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PUNTO 1.
Art. 213: Las minas son concedidas a los particulares mediante un canon anual por pertenencia
que será fijado periódicamente por ley nacional y que el concesionario abonará al Gobierno de la
Nación o de las provincias, según la jurisdicción en que las minas se hallaren situadas y según las
medidas establecidas por este Código.
En el régimen del Código de Minería, anterior a la reforma introducida por la ley 10.273, las minas
eran concedidas a los particulares mediante la obligación de trabajarlas con un mínimo de cuatro
operarios por pertenencia durante 230 días en cada año. Esta condición de la concesión
constituía una condición de amparo y se denominaba PUEBLE, suponía la presencia de
población en la mina aplicada exclusivamente a tareas productivas o auxiliares mineras; su
inobservancia por parte del concesionario, constituía el acto de desamparo denominado
DESPUEBLE, que producía la caducidad de la concesión por despoblada. El objetivo del pueble
era mantener la mina en constante actividad. Cualquier persona interesada en adquirir una mina
considerada despoblada podía denunciar el hecho ante la autoridad minera para que, probado
éste en juicio contradictorio común, se le adjudicara la concesión. La vigilancia del cumplimiento
de la condición de amparo quedaba, de este modo, reservada a la iniciativa particular. Luego con
la ley 10.273, puesta en vigencia el 1 de enero de 1919, derogó el régimen del pueble. En
reemplazo de este régimen, la ley ha impuesto al concesionario una doble condición de amparo,
de cumplimiento obligatorio:
1. el pago de un CANON
2. INVERSIÓN DE CAPITAL y
3. EXPLOTACIÓN CONTINUADA DE LA MINA
Hay que tener en cuenta que el pago del canon es una obligación permanente a diferencia del
plan de inversión que debe cumplirse una sola vez en el plazo de cinco años a contar del año de
la petición de mensura de la mina.
La naturaleza jurídica del canon es que es una condición del amparo. Algunos autores
consideran que es un impuesto, pero la mayoría es contraria a esta idea y entienden que no se
trata ni de un impuesto, ni tasa, ni contribución, sino una suerte de requisito o condición para
obtener y mantener la concesión de la mina. Además si fuera considerado una tasa, no podría ser
fijado por ley nacional (como es realmente) ya que es una atribución exclusiva de las provincias,
mientras que según el art.75 inc. 12 de la C.N, las provincias no pueden legislar en materia de
propiedad minera.
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Art. 215. – El canon queda fijado en la siguiente forma y escala:
Art. 216. – El canon se pagará adelantado y por partes iguales en DOS (2) semestres, que
vencerán el TREINTA (30) de junio y el TREINTA Y UNO (31) de diciembre de cada año,
contándose toda fracción de semestre como semestre completo. El canon comenzará a
devengarse desde el día del registro salvo lo dispuesto en el Artículo 224 (es el caso del
descubridor que esta eximido por 3 años del pago del canon), esté o no mensurada la mina. La
concesión de la mina caduca ipso facto por la falta de pago de una anualidad después de
transcurridos DOS (2) meses desde el vencimiento.
La ley determina la caducidad ipso facto de la concesión por falta de pago de una anualidad del
canon, después de transcurridos dos meses desde el vencimiento. La caducidad, sin embargo, no
implica la vacancia o pérdida de la concesión minera ya que el concesionario goza de un plazo
improrrogable de cuarenta y cinco días a contar de la notificación, para que regularice su
situación, abonando el canon adeudado hasta el momento de declararse la caducidad, más el
recargo del 20%( es como una especie de multa el 20%). No ejercido el derecho de rescate en
término, la mina será inscripta como vacante, haciéndose la publicación respectiva.
INVERSIÓN DE CAPITAL
Art. 217. – Dentro del plazo de UN (1) año contado a partir de la fecha de la petición de mensura
que prescribe el Art 81 (petición escrita presentada por el registrador), y esté o no mensurada la
mina, el concesionario deberá presentar a la autoridad minera una estimación del plan y monto de
las inversiones de capital fijo que se proponga efectuar en cada uno de los siguientes rubros:
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c) Adquisición de maquinarias, usinas, elementos y equipos de explotación y beneficio del
mineral, con indicación de su capacidad de producción o de tratamiento, que se incorporen al
servicio permanente de la mina.
Las inversiones estimadas deberán efectuarse íntegramente en el plazo de CINCO (5) años
contados a partir de la presentación referida en el párrafo anterior, pudiendo el concesionario, en
cualquier momento, introducirles modificaciones que no reduzcan la inversión global prevista,
dando cuenta de ello previamente a la autoridad minera. La inversión minera no podrá ser inferior
a TRESCIENTAS (300) veces el canon anual que le corresponda a la mina de acuerdo a su
categoría y con el número de pertenencias.
Sin perjuicio de ello, en cada uno de los DOS (2) primeros años del plazo fijado, el monto de la
inversión no podrá ser inferior al VEINTE POR CIENTO (20%) del total estimado en la
oportunidad indicada al principio de este artículo.
El concesionario deberá presentar a la autoridad minera, dentro del plazo de TRES (3) meses del
vencimiento de cada uno de los CINCO (5) períodos anuales resultantes del párrafo segundo de
este artículo, una declaración jurada sobre el estado de cumplimiento de las inversiones
estimadas.
El adquirente de minas abandonadas, vacantes o caducas, tendrá el plazo de UN (1) año para
cumplir o completar, en su caso, las obligaciones impuestas por este artículo.
-- Además del pago del canon, que reviste el carácter de una obligación anual y
permanente, el concesionario está obligado a invertir en la mina, en los primeros cinco años de la
concesión, y por una sola vez, un capital fijo, cuyo mínimo determina la ley, de acuerdo al valor
del canon que corresponda a la categoría de mina concedida. Es el concesionario quien deberá
presentar la misma, dentro del año de la fecha de la petición de mensura, con una estimación del
plan y monto de las inversiones de capital fijo que se proponga efectuar en el yacimiento. La
obligación se cumple presentando sólo una estimación de esos rubros. La ley no exige un plan
completo, sino una simple estimación del plan y de los desembolsos, ya que resulta imposible
establecer con certeza y en forma anticipada, la clase y el monto de las erogaciones necesarias.
