la posibilidad de que se trate de un diseño inteligente, del que sólo alguna
forma de Inteligencia y Consciencia Primordial podría ser su causa y origen. Y que
implica un cambio total de perspectiva, hacia un nuevo paradigma de la Consciencia que,
como el de Alom Dal, propugna que la materia y energía físicas pudieron emerger de

27
un plano de Consciencia Primordial, y no al revés. De un punto centro del Universo,
una fuente de Luz o radiación primigenia, la unidad desde la que se desplegaría toda
la diversidad de formas de existencia a lo largo del proceso evolutivo del Cosmos. Por
otra parte, la pregunta sobre de dónde podría proceder esa forma primordial de
Consciencia, cómo o cuándo pudo aparecer, igualmente carecería de sentido,
considerando que su existencia se encuentra fuera del espacio y el tiempo, tal y como
los Planos Superiores de Consciencia.

El Universo físico habría emergido de un plano de energía de


Consciencia Primordial, un punto centro y origen de la Luz o
radiación primigenia que se desplegaría en la diversidad de la
existencia física y que también daría explicación a su expansión y
progresiva aceleración

La teoría del Big Bang no está ni siquiera confirmada, por lo que la explicación sobre el
origen del Cosmos físico podría ser otra, distinta o parecida a la actual, que tendría en
común el Ajuste Fino de las constantes cosmológicas. Lo que implica la existencia de una
Consciencia e Inteligencia Primordial capaz de crearla.

Un cambio de paradigma similar al que se produjo con el giro copernicano que invirtió
nuestra perspectiva de un Universo geocéntrico a heliocéntrico. Y, si entonces el gran
salto evolutivo en el conocimiento científico fue descubrir que era la Tierra la que giraba
alrededor del Sol, y no al revés, ahora el reconocimiento de que la Consciencia pueda
ser causa y origen de la materia y energía físicas, y no al revés, tiene el potencial de
impulsar el desarrollo humano de manera exponencial, tal y como sucedió con el
desarrollo acelerado de la ciencia y la tecnología a partir del nuevo paradigma que
emergió tras los descubrimientos de Copérnico y Galileo.

El cambio del paradigma mecanicista al de la Consciencia implica


un giro copernicano en nuestra visión y comprensión del Universo
y de nosotros mismos, tan grande como el que se produjo cuando
descubrimos que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al revés

De manera que, después de muchas décadas en las que la Ciencia se refería a la


evolución del Universo como la “marcha entrópica” del orden hacia el caos, esa
perspectiva se ha ido invirtiendo y ahora se habla de antropía en lugar de entropía,
como la presencia de una fuerza ordenadora del caos hacia el orden. Lo que nos
permite considerar la omnipresencia de la Tríada completa de la Consciencia en el
Universo, integrada por la Inteligencia, el Conocimiento y la Voluntad en el Cosmos
físico, con todo cuanto ello implica en cuanto a la visión o perspectiva de un Universo
28
Consciente, que nos recuerda el principio hermético de “El Todo es Mente. El Universo
es mental”. Un concepto de Mente que se asimila al de Consciencia, significando la
existencia de un Universo cuya naturaleza, centro y origen se encuentra en la
Consciencia.

Lo que también nos acerca a la posibilidad de empezar a dar respuesta a muchos de los
interrogantes sobre fenómenos todavía inexplicados en Física Cuántica, como los
referidos a la influencia entre observador y objeto de observación. Pero antes de
continuar profundizando en las implicaciones de un nuevo paradigma en torno al
Universo Consciente, se hace necesaria una introducción al eje vertical del Universo
Reflectivo, Espejo o Piramidal.

5 El Universo Espejo: la dimensión de Planos de Energía

El Universo Espejo, que también conocemos como Reflectivo o Piramidal constituye,


para la mejor comprensión de nuestra mente, la Quinta Dimensión o eje vertical de la
estructura del Orden Universal. Es una escala vertical, que debemos entender como
estratificada o jerárquica, de sucesivos Planos de vibración energética, desde los más
bajos y densos a los más sutiles y elevados, que se representa en forma de pirámide.
Planos de energía que, completan y complementan, la comprensión de la estructura de
Campos de Consciencia antes expuesta, desde la Visión Amplia que nos ofrece el Shara
Bat sobre este nuevo paradigma de la Consciencia. Completando así un modelo
cosmológico organizado en forma de una sucesión, pirámide o escala ascendente de
Planos de Energía del denominado Universo Espejo, que se completa con un modelo
sistémico de Campos de Consciencia en el Universo Autocontenido. Y, desde nuestra
perspectiva, en el centro y confluencia de ambos, el Universo de Consciencia y de
Representaciones.

En el paradigma actual, se tiende a negar la existencia de una realidad más allá de la


materia y energía físicas que los actuales aparatos de observación son capaces de
detectar. Niveles de energía que están ahí y existen, aunque esté todavía fuera del
alcance de nuestra actual tecnología. Por lo que, del mismo modo que la evolución de
los hallazgos científicos nos permitió detectar escalas de vibración de radiaciones, más
allá del espectro de luz visible, descubriéndonos la existencia de los infrarrojos, rayos X
o gamma, cabe esperar que también lleguemos a reconocer la existencia escalas de
vibración de la energía mucho más elevadas que las actualmente conocidas.

Quinta dimensión por la que se manifiesta la Diversidad entrelazada en la Unidad.


Campos de conciencia que se solapan en una única dimensión, gestadora de la
realidad. Puertas que se abren a la Sexta dimensión, en sus dinámicas de interacción en
la verticalidad. Mirada que altera la realidad, devolviéndole su reflejo a la
individualidad.

29
S.B. 14

Sin embargo, algunas de estas escalas de vibración son tan evidentes y están tan
presentes entre nosotros, como las emociones o los pensamientos. Las que, como antes
comentábamos en este mismo documento, no están recluidas en nuestra bioquímica o
cerebro, sino que toman forma de Campos de Energía de los que nuestra química
corporal y neuronas son generadoras y receptoras de información. Porque, en esencia,
toda forma de energía lo es de información, la misma que, mediante la técnica SIBYL,
pueden captar e interpretar las personas dotadas de esa capacidad. Pues bien, esos
Campos de Energía, emocional y mental, se desarrollan en su propio Plano de Energía.
Siendo así que éstos son los tres primeros niveles de la pirámide del Universo Espejo:

Plano Mental
Plano Emocional
Plano Físico

La inmensa mayoría de seres vivos sobre la Tierra siguen creciendo y multiplicándose


sólo a nivel de materia y energía en el Plano Físico. Desde los orígenes de la vida en
nuestro planeta, hace aproximadamente 4.000 millones de años, no fue hasta hace 600
millones que la evolución empezó a dotar a las nuevas especies de un sistema nervioso,
en una escala ascendente de la energía que nos permitiría desarrollar, a lo largo de
cientos de millones de años, nuestros cuerpos de energía emocional y mental.

La denominación de Universo Reflectivo, para la quinta dimensión, hace referencia a


la interacción y retroalimentación entre los distintos Planos de energía, en sus
dinámicas ascendente y descendente. Muy claramente lo podemos observar, incluso en
nuestras propias vidas, en la existente entre el físico y el emocional. Como también entre
éstos y el Plano Mental que, por ocupar una posición jerárquica superior en la pirámide,
puede ejercer un elevado nivel de control sobre ambos, como nos vienen demostrando
los yoguis y otras prácticas de control mental desde hace miles de años. En todos los
casos, se trata de procesos de retroalimentación entre el nivel más sutil y elevado con
el más denso y bajo en la escala, y no sólo entre los planos colindantes, sino a todos los
niveles, pero reconociendo siempre la jerarquía del polo sutil sobre el denso.

Armonía que surge y se inspira en el equilibrio entre el libre albedrío otorgado a la


individualidad de los Seres Conscientes y el necesario respeto al Orden en el Universo
Espejo, que os devolverá cada uno de vuestros actos en forma de fortuna o calamidad.

S.B. 220

Pero, por encima de estos tres planos, más fácilmente reconocibles, se extienden otros
en la escala ascendente de la vibración de la energía:

30
Plano del Espíritu
Plano del Alma
Plano Causal o Simbólico

En las shibanes del Shara Bat se encuentran múltiples referencias a la Doble Pirámide en
la estructura del Orden Universal. La pirámide que se eleva desde la Tierra hacia el Cielo,
de lo más denso hacia lo más sutil, la podemos imaginar como la pirámide de Keops del
antiguo Egipto. Pero ¿Y la pirámide que desciende desde lo más elevado? Quizás
podríamos imaginarla como una pirámide invertida, cuyo vértice pudiera estar en
contacto, en un solo punto, con la ascendente. Siendo ésta, una de las posibles formas
de representación de la Doble Pirámide, mientras que otra posible podría ser la imagen
de ambas pirámides, incrustadas la una en la otra, representando la integración y
retroalimentación entre la energía descendente y la ascendente. Sin embargo, la
representación más próxima a la realidad sería la de una pirámide, coronada en su
vértice con… un punto de Luz. Una Luz de una luminosidad, tan impresionante como
perfecta. Como la Luz blanca al final de un túnel que describen las personas que han
vivido ECM – Experiencias Cercanas a la Muerte… la Luz de la Consciencia de los Planos
Superiores de la Doble Pirámide.

El espectro de luz visible que podemos ver con nuestros ojos físicos, es maya, pura
ilusión. La realidad es la de un mar de distintas longitudes de onda de energía que
nuestra mente consciente convierte en las formas y colores con las que percibimos el
mundo que nos rodea. Cuando cierras los ojos, esa Luz de tu Consciencia sigue ahí,
mostrándote imágenes de las personas a las que conoces, de distintos lugares, paisajes
y situaciones, reales o imaginarios, al igual que sucede en el nivel inconsciente de
nuestros sueños. Por lo que ésta es la única luz verdadera, la Luz de energía sutil de
nuestro Campo de Consciencia. Y, más allá de éste, la sucesión de Campos de
Consciencia, sucesivamente mayores, de nuestra familia, de la humanidad o de Gaia,
hasta el del Plano del Espíritu que todo lo abarca y todo lo envuelve. La Luz de la
Consciencia Primordial que está en el origen de todo cuanto existe, y a la que nos
referíamos antes en referencia al ajuste fino de las constantes cosmológicas que dieron
lugar al Universo tras el Big Bang.

