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R v 1 s T A D

PSICOANALISIS
BUENOS AIRES OCTUBRE-DICIEMBRE 1957 TOMO XIV· N9 4

, 'S 1 y O FU E R A U STED " *

C O N T R IB U C IÓ N AL E S T U D IO DE LA I D E N T I F lC A C M N P R O Y E C T IV A

por LE6N GRINBERG

El título de una conocida novela del escritor francés Julien Green


(donde Melanie Klein encontró un excelente material ilustrativo de sus
hallazgos sobre la identificación proyectiva, expuesto en su trabajo "On
Identification ' 1), me pareció sumamente apropiado para encabezar las
consideraciones que deseaba plantear acerca de ciertas vivencias experi-
mentadas desde los primeros períodos de la vida.
Ante todo quisiera hacer resaltar la universalidad y la muy frecuente
-por no decir casi constante- aparición del sentimiento « s i y o fu e r a
U d .", predominantemente en forma inconsciente, en la conducta humana
en general. Lo que varían son las motivaciones que, en cada caso o cir-
cunstancia particular, generan ese deseo con el profundo anhelo de con-
vertirlo en realidad.
Me agradaría pasar revista a los diferentes procesos emocionales que,
desde la más temprana infancia, determinan el impulso al e e s i y o fu e -
ra U d ." .
Hay un primer período en la vida del niño en que ese sentimiento
no existe prácticamente porque no percibe la diferenciación de su yo y
de todo lo que no es yo.
El lactante no reconoce, en un comienzo, otra existencia que la suya
propia (el pecho materno no es más que una parte de sí mismo). Cuando
los deseos de alimentación y afecto se encuentran gratificados, aquél
siente al mundo como algo inmensamente bueno, porque sus propias
sensaciones constituyen su mundo, y todo le resulta placentero. Pero
cuando no tiene leche y no encuentra bienestar, o se siente torturado por.'
* Conferencia pronunciada en forma más ampliada en la Asociación Psicoanalí-
tíca Argentina en octubre de 1956.
1 MELANIE KLEIN, PAULA HEIMANN, ROGER MONEY-KYRLE: N ew D ir e o tio n s in
P s y c 7 1 0 A n a ly s is , "On Identification" 1955.
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la rabia de una frustración o el desconsuelo de experiencias dolorosas,


todo el mundo es para él un solo sufrimiento.
y es precisamente esta última experiencia, la dolorosa y angustiante,
ya sea determinada por la vivencia de una pérdida abrumadora o por la
consecuencia de los propios impulsos agresivos ligados a la frustración
o:al sufrimiento, la que pone en marcha el proceso tendiente a la discri-
minación del objeto como algo exterior a uno mismo. Empieza a diferen-
eíarse el no-yo del yo, poniendo en funcionamiento el fenómeno de la
proyección. Pero la proyección no sólo interviene como un mecanismo
fundamental para la adquisición del sentido de la realidad, sino que al
mismo tiempo es aprovechada como defensa contra las propias reacciones
emocionales. Todas las sensaciones y sentimientos desagradables y penosos
son automáticamente confinados fuera de nosotros.
La angustia, el sentimiento de culpa, el temor a la crítica de nuestras
instancias censoras, o el miedo a la represalia, determinan que ubiquemos
en el mundo exterior todo lo que consideramos negativo, prohibido o
peligroso. Por eso suele ser tan común que lo malo, lo destructivo y dañi-
no sea atribuído al otro, al rival, al partido político opositor o al país
enemigo. En cambio, con cuánta rapidez y facilidad se tiende a consi-
derar que las intenciones propias son siempre puras y, sobre todo, justas.
En toda relación conflictiva surgida entre padres e hijos, marido y mujer,
patrones y obreros, siempre se está dispuesto a encontrar, sin vacilación
alguna, el .mayor de los egoísmos y de las agresiones. .. en las actitudes
de, la parte contraria.
Pero también se proyectan sentimientos y actitudes positivas, como
veremos más adelante, para poder crear y mantener buenos vínculos con
los demás. Sin embargo, es más frecuente la utilización de ese mecanismo
e n : los casos en que predomina la angustia por la aparición de las situacio-
nes emocionales como las anteriormente descritas.
Se preguntarán, quizá, qué relación existe entre todo lo dicho y el
proceso del " s i y o f u e r a U d . " . Precisamente, una de las bases funda-
mentales del mismo reside en poder movilizar, desplazar y sustituir deter-
minadas cargas afectivas, ubicándolas en diferentes lugares.
Si consideramos por un momento -para ilustrar esos conceptos- el
ealeidoscópico panorama de las fantasías y juegos del niño, comproba-
remos con qué intensidad y frecuencia participan los mecanismos pro-
yectivos en los mismos. El niño no sólo se identifica con prodigiosa faci-
lidad con los distintos aspectos de los personajes que él hubiese querido
ser (estimulado por la admiración, la envidia o el temor), sino que
"fuerza" a intervenir en dichas identificaciones a sus compañeros de
juego, a los adultos y, muy especialmente, a sus juguetes y muñecos.
El descubrimiento de que el juego constituía para el niño el mejor medio
da expresión de sus conflictos psíquicos, fué lo que determinó a Melanie
Klein la creación de su " t é c n i c a d e j t l e g o " para el psicoanálisis infantil.
Pero, para referirnos directamente a nuestro tema, basta con observar
los diferentes tratos o roles asignados a sus muñecos para comprender
da qué manera el niño está dramatizando sus respectivas identificaciones.
No resultará aventurado suponer, por ejemplo, que en la tortura y destro-
zos despiadados a que somete a sus juguetes, están contenidos -por lo
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menos en parte- el odio y la agresión. experimentados contra alguno de


