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Lecciones de Escuela Sabática SMI
INTRODUCCIÓN
“Dando en esto a entender el Espíritu Santo, que aún no estaba descubierto el camino
al lugar santísimo, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie” Hebreos 9:8.
“Las palabras de Cristo a los sacerdotes y gobernantes: ‘He aquí vuestra casa os es
dejada desierta,’ habían llenado de terror su corazón. Afectaban indiferencia, pero
seguían preguntándose lo que significaban esas palabras. Un peligro invisible parecía
amenazarlos. ¿Podría ser que el magnífico templo que era la gloria de la nación iba a
ser pronto un montón de ruinas? ... Al ser atraída la atención de Cristo a la magnificencia
del templo, ¡cuáles no deben haber sido los pensamientos que guardó para sí Aquel
que había sido rechazado! El espectáculo que se le ofrecía era hermoso en verdad, pero
dijo con tristeza: Lo veo todo. Los edificios son de veras admirables. Me mostráis esas
murallas como aparentemente indestructibles; pero escuchad mis palabras: Llegará el
día en que ‘no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruída’”
(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 581).
Hebreos 9:8
Antes de que se
Era necesario iniciará la obra
en el santuario
celestial
1
¿Qué vio Jesús cuando entró al templo poco antes
de la Pascua? ¿Cómo reaccionó ante esta profanación
de los terrenos sagrados?
Comentario Bíblico
La pascua de los judíos.
[Primera pascua: primera limpieza del templo, Juan 2:13-25]. Esta
pascua, la del año 28 d. C., fue la primera del ministerio de Jesús. Si
Juan hubiera estado escribiendo para lectores judíos, sencillamente habría
dicho “la pascua”.
El templo
Gr. hierón, el templo con sus atrios, pórticos y edificios adyacentes,
Juan 2:13-15. no el naós, el edificio principal, como en el Juan 2:20. En Juan 2:21 Jesús
usa naós refiriéndose a su cuerpo. El atrio externo, o atrio de los gentiles,
13. Y estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús era el escenario del tráfico profano aquí descrito.
a Jerusalem. Los que vendían.
14. Y halló en el templo a los que vendían bueyes, y Esta fue la primera limpieza del templo que hizo Jesús, su primer
acto de importancia nacional. Al realizarlo Cristo declaró su derecho
ovejas, y palomas, y a los cambistas sentados. a manejar los asuntos del templo y anunció su misión como el Mesías.
15. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del La segunda limpieza aconteció tres años más tarde, en ocasión de la
templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y derramó el cuarta pascua como un recordativo de que el derecho de Cristo todavía
era válido.
dinero de los cambistas, y trastornó las mesas. Los cambistas.
O banqueros.
Un azote.
O “látigo” (BJ). Jesús no golpeó en realidad a la gente. El látigo simbolizaba
su autoridad, y el blandirlo en el aire era suficiente para que su intención
fuera clara. No se menciona un látigo en relación con la segunda limpieza.
Cuerdas.
Gr. sjoiníon, “cuerda de juncos trenzados”. CBA
“En ocasión de la Pascua, se ofrecía gran número de sacrificios, y las ventas realizadas en el templo
eran muy cuantiosas. La confusión consiguiente daba la impresión de una ruidosa feria de ganado,
más bien que del sagrado templo de Dios. Podían oírse voces agudas que regateaban, el mugido
del ganado vacuno, los balidos de las ovejas, el arrullo de las palomas, mezclado con el ruido de las
monedas y de disputas airadas. La confusión era tanta que perturbaba a los adoradores, y las palabras
dirigidas al Altísimo quedaban ahogadas por el tumulto que invadía el templo. Los judíos eran
excesivamente orgullosos de su piedad. Se regocijaban de su templo, y consideraban como blasfemia
cualquier palabra pronunciada contra él; eran muy rigurosos en el cumplimiento de las ceremonias
relacionadas con él; pero el amor al dinero había prevalecido sobre sus escrúpulos. Apenas se daban
cuenta de cuán lejos se habían apartado del propósito original del servicio instituido por Dios mismo. ...
“Al entrar Jesús en el templo, su mirada abarcó toda la escena. Vió las transacciones injustas. Vió la
angustia de los pobres, que pensaban que sin derramamiento de sangre no podían ser perdonados
sus pecados. Vió el atrio exterior de su templo convertido en un lugar de tráfico profano. El sagrado
recinto se había transformado en una vasta lonja”
(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 129, 130).
