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Introducción de EE.

Los EE pretenden mover el corazón, metanoia. De las cosas de esta tierra (afectos
desordenados ) a Dios Nuestro Señor para afectarse por Él y en Él y así servirle en
dónde quiera ser servido y cómo quiera ser servido. Sintiendo y gustando las
consolaciones espirituales y las comunicaciones divinas EN EL TRATO CON DIOS.
Fundamento de los EE, del ejercitarse del alma es entrar en este trato íntimo de amor.
“Estando a solas con quien sabemos nos ama”. El corazón de los Ejercicios es por tanto
la oración, pero una oración que lleva un orden de sabiduría; no está sumida en el caos.
Orar de cualquier manera... no, Dios tiene sus caminos, aunque luego sorprendan y lleve
por recovecos que no comprendemos. La sabiduría nos la pone san Ignacio con las
meditaciones, documentos etc.
Por otra parte, si el corazón está en la oración quiere decir que el protagonismo lo tiene
el ejercitante y sobre todo Dios. No el que dicta ejercicios. No se trata de alargar las
conferencias como clases, sino de dar unos principios, una breve reseña y luego a gustar
de Dios, a comunicarte con Él, que tiene riquezas infinitas para mostrarte. “Aprender a
2escuchar la voz de Dios”.
- Oración de 1 hora. No quites tiempo en lo posible. Siente la hartura, la
satisfacción de cumplir con el Señor en tu hora. Y si quieres más, más pero no
menos. Ahora, cuidado también con los más. No se trat de forzar la maquina e
indisponerla. Si no es necesario más corta.
- Modo de hacer oración: 1º materia: contemplar, mirar, gustar en el interior por
sí mismo. 2º actos de voluntad: dejándose afectar por la materia, poniendo amor
3º Hablar con Dios dialogar con el Señor y los santos para pedir, para
manifestar los sentimientos etc.
Saber que donde más importa es el trato, por tanto el hablar y tratar, el coloquio.
Es lo más importante, la parte más bella y esencial.
- Oración de petición. Es la clave de los ejercicios espirituales. Principio (oración
de ppio y fto), preámbula, al oración dela materia; final misma oración. La
oración de repetición atraviesa todo el ejercicio porque supone poner la
confianza en Dios, supone no poner las fuerzas en el mucho concentrarse sino en
pedir que se abra el cielo y desde lo alto broten los deseos y resoluciones,
sentimientos y afectos. Por eso si la oración se atasca, si el trabajo personal
parece no dar fruto volver a pedir la gracia insistentemente. Muchas veces se
reza poco y mal porque no se pide la luz de lo alto para orar bien para
configurarse con Cristo y orar como ora Cristo. “No sabéis pedir lo que os
conviene, pero viene el ES en nuestra ayuda para orar a Dios con gemidos
inenarrables”. La oración de súplica hará que no se convierta en estudio sino que
esté nuestra oración llena de unción espiritual.
- Atender a las formas pesonales: escribiendo, imágenes, pensando reflexionando
etc.
- Componer la propia oración. El trabajo propio ayuda a grabar las cosas y a
gustarlas en el interior.

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