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Seminario 1

Tema 2

Los Cuatro Caminos

Instituto
SAHu
Los Cuatro Caminos

Instituto para el Estudio de la Sabiduría Antigua y Desarrollo


de la Conciencia Humana
“Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta y
espacioso el camino que lleva a
la perdición y muchos son los
que entran por ella; porque
estrecha es la puerta y angosto el
camino que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan”.

(San Mateo, 7: 3).


Introducción

Todos los maestros del pasado hablaron del Camino interior que lleva
a la Iluminación y a la Gran Liberación…

Jesús dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la


puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos
son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. (San
Mateo, 7: 3).

Buda habló de la Senda del Dharma, la Vía que lleva al Nirvana…

Más debemos preguntarnos… “¿Cuál es ese Camino? ¿Cuál es la Vía que


lleva a la realización íntima de todas las posibilidades latentes en el hombre?”. Es decir,
¿cuál es el verdadero camino? Pues Jesús habla de un “camino” que
lleva a perdición… ¿Cuál es el camino falso, cuál el real?

Nos interesa estudiar en esta lección lo que es el auténtico camino


inte- rior, el que nos puede llevar al conocimiento de sí mismos; nos
interesa conocer sus características, sus requisitos y todo aquello que
nos pueda orientar en la senda del auto-conocimiento.

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La vida es una serie de acontecimientos o sucesos acompañados de su
correspondiente estado de conciencia; cada uno de nosotros en la búsqueda de la
verdad, en la búsqueda de si mismo, en la búsqueda del camino de la
espiritualidad, de la autorrealización, esta accionado por causas ocultas impelentes.
Podemos diferenciar, en esa búsqueda afanosa de la realización, varios
caminos relacionados con diferentes niveles de desarrollo interior. Todos los
caminos, más o menos largos, más o menos duros, se esfuerzan por conducir al
hombre hacia una misma dirección que es la autorrealización.
La realización, la inmortalización, no es una propiedad con la que nacen los
seres, pero si pueden conquistarla. Los caminos son explicados de la siguiente
manera:

1.- El camino del fakir.


2.- El camino del monje.
3.- El camino del yogui.
4.- El camino recto.

El primer camino: El Camino del Faquir

El camino del fakir.- Al escuchar esta palabra nos ubicamos inmediatamente


en el oriente, particularmente en la enigmática y misteriosa India. En Persia el
término "fakir" significa mendigo o mendicante. En la India los juglares, los
saltimbanquis, se denominan a sí mismos fakires. Los europeos le dan el nombre
de fakires a los yoguis, lo mismo que a los monjes errantes de diferentes órdenes.
Este camino largo, difícil y dudoso, es el de la lucha espantosa por
desarrollar en sí mismo la fuerza de la voluntad física, vencer el dolor, lograr el
poder sobre el cuerpo, objetivo que se consigue a través de sufrimientos, pasando
por durísimas pruebas.
Todo el camino del fakir está hecho de ejercicios físicos increíblemente
penosos. Se mantienen de pie en la misma posición, sin movimiento, alguno,
durante horas, días, meses y años; o bien, sentados sobre una piedra desnuda bajo
un sol implacable, bajo la lluvia, en la nieve, etc.; mantiene los brazos extendidos
por tiempo indefinido o bien se torturan con fuego o con un hormiguero en el que
ponen sus piernas desnudas, y así sucesivamente.