Cristo reprendió a los fariseos y a los doctores de la ley debido a las prácticas deshonestas que habían introducido
hasta en los atrios del templo. Estos hombres influían sobre los compradores y vendedores para que compraran ganado
al costo más bajo, y luego lo vendieran a un alto precio a los que venían de lugares distantes, y que no podían traer
sus animales con ellos, y por lo tanto estaban obligados a comprarlos en Jerusalén. Mientras estos hombres se sentaban
a sus mesas contando el dinero que habían ganado por el robo y la extorsión, Cristo se paró delante de ellos. Su vista
fulguró con indignación al contemplar las transacciones fraudulentas que realizaban. Tomando un látigo de pequeñas
cuerdas que había sido utilizado para arrear el ganado hasta el templo, echó a los que vendían y compraban, y derribó
las mesas de los cambistas de dinero y las sillas de los que vendían palomas, diciendo: “Quitad de aquí esto, y no
hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”. MM 159,160
Con mirada escrutadora, Cristo abarcó la escena que se extendía delante de él mientras estaba de pie sobre las gradas
del atrio del templo. Con mirada profética vió lo futuro, abarcando no sólo años, sino siglos y edades. Vió cómo los
sacerdotes y gobernantes privarían a los menesterosos de su derecho, y prohibirían que el Evangelio se predicase a
los pobres. Vió cómo el amor de Dios sería ocultado de los pecadores, y los hombres traficarían con su gracia. Y al
contemplar la escena, la indignación, la autoridad y el poder se expresaron en su semblante. La atención de la gente
fué atraída hacia él. Los ojos de los que se dedicaban a su tráfico profano se clavaron en su rostro. No podían retraer
la mirada. Sentían que este hombre leía sus pensamientos más íntimos y descubría sus motivos ocultos. Algunos
intentaron esconder la cara, como si en ella estuviesen escritas sus malas acciones, para ser leídas por aquellos ojos
escrutadores. DTG 131
Descendiendo lentamente de las gradas y alzando el látigo de cuerdas que había recogido al entrar en el recinto,
ordenó a la hueste de traficantes que se apartase de las dependencias del templo. Con un celo y una severidad que
nunca manifestó antes, derribó las mesas de los cambiadores. Las monedas cayeron, y dejaron oír su sonido metálico
en el pavimento de mármol. Nadie pretendió poner en duda su autoridad. Nadie se atrevió a detenerse para recoger
las ganancias ilícitas. Jesús no los hirió con el látigo de cuerdas, pero en su mano el sencillo látigo parecía ser una
flamígera espada. Los oficiales del templo, los sacerdotes especuladores, los cambiadores y los negociantes en ganado,
huyeron del lugar con sus ovejas y bueyes, dominados por un solo pensamiento: el de escapar a la condenación de
su presencia.
El pánico se apoderó de la multitud, que sentía el predominio de su divinidad. Gritos de terror escaparon de centenares
de labios pálidos. Aun los discípulos temblaron. Les causaron pavor las palabras y los modales de Jesús, tan diferentes
de su conducta común. Recordaron que se había escrito acerca de él: “Me consumió el celo de tu casa.” Pronto la
tumultuosa muchedumbre fué alejada del templo del Señor con toda su mercadería. Los atrios quedaron libres de
todo tráfico profano, y sobre la escena de confusión descendió un profundo y solemne silencio. La presencia del
Señor, que antiguamente santificara el monte, había hecho sagrado el templo levantado en su honor. DTG 131,132.
Pr Jhon Alexander Pérez (Jhalpero)
2 ¿Cuál era el plan de Dios para su casa terrenal? Sin
embargo, ¿en qué se había convertido?
Comentario Bíblico
Escrito está.
La cita es de Isaías 56:7 y tomada en su contexto se refiere específicamente al
hecho de que los gentiles habrían de convertirse al verdadero Dios.
Cueva de ladrones.
