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El Logos Del Reino en MT
El Logos Del Reino en MT
El logos
del reino
Las diez parábolas de Mateo
monografías
CONTENIDO
Siglas ................................................................................................ 11
Prólogo ................................................................................................ 13
Parábolas del reino en Mateo – Texto griego ..................................... 16
Parábolas del reino en Mateo – Traducción ....................................... 18
Capítulo 1
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN ....................................... 21
Parte I
LA INTERPRETACIÓN DE LAS PARÁBOLAS DEL REINO
Capítulo 2
HERMENÉUTICA DE LAS PARÁBOLAS EN MATEO ................. 49
Capítulo 3
EL SEMBRADOR Y EL LOGOS DEL REINO ................................. 75
Parte II
LAS PARÁBOLAS DEL REINO EN MATEO 13
Capítulo 4
LA CIZAÑA EN EL TRIGO O LA PACIENCIA DEL PADRE ........ 89
Capítulo 5
GRANO DE MOSTAZA Y LEVADURA:
EL CRECIMIENTO Y EL REINO ..................................................... 103
Capítulo 6
EL TESORO Y LA PERLA: EL HALLAZGO DEL REINO ............ 115
Capítulo 7
LA RED: EL JUICIO Y EL REINO ................................................... 125
Parte III
LAS PARÁBOLAS DEL REINO EN EL RESTO DEL EVANGELIO
Capítulo 8
EL SIERVO INMISERICORDE: EL PERDÓN Y EL REINO .......... 133
Capítulo 9
LOS OBREROS DE LA VIÑA: LA PRIMACÍA
EN EL REINO .................................................................................... 147
Capítulo 10
LAS BODAS: INVITADOS A GOZAR DEL REINO ....................... 161
Capítulo 11
LAS DIEZ VÍRGENES: LA SABIDURÍA VIGILANTE
DELR EINO ........................................................................................ 173
Parte IV
LAS DIEZ PARÁBOLAS Y EL LOGOS DEL REINO
Capítulo 12
LAS PARÁBOLAS DEL REINO EN EL
RELATO EVANGÉLICO ................................................................... 185
Capítulo 13
EL LOGOS DEL REINO SEGÚN LAS DIEZ PARÁBOLAS........... 199
Conclusión
DESCUBRIR EL LOGOS DEL REINO............................................. 209
¿Cómo reina Dios? ¿En qué consiste el reino de Dios, o —en lenguaje
de Mateo— el reino de los cielos? ¿Cómo entender, en nuestro siglo XXI,
esta presencia rectora de Dios en el mundo, afirmada por el Nuevo Testa-
mento? Se ha hablado y escrito mucho acerca de esta realidad, que Jesús
pone en el centro de su predicación1; una realidad eminentemente dinámica,
que —aunque no excluye cierta noción espacial2— se ha de entender prin-
cipalmente como reinado de Dios3. El Antiguo Testamento proporciona un
1
La bibliografía en torno al tema es vastísima. Algunas obras generales: Norman Perrin,
Jesus and the Language of the Kingdom. Symbol and Metaphor in New Testament Interpre-
tation (Philadelphia, PA: Fortress, 1976); Jacques Schlosser, Le règne de Dieu dans les dits
de Jésus (ÉB; Paris: Gabalda, 1980); Bruce Chilton (ed.), The Kingdom of God in the Teaching
of Jesus (IRTh 5; Philadelphia, PA: Fortress, 1984); George R. Beasley-Murray, Jesus and
the Kingdom of God (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986); Mark Saucy, The Kingdom of
God in the Teaching of Jesus: In 20th Century Theology (Dallas, TX: Word Publishing, 1997).
Estudios específicos: Armin Kretzer, Die Herrschaft der Himmel und die Söhne des Reiches.
Eine redaktionsgeschichtliche Untersuchung zum Basileiabegriff und Basileiaverständnis im
Matthäusevangelium (SBM 10; Würzburg: Echter, 1971); Alexander Prieur, Die Verkündigung
der Gottesherrschaft. Exegetische Studien zum lukanischen Verständnis von ȕĮıȚȜİަĮ IJȠࠎ
șİȠࠎ (WUNT.NF 89; Tübingen: Mohr - Siebeck, 1996); Werner Zager, Gottesherrschaft und
Endgericht in der Verkündigung Jesu. Eine Untersuchung zur markinischen Jesusüberliefe-
rung einschlieȕlich der Q-Parallelen (BZNW 82; Berlin - New York: Walter de Gruyter,
1996); Robert D. Rowe, God’s Kingdom and God’s Son. The Background to Mark’s Christo-
logy from Concepts of Kingship in the Psalms (AGJU 50; Leiden - Boston - Köln: Brill,
2002); Costantino Antonio Ziccardi, The Relationship of Jesus and the Kingdom of God
according to Luke-Acts (TG-ST 165; Roma: PUG, 2008). Una bibliografía reciente (873 pp.):
Leslaw Daniel Chrupcala, The Kingdom of God: A Bibliography of 20th Century Research
(SBFA 69; Jerusalem: Franciscan Printing Press, 2007).
2
Cf. John Paul Meier, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico II/1. Juan y
Jesús. El reino de Dios (Estella: Verbo Divino, 1999) 297; Jonathan T. Pennington, Heaven
and Earth in the Gospel of Matthew (NTS 126; Leiden - Boston: Brill, 2007) 293-299.
3
Rudolf Schnackenburg, Reino y reinado de Dios. Estudio bíblico-teológico (ActBíb 3;
Madrid: FAX, 21970).
14 EL LOGOS DEL REINO
* * *
El origen de esta obra se remonta a un curso sobre las parábolas del reino
impartido a los alumnos de Licenciatura en Teología de la Universidad San
4
Como audazmente afirmara Benedicto XVI en su primera encíclica, «la verdadera ori-
ginalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas, sino en la figura misma de
Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito»: Deus caritas est, 12.
5
Como sí hace Pablo: «El reino de Dios es… justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo»
(Rm 14,17).
6
Esto significan los términos griegos ʌĮȡĮȕȠȜ y ʌĮȡĮȕȜȜȦ.
7
Meier, Un judío marginal II/1, 298.
PRÓLOGO 15
EL PORQUÉ DE
UNA INVESTIGACIÓN
1
Charles Harold Dodd, Las parábolas del Reino (Madrid: Cristiandad, 22001) 21.