Se fija un monto mínimo a la inversión minera, el cual no puede ser inferior a 300 veces el monto
del canon anual que corresponda a la categoría y número de pertenencias de la mina. Se supone
que debajo de este nivel mínimo no podría trabajarse racionalmente un yacimiento.
En cada uno de los dos primeros años del plazo de cinco años fijado para la inversión, ésta no
podrá ser inferior al 20% del total estimado por el concesionario, medida que tiende a evitar que
los desembolsos se concentren el último año, después de varios de inactividad. Invertido el 40%,
el saldo podrá completarse el último año del período. El incumplimiento de las inversiones
proyectadas trae aparejada, conforme a lo dispuesto en el artículo 218, la caducidad de la
concesión. A los efectos pertinentes será necesario, por lo tanto, que el concesionario discrimine
sus inversiones a efectuar en estos dos primeros años. El concesionario deberá presentar ante la
autoridad minera dentro de los 3 meses del vencimiento de cada uno de los 5 años, una
declaración jurada sobre el estado de cumplimiento de las inversiones efectuadas.
El último párrafo del artículo dispone que el adquirente de mina abandonada vacante o caduca
tendrá el plazo de un año para cumplir o completar, en su caso, las obligaciones impuestas por el
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mismo. El texto resulta poco claro. Si el anterior concesionario no ha presentado plan alguno, se
entiende que el nuevo goza del plazo de un año para hacerlo y luego de otros cinco años para
cumplirlos. De otro modo se violaría el principio de igualdad ante la ley. Si en cambio, el plan se
presentó y luego no se cumplió o se cumplió parcialmente, el nuevo concesionario tendría el
plazo de un año para completarlo, es decir, para cumplir con la inversión faltante. En realidad, el
nuevo titular puede no estar de acuerdo con el plan de su antecesor y la ley no debería, como
única alternativa, obligarlo a su cumplimiento. Más razonable hubiera sido darle libertad al minero
para presentar un nuevo plan dentro del año y obligarlo a cumplirlo dentro de los cinco
subsiguientes, como al anterior concesionario, reduciendo la inversión a la mitad, ya que el
abandono, vacancia o caducidad de la mina hace suponer que ésta no tiene un valor igual al
estimado en origen. Pero a fin se entiende que el adquirente de la mina abandonada, vacante o
caduca debe cumplir o completar el plan de inversión del que abandono.
ACTIVACION Y REACTIVACION
Art. 225. – Cuando la mina hubiera estado inactiva por más de CUATRO (4) años, la autoridad
minera podrá exigir la presentación de un proyecto de activación o reactivación, con ajuste a la
capacidad productiva de la concesión, a las características de la zona, medios de transporte
disponibles, demanda de los productos y existencia de equipos de laboreo. Se considera que la
mina ha estado inactiva cuando no se han efectuado en ella trabajos regulares de exploración,
preparación o producción, durante el plazo señalado en el párrafo precedente. La intimación
deberá ser cumplida en el plazo de SEIS (6) meses, bajo pena de caducidad de la concesión.
Presentado el proyecto, el concesionario deberá cumplimentar cada una de sus etapas dentro de
los plazos para ellas previstos, que no podrán exceder en su conjunto, de CINCO (5) años, bajo
pena de caducidad de la concesión, a aplicarse en el primer incumplimiento.
Se establece una nueva condición de amparo de las minas, que se suma a la del pago del canon
minero y de la inversión de capital. El concesionario requerido por inactividad está obligado a
presentar a la autoridad minera un proyecto de activación o reactivación de su mina, bajo
apercibimiento de caducidad de la concesión. Para que el requerimiento resulte procedente es
necesario, que la mina haya estado inactiva por más de cuatro años, esto es, que haya
permanecido paralizada por un período prolongado sin registrar trabajos de exploración o
explotación. La inactividad, por lo tanto, debe ser total y continua. Si la mina ha tenido períodos
de actividad y de receso interrumpidos, no cabe acumular estos últimos para contabilizar los años
de inactividad necesarios. Sin embargo, tampoco es suficiente el transcurso de cuatro años de
inactividad continuada para que proceda el requerimiento. La aplicabilidad de este artículo está
condicionada por ciertas circunstancias que actúan como atenuantes o eximentes de la obligación
de amparo, algunas de estas circunstancias serán de fácil constatación por la autoridad y, otras,
requerirán el aporte de pruebas, que deberá proveer el interesado. Las que menos dificultades
ofrecen serán, sin duda, las que se refieren o tienen vinculación con las características de la
zona, medios de transporte disponibles y existencia de equipos de laboreo. Las que mayores
dificultades pueden ofrecer, en cambio, son las causales referentes a la capacidad productiva de
la concesión y a la demanda de los productos en el mercado.
a) Cuando las inversiones estimadas a que se refiere el Artículo precedente (es decir el plan de
inversión), no tuvieren el destino previsto en dicha norma.
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b) Cuando dichas inversiones fueren inferiores a una suma igual a QUINIENTAS (500) veces el
canon anual que le corresponda a la mina de acuerdo con su categoría y con el número de
pertenencias.
d) Por falta de presentación de las declaraciones juradas exigidas por el mismo artículo.
En los casos de los incisos a), b), c) y d), la caducidad se declarará si el concesionario no salva el
error o la omisión dentro de los TREINTA (30) días de la intimación previa que debe practicarle la
autoridad minera.
En los casos de los incisos e), f), g) y h), se dará previa vista de lo actuado al concesionario por
QUINCE (15) días para su defensa.
Los recursos contra las declaraciones de caducidad se concederán con efecto suspensivo.
En ningún caso de caducidad, el concesionario podrá reclamar indemnización alguna por las
obras que hubiere ejecutado en la mina, pero tendrá derecho a retirar con intervención de la
autoridad minera, los equipos, máquinas, herramientas y demás bienes destinados a la
explotación y al tratamiento y beneficio de los productos, que pudieren separarse sin perjudicar a
la mina, así como también el mineral ya extraído que se encontrare en depósito. No podrá usarse
de este derecho si existieren acreedores hipotecarios o privilegiados.