Jesús emplea el lenguaje de las Escrituras (Jeremías 7:11) al comentar la
Mateo 21:13. escena que tenía delante de sus ojos. Al convertir los sagrados símbolos del
Y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será Cordero de Dios en una fuente de ganancia personal, los gobernantes estaban
transformando lo sagrado en profano y robaban el honor y la gloria que le
llamada, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
correspondía a Dios. También estaban robando pues impedían que la totalidad
de los adoradores lograran el conocimiento debido del carácter y de los
requerimientos de Dios. Especialmente, estaban robando a los adoradores
gentiles, quitándoles la oportunidad de conocer a Dios tal como él es. En su
espíritu codicioso, los dignatarios del templo no eran mejores que ladrones. CBA
Comentario Bíblico
A mi santo monte.
Es decir, a formar parte del reino mesiánico (Isaías 11:9; 57:13; Joel 3:17;
cf. Salmos 48:2). Otra vez Isaías hace referencia a la gloriosa reunión de los
gentiles.
Isaías 56:7. Mi casa.
Yo los llevaré a mi santo monte, y haré que se regocijen Dios deseaba que el templo fuera una casa de oración (1 Reyes 8:30,38,
41-43), pero los judíos lo habían convertido en “cueva de ladrones” (Jeremías
en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios 7:11; cf. Lucas 19:46).
serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa, casa de Todos los pueblos.
oración será llamada de todos los pueblos. Si Israel hubiera sido fiel, habrían venido a Jerusalén gentes de todas las
naciones para adorar a Dios, pero, debido a sus transgresiones, los judíos fi-
nalmente fueron rechazados y el templo fue destruido (Jeremías 7:11-15; Ma-
teo 23:37-38; Mateo 24:1-2). Las bendiciones que podrían haber sido suyas
fueron dadas a los gentiles (Malaquías 1:11; Hechos 13:46,47). CBA
3
Cuando Jesús murió en la cruz, ¿qué pasó con el velo
que separaba el lugar santo del santísimo en el templo?
¿Qué significaba este evento sobrenatural?
Comentario Bíblico
Clamando a gran voz.
Cf. Lucas 23:46; Salmos 31:5.
Entregó el espíritu.
Gr. af ’ken to pnèuma, “emitió o despidió el aliento”, eufemismo empleado para
referirse a la muerte. Marcos y Lucas emplean el verbo ekpnéō, “expirar” o “mo-
rir” (Marcos 15:37; Lucas 23:46).
Jesús murió triunfante sobre la tumba (Apocalipsis 1:18) y sobre todas las fuer-
zas del mal (Colosenses 2:15). Aunque se había retirado de él la sensación de la
Mateo 27:50, 51. presencia de su Padre, de modo que mientras pendía de la cruz “no podía ver a
través de los portales de la tumba” (DTG 701), “desapareció [de él, entonces] la
50. Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, sensación de haber perdido el favor de su Padre” (DTG 704). Jesús no murió de-
entregó el espíritu. rrotado. Estaba plenamente consciente del triunfo que había obtenido y confiaba
51. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de en su propia resurrección.
El velo.
arriba abajo, y la tierra tembló, y las piedras se partieron. Es decir, la cortina que separaba el lugar santo del santísimo. Unicamente el
sumo sacerdote podía entrar en el lugar santísimo, y eso, sólo una vez en el año.
Al desgarrarse el velo quedó expuesto el lugar que había sido hasta ese momento
sacrosanto. Así el cielo indicó la terminación del servicio simbólico: el símbolo se
había encontrado con la realidad simbolizada. Esto ocurrió a la hora del sacrificio
vespertino regular, cuando el sacerdote estaba a punto de degollar el cordero del
holocausto diario. Es probable que eso hubiera ocurrido como a las 3 de la tarde,
o en torno a la hora “novena”, según el cómputo Judío (cf. DTG 704-705; CS 450).
De arriba abajo.
Esto indica que no lo hicieron manos humanas. CBA
Puesto que todo el sistema ritual simbolizaba a Cristo, no tenía valor sin él. Cuando los judíos sellaron su re-
chazo de Cristo entregándolo a la muerte, rechazaron todo lo que daba significado al templo y sus ceremonias.