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En 1902 el fakir Agastiya de Bengala, India alzó un brazo en forma recta por
encima de su cabeza. Agastiya era un hindú para quien todos los placeres y dolores
del cuerpo eran maya, una mera ilusión, Agastiya adoptó esa postura peculiar para
la mente occidental partiendo de una convicción religiosa.
Durante los tres primeros meses después de haber adoptado esa postura, se
experimentan dolores terribles a menos que uno verdaderamente sea un maestro
del poder de la mente sobre la materia. Después de tres meses sin embargo
mantener el brazo levantado es, en comparación, un juego de niños; ya para
entonces el miembro está absolutamente rígido, con muy poca o ninguna
circulación sanguínea. El brazo de Agastiya no cumplía absolutamente función
alguna excepto por la palma, donde un pájaro había construido su nido. La
articulación del hombro había quedado soldada de tal modo que aun cuando
Agastiya hubiera querido bajar el brazo, no hubiera podido hacerlo. Ni siquiera la
muerte del fakir, ocurrida en 1912, logró que el brazo descendiera a descansar en
su costado. Cuando Agastiya fue depositado en su fosa para su último descanso, el
brazo seguía extendido y con la palma abierta.
Otro fakir se había mantenido día y noche, durante 20 años sobre la punta
de los dedos de los pies. Ya no podía enderezarse ni desplazarse, sus discípulos lo
transportaban, lo llevaban al río, donde lo lavaban como a un objeto.
Si el fakir no se muere, desarrolla en él lo que puede llamarse voluntad física,
pero esto no significa la creación del cuerpo de voluntad consciente o cuerpo
causal.
Además sus funciones emocionales, intelectuales, etc., permanecen sin
desarrollo. Ha desarrollado efectivamente, su voluntad física, pero no tienen en
que poderla aplicar, no puede hacer uso de ella para adquirir el conocimiento o
perfeccionarse a sí mismo. Por lo general está demasiado viejo para iniciar un
nuevo trabajo.
Algunos de ellos no siguen este camino por sentimientos religiosos o porque
comprendan las diferentes posibilidades de desarrollo interior, sino por simple
imitación causada por el impresionismo al ver a otros fakires. Muchos de ellos se
entregan a un ascetismo fanático tanto el Oriente con en el Occidente del mundo
porque quieren pagar con dolor sus malas acciones o su incapacidad de vencer las
tentaciones; para ello se flagelan sin misericordia, aman el dolor por el dolor
mismo, ignoran que el cuerpo físico es el templo del Dios vivo. Nadie se realiza
con el dolor, porque el dolor es el yo.
Bien vale la pena además, comentar lo que al respecto dice el Bhagavad Gita,
el canto del Señor, libro sagrado Indostánico: "Los hombres que practican severas
austeridades no recomendadas por las escrituras, sólo por ostentación o egoísmo,
esos apegados y concupiscentes, desprovistos de sensatez, torturan a todos los

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órganos del cuerpo, y a mí también que moro dentro del cuerpo. ¡Conócelos, son
de propósitos demoníacos!".

El segundo camino: El Camino del Monje


Este es el camino de la fe, del sentimiento religioso, y de los sacrificios. Es
un estado de conciencia en el cual se trata de desarrollar el sentido devocional, el
aspecto emocional del ser.
El trabajo del monje se concentra en sus sentimientos, sometiendo sus otras
funciones a la fe. Tengamos en cuenta que la fe en sí misma y por si misma es
conciencia despierta. Existen dos tipos de fe: Una, que mueve un estado de
emoción basado en la creencia; otra, la que se basa en las experiencias místicas
directas, por ello no se necesita creer ni dudar.
En cuanto al camino del monje se refiere, éstos desarrollan la voluntad sobre
sus emociones, pero sus demás facultades pueden quedar sin desarrollo. Para que
la fe sea un puente seguro hacia la liberación, deben también cultivarse las
capacidades físicas e intelectuales, lo que se realizará a base de nuevos sacrificios y
austeridades. "Un monje tiene que llegar a ser un yogui y un fakir".
Son muy escasos los monjes que llegan lejos; más escasos aún los que
triunfan sobre todas las dificultades que impone el camino real; pues la iniciación
la da la diosa Isis (la divina madre).

