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I.

INTRODUCCIÓN
En este trabajo de investigación se estará redactándose sobre lo que el evangelio de San
Mateo en este pasaje sobre Jesús, cuando expulsa los mercaderes del Templo, que
estaban ocupando un lugar sagrado y estaban ocupando un lugar no para hacer ventas
como lo presenta (Mateo 21, 12-13), (MC. 11, 15-19), (JN. 2, 13-16) en diferentes
contextos con un mismo fin de que nosotros lo entendamos realmente nos quiere a dar a
conocer, sobre esta pericopas de lo que nos van contando cada evangelio, vemos como
van dando sus aportes a la forma que Jesús estaba dando un mensaje. relata las
acciones y enseñanzas de Jesús para mostrarnos la forma en la que Dios desea que
vivamos y trabajemos en Su nuevo reino. Como seguidores de Jesucristo, vivimos en
dos mundos. Tenemos un pie en el mundo humano, en donde nuestro trabajo puede
estar sujeto a expectativas tácitas que puede que se ajusten a los caminos de Dios o que
vayan en contra de estos. Al mismo tiempo, como cristianos, hacemos parte del reino de
Dios y estamos comprometidos con Sus valores y expectativas. Al relatar la historia de
Jesús, Mateo nos enseña a navegar en el mundo humano usando la brújula de Dios y en
ese proceso, nos muestra constantemente la verdadera identidad del mundo
II. Análisis literario
A. Texto

En este texto esta tomatada Mateo 21, 12-13

"12. Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y
compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de
los vendedores de palomas.

13. Y les dijo: «Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero
vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!»

14. También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los curó.

15. Más los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había
hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!»,
se indignaron

16. y le dijeron: « ¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No
habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te
preparaste alabanza?»

17. Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche."

B. Autor

Fue un cristiano de la segunda generación proveniente del Judaísmo De La


Diáspora. La mayoría de los eruditos creen que el Evangelio se compuso entre
los años 80 y 90 d. C.

C. Genero (parábola, discurso, narración )

Libro sagrado o Narración prosaica  (sermones), comparaciones (parábolas),


ejemplos (milagros), tareas   (envíos), amenazas (anuncios)

D. Paralelismo
Mateo Marcos Juan

"12. Entró Jesús en el Templo "15. Llegan a Jerusalén; y "13. Se acercaba la Pascua
y echó fuera a todos los que entrando en el Templo, de los judíos y Jesús subió a
vendían y compraban en el comenzó a echar fuera a los Jerusalén.
Templo; volcó las mesas de que vendían y a los que
los cambistas y los puestos compraban en el Templo; 14. Y encontró en el Templo a
de los vendedores de volcó las mesas de los los vendedores de bueyes,
palomas. cambistas y los puestos de ovejas y palomas, y a los
los vendedores de palomas cambistas en sus puestos.
13. Y les dijo: «Está escrito:
Mi Casa será llamada Casa 16. y no permitía que nadie 15. Haciendo un látigo con
de oración. ¡Pero vosotros transportase cosas por el cuerdas, echó a todos fuera
estáis haciendo de ella una Templo. del Templo, con las ovejas y
cueva de bandidos!» los bueyes; desparramó el
17. Y les enseñaba, dinero de los cambistas y les
14. También en el Templo se diciéndoles: « ¿No está volcó las mesas;
acercaron a él algunos ciegos escrito: Mi Casa será llamada
y cojos, y los curó. Casa de oración para todas 16. y dijo a los que vendían
las gentes? ¡Pero vosotros la palomas: «Quitad esto de
15. Más los sumos tenéis hecha una cueva de aquí. No hagáis de la Casa
sacerdotes y los escribas, al bandidos! » de mi Padre una casa de
ver los milagros que había mercado.»"
hecho y a los niños que 18. Se enteraron de esto los
gritaban en el Templo: sumos sacerdotes y los
«¡Hosanna al Hijo de David!», escribas y buscaban cómo
se indignaron podrían matarle; porque le
tenían miedo, pues toda la
16. y le dijeron: « ¿Oyes lo gente estaba asombrada de
que dicen éstos?» «Sí - les su doctrina.
dice Jesús -. ¿No habéis
leído nunca que De la boca 19. Y al atardecer, salía fuera
de los niños y de los que aún de la ciudad."
maman te preparaste
alabanza?»