sus padres o el hermano rival j o contra sí mismo, en la medida en que
inconscientemente quiera castigarse por su vivencia de culpa. En la
exquisita ternura y actitudes maternales con que una niña trata a su
muñeca está claramente reflejada su intensa aspiración a ser como su
madre, pero, simultáneamente, se proyecta en la muñeca para recibir el
trato que idealmente hubiera deseado de parte de su propia madre.
Entre los primitivos se han observado mecanismos de identificación
muy similares en sus concepciones profundas a los descritos en el niño;
y que se manifiestan esencialmente a través de las técnicas mágicas. En
mi conferencia del año pasado sobre el Tabú 2, me he referido con cierto
detalle a las distintas formas de magia primitiva. Mencioné, en aquella
oportunidad, a la "magia imitativa" que caía en el error de suponer
que dos cosas que se parecían eran la misma cosa, y la "magia eontami-
nante" que aceptaba que dos cosas que habían estado alguna vez en
contacto seguían estándolo, Tanto una como otra se basan en el esquema
proyectivo del" s i y o f u e r a U d ." . Así, por ejemplo, el fabricar una
efigie con la imagen representativa de un enemigo a quien se desea la
muerte, dañarla con la seguridad de estar destruyendo automática y
simultáneamente al enemigo, constituye una demostración evidente del
deseo del cumplimiento mágico de la fantasía agresiva por medio de
la utilización de los mecanismos de proyección, desplazamiento e iden-
tificación.
Había dicho poco antes que me quería referir a las diferentes tenden-
cias o sentimientos que, desde la niñez, originan el ansia del " s i y o [ u e -
r a U d ." . El que surge en primer término por la enorme importancia e
Influencia decisiva en el desencadenamiento de este proceso es el s e n t i -
m ie n to d e e n v id ia .
La envidia reside esencialmente en la rabia y el enojo que nos provoca
que otra persona posea y goce algo deseado por nosotros. El impulso
envidioso tiende a robarlo para gozarlo o bien destruirlo para hacer des-
aparecer la fuente del displacer y sufrimiento. Según Melanie Klein 8
el primer objeto que se envidia es el pecho, porque el lactante siente que
éste posee todo lo que él desea y necesita: una ilimitada corriente de
leche y amor que supone se guarda para su propia gratificación. Quiere
decir que desde el contacto más precoz con un objeto aparece la envidia
y concomitante mente el d e s e o d e c o n v e r t i r s e e n e s t e o b j e t o p a r a a p r o -
p ia r s e d e to d o lo b u e n o q u e é s te p o s e e .
Este sentimiento reaparece incrementado en determinadas circuns-
tancias durante la evolución del niño, especialmente en aquéllas vincu-
ladas a la situación edípiea que ustedes conocen. Por distintos motivos
(envidia, celos o rivalidad), el niño anhela ocupar el lugar de sus padres
y sentirse dueño de todas sus pertenencias. Para la fantasía del niño,
el padre adulto y poderoso lo posee todo, entre otras cosas porque posee

2 L. GRINBERG: S ig n ific a d o in c o n s c ie n te del Tabú, conferencia pronunciada en


la Asoc. Paíeoanalítica Arg. ellO de noviembre de 1955.
8 M. KLElN: E n v y a n i l G r a titu d e . A S t1 ld y ot U n c o n s c i0 1 lS 8 0 1 ( 1 'C ( '8 . 'I'avistoek
Publications Limited, 1957.
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a la madre. Otras veces, es el nacimiento del hermano menor, odiado y