El reconocimiento de la existencia de una Quinta Dimensión,


correspondiente a la sucesión de Planos de Energía en el
Universo, nos abre las puertas a una comprensión más completa
del Cosmos, necesaria para el progreso de la Ciencia y la
expansión de nuestra Consciencia

31
Luz de los Planos Superiores de la Consciencia, del Más Allá del horizonte del
conocimiento de nuestra Ciencia actual, todavía basada en el paradigma mecanicista.
La última frontera y el mayor reto para la Ciencia de nuestro tiempo. Durante miles de
años, el fin del mundo se encontraba en el Finis Terrae y el inmenso océano que se
extendía ante los ojos de los peregrinos que llegaban hasta allí. Más allá del cuál nadie
sabía qué podía haber. Hasta que intrépidos navegantes, como Cristóbal Colón, Américo
Vespucio, Magallanes, Elcano o James Cook, se adentraron en ellos, descubriéndonos
las tierras y continentes que se encontraban más allá de aquel océano que, hasta
entonces, había estado rodeado de todo tipo de mitos y misterios. Como los que, hasta
ahora, han tratado de describir el Espíritu o los Campos de Consciencia, desde las
tradiciones religiosas o algunas de las más atrevidas teorías científicas. Pero, ahora como
entonces, ha llegado el momento en que, personas de elevado nivel de Consciencia,
en el mundo científico, ético, filosófico y otras ramas de conocimiento, se atrevan a
explorar los confines del Más Allá del horizonte físico que nuestra actual capacidad de
comprensión alcanza a ver, para empezar a mostrarnos el mapa del más impresionante
de los descubrimientos, la naturaleza, origen y significado de la Consciencia.

Porque, en ese más allá de la realidad física, hay una realidad mucho más grande, que
es causa, origen y destino de nuestra existencia. En la que hallaremos las respuestas a
los mayores misterios de la Física de nuestro tiempo, como los relativos al periodo
inflacionario previo al Big Bang que, desde un solo punto, como el de la dimensión única
de los Planos Superiores, se expandió a un espacio un octillón de veces mayor, creando
las condiciones para el surgimiento de aquella masa de densidad inconmensurable que
dio origen al Big Bang. Así como este nuevo paradigma nos abre las puertas a posibles
respuestas sobre los interrogantes que plantean la energía y materia oscuras, la
aceleración en la expansión del Universo, las turbulencias de los fenómenos no lineales
o los agujeros negros. Y, sobre todo, a los fenómenos, aparentemente inexplicables, de
la física cuántica, que desafían nuestra capacidad de comprensión por tener sus
fundamentos fuera del espacio – tiempo… al igual que los Planos Superiores de
Consciencia y Energía que se nos describen en el nuevo paradigma de la Consciencia, la
Visión Amplia o Alom Dal.

La Luz de la Consciencia Primordial de los Planos Superiores de


energía es la que afirman haber visto miles de personas que han
regresado desde la frontera entre la vida y la muerte, el mundo
físico visible y el de las energías más elevadas que son causa,
origen y destino final de nuestra existencia

32
Porque la naturaleza de esos planos está constituida de una única dimensión. Y es por
ello que decíamos que se representa como un punto de luz, una estrella brillante en el
vértice y centro de la pirámide planos. La que sería centro y origen del Universo.

Una única dimensión implica fuera de los límites del espacio y el tiempo y, por ello,
también de los límites de nuestro cerebro y mente, fundamentada en los principios del
modelo de orden espacio – tiempo, en la clara distinción entre el aquí y el allá, esto o lo
otro, o el antes y el después. Siendo éste el motivo por el que resultan incomprensibles
para nuestra mente lógica fenómenos como la superposición o el entrelazamiento
cuántico, que una partícula pueda estar aquí y allá, estar unida a otra increíblemente
distante o ser esto o lo otro, al mismo tiempo, como en el célebre gato de Schrödinger.

Pero, aunque nuestra mente sea binaria, y debamos aceptar el hecho de que la
comprensión de la lógica de la Física Cuántica y de los Planos Superiores de la
Consciencia, están fuera de nuestro alcance, por hallarse fuera del espacio – tiempo, las
herramientas que nos proporciona la Logosistémica de este nuevo paradigma de la
Consciencia, sí nos puede permitir una representación global de su estructura y
funcionamiento general, comprensible para nuestra mente y, por consiguiente, útil
para nuestras vidas y la expansión de nuestra Ciencia y Consciencia colectivas.

Pero, lo más importante que tenemos por descubrir es… a nosotros mismos. Porque
nuestra naturaleza es la de Seres Conscientes, por lo que, a medida que conozcamos
más sobre la Consciencia, nos conoceremos mejor a nosotros mismos. Y así como el
paradigma mecanicista, fundamentado en los descubrimientos y aportaciones de
Copérnico, Galileo, Newton, Descartes o Darwin, nos trajeron un espectacular desarrollo
científico y tecnológico, el nuevo paradigma de la Consciencia que ampliará nuestra
visión sobre aquel, nos puede traer un impresionante desarrollo humano y social.

Siendo así como se nos describe en el Shara Bat:

Entre lo Denso y lo Sutil se despliegan los planos de la Pirámide. Desde el mundo visible
a vuestros ojos físicos al Espíritu Universal que abarca el Cosmos en su Totalidad, la
Realidad que conocemos se extiende por el plano emocional, el mental y el simbólico
hasta el Plano de las Almas. Y es así que la evolución os impulsa a la elevación, por la
que ascendéis la Pirámide desde la Tierra al Cielo, desde la base material a la realidad
espiritual del Ser.

Plano simbólico, vértice de la doble pirámide ascendente y descendente, en el que


confluyen las fuerzas de la unidad y la diversidad, más allá del espacio y el tiempo, el
infinito y la eternidad. Centro unidimensional en el que todo converge, principio y final.
Pasado, presente y futuro entrelazados en una dinámica inmanente y trascendente, de
todo conectado con el Todo. Poder de la Creación, hexágonos de cristal conectados con

33
el tiempo germinal, que se acercan y se van. Plano del Alma, de las mónadas en
descanso de su peregrinación y el del Espíritu que se extiende y todo lo envuelve,
Campo de Consciencia de toda existencia y la Totalidad.

S.B. 19

La velocidad de la luz es la unidad de medida en el Cosmos físico. La que, desde el actual


paradigma, nos muestra una imagen de un Universo frío y oscuro, salpicado de puntos
de luz, separados de nosotros a distancias astronómicas. Mientras que, en el nuevo
paradigma, la Luz de la Consciencia nos muestra una imagen totalmente distinta, la de
un Universo absolutamente luminoso, que todo lo abarca y envuelve en su seno. Una
Consciencia que es el principio de orden y unidad que subyace en el Cosmos, desde una
visión antrópica de su evolución. Una visión mucho más cálida y luminosa, que nos abre
los ojos y el corazón al amor a la vida, desde la gratitud por el “milagro” de la Creación.

Desde la Luz de la Consciencia que permite a nuestros ojos la contemplación de las


maravillas de la Creación. Una luz que adquiere su más elevada expresión en el interior
de nuestra Consciencia, cuando la contemplación de esas estrellas nos anima a
acercarnos a ellas a través del conocimiento o cuando cerramos nuestros ojos y
seguimos viendo y sintiendo, esas mismas estrellas y todo tipo de imágenes del pasado
y presente, reales o creadas por nosotros mismos y por nuestra imaginación que, a su
vez, es una impresionante herramienta de creación, capaz de crear nuevas formas de
existencia, obras que dejan constancia de nuestro paso por este mundo. Y es así que
hemos creado mundos en el mundo, como las sucesivas civilizaciones a lo largo de la
historia y la civilización más humana y avanzada que tenemos pendiente de alcanzar.

Todo es energía en el Universo. Energía que contiene y transmite información y que,


una vez ordenada, se integra y transforma en Unidad por el conocimiento, la Luz de
Consciencia. Como la que nos ilumina internamente en el proceso de comprensión y
aprendizaje y que es, también, la que nos ilumina y guía en nuestro camino de evolución
y perfeccionamiento humano, a nivel individual y colectivo. Y la Luz que es esencia
constitutiva de los planos superiores, como el del Espíritu, el Alma y el Causal o
Simbólico.

Energía vibrando en distintos niveles, el más elevado de los cuáles se halla en la Luz
que brilla en lo más alto de la pirámide del Universo Espejo. La que todo lo impregna
en el Cosmos, pues es el origen de todo y abarca la Totalidad.

Seguidamente transcribo la descripción del Plano del Espíritu a través de SIBYL

El Plano del Espíritu es el que todo lo abarca.

Es la Totalidad de la Existencia, de la visible y la invisible.

Sois, en Cuerpo, Alma y Espíritu.

Estar sólo en el Plano del Espíritu es estar unido a Todo.

34
La investigación sobre la Consciencia es el mayor reto para la Ciencia en el siglo y
milenio que ahora comienza. Hasta ahora, la Ciencia estaba, casi exclusivamente,
focalizada en la observación del mundo exterior y físico. La exploración y colonización
de todos los rincones de nuestro planeta, la identificación y clasificación de los seres
vivos o encontrar explicación a los distintos fenómenos físicos que se mostraban ante
nuestros ojos, ha sido el objetivo al que se han dedicado las mentes más brillantes,
desde la Edad de Piedra hasta la Era Contemporánea. Sin embargo, a partir del
descubrimiento del Inconsciente individual y colectivo por parte de Sigmund Freud y
Carl C. Jung y, casi simultáneamente, los de Max Planck sentando las bases de la Física
Cuántica, el foco de atención ha ido virando, lentamente y a lo largo de todo el pasado
siglo, del objeto de observación al observador. Y, en el centro focal, la Consciencia.