El tercer camino: El Camino del Yogui


El centro de gravedad del camino del yogui reside en la mente, en el
desarrollo psíquico. No obstante existen diferentes ramas del yoga.
Tenemos el Bhakti-yoga, o sea el yoga de la devoción. Este desarrolla la
parte mística, la devoción elevada, y puede darnos iluminación, mas no lleva a la
autorrealización intima del ser.
Existe el Gnana-yoga, o sea el yoga mental. El Gnana se esfuerza en el
conocimiento de sí mismo; conoce las distintas disciplinas de la mente, logra
estados de Shamadhi, más no la Autorrealización.
Encontramos también el Raja-yoga. Objetivo de ese yoga es el desarrollo de
los chakras, de los poderes ocultos, etc. Se logra cierto desarrollo, no hay duda,
pero eso no es Autorrealización.
Por la naturaleza de las prácticas empleadas por los yoguis no hay duda de que
desarrollan ciertos poderes psíquicos como relajación mental, concentración (es

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muy sabido el poder de la telequinesia, es decir, mover objetos a distancia con la
fuerza metal), telepatía, poderes hipnóticos, etc. Pero si se olvidan de la doctrina
de los muchos yoes, esto puede conducir a la paranoia o delirios de grandeza,
sienten que han alcanzado la auténtica maestría, más esto sólo conduce al
desarrollo de siddhis o poderes inferiores.
El yogui trabaja en el conocimiento de la dualidad de la mente y no hay duda
de que alcanza estados sublimes, pero esto no significa la creación del legítimo
mental.

El Cuarto Camino
“Más existe también lo que podríamos llamar el Agni-Yoga, el Yoga del
Fuego o Kundalini-Yoga. Éste nos lleva pues, a las puertas mismas del Cuarto
Camino.
“El Cuarto Camino en sí mismo está más allá, mucho más allá del Camino
del Faquir, mucho más allá del Camino del Monje y mucho más allá del Camino
del Yogui. Sin embargo el Cuarto Camino tiene algo del Faquir, algo del Yoga,
algo del Monje, mas no es ninguno de esos tres…

“El Cuarto Camino es la GNOSIS; la Gnosis de Hermes Trismegisto, la


Gnosis de los Esenios, de los Peratas o Peraticenios, la Gnosis de los Griegos (de
un Jámblico o de un Pitágoras), la Gnosis de los gran- des Alquimistas Medievales
(un Raimundo Lulio, un Nicolás Flamel, un Bernardo el Trevisano, etc.), la Gnosis
de Jesús de Nazareth, de Pablo de Tarso; la Gnosis de los Misterios de Mitra, de
Troya, de Roma, de Cartago, de Egipto, de los Mayas, de los Druidas, de los
Nahuas...

“GNOSIS significa “Sapiencia,” “Conocimiento”...

“Así pues, los Cuatro Caminos pertenecen a un solo camino, angosto,


estrecho y difícil, que está representado por las cuatro puntas de la cruz, por los
cuatro Vedas, por los cuatro Evangelios, etc...

“Nosotros preferimos francamente “ir directo hacia la Gnosis”, como


dijera en una de sus obras Don Mario Roso de Luna, el insigne escritor Español:
“¡HACIA LA GNOSIS!”…”

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Características comunes de los tres caminos (el del faquir,
monje y yogui):
1ª.- Tienen la misma finalidad: buscan alcanzar lo Trascendente, la
Inmortalidad, a Dios…
2ª.- Son caminos largos que duran toda la vida, duros y de mucho
sacrificio…
3ª.- Exigen la renuncia al mundo, aislarse del mundo…
4ª.- Tienen como requisito fundamental la abstinencia sexual, es decir,
practican el celibato... (Por alguna razón que no alcanzan a comprender, faquires,
monjes y yoguis creen y sienten que la sexualidad es un obstáculo en el camino que
lleva hacia Dios y no entendiendo otra forma de enfrentarse a los impulsos
sexuales, deciden voluntariamente reprimirlos por medio de la abstinencia sexual).