profundamente envidiado, lo que provoca la angustiosa y, en ocasiones,
dramática necesidad de identificarse con el mismo para conseguir las
privilegiadas gratificaciones que, según supone, aquél recibe en forma
ilimitada. Entonces pueden observarse las transformaciones regresivas
que sufre el niño impulsadas por el " s i y o f u e r a ... e l b e b é " : deja de
hablar con la fluidez que poco antes le enorgullecía para expresarse con
el lenguaje entrecortado y balbuceante del menor; pierde la capacidad
de controlar sus esfínteres provocando las reacciones inconscientemente
esperadas con el problema de la enuresis ; se niega a comer o vestirse
por sus propios medios, exigiendo que lo alimenten y lo atiendan, etc.
En suma, s e h a p u e s t o e n e l l u g a r d e l r e c i é n n a c i d o , c o n v i r t i é n d o s e , e n
s u fa n ta s ía , e n é l.
La e n v i d i a p o r e l o t r o s e x o , es otra. de las situaciones, relativamente
frecuentes, que promueven la fantasía del " S 1 : y o f u e r a U d ." . Uno de
los componentes más importantes de dicha envidia lo constituye el senti-
miento de carencia y el deseo de adquirir algo que no se posee. Se
relaciona literalmente con los aspectos corporales y las funciones que
nunca se tendrán. La mujer puede envidiar al hombre su pene y sus
diversas clases de "potencia" que le adjudica en la vida: su fuerza física,
sus poderes intelectuales, su capacidad de tomar iniciativas o de ganarse
la vida, etc. Si este sentimiento se presenta en forma muy aguda, la
mujer buscará inconscientemente la forma de llevar a la práctica el
" s i y o f u e r a ... hom bre", colocándose en situaciones en que intentará
demostrar que su capacidad es equiparable a la del hombre. En casos
extremos, renunciará -siempre en el plano inconsciente- a sus atributos
femeninos, desvalorizando las satisfacciones que podría conseguir en su
condición de mujer (amor, hijos, etc.), y procurando reafirmarse en la
masculinidad apetecida. Naturalmente, me estoy refiriendo a un aspecto
parcial del problema con fines ilustrativos, pero quiero dejar sentado
que pueden intervenir muchos otros factores en el condicionamiento de
estas situaciones.
La envidia del hombre por la mujer no es menos frecuente, pero suele
ser menos reconocida y comprendida. La razón principal de esta envidia
se relaciona con las, para él, misteriosas funciones y procesos que tienen
lugar en el interior del cuerpo de la mujer; sobre todo con la capacidad
creadora de su función maternal: tener hijos. En forma sublimada esta
aspiración se pone de manifiesto en los artistas (pintores, escritores, etc.),
quienes satisfacen -en cierto sentido- esta parte femenina de sus perso-
nalidades, " d a n d o a l u e " sus trabaj os, como lo hace una muj er en el
parto después de un tiempo de preñez. Quizás, el ejemplo más gráfico y
pintoresco que pueda proporcionar, correspondiente a la aplicación del
" s i y o f u e r a ... m tlje r " , de acuerdo con lo anteriormente señalado, es
el del rito primitivo conocido con el nombre de " c o u v a d e " . Según dicho
ceremonial, el hombre cuya esposa está por dar a luz, se comporta exac-
tamente como lo hace su mujer durante todo el período que dura el parto.
Simula tener los dolores, se queja y repite todos los síntomas de la partu-
rienta. Recuerdo el caso de un analizado que, durante la permanencia
de su mujer en el sanatorio cuando estaba por nacer su primer hijo,
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pasó por un estado típico de "couvade". Sufrió una crisis intensa de


cólicos intestinales con fantasías de expulsión, tipo parto, y sueños donde
se evidenciaba claramente el deseo de ceupar el lugar de su mujer. En
la sesión siguiente tuvo varios lapsus confirmatorios de esta situación,
pero por primera vez y en franco contraste con su modalidad habitual,
reaccionó airado rechazando mis interpretaciones. A los pocos minutos,
cambió su actitud y confesó sentirse apenado por el "embarazoso" (expre-
sión textual) episodio ocurrido.
En otras ocasiones, el motivo que condiciona el deseo inconsciente del
ubicarse en el lugar femenino, no es ya sólo la envidia sino la necesidad
profunda de recibir pasivamente las atenciones y el afecto de un hombre
(que representa al padre), y da lugar así al surgimiento de una de las
formas clínicas de homosexualidad.
Veamos otro ejemplo del funcionamiento de estos mecanismos de iden-
tificación con la mujer, aunque con características diferentes. Un hombre
maduro, de unos cincuenta años, que r-esidía en una ciudad del interior,
acudió a consultarme por un problema de homosexualidad, recientemente
aparecido según él, y que se le había vuelto torturante. Tenía varias
hijas mujeres, una de ellas casada, y su enfermedad surgió prácticamente
después del nacimiento del primer nieto. A partir de entonces se le mani-
festó una llamativa y exagerada ternura y dedicación por el nieto a pesar
de haber sido siempre muy reservado en sus afectos, incluso con sus pro-
pias hijas. Pero lo alarmante para él fué que paulatinamente hizo exten-
siva esa ternura a niños de corta edad y hasta a jovencitos por quienes
se sentía intensamente atraído por deseos sexuales. Éste fué el comienzo
de su homosexualidad que poco después se hizo manifiesta impulsándole
a la búsqueda de jóvenes y niños a quienes sentía necesidad de hacer
objeto de toda clase de caricias para poder obtener placer orgástieo. Sus
antecedentes familiares fueron muy significativos. Había sido hijo único;
su padre murió cuando contaba tres años de edad y se crió al lado de
una madre terriblemente severa, que nunca le brindó afecto y que sostenía
que de ese modo lo haría hombre. Sin entrar a considerar las otras posi-
bles causas que hubieran surgido durante un tratamiento analítico, pode-
mos plantearnos un esquema de una de las situaciones básicas que condi-
cionaron su perversión. Una parte suya, desdoblada, se identificaba con
su madre y actuaba como hubiese querido que ella actuara con él; mien-
tras su otra parte infantil se proyectaba o ubicaba en los niños o jóvenes
a quienes prodigaba las caricias que él hubiese deseado recibir. La for-
mulación inconsciente sería la siguiente: " S i y o [ u e r « r n i m a d r e , m e
h u b ie s e tr a ta d o d e e s te m o d o " . A través de sus síntomas, dicha formu-
lación se convertía mágicamente en: " Y o s o y m i m a d r e , .. y t r a t o c o n
to d o c a r iñ o y d e s e o s e x u a l a m i p a r te in fa n til c o lo c a d a e n e s te n iñ o " .
Otro aspecto del problema puede evidenciarse en la situación de celos.
Uno de los rasgos específicos es el sentimiento de humillación que inva-
riablemente lo acompaña, debido al agravio que representa para la propia
auto confianza y seguridad. La persona celosa cree profunda e inconscien-
temente que si no es amada, o le parece no serlo, es porque no es digna
de ese amor. Suele reaccionar con furia y agresión para encubrir y
contrarrestar sus sentimientos de humillación y culpa y la vivencia de
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carecer de cualidades y valores suficientes para merecer dicho amor. El


