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El documento contiene varias historias y pasajes bíblicos que enfatizan la importancia de dar gracias a Dios, incluyendo la historia de un leproso sanado que regresó a agradecer a Jesús, los discípulos que se maravillaron de la autoridad de Jesús sobre las tormentas, la suegra de Pedro que sanada les sirvió, el cojo que después de sanar andaba y alababa a Dios, y el padre del hijo pródigo que celebró su regreso.
El documento contiene varias historias y pasajes bíblicos que enfatizan la importancia de dar gracias a Dios, incluyendo la historia de un leproso sanado que regresó a agradecer a Jesús, los discípulos que se maravillaron de la autoridad de Jesús sobre las tormentas, la suegra de Pedro que sanada les sirvió, el cojo que después de sanar andaba y alababa a Dios, y el padre del hijo pródigo que celebró su regreso.
El documento contiene varias historias y pasajes bíblicos que enfatizan la importancia de dar gracias a Dios, incluyendo la historia de un leproso sanado que regresó a agradecer a Jesús, los discípulos que se maravillaron de la autoridad de Jesús sobre las tormentas, la suegra de Pedro que sanada les sirvió, el cojo que después de sanar andaba y alababa a Dios, y el padre del hijo pródigo que celebró su regreso.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmos 103:1-2 DIEZ LEPROSOS SON LIMPIADOS Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:21 JESÚS REPRENDE A LOS VIENTOS Y AL MAR Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen? JESÚS SANA A LA SUEGRA DE PEDRO Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de este postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. S. Mateo 8:14-17 JESÚS SANA A LA SUEGRA DE PEDRO Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. S. Lucas 4:38-39 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:4-5 LA CURACIÓN DE UN COJO Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. EL HIJO PRÓDIGO Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo. Salmos 9:1-2 No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:25 Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas. Salmos 26:7 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. Salmos 90:12 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18 Leproso volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias Los discípulos en la se maravillaron tempestad La suegra de Pedro les servía
El cojo Andando, y saltando, y
alabando a Dios EL PAPÁ DEL HIJO Hagamos fiesta. PRÓDIGO comenzaron a regocijarse