Siendo así como la psicología nos descubrió que la Razón consciente era solo la punta
del iceberg de niveles de Consciencia mucho más profundos y que, además, no existen
solo a escala individual, sino también en el Inconsciente Colectivo al que todos estamos
conectados. Campos de Consciencia sobre los que nos queda mucho que aprender.
Pero, para ampliar las fronteras de conocimiento de la Ciencia sobre la naturaleza
humana, antes es preciso que ampliemos nuestro marco de visión hacia un nuevo
paradigma de la Consciencia, como el que se expone en este escrito.

Por su parte, la conciliación entre la Física Cuántica y la Física Clásica también ha de


pasar por ese nuevo paradigma de la Consciencia. Pues solo así empezaremos a darnos
posibles respuestas a muchos de los fenómenos de la Cuántica que tienen
desconcertados a los científicos y que ya hemos mencionado. Como los hechos,
comprobados experimentalmente, de que una partícula pueda estar en dos sitios al
mismo tiempo o que partículas que han estado en contacto siguen unidas aunque luego
estén a miles de kilómetros de distancia, por lo que lo que la suceda a una de ellas afecta
inmediatamente a la otra, como el hecho, igualmente sorprendente, de que una
partícula pueda estar, al mismo tiempo, en todos sus estados posibles, hasta el
momento en que es objeto de observación, en que se manifiesta como sólo uno de ellos,
como también sucede con la dualidad onda-partícula. Fenómenos aparentemente
inexplicables, pues nuestra mente y cerebro tienen fuertemente asentadas creencias
tan básicos como las de que un objeto no puede estar en dos sitios al mismo tiempo, o
que, si un objeto es una cosa, no puede ser otra totalmente distinta, como el agua
tampoco puede ser líquida, sólida y gaseosa simultáneamente, o que un hecho sucedido
después no puede afectar a otro que hubiera sucedido antes. Porque todos los hechos
y fenómenos observados hasta ahora han cumplido siempre esas premisas y nos parece
imposible que pueda ser de otra manera. Y, efectivamente, esto es siempre así en el
mundo que habíamos podido observar hasta ahora, que es el correspondiente a unas
determinadas escalas de magnitud mayores que las moléculas y el átomo. Pero, cuando
hemos podido observar lo que sucede en el nivel subatómico, resulta que las leyes que
rigen el antes y el después en la línea temporal o el aquí y el allá en la posición de un
cuerpo… ya no son válidas en los niveles del Universo subatómico. Sin embargo,
fenómenos tan extraños e incomprensibles para nuestra mente, podrían tener
explicación si consideramos la característica diferencial de los planos del nivel superior
de la Doble Pirámide… todos ellos están constituidos por una única dimensión.

35
El Plano del Espíritu y, también, los del Alma y el Simbólico o
Causal, están constituidos de una Única Dimensión

Una dimensión única implica que ya no hay separación entre el antes y el después en
el tiempo, el aquí o el allá en el espacio, o la diferenciación entre una u otra forma de
individualidad, lo que nos abre las puertas a la posibilidad de empezar a entender mejor
el porqué de ese “extraño” comportamiento de las partículas en el Universo
subatómico de la Física Cuántica por encontrarse en la “frontera” entre el Cosmos
visible y el invisible. Las que, además, la Ciencia reconoce como origen y fundamento
de todo cuanto existe en el Universo físico y material en el que se desarrolla nuestra
existencia. Como así es, pues todo cuanto podemos ver y observar a nuestro alrededor
ha sido creado a partir de la energía sutil de los planos superiores y más elevados de la
Doble Pirámide. Por lo que ahí podemos reconocer el origen de la Creación, el Cielo del
Universo desde el que se originó el mundo terrenal en el que vivimos, tal y como nos
narran las Cosmogonías religiosas y, cada vez en mayor medida, también la científica.

Vértice de una sola dimensión, plano simbólico de gestación de la realidad, que vuestra
Alma si puede atravesar hasta fundirse con las de los demás sin perder por ello su
propia identidad. Quinta dimensión o eje vertical del Orden Universal que estáis
llamados a descubrir y explorar en esta nueva etapa de vuestra evolución

S.B. 108

Siendo así que la pirámide invertida sería la mayor, por cuanto el Plano del Espíritu todo
lo abarca, por lo que podemos suponer que la cantidad de energía sea mucho mayor.
Sin embargo, veíamos que no se representa así, sino en un solo punto de Luz tocando el
vértice de la pirámide del Universo de polaridad de los planos físico, emocional y mental.
Llegados a este punto, se entiende que sea así, por cuanto los tres planos superiores
están constituidos por una única dimensión. Una forma de Luz o energía mucho más
sutil y elevada que todas las presentes en la pirámide más terrenal de nuestro propio
mundo.

Sin embargo, esos planos superiores también son parte de nuestro mundo, el de los
seres humanos, pues de ahí provenimos en cada nuevo nacimiento y ahí volvemos tras
la muerte de nuestro cuerpo físico. Naturalmente, me refiero al Plano del Alma. Una
idea o concepto que relacionamos con la religión y que, por ese motivo, suele ser
ignorado o rechazado desde el mundo científico. Sin embargo, esto no tiene porqué ser
así. Para lo que deberíamos preguntarnos ¿Qué es el Alma? Y la respuesta, desde la
perspectiva del nuevo paradigma que estamos presentando, sería que es el Campo de
Memoria y Consciencia individual de cada ser humano. Lo que nos sitúa ante otra gran
cuestión existencial ¿Sobrevive nuestra Consciencia a la muerte del cuerpo físico? La
respuesta, desde el nuevo paradigma de la Consciencia, ya la conoces, pues la hemos
36
tratado ampliamente en el capítulo dedicado al Universo Consciente, cuando hablamos
sobre las ECM Experiencias Cercanas a la Muerte y sobre la obtención de información y
conocimiento de los niveles emocional y mental de las personas a través de SIBYL. Por
lo que la siguiente cuestión es ¿Qué pasa con ese Campo de Consciencia individual tras
nuestra muerte? Conociendo de la existencia de un Plano del Alma, la respuesta es que
asciende hasta el que es su hogar. Como es bien sabido, muchos de cuantos han
regresado del umbral de la muerte nos narran su visión de una luz al final de un túnel
oscuro. Lo que es natural que así sea, considerando que los planos superiores son de
Luz, la de la energía más pura y primordial, origen de todo cuanto existe.

A la luz del nuevo paradigma, el Alma puede ser entendida como


un Campo de Consciencia individual capaz de trascender la
muerte física

Los nuevos avances de la Física acercarán a la Ciencia, cada vez más, a la Espiritualidad,
siendo la profundización en el conocimiento de la naturaleza de la Consciencia el puente
que va a unir lo que ahora está separado. Pero que no lo estuvo en el pasado, desde los
propios orígenes de la Ciencia, cuando los astrónomos que escrutaban el cielo estrellado
eran sacerdotes buscando respuestas en el Cielo a las grandes cuestiones existenciales
de la humanidad. Lo que les llevó a descubrir el lenguaje divino de las matemáticas que
nos permitían empezar a comprender la arquitectura, leyes y estructura del universo
físico y que a aquellos sacerdotes les permitió construir grandes obras de ingeniería. Sin
embargo, en el Renacimiento y la Ilustración, la Ciencia se desarrolló pasando por alto
las cuestiones espirituales, a pesar de que la mayoría de aquellas mentes brillantes que
impulsaron la revolución del conocimiento entre los siglos XIV y XIX se consideraban
religiosos y creían en Dios. Si bien, evitaron entrar en temas de espiritualidad, que
entonces eran de exclusiva competencia de la curia eclesiástica, para concentrarse en el
estudio de los fenómenos físicos. Siendo en ese periodo cuando la Ciencia y la
Espiritualidad iniciaron una progresiva separación que ha terminado en conflicto
abierto, entre la ortodoxia religiosa que niega los avances de la Ciencia, cuando pone en
cuestión alguno de sus dogmas de fe, y la ortodoxia científica replegada en una visión
puramente materialista de la existencia.

El mayor reto de la Ciencia en los inicios del presente siglo y


milenio es la investigación sobre la naturaleza y potencial de la
Consciencia

Sin embargo, la buena noticia es que aquella separación y la fractura en nuestra


Conciencia Colectiva, entre la perspectiva de observación espiritual de la existencia y la
del materialismo científico, puede devenir en el reencuentro entre ambas corrientes. Lo
que está empezando a suceder ahora que el mundo científico centra su atención en el

37
estudio de la mente y la consciencia interior del observador, en lugar de tenerla
absolutamente concentrada en el objeto de observación. Una exploración del mundo
interior que nos abre a explorar el más allá de la línea del horizonte físico, hacia la
realidad trascendente de nuestra existencia. Lo que no es solo una oportunidad para
ampliar las fronteras de nuestro conocimiento, sobre nosotros mismos y el Orden
Universal, sino que también podemos entenderlo como un deber ético y moral, para
que podamos superar la crisis sistémica en la que está inmersa nuestra civilización.

Reconocer y conocer mejor la naturaleza de nuestra Alma, entendida como Campo de


Consciencia individual, es vital para conocernos mejor a nosotros mismos, en nuestra
identidad más profunda y trascendente. En las shibanes del Shara Bat se refieren a ésta
como nuestra Alma de Peregrinos, por la similitud entre las sucesivas etapas de un viaje
de peregrinación, así como sus objetivos y significado profundo de aprendizaje, con la
sucesión de reencarnaciones por las que el Alma aprende y evoluciona.

Sois Almas de Peregrinos llamadas a avanzar por los caminos que os conducen a la
conquista de vuestro poder y libertad, que habéis de saber que es colectivo, por encima
de lo individual. Por lo que el Ego mal entendido será siempre vuestro peor enemigo.

S.B. 933

Pero, ¿Qué podemos saber sobre el Alma, más allá de imaginarla como una forma de
Luz suspendida en el Cielo o encarnada en la Tierra? Mediante SIBYL hemos podido
conocer más acerca del Alma, en cuanto a la existencia de un rasgo o denominador
común identificativo de cada Alma a lo largo de todas sus reencarnaciones o la elección
de cuatro posibles direcciones de la energía en cada una de ellas. Sobre el Plano del
Alma también se ha podido obtener información mediante la técnica de SIBYL

En el plano del alma están las vibraciones de todos los colores.

En él, la Luz adquiere forma y principio activo.