peligro del abandono y la amargura del desamparo, refuerzan e incre-
mentan el mecanismo proyectivo por el cual intentan aliviarse, odiando
y condenando su pareja o, en forma más desplazada, a su rival. La mal-
dad, los defectos y la culpa se ven en el otro y se le condena implacable-
mente por ello. Quiero aclarar cómo funciona aquí la identificación pro-
yectiva. En los ejemplos anteriores el objetivo consistía en querer ser
el otro por lo que el otro tenía o representaba, sin preocuparse mayor-
mente de su destino ulterior. En esta situación se busca esencialmente,
no tanto ser el otro sino dejar de ser lo que se es, ubicando lo rechazado
en el rival, quien de este modo se transforma en uno mismo. En este
caso, el " s i y o f u e r a U d ." adquiere más el sentido de " s i U d . f u e r a y o "
que rápida y automáticamente se convierte en " U d . e s y o " , " e n t o n c e s
p u e d o a c u s a r lo d e to d o a q u e llo q u e n o m e p u e d o r e p r o c h a r a m í m is m o ,
p o r q u e s i n o s u f r i r 'í a l a s d e s a s t r o s a s c o n s e c u e n c i a s q u e q u i e r o e v i t a r " ;
es decir la propia condena y la pérdida del ser amado.
En "El retrato de Dorian Gray", tenemos un claro ejemplo de iden-
tificación proyectiva de este tipo, que consiste en ubicar en el otro, el
retrato, todo lo malo y rechazado de uno, con el catastrófico resultado de
la reintroyección posterior.
En ocasiones, los celos aparecen como resultado de un empobrecimien-
to del amor, pero por parte de la persona celosa precisamente que -de
este modo- procura ocultar, inconscientemente, su culpa, atribuyendo
la falta de amor a su pareja. El análisis breve de esta situación nos
permite apreciar lo siguiente: funciona en primer término el mecanismo
de negación: " n o s o y y o q u i e n n o ' t e a m a " ; en segundo lugar surge el
proceso proyectivo " l a p a r t e m í a q u e n o a m a s e e n c u e n t r a u b i c a d a e n t i ;
lu e g o , e r e s tú q u ie n n o m e q u ie r e " .
Un analizado que pasó por un período de depresión intensa en que
se sentía atormentado por fuertes sentimientos de desvalorización, des-
arrolló un episodio agudo de celos con su novia, condicionados precisa-
mente por sus ideas depresivas. Su razonamiento, inconsciente por supues-
to, había sido el siguiente: " S i y o f u e r a t ú . " n o p o d r í a q u e r e r m e y m e
d e s p r e c ia r ía p o r lo p o c o q u e v a lg o " . Este sentimiento reprimido lo llevó
a aceptar como realidad una situación sólo existente en su fantasía y
como resultado de haberse " u b i c a d o " en el lugar de su novia.
A veces el impulso a ubicarse en el lugar del otro se basa en una
necesidad perentoria de vida. El siguiente episodio lo ilustrará. Un pa-
ciente que por especiales circunstancias tenía la convicción de una muerte
inminente, llegó a la sesión y después de estrecharme la mano cayó en
un estado de despersonalización, perdiendo la noción de sí mismo y asis-
tiendo con extrañeza a todo lo que se estaba desarrollando a su alrededor.
¿ Qué había ocurrido? Ante la intensa angustia de su temor a la muerte,
intentó en forma omnipotente fusionarse conmigo, o mejor dicho, trans-
formarse en mí para poder sobrevivir a través de mí. Es como si hubiera
dado cumplimiento mágico a" s i é l f u e r a , y o " , a través del contacto físico
con la mano, asegurando así su sobrevida, y quedando él con otra perso-
nalidad extraña o con ninguna.
361 . "sr YO FUERA USTED"