17. Y dejándolos, salió fuera


de la ciudad, a Betania,
donde pasó la noche."

Las similitudes entre el evangelio de Mateo, Lucas, Juan nos quieren dar a
conocer. Como Jesús mira todo las injusticias que hacían realizo denuncia de
los abusos que se cometían en el templo y las exigencias del culto verdadero
es algo frecuente en los profetas; así jeremías acusa a los sacerdotes de
tratarlo como "una cueva de ladrones" pero debemos afirmar que la intención
de Jesús no era simplemente la de purificar el templo de hecho, los cambistas
y los vendedores de animales para los sacrificios eran necesarios, sino que su
intención era la de suprimir el templo sustituyéndolo por el "templo de su
cuerpo".
El templo tenía el sentido de significar la presencia de Dios en medio del
pueblo; ahora esta presencia de Dios se manifiesta de un modo mucho más
pleno en Jesús. Desencadenando la definitiva reacción de las autoridades
contra él, está colocada aquí al principio del evangelio, pero con las mismas
referencias al misterio pascual como cada uno hace ver sus puntos de vista
sobre cómo nos dan a entender sobre la expulsión de los mercaderes del
templo es un ataque profético de Jesús a los señores del templo, es un gesto
que preludia una lucha persistente en la que perdería la vida; pero es también
el anuncio de la destrucción de ese templo como réplica divina a la incredulidad
de los judíos que no conocieron su hora y no recibieron al Mesías que les había
sido prometido.

El templo no era para mercadería, no era para negocios aunque dicha actividad
en algún momento haya sido lícita, había un espacio en otro lugar para hacerla,
siempre han habido plazas de mercado, ¿Por qué tenían que hacerlo en
templo, en el santuario de adoración? Hoy también hay espacio y tiempo para
cada actividad lícita para ganar dinero y suplir nuestras necesidades, y las
necesidades de los hermanos, pero no es durante el tiempo de adoración a
Dios y compañerismo con su pueblo que debemos hacer estas cosas. 

La iglesia del Señor no es un negocio como muchos ha visto. La iglesia del


Señor es un templo santo para Dios. No es un supermercado donde el cliente
busca el mejor producto ya sea de calidad o de promoción y los dueños de la
gran superficie maximizan exponencialmente sus ingresos. No es una
plataforma para hacerse famoso o figurar, no es un club social para asistir
cuando nos parezca y reunirnos con quien mejor nos parezca. Es el pueblo de
Dios, comprado por la Sangre de Cristo, donde Dios mora por medio de su
Santo Espíritu.

E. Palabras claves (definición)

Templo: Edificio o lugar destinado al culto religioso; a menudo está consagrado


a una divinidad.

Cambistas: Persona que se dedica a cambiar moneda.

Volcó: Inclinar hacia un lado o invertir un objeto o recipiente de modo que caiga
o se vierta el contenido de él.

Vendedores: persona Que vende cosas, especialmente si se dedica


profesionalmente.

Fuera: En la parte exterior de un espacio, real o imaginario, especialmente si se


trata de un espacio cerrado.

Casa: Construcción cubierta destinada a ser habitada.


Rey (reino, reino de los cielos, reino de Dios), cumplirse, diablo (Satanás, demonio),
pacto.

Vendían: transferir la propiedad u otorgar un servicio a cambio del precio convenido.


Exponer u ofrecer a los posibles compradores bienes o servicios. Proveer bienes o
servicios a cambio de dinero.

Paloma: Esto quiere decir que dispone de un cuerpo robusto con patas cortas y
cabeza pequeña.

F. Personajes y sus acciones

Entrada a Jerusalén
Jesús
Templo
Judíos
Vendedores
Cambistas o financieros
Palomas
Ovejas y bueyes
Ciegos y cojos
Sacerdotes y los escribas
Niños

¿Quiénes? ¿Qué hacen? ¿Qué dicen? ¿Qué


actitudes tienen? ¿Qué sentimientos
expresan?
Jesús Entra Jerusalén purificación del Templo, es la denominación de una escena
evangélica protagonizada por Jesucristo en las vísperas de la Pascua judía. Aparece en
todos los Evangelios; aunque, mientras que en los sinópticos ocurre al final (Evangelio
de Mateo, , Evangelio de Marcos, , Evangelio de Lucas,; en el Evangelio de Juan ocurre
al principio capítulo segundo, versículos 13-25. Esto ha producido que algunos estudios
bíblicos los identifiquen como dos hechos diferentes.