Su carácter sagrado desapareció. Quedó condenado a la destrucción. Desde ese día los sacrificios rituales y las
ceremonias relacionadas con ellos dejaron de tener significado. Como la ofrenda de Caín, no expresaban fe en el
Salvador. Al dar muerte a Cristo, los judíos destruyeron virtualmente su templo. Cuando Cristo fue crucificado,
el velo interior del templo se rasgó en dos de alto a bajo, significando que el gran sacrificio final había sido hecho,
y que el sistema de los sacrificios rituales había terminado para siempre. CES 45
En Cristo la sombra se encontró con su sustancia, el símbolo [tipo] con su realidad [antitipo]. Caifás bien podía
rasgar sus vestiduras al sentir horror por sí mismo y por la nación, pues se estaban separando de Dios y rápidamente
se estaban convirtiendo en un pueblo excomulgado por Jehová. No hay duda de que el candelabro estaba siendo
sacado de su lugar.
La mano del sacerdote no fue la que rasgó de arriba abajo el hermoso velo que dividía el lugar santo del santísimo.
Fue la mano de Dios. Cuando Cristo exclamó “Consumado es”, el Vigilante Santo que había sido el huésped invisible
en el festín de Belsasar dictaminó que la nación judía era una nación excomulgada. La misma mano que trazó
sobre la pared los caracteres que registraron la condenación de Belsasar y el fin del reino de Babilonia, fue la que
rasgó el velo del templo de arriba abajo abriendo un camino nuevo y viviente para todos, encumbrados y humil-
des, ricos y pobres, judíos y gentiles. Desde ese momento la gente podría ir a Dios sin sacerdote ni gobernante
(Manuscrito 101, 1897).
Cuando Cristo exclamó en la cruz “Consumado es”, el velo del templo se rasgó en dos. Ese velo significaba
mucho para la nación judía. Estaba hecho con un material costosísimo, de púrpura y oro, y era muy largo y
ancho. Cuando Cristo exhaló el último suspiro, había testigos en el templo que contemplaron cómo el fuerte y
pesado material era rasgado de arriba abajo por manos invisibles. Ese acto significaba para el universo celestial y
para un mundo corrompido por el pecado, que un camino nuevo y vivo había sido abierto para la raza caída, que
todos los sacrificios ceremoniales habían terminado con el gran sacrificio del Hijo de Dios. El que había morado
hasta ese momento en el templo hecho de manos, se había ido para nunca más impartirle gracia con su presencia
(ST 8-12-1898).
Comentario Bíblico
Primero.
O “más arriba”. Se hace referencia a los Hebreos 10:5 y Hebreos 10:6, ya
citados. La mayor parte de esos versículos se repite en los Hebreos 10:8 y
Hebreos 10:9.
Quita lo primero.
El autor primero citó Salmos 40:5-7, después repitió la parte más importante
para el propósito que buscaba (Hebreos 10:8 y Hebreos 10:9), y ahora hace
su aplicación. Usa este pasaje para probar que el antiguo sistema había caducado
cuando Cristo vino para hacer la voluntad de Dios, más específicamente, para
ofrecer el sacrificio eficaz. Afirma que lo antiguo ha caducado, diciendo que
Dios no se complacía en los sacrificios ofrecidos según la ley; destaca el
establecimiento de lo nuevo, afirmando que Cristo hizo la voluntad de Dios
al proporcionar el verdadero sacrificio. El hecho de que el sistema antiguo
fuera obsoleto era un punto difícil de aceptar por parte de los cristianos de
Hebreos 10:8-10. origen judío. El autor de Hebreos está tratando de probarles que esto estaba
8. Diciendo arriba: Sacrificio y ofrenda, y holocaustos predicho en el AT, las Escrituras que eran consideradas como sagradas por los
y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron que vivían bajo el antiguo sistema.
En esa voluntad.
(cuyas cosas se ofrecen según la ley). Quizá significa que al cumplirse esa voluntad mediante el perfecto sacrificio
9. Entonces dijo: He aquí que vengo para hacer, oh de Cristo, somos santificados, o que en esa voluntad que entregó a Jesús como
Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo sacrificio por los hombres, está incluida nuestra santificación (cf. 1 Tesalonisenses 4:3).
Somos santificados.
postrero. O “hemos sido santificados”. El texto griego insinúa el pensamiento de que
10. En esa voluntad nosotros somos santificados, fuimos santificados y ahora permanecemos en estado de santificación. La
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una santificación se contempla aquí no desde el aspecto de un proceso continuo,
sino en términos de un cambio radical del pecado a la santidad y como una
sola vez. continuación en ese estado. Este significado se encuentra en otras partes.