Si bien ahora me he referido a las motivaciones generales que deter-


minan el proceso del " s i y o f u e r a U d ." , quisiera considerar, a continua-
ción, algunos casos específicos de su funcionamiento, perfectamente deli-
mitados desde el punto de vista psicoanalítico.
En primer lugar, mencionaré un típico mecanismo defensivo conoeido
con la denominación de " I d e n t i f i c a c i ó n con el agresor". Se trata de la
elaboración de una determinada experiencia angustiante o traumática
mediante la incorporación e identificación consecutiva con la situación
traumática en sí o con el agente provocador de la misma. Este mecanismo
es utilizado en gran escala en las fantasías y juegos de los niños, la iden-
tificación con el maestro, el médico, o con algunas de las actitudes agr.e-
sivas de los padres, e interviene fundamentalmente en la formación del
superyo. Se encuentra naturalmente en la conducta cotidiana de los
adultos, sobre todo en una forma de comportamiento que es la que quiero
destacar especialmente aquí. Y consiste en la r e p e t i c i ó n a c t i v a d e l o q .u e
s e h a s u fr id o o te m id o s ~ ~ fr ir p a s iv a m e n te . Es decir, a través de la trans-
formación e n e l o t r o , en el agente de la agresión, se consigue satisfacer
simultáneamente dos aspiraciones: negar que se ha sido víctima de la
agresión y convertirse en lo que. se hubiera querido ser, el fuerte, el acti-
vo, el agresor.
Me parece conveniente traer a colación un ejemplo clínico donde pue-
de apreciarse nítidamente este tipo de identificación a través de los cam-
biantes contornos dramáticos del " s i y o f u e r a U d ." . Se trata de una
paciente de un colega que acudió al análisis por ideas compulsivas que
la angustiaban enormemente y por la creencia obsesiva y aparentemente
irreductible de ser una asesina. A raíz de un crimen que, en su momento,
apasionó a la ciudad, le pareció que la acusaban a ella cuando iba por
la calle o viajaba en algún vehículo, arraigándose cada vez más d.icll.a
convicción hasta el punto de identificarse totalmente con el criminal.
Nada podía convencerla de lo contrario, ni siquiera la detención del ase-
sino, ni el descubrimiento de la identidad de la víctima. Su angustia
fué en un momento paralela a sus autoacusaciones por la conducta erimi-
nal. Sus nuevas presuntas víctimas resultaron ser chicos de corta edad
a quienes sentía la compulsión de estrangular a toda costa. Le parecía
que sus manos incontroladas tenían el poder de ahorcarlos a dístanéia,
Lo especialmente significativo fué que poco antes de la aparición de
estos síntomas había quedado profundamente impresionada con la lectura
de "Crimen y castigo", experimentando la sensación, por vez primera,
de haber sido ella la que cometió el crimen. Poco después sufri6 'o'f;r:o
fuerte impacto al leer "La metamorfosis" de Kafka, planteando direc-
tamente su angustia en el análisis, por la captación de que se trataba
de su propia transformación. Todo su drama estaba determinado por la
fluctuación entre la aceptación de su feminidad y el rechazo de la misma
para poder convertirse en varón. Odiaba a su madre porque a poco .de
nacer quedó sin leche y no la pudo seguir alimentando; y la segunda
frustración por parte de aquélla fué el nacimiento de un hermano que
representaba a los chicos que mataba en su fantasía. Pero tampoco podía
identificarse plenamente con su padre porque lo había vivido como sedne-
tor, frustrador y especialmente agresivo. Rechazaba todo lo sexual porque
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le repercutía en forma angustiante, Sus fantasías sexuales siempre habían
estado asociadas a contenidos de muerte y destrucción, ya que su viven-
cia del coito entre sus padres había sido terriblemente sádica. En sínte-
sis, procuraba a toda costa la identificación con el hombre p a r a e v i t a r
s e r l a a g r e d i d a , la víctima, tal como en sus fantasías veía a su madre,
a quien por sus celos y agresión deseaba la muerte. La ansiedad llegó a
ser tan grande que necesitó recurrir a la identificación proyectiva, ubi-
cándose en el Raskolnikov de "Crimen y castigo". De este modo satisfacía
su deseo de matar la imagen de la mala madre odiada para quitarle sus
.bienes. Y esta ansiedad al incrementarse, requirió la identificación con
un ser real, el asesino buscado por la policía, y así fué cómo se sintió
haber cometido ella el crimen. Al ver publicada la fotografía del crimen,
le parecía estar viendo su propio rostro, confundiendo de tal modo su
mundo interno con el externo: e l l a e r a é l .
Puede probarse, así como en los ejemplos anteriores, que el " s i y o f u e -
r a U d ." pasa a convertirse automáticamente para el inconsciente en " y o
soy U d ." .
Otro mecanismo específico relativamente frecuente es el de la " r e n u n -
é ia a ltr u ís ta " . Reside precisamente en la abdicación de los impulsos ins-
.tintivos y ambiciones de diversa índole a favor de otras personas. Ejem-
plos típicos de la utilización de este mecanismo los encontramos en aque-
llos individuos que se privan resignadamente, en apariencia, de toda
clase de placeres; pero que se desviven y luchan denodadamente para
que quienes ellos e l i g i e r o n puedan adquirirlos y disfrutarlos al máximo.
De esta manera consiguen la autosatisfacción instintiva en forma indi-
.l'écta, burlando las prohibiciones de su superyo, a la vez. que liberan las
actividades o la agresividad que sentían debían inhibir. La mujer altruís-
ta luchará para que sus amigas alcancen a realizar sus proyectos más
ambiciosos. Se desvelará para lograr que luzcan bien y las pondrán en
.eontacto con los hombres que ellas hubiesen querido conquistar. La inexo-
;rabilidad y rigidez frente a sus propias actitudes se transformará en
,s{)rprendente y excesiva tolerancia ante las de los demás. Algunas muje-
;res, al ligarse afectivamente a determinados hombres, tienden a "ayu-
;darles" o a estimularlos en forma bastante coercitiva, a veces, a que
consigan lo que ellas, por distintos motivos, no pudieron lograr; por
.ejemplo que, e n l 7 t g a r s u y o ( " si yo fuera Ud.") adquiera fama o riqueza,
'Q estudie determinada profesión ... o se analice. De lo que se desprende
que egoísmo y altruísmo se combinan en proporciones diversas. Cuántos
padres -y aun conscientemente- desean cumplir las ambiciones no lo-
gradas a través de sus hijos, se "sacrifican" para darles todos los gustos,
los "gustos" que ellos hubieran querido tener. Resulta claro que los
objetos de amor a favor de quienes se renuncia, son sustitutos de los
propios sujetos; es decir, aspectos propios que se ubicaron en el otro.
La formulación sería: "81: y o [ u e r o . t ú ... m e p e r m i t i r í a l o q u e m e p r o h i -
b o a m í m is m o y s ó lo p u e d o ' p e r m itir m e e n ti" .
El logro personal de determinadas aspiraciones puede significar para
el inconsciente de estos individuos la realización de algo catastrófico; de
ahí la necesidad de satisfacerla a través del otro. Así, por ejemplo, en el
análisis de una mujer estéril que se desvivía por sus sobrinos, pudo com-
363 "SI YO FUERA USTED'"