El provocativo gesto de Jesús enfureció a los encargados del Templo, que tenían
montado un buen negocio, porque todos los que venían a rendir culto a Dios tenían que
adquirir allí los animales bueyes, corderos, palomas y también cambiaban en monedas
religiosas el dinero de los fieles que llegaban a realizar ofrendas para el Templo, que
luego hacían la transacción contraria para quedarse con el dinero.
La imagen de un Jesús violento, látigo en mano y volcando las mesas a empujones o
patadas, es tan dura que cuesta aceptarla o asimilarla.

A Jesús le indigna la actitud de aquellos que tratan de aprovecharse de la fe para hacer


negocios rentables. También rechaza a aquellos que buscan hacer de la religión un
instrumento de dominio o manipulación, de aquellos que la utilizan para presentarse
como superiores en lugar de servidores.

La acción inesperada de Jesús dejó a los judíos impresionados e irritados; ¡aquello era
intolerable! Por eso le piden una explicación, un signo que les haga comprender el
porqué de su actuación violenta.

La respuesta de Jesús, en esta ocasión, es un enigma, un misterio; o más exactamente:


una frase de doble sentido que, sólo desde el misterio, es posible comprender.

Con una actitud de este tipo no captamos el significado del episodio. Nadie puede
creerse no necesitado de aquella limpieza que hizo Jesús. El gesto de Jesús se
comprende sólo si nos colocamos entre los destinatarios de su indignación, pero
también de su misericordia.

III. Análisis socio-político –histórico


A. Aspectos socio-político

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el


templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas.
Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y
bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que
vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa
de mi Padre”.

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa
me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes
autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo
reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción
del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los
muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la
Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver
los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no
necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el
hombre.
En cita del Nuevo Testamento, Jesucristo entró en el Templo de Jerusalén y la
emprendió a golpes con los mercaderes que allí se encontraban al grito de “¡Habéis
convertido la casa de mi Padre en una cueva de ladrones!”. Y nos parece obvio que
Jesús se equivocó. Al fin y al cabo, los mercaderes a nadie engañaban, ofreciendo sus
productos abiertamente y sin que hubiera dudas acerca de su intención lucrativa. ¿No
hubiera sido más apropiado responsabilizar de tal situación a los sacerdotes encargados
de guardar el Templo? Un poco de esto trata nuestro estudio.

B. Aspectos históricos

Mateo presenta la visita de Jesús al templo como un suceso que ocurrió inmediatamente
después de su entrada a la ciudad. El templo era el edificio más importante de la ciudad.
Este era el templo que había comenzado su (re)construcción entre los años 20-19 a.C.
bajo el mandato de Herodes el grande. Josefo menciona que Herodes no escatimó nada
en los gastos ni en lujos de la construcción. Aunque no es posible determinar las
medidas exactas del edificio, se considera que el Templo de Jerusalén era el complejo
más grande de su tipo de la época.

El pasaje menciona que Jesús comenzó a echar a los que compraban y los que vendían y
que volcó los puestos de los cambistas y los vendedores de palomas. Este suceso
probablemente ocurrió en el área comúnmente identificada como la corte de los
gentiles. Sin embargo, esta designación es moderna. Lo que se conoce hoy como la
corte de los gentiles era simplemente el área del templo no restringida para los gentiles.
Para el tiempo en que se decidió mover algunos de los negocios del Monte de los Olivos
al templo, aproximadamente en el año 30 d.C., este espacio no restringido a las personas
“no santas” era el más adecuado.

La acción de expulsión de Jesús se enfocó en los compradores, vendedores y en los


cambistas del templo. Un elemento para resaltar es que estos tres grupos de negociantes
eran indispensables para el funcionamiento del templo, en especial para el sistema
sacrificial del templo. Los compradores incluían a los trabajadores del templo que
compraban suministros para el templo y a mercaderes que compraban al templo
artículos valiosos que le habían sido donados. Los vendedores incluían, por lo tanto, al
templo que vendía los artículos donados y a los proveedores de las necesidades del
templo. Sin embargo, el grupo de vendedores consistía principalmente de aquellos que
vendían lo necesario para los sacrificios diarios en el templo. Estos vendedores proveían
dos comodidades para los peregrinos que llegaban al templo a sacrificar: animales sin
impurezas que cumplieran con los requisitos de la ley y la comodidad de comprar el
animal a unos pasos del lugar de sacrificio.