2
En el Antiguo Testamento encontramos también narraciones breves semejantes a las pa-
rábolas de Jesús; pero sólo una vez aparecen designadas como mƗšƗl / ʌĮȡĮȕȠȜ, en Ez 17,2.
Algunas «parábolas narrativas» del AT: el apólogo de Jotán (Jc 9,7-21); la parábola del rico y
el pobre (2 S 12,1-10); la alegoría de la viña (Is 5,1-7); la parábola del centinela (Ez 33,1-9).
Cf. John W. Sider, Interpretar las parábolas. Guía hermenéutica de su significado (Dabar 9;
Madrid: San Pablo, 1997) 216. Todas ellas van acompañadas de su explicación (ibid. 219).
3
48 veces. Fuera de ellos lo hallamos sólo en Hb 9,9 y 11,19; pero con distinto signifi-
cado pues se refiere a sendas figuras veterotestamentarias del sacrificio de Cristo (el culto
del templo) y de Jesús mismo (Isaac).
4
Con excepción de Lc 4,23, donde ʌĮȡĮȕȠȜ («refrán») se refiere a un dicho popular:
«Médico, cúrate a ti mismo».
5
Mt 13,13.18; 21,33; 24,32; Mc 4,11.13(2).30; 13,28; Lc 4,23; 8,10.11.
6
Mt 13,10.36; 15,15; Lc 12,41.
22 EL LOGOS DEL REINO
lios; sobre todo en Lucas (25) y Mateo (21), pero también —en menor
medida— en Marcos (6)7.
A diferencia de ellos, se diría que el evangelio de Juan no contiene ningu-
na parábola de Jesús; no aparece el término ʌĮȡĮȕȠȜ, y sólo en tres ocasio-
nes hallamos ʌĮȡȠȚȝĮ «comparación» (Jn 10,6; 16,25.29), de significado
similar8. Con todo, es generalmente reconocido que también el cuarto evan-
gelio atestigua la predilección de Jesús por el lenguaje figurado, como prue-
ban por ejemplo la alegoría de la vid (Juan 15) y la riqueza simbólica que
presentan determinados términos (por ejemplo, el agua)9. La percepción de
este fenómeno ha variado en los últimos años; es de notar que el compendio
de Zimmermann dedica un extenso capítulo a las «Parábolas contenidas en el
Evangelio de Juan», distinguiendo como tales 15 pasajes del 4º evangelio10.
En este primer momento vamos a presentar los datos que justifican el
objeto de nuestro trabajo: las parábolas del reino en el evangelio de Mateo.
7
El cómputo de las parábolas evangélicas oscila según los autores; Vittorio Fusco, a quien
seguimos para esta estadística, propone como «una lista mínima, aceptada comúnmente
como la base mejor para identificar el material parabólico de los evangelios», una enumera-
ción de 35 parábolas. De ellas 4 serían comunes a los tres sinópticos, 8 comunes a Mateo y
Lucas, 1 común a Marcos y Lucas, y 22 exclusivas de un solo evangelio (Mt 9, Mc 1, Lc 12):
Vittorio Fusco, «Parábola/Parábolas», en: Rossano – Ravasi – Girlanda, Nuevo diccionario
de teología bíblica, 1407-1408. De esta enumeración está ausente la parábola de la higuera
(Mt 24,32-33 par.), que el autor incluía en una monografía anterior: Vittorio Fusco, Oltre la
parabola. Introduzione alle parabole di Gesù (Roma: Borla, 1983) 193; indicio de la fluc-
tuación a la hora de considerar técnicamente «parábola» un mƗšƗl de Jesús. Notemos final-
mente que la reciente obra coordinada por Ruben Zimmermann, verdaderamente enciclopé-
dica (1603 páginas y 45 colaboradores), comenta 67 parábolas sinópticas (Q: 24; Mc: 13;
Mt: 13; Lc: 17): Ruben Zimmermann (ed.), Compendio delle parabole di Gesù (Brescia:
Queriniana, 2011). En este mismo volumen Christian Münch habla de 51 parábolas en Mateo
(ibid., 625).
8
En Proverbios LXX el hebreo mƗšƗl se traduce dos veces con ʌĮȡȠȚȝĮ (Pr 1,1; 26,7).
9
Cf. Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, Jesús de Nazaret I. Desde el Bautismo a la Trans-
figuración (Madrid: La esfera de los libros, 2007) 283-335: «Las grandes imágenes del
Evangelio de Juan».
10
Zimmermann, Compendio delle parabole, 1095-1325. Ver especialmente la introduc-
ción (1095-1110), donde Zimmermann critica la visión corriente sobre esta cuestión en Juan
(«Il disprezzo del Vangelo di Giovanni nella ricerca sulle parabole»: 1096-1097) y aboga
decididamente por hablar también de parábolas en este evangelio.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 23
11
James D.G. Dunn, Jesús recordado (El cristianismo en sus comienzos 1; Estella [Na-
varra]: Verbo Divino, 2009) 445-449. Cf. Joachim Jeremias, Teología del Nuevo Testamento
I. La predicación de Jesús (BEB 2; Salamanca: Sígueme, 72001) 46-50; Meier, Un judío
marginal II/1, 293-296.
12
De ellas 32 veces «el reino de los cielos»; 4 «el reino de Dios» (acerca de Mt 6,33 ver
más adelante, nota 23); 3 veces referido de una forma u otra a Dios («tu Reino», «el reino de
mi Padre», «el reino de su Padre» [de los justos]); 3 veces referido al Reino de Jesús o del
Hijo del Hombre; y 6 veces, simplemente, «el Reino». Sobre la peculiaridad de Mateo ver la
completa presentación de Pennington, Heaven and Earth, 279-330: «Matthew’s “Kingdom
of Heaven”».
13
14 veces «el reino de Dios», una sola vez «el Reino»
14
32 «el reino de Dios» (de ellas 3 veces en relación con el verbo «evangelizar»: Lc 4,43;
8,1; 16,16); otras 2 veces en relación con Dios («tu Reino», «su Reino»); 3 veces, el reino de
Jesús (1,33; 22,30; 23,42); 2 veces, en fin, simplemente «el Reino» (12,32; 22,29).
15
A diferencia de los sinópticos, en Juan el reino de Dios aparece sólo dos veces (Jn 3,3.5);
además, en su diálogo con Pilato Jesús habla de «su Reino» (Jn 18,36). Con gran probabili-
dad hemos de ver en el término «vida (eterna)» el equivalente joánico del «reino de Dios».