Hablando sobre las características de los tres caminos, Gurdjieff decía lo


siguiente:

Pero todos los caminos, tanto el del faquir como el del monje y el del yogui,
tienen un punto en común: todos comienzan por lo que es más difícil, un cambio
total de vida, un renunciamiento a todo lo que es de este mundo. Un hombre
que tiene un hogar, una familia, debe abandonarlos, debe renunciar a todos los
placeres, apegos y deberes de la vida y partir al desierto, entrar en un monasterio o
en una escuela de yoguis. Desde el primer día, desde el primer paso sobre el
camino, debe morir para el mundo; sólo así puede esperar obtener algo en uno
de estos caminos.
“Para captar la esencia de esta enseñanza es indispensable darse cuenta cabal
de que los caminos son los únicos métodos capaces de asegurar el desarrollo de las
posibilidades ocultas del hombre. Esto muestra cuán raro y difícil es un desarrollo de
esta clase. El desarrollo de estas posibilidades no es una ley. La ley para el hombre
es una existencia dentro del círculo de las influencias mecánicas, este es el estado
de «hombre-máquina». El camino del desarrollo de las posibilidades ocultas es un
camino contra la Naturaleza…
“Esto explica las dificultades y el carácter exclusivo de los caminos. Son
estrictos y estrechos. Sin embargo nada se puede alcanzar sin ellos. En el océano
de la vida ordinaria y especialmente de la vida moderna, los caminos aparecen sólo
como un fenómeno minúsculo, apenas perceptible, que desde el punto de vista de
esta vida no tiene la menor razón de ser. Pero este fenómeno minúsculo contiene
en sí mismo todo cuanto el hombre dispone para el desarrollo de sus posibilidades
ocultas. Los caminos se oponen a la vida de todos los días, que está basada en

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otros principios y sometida a otras leyes. He aquí el secreto de su poder y de su
significación. En una vida ordinaria, aunque esté llena de intereses filosóficos,
científicos, religiosos o sociales, no hay nada y no puede haber nada en ella que
ofrezca las posibilidades contenidas en los caminos. Porque éstos llevan al hombre
o pueden llevarlo a la inmortalidad. La vida mundana, aun la más exitosa, lleva a la
muerte y no puede llevar a ninguna otra cosa. La idea de los caminos no puede ser
comprendida si se admite la posibilidad de la evolución del hombre sin su ayuda
(es decir, por sí sola, con el paso del tiempo).
“Por regla general es duro para un hombre resignarse a esta idea; le parece
exagerada, injusta y absurda. Tiene una comprensión pobre del sentido de la
palabra «posibilidad». Se imagina que si tiene algunas posibilidades en sí mismo,
éstas tendrán que desarrollarse y que los medios de desarrollo están a su alcance...
Para él es difícil aceptar la idea de que sus posibilidades no sólo pueden
permanecer en su estado actual de infradesarrollo, sino que pueden aún atrofiarse
definitivamente y que por tanto su desarrollo reclama de él prodigiosos y
perseverantes esfuerzos.
“De una manera general, si consideramos a las personas que no son ni
faquires, ni monjes, ni yoguis y de las que podemos afirmar sin te- mor que jamás
serán faquires, monjes o yoguis, estamos en condición de afirmar con certeza
absoluta que sus posibilidades no pueden ser desarrolladas y que no se
desarrollarán jamás. Es indispensable persuadirse profundamente de esto para
comprender lo que voy a decir: En las condiciones ordinarias de la vida civilizada,
la situación de un hombre, aun inteligente, que busca el conocimiento, es sin
esperanza, porque no tiene la menor posibilidad de encontrar alrededor de él algo
que se asemeje a una escuela de faquires o a una escuela de yoguis. En cuanto a las
religiones del Occidente, han degenerado hasta tal punto que desde hace mucho
tiempo ya no hay nada “viviente” en ellas; y del lado «ocultista» o «espiritista», ya
no hay nada que esperar sino experiencias ingenuas.
“La situación sería realmente desesperada, si no existiese otra posibilidad, la
de un Cuarto Camino.
“El cuarto camino no exige que uno se retire del mundo, no exige que uno
abandone todo aquello por lo que se ha vivido hasta el momento. Este camino
comienza mucho más lejos que el del yogui. Esto significa que es necesario estar
preparado para entrar en el cuarto camino y que esta preparación, que es de las
más serias, tiene que adquirirse en la vida ordinaria y aplicarla sobre muchos
lados diferentes. Además el hombre que quiere seguir el cuarto camino tiene que
reunir en su vida condiciones favorables al trabajo, o por lo menos aquellas que
no lo hagan imposible; porque es necesario convencerse de que tanto en la vida