En los casos mencionados en los puntos c) y h), constatado el incumplimiento se dará vista al
concesionario para su defensa por el término de quince días. Todos los recursos contra las
declaraciones de caducidad se concederán con carácter suspensivo, por causar gravamen
irreparable.
Art. 219. – En cualquier caso de caducidad la mina volverá al dominio originario del Estado y será
inscrita como vacante, en condiciones de ser adquirida como tal de acuerdo con las
prescripciones de este Código.
Cuando la caducidad fuera dispuesta por falta de pago del canon minero, será notificada al
concesionario en el último domicilio constituido en el expediente de concesión. El concesionario
tendrá un plazo improrrogable de CUARENTA Y CINCO (45) días para rescatar la mina,
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abonando el canon adeudado más un recargo del VEINTE POR CIENTO (20%) operándose
automáticamente la vacancia si la deuda no fuera abonada en término.
Los acreedores hipotecarios o privilegiados tendrán prioridad para la concesión respecto a los
demás titulares de derechos registrados.
Cuando la caducidad fuera dispuesta por falta de pago del canon la concesión quedará
supeditada a que el concesionario no haya ejercido en término el derecho de rescate.
Inscripta y publicada la mina como vacante, el solicitante deberá abonar el canon adeudado hasta
el momento de haberse operado la caducidad, ingresando con la solicitud el importe
correspondiente.
Caso contrario la solicitud será rechazada y archivada sin dar lugar a recurso alguno. No podrá
solicitar la mina el anterior concesionario, sino después de transcurrido UN (1) año de inscripta la
vacancia.
Indemnización por caducidad en ningún caso de caducidad la mina vuelve al dominio originario
del Estado, siendo inscripta y publicada como vacante, para que pueda ser adquirida por un
tercero. Si la caducidad fue por falta de pago del canon minero:
- Se notifica al concesionario, quien tiene 45 días para rescatar la mina (ejerce su derecho de
rescate), abonando el canon adeudado, además del recargo del 20%. Si no la rescata no puede
solicitarla, antes del año de su inscripción como vacante.
- Si hay acreedores hipotecarios o privilegiados o titulares de derechos reales o personales
relativos a la mina (todos registrados), estos pueden pedir la concesión de la mina, dentro de los
45 días de notificados de la declaración de caducidad, abonando el canon adeudado hasta el
momento de haberse operado la caducidad. Los acreedores hipotecaros o privilegiados tienen
prioridad para la concesión respecto a los demás titulares de derechos registrados.
El solicitante debe abonar el canon adeudado hasta que ocurrió la caducidad (bajo pena de
rechazar la solicitud). Las minas registradas como caducas quedan automáticamente anuladas de
los registros pasados 3 años de dicha registración como tales
ABANDONO DE LA MINA: es denunciable por abandono una concesión, cuando los dueños por
un acto directo y espontaneo, manifiestan a la autoridad la resolución de no continuar los trabajos.
El dueño de una mina que quiera abandonar, debe declarar ante la autoridad minera con 20 días
de anticipación un escrito que tenga: el nombre de la mina y mineral que hay, la clase de
sustancias que explota, el estado de sus labores. Ese escrito se asentara en el libro
correspondiente a los registros y se publicara hasta 3 veces en las puertas de la oficina del
escribano, por 15 días, en un cartel. Subsisten los derechos y obligaciones del dueño de una
mina, mientras la autoridad no admita el abandono o si retira la declaración de abandono.
Presentado el escrito, se tiene por admitido el abandono, el ingeniero oficial hace reconocimiento
de la mina e informa sobre su estado, dejando su informe a disposición de los interesados. (El
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dueño de la mina no es responsable por estos gastos ni ninguna diligencia concerniente al
abandono)
Si el dueño de la mina no avisa el abandono, luego no tiene derecho a retirar las maquinas, útiles
y de mas objetos destinados a la explotación que puedan separarse sin perjuicio de la mina.
PUNTO 2.
TITULO VIII
De la explotación
I Servidumbres
Art. 146. – Verificada la concesión, los fundos superficiales y los inmediatos en su caso, quedan
sujetos a las servidumbres siguientes, previa indemnización:
1& La de ser ocupados en la extensión conveniente, con habitaciones, oficinas, depósitos, hornos
de fundición, máquinas de extracción, máquinas de beneficio para los productos de la mina, con
canchas, terreros y escoriales.
2& La ocupación del terreno para la apertura de vías de comunicación y transporte, sea por los
medios ordinarios, sea por tranvías, ferrocarriles, canales u otros, hasta arribar a las estaciones,
embarcaderos, depósitos, caminos públicos o particulares más próximos o más convenientes, y a
los abrevaderos, aguadas y pastos.
3& El uso de las aguas naturales para las necesidades de la explotación, para la bebida de las
personas y animales ocupadas en la faena y para el movimiento y servicio de las máquinas.
Este derecho comprende el de practicar los trabajos necesarios para la provisión y conducción de
las aguas.
Las servidumbres son derechos reales que gravan el inmueble superficial aunque éste pase a
poder de terceros. Establecidas por contrato o por resolución de la autoridad, deben inscribirse en
el registro inmobiliario, con relación al inmueble afectado y también en el registro de servidumbres
de la autoridad minera. El gravamen se extingue al declararse la vacancia o caducidad de la
concesión o el permiso a cuyo favor fue establecido.
Las mencionadas en los dos primeros incisos del artículo 146 son servidumbres de uso u
ocupación del sucio y las de los dos incisos finales contemplan el aprovechamiento de otros
bienes de la superficie.
SERVIDUMBRES RECIPROCAS.INDEMNIZACIÓN
Art. 149. – Los dueños de minas están recíprocamente obligados a permitir los trabajos, obras y
servicios que sean útiles o necesarios a la explotación, como desagües, ventilación, pasaje y
otros igualmente convenientes, siempre que no perjudiquen su propia explotación.
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Art. 152. – Las servidumbres se constituyen, previa indemnización del valor de las piezas de
terreno ocupadas y de los perjuicios consiguientes a la ocupación.