probarse que una de las motivaciones que más intensamente participaron


en el condicionamiento de su esterilidad había sido su temor de ocupar
el lugar de su madre identificándose con ella. Profundamente le signi-
ficaba aniquilarla y destruirla, por el contenido de sus fantasías infan-
tiles cuando se había sentido excluída de la relación entre sus padres.
El sentimiento de culpa basado en el intenso cariño que había experi-
mentado por su madre, simultáneamente con sus celos y envidia, le impe-
día aceptar lo que para su inconsciente equivalía automáticamente a
destrucción, con el consiguiente peligro de su propio fin por retaliaeión.

Es evidente que las películas cinematográficas, así como también las


representaciones teatrales, ofrecen excelentes posibilidades para viveneiar,
a través del otro, contenidos emocionales reprimidos, dando lugar al fun-
cionamiento frecuente e intenso del" s i y o fu e r a U d . " . El enorme atrac-
tivo .que despierta el cine, el interés y la asiduidad con que es frecuen-
tado por gente de todas latitudes y diferentes clases sociales, no hacen
más que confirmar la eficacia y universalidad de este medio proyectivo
técnica y psicológicamente hablando, para la satisfacción de distintas
clases de tendencias e impulsos, directa e indirectamente logradas a tra-
vés de la identificación con los personajes o situaciones de las películas.
Quisiera destacar la repercusión específica que tienen, a veces en los
pacientes de análisis y su aprovechamiento como material especialmente
significativo por las secuencias elegidas en los comentarios, las reacciones
emocionales correspondientes y los matices personales incluí dos en la
descripción e interpretación de las diversas escenas.

Si nos ubicamos por un instante en el escenario de un grupo terapéu-


tico, tendremos oportunidad de apreciar con qué frecuencia y nitidez
surgen los mecanismos de identificación. Se podría asegurar que es allí
donde el proceso del" si y o fu e r a U d ." se manifiesta en forma objetiva
y casi" palpable" si cabe la expresión. Cuando varias personas se encuen-
tran, en un grupo, cada una de ellas p r o y e c t a sobre las demás distintos
objetos y conflictos de sus fantasías inconscientes, intentando recrear, de
este modo, las relaciones específicas que hayan tenido con los mismos.
Es como si cada integrante procurara, inconscientemente, ubicar a los
restantes en ciertas posiciones "como si fueran piezas de un juego de
ajedrez" (según la expresión de E'zriel) 4. Pero, las distintas oscilaciones
que se suceden en el movimiento de un grupo, responden esencialmente a
los ya mencionados mecanismos de identificación. El ser humano, por
su propia esencia, ha sido siempre y continúa siendo miembro de un
grupo: el familiar, el de la escuela, el del trabajo, el de las amistades,
etcétera. Por lo mismo, ha debido mantener inevitables (como así también
anheladas) relaciones con los integrantes de los diversos grupos a los
que ha pertenecido. Pero la calidad de los vínculos creados con el primer
grupo, el familiar, determinaron un molde básico, un patrón de reacción
diríamos, que continuó rigiendo e influyendo sus restantes y ulteriores
relaciones.
4 EZRIEL H.: A P s y c h o - A n a l y t i c a p p ro a c h to g ro ¡tp tre a tm e n t : British .Iourn,
of Medical Psychology, 29 : 59-74, 1950.
LEÓN GRINBERG 364