16
3 veces: Mt 4,23; 9,35; 24,14 (aquí, «este evangelio del Reino»).
24 EL LOGOS DEL REINO
17
Un desarrollo más amplio: Salvatore Alberto Panimolle, «Reino de Dios», en: Rossano –
Ravasi – Girlanda, Nuevo diccionario de teología bíblica, 1629-1634.
18
Cf. Meier, Un judío marginal II/1, 300-312: «El reino de Dios en el AT»; Pennington,
Heaven and Earth, 253-278: «The Kingdom of God in the Old Testament and Second Tem-
ple Literature».
19
Cf. Dodd, Parábolas, 47.
20
«Como discurso sobre el reino de los cielos, su esencia y su forma [sein Was und Wie],
las parábolas ocupan en buena medida una posición única. Sólo la expresión sobre la cerca-
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 25
nía del Reino se le puede comparar (3,2; 4,17; 10,7; 12,28). Por lo demás, fuera de las pará-
bolas sólo implícitamente o en passant se evidencia qué ideas se asocian en Mateo con el
concepto basileía tôn ouranôn»: Christian Münch, Die Gleichnisse Jesu im Matthäusevan-
gelium: Eine Studie zu ihrer Form und Funktion (WMANT 104; Neukirchen-Vluyn: Neu-
kirchener, 2004) 148.
21
Panimolle, «Reino de Dios», 1629.
22
«El término “cielos” se empleaba corrientemente entre los judíos como una perífrasis
reverencial del nombre divino»: Dodd, Parábolas, 49. La explicación se remonta a Gustaf
Dalman, Die Worte Jesu (Leipzig: Hinrichs, 1898).
23
Mt 12,28; 19,24; 21,31.43. Muchos manuscritos presentan también esta expresión en
Mt 6,33, si bien los más antiguos (ஹ, B y otros) nos permiten suponer que originalmente se
hablaba simplemente del «reino» (scil. «del Padre»; cf. 6,32).
24
Pennington, Heaven and Earth, 35-37: «Metonymy not Circumlocution».
25
Ibid., 285-293.
26 EL LOGOS DEL REINO
al «reinado de Dios», sino que «los cielos» es una metonimia que impli-
ca una cierta connotación espacial26.
b) Reino de los cielos y reino de Dios: algunos autores han postulado un
significado diferente para ambas expresiones en el primer evangelio27;
otros lo consideran un reflejo de fuentes que Mateo no habría modifica-
do editorialmente28. Estos intentos se han revelado en conjunto insufi-
cientes: el primero, por el caso de Mt 19,23-24 (evidente sinonimia entre
ambos sintagmas); el segundo, porque ese supuesto descuido del evan-
gelista, generalmente tan cuidadoso en su tarea de composición literaria,
no resulta convincente29. Por el contrario, las diversas formas de referir-
se al reino en Mateo (reino de los cielos, reino, reino del Padre, reino del
Hijo del Hombre) aparecen más bien como variantes que, con matices
propios, designan una misma realidad30.
c) Origen: existe también una disputa académica acerca de la presencia de
esta expresión en la predicación histórica de Jesús. Para unos autores,
«reino de los cielos» sería la expresión empleada uniformemente por
Jesús. Pero en este caso ¿cómo explicar que no aparezca en el resto del
NT? Otros creen que Jesús la usó alternándola con «reino de Dios»: cada
autor neotestamentario habría usado después una u otra. Por último, hay
quienes piensan que Jesús habló del reino de Dios, y consideran la otra
fórmula una originalidad de Mateo31. Las dos últimas propuestas son en
nuestra opinión las más verosímiles, sin que veamos argumentos defini-
tivos a favor de una u otra.
26
Ibid., 293-299. «This understanding necessarily entails a spatial notion of the kingdom,
contrary to the common Dalman-influenced view of ȕĮıȚȜİȓĮ which insists that only “rule”
or “reign” are intended by the word»: ibid. 298.
27
Willoughby C. Allen, Gospel according to St. Matthew (ICC; Edinburgh: T&T Clark,
3
1912) lxviii; William Foxwell Albright - Christopher S. Mann, Matthew (AB 26; Garden
City, NY: Doubleday, 1971) lxxxi-cv; Kretzer, Die Herrschaft der Himmel, 167-172; Mar-
garet Pamment, «The Kingdom of Heaven According to the First Gospel»: NTS 27 (1981).
28
Ver Pennington, Heaven and Earth, 306 y nota 86.
29
Ibid., 308-309.
30
«Each of the many kingdom expressions in Matthew… denote God’s kingdom, having been
inaugurated and yet to come eschatologically; but the forms of the expressions have different
connotations; they perform slightly different functions literarily and theologically»: ibid., 309-310.
31
Ver ibid., 300-303.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 27
32
Cf. Joachim Jeremias, Las parábolas de Jesús (EstB 16; Estella: Verbo Divino, 132003)
26. Este apócrifo gnóstico contiene otras tres «parábolas del reino»: la mujer con la jarra
de harina (97), el asesino (98) y la oveja perdida (107). Las diversas formas de referirse al
Reino son sinónimas: Ramón Trevijano Etcheverría, Estudios sobre el Evangelio de Tomás
(FPat.E 2; Madrid: Ciudad Nueva, 1997) 355. Sobre las parábolas en EvTom cf. Zimmer-
mann, Compendio delle parabole, 1329-1452: «Parabole contenute nel Vangelo di Tom-
maso».
33
El carácter secundario del Evangelio de Tomás respecto de los sinópticos ha sido
recientemente sostenido por Simon J. Gathercole, The Composition of the Gospel of Tho-
mas. Original Language and Influences (SNTSMS 151; Cambridge: Cambridge Univer-
sity Press, 2012).
28 EL LOGOS DEL REINO
c. La singularidad de Mateo
Concretando: en los tres sinópticos hallamos alguna(s) parábola(s)
introducidas por expresiones con un denominador común: el «reino»
(ȕĮıȚȜİĮ) es «semejante» (ȝȠȚȠȢ / ȝȠȚંȦ) a algo. Pero el interés par-
ticular que suscitan las «parábolas del reino» en Mateo se debe a dos
factores:
a) Hay un rasgo formal que lo diferencia de Marcos y Lucas. Como hemos
indicado, Mateo presenta una fórmula de introducción sustancialmente
semejante a los otros dos sinópticos. Sin embargo en Marcos y en Lucas
las parábolas del reino se introducen con una pregunta retórica: tanto la
parábola del grano de mostaza («¿Cómo asemejaremos el reino de Dios
o con qué parábola lo expondremos?»: Mc 4,30; «¿A qué es semejante
el reino de Dios? ¿A qué lo asemejaré?»: Lc 13,18) como la de la leva-
dura («¿A qué asemejaré el reino de Dios?»: Lc 13,20)36. Mateo por el
contrario introduce siempre estas parábolas mediante una proposición
34
Lc 14,15: «Oyéndolo uno de los comensales le dijo esto: “Dichoso el que coma el pan
en el reino de Dios».