Art. 153. – Cuando los trabajos que han de emprenderse, sean urgentes; o cuando se trate de la
continuación de otros ya entablados, cuya paralización cause perjuicio; o cuando hayan
transcurrido QUINCE (15) días desde el siguiente al aviso del concesionario o a la reclamación
del propietario, o cuando los perjuicios no se han producido, o no puede fijarse fácilmente el valor
de la indemnización, podrá aquél pedir la constitución previa de la servidumbre, otorgando fianza
suficiente.
Art. 151. – Las servidumbres referentes a los fundos extraños, tendrán lugar cuando no puedan
constituirse dentro de la concesión.
Si el terreno que ha de ocuparse estuviese franco, podrá pedirse ampliación con arreglo a lo
dispuesto en el parágrafo primero del Título VII.
El titular de una mina o de un derecho exploratorio puede establecer sobre los fundos
superficiales cualquiera de las servidumbres mencionadas en el artículo 146 sin necesidad de
permiso previo de la autoridad ni demostración de que la obra es útil o conveniente. El propietario
del suelo sólo puede exigir que se abonen previamente las indemnizaciones o se afiance su pago.
Sobre fundos extraños, es decir, fuera del perímetro de la concesión, la constitución de la
servidumbre requiere el permiso de la autoridad minera, que lo otorgará previa demostración de
que no puede constituirse sobre los fundos superficiales y que la obra es útil a la concesión.
Fuera del perímetro de ésta, la utilidad pública no se presume y debe probarse.
Art. 156. – La concesión de una mina comprende el derecho el derecho de exigir la venta del
terreno correspondiente.
La concesión de una mina involucra el derecho de exigir la venta del suelo, dispone el artículo
156. La falta de acuerdo con su dueño, autoriza al concesionario a recurrir a la expropiación por la
vía judicial. El derecho a exigir la venta puede ser invocado por el titular de una concesión minera
de explotación, pero no por el titular de derechos exploratorios, ya que las necesidades
transitorias de estos trabajos pueden ser satisfechas plenamente con el gravamen de las
servidumbres. El derecho del expropiante, por otra parte, se limita al ámbito de la concesión y no
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puede extenderse a los terrenos vecinos o próximos, sobre los cuales sólo cabe constituir
servidumbres
PUNTO 3.
Art. 161. – El propietario de una mina es responsable de los perjuicios causados a terceros, tanto
por los trabajos superficiales como por los subterráneos, aunque estos perjuicios provengan de
accidentes o casos fortuitos.
La responsabilidad civil en minería existe por el solo hecho del daño, independientemente de que
el autor haya obrado con culpa, negligencia, impericia, imprudencia o mediante actos dolosos o
contrarios a la policía y a los reglamentos. Aunque los perjuicios provengan de accidentes o
casos fortuitos que reconozcan su causa en los trabajos mineros, el titular de la concesión es
también civilmente responsable y debe repararlos. La responsabilidad civil en minería tiene, por lo
tanto, carácter objetivo: el perjudicado sólo debe demostrar la relación de causalidad entre el
hecho y el daño producido. Este principio es de carácter general y se aplica no sólo a los trabajos
de explotación sino también a los que derivan de cualquier derecho exploratorio. Puede salvarse
la responsabilidad, no obstante, porcuna convención entre el propietario y el minero. Sin
embargo, esta convención no podría eximir al minero de la responsabilidad derivada de la
violación de la ley, porque ello implicaría la dispensa anticipada del propio dolo.
LIMITACIONES
1 Cuando los trabajos perjudicados han sido emprendidos después de la concesión sobre lugares
explotados, o en actual explotación, o en dirección de los trabajos en actividad, o sobre el
criadero manifestado o reconocido.
2 Cuando, después de la concesión se emprenda cualquier trabajo sin previo aviso a la autoridad
ni citación del dueño de la mina.
4 Cuando el peligro para las obras o trabajos que se emprendan, existía antes o era consiguiente
a la nueva explotación.
La concesión de una mina o de un derecho exploratorio no priva al propietario del terreno del
derecho de ocuparlo y aprovecharlo para sus usos ordinarios, con las solas limitaciones que
crean las servidumbres. Para ejercer este derecho y no comprometer su responsabilidad ante el
minero por los eventuales perjuicios que ocasione el uso del suelo, la ley exige que el propietario
defina la posición actual de sus trabajos antes de emprender otros nuevos y ponga estas
circunstancias en conocimiento del titular de la concesión. La posición actual de su ocupación y el
aviso que debe cursar al minero, por intermedio de la autoridad, en cada caso que esa situación
se modifique, sirven para establecer el punto de partida de la responsabilidad en las futuras
relaciones entre el propietario y el titular de la concesión.
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INDEMNIZACIONES DEBIDAS AL DUEÑO DEL SUELO.
Art. 163. – Se debe indemnización al propietario que deja de trabajar por alguna de las causas
indicadas en el artículo precedente.
Cuando las obras de cuya construcción se trata son necesarias o verdaderamente útiles; el
terreno adecuado para esas obras, y no es posible establecerlas en otro punto.
O por el pago de la diferencia de precio entre el terreno tal cual se encuentra y el terreno
considerado como inadecuado para las obras que deben emprenderse, prescindiendo de los
beneficios que esas obras pudieran producir.
O por el pago del terreno designado según tasación, el que en este caso pasará al dominio del
concesionario.
Art. 165. – El dueño del suelo debe indemnización al dueño de la mina por los perjuicios
causados a la explotación con trabajos en obras posteriores a la concesión, en los mismos casos
en que según el Artículo 162, no tiene el propietario derecho a cobrarlos.
Las indemnizaciones en este caso se reducen al pago de los objetos inutilizados y al de las
reparaciones o fortificaciones que sean necesarias para la completa habilitación de la mina.
El propietario del suelo que emprende o continúa trabajos con posterioridad a la concesión de la
mina, en los lugares en inminente peligro de daño, o en las desfavorables condiciones señaladas
en el artículo 162, incurre en falta y se hace responsable de los perjuicios que esos trabajos
ocasionen a la explotación. Las indemnizaciones se reducen en este caso al daño emergente, lo
que no parece justo ya que se presume que el propietario procede con plena conciencia de las
consecuencias dañosas de sus actos.