Dirigiéndose a los creyentes corintios, Pablo les habla, por ejemplo, como “a
los santificados en Cristo Jesús”; también les recuerda que “ya” han “sido
santificados” (1 Corintios 6:11).
Ofrenda del cuerpo.
Aquí se halla la aplicación que le da el autor a la declaración “amas me prepa-
raste cuerpo”. Cristo tomó un cuerpo humano, cuerpo que fue ofrecido; y por
medio de la ofrenda de ese cuerpo los hombres obtuvieron la santificación.
Jesucristo “nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y
redención (1 Corintios 1:30).
Una vez para siempre.
No era ni es necesario que se repita el sacrificio de Cristo, pues proveyó
la verdadera limpieza del pecado (Hebreos 9:14). No fue sólo una “sombra”
como lo eran los sacrificios de la “ley”. CBA
Comentario Bíblico
Sion.
Originalmente el nombre de la fortaleza jebusea (2 Crónicas 5:2; cf. 2 Samuel
5:7), pero más tarde se aplicó a todo el cerro oriental y, poéticamente, a la
ciudad de Jerusalén entera.
Miqueas 3:12. Arada.
Por tanto, a causa de vosotros será Sión arada como Símbolo de su destrucción total. De acuerdo con Jeremías 26:17-19, la profecía
fue dada en los días de Ezequías. La predicción se cumplió literalmente en
campo, y Jerusalem será montón de ruinas, y el monte 586 a. C.
de la casa como cumbres de breñal. Montones.
Cf. Nehemías 2:17; 4:2; Jeremías 9:11
Cumbres de bosque.
O, “alturas boscosas”. La cumbre del Moriah, que una vez estuvo tan atestada,
se volvería tan desolada como la cima de una montaña. CBA
Había dicho el ángel: “En otra semana [7 años] confirmará el pacto a muchos.” Durante siete años después que
el Salvador iniciara su ministerio, el Evangelio iba a ser predicado especialmente a los judíos; por Cristo mismo
durante tres años y medio, y después por los apóstoles. “A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la
ofrenda.” Daniel 9:27. En la primavera del año 31 de nuestra era, Cristo, el verdadero Sacrificio, fué ofrecido en
el Calvario. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, por lo cual se demostró que dejaban de existir el carácter
sagrado y el significado del servicio de los sacrificios. Había llegado el momento en que debían cesar el sacrificio
y la oblación terrenales.
Aquella semana, o siete años, terminó en el año 34 de nuestra era. Entonces, al apedrear a Esteban, los judíos
sellaron finalmente su rechazamiento del Evangelio; los discípulos, dispersados por la persecución, “iban por
todas partes anunciando la palabra” ( Hechos 8:4); y poco después se convirtió Saulo el perseguidor, para llegar a
ser Pablo, el apóstol de los gentiles. PR 515,516
Mateo 27:54.
Comentario Bíblico
Y el centurión y los que estaban con él guardando a El centurión.
Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido El que estaba encargado de la crucifixión. Según la tradición, el centurión
se llamaba Petronio; otros dicen que se llamaba Longino (Acta Pilati xvi.7;
hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Evangelio de Pedro, fragmento i. 31). CBA
Verdaderamente éste era el Hijo de Dios.
“Cuando
Cuando Jerusalén fué destruída y el templo
reducido a ruinas, muchos miles de judíos
fueron vendidos, para que fueran esclavos en
países paganos. Como restos de un naufragio en
una playa desierta, fueron esparcidos entre las
naciones. Por mil ochocientos años los judíos
han vagado de país en país por todo el mundo,
y en ningún lugar se les ha dado oportunidad
de recuperar su antiguo prestigio como nación.
Maldecidos, odiados, perseguidos, de siglo en
siglo la suya ha sido una herencia de sufrimiento”
(Los Hechos de los Apóstoles, pág. 304). Destrución del templo
La ciudad y el templo fueron arrasados hasta sus cimientos. El solar sobre el cual se irguiera el santuario fue
arado “como campo”. Jeremías 26:18. En el sitio y en la mortandad que le siguió perecieron más de un millón de
judíos; los que sobrevivieron fueron llevados cautivos, vendidos como esclavos, conducidos a Roma para enaltecer
el triunfo del conquistador, arrojados a las fieras del circo o desterrados y esparcidos por toda la tierra. CS 33
Cuando Pilato se declaró inocente de la sangre de Cristo, Caifás contestó desafiante: “Su sangre sea sobre nosotros y
sobre nuestros hijos”. Mateo 27:25.