35
Comienza: «Así es el reino de Dios: como un hombre…» (ȠIJȦȢ ਥıIJȞ ਲ ȕĮıȚȜİĮ IJȠ૨
șİȠ૨ ੪Ȣ ਙȞșȡȦʌȠȢ…): Mc 4,26.
36
Sólo en Mc 4,26 encontramos una introducción afirmativa (ver nota 35); pero técnica-
mente no es una introducción formular, pues falta ȝȠȚȠȢ / ȝȠȚંȦ.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 29
37
Cf. Janice Capel Anderson, Matthew’s Narrative Web. Over, and Over, and Over Again
(JSNTSS 91; Sheffield: Sheffield Academic Press, 1994) 233. Dentro del completo dossier
de repeticiones verbales que presenta esta autora («Extended Verbal Repetition»: 226-240),
destaca la repetición (10 veces) de este sintagma, medianamente extenso (5-6 palabras).
38
Cf. Dodd, Parábolas, 46.
39
Ya hemos indicado cómo Vittorio Fusco habla, en un cómputo que podemos considerar
minimalista, de 25 parábolas en Lucas: Fusco, «Parábola/Parábolas», 1407-1408.
40
Cf. Jeremias, Parábolas, 115; Wolfgang Trilling, Das Wahre Israel. Studien zur Theo-
logie des Matthäus-Evangeliums (SANT 10; München: Kösel-Verlag, 31964) 144; Kretzer,
Die Herrschaft der Himmel, 289 y n. 83.
41
Las más destacadas: parábola del sembrador (Mt 13,3-9); de la oveja perdida (18,12-14);
de los dos hijos (21,28-32); de los viñadores homicidas (21,33-46); de los dos siervos, fiel e
infiel (24,45-51); de los talentos (25,14-30). En ocasiones es difícil la frontera entre una
mera comparación y una parábola; así, Vittorio Fusco distingue en Mateo 21 parábolas,
añadiendo a las ya mencionadas (y, naturalmente, a las diez parábolas del reino): los dos li-
tigantes (5,25-26); los niños en la plaza (11,16-19); el hombre fuerte (12,24-26); el invitado
sin traje nupcial (que considera separada de la parábola del banquete: 22,11-14); y el ladrón
nocturno (24,43-44): Fusco, «Parábola/Parábolas», 1407-1408. Pero a éstas hay que sumar
también, al menos: la casa sobre roca y sobre arena (7,24-27); el conjunto de tres dichos que
componen la respuesta de Jesús a los discípulos de Juan (9,15-17); el espíritu impuro
(12,43-45); el escriba (13,52); la higuera (24,32-35). Yendo a otro extremo, John Drury
distingue 56 parábolas en el primer evangelio: John Drury, The Parables in the Gospels:
History and Allegory (New York: Crossroads, 1985) 70-72.
42
Ver más arriba, p. 27.
43
Trevijano Etcheverría, Tomás, 360. Cf. ibid. 354-370: «La polémica sobre el Reino».
30 EL LOGOS DEL REINO
a. La fórmula de introducción
La siguiente tabla nos permite apreciar la semejanza entre las fórmulas
introductivas de estas diez parábolas:
46
Algunos autores han reconocido la importancia de la fórmula de introducción como
indicio de unidad literaria (cf. ibid., 127 y n. 142); pero sólo referida a las parábolas de Ma-
teo 13.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 31
47
En estos casos se trata de un aoristo atemporal, con valor de presente y equivalente por
tanto a ȝȠĮ ਥıIJȞ: Max Zerwick, Analysis philologica Novi Testamenti Graeci (Romae:
PIB, 41984) 33 (a 13,24).
48
Lo cual sería posible, a la vista de la estadística reseñada más arriba (nota 12).
32 EL LOGOS DEL REINO
49
Mt 11,16: ȉȞȚ į ȝȠȚઆıȦ IJȞ ȖİȞİȞ IJĮIJȘȞ; ȝȠĮ ਥıIJȞ ʌĮȚįȠȚȢ țĮșȘȝȞȠȚȢ […].
Cf. Lc 13,18: ਯȜİȖİȞ ȠȞǜ IJȞȚ ȝȠĮ ਥıIJȞ ਲ ȕĮıȚȜİĮ IJȠ૨ șİȠ૨ țĮ IJȞȚ ȝȠȚઆıȦ ĮIJȞ;
50
Ver más adelante, p. 50.
51
«[Las fórmulas de introducción] atestiguan la conciencia de que las parábolas eran una
forma privilegiada [eine herausragende Form] del anuncio del reino de los cielos. No se les
puede confrontar ningún otro texto del evangelio de Mateo en el que Jesús hable del reino
de los cielos de una forma siquiera cercanamente comparable»: Christian Münch, «Form und
Referenz von Gleichnissen in den synoptischen Evangelien», en: R. Zimmermann (ed.),
Hermeneutik der Gleichnissen Jesu. Methodische Neuansätze zum Verstehen urchristlicher
Parabeltexte (WUNT 231; Tübingen: Mohr Siebeck, 2008) 446-447.
52
Como han puesto de relieve William David Davies – Dale C. Allison, The Gospel ac-
cording to Saint Matthew I (ICC; Edinburgh: T&T Clark, 1988); ver las pp. 86-87. Un
ejemplo muy claro: el sermón de la montaña (ibid. 64).
53
Cf. Friedrich Hauck, «įțĮ»: TWNT II, 36; Herbert Haag, Diccionario de la Biblia
(Edición castellana preparada por el P. Serafín de Ausejo, O.F.M. CAP.; Barcelona: Herder,
9
1987) col. 474 s.v. «Diez».