Art. 251. – Los responsables comprendidos en el articulo 248 deberán presentar ante la autoridad
de aplicación, y antes del inicio de cualquier actividad especificada en el Artículo 249, un Informe
de Impacto Ambiental.
Resulta obligatorio para todos los responsables de las actividades comprendidas en el artículo
249 la presentación, ante la autoridad de aplicación, antes del comienzo de las operaciones, de
un Informe de Impacto Ambiental, para el análisis y aprobación de esa autoridad. La aprobación,
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incluso, es necesaria para las actividades de prospección y exploración, aunque en éstas el daño
ambiental no se presente o resulte de poca entidad.
Art. 252. – La autoridad de aplicación evaluará el informe de impacto Ambiental, y se pronunciará
por la aprobación mediante una Declaración de Impacto Ambiental para cada una de las etapas
del proyecto o de implementación efectiva.
Art. 253. – El Informe de Impacto Ambiental para la etapa de prospección deberá contener el tipo
de acciones a desarrollar y el eventual riesgo de impacto ambiental que las mismas pudieran
acarrear.
Para la etapa de exploración el citado Informe deberá contener una descripción de los métodos a
emplear y las medidas de protección ambiental que resultaren necesarias.
En las etapas mencionadas precedentemente será necesaria la previa aprobación del Informe por
parte de la autoridad de aplicación para el inicio de las actividades, sin perjuicio de las
responsabilidades previstas en el Artículo 248 por los daños que se pudieran ocasionar.
En la etapa de prospección el informe a desarrollar, como los riesgos de daños sin mínimos,
deberá contener una descripción de las acciones a cumplir y de los riesgos que pueden generar y
de las medidas de prevención y mitigación de los impactos ambientales y del manejo de residuos.
Para la etapa de exploración, tos riesgos pueden ser mayores, pero ello dependerá de los
métodos de trabajo a utilizar y tipo de yacimiento, en función de los cuales se describirán las
medidas de protección aplicables. El informe, en este caso, deberá ser más amplio y explicativo,
describiendo el ambiente, las tareas a desarrollar, afectación del suelo, personal ocupado,
impactos ambientales y medidas de protección contempladas.
Art. 255. – Si mediante decisión fundada se estimare insuficiente el contenido del Informe de
Impacto Ambiental, el responsable podrá efectuar una nueva presentación dentro de un plazo de
TREINTA (30) días hábiles de notificado.
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Se requiere una decisión fundada, para evitar el riesgo de un rechazo arbitrario. El segundo
informe requerirá necesariamente un pronunciamiento de la autoridad, aprobándolo o
rechazándolo. En este último caso, el interesado tendrá derecho a presentar un nuevo Informe, o
de recurrir contra la decisión adoptada. El recurso es también admisible contra la decisión que
rechaza el primer Informe, ya que afecta el debido proceso.
Art. 256. – La declaración de Impacto Ambiental será actualizada máximo en forma bianual,
debiéndose presentar un informe conteniendo los resultados de las acciones de protección
ambiental ejecutadas, así como de los hechos nuevos que se hubieren producido.
c) Las eventuales modificaciones sobre suelo, agua, atmósfera, flora y fauna, relieve y ámbito
sociocultural.
e) Métodos utilizados.
Art. 263. – Sin perjuicio de las sanciones administrativas y penales que establezcan las normas
vigentes, todo el que causare daño actual o residual al patrimonio ambiental, estará obligado a
mitigarlo, rehabilitarlo, restaurarlo o recomponerlo, según correspondiere.
CESE DE ACTIVIDADES - Cierre Si bien muchas de las tareas de cierre comienzan a llevarse
adelante durante la etapa de explotación de la mina (cierres progresivos, programas sociales,
etc.), al cesar las tareas de explotación se inicia propiamente la etapa de cierre de la mina. En
ésta se implementan las acciones previstas en el plan de cierre previamente elaborado y
aprobado por la autoridad correspondiente. Estas acciones tienen como objetivo abordar los
impactos ambientales y sociales que permanecen una vez finalizada la etapa de explotación de la
mina. Si bien muchas de las tareas de cierre comienzan a llevarse adelante durante la etapa de
explotación de la mina (cierres progresivos, programas sociales, etc.), al cesar las tareas de
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explotación se inicia propiamente la etapa de cierre de la mina. Además del cierre por
agotamiento del recurso, puede ocurrir un cierre temporal o definitivo de una operación por
diversos motivos (operativos, financieros, etc.) (5). Sea cual fuere el motivo del cierre, éste se
debe llevar adelante de forma ordenada en lugar del abandono del sitio minado, promoviendo un
planeamiento o diseño progresivo que garantice la seguridad pública, dejando el terreno en
condiciones ambientales aceptables para usos posteriores (6) y dando respuesta a todos los
grupos de interés externos e internos.
El cierre de minas es el conjunto de actividades a ser implementadas a lo largo del ciclo de vida
de la mina con el fin de cumplir con los objetivos ambientales y sociales específicos que deberán
ser alcanzados después de la etapa de explotación (7). Se debe asegurar el cumplimiento de la
normativa que regula la actividad minera, en particular la existente en torno al cierre de la mina,
como así también el cumplimiento de todos los compromisos voluntarios que hubieran sido
asumidos por las empresas. Desde el punto de vista ambiental, el objetivo principal del cierre es
lograr que, una vez finalizadas las operaciones mineras, las áreas afectadas por el proyecto sean
compatibles con un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo. Para lograr este objetivo,
el plan de cierre debería (8): • Promover la seguridad física del sitio para evitar riesgo a personas
y animales; • Promover la estabilidad física o la sostenibilidad física del sitio de la mina en el
postcierre, esta última en compatibilidad con el uso post-minero previsto; • Promover la
estabilidad química del sitio de la mina, mediante la prevención de efectos adversos en la calidad
ambiental local derivados de temas como drenaje ácido de roca y lixiviación de metales, entre
otras; • Promover la estabilidad ecológica, asegurando que el ecosistema post-cierre sea estable
o se desarrolle siguiendo una trayectoria deseada, compatible con el uso post-minero planificado
para el sitio de la mina; • Controlar el riesgo a un nivel aceptable, en todas las áreas (seguridad,
ambiental, financiero, de cumplimiento legal, social); • Minimizar o eliminar la necesidad de
cuidado y mantenimiento post-cierre de largo plazo.