Hoy día el negocio del evangelio no sigue los parámetros que había en la época de
Jesús, en donde vendían los animales para el sacrificio en la puerta del templo. Ahora la
técnicas son más fetichista, engañosas y manipulativas. Hemos convertido la gracias de
Dios (que no cuesta nada, porque es por gracia) en un descarado mercado en donde a
través de pactos y siembras, compuesto de ofrendas, las personas se pueden hacer ricos,
prósperos, sanos y todo ocurre sin tan solo le envío una ofrenda a determinado
ministerio. 

IV. Hermenéutica del texto


¿Qué mensajes nos ofrece el texto para la realidad de hoy?

El templo que no es “casa de oración” se convierte inevitablemente en “mercado”


y “cueva de ladrones”. Si no se celebra la misa o el culto con fe y gratuidad, con amor y
disposición, no hemos diferenciado el templo del mercado.

No acudimos al templo para obtener una especie de impunidad, para dar la impresión
que somos buenos o para calmar el reproche de la conciencia. Hay que convertirse. Con
Dios no se comercia, como se hace con los vendedores que Jesús expulsó. No se
enderezan las cosas torcidas con cualquier limosna, diezmo o rezos. Las cosas torcidas
sólo se enderezan mejorándolas.

No se puede visitar el templo y después continuar robando, explotando, y haciendo daño


a otros. Dios no acepta las genuflexiones de quien pisotea la justicia.

No acudimos a la Iglesia para huir de las exigencias familiares y de los compromisos


sociales, sino precisamente para tomar conciencia de las propias responsabilidades.

B. ¿A qué me compromete?
En este sentido la purificación del templo consiste en desenmascarar la hipocresía de las
personas religiosas que creen “poner en regla” sus acciones poco limpias con el Señor,
obteniendo un certificado de buena conciencia por el pago de alguna “práctica de
piedad”, sea oración u ofrenda.

No podemos pretender tener a Dios como nuestro “cómplice” dispuesto a cerrar sus ojos
frente a nuestras maldades, sino que debemos buscarlo como guía para encontrar el
buen camino y como Salvador que nos ofrece su perdón y la oportunidad de un cambio
total de vida.

CONCLUSIONES

Somos un templo santo para Dios, esto pudieron entender los creyentes del primer siglo
en Roma, los creyentes de todos los tiempos que han escuchado esta buena nueva en el
evangelio de Marcos, y nosotros en este tiempo. Somos partícipes de la presencia
misma de Dios con nosotros, Cristo está en medio de nosotros, manifestando su agrado,
trayendo consuelo y restauración a nuestras vidas. ¿Qué reverencia manifestamos hacia
la presencia Cristo, el Señor del Templo?, ¿Qué reverencia manifestamos ante su
palabra, y ante lo que su palabra enseña sobre la iglesia como la expresión de la
comunión de los Santos, que están unidos a Cristo?. El templo era dedicado a la oración
y devoción a Dios. ¿A qué nos estamos dedicando como iglesia?, ¿Qué tan importante
es para nosotros orar, no solo por nosotros mismos, sino unos por otros?, ¿cómo
hallaremos dirección, gozo y consuelo en Dios si no oramos y meditamos en lo que
Dios es, y en lo que Dios hace?.

¿Qué significa para nosotros y nosotras adorar a Dios? ¿Cómo, dónde, con quiénes lo
hacemos? ¿Qué importancia le damos a nuestros templos? ¿Qué intereses se interponen
en nuestra adoración de Dios? ¿Hay acaso también razones económicas que nos separan
de Dios, como se nota en este relato?

2. Jesucristo, Dios hecho hombre, no solo cuestiona la conversión del santuario en un


mercado donde prima la avidez de ganancias en lugar de la adoración, sino que se
presenta a sí mismo como el único “espacio” de revelación y del encuentro con Dios.
¿Cómo “usamos” este “espacio,” cómo nos vinculamos con él?

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