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 33
54
Gn 16,3; 24,10.22.55; 31,41; 32,16; 45,23; Ex 18,21.25; 26,1.16; 27,12; 36,8.21; 38,12;
Lv 26,26; Nm 7,14.20.26.32.38.44.50.56.62.68.74.80.86; 11,32; 14,22; 29,23; Dt 1,15; Jos
22,14; Jc 6,27; 12,11; 17,10; 20,10; Rt 4,2; 1 S 1,8; 17,17-18; 25,5.38; 2 S 15,16; 18,11.15;
20,3; 1 R 5,3; 6,3.23-26; 7,23.27.37-38.43; 11,31.35; 14,3; 2 R 5,5; 13,7; 15,17; 20,9-11;
23,33; 25,25; 2 Cro 4,1-8.14; 13,23; Ne 4,6; 5,18; 11,1; Tb 1,14; 4,20; Est 3,9; 9,10-14; 1 M
3,55; 2 M 5,27; Job 19,3; Sal 91,7; Qo 7,19; Ct 5,10; Si 23,19; 41,4; 47,6; Is 5,10; 38,8; Jr
41,1-2.8; 42,7; Ba 4,28; Ez 40,11.49; 41,2; 42,4; 45,3.5.14; 48,9-10.13.18; Dn 1,12.14.15.20;
7,7.20.24; Am 5,3; 6,9; Ag 2,16; Za 8,3. Cf. Hendrik A. Brongers, «Die Zehnzahl in der
Bibel und in ihrer Umwelt», en: M. A. Bekk (ed.), Studia biblica et semitica (FS Th.Ch.
Vriezen) (Wageningen: Veenman & Zonen, 1966).
55
Ibid., 40. Si bien en el mundo semítico el diez queda por detrás del número siete, que
goza de supremacía (44); también en el Nuevo Testamento (42-43).
56
Herbert Haag, «Die biblischen Wurzeln des Minjan», en: Otto Betz – Martin Hengel
– Peter Schmidt (ed.), Abraham unser Vater. Juden und Christen im Gespräch über die Bibel
(AGSU 5; Leiden - Köln: Brill, 1963) 240.
57
Abot 5,1-6: Carlos del Valle (ed.), La Misná (BEB 98; Salamanca: Sígueme, 21997)
851-852. Cf. James A. Patrick, «Matthew’s Pesher Gospel Structured Around Ten Messianic
Citations of Isaiah»: JTS 61 (2010) 57. A continuación, el mismo tratado de la Misná desa-
rrolla otras claves numéricas (siete, cuatro: Abot 5,7-15), pero de orden sapiencial, y no re-
feridas a la historia de Israel.
58
Bruce C. Birch, «Number», en: The International Standard Bible Encyclopedia III
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986) 560.
59
Haag, «Minjan». El origen de esta norma está en la lectura rabínica de Nm 14,27, según
la cual «esta comunidad perversa» está formada por diez varones, a saber, los doce explora-
34 EL LOGOS DEL REINO
dores de la tierra de Canaán (uno de cada tribu) de cuya rebeldía se han desmarcado Josué y
Caleb: ibid., 239. Cf. Johann Jacob Buxtorf, Lexicon chaldaicum, talmudicum et rabbinicum
(Lipsiae: Impensis Mauritii Schaeferi, 1875) 621 s.v. minjƗn: «Est certe numerus denarius
admodum sacer Hebraeis, unde puerum non circumcidunt, nulla connubia stabiliunt, libellus
repudii non datur et solenniores quasdam preces ad Deum non fundunt, nisi decem personae
affuerint». Ya en Qumrán eran necesarios al menos diez participantes para los eventos reli-
giosos comunitarios: Haag, «Minjan», 237 n. 4.
60
Ver 1 R 6,24; 7,39; 2 Cro 4,6-8.
61
«La primera tabla matemática de la humanidad»: Manfred Lurker, Diccionario de imá-
genes y símbolos de la Biblia (Córdoba: El Almendro, 1994) 88 s.v «Diez». Sobre el «cinco»
en la Biblia ver también Birch, «Number», 559.
62
Brongers, «Zehnzahl», 36-37. Acerca de la supremacía del siete en el NT ver ibid., 42-43.
63
Hauck, «įțĮ», 36. Por su parte el Evangelio de Tomás contiene diez bienaventuranzas
(logia 7, 18, 19, 49, 54, 58, 68, 69[2] y 103: Trevijano Etcheverría, Tomás, 363.
64
Cf. Birch, «Number», 560.
65
Cf. Armand Puig i Tàrrech, La parabole des dix vierges (Mt 25,1-13) (AnBib 102;
Rome - Barcelona: Biblical Institute Press - Facultat de Teologia [SSP], 1983) 143-144.
66
Gerhard Kittel habla también del cinco en las parábolas evangélicas como «número
redondo», que no habría que tomar por tanto como indicación numérica sino como un moti-
vo estilístico: Gerhard Kittel, Rabbinica: Paulus im Talmud. Die «Macht» auf dem Haupte.
Runde Zahlen (ARGU 1.3; Leipzig: 1920) 42.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 35
descripción de las obras del Mesías, hallamos una serie de diez milagros67.
Notemos también la presencia de «cien» (10 x 10) como cifra redonda: la
plenitud del fruto de la espiga (Mt 13,8.23), las ovejas de un rebaño (18,12)
y una deuda abultada (100 denarios: 18,28)68.
Otro rasgo exclusivo de Mateo atestigua su querencia por la decena: las
citas de cumplimiento, diez referencias explícitas a la Escritura —originales
del primer evangelista— que jalonan la narración evangélica69. La fórmula
introductoria, con ligeras variantes, es constante en sus elementos principa-
les: cumplimiento (verbo ʌȜȘȡંȦ) de lo «dicho» (IJઁ ૧ȘșȞ) por medio de
(įȚ) uno o todos los profetas (ʌȡȠijIJȘȢ). Esta forma de citar la Escritura
tiene paralelos en los otros evangelios; pero Mateo la amplía y sistematiza
hasta configurar un «decálogo» de referencias bíblicas. Esto no significa
que el evangelista agote el recurso a la Escritura en esas diez citas; al con-
trario, el fenómeno es mucho más amplio y recorre el evangelio de princi-
pio a fin70. Además, su frecuencia en la narración varía: ocho de las diez
referencias aparecen en los trece primeros capítulos, y sólo dos en los quin-
ce restantes71. También hay notables diferencias de extensión: algunas cons-
tan sólo de unas pocas palabras72, otras son mas amplias73. Pero todo ello no
67
Curación de un leproso (8,1-4); del criado del centurión (8,5-13); de la suegra de Pedro
(8,14-15); tempestad calmada (8,23-27); exorcismo de los endemoniados gadarenos (8,28-34);
curación de un paralítico (9,1-8); de la hija de un jefe (9,18-19.23-26); de la hemorroísa
(9,20-22); de dos ciegos (9,27-31); exorcismo de un endemoniado mudo (9,32-34). Cf. Hauck,
«įȑțĮ», 36; Gerhard Lohfink, El sermón de la montaña ¿para quién? (Barcelona: Herder,
1989) 23. Aunque están articulados en esquema ternario, de modo que las narraciones son
nueve (tres grupos de tres: William David Davies – Dale C. Allison, The Gospel according
to Saint Matthew II [ICC; Edinburgh: T&T Clark, 1991] 1), forman un conjunto de diez
acciones poderosas de Jesús.