Es el plano vibrante de música y color.

Conciencia e Individualidad están en comunión. Se nutren en una unión perfecta.


El viaje descendente de Conciencia – Alma al plano físico, nos otorga la
oportunidad verdadera de evolución ascendente.

El propósito de la Fe es principio inextinguible y absoluto de vuestra Realidad


humana y espiritual.

El alma en nuestro cuerpo, es nuestra máxima cualidad de belleza y verdad.

El cuerpo, la mente, las emociones, son herramientas del camino, pero el alma es
el Maestro, y quien sabe el propósito y sabe el camino.

38
Lo que ahí se expone es tan claro que apenas necesita más explicación.

El Plano Causal o Simbólico es el tercero en la Pirámide de planos superiores. Lo


podemos imaginar como una lámina que se extiende hasta los confines del Universo
y, también, como un espejo que refleja las energías de ambas pirámides, conectando
todo con el Todo en la gestación del continuo presente de nuestra realidad. Lo que,
inevitablemente, nos recuerda la propia idea y definición de Inteligencia, como fuerza
ordenadora.

Sin embargo, nuestro conocimiento de los planos superiores de Luz en una única
dimensión está muy limitado por la capacidad de entendimiento de nuestra propia
mente. La que desarrollamos para comprender el Universo de polaridad en el que
transcurre nuestra vida terrenal y que, incluso, se ve físicamente reflejada en los dos
hemisferios de nuestro cerebro. Y, en tanto no seamos capaces de superar nuestros
propios límites, lo único que podemos hacer es reconocer la existencia de esos Planos
Superiores y observar cómo nos influyen y podemos alinearnos con ellos para nuestra
evolución y perfeccionamiento. De manera parecida a cómo la Ciencia reconoció la
existencia de la Física Cuántica que gobierna el mundo subatómico y, renunciando a
entenderla, pues desafía toda lógica de nuestra mente binaria, la observan y aprenden
de ella, adaptándose a sus leyes para construir los nuevos ordenadores cuánticos. Pues
bien, del mismo modo, a medida que seamos capaces de avanzar en nuestro
conocimiento y reconocimiento de los planos superiores, podremos ampliar nuestra
Consciencia y avanzar en la creación de una civilización mucho más humana, justa y
avanzada que la actual.

La Mente que os permite caminar por el Mundo os impide elevaros para entenderlo.
Pues solo desde vuestro propio Centro podréis armonizar los opuestos, tendiendo
puentes entre el lado derecho e izquierdo de un mismo Mar.

Mientras no haya orden en vuestra Mente, no habrá orden en vuestras vidas ni paz en
vuestros corazones. Y esto solo lo habréis de lograr desde la Razón, cuando se une a la
Sensibilidad, para elevaros por encima de las apariencias del bien y del mal, en el vuelo
del Espíritu a través de los cielos de la Mente Superior, la Conciencia moral.

Cerrad los párpados para que el Ojo de la Conciencia pueda ver en dirección a la Luz,
por la Observación Interior que os permitirá descubrir el verdadero Orden, Poder y
fuerza de Evolución en la Doble Pirámide de la Creación. Pues solo cuando la mirada
doble converja en el vértice del triángulo, los misterios de la Unidad serán desvelados a
los Seres en el camino de la Conciencia y la Perfección.

S.B. 80

Como Seres Conscientes, la expansión de nuestra Consciencia es nuestra principal


tarea, siendo este el objetivo y finalidad de un nuevo paradigma de la Consciencia. Un

39
camino evolutivo iniciado hace cientos de miles de años y que a nosotros nos
corresponde continuar. Pues somos Seres dotados de un nivel de Conciencia Superior,
ética y moral, siendo esta capacidad la que nos ha permitido situarnos en la cima de la
pirámide evolutiva y levantar sucesivas civilizaciones o espacios de Orden Ético y
Consciente. Civilizaciones todavía muy imperfectas, como corresponde a una obra
todavía inacabada, pero que estamos llamados a culminar.

En la evolución de la Consciencia podemos distinguir distintas etapas, empezando por


el nivel de autoorganización de los seres vivos más simples, como las bacterias o las
amebas. Con el surgimiento del sistema nervioso y el desarrollo de los sentidos, los seres
vivos alcanzamos un Primer Nivel de Consciencia al percibir la existencia del mundo
exterior. Unos sentidos cada vez más sofisticados, nos permitieron ir extendiendo el
alcance de nuestra percepción en el espacio, por el desarrollo de los sentidos del gusto,
el tacto, el olfato, el oído y la vista, cada uno de los cuáles nos permitía llegar más lejos
en nuestra percepción, permitiéndonos crear un “mapa” de nuestro entorno. El
Segundo Nivel de Consciencia lo alcanzamos con la Autoconsciencia, abriéndonos a la
exploración de nuestro propio mundo interior. Se dice que, en ese nivel, cuando fuimos
capaces de reconocernos como seres individuales, nació el ser humano. Una identidad
por la que nos percibimos como separados del mundo y que, por ello, dio también origen
al Ego, el que es causa de casi todos nuestros problemas y principal impedimento para
el desarrollo humano. Por ello, el Tercer nivel de Consciencia es el que la humanidad
está llamada a culminar. Un nivel en el que el Yo descubre que no está separado de
los demás y del mundo exterior, sino íntimamente unido a ambos. En el reencuentro
con la Unidad que distingue la sabiduría y la Consciencia que nos humaniza. Entre ambos
niveles, somos el eslabón perdido, entre el animal que fuimos y el ser humano completo
que llegaremos a ser en algún momento de nuestra evolución. Por lo que somos capaces
de las mayores grandezas y las peores bajezas, según el nivel de desarrollo de nuestra
Consciencia Superior, ética y moral, de cada uno de nosotros a nivel individual. A nivel
colectivo, todos estamos llamados a alcanzar ese Tercer Nivel de Consciencia, dejando
atrás esa identidad incompleta y primitiva que es el Ego, para abrirnos a la Unidad, la
Luz de la Consciencia.

Vuestros mares están llenos de pequeñas barcas pérdidas en la inmensidad, tal y como
la propia humanidad, que parece hallarse perdida en este periodo de tránsito entre el
segundo y el tercer nivel de Conciencia que, en vuestro destino, escrito está, que os ha
de alejar de la oscuridad.

S.B. 350

Humanidad es Trascendencia. Seres en el camino del Tercer Nivel de Conciencia, en el


que la diversidad se reencuentra con la Unidad, conscientes, a un tiempo, de la
armoniosa coexistencia entre la diferencia y la igualdad.

40
El reto de la humanidad es la Unidad, a la que habréis de llegar por los caminos de la
Ciencia y la Sensibilidad, desde la comprensión a la experiencia y el sentimiento de
unión y hermandad.

S.B. 1098

6 Ciencia y Espiritualidad
Luz y Unidad son la esencia de la espiritualidad de todos los tiempos, reflejada en los
ideales de Consciencia y Amor, Sabiduría y Hermandad.

El secreto de la Unidad se encuentra en el significado y naturaleza de la Consciencia,


cuyo origen se encuentra en la Luz de los planos superiores del Universo Espejo.
Siendo, precisamente en éstos, donde se halla el Orden Implicado tan afanosamente
buscado por David Bohm, uno de los físicos más reconocidos por sus aportaciones a la
Física Cuántica, y que no dudó en viajar hasta la India para conocer a Krishnamurti e
indagar sobre la Consciencia desde la espiritualidad hindú. Por todo ello, la convergencia
entre Ciencia y Espiritualidad es una tendencia creciente al reencuentro con la Unidad.

Siendo así que la unificación de fuerzas y la conciliación de la Física Cuántica con la


Física Clásica se ha convertido en el Santo Grial de la Ciencia, al encuentro con la
Unidad.

Mucho antes que los científicos iniciaran su búsqueda de la Unidad en aceleradores de


partículas, en el siglo XIII, el místico y filósofo sufí Ibn Arabi escribía su célebre Tratado
de la Unidad. Casi dos mil años antes que él, Lao Tsé iniciaba su obra diciendo “El Tao
engendra el Uno” mientras conciliaba los opuestos del Yin y el Yang en la Unidad. En
Palestina, Jesús se presentaba como la Luz del Mundo, mostrándonos el camino de la
Unidad a través del Amor y la Fe.

Una vez reconocida la naturaleza trinitaria de la Consciencia, llama poderosamente la


atención el origen trinitario de la Creación y/o primeros tiempos del Universo en la
Cosmogonía de las religiones troncales de Occidente y Oriente. Con la trinidad de
divinidades constituida por Oisiris, Isis y Horus en la mitología del Antiguo Egipto o la
Trimurti del hinduismo, con Brahma, Vishnú y Shiva, mientras que en la Cosmología
china el Taoísmo lo expresa así:

El Tao engendra el Uno


El Uno engendra el dos
El dos engendra el tres
El tres engendra todos los seres

41
En el Cristianismo, la naturaleza de la divinidad se manifiesta en la Trinidad,
compuesta por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La que constituye un pilar de la fe
cristiana, al tiempo que plantea un misterio hasta ahora no desvelado, el de que sean
tres personas o hipóstasis diferentes y un único Dios. Una aseveración que parece
contradecir la razón, que nos dice que una persona o forma de existencia no puede ser
distinta de otra e idéntica al mismo tiempo, lo que implica que tampoco puede estar
separada y unida a la vez. Sin embargo, esto es exactamente lo que sucede en la Tríada
constituida por la Inteligencia, la Memoria y la Voluntad, como ya hemos visto
anteriormente, pues, aunque cada una de ellas es claramente distinta de las otras dos,
y podemos verlas y entenderlas por separado, constituyen una unidad indisoluble en la
Consciencia. La que, como también hemos visto, actúa como fuerza primigenia de la
Creación.

Otra coincidencia llama también nuestra atención en relación al Dios Creador que nos
describen las enseñanzas religiosas y los textos sagrados, en cuanto a las características
o atributos de su naturaleza Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente. Y que, si lo
reflexionamos, también se cumplen si consideramos la existencia de una Consciencia
Universal.