Por su parte, desde una perspectiva social, el plan de cierre debe abordar los desafíos asociados
con la transición socioeconómica de su entorno social hacia el escenario post -cierre. Se espera
que con el cierre de la mina las poblaciones de su área de influencia se encuentren en
condiciones para lograr sus objetivos de desarrollo con posterioridad al cierre. Para ello, en la
planificación de la gestión social para el cierre de minas, se debe considerar: • Gestionar los
riesgos e impactos sociodemográficos, económicos y culturales que pudieran surgir como
consecuencia del cierre de la mina; • Atender a las preocupaciones de los grupos de interés, en
particular a las de la población local; • Aprovechar las oportunidades de desarrollo que surjan en
el marco del cierre de la mina para sentar un legado beneficioso y duradero para la población.
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- TIPOS DE PLANES DE CIERRE El plan de cierre constituye un documento en el que se
plasma el proceso de planificación, así como también los compromisos sociales y ambientales
asumidos por la empresa. Existe gran consenso en que antes del inicio de la construcción es
recomendable tener un plan de cierre conceptual que identifique los objetivos clave que guiarán
su diseño y desarrollo. Dicho plan requiere actualizaciones periódicas conforme el proyecto
avanza y se dispone de mayor volumen de información, a fin de obtener un plan que se va
detallando en forma progresiva. Se considera una buena práctica incrementar el nivel de detalle
en las primeras etapas de la operación.
En primer lugar, se debe comenzar con una recopilación y evaluación de datos ambientales y
sociales preexistentes y el desarrollo de una línea de base socio-ambiental precisa que permitan
comprender la dinámica ambiental y social de la región. En segundo lugar, debe continuarse con
la identificación y caracterización de los materiales residuales que se irán generando en el
proceso de minado, estableciendo sus niveles de exposición y analizando su disposición final. Es
importante que la caracterización comience en las fases exploratorias y se extienda durante la
fase operativa. Entre los aspectos a considerar pueden citarse (4). • Caracterización física y
química de residuos mineros (estériles y colas, principalmente); • Disposición final de residuos de
minas en superficies terrestres construidas; • Análisis de potencial de generación de drenaje
ácido; • Manejo de relaves o colas; • Manejo de agua; • Aspectos radiológicos, si los hubiere. En
tercer lugar, y una vez discriminados los componentes residuales del proyecto, podrá procederse
a la gestión de riesgos, implementándose un proceso estructurado de identificación, análisis y
evaluación de riesgos. En cuarto y último lugar, el proceso de planificación concluye con la
definición de los objetivos del cierre con dos niveles de especificidad, que conforman la base para
la evaluación de las opciones de cierre propuestas: • Los objetivos de cierre generales, que se
encuadran en una serie de principios básicos; • Los objetivos de cierre particulares, que se
refieren a acciones a adoptarse con relación a (i) las estructuras del área y (ii) el conjunto de
grupos de interés internos y externos. Estos surgirán del análisis de criterios de finalización para
cada emprendimiento minero y deberían ser lo más específicos posibles para brindar información
clara a los diferentes actores involucrados. Los criterios de cierre podrán configurarse siguiendo
líneas directrices que sean acordes a los objetivos planteados (4). Es recomendable plantear
objetivos intermedios para cada objetivo específico con la intención de monitorear el desarrollo
efectivo del plan de cierre. El establecimiento y posterior redefinición de objetivos de cierre a lo
largo de la vida de la mina debería ser un proceso integrado y multidisciplinario, que involucre a
todas las partes interesadas. La participación y alineamiento de los diferentes actores tanto
internos como externos llevará a mejores resultados Los resultados de la planificación son
registrados en el plan de cierre, documento en el cual se vuelcan los objetivos y medidas a
implementar. Es importante aclarar que los contenidos del plan de cierre conceptual y el detallado
serán los mismos, difiriendo el grado de desarrollo o detalle de la información incluida y en las
actualizaciones derivadas de los eventuales cambios en el proyecto a lo largo de los años (que
cuenten con previa aprobación por parte de la autoridad que corresponda).
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Es conveniente que el plan de cierre sea lo suficientemente flexible como para permitir hacer
frente a la ocurrencia de algún evento inesperado que provoque un eventual cierre temporario o
anticipado de la mina, de manera tal que la empresa pueda sobrellevar un cierre prematuro sin
consecuencias ambientales y sociales negativas.
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PUNTO 4.
GRUPO MINERO
Art. 138. – Los dueños de DOS (2) o más minas contiguas pueden constituir con ellas una sola
propiedad con una sola explotación.
Que las pertenencias estén unidas en toda la extensión de uno de sus lados, formando un solo
cuerpo, sin que entre ellos quede ningún espacio vacante.
La ley otorga, por cada criadero, un número determinado de pertenencias que varía según la
clase de descubrimiento, la categoría de las sustancias y la forma de su solicitud individual o en
compañía y, en este último caso, según el número de componentes. La cantidad de pertenencias
correspondientes a una concesión no puede ser excedida ni siquiera con el pretexto de que la
extensión del yacimiento posibilita un mayor número de unidades de trabajo. Pero si
individualmente ese número no puede ser superado, nada obsta a que cada concesión se reúna
con otra de la zona y se consolide en una concesión de mayor extensión, que se denomina grupo
minero.
La reunión de varias concesiones en una sola propiedad, hace posible ampararlas con un solo
plan de trabajo e inversión, a través de una concepción económica unitaria. Con ello se evita
distraer recursos y esfuerzos en planes individuales, correspondientes a cada una de las minas,
concentrándolos en un plan único que, sin duda, aportará mayores ventajas y economía a las
labores. El grupo se caracteriza no por la contigüidad material, sino por la unidad económica y
funcional. No basta el convenio de partes para dejar constituido un grupo. Este acuerdo debe ser
analizado por la autoridad, que se reserva la facultad de rechazarlo y denegar la concesión si el
agrupamiento no aporta reales ventajas técnicas y económicas a la explotación.
