¿Qué es lo justo?
Por: Anne Shirley - Cuthbert
D
esde el día que
nacemos, a las niñas se nos
dice que somos “menos”.
Menos valiosas que los
hombres, menos inteligente
y menos capaces que los
hombres.
Y, aparentemente, con
menos derechos sobre
nuestra autonomía corporal.
Ayer, en la Feria del
Condado de Island, ocurrió
un incidente en el que un
joven se aprovechó de su
pretendiente. Abusó de la
confianza que ella tenía en él
y la atrajo afuera para una
charla/cita privada. Luego
presionó más allá de los
estándares aceptables de
comportamiento y la tocó en
contra de su voluntad. No
solo fue inapropiado sino
que también fue indicativo
de la flagrante falta de
respeto que los hombres
tienen por sobre nuestro
sexo. Hizo caso omiso de su
voz cuando dijo "no". Él se
negó a escucharla. Ahora,
como consecuencia, esta
mujer no tiene recurso. No
puede hablar sobre su
agresor por temor a destruir
su reputación sin posibilidad
de reparación. Sin embargo,
¿no se merece ella justicia
por el acto de violencia
cometido contra su
persona? Ella no tendrá un
día en la corte, así que en
lugar de eso, estoy hablando
en estas páginas en su
nombre.
Le estoy dando la
importancia que se merece.
Cuando esas cosas les
suceden a las mujeres, son
consideradas insignificantes.
Si lo son, en contados casos,
tratados como ofensa, son
considerados delitos contra
el padre de la niña porque le
pertenece su cuerpo. Si la
mujer está casada son
delitos contra su esposo. Si
los cuerpos de las mujeres
pertenecen a sus padres
hasta el matrimonio y una
boda marca el traspaso de
esa pertenencia al novio,
entonces ¿Cuándo el cuerpo
de las mujeres les
pertenece?
Si se nos considera en
controlar nuestros cuerpos
¿Cómo vamos a controlar
nuestros destinos y nuestras
ideas? Déjame aclarar las
cosas aquí y ahora. Las
mujeres no son completas
por el hombre, están
completas desde el
momento que ingresan al
mundo.
Este hombre se comportó de
manera cruel y despreciable
y violó la confianza de esta
joven. Y, sin embargo, no
enfrentará consecuencias. A
los hombres se les permite
actuar con impunidad,
comportarse
imprudentemente y cumplir
todos sus caprichos y
deseos. Y se espera que las
mujeres lo soporten sin
quejarse, por temor a
arruinar nuestro honor y
nuestras perspectivas de
matrimonio. Cuando
hablamos o nos oponemos a
tal trato, somos marcadas
como histéricas, difíciles y
mal educadas.
Destaco este caso porque
ocurrió ayer en cada una de
nuestras comunidades, pero
realmente es solo uno de los
innumerables incidentes que
se cometen contra las
mujeres todos los días, en
todas partes del mundo
durante siglos. La total falta
de respeto a la AUTONOMÍA
DE LAS MUJERES SOBRE SU
CUERPO es un problema
sistémico, que esclaviza a
todo un sexo, y por lo tanto,
seguramente merece
nuestro tiempo y atención.
¿Por qué permitimos que las
mujeres sean tratadas así?
Las mujeres importan por sí
mismas, no en relación con
los hombres. Se nos
confieren derechos solo en
asociación con los hombres,
como madres, esposas, hijas,
hermanas. ¿Por qué no se
nos asignan los mismos
derechos humanos que se
otorgan a los hombres al
nacer? Todos merecemos el
derecho a la autonomía
corporal ya ser tratados con
respeto y dignidad. Decir
'detente' y ser escuchado en
lugar de empujado,
ridiculizado y dicho que un
hombre sabe más sobre
nuestros derechos y deseos
básicos que nosotros.
“Las mujeres no son
completas por el hombre,
están completas desde el
momento que ingresan al
mundo.”
Los hombres necesitan
confiar en las mujeres:
cuando les decimos qué es
aceptable y qué no, deben
creernos. Si la sociedad
aceptara que las mujeres
sólo son dueñas de sus
cuerpos, entonces tal vez
podrían entender que
cuando una mujer habla, sus
palabras tienen peso. Ella no
necesita que sean
aprobados o transmitidos
por un hombre. Los hombres
no saben que es mejor para
nosotras y lo que es
apropiado. Y ya no se les
debe permitir que nos
culpen a nosotros, las
víctimas, cuando se portan
mal. ¿Por qué las mujeres
deben pagar el precio
cuando un hombre comete
un acto de crueldad? Somos
castigados dos veces: una en
la violencia que nos obligan
a soportar y otra en el
silencio que nos obligan a
guardar. No somos culpables
simplemente porque nos
encontramos en situaciones
en las que los hombres
tienen la oportunidad de
aprovecharse de nosotras. El
hecho es que las mujeres
pueden ser aprovechadas en
cualquier lugar, por
cualquier persona. Y siempre
es nuestra culpa
Esta falta de respeto
impregna todos los aspectos
de las experiencias de las
mujeres. También
merecemos la misma
oportunidad de vivir una
vida audaz. Cuando los niños
son atrevidos, son
anunciados como héroes.
Cuando las niñas hacen lo
mismo, somos tontas,
imprudentes, culpables.
¿Cuánto nos costaría si a
todos se nos permitiera
correr riesgos heroicos? Sin
estas REGLAS ESTÚPIDAS Y
ARCAICAS, ¡piensa en el
mundo revolucionario en el
que viviríamos!
Se nos dice que el lugar de la
mujer está en la casa. Pero,
¿y si nos negamos a aceptar
eso? Imagine qué nuevas
teorías, tecnologías e
inventos existirían si las
mujeres tuvieran el mismo
acceso a la educación que
los hombres. Si nuestras
ideas fueran tomadas tan en
serio como las de los
hombres. En lugar de
confinar a las mujeres. ¿Qué
pasa si les damos la
oportunidad de probarse a sí
mismos, como médicos,
abogados, profesores,
arquitectos y generales?
Estoy anunciando, aquí y
ahora, que me negaré a
cumplir con estas reglas
arcaicas.
No participaré en el statu
quo. Soy un objetor de
conciencia y pido, no, exijo,
que todos ustedes se unan a
mí para preguntar "¿Qué es
justo?". Propongo que
“equidad” signifique que
ambos géneros deben ser
tratados con el mismo nivel
de respeto y autonomía.
Nadie puede tocarnos sin
nuestro consentimiento.
Nadie puede decirnos cómo
vivir. Nadie puede decirnos
los límites de nuestros
corazones y mentes
Esta no es una condena
general de los hombres; en
cambio, es un llamado a la
acción. No son solo mis
compañeras las que deben
decidir qué es justo,
sabemos lo que merecemos.
Así que es hora de que los
hombres tomen una
posición. Los hombres
deben decidir si van a unirse
a nosotros en REBELIÓN,
como socios en la lucha por
la justicia y la igualdad. Aquí
hay sitio para ellos. De
hecho, los necesitamos. Si se
niegan a hacerlo, no
tendremos más remedio que
dejarlos atrás mientras
continuamos construyendo
un mundo mejor.
HOMBRES, LOS INVITO A
CONSIDERAR LAS
PALABRAS ESCRITAS AQUÍ -
A CONSIDERAR, DE UNA
VEZ POR TODAS, LO QUE ES
EQUITATIVO