68
En esta misma parábola, el siervo «inmimsericorde» debía diez mil talentos, 100 x 100.
69
Mt 1,23 (ĸ Is 7,14); 2,15 (ĸ Os 11,1); 2,18 (ĸ Jr 31 [LXX 38] ,15); 2,23 (ĸ varia);
4,15-16 (ĸ Is 8,23-9,1); 8,17 (ĸ Is 53,4); 12,18-21 (ĸ Is 42,1-4); 13,35 (ĸ Sal 78 [77],
2); 21,5 (ĸ Is 62,11; Za 9,9); 27,9 (ĸ Za 11,13). Cf. Jean Miler, Les citations d’accomplis-
sement dans l’Évangile de Matthieu. Quand Dieu se rend présent en toute humanité (AnBib
140; Roma: Pontificio Istituto Biblico, 1999).
70
Cf. Robert Horton Gundry, The Use of the Old Testament in St. Matthew’s Gospel. With
Special Reference to the Messianic Hope (NTS 18; Leiden: Brill, 1967); Maarten J.J. Menken,
Matthew’s Bible. The Old Testament Text of the Evangelist (BETL 173; Leuven - Paris - Dud-
ley, MA: Leuven University Press · Peeters, 2004); Filippo Belli, et al., Vetus in Novo. El
recurso a la Escritura en el Nuevo Testamento (Ensayos 290; Madrid: Encuentro, 2006)
185-186.
71
Son particularmente frecuentes en el evangelio de la infancia (Mateo 1–2), donde apa-
recen cuatro citas.
72
Por ejemplo Mt 2,15; 2,23; 8,17.
73
Destaca en particular Mt 12,18-21.
36 EL LOGOS DEL REINO
oscurece la coherencia de las diez citas, algunas de las cuales tienen una
extraordinaria importancia narrativa y teológica74; en su conjunto subrayan
la conformidad de la historia de Jesús con la Escritura de Israel y represen-
tan así un elemento muy relevante aportado por el evangelista para la inter-
pretación del entero evangelio.
Algo semejante sucede con las parábolas del reino. Su distribución es
irregular en el evangelio: inexistentes en los doce primeros capítulos, estas
parábolas se concentran particularmente en Mateo 13, y a partir del capí-
tulo 18 aparecen (aproximadamente) cada dos capítulos, hasta el último
discurso de Jesús (Mateo 25). Como igualmente sucede con las citas de
cumplimiento respecto del recurso a la Escritura, tampoco estas parábolas
pueden arrogarse de forma excluyente la explicación del reino de los cie-
los: ya hemos indicado cómo la entera predicación de Jesús gira en torno a
este tema y, por tanto, las parábolas en su conjunto guardan relación con
él75. Pero saliendo al paso de la pregunta que puede plantearse el lector
ante esta realidad omnipresente pero inexplicada: «¿En qué consiste el rei-
no de los cielos?», Mateo ha querido explicitarlo de forma narrativa me-
diante esta selección de diez parábolas; en ellas, como ya expusiera Wol-
fgang Trilling, se profundiza en el concepto del reino76. «Mateo reflexiona
sobre el ser y las características de la basileia, sobre la persona y la misión
del dueño de la casa (20,1), del rey (22,1), del sembrador (13,24), que
pueden recibir rasgos divinos (18,35). Pero él representa también median-
te la idea de la basileia comportamientos claramente terrenos, por ejemplo
en la imagen de la cizaña (13,24-30), de las bodas (22,2-13) o de la viña
(20,1-16)»77. El interés de Mateo no es puramente formal, sino de conteni-
do: para conocer el reino es necesario prestar especial oído a estas diez
parábolas78.
Por lo demás, el fenómeno de una serie numérico-simbólica de elementos
significativos distribuida a lo largo de la narración no es extraña a los escri-
Dos ejemplos representativos, ambos referidos al libro de Isaías: el oráculo del Emma-
74
nuel (Mt 1,23) y el primer canto del Siervo del Señor (Mt 12,18-21).
75
«La introducción referida al reino de los cielos [Himmelreicheinleitung] es, así en-
tendida, una señal positiva, pero no excluyente. Esto significa que no todas las parábolas
tienen por qué tratar del reino de los cielos, pero muy bien puede haber parábolas que en
realidad hablan del reino de los cielos aunque carezcan de la introducción correspondien-
te (cf. por ejemplo 13,3; 21,33; 24,45; 25,14)»: Münch, Die Gleichnisse Jesu, 150. «The
Kingdom of God is the ultimate referent of all the parables of Jesus»: Perrin, Language of
the Kingdom, 55.
76
Trilling, Das Wahre Israel, 145.
77
Kretzer, Die Herrschaft der Himmel, 289.
78
Cf. ibid., 289.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 37
79
«Yo soy el pan de la vida» (6,35.48.51); «Yo soy la luz del mundo» (8,12); «Yo soy
la puerta» (10,7.9); «Yo soy el buen Pastor» (10,11.14); «Yo soy la resurrección y la vida»
(11,25); «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (14,6); «Yo soy la vid verdadera» (15,1).
Cf. Domingo Muñoz León, «Evangelio según san Juan», en: Armando J. Levoratti (ed.),
Comentario Bíblico Latinoamericano II (Nuevo Testamento; Estella: Verbo Divino, 2003)
593.
80
Bienaventuranzas: Ap 1,3; 14,13; 16,15; 19,9; 20,6; 22,7.14. «Ayes»: Ap 8,13[3];
9,12[2]; 11,14[2]; 12,12; 18,10[2]; 18,16[2]; 18,19[2]. Cf. Francesco Piazolla, Le sette bea-
titudini dell’Apocalisse. Studio esegetico e teologico-biblico (Assisi: Cittadella, 2010).
