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La inteligencia artificial, según Coppin “es la capacidad de las máquinas para adaptarse a

nuevas situaciones, lidiar con situaciones emergentes, resolver problemas, responder preguntas,

diseñar planes y realizar varias otras funciones que requieren cierto nivel de inteligencia

típicamente evidente en los seres humanos” (2018, como se cita en Chen et al, 2020). Chassignol

et al definen la IA como un “área de estudio en ciencias de la computación cuyas actividades

están dirigidas a resolver diferentes problemas cognitivos comúnmente asociados con la

inteligencia humana” (2019, como se cita en Chen et al, 2020). A partir de estas definiciones, es

evidente que la inteligencia artificial es la culminación de las innovaciones y los desarrollos de

las computadoras, las máquinas y las tecnologías de la información y la comunicación, lo que

otorga a las maquinas la capacidad de realizar funciones similares a las humanas.

Se predice que la inteligencia artificial será parte de cada uno de los aspectos importantes

y funcionales de la red (Internet), en el caso específico de la educación, debemos mirar la

aparición de la inteligencia artificial no como un enemigo, sino como un posible campo de

estudio y posibilitador de nuevas estrategias para el aprendizaje que genere de nuevas preguntas

para la investigación educativa.

El conocimiento se está convirtiendo en un verbo (algo que hacemos) en lugar de un

sustantivo (algo que poseemos) (Gilbert, 2013 como se cita en Moreira et al, 2022). La evolución

de las tecnologías digitales y las redes de comunicación propició el surgimiento de una sociedad

reticular marcada por marcados cambios en la economía y en el mercado laboral. Esta realidad,

por tanto, requiere pensar urgentemente en crear y desarrollar estructuras que respondan a estos

cambios, con instituciones digitalmente innovadoras capaces de transformar la realidad

educativa.
“Dentro de la educación el objetivo a alcanzar por medio de la IA, es el desarrollar

programas que permitieran entornos de aprendizaje adaptativos y personalizados” (Padilla,

2019), con esto se busca la mejor manera de desarrollar estrategias puntuales de adquisición de

conocimiento por parte del alumno y también un modo de obtener información que permitirá a la

IA generar posibles estrategias para impartir conocimientos de manera eficaz y puntual basando

en sus análisis predictivo y evaluativo.

Aunque los primeros intentos del uso de la IA no fueron muy exitosos, la inteligencia

artificial ya ha sido adoptada y permeada en varias áreas o departamentos del sector educativo

debido a que el desarrollo tecnológico actual nos sitúa en un contexto muy diferente gracias al

acceso a gran cantidad de datos e información sobre los estudiantes, esto por medio del uso de

una nueva herramienta que nos permite colectar la información llamada Big Data (Padilla,

2019),según Chen et al (2020) esta tecnologías de procesamiento y análisis de datos por medio

de IA se ha incorporado a la administración, la instrucción, la enseñanza y el aprendizaje. El uso

de la IA en estos roles del sistema educativo adapta y potencia el nuevo paradigma pedagógico

como lo es el conectivismo, que establece que a través de la IA se pueden organizar las redes

dinámicas y ecologías (modelos sensibles a la adaptación, que se ajustan y reaccionan a los

cambios), los cuales son los pilares fundamentales de éste nuevo modelo pedagógico (Siemens,

2009).

Durante gran parte de los últimos 25 años, la comunidad de Inteligencia Artificial en la

Educación (AIED) se ha centrado, en gran medida, en resolver el problema de dos sigma

mediante la creación de sistemas que son tan efectivos como la tutoría humana uno a uno

(VanLehn , 2011, citado por Roll et al, 2020), sin embargo los objetivos educativos se están

alejando de la preparación para la fuerza laboral en términos de un cuerpo rígido de


conocimientos y están a favor de brindar a los estudiantes las herramientas para convertirse en

expertos adaptativos y aprendices en el trabajo (Common Core, 2012 citado por NGSS, 2013).

Esta situación demanda a las escuelas un severo cambio en sus rígidos cánones de

formación, los formatos basados en inteligencia artificial prometen una muy sustancial mejora en

la educación para todos niveles, con una mejora cualitativa sin precedentes: proporcionar al

estudiante una certera personalización de su aprendizaje a la medida de sus requerimientos,

logrando integrar las diversas formas de interacción humana y las tecnologías de la información

y comunicación. Hasta hace poco, los mentores consideraban que las tareas educativas debían

ocuparse únicamente de preparar a las generaciones para la vida adulta; sin embargo, la

educación del siglo XXI se concibe como la autogestión de los aprendizajes que resultan

necesarios a lo largo de la vida (Belando, 2017).