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exterior como en la vida interior, ciertas condiciones pueden constituir barreras
infranqueables para el cuarto camino.
“Añadamos aún que este camino, contrariamente al del faquir, al del monje y
al del yogui, no tiene una forma definida. Ante todo tiene que ser hallado. Esta es
la primera prueba. Y es difícil, porque el cuarto camino es mucho menos conocido
que los otros tres caminos tradicionales. Son numerosas las personas que nunca
han oído hablar de él o que niegan simplemente su existencia o aun su posibilidad.
“Sin embargo el comienzo del cuarto camino es más fácil que el comienzo
de los caminos del faquir, del monje y del yogui. Es posible seguir el cuarto
camino y trabajar en él mientras uno continúa atendiendo sus ocupaciones
ordinarias, en las condiciones habituales de la vida, sin cortar las relaciones que
uno tiene con la gente, sin abandonar nada. Este camino no exige el
renunciamiento. Por el contrario las condiciones de vida en las que un hombre se
encuentra cuando emprende el trabajo —o en las que el trabajo “lo sorprende”,
por así decirlo— son las mejores posibles para él, por lo menos al comienzo.
Porque ellas le son “naturales”. Ellas son el hombre mismo, porque la vida
de un hombre y sus condiciones corresponden a lo que él es. La vida las ha creado
a su medida; por consiguiente cualquier otra condición sería artificial y en este caso
el trabajo no podría tocar inmediatamente todos los lados de su ser.
“De esta manera el cuarto camino alcanza simultáneamente todos los lados
del ser humano. Es un trabajo inmediato sobre las tres habitaciones a la vez
(cuerpo, emoción y mente). El faquir trabaja sobre la primera habitación (el
cuerpo, desarrollando la voluntad); el monje sobre la segunda (la emoción,
desarrollando el amor hacia Dios); el yogui sobre la tercera (la mente, tratando de
alcanzar el conocimiento superior). Cuando alcanzan la cuarta habitación, el faquir,
el monje y el yogui dejan atrás muchas tareas incumplidas y no pueden hacer uso
de lo que han alcanzado porque no dominan todas sus funciones. El faquir es amo
de su cuerpo, pero no de sus emociones, ni de sus pensamientos; el monje es amo
de sus emociones, pero no de su cuerpo, ni de su pensamiento; el yogui es amo de
su pensamiento, pero no de su cuerpo, ni de sus emociones.
“Por lo tanto, el cuarto camino difiere de los otros en que exige del hombre
ante todo la comprensión. El hombre no debe hacer nada sin comprender —
salvo a título de experimento, bajo el control y la dirección de su maestro. Cuanto
más comprenda un hombre lo que hace, tanto más valor tendrán los resultados de
sus esfuerzos. Es un principio fundamental del cuarto camino. Los resultados
obtenidos en el trabajo son proporcionales a la conciencia que uno tiene de ese
trabajo. No se requiere «fe» en este camino, por el contrario, la fe de cualquier
naturaleza que fuera, es aquí un obstáculo. En el cuarto camino un hombre tiene