Estas terribles palabras fueron repetidas por los sacerdotes y también por el pueblo.
Era una tremenda sentencia que pronunciaron sobre sí mismos y una herencia horrorosa que pasaría a su posteridad.
Estas palabras se cumplieron literalmente en las espantosas escenas de la destrucción de Jerusalén, unos cuarenta
años más tarde.
También el desprecio y la opresión de sus descendientes se cumplieron desde aquel día en la dispersión.
Y volverá a cumplirse cuando se realice el ajuste final de cuentas. ¡Qué distinta será entonces la escena! “Este
mismo Jesús” vendrá, “en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios”. Hechos 1:2; 2 Tesalonicenses 1:8.
Entonces rogarán a las rocas y a los montes:
“Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero,
porque el gran día de su ira es venido”. Apocalipsis 6:16, 17. UE 126
Comentario Bíblico
Jesús salió.
[Señales antes del fin, Mateo 24:1-51 = Marcos 13:1-37 = Lucas 21:5-38] Es
probable que esto hubiera ocurrido en las últimas horas de la tarde del día
martes. Jesús había pasado el día enseñando en los atrios del templo, y había
sido acosado repetidas veces por diferentes grupos de dirigentes judíos.
Finalmente, en su último discurso público (cap. 23), había delineado con
términos inconfundibles el carácter hipócrita de estos “guías ciegos” (Mateo
24:16) y luego se había ido de los atrios del templo para nunca más volver.
Mateo registra los acontecimientos de este día en los Mateo 21:23 al 23:39.
El discurso privado para algunos de los discípulos presentado en la ladera del
monte de los Olivos ocupa los cap. 24-25. Marcos y Lucas presentan relatos
paralelos hasta el Mateo 24:42.
Al salir del templo, Jesús y por lo menos cuatro de sus discípulos descendieron
juntos al valle del Cedrón. Luego ascendieron por la ladera del monte de los
Olivos que se eleva a algo más de 120 m por encima del nivel del valle. Puesto
que la cumbre del monte está a unos 90 m por encima del nivel de la zona del
templo, de allí se ven claramente el templo y la ciudad casi entera.
Mateo 24:1, 2. Sus discípulos.
Marcos (Mateo 13:3) los identifica como Pedro y Andrés, Santiago y Juan,
1. Y cuando Jesús salió del templo y se iba, vinieron sus los cuatro que habían sido llamados a dejar sus redes junto al mar de Galilea
discípulos para mostrarle los edificios del templo. menos de dos años antes.
2. Y Jesús les dijo: ¿No veis todo esto? De cierto os Para mostrarle.
Sólo Marcos cita las palabras de los discípulos: “Maestro, mira qué piedras, y
digo: No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. qué edificios” (Mateo 13:1). El templo era el orgullo y el gozo de todo corazón
judío. Josefo compara las murallas de piedra blanca del templo con la
hermosura de una montaña cubierta de nieve (Guerra v. 5. 6), y da las fabulosas
dimensiones de algunas de las piedras empleadas en su construcción: 45 por
5 por 6 codos (es decir, unos 20 por 2 por 2,5 m). El templo se había estado
construyendo por casi cincuenta años (Juan 2:20), y la edificación de todo el
predio, incluso los atrios y los edificios auxiliares, no se completó sino hasta
el año 63 d. C., apenas siete años antes de que fuera totalmente destruido por
los ejércitos de Tito.
Piedra sobre piedra.
Esta predicción se cumplió en forma literal cuando cayó Jerusalén en el
año 70 d. C..
Derribada.
Josefo (Guerra vi. 4:5-8) describe vívidamente la destrucción del templo
y los esfuerzos hechos por Tito para salvarlo. La excelente construcción del
edificio prometía que duraría por tiempo indefinido. Se consideraba que la
ciudad de Jerusalén era prácticamente inexpugnable, pero Jesús predijo que
sería violentamente destruida. CBA
Las palabras de Cristo a los sacerdotes y gobernantes: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta,” habían llenado de
terror su corazón. Afectaban indiferencia, pero seguían preguntándose lo que significaban esas palabras. Un
peligro invisible parecía amenazarlos. ¿Podría ser que el magnífico templo que era la gloria de la nación iba a ser
pronto un montón de ruinas? Los discípulos compartían ese presentimiento de mal, y aguardaban ansiosamente
alguna declaración más definida de parte de Jesús. Mientras salían con él del templo, llamaron su atención a la
fortaleza y belleza del edificio. Las piedras del templo eran del mármol más puro, de perfecta blancura y algunas
de ellas de tamaño casi fabuloso. Una porción de la muralla había resistido el sitio del ejército de Nabucodonosor.