81
Cf. Münch, Die Gleichnisse Jesu, 72; 219-226. Los tres grandes grupos están interre-
lacionados, formando así una visión de conjunto: ibid. 226.
38 EL LOGOS DEL REINO
Cizaña Red
v. 38: «los hijos del Maligno» v. 49: «los malvados»
(Ƞੂ ȣȚȠ IJȠ૨ ʌȠȞȘȡȠ૨) (IJȠઃȢ ʌȠȞȘȡȠȢ)
v. 39: «los ángeles» (Ƞੂ ਙȖȖİȜȠȚ) v. 49: «los ángeles» (Ƞੂ ਙȖȖİȜȠȚ)
v. 43: «los justos» (Ƞੂ įțĮȚȠȚ) v. 49: «… de los justos»
(IJȞ įȚțĮȦȞ)
b. Elementos comunes
Las diez parábolas del reino en Mateo presentan diversos elementos en
común que, unidos al principal (la fórmula introductoria, constante dentro
de sus variantes), confirman la relación existente entre ellas.
a) En la mayor parte de las parábolas el objeto de la comparación es una
persona («un hombre»: 13,24.45; 18,23; 20,1; 22,2; «diez vírgenes»:
25,1), y en cuatro de ellas, todas en el capítulo 13, realidades inanimadas
(«grano de mostaza», v. 31; «levadura», v. 33; «tesoro», v. 44; «red»,
v. 47). Pero en casi todas estas parábolas las comparaciones versan sobre
una actividad humana82.
b) En la totalidad de estas parábolas se desarrolla una acción, por breve
que sea. Esta acción es siempre el verdadero objeto de la parábola,
expresada mediante un participio (en el discurso parabólico)83 o una
oración de relativo (fuera de Mateo 13)84. Sin embargo las parábolas
más extensas contienen un encadenamiento de acciones sucesivas;
82
Excepción hecha de la parábola del grano de mostaza, en cuyo proceso no interviene
humano alguno.
83
13,24: ਕȞșȡઆʌ ıʌİަȡĮȞIJȚ… 13,21: țંțț… Ȟ ȜĮȕޫȞ ਙȞșȡȦʌȠȢ… 13,33: ȗȝૉ… Ȟ
ȜĮȕȠࠎıĮ ȖȣȞ… 13,44: șȘıĮȣȡ… Ȟ İބȡޫȞ ਙȞșȡȦʌȠȢ… 13,47: ıĮȖȞૉ ȕȜȘșİަı߯…
84
18,23: ਕȞșȡઆʌ… ݺȢ șޢȜȘıİȞ… 20,1: ਕȞșȡઆʌ… ݼıIJȚȢ ȟ߱ȜșİȞ… 22,1: ਕȞșȡઆʌ…
ݼıIJȚȢ ʌȠަȘıİȞ… 25,1: įțĮ ʌĮȡșȞȠȚȢ… ĮݬIJȚȞİȢ… ȟ߱ȜșȠȞ…
40 EL LOGOS DEL REINO
c. Elementos diferenciadores
Pero los rasgos en común no oscurecen las diferencias, que son también
importantes y significativas:
a) Extensión: algunas parábolas son breves o muy breves: grano de mosta-
za y perla (2 versículos), levadura y tesoro (1 v.). Las de la cizaña (6 vv.)
y la red (4 vv.) tienen una amplitud intermedia. Por el contrario, las
cuatro parábolas que no pertenecen al capítulo 13 son notablemente más
largas: las del siervo inmisericorde, de las bodas y de las diez vírgenes
constan de 13 versículos cada una; la de los obreros de la viña ocupa
15 versículos89.
85
Cf. John R. Donahue, «Las parábolas de Jesús», en: R.E. Brown – J.A. Fitzmyer – R.E.
Murphy (ed.), Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo 2. Nuevo Testamento y artículos
temáticos (Estella: Verbo Divino, 2004) 1152.
86
Un esquema que se generalizará en las parábolas rabínicas, hasta el punto de que en la
mayoría de ellas el protagonista es un rey que simboliza a Dios. Cf. David Stern, Parables
in Midrash. Narrative and Exegesis in Rabbinic Literature (Cambridge – London: Harvard
University Press, 1991) 19-21.
87
También hallamos įȠ૨ȜȠȢ en Mt 21,34-36; 24,45-51 (4x, + 1x ıȞįȠȣȜȠȢ); 25,14-30 (6x).
88
Como también en Mt 13,52; 21,33; y 24,43
89
Notemos sin embargo que la parábola de la cizaña, más breve que éstas últimas, apa-
rece acompañada de una prolija explicación (8 vv.) que duplica su extensión.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 41
d. En conclusión
Nos hallamos frente a una serie de parábolas vinculadas por su género
literario y por su fórmula de introducción, que presentan entre sí notables
parecidos pero también diversidad. Tanto la semejanza como la diferencia
son significativas: estas parábolas, unidas por un hilo conductor común,
van aportando los elementos que permiten al lector asumir progresiva-
mente la riqueza semántica del reino de los cielos, de la predicación de
Jesús Mesías.
90
Algo que caracterizará a las parábolas rabínicas; en casi todas ellas hallamos, junto al
mashal en sentido propio, su aplicación (nimshal): Stern, Parables in Midrash, 8.
91
Sobre las parábolas del primer evangelio ver más arriba, nota 41.
42 EL LOGOS DEL REINO
•••••• • • • •
92
Acerca de esta estructura tripartita de Mateo ver Jack Dean Kingsbury, Matthew:
Structure, Christology, Kingdom (Philadelphia, PA: Fortress, 1975) 7-25; Donald Verseput,
The Rejection of the Humble Messianic King. A Study of the Composition of Mt 11-12
(EHS.T 291; Frankfurt a.M.: Peter Lang, 1986) 21; Alexander Sand, Das Evangelium nach
Matthäus (RNT; Regensburg: Pustet, 1986) 36; Joachim Gnilka, Das Matthäusevangelium
I (HTKNT 1/1; Freiburg – Basel – Wien: Herder, 1986) 523-524; David R. Bauer, The
Structure of Matthew’s Gospel. A Study in Literary Design (JSNTSS 31; Sheffield: JSOT
Press, 1988) 40-45.
93
Mt 10,17-19.21-23.28.