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que asegurarse por sí mismo de la verdad de lo que se le dice, y en tanto que no
haya adquirido esta certidumbre, no debe hacer nada.
“El método del cuarto camino es el siguiente: si uno comienza un trabajo
sobre una habitación, debe emprender simultáneamente un trabajo
correspondiente sobre las otras dos. En otros términos mientras uno trabaja sobre
el cuerpo físico, hay que trabajar simultáneamente sobre el pensamiento y sobre
las emociones; mientras uno trabaja sobre el pensamiento hay que trabajar sobre el
cuerpo físico y las emociones; mientras se trabaja sobre las emociones, hay que
trabajar sobre el pensamiento y sobre el cuerpo físico.
“Lo que permite llegar a esto es que en el cuarto camino es posible hacer uso
de un cierto saber, inaccesible en los caminos del faquir, del monje y del yogui.
Este saber proporciona la posibilidad de un trabajo en las tres direcciones a
la vez. Toda una serie de ejercicios paralelos sobre los tres planos, físico, mental y
emocional, sirven a esta meta. Aún más, en el cuarto camino es posible
individualizar el trabajo de cada uno; dicho de otro modo, cada uno no debe hacer
sino lo que le es necesario y nada de lo que no tiene utilidad para él. Porque el
cuarto camino pone de lado todo lo superfluo que se mantiene en los otros
caminos simplemente por rutina y tradición.
“De esta manera cuando un hombre alcanza la voluntad por el cuarto
camino, se puede servir de ella, porque ha adquirido el control de todas sus
funciones físicas, emocionales e intelectuales. Y por añadidura ha ahorrado mucho
tiempo al trabajar a la vez, paralelamente, sobre los tres lados de su Ser.
“A veces al cuarto camino se le llama el camino del hombre ladino (el
hombre astuto). El «hombre ladino» conoce un SECRETO que no conocen el
faquir, el monje, ni el yogui. ¿Cómo ha aprendido este secreto el hombre ladino?
—nadie lo sabe. Quizás lo ha encontrado en un libro antiguo, quizás lo ha
heredado, quizás lo ha comprado o a lo mejor se lo ha robado a alguien. No
importa. El hombre ladino conoce EL SECRETO y con su ayuda deja muy atrás
al faquir, al monje y al yogui.
“Entre los cuatro, el faquir es el que actúa de la manera más tosca; sabe muy
poco y comprende muy poco. Supongamos que después de un mes de torturas
intensivas llega a desarrollar cierta energía, cierta substancia que produce en él
cambios definidos. Esto lo hace absoluta- mente en la oscuridad, con los ojos
cerrados, sin conocer ni la meta, ni los métodos, ni los resultados, por simple
imitación.
“El monje sabe un poco mejor lo que quiere; lo guía su sentimiento
religioso, su tradición religiosa, un deseo de realización, de salvación; tiene fe en su
maestro que le dice lo que debe hacer y cree que sus esfuerzos y sacrificios
«complacen a Dios». Supongamos que en una semana de ayuno, de oraciones

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continuas, de privaciones y penitencias, llega a alcanzar lo que el faquir no ha
podido desarrollar en sí mismo sino en un mes de torturas.
“El yogui sabe mucho más. Sabe lo que quiere, sabe por qué lo quiere y sabe
cómo lo puede alcanzar. Sabe, por ejemplo, que para arribar a sus fines tiene que
desarrollar en él cierta substancia. Sabe que esta substancia se puede producir en
un día, a través de cierta clase de ejercicio mental o a través de concentración
intelectual. De este modo fija su atención sobre un ejercicio por un día entero, sin
permitirse una sola idea ajena, y así obtiene lo que necesita. De esta manera, en
sólo un día, un yogui llega a lo mismo que llega el monje en una semana y el faquir
en un mes.
“Pero en el cuarto camino, el conocimiento es aún más exacto y más
perfecto. El hombre que lo sigue conoce con precisión qué substancias necesita
para alcanzar sus fines y sabe que estas substancias pueden ser elaboradas en el
cuerpo por un mes de sufrimiento físico, una semana de tensión emocional, o un
día de ejercicios mentales —y también que estas substancias pueden ser
introducidas desde afuera en el organismo, si se sabe cómo arreglárselas. Y así, en
lugar de per- der un día entero en ejercicios como el yogui, una semana en
oraciones como el monje o un mes en suplicios como el faquir, el hombre que
sigue el cuarto camino se contenta con preparar y engullir una pequeña píldora que
contiene todas las substancias requeridas y de esta manera sin pérdida de tiempo
obtiene los resultados deseados.”