La disponibilidad, referida a la presencia o ausencia de dispositivos (Kalman, 2004), no

basta para usarlos o apropiarse de su lógica y potencialidades. Las personas conocen de

tecnología, pues viven en un mundo altamente digitalizado; sin embargo, cuentan con

oportunidades diferenciadas de uso y exploración de dispositivos. La IA en la educación

pretende que los alumnos puedan y tengan la capacidad de comprender todo lo relacionado con

la tecnología y el mundo artificial, y por lo tanto poder así desenvolverse de una forma favorable

en el mismo, denominado como alfabetización tecnológica.

Esto estriba en la urgente necesidad de planificar, diseñar, desarrollar e implementar

competencias digitales a fin de formar mejores profesionales capaces de entender y desarrollar el

entorno tecnológico en función a sus necesidades, así como implementar un lenguaje digital con

el objetivo de alcanzar el máximo aprovechamiento de estas herramientas, , la comisión europea

(2007) expresó que la competencia digital deberá ser entendida como una de las competencias
claves necesarias para el aprendizaje continuo, definiéndola como la amalgama de actitudes,

capacidades y conocimientos con lo cual se asegura un adecuado empleo de carácter crítico de la

tecnología en el campo de las sociedades de la información, esto logrado por medio de la

capacitación del sujeto para que pueda acceder y comprender los contenidos y las estructuras

simbólicas a través de las cuales se transmite el bagaje de conocimientos y el acceso a la cultura;

así como el dominar las herramientas y diversos códigos que le permitan expresarse y

comunicarse en su contexto, en esta línea, los organismos internacionales han venido puesto el

foco en la relevancia de alfabetizar digitalmente a todos los agentes educativos para que puedan

introducir las tecnologías en sus aulas. Así, en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

(2015), la ONU introduce un objetivo que alude a la equidad e inclusión. Este objetivo

contempla el aprovechamiento de las tecnologías y apuesta por recursos educativos de libre

acceso y la educación a distancia a fin de mejorar la calidad de la enseñanza (UNESCO, 2016).

Para el logro de dicho objetivo, en el Consenso de Beijing (2019) sobre la Inteligencia Artificial

(en adelante, IA) y la Educación (2015), los participantes destacan la importancia de integrar la

IA en el ámbito educativo que acelere la consecución de un sistema educativo abierto y

equitativo, una parte de estos objetivos se adelantaron en parte gracias a la pandemia,

permitiéndonos contemplar un método hibrido de enseñanza y aprendizaje.

Sin embargo, concepto de lo híbrido no puede entenderse y reducirse únicamente a la

combinación de entornos de aprendizaje físicos y virtuales. Por el contrario, la hibridez en la

educación debe afirmarse como un concepto de educación total caracterizado por el uso de

soluciones combinadas, involucrando la interacción entre diferentes modelos, enfoques

pedagógicos y recursos tecnológicos. Esta interacción implica la coexistencia de teorías que


muchas veces se consideran mutuamente excluyentes y que hoy en día, gracias a la evolución

tecnológica, está siendo posible unir para crear un solo modelo de aprendizaje efectivo.

En esta “nueva” realidad híbrida, las aulas necesitan estar conectadas a instrumentos y

redes de conocimiento que se actualicen constantemente, reuniendo a actores humanos y no

humanos; personalizando el aprendizaje de los alumnos de forma individual, esto cambiaria

también el papel de los profesores en las aulas ya que pasarían de ser el sabio que enseña todo, a

ser la guía a un costado, sin embargo no significa que los profesores deban temer por su rol, ya

que la educación de calidad siempre requerirá un compromiso activo por parte de los asesores

humanos, siendo así la centralidad de la red digital las variables de comunicación significativas

como la interacción, conexión y participación, esenciales para un paradigma basado en un

enfoque de Inteligencia Humana Aumentada que promueve y aumenta la acción e interacción

humana en lugar de automatizar o reducir esta acción, enfocándose no solo en lo que la

tecnología puede hacer; sino también en lo que no puede hacer. (Harasim, 2015 citado en

Moreira et al, 2022).

