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Antes del inicio de las hostilidades, el Ejército del Raj disponía de unos
ciento treinta mil soldados. Las tropas eran indias, y solo uno de cada diez
oficiales era autóctono; el resto de los mandos eran de origen europeo.
Con todo, en 1945 la proporción se había reducido a cuatro a uno en favor
de los indios.
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Pero, a medida que avanzaba la guerra, la composición de las unidades
fue cambiando y reflejó mejor la sociedad de India. Más allá de las
simpatías por los aliados y la amenaza de una invasión del Eje, la vida
militar fue una vía para escapar de la pobreza y del paro que azotaban
muchas zonas del país.
También hay que destacar que, entre los más de dos millones de personas
que respondieron a la llamada a las armas, hubo 11.500 mujeres.
Conformaban el Women’s Auxiliary Corps y realizaban tareas en la
retaguardia, como la gestión de centralitas telefónicas en bases navales y
aeródromos. Pese a representar una proporción mínima frente al número
de hombres que sirvieron, su presencia fue un factor revolucionario en
una sociedad tan tradicional como aquella.
Otro frente señalado fue en África oriental, donde las tropas acabaron con
la amenaza italiana, junto a otras unidades de la Commonwealth. A
finales de marzo de 1941, las fuerzas del Raj fueron desplegadas en
Oriente Medio y participaron en las invasiones de Siria e Irak. Londres
temía que estos dos territorios cayeran bajo influencia alemana y
amenazaran a India.
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El ejército olvidado
Por lo demás, miles de indios se incorporaron también a las tropas del Eje.
Alemania y Japón organizaron, respectivamente, la Legión India y el
Ejército Nacional Indio, cuyos contingentes fueron utilizados por Berlín y
Tokio para reforzar su propaganda contra Gran Bretaña. Sus reclutas
provenían de emigrantes en Europa y Asia, así como de soldados
capturados en África o Malasia.
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En total, unos ochenta y nueve mil indios perdieron la vida en los campos
de batalla de la Segunda Guerra Mundial sirviendo a ambos bandos. Los
civiles también pagaron un precio muy alto. La hambruna de Bengala de
1943 causó entre 1,5 y tres millones de muertos, como consecuencia de
una combinación de factores: la hiperinflación, la falta de alimentos
importados de Birmania (por la ocupación japonesa) y la prioridad de
enviar provisiones al frente.