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CONCLUSIONES
Características del Cuarto Camino

1 ª.- No es conocido. Al contrario de los otros tres caminos, no tiene


forma definida. ¿Por qué es desconocido? Porque es impermanente… El cuarto
camino tiene objetivos concretos y conscientes; una vez conseguidos desaparece,
pues seguir existiendo no tiene razón de ser…
2ª.- Este camino en realidad es uno único, aunque se le llame “cuarto”; lo
que sucede es que toma lo que le sirve de los otros tres caminos, aplicándolo en
una sola dirección y enfoque.
3ª.- El hombre del cuarto camino puede desarrollar simultáneamente la
VOLUNTAD, el SER y el SABER. Y puede trabajar así porque las Escuelas del
Cuarto Camino poseen un conocimiento del hombre, del cosmos y del trabajo
interior que los otros tres no poseen… Y también porque las Escuelas del Cuarto
Camino han sido creadas por hombres conscientes que han transitado o transitan
ese camino.
4ª.- ¿Qué requisito exigen las Escuelas del Cuarto Camino? Uno sólo:
comprensión. La relación maestro-discípulo demuestra muy bien lo que significa
este requisito:

-El faquir imita al maestro.


-El monje obedece al superior.
-El yogui sigue al maestro.
-El hombre del cuarto camino debe comprender y asegurarse de todo lo que
se le dice; no hacer nada sin comprensión: “Cuanto más comprende un hombre lo
que hace, tanto más valor tendrán los resultados de sus esfuerzos”…

¿Qué produce esta comprensión o madurez en un hombre del cuarto


camino? Haber pasado “antes” por los otros tres caminos; es decir, haber vivido
en otras existencias esos caminos…

Requisitos del Cuarto Camino

1º.- No requiere renunciar al mundo, ni aislarse… Todo lo contrario, allí donde


nos encuentra, es el mejor punto de partida para iniciar el trabajo interior. ¿Por
qué? Porque las circunstancias y el medio ambiente que nos rodean, somos
nosotros mismos. Nuestro Nivel del Ser atrae nuestra vida, y si un hombre no
trabaja sobre su vida, está perdiendo el tiempo lamentablemente.

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2ª.- Sin embargo el cuarto camino requiere condiciones favorables para el
Trabajo: un Nivel del Ser que en nuestros estudios se l lama “el buen dueño de
casa”; cierto equilibrio en el hogar y, sobre todo, inquietudes (un fuerte centro
magnético en el trabajo interior y en la Enseñanza)…
3ª.- Para entender todo esto, es importante saber cuáles son las definiciones
o nombres que reciben los que transitan por el cuarto camino:
-Hombre Equilibrado (porque ha equilibrado los tres cerebros de la máquina
humana).
-Hombre astuto o ladino (sagaz, disimulado, invisible)…

Según el diccionario, astuto es ser “hábil para lograr cualquier fin”, “hábil para
engañar”. Es curiosa esta definición; la pregunta que surge es la siguiente:
¿engañar, a quién? Por supuesto a las fuerzas mecánicas de la Naturaleza; saber
cómo escaparnos de las leyes mecánicas de la rueda del Samsara. Como Jesús
enseñó: “Sed astutos como las serpientes y mansos como las palomas”.

4ª.- Por otra parte un requisito importante del cuarto camino es que no es
necesario ser célibe. Debido al conocimiento esotérico que las Escuelas del Cuarto
Camino poseen sobre las funciones del centro sexual saben que su energía, más
que ser reprimida, debe ser transmutada para un correcto desarrollo interior. Este
es el gran secreto del cuarto camino, que Gurdjieff comentó de la siguiente forma:

“Hay una «Llave»: LA LLAVE DEL ARCA DE LA CIENCIA. La tenemos.


¿Cómo ha llegado a nosotros? No importa cómo haya llegado. Puede que alguien
se la haya robado, puede que se nos haya regalado. ¡No importa; lo cierto es que la
tenemos!...”