Se ha comprobado que la educación facilita la comprensión del mundo y de la vida,

haciendo de los individuos personas analíticas y reflexivas respecto a los problemas generales y

personales. Además, la educación permite al individuo entender la vida y adquirir las

herramientas necesarias para transformar su realidad, haciendo frente a los problemas diarios de

la vida, resolviendo acertadamente situaciones personales. La trascendencia de la educación es

visible en la actitud de las personas y su disposición a respetar las normas y prácticas de la

convivencia humana. Eso revela que la educación conduce a las sociedades en general a acceder

a los estándares de bienestar material, influye en el desarrollo social y favorece la capacidad y

creatividad de las personas y las comunidades.


El grado de escolaridad de los individuos está vinculado con la calidad de vida de las

personas, ya que la educación incrementa las oportunidades laborales y nivel de ingreso de las

personas, influyendo positivamente en el bienestar individual y colectivo, favoreciendo la

calidad de vida de la población e igualdad social.

Durante los próximos quince años, en la educación y la tecnología educativa se llevarán a

cabo programas de investigación para analizar los efectos educativos y las implicaciones

tecnológicas del repentino cambio del formato digital aplicado durante los primeros meses de

2020 (Schlegelmilch & Douglas, 2020), y se desarrollarán líneas de investigación de nuevas

formas de educación mediada como una estrategia de corto, mediano y largo plazo (Nacu, Martin

& Pinkard, 2018) a fin de prevenir situaciones críticas como la que causó el confinamiento

mundial por la pandemia global del Covid-19.

Asimismo, se vincularán los trabajos futuros con las formas, temas y aplicaciones que ya

existen operacionalmente en tecnología educativa en por lo menos los tres rubros de principal

desarrollo que impactarán el entendimiento y práctica educativa:

• Evaluación de interacciones tecnológico instruccionales en el dominio del aprendizaje:

como base de desarrollo de métodos de evaluación de usabilidad instruccional y experiencia de

usuario-aprendiz para determinar el grado de instruccionalidad tecnológica de interfaces

desarrolladas con un propósito educativo (Nathoo et al., 2020 citado por Raees & Ullah, 2020).

• Capacidades de agentes inteligentes educativos: como base de desarrollo de algoritmos

de determinación de patrones complejos, procesamiento de lenguaje natural para la

comunicación entre el humano y la máquina, y emulación de tareas humanas en el dominio de la

enseñanza (Dwivedi et al., 2019 citado por Mohan et al., 2019).


• Alcance de algoritmos predictivos masivos en educación: como base de procesamiento

de grandes volúmenes de datos complejos con algoritmos predictivos de aprendizaje profundo

para la educación (Baykal, Bulut & Sahingoz, 2018; WBIS, 2018).

La IA en la educación puedo ser de gran utilidad en los aspectos de la investigación y

recabar conocimientos de forma autónoma. Gracias a al IA existe la posibilidad de crear

herramientas para que tanto alumnos como docentes pueden consultar bases de datos de forma

eficaz, practica y confiable, y que esta esté personalizada por cada institución.

En la tabla número 1, se observa que el rezago educativo afecta a todos los grupos

quinquenales indicados. Se aprecia que el rezago educativo total en 2017 es relativamente alto

para hombres y mujeres al ubicarse en 34.2 y 32.3%, respectivamente. En la misma tabla se

aprecia que en el grupo de 20 a 29 años, en el que se ubican quienes están en edad de llevar a

cabo estudios de nivel superior, el 13.3 y 16.1% de mujeres y hombres, respectivamente, tienen

rezago educativo.

La inteligencia artificial puede ser parte de la solución de la desigualdad social si además

se desarrolla una educación multidisciplinar adecuada, algunos de los talleres documentados

muestran que es posible crear espacios educativos en localidades rurales o urbanas, en

condiciones de escaso equipamiento y conectividad. Para ello es necesario contar con

formadores que tengan claridad en un enfoque pedagógico que privilegie la creación, el diseño y
el reconocimiento de prácticas sociales y la colaboración, sin embargo, si esto no es llevado a

cabo de manera adecuada, algunos textos señalan la exclusión de los beneficios del mundo

digital para la mitad de la población mundial, Miailhe y Lannquist mencionaron que la enorme

masa de ciudadanos de la denominada “aldea mundo” se encuentran en una situación no muy

privilegiada respecto a las tecnologías de IA y desconocen notoriamente los posibles efectos y

por ende los riesgos a los que quedarían expuestos ante este avance ineluctable que se gesta cada

vez a pasos más acelerados (2018 como se cita en Barrios et al, 2020).