Los Campos de Consciencia, como los que son origen y sostén de los organismos vivos,
cumplen esas tres condiciones en relación a cada vida, en cada una de las especies.
Pues la enorme complejidad de mantener la homeostasis y equilibrio interno en un
organismo como el nuestro, así como su continuo reajuste y adaptación a las
condiciones del medio, requiere la actuación de alguna forma de Inteligencia,
gestionando un gran acerbo de Conocimiento sobre todas las partes e integrantes de
nuestro cuerpo, desde las células a los órganos, pasando por los sistemas nervioso,
circulatorio, hormonal, respiratorio o muscular, entre otros. Y, todo ello, aunado a una
Voluntad claramente orientada a los citados objetivos de equilibrio interno y adaptación
externa, los que se logran desde una continuada toma de decisiones.

Los Campos de Consciencia integran Inteligencia, Conocimiento y


Voluntad para la génesis de las formas de vida, su equilibrio
interno y adaptación externa

Y, si esto es así en relación al Campo de Consciencia de nuestro cuerpo o el de otros


seres vivos, ¿Podemos considerar que también lo sea en relación a la Totalidad del
Orden Universal? O, dicho de otro modo, ¿El Dios o Principio Creador del Universo
antrópico sería omnipresente, omnisciente y omnipotente en relación a cada una de las
vidas y formas de existencia en el Cosmos?

Para respondernos a esta pregunta, nos remitiremos, nuevamente, a lo que se expresa


en los Esenciales en relación a Dios, como concepto central y fundamental:

42
Dios es Origen
Origen es Absoluto
Absoluto es Dios

Lo primero que se pone en evidencia en este racimo de Esenciales es la jerarquía del


orden temporal, por la que, cuanto precede en el tiempo, transmite su presencia e
influencia en forma de legado hacia todo cuanto le sucede en la línea de tiempo. Dicho
de otro modo, toda existencia que engendra una diversidad de formas de existencia, en
su evolución a través del tiempo, proyecta los rasgos fundamentales de su propia
naturaleza original hacia toda su descendencia. Por ejemplo, los de la química orgánica
del carbono están presentes en todas las formas de vida conocidas, surgidas a partir de
este elemento, siendo omnipresente en todas ellas. Del mismo modo que los rasgos y
características del ARN primero, y el ADN después, están también en la base de todas
esas formas de vida, o la naturaleza de las células eucariotas en todas las plantas,
animales, protozoos, hongos y algas en nuestro planeta. A nivel del Cosmos, las fuerzas
nucleares fuerte y débil son igualmente omnipresentes en todo el microcosmos, así
como la gravitatoria y la electromagnética en la totalidad del macrocosmos. Todos ellos
como ejemplo de la absoluta presencia u omnipresencia de todo cuanto existe como
continuación en la línea temporal de la naturaleza de aquello que se encuentra en su
origen causal.

Siguiendo este mismo razonamiento, si el origen de nuestro Universo se encuentra en


algún Dios o Principio Creador, su naturaleza se proyectaría en todo lo creado a partir
del surgimiento del Tiempo y el Espacio. Siendo esto así, con independencia de que el
origen sea el Big Bang de la Ciencia, un huevo cósmico, como el descrito en algunas
mitologías religiosas de la antigüedad, o un Dios Creador. En todos los casos, los rasgos
fundamentales de su naturaleza estarían presentes en todo cuanto existe en el Universo.

Y, si tal naturaleza fuera la propia de la Consciencia, significaría que la Inteligencia, el


Conocimiento y la Voluntad que conforman su Tríada constitutiva, serían igualmente
omnipresentes en el Universo. Lo que, por supuesto, no quiere decir que tales
características estén presentes en una roca o un grano de arena, que, a la luz de lo ya
explicado sobre la naturaleza individual del Ser, serían sólo partes integrantes de un
Campo de Consciencia mayor que, a su vez, formaría parte de otro todavía mayor, y así
sucesivamente hasta quedar todos englobados en un único Campo de Consciencia
Universal. Tal y como vemos reflejado en el Universo Autocontenido, desde los átomos
y las moléculas a los planetas, sistemas solares o los cúmulos de galaxias que conforman
el Cosmos físico, según el modelo de estructura universal descrito en la Teoría General
de Sistemas. Un Universo visible, de energía y materia física, desplegadas en la malla
del Espacio – Tiempo, que se completa y complementa con el Universo invisible del
Campo de Consciencia unidimensional de los Planos Superiores del Universo Espejo,
en cuanto a causa y origen del Cosmos físico.

Porque, cuando se plantea la teoría del Big Bang como origen del Cosmos, el relato
empieza cuando, una especie de “bola” de masa inconmensurable, cuyo tamaño podría
ser el de un balón de deporte, inicia su expansión, desplegando las dimensiones

43
conocidas del Espacio – Tiempo. Pero, en tal caso, cabe preguntarse sobre el origen de
aquella masa inicial. Porque, según nos explica la Física, la energía ni se crea ni se
destruye, sino que sólo se transforma. Por lo que, en coherencia con ese principio, sería
lógico pensar que la energía y materia físicas tuvieran su origen en otro tipo de energía
sutil… como la de los Planos Superiores de la Doble Pirámide en el Universo Espejo,
según nos plantea el nuevo paradigma de la Consciencia. Una energía en una escala de
vibración mucho más elevada que, por establecer un símil, podría haber dado origen a
aquella masa primordial de energía física, de manera parecida a la formación de las
gotas de agua por condensación.

Por otra parte, una de las mayores incógnitas de la Cosmología científica es la cuestión
de la energía y materia “faltantes” en el Cosmos, denominadas como “oscuras” por
nuestra incapacidad para observarlas mediante nuestra tecnología actual. Pues los
cálculos matemáticos realizados sobre los movimientos de las estrellas en las galaxias,
demuestran que debería existir mucha más energía y materia que la que nuestros
instrumentos pueden detectar. Y no es poca la energía “faltante”, sino casi un 95%. Sin
embargo, esa energía existe y, si no podemos detectarla, es porque corresponde a un
nivel de energía todavía indetectable o, como sugieren múltiples estudios, quizás, los
efectos inexplicables observados en el comportamiento gravitatorio de las galaxias,
pueda deberse a la influencia de una dimensión “oculta”. En ambos casos, la respuesta
podría hallarse en la dimensión única y la energía sutil de los Planos Superiores de la
Doble Pirámide del Universo Espejo. Como la del Plano del Espíritu, entendida como
esencia de energía primordial. Y que, según el nuevo paradigma de Consciencia,
abarca la totalidad de la existencia, la visible y la invisible. Por lo que resulta obvio que
debe ser mucho mayor que la energía que alcanzan a “ver” nuestros aparatos de
observación.

Los Planos Superiores del Universo Espejo podrían ser entendidos


como un Campo de Consciencia sostenedor del Orden Universal

Por lo que estos Planos Superiores de la Doble Pirámide podrían ser considerados el
Campo de Consciencia Universal al que antes nos referíamos. El que es causa y origen
del Universo visible, Unidad subyacente manifestada en nuestro Universo dual de
polaridad, de Formas y Relaciones, Poder y Fuerza, Yin y Yang. Siendo así que la relación
y retroalimentación entre la energía sutil y la densa en el Universo Espejo sería parecida
a la existente entre la mente y el cuerpo en el ser humano. Y así como el cerebro y la
mente, o Campo de Consciencia, conocen y controlan cada órgano y célula de nuestro
cuerpo y todos sus sistemas vitales, de igual modo sucede con los Planos Superiores del
Universo en relación a los inferiores.

Por todo lo expuesto, este nuevo paradigma de la Consciencia nos ofrece una imagen
y modelo del Universo mucho más próximo a la idea de un organismo que a la del
mecanismo de relojería del antiguo paradigma mecanicista. Un Universo Consciente y
“vivo”, en lugar de inerte y, sobre todo, lleno de Luz en lugar de frío y oscuro. La Luz de

44
la Consciencia y energía creadora de los Planos Superiores, como la que manifiestan
haber visto las personas que regresan del umbral de la muerte, en las experiencias ECM
antes comentadas. Una Luz primordial que lo llena todo, de las que la luz de los planos
inferiores es sólo un reflejo, tal y como la de los puntos de luz de las estrellas brillando
sobre la oscuridad y el vacío interestelar.

Todo ello se refleja en la Cruz Logosistémica del Orden Universal, cuyo eje vertical
asciende desde la Tierra de la energía más densa de los Planos Inferiores al Cielo de la
energía sutil de los Superiores. Y que, en su brazo horizontal, se despliega entre el Poder
y la Fuerza del Universo de Formas y Relaciones, que también son el Yin y el Yang de la
filosofía y la espiritualidad oriental. Ambos atravesados por el eje transversal de la
Consciencia, desplegada entre el observador y el objeto de observación, en un Universo
concebido para alumbrar la vida y la existencia de Seres Conscientes como nosotros, y
que ahora se mira a sí mismo a través de nuestros ojos.

Un Universo Consciente, que se mira a sí mismo a través de


nuestros ojos, es la imagen que nos ofrece el nuevo paradigma
de la Consciencia

Cuando nos referimos a un Campo de Consciencia, su omnipresencia se completa y


complementa con los rasgos de omnisciencia y omnipotencia sobre todas las formas
de existencia que integra en el Todo o Unidad que ha sido capaz de engendrar, organizar
y mantener en equilibrio. Lo que es tan válido en relación al Campo de Consciencia de
un organismo, el de toda una especie de seres vivos… o al que abarca la totalidad del
Universo. Y esto es así por la propia naturaleza de la Consciencia, la del Conocimiento
por la que conoce sobre todo cuanto se encuentra en su seno, como la del poder de la
Inteligencia y la Voluntad, que organizan y deciden sobre todas las formas de existencia
bajo su capacidad de influencia y acción. En el caso de nuestro propio cuerpo físico, ya
nos hemos referido a cómo, el alcance del Campo de Consciencia que lo regula, llega
hasta todas y cada una de las células de nuestro organismo, sobre las que es omnisciente
y omnipotente.