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Recuerda:
"Primero hay que estudiar; luego, depositar toda la información en el centro
formativo (memoria); luego tratar de capturar, de aprehender el sentido íntimo de
eso que hemos depositado en la memoria. Cuando lo hacemos, le sentimos a tal
conocimiento, algo dijéramos sentimental o emotivo, o emocional para ser más
claros, porque pasa entonces a la parte emocional del centro intelectual, es decir,
sale de la memoria y pasa a la parte emocional del centro intelectual. Más si
insistimos en tratar de aprehender o capturar lo esencial del conocimiento, se
volverá emoción, emoción vívida, pasará dijéramos al centro emocional, y nuevas
meditaciones harán que se torne consciente; esto sucederá cuando al fin el
conocimiento emocional se sumerja en la Esencia, en la Conciencia. Ese es, pues,
el proceso por el cual tiene que pasar el conocimiento, a fin de que se torne
consciente".
Samael Aun Weor

La Meditación es el pan diario del sabio.


Instrucciones:

El estudio profundo de cada tema lo realizaremos a través de la técnica de la


meditación, para lo cual te pedimos sigas las siguientes recomendaciones:

Postura del Cuerpo Físico:


Primero debemos sentarnos en un cómodo sillón con los brazos y las piernas bien
relajados, el cuerpo en general bien relajado, que ningún músculo quede en
tensión. O podemos tomar la posición flamígera de la estrella de cinco puntas:
acostados con los dos brazos abiertos hacia los lados y las piernas abiertas también
hacia los lados. O acostados en decúbito dorsal sobre el suelo, brazos a los
costados y piernas juntas, con los talones juntos y las puntas de los pies separadas
en forma de abanico sobre su lecho, con la cabeza hacia el Norte. En fin, cada cual
puede tomar la figura o la posición que quiera o la que mejor se acomode.
La Meditación y El Sueño
Es indispensable aprender a relajar el cuerpo para la meditación; ningún músculo
debe quedar en tensión. Es urgente provocar y graduar el sueño a voluntad. Es
evidente, notorio, indiscutible, que de la sabia combinación de sueño y meditación
resulta eso que se llama iluminación. Durante la meditación mantened los
párpados cerrados. Nuestro vehículo físico se adormezca deliciosamente.
Combinad sueño con meditación en proporciones armoniosas. Nunca olvidéis la

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LEY DE LA BALANZA. Necesitáis realmente de un 50% de sueño y de un 50%
de meditación. Practicad la meditación cuando os sintáis predispuestos al sueño
normal.
Depositar el conocimiento en la Conciencia
Lo siguiente que haremos será reflexionar, durante la meditación, profundamente
en el siguiente párrafo, con la intención de hacernos conscientes del sentido íntimo
del mismo, para que este conocimiento se deposite en la Conciencia, y no quede
únicamente en la memoria:

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Notas y Reflexiones

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Práctica de la semana

En un lugar tranquilo para meditar, sentado o acostado, comienza a


liberar las tensiones musculares. Luego concéntrate en el corazón
con la intención de sentir tu ritmo cardíaco. Después de unos
momentos, trata de sentir los latidos del corazón en otras partes de
tu cuerpo; desde el pecho hacia los extremos, hasta los dedos de
los pies y la punta de los dedos. Relaja los músculos cada vez más.
En toda práctica, es importante cultivar un poco de sueño. La
sensación vaporosa y fluida que trae pertenece al alma. Es preciso
no adormecerte, ni tampoco estar demasiado despierto o rígido.
Hay que aprender a 'montar' el sueño. A continuación, empieza a
mirar tus pensamientos, observándolos como si contemplaras las
nubes en el cielo. No te identifiques con los pensamientos, sólo
obsérvalos desfilar en la pantalla de la mente, uno tras otro,
cualquiera que sea. Esta práctica es la base de toda meditación
budista y del raja-yoga. Haz este ejercicio dos veces al día, por lo
menos 20 minutos cada vez. Un día la mente se vaciará, y el Vacío
Iluminador o Samadhi hará erupción en tu mente.

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