Lo anterior puede ser entendido desde el riesgo social- económico para los países que aun

no tienen el desarrollo suficiente para adaptarse a estas tecnologías, de este modo se podría

marcar una “brecha robotica” trazada por la exclusión del acceso y uso de los dispositivos

robóticos para personas y grupos que no tienen oportunidades para adquirirlos, mientras que los

propietarios de las computadoras más potentes en la red almacenan la información, capitalizan

los datos y su valor genera más concentración de riqueza y poder (Barrios et al, 2020), esto se

puede ver incluso comparando escuelas públicas y privadas.

Además entre la población se marcara también una brecha generacional” digital y

completamente nueva que dividirá en “nativos digitales” que comprende aquellos privilegiados

que conviven con las tecnologías cambiantes y los nuevos formatos de transmisión de data y las

nuevas plataformas de interactividad, donde dichos estudiantes, debido a su continuidad frente a

las tecnologías, procesan y son más afines a un lenguaje digital, y por otro lado estarán los

“inmigrantes digitales” que son marquesina en la cual podría situarse todo aquel que no es

allegado y adaptado al uso de las nuevas tecnologías.

Se debe comprender también, que “para aprovechar las nuevas tecnologías, fuentes de

información y metodologías para propósitos sociales y políticos públicos, es necesario expandir


y democratizar el uso y conocimientos de estas innovaciones para materializar las oportunidades

que representan” (Hernandez et al, 2022). La capacidad de México para cubrir las necesidades de

educación depende de la inversión pública, la cual es responsable de financiar la creación de

infraestructura física y aportar los recursos necesarios. La implementación y desarrollo de la

inteligencia artificial con la educación debe tener pilares a través de políticas públicas, en el caso

de la Secretaría de Educación Pública en México (2021), manifiesta que no sólo debe limitarse a

ser usuarios sino ser creadores de nuevas tecnologías, lastimosamente la realidad del contexto

nos muestra que los países latinoamericanos (y en realidad cualquier país en desarrollo o

subdesarrollado) han sido lentos en la adopción de tecnologías basadas en IA debido a la falta de

financiamiento y comprensión de la situación de lo que la IA representa a nivel global, lo que

podría significarse un rezago para estos países.

Al declararse la emergencia sanitaria global, la Organización Mundial de la Salud (OMS)

y la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2020) difundieron algunos protocolos de

actuación a fin de evitar mayor número de contagios, coordinar tareas y superar la crisis. En

materia de educación a distancia se recomendó emplear tecnologías pertinentes, proteger la

privacidad y seguridad de los datos, alfabetizar a las comunidades en materia digital y adaptar los

sistemas administrativos a la contingencia (Educaweb, 2020).

Centrándonos en México, es evidente que hasta el hasta 2019, no se había explorado de

forma consistente la enseñanza a distancia, ya sea por carecer de una visión adecuada o por la

insuficiencia de recursos, equipos y personal capacitado para este fin. Del mismo modo, la

alfabetización digital de las comunidades escolares en México no ha respondido a un plan

estratégico en la materia, motivo por el cual un porcentaje considerable de los docentes carecía

de los conocimientos y habilidades respectivas. Al iniciar 2020, la mayoría de los docentes y


directivos consideraba imposible que la educación a distancia y en línea fuera capaz de sustituir a

la educación presencial, sin embargo el gobierno mexicano puso en proceso una propuesta con

tres líneas de acción: desarrollar una política nacional de informática educativa, enfocada en que

los estudiantes desarrollen sus capacidades para aprender a aprender mediante el uso de las TIC;

ampliar la dotación de equipos de cómputo y garantizar conectividad en los planteles educativos;

intensificar el uso de herramientas de innovación tecnológica en todos los niveles del sistema

educativo sin embargo, las expectativas para renovar la educación en México fueron abatidas en

poco tiempo debido a la falta de consensos y a la insuficiencia de recursos. (PND, 2013, citado

por Navarrete y Mancilla, 2017, p. 75),

Sin embargo, las instituciones mexicanas no disponían de las capacidades digitales para

resolver eficazmente el desafío educativo derivado de la pandemia, lo que obligó a los centros

educativos a improvisar y adaptar sus procesos de enseñanza-aprendizaje a formatos alternos y

de interacción remota, por medio del apoyo de la radio, la televisión o de internet. En este

contexto, se enfrentaron a situaciones adversas, como los problemas de conectividad, la

inexistencia del servicio en un porcentaje amplio de los hogares, la falta de alfabetización digital

entre profesores, así como la carencia de materiales y protocolos didácticos adecuados para

responder a las nuevas circunstancias.