Si ampliamos nuestro marco de visión y observación a la totalidad del Universo, la


presencia, conocimiento y acción del Campo de Consciencia Universal, sobre todo lo
creado a partir del momento de la Creación del Universo visible, sería igualmente
absoluto, omnipresente, omnisciente y omnipotente. Y esto sería así, tanto si el origen
fuera un Dios Creador, un huevo cósmico, como el descrito en algunas mitologías
religiosas de la antigüedad, o el Big Bang de la Ciencia de nuestros días. De lo que
resultaría una clara convergencia entre Espiritualidad y Ciencia, ya no sólo sobre la
naturaleza trinitaria del Dios o Principio Creador del Universo, sino también sobre sus
atributos.

45
Manto del Poder de la Conciencia que todo lo cubre y hasta las profundidades de la
materia inerte desciende, para despertarla del sueño que impregna todo inconsciente.
Inteligencia que emana de la fuente de Luz que ilumina toda mente. Dios omnisciente
que todo lo abarca, Inteligencia omnipresente que asiste y existe en toda forma
naciente.

S.B. 1101

Siendo así como, este nuevo paradigma de la Consciencia, también ofrece una
oportunidad para el ecumenismo, la convergencia y entendimiento entre las distintas
ramas del cristianismo e, incluso, de éstas con las distintas religiones. Pues si hay una
única realidad, la verdad que nos la muestre también debe serlo. Para lo que las
diferentes religiones deberían hacer un ejercicio de humildad, renunciando cada una de
ellas a ser poseedora única y absoluta de la verdad, para reconocer que sólo son
intérpretes de los textos sagrados y que, como humanos, se pueden equivocar.
Renunciando así al dogma para abrirse a la posibilidad de aprender, corregir y avanzar,
todas juntas, y en alianza con la Ciencia, en nuestro objetivo común de la expansión de
la Consciencia.

Porque, si el mayor conocimiento de la realidad se encuentra en Planos y Campos de


Consciencia superiores a los nuestros, como los descritos en este nuevo paradigma de
la Consciencia, se debería reconocer la vital importancia de capacidades humanas
como la inspiración o la intuición, que nos permiten acceder al conocimiento de una
forma sorprendentemente rápida y directa. Una inspiración que ha sido el rasgo
distintivo de los Grandes Maestros y Guías Espirituales de todos los tiempos y
fundadores de las más importantes religiones de la historia, cuya visión y revelaciones
transformaron el mundo. Como también hicieron grandes filósofos como Aristóteles,
Sócrates o Platón, cuya alegoría de la cueva nos recuerda que lo que percibimos como
realidad es sólo un Universo interno de Representaciones. Y cuya visión cosmológica
se basaba en la existencia de dos mundos, invisible y visible, ideal e inteligible, que se
aproxima mucho a la Cosmovisión de los planos inferiores y superiores del Universo
Espejo del nuevo paradigma de la Consciencia, así como su visión del Cielo de las Ideas,
que precede e inspira la materialización de cualquier forma de existencia, guarda
igualmente similitud con la idea de los Campos de Consciencia. De tal manera que
podemos considerar la posibilidad de que la visión de la realidad que nos transmitieron
las mentes elevadas de los más destacados guías espirituales y filósofos, fueran distintas
perspectivas de una misma realidad. Todas ellas expresadas para la capacidad de
comprensión de su tiempo y que permitieron una progresiva evolución de la Consciencia
Colectiva de la humanidad. Una visión que, a la luz del nuevo paradigma de la
Consciencia, puede llegar a explicarse todavía mejor, hallando como todas ellas
coinciden en una misma Cosmovisión. Pues, así como la realidad es única, nuestra
Cosmovisión también tiene que llegar a serlo.

La diferencia entre inteligencia y genialidad la marca ese destello de luz que


conocemos como inspiración. La que nos conecta con el conocimiento de los Campos
de Consciencia superiores a nosotros mismos y que nos permite, en un determinado

46
instante, ver o percibir una idea totalmente nueva. Como las que han tenido los grandes
genios de la humanidad que, por ello, suelen ser considerados como verdaderos
“visionarios” de su tiempo, para el avance de las ciencias, las artes y todas las áreas de
conocimiento humano. Genios como Albert Einstein, Isaac Newton, Da Vinci,
Beethoven, Mozart, Nikola Tesla o Steve Jobs, entre otros muchos. Por supuesto, todos
ellos eran personas muy inteligentes, pero, habiendo en su época otras mucho más
inteligentes que ellos, la diferencia la marcó su capacidad para alumbrar ideas surgidas
de la inspiración. Las que, luego, han de ser duramente trabajadas, desde la razón y la
lógica, hasta su materialización, como bien sabía Thomas Alva Edisson, uno de los
mayores inventores de todos los tiempos que resumía el proceso de invención “En un
1% de inspiración y un 99% de exudación”. Mentes inspiradas y conectadas con los
Planos y Campos de Consciencia más elevados que, desde siempre, han impulsado el
progreso de la humanidad.

Reconocer el valor y la importancia de capacidades humanas


como la inspiración o la intuición, en retroalimentación con la
razón y la experimentación, es fundamental para impulsar una
nueva revolución científica, humana y social

Siendo así que debemos otorgarle a la Inspiración todo el valor y reconocimiento que
merece, por la importancia de su contribución a la expansión de la Ciencia y la
Consciencia. Y que, tan claramente, se refleja en la Tríada logosistémica del
Conocimiento:

Observación – Reflexión – Contraste * Inspiración

En la que la Inspiración es la Estrella Guía de la Tríada, la luz más brillante a la que


podemos elevar nuestra mirada para el acceso al conocimiento. Una Tríada que sigue la
lógica logosistémica de base, medio y fin, en cuya base se encuentra la Observación de
los fenómenos, cuya explicación, causas y leyes, trataremos luego de obtener por medio
de la Reflexión, en la elaboración de las ideas y la formulación de teorías capaces de
explicar tales fenómenos. Las que tienen como fin ser puestas a prueba en alguna forma
de Contraste con la realidad, como pueda ser la prueba experimental en el campo de la
Ciencia o el diálogo propuesto por Sócrates para la filosofía. Sin embargo, el medio de
la reflexión, la elucubración o la argumentación, con demasiada frecuencia nos puede
llevar a un punto de bloqueo o un nudo gordiano que parece hacer baldío cualquier
esfuerzo para la resolución de la cuestión o problema planteado. Y es ahí, donde el rayo
de luz de la Inspiración nos proporciona esa idea que permite romper el nudo o
bloqueo que nos impide avanzar, abriendo nuestros ojos a una visión totalmente
nueva del problema planteado, que así puede ser definitivamente explicado y
resuelto. Algunos podrán pensar que esa idea, casi siempre surgida cuando no
estábamos pensando en el problema, haya podido ser resultado de procesos
inconscientes de pensamiento. Y puede que, en algunos casos, se así. Sin embargo,
cuando se trata de ideas muy lejos del alcance de nuestro razonamiento lógico, la fuente

47
de conocimiento se encuentra en los Planos y Campos de Consciencia superiores, a los
que podemos llegar a tener acceso a través de capacidades humanas como las de la
Inspiración o la Intuición. Las que se han llegado a identificar como un sexto sentido,
más allá de los cinco más conocidos. Y así como el tacto, el gusto, el olfato, el oído o la
vista, se desarrollaron para captar información del mundo físico que nos rodea, este
sexto sentido también nos permite captar información de los Planos de Consciencia,
como sucede con fenómenos como la telepatía, la precognición o la canalización de
conocimientos mediante la técnica de Sibyl.

De la misma manera que sucede con la evolución del conocimiento científico, en el que
se alternan cortos periodos de “ciencia revolucionaria”, seguidos de otros mucho más
largos de “ciencia normal”, como sucedió con los doscientos años de desarrollo de la
cosmovisión newtoniana, tras los revolucionarios hallazgos de Isaac Newton. Una
dinámica de saltos evolutivos, impulsados por ideas totalmente innovadoras, que
cambian los supuestos teóricos anteriores, estableciendo otros nuevos. Ampliando así
nuestro campo o marco de visión, lo que permite que, fenómenos que nos parecían
inexplicables, tuvieran finalmente explicación en el marco de una visión mucho más
amplia. Como así sucedió con todos los enigmas que resolvió el paradigma newtoniano,
impulsando el desarrollo de las ciencias físicas y la tecnología, y así sucederá también
con la Visión Amplia del nuevo paradigma de la Consciencia, con el desarrollo de las
ciencias de la vida, humanas y sociales y, sobre todo, para tender puentes entre Ciencia
y Espiritualidad o, lo que es lo mismo, entre Razón y Sensibilidad, pues ambas son
fuentes valiosas y complementarias entre sí, como pueden serlo la lógica y la inspiración
o la intuición, para la ampliar las fronteras del conocimiento humano.

El nuevo paradigma de la Consciencia abre las puertas a


encontrar explicación a muchos de los fenómenos, hasta ahora
inexplicables, de la física y de fenómenos relacionados con las
capacidades de la Consciencia humana

Según Thomas Khun, autor de La Estructura de las Revoluciones Científicas, la


aparición de “anomalías” que no pueden ser explicadas por el paradigma dominante
en cada etapa histórica, abre un periodo de crisis que prepara las condiciones para el
surgimiento de un nuevo paradigma que logre darles explicación. Siendo esto lo que
está sucediendo desde que Max Planck sentara las bases de la Física Cuántica y, de
manera cada vez más clara, con los resultados de los experimentos en esta nueva física,
tan contrarios a los principios teóricos del paradigma newtoniano y a toda lógica o razón
derivada de éste, que llevó al Premio Nobel de Física, Niels Bohr, a resumir así su
asombro "Si nada de esto te parece desconcertante, es porque no lo has entendido".
Unas anomalías a las que se han ido añadiendo otras, como las de materia y energía
oscuras, la aceleración en la expansión del Universo o, más recientemente, el “ajuste
fino” de las constantes cosmológicas, ya antes comentado. La Visión Amplia del nuevo
paradigma de la Consciencia, organizado en Planos de Energía y Campos de Consciencia,
nos abre a posibles respuestas a muchas de estas preguntas. Y, todavía en mayor

48
medida, a respondernos a las grandes cuestiones existenciales sobre nuestra propia
naturaleza, razón de ser, misión y destino. Porque el Cosmos estrellado, nosotros como
Seres Conscientes y el microcosmos del mundo subatómico comparten un mismo
principio de Orden y Unidad o, lo que es lo mismo, de Consciencia y Campos de
Energía. Una sexta dimensión todavía muy desconocida que, como un eje transversal,
atraviesa y conecta al observador con el objeto de observación, incluso más allá de los
límites del espacio y el tiempo. Lo que también da explicación a muchos de los
fenómenos relacionados con el conocido como sexto sentido. Una capacidad humana
que, una vez sea reconocida en todo su valor, podrá contribuir a un más rápido
desarrollo de las Ciencias y para la expansión de nuestra Consciencia.