Art. 140. – Los dueños de las pertenencias con que debe formarse el grupo, ocurrirán para su
concesión a la autoridad por medio de un pedimento.
El pedimento contendrá:
2- Un plano del grupo en el que se manifieste la situación relativa, la extensión y forma de las
minas concurrentes, sus nombres, el de sus dueños, el que ha de llevar la nueva propiedad y el
de las minas colindantes.
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4- La declaración del gravamen que afecta a cada pertenencia y el nombre de las personas a
cuyo favor esté constituido.
5- El acuerdo celebrado entre los acreedores sobre la manera cómo deben pasar esos
gravámenes al grupo; y en su defecto, la propuesta de bases para un arreglo.
COMPAÑÍA DE MINAS
Art. 286. – Hay compañía cuando DOS (2) o más personas trabajan en común una o más minas,
con arreglo a las prescripciones de este Código.
Uno de los principios del derecho minero nacional es la no aceptación del condominio en materia
de minas. Cuando dos o más personas registran en común una mina o adquieren parte en mina
registrada, dejan constituida entre sí una compañía de minas y no un condominio o comunidad
minera.
¿Por qué razón la ley no acepta, en ningún caso, el condominio e impone siempre la sociedad o
compañía en materia de minas, haciendo excepción a los principios del derecho común? Porque
los condominios no permiten fundar la idea de una explotación permanente, ni siquiera de una
administración aceptable en materia de minas. Los condominios o comunidades de cosas están
llamados a dividirse a petición de cualquiera de los condóminos disconformes con las decisiones
de la mayoría. Las compañías o sociedades, en cambio, no ofrecen este inconveniente; la
administración societaria dispone siempre de los mecanismos que, en mayor o menor grado,
facilitan su gestión; existe pactado el capital y la obligación de los socios de contribuir a sus
expensas, no pudiendo usar el derecho de pedir la división para eludir este compromiso; se
asegura a los socios contra la pretensión de introducir personas extrañas, siempre factible en los
condominios y causa de perturbaciones en la administración de los negocios.
Entre las formas especiales de constitución de las sociedades o compañías, aceptadas por la ley
minera, la más simple y tal vez la más frecuente, es el pedimento de una mina formulado en
común por dos o más personas. Este acto informal, que para el derecho civil importa la
constitución de una comunidad de bienes o condominio, para el Código de Minería, que rechaza
los condominios mineros, es suficientemente idóneo para dejar constituida entre los presentantes
una sociedad o compañía del ramo, sea que se trate de la denuncia de un descubrimiento o de la
petición de una mina vacante. La sociedad, en este caso, es impuesta por la ley, que suple la
intención de las partes. En efecto, el pedimento presentado en común señala la affectio soctetatis,
la voluntad de asociarse. En el pedimento, además, se fija la participación de cada socio, el
nombre de la sociedad que será el que debe llevar la mina y su domicilio social.
las sociedades legales de minas, creadas ministerio legis, que son las de los incs. 1 y 2 del
artículo
y las sociedades contractuales de minas, que surgen del inc. 3
i. Civil
ii. colectiva, ya que los socios responden personalmente de las obligaciones de la sociedad en
proporción a su parte en la mina;
iii. es de personas, ya que el factor determinante de su formalización es la condición personal de los
socios y no el capital;
iv. es de duración ilimitada, aunque rescindible, ya que se supone teóricamente concertada hasta el
fin de la explotación;
v. se constituye por mina, salvo que el título de adjudicación sea común a varias concesiones, lo
permita la distribución de partes y no se oponga a las disposiciones de orden público de la ley;
vi. finalmente es, persona de derecho, ya que tiene patrimonio y órganos de administración propios.
1 Por el hecho de haberse reunido en una sola persona todas las partes de la mina.
Art287. Todo negocio concerniente a una compañía se tratará y resolverá en juntas, por mayoría
de votos. Para formar junta, bastará la asistencia de la mitad de los socios presentes con derecho
a votar; previa la citación de todos, aun de los que no tengan voto. En la citación se expresará el
objeto de la reunión y el día y hora en que debe celebrarse.
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A falta de un contrato especial de compañía, la ley ha establecido en los artículos 287 y ss., el
estatuto social supletorio de la voluntad de las partes, consignando las normas a que se sujetarán
las relaciones de los socios entre sí y con respecto a terceros. El órgano de deliberación de la
sociedad es la junta o asamblea de socios. La junta se integra con la totalidad de los socios sin
excepción, aun los que no tengan derecho a voto para no reunir, individualmente, el interés
correspondiente a una acción, conforme al artículo 288. Para poder deliberar y decidir, sin
embargo, es necesaria la presencia de la mitad de los socios con derecho a votar, que significa la
presencia de la mitad de los votos y no de las personas, ya que éstas pueden tener más de un
voto.
La junta debe reunirse en el domicilio de la sociedad. Esta condición es esencial para la validez
del acto y no puede ser alterada por decisión de la mayoría. El domicilio es uno de los elementos
que constituyen el cuasi-contrato societario. Pero la unanimidad de socios puede lijar otro
domicilio.
Art 288. Los socios con derecho a votar o sus representantes si fueren conocidos, serán
personalmente citados, si residieren en la provincia o territorio federal donde tenga su domicilio la
sociedad. De otro modo la citación se hará por medio de avisos publicados por la prensa con diez
días de anticipación cuando menos.
Art 289. La citación podrá hacerse a domicilio por medio de una convocatoria, o por órdenes
nominales. Al serles presentadas, firmarán los socios para constancia del hecho.
Art 291. Las convocatorias u órdenes nominales de citación se expedirán por el presidente de la
sociedad, cuando lo juzgue conveniente, o cuando cualquiera de los socios lo solicite. A falta del
presidente, por dos o más socios, o por el administrador si se le hubiere conferido esa facultad.
Sólo en el caso de negativa del presidente, los socios podrán verificar la citación.