Transformar las viviendas en aulas resultó, desde el inicio, un desafío mayor para las

familias con severas limitaciones económicas y habitacionales. Esto demandó creatividad,

recursos extraordinarios y tolerancia para compatibilizar las actividades domésticas con las

escolares, a fin de evitar el abandono escolar. Los profesores, intentando evitar justo el mismo

problema, han adecuado sus materias a los medios disponibles en espera de que su esfuerzo

beneficie a los estudiantes, a pesar de las circunstancias socioambientales que prevalecen.


Se dice que el desarrollo e implementación de la IA habría hecho más fácil este proceso,

el ejemplo de esto, fueron los países más desarrollados; ya que aunque la pandemia tomo por

sorpresa a todo el mundo estudiantil, la adaptación y facilitación de clases en línea a la población

en estos países se dio de manera más rápida y eficaz gracias a la parte de sus planeaciones

tecnológicas que ya estaban en marcha, al contrario de países subdesarrollados o en desarrollo,

los cuales no contemplaban esta posibilidad en absoluto.

La búsqueda de la calidad en la educación es uno de los objetivos medulares de las

instituciones académicas. Para tal fin se despliegan estrategias y programas que tienen como

finalidad mejorar el desempeño y permanencia de los estudiantes (Helal et al, 2018). Sin

embargo, definir la mezcla adecuada de acciones y decisiones estratégicas que maximicen el

desempeño estudiantil no es una tarea fácil, dados los diferentes factores influyentes. El

rendimiento académico de un estudiante se ha asociado a diversos factores personales, sociales e

institucionales (Garbanzo, 2007; Secretaria de Educación Distrital de Bogotá, 2010).

La esperanza de que la IA pueda hacer realidad las transformaciones educativas que se

han esperado por tanto tiempo se contraponen las dificultades y resistencia a los cambios

tecnológicos aún presentes en las escuelas, tal y como lo sugiere la baja adopción que aún

exhiben las nuevas herramientas de IA (Horizon Report, 2019; OCDE, 2018), la historia no es

nueva; en todo el mundo los intentos por integrar tecnologías digitales en las actividades

escolares han sido objeto de políticas públicas por más de tres décadas, pero el ritmo de adopción

ha sido mucho más lento de lo esperado, y los impactos en las prácticas pedagógicas y en los

resultados del aprendizaje de los estudiantes han sido esquivos. Cada nueva ola de invenciones

tecnológicas como internet, computadoras portátiles, pizarras, tabletas, celulares y toda clase de

recursos y propuestas digitales, ha golpeado repetidas veces a las puertas de las aulas escolares
con renovadas esperanzas de cambio; sin embargo, la acogida ha sido menor de lo que se

esperaba. Y si bien muchos docentes y administradores han incorporado gradualmente nuevas

formas de trabajo apoyadas por tecnologías digitales, se trata de un proceso cuyo ritmo no

termina por satisfacer a los expertos en tecnología, como tampoco a quienes se proponen

reformar la educación (Sutherland, 2014 citado por McFarlane; 2019).

No obstante, lo anterior, existe un cierto consenso acerca de que la revolución tecnológica

impulsada por la IA tendrá un impacto significativo en el campo educativo, así como en las

demás esferas de la actividad humana. En los próximos años los centros educativos y

universidades optarán por impartir un número mayor de cursos en línea mediante el uso de

plataformas virtuales. Los sistemas educativos requerirán docentes con mayores habilidades

digitales, y la mayoría de las instituciones preferirá estandarizar los procesos escolares, al

implementar medidas de control y seguimiento académico, lo que creará dependencias hacia el

software y hardware educativo mejor posicionado en el mercado. Lo que sigue siendo materia de

debate son el ritmo y profundidad de esta transformación (Tuomi, 2018) “Por esto y otras cosas

más la IA representa todavía un foco de discusión en riesgos y retos para las sociedades y

naciones del mundo, sin embargo, aun así, es una realidad inminente para la cual es importante

estar preparados”. (Hernández et al, 2022).


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