La forma y el contenido de " d a r " o de " r e c i b i r " de los demás, condi-


cionados por el " r e c i b i r " y " d a r " primitivos, se fueron repitiendo ince-
santemente en las distintas circunstancias y en los diversos escenarios
hasta llegar, al actual, el del grupo terapéutico, dispuestos y preparados,
inconscientemente, a repetir una vez más su "destino". Es por esta
razón que, en la distribución automática de roles y funciones que ocurre
en un grupo apenas integrado, cada cual tenderá a colocarse en el rol
que, por los motivos inconscientes de su constelación personal, se habrá
sentido obligado a desempeñar toda su vida. Así, por ejemplo, suelen
encontrarse los que actúan como sumisos, agresivos, escépticos, chivos emi-
sarios, optimistas, depresivos, etc. Sin embargo, y aquí entra a funcionar
el " s i y o f u e r a U d ." , es común que haya una variación y alternancia en
el desempeño de los diferentes roles; lo cual constituye una caracterís-
tica esencial en la dinámica del grupo terapéutico. Vale decir que, muy
frecuentemente, cada participante no sólo adopta el rol del vecino, sino
que le adjudica a su vez aquel aspecto de su propia personalidad que,
por distintos motivos, prefiere rechazar. Cuando en un grupo sus miem-
bros reaccionan airados contra uno de ellos criticándole su egoísmo, puede
deberse a que lo han utilizado inconscientemente como depositario de la
parte egoísta de cada uno de los demás. Por otra parte, no es raro que
una persona habitualmente inhibida se "ubique" en la posición de la
que había actuado con desenvoltura. Estas situaciones, tan comunes en
el grupo, dieron lugar a que Foulkes las denominara " r e a c c i o n e s d e
e s p e j o " ó. Cada individuo logra tomar conciencia de sus sentimientos
profundos, dándose cuenta de sus actividades y formas de conducta por
el hecho de poder" v e r s e r e f l e j a d o e n l o s d e m á s " . Pero al mismo tiempo
sirve de espejo a los otros, en la medida en que se ubica o se transforma,
aunque más no sea transitoriamente e n e l o t r o .
En varias parejas, a quienes he tratado por conflictos matrimoniales
con la misma técnica que aplico a los grupos terapéuticos (la pareja
constituye, en este caso, un grupo especial integrado por dos personas),
pude apreciar con particular intensidad el funcionamiento de dichos me-
canismos proyectivos. Resulta especialmente llamativo por comprobarlo
"in situ", en el mismo instante en que se están produciendo; es decir,
mientras se adjudican o atribuyen características ajenas o propias recí-
procamente, dramatizando el " s í y o f u e r a U d ." .

No siempre el ( ( s i y o f u e r a U d ." responde a sentimientos de envidia,


egoísmo, rivalidad, celos, miedo, .angustia o agresión. Para hacerle justi-
cia debemos considerar también sus aspectos y motivaciones positivas,
como ser: la simpatía, la solidaridad, el auténtico amor, el deseo de repa-
ración, etc.
Muchas veces sentimos la necesidad de " p o n e r n o s e n l u g a r " de otras
personas por un deseo de comprenderlas. Esta capacidad de identifica-
ción representa un factor importantísimo en las relaciones humanas en
general, y es también una condición esencial para la consolidación de
un amor fuerte y genuino. Hasta cierto punto, somos capaces de saeri-
5 FOULKES, J. H.: I n t r o i i u c t i o n . to th e g r o u p - .A n a ly tic P s y e h o th e ra p y . Grune and
Stratton, New York, 1949.
365 e « SI YO FUERA US1.'ED"

ficar nuestros propios deseos y anteponer por un tiempo los intereses de


otras personas, porque compartimos la satisfacción que les estamos dando.
Los pacientes que acuden al análisis traen, como uno de los elementos
primordiales y de mayor gravitación en su equipaje de conflictos, el
<, s i y o [ u e r a U d . " referido a distintas circunstancias, presentes y pasa-
das, y con la variedad de características y motivaciones desarrolladas a
lo largo de- esta exposición.
Pero traen, además, la principal derivación de este intrincado proceso,
constituido por los factores emocionales causales y mecanismos ejecutores:
es decir, la conversión práctica, en el inconsciente del (( s i y o f u e r a ... e L
o tr o " y (( y o s o y y a . .. e l. o t r o " .
Como consecuencia de haberse "ubicado", inconscientemente, en el
otro, se sienten aquejados de una serie de padecimientos y conflictos que
les producen angustia, culpa, o temor, y que les determinan grandes
dificultades en sus relaciones con los demás.
Recordarán ustedes los diferentes ejemplos de: ( ( S i y o ' f u e r a e L
b e b é ... , e L h o m b r e ... , L a m u j e r ... , l a m a d r e ... , e l a s e s i n o ... " , etc.
Este ( ( s i y o f u e r a . .. e l o t r o " , convertido ya en (( y o s o y ... e l o tr o " ,
representa una de las mayores aflicciones del analizado y determina, a
la vez, uno de los más auténticos pedidos de ayuda que configuran el
objetivo terapéutico. Su formulación sería: " Q u i e r o d e j a r d e s e r e l
o t r o ... para v o lv e r a s e r y o m is m o " ,
Es un profundo anhelo de liberación y de recuperación de los aspec-
tos abandonados del yo. Es como si hubiesen vivido restringidos con un
yo muy limitado e insuficiente, y sintieran la imperiosa necesidad de
completarlo como un índice de integración y de vida.
En el plano transferencial de la situación analítica se desarrolla, en
muchos casos, este esquema conflictivo del " s i y o f u e r a ... " convertido
en el " y o s o y ... " , con el anhelo de (( q u i s i e r a d e j a r d e s e r ... e l o t r o " .