Una visión más abierta, en la que, la Luz de un mejor conocimiento sobre la naturaleza
de la Consciencia, nos puede orientar en el camino hacia la Unidad. Luz y Unidad que
constituyen la esencia de la verdadera espiritualidad, entendida ésta como camino de
evolución en el desarrollo de la esencia o espíritu del ser humano, con independencia
de las creencias de cada uno.

Luz y Unidad constituyen la esencia de la verdadera


espiritualidad, manifestada en la Sabiduría y la Hermandad

Como seres humanos encarnados en nuestro cuerpo físico, no podemos escapar del
dualismo del Universo de polaridad de este mundo. Por lo que, la perfecta comprensión
y comunión con la Unidad, sólo podemos alcanzarla en breves instantes de iluminación
interior o de éxtasis místico en los que podemos sentir nuestra unión con la Totalidad.
Como en el ideal del Vedanta Advaita del hinduismo sobre la percepción de la unidad
entre el Atman y el Brahman. Pero, si bien nuestro cuerpo y mente están inmersos en la
percepción dual del mundo terrenal, sí podemos alcanzar los ideales de la filosofía
Advaita eligiendo elevar nuestra mirada hacia lo más alto, elevando así nuestra
Consciencia al encuentro de la Unidad, empezando por la que podemos y debemos
lograr entre nosotros mismos, los distintos pueblos, tribus e individuos que formamos
parte de una única humanidad, para continuar con la expansión de la Vida y la
Consciencia en la Tierra y hacia todos los confines del Cosmos, en cumplimiento de
nuestra Misión y Razón de Ser colectiva manifestada en la tesis SUMMUM del Shara Bat.

Por otra parte, la estructura trinitaria del Orden Universal que nos ofrece el Shara Bat
para la mejor comprensión de nuestra mente, y que gira en torno a los ejes horizontal o
Autocontenido y vertical o Espejo, atravesados por el eje transversal de la Consciencia,
también parece confirmar esa hipótesis, al tiempo que nos abre las puertas a la
exploración de las dinámicas entre todos ellos y la comprensión de muchos de los
misterios y fenómenos que todavía constituyen un desafío a nuestra capacidad de
entendimiento. Pues todos ellos tienen en común desvelar el misterio de la Unidad en
la Diversidad, de la integración de las partes en un Todo en equilibrio, armonioso y
coherente. Y en la Consciencia se halla la respuesta. Como la del propio Misterio de la
Trinidad cristiana que, en este tiempo que es final de una Era y el inicio de otra para la
humanidad, ya puede y debe ser desvelado.
49
Desvelar el misterio de la divina Trinidad, esencia del origen del Ser, es el primer paso
para la comprensión de la Unidad en la Diversidad, presente en todo cuanto podéis ver,
aquí y allá, desde el principio de los tiempos hasta la eternidad.

S.B. 1064

Padre, Hijo y Espíritu Santo constituyen la Trinidad divina en la cristiandad. Por lo que la
fe cristiana afirma que Dios es uno y trino, pues en él se manifiestan tres divinidades,
que son distintas entre sí, pero cuya comunión es tan completa que pueden
considerarse como una. Siendo este el núcleo del misterio planteado, el hecho,
aparentemente imposible, de que sean tres identidades distintas y una sola al mismo
tiempo. El Padre es considerado la primera persona o hipóstasis como Creador de todo
cuanto existe y, de manera especial, la creación de los seres humanos de los que se dice
en la Biblia que fueron hechos por Dios a su imagen y semejanza. El Espíritu Santo se cita
en el Biblia, y se celebra su divinidad, el día de Pentecostés, en que se conmemora el
momento en que “lenguas de fuego” bajaron del Cielo y se posaron sobre las cabezas
de los apóstoles, otorgándoles el conocimiento de hablar en todos los idiomas y hacer
milagros. En el Nuevo Testamento también se le atribuye el milagro de dar vida a Jesús,
engendrándolo en el vientre de su madre, María. La figura del Hijo se representa en
Jesús, quien se presentó al mundo como Hijo de Dios, transmitiendo sus enseñanzas y
mostrando el camino de evolución de la humanidad a través del Amor y la Fe. Tras su
muerte y resurrección, la iconografía cristiana lo sitúa a la derecha del Dios Padre en la
visión de la Trinidad.

La Biblia, como todos los textos sagrados, requiere de una interpretación, desde el
Génesis al Apocalipsis, pasando por el Éxodo, el Levítico, los Números, el Deuteronomio
y el Nuevo Testamento. Todos ellos incluyen claves, números y símbolos para desvelar
sus mensajes y la sabiduría que nos transmiten, por lo que una simple lectura literal no
permite entenderlos correctamente. Empezando por la propia figura del Dios Padre, tan
ubicuamente representado como un anciano de barbas blancas, a pesar de que no tenga
ningún sentido que sea así. Tal y como sería ingenuo suponer que Dios pueda tener
nuestra forma o apariencia física, por la cita bíblica de que nos creó “a su imagen y
semejanza”. Nuestra percepción de Dios y de nosotros mismos ha ido evolucionando a
lo largo del tiempo y en la sucesión de distintas civilizaciones, a medida que
ampliábamos nuestro conocimiento sobre el Universo y la naturaleza humana. Por lo
que debemos mantener una actitud abierta a seguir aprendiendo y extendiendo nuestro
conocimiento sobre el origen de la maravilla de la Creación que se muestra a nuestros
ojos, pues sólo así seguiremos acercándonos a la verdad, evitando caer en la vanidad de
creernos poseedores de toda la verdad. Pues, en cada etapa de nuestro camino de
adquisición de conocimiento, siempre encontraremos un horizonte más allá de nuestro
campo de visión en ese punto de nuestra evolución. Y es, precisamente, desde esa
actitud, que planteamos la extraordinaria similitud entre la Trinidad cristiana de
divinidades, su naturaleza y atributos, con la propia naturaleza de la Consciencia y sus
atributos, que ahora son objeto de estudio por la Ciencia.

50
Ya hemos visto cómo Inteligencia, Memoria y Voluntad son tres identidades distintas
y una única identidad, la de la Consciencia que configuran. Exactamente lo que se
plantea como misterio en la Trinidad cristina. Una Consciencia que se nos muestra
como artífice de la Unidad subyacente a toda forma de Diversidad. Y unos Campos de
Consciencia que, además, hemos identificado como causa y origen de las distintas
formas de vida y existencia. Lo que nos lleva a plantearnos la relación que pueda existir
entre la constitución trinitaria de la Consciencia y la Trinidad de divinidades religiosa.

Se puede apreciar una gran correlación entre la Tríada


Constitutiva de la Consciencia y la propia de la Trinidad cristiana

De una parte, la Inteligencia, entendida como fuerza ordenadora, puede considerarse


como origen de toda forma de Orden. De la otra, la teoría antrópica sobre el diseño
inteligente del Universo desde sus orígenes, nos lleva a considerar la existencia de una
Inteligencia primigenia. Un Principio Creador muy próximo en su esencia al Dios Padre
de la Trinidad cristiana, como artífice del Cosmos y que podemos imaginar cómo
Fuente primigenia de Inteligencia.

Por otra parte, si consideramos la Memoria como un Campo de Conocimiento, nos


encontramos también con la enorme similitud, en su misma esencia, con el Espíritu
Santo, del que se nos explica en la Biblia que descendió del Cielo en forma de “lenguas
de fuego” que infundieron conocimiento a los apóstoles, permitiéndoles obrar milagros
y hablar todos los idiomas. Un Cielo del que descendieron y que también podemos
relacionar con la Pirámide descendente de los planos superiores en el Shara Bat y, muy
especialmente, del Plano del Espíritu, que todo lo abarca y en todo está presente. Una
percepción que también es coincidente con la del cristianismo ortodoxo en la oración
que le dedican al Espíritu Santo y que se describe como “Espíritu de Verdad, que estás
en todas partes, y llenas todas las cosas. Tesoro de todo lo bueno y dispensador de la
vida” La verdad que podemos entender como conocimiento de la realidad, así como
resalta la omnipresencia de ese Espíritu Universal y su carácter fecundo, vinculado a la
fertilidad y la vida... como una Madre Universal o Diosa Madre, añadida a su esencia
de Campo Universal de Memoria o Conocimiento que ya hemos expuesto desde la
doble perspectiva racional y bíblica.

La divinidad del Hijo, en la Trinidad cristiana, se encarna en la figura histórica de Jesús


de Nazaret, cuyo poder de obrar milagros nos da la medida de un nivel de conocimiento
y sabiduría sobre las leyes y fuerzas del Orden Universal, verdaderamente únicos. Lo que
hacía con facilidad, y desde la mayor humildad, mientras explicaba a quienes le
escucharan, que los hacía por medio de la Fe, resaltando así que obraba aquellos
milagros en conexión y perfecta comunión con el Dios Padre. A cuya Voluntad sometía
la suya propia, mientras transmitía sus conocimientos de la manera más sencilla que
podía, en forma de alegorías, para que las gentes sencillas pudieran llegar a
comprenderlas. Jesús vino a mostrarnos el camino de humanización para los Seres

51
Conscientes, en tanto que Hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, en cuanto a
dotados de un nivel de Consciencia que nos otorga el poder divino de la Creación.

Así, la Trinidad es la divina culminación del Ser, el definitivo triunfo de la Existencia


sobre la Nada, de la Luz sobre la Oscuridad.

La Trinidad es así conocida como la Matriz de Existencia y la Engendradora de


Diversidad. Se simboliza en un prisma y se representa por el número tres.