En su perfecta obra de albañilería, parecía como una sólida piedra sacada entera de la cantera. Los discípulos no
podían comprender cómo se podrían derribar esos sólidos muros.
Al ser atraída la atención de Cristo a la magnificencia del templo, ¡cuáles no deben haber sido los pensamientos
que guardó para sí Aquel que había sido rechazado! El espectáculo que se le ofrecía era hermoso en verdad, pero
dijo con tristeza: Lo veo todo. Los edificios son de veras admirables. Me mostráis esas murallas como aparentemente
indestructibles; pero escuchad mis palabras: Llegará el día en que “no será dejada aquí piedra sobre piedra, que
no sea destruída.”
Las palabras de Cristo habían sido pronunciadas a oídos de gran número de personas; pero cuando Jesús estuvo
solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a él mientras estaba sentado en el monte de las Olivas. “Dinos—le
dijeron,—¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” En su contestación a
los discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la
descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como
los contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de
las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se refirió a la
destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá de este acontecimiento hasta la conflagración
final de aquel día en que el Señor se levantará de su lugar para castigar al mundo por su iniquidad, cuando la
tierra revelará sus sangres y no encubrirá más sus muertos. Este discurso entero no fué dado solamente para los
discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las últimas escenas de la historia de esta tierra.
Volviéndose a los discípulos, Cristo dijo: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre,
diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Muchos falsos mesías iban a presentarse pretendiendo realizar
Se representa a Cristo Jesús continuamente de pie junto al altar, en el momento de ofrecer el sacrificio por los pe-
cados del mundo. Es sacerdote del verdadero tabernáculo que Dios levantó y no el hombre. Las sombras típicas
del tabernáculo judío no tienen más virtud alguna. No se debe efectuar más la típica expiación diaria y anual,
pero el sacrificio expiatorio por medio de un mediador es esencial debido a la constante comisión de pecados.
Jesús oficia en presencia de Dios, ofreciendo su sangre derramada, como si fuera un cordero inmolado...
Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza, la confesión penitente del pecado ascienden desde los verda-
deros creyentes como incienso al santuario celestial; pero al pasar a través de los corruptos canales de la hu-
manidad, se contaminan de tal modo que a menos que sean purificados por sangre, jamás podrán ser de valor
para Dios... Todo el incienso de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las gotas purificadoras de
la sangre de Cristo. Sostiene ante el Padre el incensario de sus propios méritos en el cual no hay la menor traza
de corrupción terrena. Reúne en este incensario las oraciones, la alabanza y las confesiones de su pueblo, y une
a ellos su propia justicia inmaculada. Entonces, con el perfume de los méritos de la propiciación de Cristo, el
incienso asciende a Dios plenamente aceptable. The S.D.A. Bible Commentary 6:1077, 1078. MGD 154.
Bosquejo General
desde
El Santuario”
Pr. Jhon Alexander Pérez (Jhalpero)
Intro
Fin del santuario terrenal
Preg 1
Purificación del templo Hebreos 9:8
Preg 4
Antes de que se
Al inicio del ministerio de Jesús
Era necesario iniciará la obra Fin del sistema de
en el santuario ofrendas
Con un celo y celestial
una severidad
Celo por que nunca
la casa de Dios Dejó de existir el carácter sagrado y el
manifestó Preg 3 significado del servicio de sacrificios
antes, derribó
las mesas de los Una nación excomulgada
cambiadores. Con la muerte de
En el año 31
d.C. Cristo, el verdadero
Cuando Cristo exclamó cordero
“Consumado es”
Preg 2 Cueva de ladrones El velo del templo
fue ragado de Preg 7
Suceso que arriba a bajo
En esto se había convertido lo indicó por una mano El Santuario celestial
el templo invisible