94
Acerca de Mt 11,2-30 como ‘interfatio’ de la narración evangélica cf. Augustine Mu-
lloor, Jesus’ Prayer of Praise. A Study of Mt 11,25-30 and Its Communicative Function in the
First Gospel (New Delhi: Intercultural Publications, 1996) 243-283.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 43
95
Este es el contenido fundamental de la parábola de Mt 11,16-19.
96
Schlosser, Règne de Dieu, 525. «ǺȚȗİIJĮȚ is passive; the reference in the saying to
John the Baptist, combined with this evidence, strongly suggests that it is his sufferings which
constitute the breach, and that Herod Antipas is therefore the principal ȕȚĮıIJȢ»: Peter Sco-
tt Cameron, Violence and the Kingdom. The Interpretation of Matthew 11:12 (ANTJ 5;
Frankfurt a.M.: Peter Lang, 21988) 158.
97
Jean-Louis Ska, Cosas nuevas y viejas (Mt 13,52). Páginas escogidas del evangelio de
Mateo (MB.H 6; Estella: Verbo Divino, 2006) 146.
98
Cf. Luis Sánchez Navarro, «Venid a mí» (Mt 11,28-30). El discipulado, fundamento
de la ética en Mateo (SThM 4; Madrid: Ediciones San Dámaso, 2004).
99
Jürgen Roloff observa que este discurso está entretejido en el hilo de la narración de
Mateo aún más estrechamente que los demás discursos de este evangelio: Jürgen Roloff -
Helmut Kreller - Rainer Oechslen, Jesu Gleichnisse im Matthäusevangelium: Ein Kommen-
tar zu Mt 13,1–52 (BThSt 73; Neukirchen-Vluyn: Neukirchener, 2005) 1.
100
Ibid., 2.
44 EL LOGOS DEL REINO
verdadera familia: «El que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos, este es mi hermano y hermana y madre» (12,50)101. El misterio de la
voluntad del Padre se irá desvelando a través de las parábolas, que indican
el camino para cumplirla102 y a su vez invitan al lector a decidirse frente a
ella; de modo que llegan en el momento requerido por la narración. En
buena medida vuelven sobre aspectos del reino ya expuestos con anteriori-
dad; pero no se limitan a repetir, sino que amplían el horizonte103.
El discurso funciona por lo tanto en el relato evangélico como una pausa
de reflexión, que sirve para mostrar el sentido y el alcance del desarrollo
dramático anterior y abre al lector la posibilidad de concretar su propia
posición104; «no se trata de la primera presentación del mensaje evangélico,
sino de una segunda etapa en la que Jesús justifica su predicación y su
“estrategia”»105. Aquí hallamos las primeras parábolas del reino: en ellas,
mientras Jesús va poco a poco desgranando la naturaleza de esta misteriosa
realidad, las multitudes, y muy especialmente los discípulos, son invitados
a adherir a la «palabra del reino» proclamada por el Maestro.
A partir de entonces esta categoría de parábolas irá jalonando el minis-
terio público de Jesús, hasta el umbral mismo de su pasión; todos esos mo-
mentos contribuyen a promover e iluminar la acogida del reino que Jesús
proclama. En el «discurso eclesial» (Mateo 18) Jesús presenta el perdón
fraterno como un requisito imprescindible para participar del reino; la pará-
bola de los obreros de la viña (Mateo 20) enseña cómo para ello no se pue-
101
Mateo y Marcos coinciden en presentar el episodio inmediatamente antes del discur-
so parabólico; Lucas carece de un discurso semejante, pero sitúa esta escena poco después
(Lc 8,19-21) de la parábola del sembrador (Lc 8,4-15).
102
La declaración principal de Jesús en este episodio, que en Mt y Mc habla de «hacer la
voluntad» de Dios (Mt 12,50 || Mc 3,35), en Lc tiene una forma ligeramente distinta: «Madre
mía y hermanos míos son estos: los que escuchan y ponen por obra [hacen] la palabra
de Dios» (Lc 8,21). Lucas retoma por tanto la terminología de su explicación de la parábola
del sembrador («escuchar la palabra», IJઁȞ ȜંȖȠȞ ĮțȠİȚȞ; cf. Lc 8,15), lo cual explicita la
relación de fondo entre ambas enseñanzas de Jesús. «Escuchar la palabra», expresión que en
Marcos aparece sólo en su versión de la parábola del sembrador (cf. también Mc 4,33), es un
tema muy querido a Lucas (Lc 5,1; 10,39), que incluso le dedica una bienaventuranza (Lc
11,28).
103
Esto se consigue mediante la redundancia, la «expansión de los símbolos» y el lengua-
je performativo: Warren Carter – John Paul Heil, Matthew’s Parables. Audience-Oriented
Perspectives (CBQMS 30; Washington, DC: The Catholic Biblical Association of America,
1998) 58-63. «As familiar as that reality may be, interaction with the parable narratives affords
the audience the opportunity to re-encounter the reign, to have its expectations and experien-
ces shaped anew, and its commitment strenghtened»: 62.
104
Roloff – Kreller – Oechslen, Jesu Gleichnisse, 2-3.
105
Ska, Cosas nuevas y viejas, 146.
EL PORQUÉ DE UNA INVESTIGACIÓN 45
6. CONCLUSIÓN Y TAREA
Ha quedado mostrado, si bien en modo aún incipiente, el reto que supo-
ne para el intérprete del primer evangelio este conjunto de diez parábolas.
En las páginas que siguen vamos a estudiarlas en sí mismas y en relación
con su contexto evangélico. Nuestro análisis no se ceñirá exclusivamente a
las parábolas del reino: necesariamente acudiremos a las demás parábolas
del evangelio, así como a otras enseñanzas de Jesús en géneros literarios
diversos. Sin embargo, este «decálogo» establecido por el evangelista será
el armazón de nuestro estudio (partes II y III).
Estará precedido por dos capítulos (parte I): un «prólogo hermenéutico»
en el que abordamos los pasajes de Mateo dedicados a la interpretación de
las parábolas; y una «obertura» constituida por un acercamiento a la pará-
bola del sembrador, que introduce este grupo definido de parábolas y es
clave para su interpretación. Por otra parte, una síntesis teológica acerca del
reino de los cielos según las parábolas homónimas (parte IV) centrará los
últimos capítulos. Esperamos con todo ello mostrar la «lógica» de este reino
proclamado por Jesús; un reino que pese a su radical novedad es accesible
a los hombres, ya que «es semejante a…»