S.B. 3

Como ya hemos resaltado con anterioridad, el indicador más significativo de nuestro


nivel de Consciencia e Inteligencia nos lo ofrece el libre albedrío, la libertad de poder
elegir que tenemos como Seres Conscientes. A diferencia de las demás especies, cuya
conducta está rígidamente controlada y limitada por el instinto. De manera que estamos
dotados de Voluntad propia y, por ello, de un nivel de individualidad único entre todos
los seres vivos sobre la Tierra. Y es así que la Voluntad es nuestro rasgo más distintivo,
el que constituye el tercer elemento de la Consciencia. Pero, como vino a recordarnos
Jesús, nuestra Voluntad debe estar alineada con la del Dios Padre y Creador,
manifestada en sus leyes, las que gobiernan el mundo físico y las éticas y morales propias
de nuestra condición de Seres Conscientes y, como tales, Hijos de Dios por estar hechos
a su imagen y semejanza. Porque, como ya vimos, la Voluntad señala la dirección y
sentido de la energía, y la de lo menor o inferior, nunca puede ni debe dirigirse en
sentido contrario al Orden Mayor y Superior del que forma parte. Un principio de
adaptación al medio y las leyes superiores que lo rigen que, cuando es contravenido,
aboca a la destrucción. Adaptarse o morir, un principio y verdad tan simple como
contundente. Por lo que, si nuestra misión, y razón de ser colectiva, es la de crear un
modelo de civilización o espacio de Orden Consciente para la conservación y expansión
de la vida y la Consciencia, dirigir nuestra voluntad en sentido contrario sólo puede dar
como resultado nuestra propia autodestrucción, como ya estamos empezando a
comprender por los efectos del cambio climático y la destrucción sistemática de los
sistemas vitales de nuestro planeta, así como por la proliferación de armas de
destrucción masiva que pueden destruir nuestra civilización y la vida en el planeta, tal y
como la conocemos, si no somos capaces de entender esto y cambiar el rumbo o
dirección de nuestra Voluntad, actualmente dominada por el Ego, el materialismo y el
individualismo, para permitir que sea dirigida desde el Yo Superior, la espiritualidad y la
hermandad.

Porque la semilla de la divinidad, la Luz de la Consciencia, que nos otorga el poder divino
de la Creación, está en nosotros. Y, para que se active, sólo necesitamos nutrirnos de
Amor, Sabiduría y Fe, como nos enseñó Jesús en su palabra y sus obras. En una Voluntad
alineada con la de Dios o Principio Creador del Universo, que constituye la tercera
divinidad o hipóstasis de la Trinidad cristiana.

52
Padre, Hijo y Espíritu Santo se corresponden con Inteligencia,
Voluntad y Conocimiento en la Tríada de la Consciencia

Padre, Hijo y Espíritu Santo de un Dios único y trino, entendidos como fuente
primordial de Inteligencia, Conocimiento y Voluntad de la Consciencia, única y trina. A
medida que la Ciencia nos vaya confirmando la existencia de un Principio Creador
Consciente en el origen del Universo, el llamado Misterio de la Trinidad se podrá
considerar desvelado.

Por otra parte, cabe preguntarse ¿Qué ventaja diferencial podemos aportar nosotros a
la evolución del Universo? O, dicho de otra manera, ¿Por qué una Consciencia primordial
habría de confiarnos esa misión? Desde luego, nadie puede conocer la respuesta. Sólo
podemos observar la propia evolución del Universo y la de la civilización humana, para
encontrar posibles respuestas. Pues tampoco es por casualidad que, en la etapa en la
que nos encontramos, la humanidad se ha hecho consciente de la vital importancia de
preservar el medio ambiente en nuestro planeta y mira hacia las estrellas, soñando con
expandirse hacia otros planetas y sistemas solares. Y, todo ello, mientras la Ciencia más
avanzada estudia la naturaleza de la Consciencia y empezamos a tomar el control de
nuestra propia evolución mediante los avances en genética. Nuevas ideas,
conocimientos y tecnología que, debidamente utilizados, pueden permitirnos construir
una civilización mucho más avanzada y humana, capaz de acelerar la evolución y
expansión de la vida y la consciencia, mucho más rápidamente que hasta ahora. ¿Y si
ésta la ventaja diferencial de nuestra incorporación al Plan de la Creación, Expansión y
Evolución del Universo? Una misión que no solo sería de la humanidad, sino
compartida con todas las especies de Seres Conscientes y civilizaciones que pueblan el
Universo.

Ciencia y Conciencia que os proyectan hacia el Cosmos estrellado, como destino natural
de vuestra misión y mandato de expansión, compartido con vuestros hermanos,
cuantos Seres Conscientes pueblan el Universo habitado.

S.B. 732

En cuanto al Universo físico está marcado por etapas de Luz en su evolución.


Empezando por la Luz de los Planos Superiores de Consciencia que emergió en el
origen de nuestro Universo Físico, desplegándose en las dimensiones del espacio y el
tiempo y en la materia y energía físicas. Desde una primera forma que sería más parecida
a lo que entendemos como una semilla que a la masa informe y caótica que nos presenta
la Teoría del Big Bang, tal y como está actualmente formulada. Pero que se tendrá que
reformular a medida que radiotelescopios más avanzados nos acerquen, más y más, a
los primeros tiempos y momentos clave del Universo. Porque el verdadero origen es una
Fuente de Consciencia e Inteligencia Primordial, capaz de lograr el Ajuste Fino de las
constantes cosmológicas que, como sucedería con una semilla cuidadosamente

53
diseñada por algún experto genetista, se desplegó en sucesivas etapas evolutivas hasta
las de la vida y la consciencia que conocemos y de la que formamos parte.

Hay un punto centro del Universo del que surgió, y sigue


surgiendo, la Luz de los Planos Superiores de Consciencia que dio
lugar a la expansión del Cosmos y que lo impulsa cada vez con
más fuerza
Desde la perspectiva de la luz, la primera etapa evolutiva se inició con el surgimiento de
las primeras estrellas, puntos de luz que llenaron la bóveda celeste. Tras aquella primera
explosión y expansión de las estrellas por el Cosmos, la siguiente sería la de la vida.
Formas de Luz de Consciencia de nuevas especies capaces de autoorganizarse, crecer y
multiplicarse exponencialmente. La tercera etapa se corresponde con la
Autoconsciencia, la Luz propia de los Seres Conscientes. Quien así lo prefiera, puede
pensar que todo se ha producido por causalidad, sin razón ni sentido de ningún tipo.
Pero, si consideramos la necesidad de un “ajuste fino” o diseño inteligente para hacer
que nuestro Universo fuera apto para la vida y el desarrollo de Seres Conscientes como
nosotros, entonces también podemos suponer que nuestra propia existencia, y la de
todos los Seres Conscientes que pueblan el Universo, tenga un objetivo o razón de ser.

El avance de la Ciencia y la expansión de la Consciencia en el


Tercer Milenio precisan una nueva Cosmovisión, integradora de
Ciencia y Espiritualidad, Razón y Sensibilidad.

Este nuevo paradigma de la Consciencia, Alom Dal o Visión Amplia, nos ofrece
respuestas a muchas de nuestras cuestiones existenciales, desde una mirada,
perspectiva y visión orientadas a la Unidad, que nos permiten descubrir, por ejemplo,
que no existe contradicción entre distintas creencias espirituales o religiosas y, también,
escuelas filosóficas o interpretaciones científicas. Todo depende desde la perspectiva
con la que observemos la realidad, siendo tan válida la de nuestros antepasados
animistas, que sentían la esencia de los espíritus en todas las formas de vida, y que bien
podrían ser los Campos de Consciencia, como quienes crean en un único Dios Creador,
que podemos asociar a la idea de una Consciencia Primigenia. O los que incluyen Diosas,
que también podríamos relacionar con el Espíritu Universal, como Diosa Madre, o los
politeístas que creen en múltiples deidades, pues, en realidad, allá donde esté presente
el Triángulo Sagrado de la Consciencia, podemos reconocer en esa Trinidad un Dios
menor sobre la diversidad de existencias integradas en la Unidad que ordena y organiza.
De manera que, incluso cada uno de nosotros podría ser entendido como un Dios menor
sobre todas las células, órganos y sistemas que forman parte de nuestro organismo. Una
Cosmovisión que amplía nuestra visión del Orden Universal, sino que también es
integradora de las diferentes perspectivas desde las que lo hemos contemplado hasta

54
ahora, favoreciendo la convergencia de puntos de vista para descubrirnos, cada vez más
claramente, la Unidad que subyace en toda apariencia de Diversidad.

Las sucesivas Cosmovisiones que la humanidad fue capaz de alumbrar, sentaron las
bases de las más grandes civilizaciones, desde Egipto y Mesopotamia a China y la India,
pasando por Mesoamérica, Grecia, Roma, la Europa moderna y Norteamérica. Todas
ellas levantadas sobre una Ética y Valores inspirados en la Cosmovisión más avanzada
de su tiempo. En los inicios del Tercer Milenio, la crisis sistémica que sacude los
cimientos de la civilización, tiene su origen en el vacío ético de nuestro tiempo, y éste,
a su vez, en la absoluta necesidad de una nueva Cosmovisión, capaz de unificar ciencia
y espiritualidad, avanzando en la expansión de nuestra Consciencia.

Confiamos en que este nuevo paradigma de la Consciencia, cuyos fundamentos básicos


hemos presentado, pueda resultar una aportación valiosa para el logro de esa nueva
Cosmovisión.

Puentes tendidos entre Ciencia y Espiritualidad, así unidos para siempre en la


exploración de los Campos de Consciencia como nuevo reto para la Ciencia, y ante un
nuevo horizonte para la humanidad.

S.B. 961

55
INDICE

El reto de un nuevo paradigma 1

La Visión Amplia. El paradigma de la Consciencia 2

El Universo Autocontenido y fractal 7

El Universo de Consciencia y Representaciones 9

La Consciencia en el Orden Universal 11

La doble perspectiva de la Consciencia 20

Ser o No Ser 23

El Universo Espejo, la dimensión de Planos de Energía 29

Ciencia y Espiritualidad 41

56

También podría gustarte