Las reuniones de juntas para tratar y resolver los negocios sociales, no se suceden regularmente.
Era necesario determinar, por lo tanto, frente a la falta de estipulaciones contractuales, el
mecanismo legal que hiciera posible cada convocatoria en la oportunidad requerida. La
convocatoria puede ser solicitada por un socio y el presidente tiene el deber de expedir la orden
correspondiente. Sólo en caso de negativa de éste, o a falta de presidente, la citación podrá ser
realizada por dos o más socios.
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Art 293. Los socios sin excepción tienen derecho a concurrir a las sesiones y tomar parte en las
deliberaciones. Pero sólo podrán votar aquellos que tengan una o más acciones. Cada acción
representa un voto, ya pertenezca a una sola persona, ya a varias.
La acción es la cuota o fracción mínima o base en que se divide el patrimonio social. El número
de acciones no es fijo y la ley lo deja librado a la voluntad de los interesados. Puede, así, dividirse
el patrimonio en 10, 20, 100 o más acciones o partes de interés o cuotas. Esta división puede
surgir del pedimento o de un acto de junta posterior. Ta! disposición es de orden público y su
cumplimiento debe ser exigido por la autoridad. Cada acción representa un voto. La acción, a su
vez, puede ser partida entre varias personas, formando un condominio de acción. Cada una de
estas personas, por este solo hecho, pasa a formar parte de la sociedad y puede intervenir en las
juntas, pero carece de derecho a voto. Sólo la reunión de partes de acciones, en una acción
entera, otorga este derecho. La venta de parte de acciones es una cesión de crédito sobre un
inmueble y debe formalizarse en escritura pública. Requiere, además, la conformidad de los
demás socios, ya que de hecho implica incorporarlo a la sociedad en la calidad de socio que
puede tomar parte en las deliberaciones pero sin derecho a voto, conforme a las disposiciones de
los artículos 288, 293 y 296. Debe señalarse que este socio es distinto del asociado o cesionario
del socio
Art 294. Para constituir mayoría no se necesita atender al número de votantes, sino al número de
votos. Los correspondientes a un solo dueño no podrán formar por sí solos mayoría. Cuando
alcancen o pasen de la mitad de las acciones se considera empatada la votación.
Acción entera y voto, son términos equivalentes. Para votar se requiere tener acciones enteras,
reuniendo sus fracciones en una sola representación. La mayoría se establece por el número de
acciones enteras o votos. La palabra acción debe entenderse como cuota o parte o interés del
socio en la sociedad. Un socio no puede formar por sí solo mayoría.
Art 295. La autoridad decidirá los empates cualquiera que sea su causa, teniendo en
consideración lo más conforme a la ley y al interés de la comunidad.
Art 296. Ningún socio puede transmitir a otra persona eme no sea socio, el interés que tenga en
la sociedad, ni sustituirla en su lugar para que desempeñe las funciones que le tocaren en la
administración social, sin expreso consentimiento de todos los socios, so pena de nulidad del
contrato. Sin embargo, podrá asociarlo a su parte y aun cedérsela íntegra, sin que por tal hecho el
asociado se haga miembro de la sociedad.
Art 297. La administración de la compañía corresponde a todos los socios; pero pueden
nombrarse una o más personas elegidas entre los mismos. El nombramiento podrá recaer en
personas extrañas; pero se necesitará el concurso de dos tercios de votos, si dos o más socios se
opusieren. La duración, atribuciones, deberes, recompensas y duración de os administradores, se
determinarán en junta, si no se hubiesen estipulado en el contrato de compañía. Los
administradores no pueden contraer créditos, gravar las minas en todo ni en parte, vender los
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minerales o pastas, nombrar ni destituir los administradores de la faena, sin especial autorización.
En todo caso, los socios pueden impedir la venta de los minerales y pastas, pagando los gastos y
cuotas correspondientes.
Art 298. Los gastos y productos se distribuirán en proporción a las partes o acciones que cada
socio tenga en la mina, si otra cosa no se hubiese estipulado. Es nula la estipulación que prive a
algún socio de toda participación en los beneficios o productos.
Art 300. La distribución se hará en minerales, pastas o en dinero, según el acuerdo de los socios.
Cuando no hubiere acuerdo, la distribución se hará en dinero.
Art 301. Para la ejecución de los trabajos que exijan mayores gastos que los necesarios para el
amparo, o que excedan de las cuotas estipuladas, debe haber unanimidad de votos. Igual
unanimidad se requiere cuando se trate de reducir las cuotas designadas para la explotación
ordinaria de la mina. Bastará la mayoría para emplear los productos de la mina en las obras que
juzgare convenientes.
Art 302. La minoría podrá impedir, previa resolución de la autoridad, que se ocupen más de diez
operarios cuando no sean necesarios, o cuando sin aumentar su número, las obras puedan
oportuna y satisfactoriamente realizarse. La autoridad resolverá con el informe del director de los
trabajos de la mina y con el del ingeniero oficial, o con el de los peritos que las partes puedan
nombrar.
2. Cuando, a falta de estipulación o acuerdo, no se han entregado estas cuotas treinta días
después de haberse pedido.
3. Si habiéndose hecho los gastos sin pedir cuotas, o habiendo éstos excedido del valor de las
entregas, no se paga la parte correspondiente en el término de quince días.
Cuando se ha estipulado el pago de cuotas para cubrir los gastos, se atenderá a lo convenido. Y
si río existe estipulación se estará a lo dispuesto en los artículos 215, 217 y, eventualmente, a lo
que resulte de la aplicación del artículo 225, en cuanto al monto de las cuotas; y al procedimiento
fijado en el artículo para su requerimiento y para establecer el acto de inconcurrencia. Véase,
además, lo dispuesto en el artículo 306. Entre los actos de conservación de la mina deben
incluirse aquellos que hagan a su preservación jurídica. Los plazos que fija este artículo, deben
contarse en días corridos, ya que no son procesales. El administrador de la sociedad podrá
disponer de la parte de minerales, pastas o dinero correspondientes al inconcurrente, que baste
para cubrir los gastos y las cuotas que han debido anticiparse.(art 305)
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