RESUMEN
S i y o fu e r a U d.

Sobre la base del título de una conocida novela de Julien Green, se plantean
ciertas consideraciones acerca de vivencias y sentimientos experimentados muy
frecuentemente desde los primeros períodos de la vida y que están perfectamente
encuadrados en dicha expresión.
De los distintos sentimientos participantes, la envidia es el que ejerce una
influencia más decisiva en el desencadenamiento de dicho proceso. Después de
reseñar los últimos conceptos de Melanie Klein sobre este tópico, se pasa revista
a las diferentes circunstancias de la evolución del niño y del adulto en las que
opera al máximo el mecanismo de identificación proyectiva contenido en el "Si
yo fuera Ud.".
Se estudian luego en detalle las alternativas de la actuación de dicho proceso
en algunas situaciones específicas en las que desempeña una función importante
como ser: en la identificación con el agresor, en la renuncia altruista, en el juego
de identificaciones observadas en el escenario del grupo terapéutico y funda-
mentalmente, en el plano de la situación transferencial analítica. Se aportan
ejemplos clínicos donde se aprecian claramente los distintos mecanismos par-
ticipantes.
LEÓN GRINBERG 366

SUM:MARY

1[ 1 u ie r e y o u

Upon the basis of the title of a well-known novel by Julien Green, certain
eonsiderations are expressed concerning experienees and feelings undergone by
many people at all ages, even the earliest, which find perfect formulation in the
phrase above-mentioned.
Among the different feelings playing a part, envy is the one that exerts
thc most decisive influence in the unleashing of said proeess. After summarising
Melanie Klein's latest views on the topie, the author reeapitulates the various
eireumstances in the evolution of the child and the adult in which we find the
maximum operation of the meehanism of projeetive identifieation eontained in
thc "If 1 were you".
Then follows a detailed study of the way this process aets in several speeific
situations in which it performs an important funetion; viz: in the identification
with the aggressor, in altruistie renunciation, in the interplay ofidentifications
to be observed in the setting of group therapy, and fundamentally, in the plane
of the analytie transference situation. Clinieal examples are furnished where
the different mechanisms participating may be clearly appreciated.

RÉSUMÉ

Si j' é t a i s V O ttS

Partant du titre d'un roman connu de Julien Green, l'auteur fait cer-
taines considérations au sujet d'expériences vécues et de sentiments eprouvés
tres fréquemment dés les promíeres périodes de notre vie et qui sont parfaitement
inclus dans cette expression. .
De tous les sentiments participant au deelanchement de ce processus, l'envie
est celui qui exeree l'influenee la plus décisive. Apres un résumé des derniers
coneepts de Melanie Klein a ce sujet, on passe en revue les différentes eireons-
tan ces de 1'évolution de 1'enfant et de l' adulte, dans lesquelles l'identification
projective con tenue dans la phrase "si j'étais vous", s'opére au maximun.
On étudie par la suite en détail les alternatives de ce processus dans quelques
situations spécifiques oñ il joue un role important: par example: l'identifiea-
tion avec 1'agresseur, le renoncement altruiste, le jeu d'identifications observées
dans un groupe thérapeutique, et, fondamentalement, sur le plan de la situation
transférentielle analytique. On apporte des exemples cliniques oü l'on apprécie
clairement les différents mécanismes qui participent.

ZUSAMMENFASSUNG

W e n n ic h 8 ie u ia e r e

Auf Grund des Titels eines bekannten Romana Julien Greens werden eimge
Erwaegungen dargelegt ueber Erlebnisse und Gefuehle die sehr oft seit den
ersten Lebenszeiten vorfallen und die vollkommen mit dem Sinn jenes Titels
uebereinstimmen.
367 , 'SI YO FUERA USTED"

Von den verschiedenen mitwirkenden Gefuehlen ist der Neid derjenige der
den entscheidendsten Einfluss auf die Ausloesung jenes Vorganges ausuebt.
Nach Eroerterung der neuesten Ansehauuengen Melanie Kleins ueber dieses
Thema werden die verschiedenen Umstaende der Entwieklung des Kindes und
des Erwachsenen dargelegt, in denen der Mechanismus der projektiven Identi-
fizierung der in "Wenn ich Sie waere" mitwirkt, maximal hervortritt.
Danar werden eingehend die Einzelheiten der Wirkung jenes Prozesses
studiert in einigen spezifischen Situationen in denen er einige wichtige Rolle
spielt, wie zum Beispiel folgende: in der Identifizierung mit dem Angreifer,
in dem selbstlosen Verzichten, in dem Spiel der Identifizierungen das sieh auf
der Buehne der therapeutischen Gruppe abspielt und, vor allen Dingen, auf
der Ebene der analytischen Uebertragungssituation. Es werden einige klinische
Beispiele beschrieben in denen die mitwirkenden Mechanismen deutlich wahrzu-
nehmen sind,

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